La cruz fue acogida en una Eucaristía en la parroquia del Carmen, en el malagueño barrio del Perchel, y tras recorrer diversos puntos de Málaga y Melilla, fue despedida en la Misa en la iglesia de Cristo Rey, presidida por el Obispo de Málaga y donde participaron numerosas personas migrantes.
«Esta cruz, rayada, acribillada, con tres clavos elevados, no ha perdido completamente el azul-verde del cielo y del mar y el marrón de la tierra; de ahí la historia del mundo, la historia de los náufragos y su osadía, la emoción de navegar en el mar abierto, el estremecimiento de nuevas esperanzas, … la muerte». Con estas palabras, la embajadora de la Cruz de Lampedusa, Graziella Cuccu, preparó la llegada de la cruz, que ha recorrido distintos puntos de la diócesis.
ENTREGA
La entrega de la cruz tuvo lugar el domingo 22 de diciembre en una Misa solemne celebrada en la Catedral de Jaén, por el obispo, D. Amadeo Rodríguez. En su homilía resaltó la necesidad de ver esta cruz como llamada a la solidaridad, y ver el rostro «de Cristo en el rostro de los hermanos empobrecidos». La cruz fue recibida por el claretiano José Antonio Benítez y los seglares colaboradores de la delegación de Migraciones, Antonio J. Sánchez Reina y Carmela Soto, que la trasladaron hasta Málaga.
DíA 1, 22 de diciembre
En Málaga la cruz fue recibida en la parroquia del Carmen a las 20.00 horas, hora en que fue introducida en el templo en procesión, portada por jóvenes y con la única iluminación de las velas. En ese momento comenzó la Eucaristía de acogida, una celebración presidida por el párroco, José Manuel Casielles, y concelebrada por el vicario de la Acción Sociocaritativa, Gabriel Leal, la comunidad de claretianos y algunos sacerdotes del arciprestazgo. Muchos fieles se acercaron a compartir este momento, venerando la cruz que lleva recorridos tantos kilómetros por todo el mundo y recogiendo en sí todo el dolor de la humanidad. José A. Benítez afirma: «esta es una Cruz que quiere remover conciencias ante el drama de la inmigración. Y una Cruz que es, sobre todo, una invitación a rezar por los migrantes y por un mundo mejor». En su homilía, Benítez recordó las palabras del papa Francisco en su visita a Lampedusa, en 2013. «»¿Dónde está tu hermano? La voz de su sangre grita hasta mí, dice Dios. Ésta no es una pregunta dirigida a otros. Es una pregunta dirigida a mí, a ti, a cada uno de nosotros”. Que la visita de la Cruz sirva para sensibilizarnos sobre el dolor y sufrimiento de los hermanos».
DíA 2, 23 de diciembre
La tarde del lunes 23 de diciembre, la parroquia del Carmen acoge a las 19.30 horas una vigilia de oración con la cruz. En ella participan numerosos fieles, que en sus propias palabras «hemos querido unirnos en oración a nuestros hermanos que han tenido que sufrir la crueldad del tránsito, abandonando tierra y familia en busca de un futuro mejor. Lo hemos hecho con la ayuda de las palabras del papa Francisco y papeles en los que estaban escritos nombres reales de víctimas de naufragios, rezando por ellos». Para concluir esta vigilia, los participantes han escrito en el reverso de los papeles con los nombres, una oración por esa persona y una acción que poder aplicar en la vida diaria de cada uno. Las peticiones se han depositado junto al salvavidas, «porque nosotros podemos ser salvavidas de estas personas. Para no olvidarnos de ellos, hemos simbolizado en un trozo de tela ese salvavidas que todos estamos llamados a ser».
DíA 3, 24 de diciembre
La Cruz recibe la visita de cientos de fieles, que la veneran y celebran junto a ella la Liturgia especial del día previo a Navidad, especialmente la Misa del Gallo, a las doce de la noche, presidida por el párroco y concelebrada por la comunidad claretiana. «Tener aquí esta cruz es un regalo en estas fechas», afirmó José Manuel Casielles.
