Durante la celebración eucarística, el prelado realizó la entrega de medallas a dos hermanos emblemáticos de la Archicofradía y bendijo el columbario.
El obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, se desplazó a Lucena el viernes para presidir la santa misa en el Santuario de la Virgen de Araceli y declararlo oficialmente “Santuario Diocesano”.
Construido en el siglo XVII en la cima de la Sierra de Aras, se trata de un templo de gran importancia religiosa como lugar de peregrinación, de oración, devoción mariana y culto al que acuden numerosos fieles para pedir la intercesión de María Santísima de Araceli.
Tal y como recogen los Estatutos del Real Santuario Diocesano, tras esta declaración “se debe proporcionar con más abundancia a los fieles los medios de salvación, predicando cuidadosamente la Palabra de Dios, fomentando adecuadamente la vida litúrgica, sobre todo mediante la celebración de la Eucaristía y la penitencia, y practicando también formas aprobadas de piedad popular”.
Decreto del Obispo
En el documento de concesión de la declaración, que fue solicitada por la Obra Pía María Santísima de Araceli y la Real Archicofradía, el Obispo indicó que “con esta declaración de Santuario Diocesano no sólo reconozco que, dentro de la geografía diocesana, se trata de un importante lugar sagrado al que, por un motivo peculiar de piedad, acuden en peregrinación numerosos fieles, sino que manifiesto su idoneidad para que se convierta en lugar destacado de peregrinación para todos los fieles de la Diócesis”.
Entrega de medallas
Asimismo, durante la celebración, el prelado realizó la entrega de medallas de la Diócesis a dos hermanos emblemáticos de la Archicofradía, a la que ha sido durante 33 años camarera de la Virgen, Mª Dolores López, y a su colaborador más directo, José Luis Sánchez.
Igualmente, Mons. Demetrio Fernández bendijo el nuevo columbario del Santuario.