El Camino Neocatecumenal «no es un movimiento cristiano de laicos, ni una asociación religiosa, es una iniciación cristiana para adultos.
«El perdón y la misericordia de Dios me han llevado a ponerme al servicio de la Iglesia»
Pensando que la renovación de la Iglesia vendría de los pobres sus fundadores, Kiko Argüello y Carmen Hernández, decidieron vivir esta experiencia en las barracas de Palomeras Altas en Madrid en 1968. Allí surgió la aparición del kerigma, el anuncio de la Buena Noticia, y el Espíritu Santo actuó en los más pobres haciendo surgir entre ellos la comunión», así lo definen sus responsables.
Esta iniciación cristiana está extendida por todo el mundo. Es un catecumenado postbautismal que se apoya en un trípode: la Palabra, la Liturgia y la Comunidad. Entre sus frutos: «125 seminarios Redemptoris Mater, más de mil familias en misión que con todos sus hijos tienen la labor de hacer presente a Jesucristo allí donde la Iglesia Católica no está presente. Además, el Espíritu Santo suscitó el carisma de las Missio ad gentes, familias con sus hijos que acompañadas por un presbítero evangeliza las zonas más descristianizadas o paganas, también el carisma de matrimonios o hermanos célibes que sienten la vocación de la itinerancia sirviendo a la Iglesia mediante una labor evangelizadora. Asimismo, fruto del Espíritu Santo es la celebración doméstica que cada domingo tiene lugar en el rezo de laudes con el que los padres transmiten la fe a sus hijos», añaden.
En la Diócesis de Málaga, el Camino Neocatecumenal comenzó su andadura en el año 1975 y se encuentra en las parroquias de San Patricio, San Antonio María Claret, Nuestra Señora de Fátima, Nuestra Señora del Carmen, la Purísima Concepción, San Antonio de Padua, Santo Tomás de Aquino, Nuestra Señora de la Asunción de Cómpeta, San Andrés de Torre del Mar y San Francisco Javier de Melilla.
TESTIMONIO. Manuel Burgos
Me llamo Manuel Burgos. Estoy casado con Virginia y tenemos tres hijos. Pertenezco al Camino Neocatecumenal desde el año 1975. Conocí esta realidad eclesial tras el fallecimiento de mi padre, a causa de un infarto. Nací en Martos, Jaén, y me vine a Málaga a estudiar Económicas.
Después vi cómo se cumplía en mi vida la palabra de Dios a Abrahán: “sal de tu tierra y de tu parentela y ponte en camino”. El Señor quería que esta historia, que en un principio no entendía, transcurridos unos 10 años tuviera a bien mostrarme que estaba bien hecha, que no se había equivocado.
Dios hizo posible que viera a Jesucristo cara a cara, que viviese la fe en comunidad, en compañía de unos hermanos que me ayudan a convertirme y me dicen la verdad. Donde nos amamos en la dimensión de la cruz, es decir, como Cristo nos amó, y rezamos los unos por los otros. Esto se realiza mediante un camino de descendimiento que nos ayuda a conocer verdaderamente quiénes somos, para ver nuestra realidad concreta y, desde ahí, que el Señor pueda hacer un hombre nuevo en la fe.
El juicio que el Señor ha hecho sobre mis pecados ha sido el perdón y la misericordia, y este hecho me ha llevado a ponerme al servicio de la Iglesia para devolver gratis lo que gratis estoy recibiendo.
Encarni Llamas Fortes