DíA 4, 25 de diciembre
Es el último día de la Cruz en la parroquia del Carmen. El día de Navidad, la celebración del nacimiento junto a este símbolo del dolor del mundo adquiere un nuevo significado. Es común ver a personas acercarse a ella, posar sus manos en sus tablas, rezar en silencio unos minutos, hacer una reverencia o encender una vela que dejar a sus pies.
DíA 5, 26 de diciembre
La Cruz de Lampedusa emprende a las 12.00 horas su camino en dirección al puerto desde la parroquia del Carmen, para iniciar su viaje a Melilla en barco. El seglar Antonio Sánchez, que acompaña este viaje, afirma que «es emotivo pensar que la maderas de una cruz que salieron un día de áfrica, regresan hoy allí». La cruz ha llegado a la parroquia del Sagrado Corazón de la ciudad autónoma, donde ha entrado en procesión para ser posada a los pies del altar, rodeada de velas, para presidir la vigilia de oración organizada por la Vicaría de Melilla, que ha dado comienzo a las 21.00 horas. Se ha leído el evangelio del Buen Samaritano, así como textos del papa Francisco, todo acompañado de cantos. En esta vigilia, además de un gran número de fieles, han participado José Luis Pinilla, director del Secretariado de Migraciones de la CEE; Rafael Vázquez, delegado de Ecumenismo de la Diócesis; el vicario de Melilla, Eduardo Resa; Ramón Muñoz, delegado de Migraciones de la Diócesis de Málaga; el diácono Fernando Moreno y el sacerdote claretiano Juan Antonio Benitez. Al terminar, se ha invitado a los presentes a acercarse a la cruz y hacer un gesto ante ella a modo de oración, perdón o acogida. «Ha sido un momento muy emotivo -afirma Sánchez, portador de la cruz -observar cómo las distintas personas han ido venerando la cruz».
DíA 6, 27 de diciembre
La Cruz de Lampedusa tiene este día su cita más importante en Melilla: a las 11.30 horas, la oración interreligiosa en el Dique Sur, junto a la valla. Los propios migrantes la han portado hacia su destino. «Hemos querido partir desde el corazón de la migración en Melilla», afirma uno de los miembros de la delegación desplazada hasta allí desde la Diócesis de Málaga. En el perímetro de la valla, llevando la cruz a hombros, los «crucificados de hoy» han hecho visible el rostro de Cristo. «Ellos son los que sufren los clavos de Jesús, que vemos reflejados en esa cruz hecha con tablas de Lampedusa. Esas maderas regresan a sus manos, a las mismas que las hicieron, manos negras, encallecidas, sufrientes, pero cargadas de esperanza. Nosotros, tenemos que ser manos acogedoras», afirman. En el Dique Sur, representantes de la religión hindú, islámica y católica han rezado por ese sufrimiento, para transformar la indiferencia en lucha por la paz. «La oración interconfesional en el Dique Sur melillense, donde acaba la valla fronteriza, congregó a más de 200 personas en un acto de lo más emotivo, en el que el encuentro fue el eje vital de todos los presentes. Con representantes de todas las confesiones de la ciudad autónoma, se realizó una oración hindú, otra musulmana y otra cristiana, con sus correspondientes traducciones y reflexiones por parte de los portavoces, creando un ambiente de discernimiento y encuentro lleno de sensibilidad y reivindicación. Por parte de la comunidad cristiana, y como organizadores del acto, participaron Eduardo Resa, vicario de Melilla, y Rafael Vázquez, responsable de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso de la Diócesis de Málaga. Mientras que por parte de las comunidades hindú y musulmana intervinieron Anju Doulatram y Driss Yaakoubi respectivamente. Todos coincidieron en reclamar a las instituciones otro rumbo en las políticas de migraciones para evitar convertir el Mediterráneo en una fosa común, sensibilizar en los distintos ambientes para presionar a los legisladores y llenar de misericordia los corazones de todos para recordar a las víctimas y acompañar a sus familias», afirma el periodista Luis Fernando Prieto. En palabras de Rafael Vázquez: «las distintas religiones presentes en Melilla se han querido unir ante un drama común. Independientemente de nuestras creencias, la preocupación por el ser humano y su sufrimiento es común a todas las religiones. Esto debe mandar un mensaje claro a los que tienen responsabilidades, y que nuestra oración lleve a la acción para solucionar el drama de la inmigración».
