El pasado martes, 25 de febrero, 35 adultos, de la parroquia de San Bartolomé de Torredelcampo, recibieron el Sacramento de la Confirmación de manos del Obispo de Jaén, Don Amadeo Rodríguez Magro.
La Eucaristía, que comenzó pasadas las 19 horas, estuvo presidida por el Obispo y concelebrada por el párroco, D. Pedro José Martínez; el Vicario parroquial, D. Manuel Jesús Ceacero; y el Secretario particular del Obispo, D. Juan Pedro Moya.
Las lecturas fueron realizadas por una de las catequistas y el Evangelio fue proclamado por el párroco de la localidad.
Homilía
Don Amadeo comenzó su homilía recordando que “estamos celebrando un acontecimiento realmente especial para vosotros. Pero, también, se trata de un acontecimiento muy especial para la Iglesia, porque la Iglesia del Señor crece y se mantiene viva”. En este sentido apuntó que “aunque la Iglesia ha pasado, a lo largo de la historia, por todo tipo de dificultades, siempre hay algo que la hace renacer: la fe de los cristianos”. Y añadió: “La Iglesia vive y revive gracias a la fe y, precisamente, el que mueve la fe es el Espíritu Santo que hoy vais a recibir”.
El Obispo continuó insistiendo en la importancia de recibir este Sacramento. “El Espíritu Santo nos mueve a creer en Dios, en el amor de Dios y en Jesucristo, por eso recibir el Sacramento de la Confirmación es tan importante y tan necesario”. “Hoy vais a recibir a aquel que os va a ayudar a crecer, a afianzar y a fortalecer, en vuestro corazón y en vuestra vida, la fe del Señor”.
“Ojalá, cuando os encontréis con Jesucristo, a través de su palabra, en una imagen, en la Eucaristía, en el Sagrario, en vuestro corazón con la oración u os encontréis con Él en los pobres, con los que se identifica, sepáis reconocer que es el hijo de Dios, ese Dios que nunca nos abandona, que nunca nos falla y que siempre está con nosotros y para nosotros. Que así sea”, culminó el Prelado.
A continuación, tuvieron lugar los ritos propios de la Confirmación: la renovación de las promesas bautismales, la imposición de las manos y la crismación a cada uno de los confirmandos, que estuvieron acompañados por sus padrinos.
Asimismo, los confirmandos fueron los encargados de la oración de los fieles y las ofrendas.
Tras la felicitación del Obispo al párroco, a los catequistas, a los confirmandos y a toda la comunidad parroquial, la Eucaristía finalizó con una foto de familia.