Con estas palabras expresó su acogida la parroquia de Alquife al obispo accitano en la Misa estacional de la Visita Pastoral, el sábado 22 de febrero.
MIRAR AL FUTURO VIVIENDO CON PASIÓN EL PRESENTE
Sr. obispo, estas palabras son suyas y reflejan muy bien su Visita Pastoral a nuestro pueblo: “dice el papa Francisco: «que los obispos sean pastores cercanos a la gente, padres y hermanos, que sean amables, pacientes y misericordiosos»”.
Es esto lo que usted transmite, es lo que el pueblo percibe, lo que desea y espera un cristiano de su pastor, de su obispo. Gracias D. Francisco Jesús por mantener esas cualidades y por compartirlas con nosotros…
Ha venido usted, Sr. obispo, a cumplir con lo que dijo en su Carta Pastoral a la llegada a nuestra diócesis, con estas palabras: “nuestra diócesis de Guadix ha de ponerse en estado de misión: cada persona, cada parroquia, cada grupo o comunidad debe hacer camino misionero para llevar a sus coetáneos el anuncio del Evangelio de hoy”.
Ha estado con nosotros, nos hemos encontrado con usted, lo hemos visto realizando esta Visita Pastoral, cada uno ha tenido la oportunidad de apreciar su labor de pastor y obispo en estos dos días y por ello le damos las gracias. También, por cómo lo ha hecho.
Como dice usted: “somos una iglesia conocedora humilde de sus limitaciones, pero nunca atada a posibles complejos de inferioridad que nos pueden inmovilizar para la misión”
Además de valiente afirmación, es la realidad de nuestra comunidad: somos pocos y, a veces, nuestros comentarios suelen ser desalentadores. Es por esto que necesitamos el aliento, la sabiduría, la compañía de nuestro pastor, de nuestro obispo, de su persona.
Lo recibíamos el día 7 de febrero con un canto a la puerta de nuestra iglesia y nada más terminar ya estaba dando las gracias al coro porque le gustó ese canto de recibimiento. Pues, ahora nosotros, por aquello de que “es de bien nacidos ser agradecidos”, tenemos que seguir agradeciéndole esta Visita Pastoral.
Gracias por acercarse y tener presentes a los más jóvenes. Los jóvenes son la esperanza de la Iglesia del mañana. Y, muy sabedor de ello, allá se fue a verlos, al Instituto y a la catequesis. Seguro que no se olvidarán de usted, que sus palabras y gestos permanecerán en ellos y quién sabe si alguna o alguno abrirá las puertas de su corazón a Jesús.
Gracias por participar en nuestra vida pública, tratando de colaborar en el progreso del bien común, por procurar que las instituciones económicas, sociales, culturales y políticas no creen obstáculos a los hombres y mujeres de nuestros pueblos, sino que les presten la ayuda positiva y se muevan por el deseo de promover el bienestar general del pueblo.
Sr. obispo, ¡cómo no vamos a sentirnos agradecidos si ha venido y ha compartido el dolor, la soledad, la vejez… con los sufrientes de nuestro pueblo!
Les ha llevado una vez más el anuncio del Reino de Dios, del perdón, del amor y de la paz. Y ellos han podido constatar y percibir de usted el amor que cada ser humano espera secretamente en su corazón.
Gracias también por honrar a nuestros seres queridos ya ausentes. Que Dios oiga sus intenciones y plegarias para que, desde el cielo, sigan ayudándonos a orientar nuestras vidas con su ejemplo.
Su visita nos interpela y nos anima a procurar que nuestros actos sean siempre reflejo de una vida interior, en la que Dios sea el motor de nuestras vidas y de nuestra actitud hacia los demás.
Usted es ejemplo de esto. Con su alegría y empatía, nos alienta a sentirnos llamados a anunciar el Evangelio desde nuestro hogar, desde el lugar de trabajo o de ocio.
Gracias, D. Francisco Jesús, por esta Visita Pastoral enriquecedora para todos.
Con esta visita nos sentimos más miembros de la Iglesia, más cerca de usted, más comprometidos, más cristianos.
Que Dios premie sus servicios y su generosidad al dedicar su tiempo y su vida a la diócesis de Guadix. Gracias por ser pastor, por acompañarnos y por guiarnos. Y discúlpenos cuando no sepamos valorar o entender su tarea.
Termino con unas palabras que, quizá, debieran estar al principio. No obstante, y deliberadamente, las pongo al final, como deseo de que nuestro querido obispo D. Francisco Jesús se quede presente en Alquife, en su iglesia y en cada uno de nosotros: ¡Sr. obispo, bienvenido, gracias por estar aquí!
Gracias.
Ramón Pérez Latorre
Parroquia de Alquife