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Fiestas de Santa María de la Paz en El Ejido

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Este pasado fin de semana tenían lugar las fiestas patronales de la parroquia de Santa María de la paz en El Ejido. Después de la santa misa en honor a la titular de la parroquia, Nuestra Señora de la Paz presidida por su párroco D. Antonio Jesús Manzano, tenía lugar la verbena popular en la plaza de la Iglesia. En la celebración estuvo presente el alcalde la localidad, D. Francisco Góngora Cara y la corporación municipal.

Una fiesta en uno de los barrios más populares de la localidad del poniente almeriense que sirve para fomentar la fe, estrechar lazos comunitarios y celebrar la alegría de compartir el camino junto a la Madre de Dios.

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Huévar renueva su rostro mariano con la coronación de la Virgen de la Sangre

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Huévar renueva su rostro mariano con la coronación de la Virgen de la Sangre

La plaza de España de Huévar se vistió de gala el pasado 8 de junio para un acto que ha entrado con pleno de derecho en la historia de esta localidad al Aljarafe sevillano. El arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz, impuso la corona que labró Fernando Marmolejo en las sienes de la titular de la de la Hermandad del Santo Cristo de la Vera Cruz, María Santísima de la Sangre y Santiago Apóstol, ante miles de fieles y devotos.

“Por su misión excepcional en la obra de la salvación, por ser la Madre de Jesucristo, porque ser verdaderamente Reina”. De esta manera justificaba el arzobispo la decisión de coronar canónicamente a la Virgen de la Sangre, referente devocional de miles de hervenses.

En su homilía, monseñor Saiz se detuvo en el trasfondo familiar de una devoción que ha pasado de padres a hijos. Recordó la misión que tenemos “en la vida, en el mundo, en la Iglesia”, y la ayuda que recibimos de María Santísima de la Sangre para “cumplirla con fidelidad”.

Más adelante señaló que con la coronación canónica “nos comprometemos a que reine en nuestros corazones, en nuestros hogares, en Huévar del Aljarafe, nuestra villa”. Pidió a la Virgen que “nos enseñe a responder con generosidad a la llamada de Dios, a caminar en la fe y la esperanza, a mostrar su amor de Madre especialmente a los que sufren, a los indefensos, a los más necesitados; a defender la vida humana, a servir a los más pobres, los enfermos, los ancianos que están solos; a los niños y jóvenes vulnerables, a las familias rotas; a los inmigrantes, a las personas que no tienen trabajo”.

“Por una sociedad más justa y fraterna”

Hizo también un llamamiento a la solidaridad, y a “trabajar por una sociedad más justa y fraterna”. En la parte final de su alocución, el arzobispo de Sevilla calificó de histórica la jornada, y explicó el significado de una coronación: “Coronar una imagen de María significa aceptarla como Reina de nuestra vida, y acogerla en nuestro corazón como Reina y Madre”.

Concluyó con una invitación a contemplar la imagen de la Virgen: “Ella os conoce, os entiende, os espera, os escucha; ella será vuestro consuelo y esperanza. Cuando estéis cansados y agobiados, ella os reconfortará; cuando el sufrimiento y la oscuridad se hagan presentes en el camino, ella será vuestra luz y guía; cuando estéis alegres y las cosas vayan bien, ella reforzará aún más el gozo y la esperanza”.

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Termina la Octava del Corpus en al Catedral con Misa, Seises y procesión claustral

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Termina la Octava del Corpus en al Catedral con Misa, Seises y procesión claustral

Será este domingo 9 de junio, a las 7 de la tarde

 

Terminan las celebraciones en torno a la solemnidad del Corpus Christi. La fiesta litúrgica fue el domingo pasado, el 2 de junio, con Misas solemnes y procesiones en todas las parroquias. También en la Catedral de Guadix, donde la Misa fue residida por el obispo, D. Francisco Jesús Orozco, y en la que bailaron los Seises, que se disponen a celebrar su 75 aniversario el año que viene. Después, la procesión con la custodia sacó al Santísimo por las calles de Guadix.

