Enclavada en pleno Parque Natural de las Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama, Frigiliana está situada en la parte más oriental de la Axarquía. Testigo de su pasado morisco son sus calles estrechas y encaladas que parecen salidas de una postal.
Entre sus calles destaca la iglesia de San Antonio de Padua edificada en el siglo XVII sobre una antigua ermita mozárabe y que fue costeada por la familia Manrique de Lara. De estilo renacentista casi en su totalidad, consta de tres naves separadas por arcos de medio punto. Sobre el pórtico de la fachada principal puede verse un escudo del que fuera obispo de Málaga, Fray Alonso de Santo Tomás.
En 1998 durante la renovación del techo fueron descubiertos algunos arcos pintados de gran belleza y tras un estudio posterior, se cree que cerca del setenta por ciento del templo presenta las mismas pinturas bajo la capa de cal actual. La decoración del primero de los arcos se compone de elementos relacionados con el mundo funerario, como calaveras. La decoración del segundo de los arcos en cambio, presenta temas florales.
Al visitar Frigiliana merece la pena acercarse al Museo arqueológico, sito en la Casa del Apero (s. XVII), y el antiguo Palacio de los Condes de Frigiliana, llamado popularmente El Ingenio, que hoy acoge la fábrica de «miel de caña» Nuestra Señora del Carmen, única en Europa.
Como explica José Miguel Porras, párroco de Frigiliana, «es difícil encontrar a lo largo del día un momento en el que la parroquia se encuentre vacía ya que el tránsito de visitantes es continuo. Entre las imágenes con más devoción del templo parroquial se encuentran las de Jesús Nazareno, la Virgen de los Dolores -Patrona de Frigiliana- y la Virgen de la Aurora, aunque si una talla atrae a un mayor número de devotos de toda procedencia es la del titular de la parroquia, San Antonio de Padua, de quien también se conserva una reliquia ósea». Frigiliana, luz de Andalucía, te espera para perderte por sus calles y encontrarte en su parroquia.
Beatriz Lafuente
