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«Descubro que en lo difícil y doloroso está Él»

El Movimiento de los Focolares es una gran y variada familia, es un “nuevo pueblo nacido del Evangelio”, como lo definió su fundadora, Chiara Lubich, que lo inició en 1943 en Trento (Italia), durante la segunda guerra mundial, como una corriente de renovación espiritual y social.

Fue aprobado en 1962 con el nombre oficial de Obra de María y difundido en más de 180 países con más de 2 millones de adherentes (seguidores).

El mensaje que quiere dar al mundo es el de la unidad. El objetivo es, por lo tanto, el de cooperar en la construcción de un mundo más unido, impulsado por la oración de Jesús al Padre “para que todos sean uno” (Jn 17,21), en el respeto y valorización de las diversidades.

El Movimiento cuenta, en su interior, con cristianos de muchas iglesias y comunidades cristianas, fieles de otras religiones y personas de convicciones no religiosas. Cada uno se adhiere a él en sus fines y su espíritu, en la fidelidad a la Iglesia de cada uno, o al credo de cada uno, y a su conciencia.

Las comunidades son llamadas Focolares, en donde viven los que en el Movimiento han hecho votos de castidad, pobreza y obediencia. Forman parte del movimiento algunas personas casadas y que fieles a su estado de vida y viviendo su vida familiar, comparten con los consagrados la elección radical de poner en práctica el amor evangélico y de vivir para realizar la unidad.

En Málaga son unos 80 miembros de este movimiento.

Para más información: www.focolare.org/es/chi-siamo/

TESTIMONIO. Antonio Márquez

Mi nombre es Antonio Márquez Prieto y pertenezco al Movimiento de los Focolares.

Para mí, haber conocido en los años 80 el carisma y el ideal de unidad comenzado a vivir por Chiara Lubich fue, sobre todo, una visión positiva del cristianismo: como si se anunciara de nuevo el Evangelio, ante todo la fe en Dios como amor, que se preocupa, desde toda la eternidad, de cada uno de nosotros, en cada momento, queriendo lo mejor.

La propuesta que se nos hace desde este movimiento es la de amar, es decir, vivir el Evangelio a través de la Palabra de Vida de cada mes. He visto cómo esto producía una comunidad viva, en la que estaba presente Jesús.

Se trata de una visión nueva de todo, incluso del dolor pues, abrazando a Jesús abandonado en la cruz, se descubre que en lo difícil y doloroso está Él.

Creo que el principal bien que me ha hecho es ver a Jesús en todos, además de tener como gran objetivo el de construir la unidad de la familia humana, la fraternidad universal, también con los que no son cristianos y con los que no creen.

Encarni Llamas Fortes

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