Durante toda la semana, se ha celebrado la Octava del Corpus, que culmina este domingo 9 de junio, con otra Misa solemne y una pequeña procesión, que suele ser, en esta ocasión, en el interior de los templos. De esta manera se hace en Huéscar, en Caniles, en Baza y en Guadix, entre otros lugares.

Así, la Octava del Corpus termina este domingo en la Catedral de Guadix con una Misa Pontifical, presidida por D. Francisco Jesús Orozco, que será a las 7 de la tarde. Al finalizar la Misa, bailarán los Seises ante el Santísimo, con el traje rojo propio de este día. Después, habrá una procesión claustral con la custodia y el Santísimo. Y es que la fiesta del Corpus es tan grande que un solo día nos basta para celebrarlo. Ya han pasado ocho días y seguimos de celebración.

Antonio Gómez

Delegado diocesano de MCS. Guadix

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Domingo X del Tiempo ordinario. Ciclo B. 9 de junio de 2024

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Domingo X del Tiempo ordinario. Ciclo B. 9 de junio de 2024

Este relato de Marcos pone en evidencia una realidad con la que Jesús tuvo que convivir en el día a día, y que el evangelista no oculta:  la tensión, el rechazo y la incomprensión de quienes le ven actuar. De esta manera el autor nos introduce en los sentimientos profundos que hubo de tener el Hijo de Dios en su apuesta por el Reino de Padre. 

 

La familia es fundamental en la sociedad judía de aquella época, que garantiza la protección. Tuvo que ser muy doloroso para Jesús no tener el apoyo y la comprensión de sus familiares, los cuales lo consideran un loco porque se sale de los esquemas convencionales de lo que es normal y de lo que no lo es. 

Los letrados de Jerusalén se sienten escandalizados porque Jesús actúa en nombre de Dios. A su vez ellos se sienten criticados, desautorizados y amenazados por sus dichos y hechos. Para ellos Jesús está endemoniado, una acusación bastante grave, por lo que en consecuencia debe morir lapidado. Pero Jesús, mediante parábolas, se define como “el más fuerte” y acusa a los letrados de algo más grave, la no aceptación de las actuaciones del Espíritu Santo en el mundo, un pecado imperdonable.

Los que le siguen, aun con sus dudas, han dejado que Jesús les entrara en el corazón y como pueden lo van siguiendo. No son precisamente los mejores, pero se han adherido a la realidad del Reino de Dios, aunque todavía no han asimilado el misterio de la cruz. La enseñanza final es que éstos, los que viven el Evangelio y han acogido a Jesús, son la verdadera y nueva familia de Jesús por la que él está dispuesto a dar la vida.

Emilio J. Fernández, sacerdote

https://elpozodedios.blogspot.com/

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Un alma para Europa

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Basta asomarse a los medios de comunicación, o mejor estar atento al eco de las conversaciones de los ciudadanos, para tener la impresión de que, además de la nefasta. polarización que sufrimos, se percibe una creciente sensación de pesimismo y desesperanza ante la falta de resultados convincentes en la solución de la crisis económica.
Ahí están para comprobar esta percepción el miedo de una Europa tensionada y tambores y escenarios de guerra en su territorio, así como las dramáticas consecuencias de los recortes del gasto en políticas sociales, no acompañadas siempre del suficiente apoyo al crecimiento económico, así como también el aumento del desempleo, que afecta sobre todo a los jóvenes.
Esto evidencia, sin entrar en valoraciones técnicas y políticas, además de la aparición creciente de un peligroso “euroescepticismo” vinculado a populismos nacionalistas, que hay carencias meta -económicas que no se han tenido en cuenta a la hora de afrontar adecuadamente los problemas y que responden a un déficit que no se refleja en los balances de cuentas de resultados ni en los ratios de solvencia económica, sino que son de valores espirituales. Ello es fruto del debilitamiento cuando no el ataque ideológico de los fundamentos pre-políticos -de naturaleza ética y moral basados en la Ley Natural- que sustentan la organización y convivencia de las sociedades libres y democráticas.
En este diagnóstico participa el Papa Francisco, cuando ha llegado a señalar ya en los comienzos se su pontificado que “la crisis financiera que atravesamos nos hace olvidar que en su origen hay una profunda crisis antropológica. La negación de la primacía del hombre! Hemos creado nuevos ídolos. La adoración del antiguo becerro de oro (cf. Ex 32, I 5-34) ha encontrado una versión nueva y despiadada en el fetichismo del dinero y en la dictadura de la economía sin un rostro y un objetivo verdaderamente humano… Tras esta actitud se esconde el rechazo de la ética, el rechazo de Dios… Para los agentes financieros, económicos y políticos, Dios es incontrolable, inmanejable, incluso peligroso, porque llama al hombre a su plena realización y a la independencia de cualquier tipo de esclavitud. La ética -una ética no ideologizada, naturalmente- permite crear un equilibrio y un orden social más humano” (Discurso a nuevos embajadores. 16 de majo de 2013).
En definitiva, es innegable que ha habido en Europa, como tantas veces había advertido el recordado Benedicto XVI, un olvido, cuando no la buscada marginación, de las raíces culturales y religiosas del viejo continente, de aquello que ha constituido históricamente y constituye hoy su identidad compartida y su activo de civilización más importante, del que la religión cristiana y con ella la dimensión trascendente de la persona, es uno de sus componentes esenciales.