DíA 7, 28 de diciembre
La Cruz llega al centro Buen Samaritano en la tarde noche del día 27, y allí es acogida por los residentes, miembros del Círculo de Silencio de Churriana y un grupo de jóvenes que, junto al sacerdote, Javier Guerrero, estaban el viernes y sábado de retiro- convivencia en Monsalve. «Cuando supimos que la Cruz llegaba a «dormir» con los más humildes queríamos estar allí para que a su llegada no estuviera sola. Gracias a Patricio, Director de la Residencia, y de Monchi, Delegado de Migraciones, así puedo ser -cuentan sus catequistas-. A la misma hora que llegaba el barco de Melilla, a las 22.00 h., salíamos en oración desde Monsalve con la guía del Cirio Pascual, Resurrección y Gloria, y llevando en nuestras manos una vela que quería ser faro para los que no tienen para llegar a buen puerto. Mientras recorríamos las calles de Churriana iban uniéndose más personas portando su luz, eran puntos luminosos que se acercaban y temblaban con la misma emoción y sentimiento que llevábamos… A las 23.00 h. llegó la Cruz que fue llevada en procesión por los jóvenes a la capilla, allí continuamos la oración que concluimos con la adoración de la Cruz. Orar, tocarla, besarla…por todos los que están en camino, por todos los que llegaron y por todos los que se perdieron es algo que nunca podremos olvidar». Recogemos algunos testimonios en la voz de los propios jóvenes:
María Krauel Salas: «Poder estar tan cerquita de la cruz, en familia, ha supuesto un mazazo de realidad necesario para no olvidar a lo que día a día tantas otras se enfrentan. Cuando acabó la vigilia y teníamos que volver a casa, no quería. No quería separarme de ella, dejarla sola. Si nos hubieran dejado, nos habríamos quedado abrazándola toda la noche. Una experiencia que, sin duda, contaremos cuando seamos abuelitos a nuestros nietos».
Fernando Pedraza: “Una experiencia inolvidable».
Carlos Jiménez: «No tengo palabras para describir lo que he sentido al ver la cruz… Me siento un afortunado porque una experiencia tan cercana con la cruz la ha podido vivir mucha gente».
Chemizo: «Impacta que algo que a simple vista no llame la atención haya pasado por tanto».
Sergio Marquéz: “Me pareció una experiencia inolvidable y creo que todo el mundo debería vivir lo que nosotros vivimos el otro día”.
Carmen Pedraza: «Esta cruz te ayuda a saber que no toda la vida es perfecta, que hay personas sin saber a donde van se lanzan a mar abierto en busca de la felicidad, en completa ignorancia porque no saben los que les espera».
Verónica Salas: «Fue una experiencia muy bonita con emoción y a la vez mucha empatía… todo fue muy acogedor y pienso que esta cruz debería de seguir viajando por el mundo para que todos tengan una experiencia inolvidable».
Pablo Tapia: «He vivido una de las mejores experiencias de mi vida y he podido empatizar con el sufrimiento de los inmigrantes».
Jon Keen: «Realmente emocionante y conmovedor, para estar toda la oración con los bellos de punta».
Maria Rojas: «Esta cruz te da una sensación impactante ya q ha pasado por muchos lugares dl mundo y tiene un significado q a veces esta oculto en la sociedad, sin embargo es algo q no va a repetirse y debemos sentirnos afortunados».
Silvia Medina: “Esta experiencia ha sido única no solo por el hecho de poder velar la cruz, una cruz que representa el calvario que pasan migrantes para poder salir del infierno en el que viven y encontrar algo de luz. Sino también por haberlo podido compartir con tanta gente”.
Víctor Beramendi: “Ojalá todo el mundo hubiese tenido la oportunidad que hemos tenido nosotros de poder adorarla”.
