La diócesis de Córdoba ofrece un cauce para la formación al matrimonio y la familia como es la Escuela diocesana de Novios.
La Iglesia se ofrece para acompañar a aquellas parejas que estén planificando su proyecto de vida cristiana en común y, para ello, propone un itinerario de formación en el amor que les ayude a tener una visión cristiana de la afectividad, del noviazgo y de la vida conyugal, con el que les ayudará a crecer personalmente y como parejas.
A través de diversas sesiones ofrecidas por sacerdotes, especialistas y matrimonios, esta iniciativa de la Delegación diocesana de Familia y Vida por la que ya han pasado más de sesenta parejas, brindará la oportunidad a los novios de conocer algunas claves para vivir en pareja con amor, respeto y fe
Siempre que hablamos de un camino de preparación al matrimonio fijamos nuestra mente en los cursillos prematrimoniales. Es la formación más común que se da en nuestras parroquias, pero ¿alguna vez nos hemos planteado vivir una etapa de formación y discernimiento durante el noviazgo? Pues bien, desde hace unos años, las parejas de novios que quieran que su relación madure en la fe cristiana, cuentan con la ayuda y el asesoramiento de un equipo impulsado por la Delegación diocesana de Familia y Vida que conforma la Escuela diocesana de Novios.
Fue en el 2014 cuando, por iniciativa del Obispo, Mons. Demetrio Fernández, comenzó a rodar este proyecto del que ya se han celebrado cinco ediciones y ha acogido a más de sesenta parejas de novios de la Diócesis.
“Son tres los objetivos que se propone y ofrece la escuela: ofrecer a los novios unos temas relacionados con la belleza del matrimonio y la familia cristiana, potenciar la comunicación en la relación de pareja y posibilitar una experiencia de fe y una mayor integración de los novios en la vida de la Iglesia”, explica Miguel Ángel Dalmau, como responsable de la misma. Y es que como bien indica, “es lógico que las parejas se preparen para el que, sin duda, es el proyecto existencial donde mayor implicación vamos a invertir, como es la vida matrimonial”.
“El amor tiene vocación de eternidad. ¿Quién se enamora pensando que tiene fecha de caducidad? Pero para disfrutar de tal regalo, el amor ha de ser cuidado, atendiendo a las demandas que su naturaleza exige. Por eso, como decía Unamuno: ¡es necesario que el amor vaya a la escuela!”, asegura Miguel Ángel.
Sin duda, el noviazgo es un tiempo de “gracia”, en el que la pareja tiene la oportunidad de crecer humana y cristianamente. La Escuela de Novios es precisamente esto. Un itinerario cristiano de formación y crecimiento en el amor como pareja, que quiere ir más allá del cursillo prematrimonial inmediato a la celebración de la boda. Pretende ser un acompañamiento a los jóvenes novios durante más tiempo que les ayude a conocerse mejor y a vivir cristianamente esta etapa decisiva en sus vidas. Una etapa, como señala la pareja formada por Álvaro y Carmen Lucía, para saber que “en nuestra relación somos tres, poniendo a Dios en nuestra vida de pareja”.
Ambos llegaron el pasado año a la Escuela por mediación de un familiar. “Fuimos en principio expectantes con lo que nos encontraríamos al no saber exactamente de qué nos hablarían o para qué nos serviría. Sin lugar a dudas, superó todas las expectativas iniciales”, aseguran.
Desde su experiencia, están convencidos que esta etapa les ayudó a conocerse mejor, a saber que hay que aprender a amar, las distintas fases del amor en la pareja, las claves para el día a día en la convivencia y a utilizar la fe para construir se relación. En definitiva, “nos ayudó a prepararnos sobre todo como pareja y novios cristianos”, explican.
Álvaro y Carmen Lucía no dudan en animar a otras parejas a que asistan a esta experiencia, pero sobre todo a vivirla con la pareja. Algo en lo que coincide otra de las parejas participantes en la Escuela de Novios, Gabriel y Patricia, quien decidieron inscribirse en la misma por invitación directa de su amigo y párroco en aquel momento de su localidad, Patricio Ruiz.
Gabriel y Patricia reconocen que al principio, ante la invitación de su sacerdote, tenían cierto recelo a ir a la Escuela, pues pensaban que era una especie de cursillo prematrimonial, algo que no estaba en sus planes puesto que su relación había comenzado hacía poco tiempo. A pesar de todo, se fiaron y se lanzaron a vivir lo que Patricio les había descrito como “una experiencia enriquecedora para su noviazgo”.
“La escuela ha sido un complemento muy importante en nuestro noviazgo y ha contribuido a afianzar los pilares fundamentales que toda pareja cristiana debe de tener y a lo que tenemos que aspirar. A veces, la gente que desde pequeños hemos estado cercanos a la parroquia, caemos en la tentación de pensar que ya lo sabemos todo y que no necesitamos que nadie venga a enseñarnos nada que no sepamos, lo cual no es cierto. Vivimos inmersos en una rutina en la que no cabe dedicar tiempo a reflexionar sobre cuestiones verdaderamente importantes para poder ser felices y aquí la escuela juega un papel fundamental; porque como allí se ha dicho en repetidas ocasiones, nos pasamos buena parte de nuestra vida formándonos para adquirir un perfil profesional que nos permita tener un trabajo digno para poder vivir, pero ¿cuánto dedicamos a preparar nuestro matrimonio? ¿Cuánta formación adquirimos para descubrir como amar cada día más la persona con la que queremos compartir toda nuestra vida?”, explican.
Resolver inquietudes
Gabriel y Patricia recuerdan que gracias a la escuela y las extraordinarias cualidades de sus ponentes, “hemos aprendido a poner a Dios, fuente de Amor, siempre en medio de nosotros y a su bendita Madre como mediadora; para lo cual nos han regalado algunos consejos como la oración conjunta ya desde el noviazgo y la infalible estrategia de que tome la iniciativa de pedir perdón aquel al que menos trabajo le cueste”.
Para todos, existen multitud de razones por las que se debe asistir a esta Escuela. Una de ellas es la alta calidad de los distintos ponentes que asisten, siendo cercanos y transmitiendo mensajes claros y útiles para el día a día de pareja. Otra razón es la gran utilidad de los mensajes que transmiten para fortalecer las relaciones sobre todo en las primeras etapas, aportando algunas claves para vivir en pareja con amor, respeto y fe. De este modo, la Escuela sirve para formarse en temas como la belleza de la complementariedad sexual, la comunicación verdadera que permite crecer a la pareja, la espiritualidad de pareja y espiritualidad conyugal, la celebración litúrgica del sacramento del matrimonio, familia cristiana e Iglesia o la resolución de conflictos, entre otros. Asuntos tratados por diferentes sacerdotes, especialistas y matrimonios que ofrecen su conocimiento y experiencia en nueve sesiones a lo largo del curso, llevadas a cabo en la sede del COF diocesano de la capital, en sesiones de un par de horas los terceros sábados de cada mes, en un ambiente cercano y distendido que facilita tanto la asimilación de los temas como la participación de los novios.
Para Gabriel y Patricia, tanto ha sido lo que la Escuela les ha ayudado, que no sólo asistieron un año, sino que la repitieron durante cuatro cursos y están dispuestos a continuar en la próxima edición para la que continúa abierto el plazo de inscripción. Simplemente, aquellas parejas que deseen asistir, tendrán que enviar un correo electrónico con sus datos personales y su teléfono a escuelanoviosdele@gmail.com.