La recuperación de los valores espirituales ha sido siempre uno de los recursos más importante y eficaces para la superación de las crisis personales y colectivas, ya que las personas y las sociedades humanas se mueven no sólo por la imprescindible búsqueda de los dignos medios de vida, sino también de las no menos necesarias razones por las que vivir.
La insistencia en manifestar la identidad y la propuestas de los valores cristianos en la construcción europea no es algo nuevo, sino que viene de lejos y ha alcanzado una de sus formulaciones más completas en la Exhortación Apostólica de S. Juan Pablo II “Ecclesia in Europa”.
En ella, fruto de la que fue la II Asamblea Especial del Sínodo para Europa, se propone el Evangelio de la Esperanza, que partiendo de la conversión reactive en el continente europeo la dimensión del testimonio de los cristianos. Esto exige, además de un claro fortalecimiento y manifestación de la propia identidad cristiana, una mayor toma de conciencia evangelizadora que fomente aún más la presencia coherente de los católicos en todos los ámbitos, desde el personal y familiar al espacio público y social: “Los cristianos no sólo pueden unirse a todos los hombres de buena voluntad para trabajar en la construcción de este gran proyecto, sino que, más aún, están invitados a ser su alma, mostrando el verdadero sentido de la organización de la ciudad terrena”. (n. 116).
No es ni más ni menos que la reiterada invitación del Papa Francisco a ser una
Iglesia que sale de sí misma, que experimenta en el decir de Pablo VI, “la dulce y confortadora alegría de evangelizar”(EN n. 80).
Es lo mismo que repetía en su discurso el mismo Papa Francisco a1 recibir el Premio Carlo Magno en presencia de todos los líderes de la Unión Europea: “Sólo así será posible una verdadera esperanza que supere el pesimismo europeo y posibilite construir sobre sólidos cimientos la casa común, ya que, como se indica en la mencionada exhortación apostólica, “Europa necesita una dimensión religiosa. . . tiene que dejarse tocar por la mano de Dios. En efecto, la esperanza de construir un mundo más justo y más digno del hombre, no puede prescindir de la convicción de que nada valdrían los esfuerzos humanos si no fueran acompañados por la ayuda divina, porque «si el Señor no construye la casa, en vano se afanan los albañiles» (Sal 127[126], 1)” (n. 116).
Los sueños del Papa Francisco
Deseos, estos, que el Papa Francisco, hacia resonar como un sueño a los dirigentes europeos en el mencionado discurso del Premio Carlo Magno: “Con la mente y el corazón, con esperanza y sin vana nostalgia, como un hijo que encuentra en la madre Europa sus raíces de vida y fe:

  • Sueño un nuevo humanismo europeo, ‘En proceso constante de humanización”, para el que hace falta “memoria, valor y una sana y humana utopía” (10).
  • Sueño una Europa joven, capaz de ser todavía madre: una madre que tenga vida, porque respeta la vida y ofrece esperanza de vida.
  • Sueño una Europa que se hace cargo del niño, que como un hermano socorre al pobre y a los que vienen en busca de acogida, porque ya no tienen nada y piden refugio.
  • Sueño una Europa que escucha y valora a los enfermos y a los ancianos, para que no sean reducidos a objetos improductivos de descarte.
  • Sueño una Europa, donde ser emigrante no sea un delito, sino una invitación a un mayor compromiso con la dignidad de todo ser humano.
  • Sueño una Europa donde los jóvenes respiren el aire limpio de la honestidad, amen la belleza de la cultura y de una vida sencilla, no contaminada por las infinitas necesidades del consumismo; donde casarse y tener hijos sea una responsabilidad y una gran alegría, y no un problema debido a la falta de un trabajo suficientemente estable.
  • Sueño una Europa de las familias, con políticas realmente eficaces, centradas en los rostros más que en los números, en el nacimiento de hijos más que en el aumento de los bienes.
  • Sueño una Europa que promueva y proteja los derechos de cada uno, sin olvidar los deberes para con todos. Sueño una Europa de la cual no se pueda decir que su compromiso por los derechos humanos ha sido su última utopía”.

Esto vale también para España, en la Europa Unida de la que formamos parte.

 

+ José María Gil Tamayo

Arzobispo de Granada

Un alma para Europa

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Reflexión de Mons. José María Gil Tamayo, arzobispo de Granada, ante las elecciones europeas, que en España se realizarán el domingo 9 de junio de 2024.

Ofrecemos la reflexión del arzobispo de Granada, Mons. José María Gil Tamayo, con el título “Un alma para Europa”, ante las elecciones europeas que en España se celebran el 9 de junio de 2024,.

Un alma para Europa , de Mons. Gil Tamayo

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Huéscar celebró el Sagrado Corazón de Jesús con novena

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Huéscar celebró el Sagrado Corazón de Jesús con novena

La Parroquia de Santa María, de Huéscar, terminó en la tarde del viernes 7 de junio, Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, la novena en su honor, que se ha venido celebrando en dicha parroquia, cada tarde, desde el pasado jueves 30 de mayo.

 

Cada uno de esos días los cultos han incluido, además de la Santa Misa, los rezos propios de esta novena, que se mueve en el calendario dependiendo de las festividades religiosas

La imagen del Sagrado Corazón de Jesús nos recuerda el núcleo central de nuestra fe: todo lo que Dios nos ama con su Corazón y todo lo que nosotros, por tanto, le debemos amar. Jesús tiene un Corazón que ama sin medida. Y tanto nos ama, que sufre cuando su inmenso amor no es correspondido

Ojalá que esta novena, haya ayudado a recordar su gran amor y a imitarlo en este mes de junio y durante todo el año.

José Antonio Martínez

Párroco de Santa María, de Huéscar

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COPE ESPEJO ALMERÍA: Conocemos el trabajo que el Servicio Jesuita a Migrantes realiza en nuestra diócesis

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Primer centenario fundacional de la Real Cofradía del Santísimo Cristo del Amor y Nuestra Señora de la Caridad (Catedral-Málaga)

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Homilía de Mons. Jesús Catalá durante la Eucaristía celebrada en la Catedral con motivo del primer centenario fundacional de la Real Cofradía del Santísimo Cristo del Amor y Nuestra Señora de la Caridad

PRIMER CENTENARIO FUNDACIONAL DE LA REAL COFRADÍA DEL SANTÍSIMO CRISTO DEL AMOR Y NUESTRA SEÑORA DE LA CARIDAD

(Catedral-Málaga, 8 junio 2024)

Lecturas: 2 Tim 4, 1-8; Sal 70, 8-9.14-15ab.16-17. 22; Lc 2, 41-51.

1.- Al hilo de la historia de la “Cofradía del Santísimo Cristo del Amor y Nuestra Señora de la Caridad” queremos dar gracias al Señor en este primer centenario de su constitución.