Judit del pino: “Empatizar con el dolor de miles de personas con sólo tocar la cruz, una experiencia chocante e increíble que por suerte pudimos vivir todos juntos”.
Elvira Navarro: “Lo que simboliza esta cruz es un reflejo de una realidad que muchos desconocen o no le dan tanta importancia como deberían, y poder visibilizar este problema a través de ella es realmente conmovedor. Haber tenido la oportunidad de estar ante ella es un gran privilegio”.
Alejandro Reyes «Es una experiencia que nunca olvidaré».
Sergio Márquez: «Me pareció una experiencia inolvidable y creo que todo el mundo debería vivir lo que nosotros vivimos».
Jesús Villarejo: «Que el mismo sentido que tiene la cruz de Lampedusa como altavoz para el mundo, lo tengamos los jóvenes en nuestro día a día».
En la mañana del sábado, la Cruz presidió la celebración eucarística, concelebrada por el obispo emérito, D. Ramón Buxarrais, y varios sacerdotes y en la que participaron los residentes, trabajadores del centro, miembros de la Casa Colichet y fieles de la parroquia, así como el delegado de Migraciones, Ramón Muñoz, y el director de la casa, Patricio Fuentes. Francisco Ruiz, sacerdote diocesano, expresó que este «es un día de gozo, de alegría, de esperanza, de unión, de comunidad, que nos recuerda que merece la pena salvar vidas, porque así salvamos la nuestra propia y a nuestra Iglesia. El Dios en el que creemos es el gran liberador, y yo le bendigo hoy especialmente».
A las 17.00 horas, la Cruz fue acogida por todo el arciprestazgo en el Parque Los Naranjos, participando los pueblos de Cártama, Campanillas, álora, Pizarra, El Sesmo, Estación de Cártama, Villafranco del Guadalhorce y Santa Rosalía Maqueda. El acto comenzó con un Via Crucis por las calles de la Estación de Cártama, llevando cada estación la cruz una representación de cada pueblo, meditando la pasión de Cristo, actualizada en la pasión de tantas personas migrantes hoy. En palabras del arcipreste, Francisco González, «fue una tarde intensa, que llegó al corazón de todos. Rezamos por todas las personas que han muerto en el Mediterráneo, intentanto atravesar fronteras muy cercanos a nosotros, cruzando el desierto». Tras el Via Crucis, a las 18.30 h., se celebró una Vigilia de Oración en la parroquia de San Isidro Labrador, en la que una mujer paraguaya dio su testimonio como migrante, contando su drama y dificultades, y una misionera de la esperanza, Gloria Amigo, Misionera de la Esperanza que lleva cuarenta años en áfrica, compartiendo la realidad de los países de origen de muchos de los que migran, «ella nos ayudó a ver la necesidad de actuar en aquellos pueblos, para que estas personas no tengan necesidad de emigrar», añade González. A las 19.30 h., terminó el día con la Eucaristía. «Fue un momento de gozo y de agradecimiento por la labor que la Iglesia hace en favor de los inmigrantes. Lo vivimos con intensidad, con lágrimas en los ojos, y creo que nos llegó a todos al corazón», añade. «Un signo bonito fue que cada parroquia trajo su cruz parroquial y acompañó así a la Cruz de Lampedusa, significando así cómo nuestras comunidades, con algo tan significativo como la cruz, hacemos nuestro el sufrimiento que expresan esas maderas que están recorriendo ahora nuestra diócesis».
