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El día de la Sagrada Familia de Nazaret en Arriate

«Para nosotros es un día de alegría, de fiesta y de unidad, ya que recordamos y celebramos que Dios quiso nacer dentro de una familia para que tuviera alguien que lo cuidara, lo protegiera, lo ayudara y lo aceptara como era», explica el párroco de Arriate, Rafael Caro.

Dentro de la octava de la fiesta de Navidad, «nos llega otro día, otra fiesta importante, bonita, que da sentido a la familia cristiana: el día de la Sagrada Familia de Nazaret, que nos recuerda el deber de cuidar y respetar a la familia, escuela doméstica».

Y es que, especialmente este año, afirma Rafael Caro «desde la parroquia vamos a reflexionar sobre cuatro ideas que rodean a San José, la Virgen María y el Niño Jesús. La Sagrada Familia es la que se nos presenta como la primera escuela para las familias. Muy importante la labor de José y María en la educación de Jesús, como importantes son los padres actuales a la hora de educar a sus hijos en la fe, la oración, en los valores evangélicos. Por supuesto, hay que enseñar a los pequeños el respeto a todos, el deber de dar gracias, el servicio, la responsabilidad…».

Pero eso sí, «era una familia con sus problemas, porque la Sagrada Familia, al igual que las familias de hoy, seguro que tuvo que afrontar los problemas del día a día. A esto se le suma que José no es padre biológico de Jesús; María a ojos de su sociedad no es esposa plena; y un hijo que sobrepasa toda ley natural en su concepción. Pero es una familia que confía plenamente en Dios, en su voluntad. Por eso las familias de hoy pueden aprender a vivir en esa confianza en Dios teniendo como ejemplo a la Sagrada Familia».

Además, como recuerda el párroco de Arriate, debemos tener presente al pensar en la Sagrada familia que ellos ya fueron emigrantes al igual que otros muchos en nuestros días: «»Levántate, coge al Niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo» Mateo 2,13. De noche escondiéndose, disimulando, humillados y sobresaltados, José y María cogen al niño y huyen. Es la historia, triste historia, de muchas familias migrantes. Por eso la Sagrada Familia debe ser una llamada a la solidaridad y acogida de estas familias que huyen de la guerra, del hambre, que han de expatriarse». Y concluye al decir que, «al nacer Jesús en una familia, el Hijo de Dios ha santificado la familia humana. Santos».

Beatriz Lafuente

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