La Residencia de Estudiantes que dirigen las Religiosas de María Inmaculada en la céntrica calle malagueña de la Victoria tiene 90 plazas y suele estar al completo. En este tiempo de confinamiento son cuatro las estudiantes que siguen viviendo en ella: Caterina, Shiva, Katerine y Ahinoa, naturales de Italia, Irán, Guinea Ecuatorial y Honduras.
¿Cómo estáis viviendo este confinamiento junto a las Religiosas de María Inmaculada y lejos de vuestros hogares?
Al principio fue muy agobiante, teníamos miedo, inseguridad por no saber qué iba a pasar. Después nos fuimos sintiendo mejor, cómodas y protegidas por todas las medidas que tomaron frente al problema: la higiene personal y común.
Estar lejos de casa es un poco difícil y más en esta situación pero nos hemos adaptado y todo en general está bien, no estamos solas.
¿Cómo fue que decidisteis quedaros en la residencia?
Decidimos quedarnos en la residencia por varios motivos. Algunas teníamos que seguir trabajando y no era muy conveniente salir de la ciudad. Otras por el cierre de fronteras y por seguridad de los demás.
¿Lo que más habéis echado de menos en este tiempo?
Lo que más hemos echado de menos ha sido interactuar con la sociedad y el medio ambiente. También cosas tan simples como ir a tomar un chocolate o un helado.
¿Veis signos de esperanza en el futuro?
Vemos signos de esperanza en el futuro porque todo acaba pasando y cuando se tiene fe las cosas se hacen más amenas y mantienes la positividad.
Encarni Llamas Fortes