DíA 8, 29 de diciembre
La Cruz de Lampedusa regresa a la capital. Como cuenta la periodista y miembro de la Delegación de Familia Encarni Llamas, «el domingo de la Octava de Navidad, el 29 de diciembre, la Catedral de Málaga acogió la celebración de la Sagrada Familia, en la que participó la Cruz de Lampedusa, que fue portada, en la procesión de entrada, por una familia inmigrante que vive en Málaga desde hace 15 años, y los responsables de Pastoral Familiar y de Migraciones. La Cruz de Lampedusa encabezó la procesión de entrada: «Una cruz construida con restos de pateras naufragadas en aquella costa, y que el papa Francisco pidió que se llevara por todas partes para concienciar a las comunidades católicas y a la población en general. Hoy está aquí, en la Catedral de Málaga, en esta Jornada de la Sagrada Familia. Para recordarnos el drama de las migraciones, la separación forzosa y sufriente de tantas familias y la muerte de tantos refugiados», manifestó un matrimonio en la monición de entrada. En su homilía, Javier Guerrero animó a las familias a ser escuela y camino de santidad y recordó, de forma especial a las miles de familias que se ven amenazadas en todo el mundo, de forma especial a las inmigrantes. En la oración de los fieles, los participantes elevaron su oración al Padre por toda la Iglesia, por todos los hogares del mundo, por los matrimonios y familias que atraviesan duras pruebas, por los novios que se preparan para el matrimonio, por los enfermos, los ancianos, los que sufren y padecen injusticias, por los familiares difuntos, y por todos los migrantes y refugiados, para que «con nuestra atención hacia ellos, promovamos un mundo en el que nadie se vea forzado a dejar su propia casa y todos puedan vivir en libertad, dignidad y paz. Ayúdanos a compartir con ellos las bendiciones que hemos recibido de tus manos y a reconocer que juntos, como una única familia humana, somos todos emigrantes, viajeros de esperanza hacia ti, nuestra verdadera casa». La celebración concluyó orando todos juntos con la oración del papa Francisco ante la Cruz de Lampedusa y la adoración al Niño Jesús».
La tarde del domingo fue el momento de los jóvenes. Como cuentan Charo Molina y Daniel Delos, de la delegación de Infancia y Juventud: «La cultura del bienestar, que nos lleva a pensar en nosotros mismos, nos vuelve insensibles a los gritos de los demás, nos hace vivir en pompas de jabón, que son bellas, pero no son nada, son la ilusión de lo fútil, de lo provisorio, que lleva a la indiferencia hacia los demás, es más lleva a la globalización de la indiferencia. En este mundo de la globalización hemos caído en la globalización de la indiferencia. ¡Nos hemos habituado al sufrimiento del otro, no nos concierne, no nos interesa, no es un asunto nuestro!» (papa Francisco)
«Estas palabras del Papa Francisco hace 6 años en Lampedusa, todavía resuenan en el corazón de muchos jóvenes malagueños. Jóvenes que no son indiferentes, que no se conforman con ser meros espectadores ante tal situación. Muestra de ello, ha sido la jornada de este domingo. Cientos de jóvenes se han reunido en la Catedral de Málaga para compartir un momento de Vigilia ante la Cruz de Lampedusa, rezando por tantos hermanos nuestros que han fallecido buscando una vida más digna. Al terminar, pusimos rumbo al Muelle Uno, cantando y alzando la voz para pedir una vida digna, feliz y en paz para todos. Una vez llegamos, realizamos el gesto de encender una vela procedente de la Luz de Belén, unidos como familia humana. Nos acompañó durante toda la tarde la música del grupo Basileia Revolution, Unai Quirós, Amanecer, óscar Santos y Savia.»
«Fue una tarde llena de emoción, en la que los jóvenes pudieron acercarse un poco más a la realidad tan dura que viven muchos de nuestros hermanos.»
DíA 9, 30 de diciembre
La vigilia de oración ha tenido lugar en la parroquia Santa Maria Madre de Dios, y ha estado organizada por las Caritas parroquiales de todo el arciprestazgo de San Patricio. Tras la monición de entrada y la procesión de llegada de la cruz, se han ido sumando al cirio nueve velas simbolizando a cada parroquia, y la luz de Cristo. A ello ha seguido un momento de oración más extenso, cuidado por los pasos del mensaje del Papa en la última Jornada del Migrante Y Refugiado: «No se trata sólo de migrantes», terminando con la lectura del Evangelio y acompañado de cantos. Al finalizar los presentes han rezado unidos el Padrenuestro y han escuchado el testimonio de una mujer de Venezuela inserta en la comunidad de la parroquia Ntra. Sra. de la Paz, explicando su proceso de migración y la acogida encontrada en la parroquia. La vigilia ha concluido con la adoración a la Cruz. Como cuenta uno de sus participantes, «ha sido un momento de oración frente a una cruz que simboliza el sufrimiento de tantas personas. También ha propiciado el que nos sintamos familia de ellos, cercanos, y Antonio Sosa, el arcipreste, ha lanzado el mensaje de que no se trata sólo de migrantes sino de Evangelio, de encuentro, de cercanía, de capacidad de apertura a la gente, de ser una Iglesia abierta. él ha invitado a los participantes a poner rostro al que llega, a llevarse el pensamiento del nombre y la identidad de un amigo inmigrante, aquel con quien compartimos vida, barrio».
