Este pasado domingo 24 de mayo comenzó en el Real Santuario de la Virgen de las Nieves, un octavario de oración. En este primer día de rogativa, que fue presidido por el obispo Bernardo Álvarez se pidió de forma especial a Dios y a la Virgen por los sacerdotes que han partido a la Casa del Padre.
En el templo, que solo pudo acoger a un tercio del aforo debido al
estado de emergencia sanitaria, se encontraban el presidente del Cabildo
de La Palma, Mariano Hernández y el alcalde de Breña Baja, Borja Pérez.
El prelado nivariense en su homilía deseó fervientemente que esta
situación de pandemia que vivimos finalice de una vez por todas y que
pronto podamos celebrar como estamos acostumbrados, la Bajada de la
Virgen.
Álvarez hizo referencia al salmo proclamado; “Pueblos todos, batid
palmas”. “Hoy el Señor asciende entre aclamaciones. Estos días estamos
contemplando desde los balcones de las casas y en las calles, aplausos
en reconocimiento del trabajo de tantas personas que, en primera línea,
están exponiendo su vida y su salud para cuidar de los demás y hacer
posible que esta pandemia no se siga extendiendo”. El prelado añadió que
los cristianos saben que detrás de toda obra buena está la mano de Dios.
“Aunque felicitemos a las personas y le agradezcamos su trabajo, estamos
dando gloria a Dios porque es él quien realiza en todos, el querer y el
obrar. Hoy batimos palmas por Jesucristo que nos prometió estar con
nosotros hasta el fin del mundo”.
Este octavario se celebra con la intención de encomendar a la Virgen
María la situación que estamos viviendo en el campo de la salud, en el
económico y en el social. “Necesitamos mucha luz, mucha guía para
afrontar esta situación que nos ha tocado vivir. Este año no podremos
celebrar en la forma acostumbrada la Bajada de la Virgen, pero esperamos
que lo podamos hacer pronto en una fecha en la que las circunstancias lo
permitan. En cualquier caso, en este octavario vamos a encomendarnos a
María. Vamos a encomendar nuestra isla de La Palma. Toda nuestra
existencia la ponemos en sus manos”.
En relación a la ascensión del Señor, el obispo recordó que Jesús una
vez cumplida su trayectoria en este mundo, ascendió al cielo pero no nos
abandonó. “Él sigue actuando a través de sus discípulos. Es Cristo quien
lo sigue haciendo a través de nosotros. La manifestación visible de la
obra y el mensaje de Jesús se hace palpable en nosotros”.
Álvarez indicó que Jesús nos ha dado el gran regalo de tener a María
como madre. “Pero, ¿cómo cuidamos de María?”, se preguntó el obispo.
“Pues haciéndole caso y dándole nuestro corazón. La imagen de la Virgen
María la representamos de muchas maneras. Aquí, en la Virgen de las
Nieves, de una forma gloriosa. Pero si nos fijamos bien la podemos
contemplar como Virgen dolorosa. Se le está cayendo una lágrima. Ella es
la que al pie de la cruz llora por la pasión de su hijo. Es la señora de
las angustias. La angustia que viven tantísimas personas por
enfermedades, por pérdida del trabajo y por tantas razones. Pero también
la llamamos Virgen de la esperanza. Por lo tanto, María está dolorida
por sus hijos pero a la vez esperanzada en Dios. Ella es el consuelo de
los afligidos”.
Por último, el obispo señaló que en este octavario ponemos en manos de
María nuestra salud. “No solo la del cuerpo, sino la del alma para que
nos veamos libres de todo mal. Encomendémonos todos. Pongamos en sus
manos las situaciones que vivimos cada uno”.
Este octavario podrá seguirse a lo largo de esta semana por TV La Palma
y por los medios digitales de la diócesis, que se sumarán a esta
transmisión, a partir de las siete de la tarde. Igualmente, el próximo
domingo, el obispo presidirá la última eucaristía de este tiempo de
rogativa a las 12 del mediodía.