Este pasado 3 de mayo, el obispo nivariense presidió la Eucaristía del IV Domingo de Pascua, en la iglesia del Apóstol Santiago, en Los Realejos. Este Domingo del Buen Pastor coincidió este año con el día en honor a la Santa Cruz.
La celebración, a puerta cerrada y sin presencia de fieles, fue transmitida por los medios digitales de la diócesis, por Mírame TV y por Radio Realejos.
El prelado, al comienzo de la Misa, como viene realizando siempre en este tiempo de confinamiento, hizo presentes a todos los diocesanos en la celebración, especialmente a los ancianos y a los niños. Asimismo, pidió a Dios por los enfermos, por los que sufren la pandemia del coronavirus y por quienes están en primera línea luchando para esto cese.
Álvarez inició su homilía agradeciendo al ayuntamiento realejero por haber realizado las gestiones oportunas para llevar a todos los hogares la Eucaristía en este día tan importante para el municipio norteño. El obispo también quiso felicitar a todas las madres por su maternidad y por el testimonio de su amor.
Monseñor Álvarez recordó que el primer domingo de mes es el día dedicado a Cáritas. Por lo tanto, invitó a todos los diocesanos a ser generosos y colaborar con esta entidad realizando algún donativo por las dos vías que se han facilitado (mediante transferencia bancaria a la cuenta de Cáritas Diocesana de Tenerife ES67 2100 6623 7822 0006 8077 o a través del sistema BIZUM mediante el código 33616).
Haciendo referencia a la celebración de la Santa Cruz, el prelado indicó que nuestra provincia siempre ha encarado este día con gran veneración. En este sentido, hizo un recorrido por diversas ciudades en las que la cruz está presente especialmente. “La capital de la provincia; Santa Cruz de Tenerife. Luego, Santa Cruz de La Palma. Puerto de la Cruz. La Cruz Santa, aquí en Los Realejos. Cruz del Señor, Cruz de Piedra, Cruz del Carmen, Cruz Chica, Cruz de Tea… Y en mi ciudad natal, en la zona de las Breñas, con qué esplendor se celebra este día, adornando las cruces no solo con flores, sino con joyas. Un auténtico testimonio de amor a nuestro Señor Jesucristo. Sea cual sea el nombre que añadimos a la cruz, ésta es siempre la cruz de Cristo en la que el Señor entregó su vida por la salvación de todos. Por eso la honramos”.
En otro momento de su homilía, el obispo recordó que el IV Domingo de Pascua también lo conocemos como el domingo del Buen Pastor. “Cristo es el buen pastor que da la vida por sus ovejas. No las explota, sino que las lleva a buenos pastos. No nos olvidemos de que el amor de Dios se ha manifestado cuando nosotros éramos sus enemigos. Cuando éramos todavía pecadores. De una manera gratuita, Dios salió al encuentro del hombre. Es el buen pastor que ha venido a buscar a las ovejas perdidas. No nos ha abandonado a nuestra suerte”.
“La cruz es para nosotros la señal para el cristiano”, -continuó apuntando Álvarez-. “Esta señal nos recuerda a Jesucristo, nuestro salvador y nuestro redentor”.
Al final de su homilía, el obispo hizo referencia a que a partir del 11 de mayo, si el proceso de desescalada sigue su curso normal, se podrá volver a celebrar la Eucaristía bajo estrictas medidas de protección. En este sentido, invitó a todos los cristianos a rezar con el salmo 41 para cultivar el deseo de encontrarnos con Cristo. “Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío”.
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