DíA 10, 1 de enero
El primer día del año 2020, la parroquia Santa María Madre de Dios celebró la solemnidad de su titularde un modo especial, ya que este año se están celebrando los 25 años de esta comunidad y aún más porque la Cruz de Lampedusa sigue entre sus paredes. Ella fue la que, una vez más, convocó a la comunidad parroquial para celebrar la fe. «En la Eucaristía de las 19.30 horas pedimos por la paz, don de Dios pero fruto de la justicia, como nos recuerda la Escritura -afirma el párroco Antonio Sosa. A esta celebración se unieron los Movimiento Acción Cristiana (MAC) y Misioneros de la Esperanza (MIES), y al terminar los participantes pudieron besar la imagen del niño Jesús y venerar la Cruz». En palabras de su párroco «damos gracias a Dios por este acontecimiento de tener aquí la Cruz de Lampedusa, especialmente en la zona de Carretera de Cádiz, donde tenemos como vecinos a tantas personas migrantes. Que el paso de esta cruz por nuestras parroquias sea fuente de una nueva mirada y mayor cercanía a estos hermanos, para ir quitando actitudes de rechazo ante quienes vienen de fuera».
DíA 11. 2 de enero
En la noche del jueves 2 de enero de 2020 tuvo lugar la llegada de la Cruz de Lampedusa a la parroquia de Sata Inés, en la zona de la Colonia y Teatinos, dentro del periplo que está realizando por la diócesis de Málaga y Melilla. La misma tuvo una gran acogida de feligreses y vecinos, que se unieron para celebrar una vigilia de oración presidida por el párroco de Santa Inés, Francisco Castro, el párroco de la Asunción, José Fenoy y el sacerdote madrileño Enrique A, Peñalver.
Se instaló un sencillo montaje que se fusionaba con el Nacimiento, la corona de adviento y la imaginería del templo.
El acto terminó con la lectura conjunto de la Memoria de las Víctimas de las Migraciones, Oración del Papa Francisco en Lesbos y la veneración de la Cruz.
Dios de Misericordia, te pedimos por todos los hombres, mujeres y niños que han muerto después de haber dejado su tierra, buscando una vida mejor. Aunque muchas de sus tumbas no tienen nombre, para ti cada uno es conocido, amado y predilecto. Que jamás los olvidemos, sino que honremos su sacrificio con obras más que con palabras.
Te confiamos a quienes han realizado este viaje, afrontando el miedo, la incertidumbre y la humillación, para alcanzar un lugar de seguridad y de esperanza. Así como tú no abandonaste a tu Hijo cuando José y María lo llevaron a un lugar seguro, muéstrate cercano a estos hijos tuyos a través de nuestra ternura y protección. Haz que, con nuestra atención hacia ellos, promovamos un mundo en el que nadie se vea forzado a dejar su propia casa y todos puedan vivir en libertad, dignidad y paz.
Dios de misericordia y Padre de todos, despiértanos del sopor de la indiferencia, abre nuestros ojos a sus sufrimientos y líbranos de la insensibilidad, fruto del bienestar mundano y del encerrarnos en nosotros mismos. Ilumina a todos, a las naciones, comunidades y a cada uno de nosotros, para que reconozcamos como nuestros hermanos y hermanas a quienes llegan a nuestras costas. Ayúdanos a compartir con ellos las bendiciones que hemos recibido de tus manos y a reconocer que juntos, como una única familia humana, somos todos emigrantes, viajeros de esperanza hacia ti, que eres nuestra verdadera casa, allí donde toda lágrima será enjugada, donde estaremos en la paz y seguros en tu abrazo.
