La mañana de este viernes los presbíteros de la diócesis vivieron el día de la Santificación de los Sacerdotes celebrando, en la Catedral, una eucaristía presidida por el obispo.
El primer templo de la diócesis, una vez más, presentaba una insólita
imagen, puesto que todos los bancos estaban exclusivamente ocupados por
los sacerdotes y los seminaristas, a fin de garantizar las medidas de
aforo y seguridad requeridas en esta emergencia sanitaria.
Es la primera vez en los últimos meses que se realiza un encuentro
sacerdotal de estas características. En la Misa se renovaron, además,
las promesas del día de la ordenación sacerdotal.
Álvarez centró su homilía en subrayar la iniciativa de Dios en la
llamada y en la respuesta de una persona que es puesta al servicio del
Pueblo de Dios. “Una iniciativa de Dios gratuita. No hemos hecho un
mérito previo para que Dios nos eligiera, fue por puro amor”- aseveró.
Este amor de Dios tiene consecuencias, tiene unos efectos. “El amor a
Dios se manifiesta en el amor al prójimo. Como decía San Agustín, es
oficio de amor apacentar el rebaño del Señor. No puede haber otra
motivación en nuestro ministerio que el amor a las personas”- quiso
destacar.
Para que esto sea posible, prosiguió, “Jesús nos recuerda que debemos
aprender de él, que es manso y humilde de corazón. El primer apellido de
Jesucristo no es la caridad sino la humildad. Siendo de condición divina
se despojó de su rango, pasó por uno de tantos, se sometió y dio su
vida. La humildad es lo que hace posible la caridad. Lo que hace posible
el amor”.
Recuperar la mayor normalidad pastoral posible
En otro momento de su homilía quiso el Obispo agradecer la labor del
presbiterio diocesano en estos complejos momentos. “Estamos en un
momento complicado pero poco a poco debemos ir reactivando la vida
pastoral. Seamos muy prudentes en todo”.
En cuanto al venidero curso recordó la valoración del presente Plan de
Pastoral y anunció que se emprenderá el camino hacia uno nuevo que,
teniendo en cuenta el pasado Congreso Nacional del Laicado y las
orientaciones de la Conferencia Episcopal, tendrá cuatro ejes: El primer
anuncio, el acompañamiento, los procesos formativos y la presencia en la
vida pública.
Recuerdo y oración por los sacerdotes fallecidos
El prelado Nivariense, recordó a los sacerdotes fallecidos en este
último año desde la Misa Crismal de 2019, enfatizando a los que lo han
hecho en los últimos tres meses sin que se hubiera podido celebrar un
sepelio con la presencia de sus hermanos sacerdotes, concretamente
fueron: Alonso Méndez Llarena, Gonzalo Morales, Tomás Santamaría y Jesús
Morales.
A lo largo del último año también partieron a la Casa del Padre los
presbíteros: José Siverio, Lucio González, Antonio González, Victoriano
Hernández, Jesús Luis Pérez y José Miguel Rodelas.
Memoria agradecida por los nuevos sacerdotes y por los que celebran sus
bodas de oro y plata
Asimismo, en la Misa se dio gracias a Dios por últimos sacerdotes
ordenados. Kevin Barroso, Cristo Manuel, Arturo Hernádez y Fabián Luís.
También por quienes celebran este año sus bodas de plata y de oro
sacerdotales.
Emocionada gratitud a dos sacerdotes
Además, el obispo agradeció con unas sentidas y emocionadas palabras la
labor que han desarrollado a lo largo de sus vidas los sacerdotes Carlos
Arceniega y Rufino Pérez de Liceta que retornar a su tierra natal en el
País Vasco.