Este pasado domingo 31 de mayo concluyó en el Real Santuario de la Virgen de las Nieves, el octavario de oración. Este último día de rogativa, que coincidió con la celebración de Pentecostés y con la Fiesta de las Madres, fue presidido por el obispo nivariense.
Álvarez comenzó su homilía agradeciendo el servicio de TV La Palma en
estos días, que ha posibilitado que el octavario haya llegado a muchos
hogares de nuestra diócesis.
El prelado continuó apuntando que, debido a la pandemia del coronavirus,
todo lo que estaba previsto se está viviendo de forma diferente. “La
Fiesta de las Madres, las comuniones, las confirmaciones…Todo lo tenemos
que vivir de otra forma, pero no nos puede faltar el espíritu. Donde
está él, los corazones se alegran, viven en la esperanza”.
Álvarez quiso recordar cómo se originó la Bajada de la Virgen. “Surgió
porque el obispo de entonces, viendo la fe de los palmeros y viendo cómo
la habían invocado en diversas ocasiones de dificultad, de sequías u
otros problemas, pensó que debía celebrarse un gran signo de gratitud
por su constante protección”.
El prelado señaló que en la actualidad, estamos experimentando las
consecuencias que tiene una pandemia, como ha padecido la humanidad en
otros momentos de la historia. Por ello, todos clamamos a Dios para que
nos libre. En este sentido, indicó que no sólo debemos acudir a Cristo y
a nuestra madre María cuando las cosas van mal. “Nos falta ser
agradecidos. La Eucaristía, por ejemplo, es para dar gracias a Dios.
Recordemos que todos los dones que tenemos los recibimos de él. Y la
Virgen está siempre protegiéndonos, incluso a veces sin ser conscientes.
Ella nos protege porque es nuestra madre. Así que sepamos también
reconocer que hay Dios cuando las cosas van bien”.
En referencia a la celebración de Pentecostés, Álvarez recordó que los
discípulos estaban escondidos por miedo y Jesús irrumpe en medio de
ellos para comunicarles su propio espíritu. “También nosotros vivimos
asustados. Estos días nos hemos confinado primero por mandato de las
autoridades. Pero la virgen María nos ha estado fortaleciendo para que,
en Canarias, y concretamente en la isla de La Palma, los efectos hayan
sido mínimos. Superemos el temor con la fuerza del Espíritu. Cristo nos
da la paz interior y la fortaleza”.
Por último, el obispo expresó que este Pentecostés se parece algo al de
los apóstoles. “Cuando Jesús se fue al cielo, los apóstoles perseveraban
en oración junto a María. Ahora es cuando nos hace falta el Espíritu
Santo para afrontar el futuro con esperanza. El Espíritu Santo es como
el viento. ¿Alguien ha visto el viento alguna vez? No, solo vemos su
efecto. Pues así ocurre con el Espíritu.