Vídeos de la vigilia de oración.
DíA 12. 3 de enero
El viernes 3 de enero de 2020, la Cruz llegó a la parroquia Santa María de la Amargura en torno a las diez de la mañana, donde fue acogida y venerada por los fieles, que se acercaron a ella para dedicar largos momentos de oración. Por la tarde, a las 18.30 h. se celebró la Eucaristía con representación del arciprestazgo de Los ángeles. Estuvo presidida por el arcipreste, Manuel ángel Santiago, y concelebrada por sacerdotes de otras parroquias de la zona. En su homilía, el arcipreste ha recordado el origen de esta Cruz, el drama migratorio que simboliza y que vivimos tan cerca al ser frontera con el Mediterráneo, y su estrecha relación, en este tiempo de Navidad, con el pesebre. «El pesebre es desde su origen franciscano una invitación a “sentir”, a “tocar” la pobreza que el Hijo de Dios eligió para sí mismo en su encarnación. Y así, es implícitamente una llamada a seguirlo en el camino de la humildad, de la pobreza, del despojo, que desde la gruta de Belén conduce hasta la Cruz. Es una llamada a encontrarlo y servirlo con misericordia en los hermanos y hermanas más necesitados (cf. Mt 25,31-46). Pesebre y cruz es un único misterio de esperanza y vida, todo se ilumina desde Cristo, palabra encarnada, palabra crucificada, palabra de vida eterna. El modo de actuar de Dios casi aturde, porque parece imposible que él renuncie a su gloria para hacerse hombre como nosotros», ha afirmado.
«Los que llamamos refugiados o emigrantes (…) no son enemigos, sino hijos de Dios», ha expresado el arcipreste. «Ojalá que esta celebración ante esta cruz, sirva para avivar la fe y la solidaridad con nuestros hermanos inmigrantes y refugiados, sirva para desterrar y luchar ante cualquier postulado racista o xenófobo».
La celebración ha contado con la participación del coro de la parroquia de La Amargura, y en ella han participado personas de todas las parroquias del arciprestazgo, que han sido representadas, en un momento, por uno de sus miembros. Al terminar, se ha tenido un gesto con la Luz de Belén que se encuentra en el templo desde el inicio de la Navidad. «En este gesto interior, abracemos el sufrimiento de todo hombre, de cualquier raza, pueblo o nación y pidamos un corazón nuevo y la fuerza necesaria para sostener a los más débiles y construir el Reino de Dios, un mundo más justo y fraterno, más libre, un mundo donde florezca la justicia, donde la política, la economía, la cultura y las relaciones entre las personas, sirvan al bien común», ha añadido Manuel ángel Santiago.
DíA13, 4 de enero
La Cruz de Lampedusa regresó al centro de la ciudad en su penúltimo día en Málaga. Como cuenta Isabel Téllez del Río, voluntaria de Cáritas y feligresa del templo, «desde hace alrededor de una semana, se viene anunciando su visita en las diversas Eucaristías que se celebran en la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús. En la tarde del día 4 de enero, después de la Eucaristía de 19.30 h., se invitó a los presentes a la vigilia de oración junto a la Cruz de Lampedusa. La vigilia estuvo presidida por el superior de la comunidad, Fenando Motas SJ, acompañado por el diácono José Alberni y jesuitas de la comunidad. La vigilia dio comienzo con una explicación de la procedencia de la Cruz y el recuerdo de la invitación del papa Francisco de llevarla por distintos lugares. A continuación la Cruz entró en la iglesia en procesión y se proyectaron imágenes de las distintas realidades migratorias hasta aquellas por causas naturales. Luego hubo una reflexión acompañada de la proclamación de la Palabra de Dios y diferentes cantos y momentos oracionales. Uno de ellos fue escuchar el llanto de los niños migrantes cuando les retiran de sus padres en la frontera entre México y EEUU. Después de rezar el Padrenuestro, las personas congregadas pasaron a adorar la Cruz y luego se finalizó la vigilia con la oración que el papa Francisco rezó a la Virgen en Lampedusa. Al finalizar, la cruz fue trasladada a la parroquia Divina Pastora para realizar una vigilia de oración. Por último se llevó a Cristo Rey para la celebración de la Eucaristía del domingo».
