Carmelo Jiménez Soto y María Elena Mejías Real, de Aguilar de la Frontera, nos abren su corazón para mostrarnos cómo viven su fe junto a sus cuatro hijos.
¿Cuáles son los pilares de vuestra convivencia familiar?
Para nosotros es fundamental el respeto y la comunicación, tener claro que, aunque somos todos miembros de una misma familia, cada uno es diferente de los demás, aceptar los pequeños defectos que cada uno de nosotros podamos tener y mirar a los problemas con alegría, como un reto que nos permite caminar sabiendo que no estamos solos.
¿Qué resulta más complicado en la educación de los hijos en este momento social?
La educación de los hijos es una tarea muy difícil, no importa el momento social, porque empieza desde que nace el hijo…y creo que no acaba nunca, bueno, suponemos que sí… aunque ahora mismo no nos lo parezca. No hay ningún momento de descanso, no hay vacaciones, es durante todas las horas del día y no basta con palabras, ellos son imitadores nuestros, hacen lo que ven en nosotros, lo que hace que tengamos que estar siempre alerta. Les debemos marcar el camino, con unas normas firmes, que no vayan cambiando según sople el viento…pero cuesta trabajo mantenernos tan firmes porque vivimos con mucha prisa, queremos hacer muchas cosas en muy poco tiempo, solemos tener muchos frentes abiertos y a veces no le dedicamos el tiempo suficiente a las cosas que realmente lo requieren. Esta falta de tiempo además se suele compensar con cosas materiales, lo que los hace ser caprichosos y materialistas y a nosotros, nos hace perder la paciencia más de lo que nos gustaría. Menos mal que cada caída es una nueva oportunidad y vamos aprendiendo juntos.
¿Qué instrumentos tiene la familia de hoy para manifestarse cristiana?
A nosotros nos gusta pensar que el mejor ejemplo somos nosotros mismos, no lo que digamos, si no lo que los demás vean en nuestras acciones; llevar la cruz con alegría, actuar con compasión, ser respetuosos y tolerantes con los demás. Cuando tratas a los demás desde el amor, la respuesta sólo puede ser el amor.
La transmisión de la fe a los hijos es un reto para todos. ¿Cómo lo hacéis vosotros?
Intentamos vivir nuestra fe dentro de la familia de una manera natural, forma parte de nosotros y nuestros hijos lo ven así. Rezamos juntos, bendecimos la mesa, vamos a misa, escuchamos y cantamos canciones religiosas, aunque no demasiado bien, pero nos sirve para compartir el mensaje y reírnos un rato. Además, tenemos buena relación con algunos sacerdotes, con los que hemos compartido muchos momentos de risas y también de lágrimas y eso ayuda a nuestros hijos a sentirse como miembros de una familia más grande.
¿Cómo os ayuda formar parte de los grupos de matrimonios?
Cuando se tienen hijos pequeños organizarse es difícil, y participar en las cosas de la Iglesia no siempre es viable, sobre todo por el tema de horarios y porque los niños tienen otras prioridades. Con los grupos de matrimonios ese problema no existe, porque en el grupo se tienen en cuenta las necesidades de todos.
Para nosotros ha sido formar parte de un grupo donde el único punto que teníamos en común era nuestra fe en Dios, y a partir de ahí hemos hecho crecer una amistad, hemos fortalecido nuestra fe y, sobre todo, nos ha permitido descubrir que no somos tan raros, que tenemos las mismas inseguridades y los mismos problemas que los demás como familia y como matrimonio.
¿Cuál es vuestra parroquia? Habladnos de vuestra vida en comunidad.
En nuestro pueblo todas las Iglesias están unificadas, por lo que podemos decir que pertenecemos a la parroquia de Aguilar. Procuramos vivir nuestra fe dentro de la Iglesia de una manera activa, por lo que intentamos estar disponibles y colaborar en lo que nos vayan pidiendo nuestros sacerdotes, como dar catequesis de confirmación para jóvenes, participar en las charlas prematrimoniales, formar parte de un grupo de matrimonios, ayudar en la preparación de las primeras comuniones…
¿Cómo imagináis la Iglesia del futuro?
Imaginamos una Iglesia formada por cristianos valientes, que no tengan miedo a defender sus ideales y a demostrar que se puede vivir desde el respeto y la compasión. Como dice una canción que a nosotros nos gusta mucho: “es preciso que volvamos a ser, cristianos que, no le temen a nada”.
Nombre completo de los dos: Carmelo Jiménez Soto y María Elena Mejías Real
Fecha y lugar del matrimonio: 16 de octubre de 2005, en la Parroquia de Nuestra Señora del Soterraño, de Aguilar de la Frontera
Número de hijos y edades: Tenemos cuatro hijos, Lucas de 11 años, Carlos de 9, Guillermo con 6 y María Elena con 4 años.
Un momento de vuestra historia familiar: No sabríamos con cuál quedarnos, pero los que recordamos con mayor alegría son los nacimientos de nuestros hijos.
Una actividad que comparte la familia en su tiempo libre: Nos encanta salir de ruta por el campo, comer con los amigos, conocer sitios nuevos…
Qué cosas no dejáis de hacer juntos cada día: Contarnos cómo nos ha ido en el cole, en el trabajo y en todo lo que hemos hecho, rezar por la noche y no dejar que termine el día sin darnos besos y achuchones y decirnos que nos queremos.
Qué lugar ocupan los abuelos en casa: Ocupan un lugar importante. Han tenido la suerte de poder conocer y disfrutar a sus cuatro abuelos; ellos son los que los miman cuando están pachuchos, incluso todavía tienen una bisabuela, Mimi, que siempre comparte con nosotros los momentos importantes de la familia.
¿Rezáis por algún sacerdote?: Siii, por muchos. Por los que están ahora aquí, y por los que ya se fueron, porque de todos hemos aprendido algo, por el que se nos asignó en el proyecto ¨pon un cura en tu familia¨ y por el sacerdote que nos acompaña y camina con nosotros desde hace algunos años y que ya es uno más e