Lourdes Delgado es autora de Manual de moda sostenible y coautora de Vestir un mundo sostenible.
Posiblemente de haber escrito este artículo antes del 15 de marzo de 2020, su mensaje hubiera sido bastante diferente. Pero, por suerte, lo estoy haciendo en el mes de junio después de tres meses de confinamiento. Esta realidad ha dejado claro que el consumo de moda no es de primera necesidad, ya que el sector no ha sido considerado como imprescindible para nuestra supervivencia. Esto ya lo sabíamos, aunque la realidad demostraba que el peso económico de la moda en nuestro país era importante, de acuerdo con el Informe Económico de la moda 2019, la moda supuso un 2,9% del PIB.
¿Qué nos muestra esta paradoja? Algo que de lo que llevamos alertando desde hace mucho tiempo. Hemos basado la generación de riqueza en algo que no es imprescindible y que estaba atentando contra el equilibrio natural de la tierra, tanto por el exceso de materias primas que se necesitan para su producción, como por los efectos contaminantes que provoca.
El papa Francisco en su Carta Encíclica Laudato si’ afirma que “si el ser humano no redescubre su verdadero lugar, se entiende mal a sí mismo y termina contradiciendo su propia realidad”, y con palabras de San Juan Pablo II “no solo la tierra ha sido dada por Dios al hombre, el cual debe usarla respetando la intención originaria de que es un bien (…) incluso el hombre es para sí mismo un don de Dios y, por lo tanto, debe respetar la estructura natural y moral de la que ha sido dotado» (Centesimus annus, 1991).
Ambos pontífices nos dicen lo mismo: el desorden en el consumo de radica en no saber quien somos y para lo que hemos sido creados. El parón de la pandemia ha sido fantástico para poner orden en las ideas y en la realidad. Aprovechemos este momento para cambiar. Para ello la plataforma Enlazarte por la Justicia formada por Cáritas, CONFER, Justicia y Paz, Manos Unidas y Redes en un documento sobre el consumo de moda bajo el lema “Si cuidas el planeta, combates la pobreza” propone los siguientes campos:
a) Consumo responsable: ser conscientes de nuestro poder como consumidores.
b) Organízate con otras personas: crea grupos de familia, ciudadanos o únete a alguna asociación existente para reciclar y compartir tu ropa.
c) Fomenta la Economía circular: exige a los productores que tengan responsabilidad con los residuos de la ropa que producen.
d) Apoya la Campaña Ropa Limpia para mejorar las condiciones laborales en la industria textil y de calzado equivalentes a las establecidas por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
e) Ejerce tus derechos como consumidor, regulados en el Real Decreto Legislativo 1/2007, de 16 de noviembre.
f) Concienciar dentro de la Iglesia sobre la necesidad del reciclaje de ropa y la diferencia entre los roperos y la empresa de inserción con fin social Moda RE.
g) Prácticas empresariales: Puedes sumarte al ahorro y a la eficiencia energética de tu empresa y con ello daremos pasos en la reducción de las emisiones de CO2.
La mejor conclusión de la mano del evangelista san Mateo 6, 25: “Por eso os digo: no estéis agobiados por vuestra vida pensando qué vais a comer, ni por vuestro cuerpo pensando con qué os vais a vestir”. El papa Francisco lo define como crecimiento con sobriedad y una capacidad de gozar con poco, valorando lo simple y lo pequeño, agradeciendo las posibilidades que ofrece la vida sin apegarnos a lo que tenemos ni entristecernos por lo que no poseemos.
La industria de la moda es la segunda más contaminante del mundo después de a petrolífera
La organización Enlázate por la Justicia promueve en todo el mundo una propuesta que nos interpela: cuida el planeta para combatir la pobreza. La urgencia de promover una economía justa, sostenible y transparente en torno al mercado de la moda es asumida como misión por este movimiento en una campaña de dos años para animar a la sensibilidad y el compromiso para una ciudadanía global dispuesta a implicarse y a cambiar sus hábitos de consumo y un estilo de vida centrado en el tener, según www.enlazateporlajusticia.org
Con el título “El impacto de estar siempre a la moda” se recogen las cifras que demuestran que cuidar el planeta es el camino para combatir la pobreza. Son datos para dejar siempre u margen de reflexión a nuestro consumo de textil y tejidos.
Materias primas
Impacto: Contaminación ambiental.
El algodón utiliza el 10% de todos los pesticidas que afectan al planeta y el 2,4% de las superficies cultivables
Confeccionar unos vaqueros requiere 7.500 litros de agua.
El 20% de los tóxicos que se vierten al agua proceden de la industria textil.
Producción y confección
Impacto: Condiciones Laborales Precarias y problemas de salud
El 80% del personal son mujeres con jornadas de trabajo entre 12 y 14 horas
Los tintes químicos utilizados afectan a la salud de personas trabajadoras y consumidoras
Los sueldos en la confección deslocalizada no permiten cubrir las necesidades básicas de las personas contratadas
Transporte
Impacto: Contaminación Ambiental
Los tres países que más textil exportan al mundo emiten millones de CO2 en el transporte
Consumo
Impacto: consumismo
Compramos ropa hasta trece veces al año
Residuos
Impacto: contaminación ambiental
En España, cada persona se desprende de 7 kilos de ropa al año. El textil supone el 10-15% de los residuos de los vertederos.
“La espiritualidad cristiana propone un crecimiento con sobriedad y una capacidad de gozar con poco. Es un retorno a la simplicidad que nos permite detenernos a valorar lo pequeño, agradecer las posibilidades que ofrece la vida sin apegarnos a lo que tenemos ni entristecernos por lo que no poseemos. Esto supone evitar la dinámica del dominio y de la mera acumulación de placeres». Encíclica sobre el cambio climático y la desigualdad: Laudato Si 223