DíA 14, 5 de enero
En la víspera de la Solemnidad de la Epifanía, la Cruz de Lampedusa llegó al final del su viaje por tierras malagueñas y melillenses con una estación de gran significado en la iglesia de Cristo Rey. Esta comunidad está compuesta en parte por extranjeros de habla inglesa, entre ellos, muchos llegados de distintos puntos de áfrica, que acompañaron con sus cantos y bailes la celebración, apoyados por el coro de la parroquia Santa Rosa de Lima.
A las 11.30 horas, la Cruz fue introducida en procesión por miembros de la comunidad y situada delante del altar al comienzo de la Eucaristía, que estuvo presidida por el Obispo de Málaga, Jesús Catalá, y concelebrada por el arcipreste de Cristo Rey, Ismael García Moreno OMI, los sacerdotes Salvador Jurado y Leopoldo Antolín SSCC y los sacerdotes de la comunidad de Misioneros de la Consolata Edwin Osaleh y Danilo Cantillo, delegado diocesano de Misiones. Junto a ellos, se ha hecho presente el P. Taras Petruniak, sacerdote ortodoxo del Patriarcado de Constantinopla.
En su homilía, D. Jesús ha recordado que «el Hijo de Dios se encarnó, puso su tienda entre nosotros acampó para elevarnos a la categoría de hijos adoptivos de Dios». Ese «tomar la condición de esclavo, asumir la carne humana» fue para conocernos, experimentar nuestro dolor y vivir junto a nosotros. «Dios quiere habitar en nuestros corazones. Acojamos al que viene a estar entre nosotros para salvarnos», ha dicho. Ante la Cruz, el Obispo ha añadido: «Celebramos esta Eucaristía teniendo ante nuestros ojos la Cruz de Lampedusa realizada con tablas de barcos naufragados en el Mediterráneo. Su recorrido nos ha pertmitido tomar conciencia de las grandes distancias que recorren en busca de un futuro mejor». «Hoy clausuramos esta peregrinación en esta comunidad que acoge a tantos extranjeros, de lengua inglesa muchos de ellos. «Vosotros sois testigos del Evangelio. Sed buenos testigos»», les ha dicho D. Jesús en su lengua.
El Obispo ha recordado que «los migrantes dejan su tierra huyendo de la pobreza, de carencias de lo más básico y necesario, de la guerra en muchas ocasiones… Desean pasar a una vida más digna, con posibilidad de trabajo, formación, casa, familia… Muchos, en lugar de eso, encuentran la muerte en el mar o grandes dificultades. Con el ejemplo de Jesús que, puso su tienda entre nosotros, estamos llamados a acoger a nuestros hermanos que desean acampar entre nosotros. Jesús se rebajó hasta la pobreza para hacernos hijos adoptivos. Hagamos nosotros hermanos adoptivos a los que vienen. El buen Padre Dios que ama a todos los hombres nos pregunta: «¿dónde está tu hermano?» No es una pregunta dirigida a otros, sino a mí, a ti, a cada uno», ha dicho.
D. Jesús ha terminado animando a todos a pedir perdón a Dios por la indiferencia ante tantos hermanos a los que hemos abandonado a su suerte, y pidiendo su auxilio por ellos a la virgen de la Victoria, a quien también nosotros debemos acompañar para conseguir un futuro mejor.
La Misa ha concluido con el testimonio de una mujer, natural de Nigeria, que ha contado su travesía hasta acceder a nuestro país, y la experiencia interior que le conllevó ese tránsito. «Los que venimos solo queremos una cosa de vosotros: vuestro amor», ha dicho.
La Cruz permanece unos días en la parroquia de Santa Rosa de Lima, hasta emprender su camino hacia un nuevo destino.
Ana María Medina