La Cofradía fue erigida canónicamente en mayo de 1923 por el entonces obispo san Manuel González, en la iglesia de Nuestra Señora de la Victoria, a instancias del Rvdo. Juan Rodríguez Gutiérrez, capellán de dicha iglesia.

Se veneraban las imágenes del Cristo del Amor y de la Virgen de los Dolores, pertenecientes al Monasterio de las Madres Agustinas, cercano al templo de la Victoria, esculpidas por Fernando Ortiz.

La cofradía salió procesionalmente en la Semana Santa de 1924, siendo admitida como miembro de la Agrupación de Cofradías.

Estas imágenes no sufrieron la quema ni los destrozos de la persecución religiosa de mayo de 1931. Como reza el Salmo de hoy, el fiel creyente pide a Dios que lo libre de sus enemigos que le persiguen a muerte (cf. Sal 70, 10-12). El Señor permitió que los enemigos de la fe católica no destruyeran estos signos de piedad cristiana popular. No tuvieron la misma suerte otras iglesias, conventos y cofradías.

En 1932 fueron restituidas al culto en la capilla del “bajo coro” de la iglesia de Nuestra Señora de la Victoria; y en 1940 pasaron a ser propiedad de la Cofradía.

Los Agustinos han estado vinculados a la Cofradía del Amor desde sus orígenes fundacionales, recibiendo en 1931 el nombramiento de Hermanos Mayores Honorarios. Y los Maristas también recibieron el título de Hermano Mayor Honorario en los años cuarenta del siglo pasado. Por ello las espiritualidades ambas congregaciones, agustiniana y marista, forman parte de la Hermandad.

Hoy damos gracias a Dios por la historia de vuestra cofradía. Cualquier evento histórico, pequeño o grande está previsto en la providencia de Dios.

2.- Tenemos motivos sobrados, pues, para dar siempre gracias a Dios por muchas cosas: la vida, la fe, la familia, la Iglesia, la parroquia, el trabajo, y tantas otras cosas más.

Hoy, especialmente por el Centenario de la institución de vuestra Cofradía, que ha gozado de un tiempo jubilar entre mayo de 2023 y junio de 2024, concedido por el papa Francisco, a quien le visitasteis en Roma el 1 de mayo de 2024. Esto también forma parte de vuestra historia.

A esta acción de gracias se une otro motivo: el 75 Aniversario de la bendición de la actual imagen de Nuestra Señora de la Caridad.

Alabemos al Señor con las palabras del Salmo: «Yo (…) seguiré esperando, redoblaré tus alabanzas» (Sal 70, 14), porque el Señor está a nuestro lado y nos ha concedido permanecer fieles a su amor en estos cien años.

«Mi boca contará tu justicia, y todo el día tu salvación. Contaré tus proezas, Señor mío; narraré tu justicia, tuya entera» (Sal 70, 15-16). Demos gracias a Dios con cantos de alabanza, acompañados del arpa y la cítara (cf. Sal 70, 22). Hoy lo hacemos acompañados del hermoso coro que dirige el canto.

3.- La cofradía nació con la advocación de “Santísimo Cristo del Amor”, cuya espiritualidad ha estado presente desde los inicios. Nos detenemos en este título. El Hijo de Dios entregó su vida por toda la humanidad para salvarla del pecado y de la muerte eterna.

Su mandamiento del amor resuena en la Iglesia universal como la norma más importante de conducta, a ejemplo del Amor que Cristo nos ha ofrecido: «Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado» (Jn 13, 34). Esta es la novedad. Jesús nos invita a hacerlo como él ha hecho con nosotros, dando su vida hasta la última gota de sangre, siendo nosotros pecadores (cf. Rm 5, 7-8). Ha ofrecido su vida por la nuestra, poniéndose en nuestro lugar.

El amor del que nos habla Jesús no tiene nada que ver con lo que nuestra sociedad llama “amor”. Los gustos y los deseos no son amor; porque cuando termina el gusto o el deseo, termina lo que llamaban amor. Porque el amor es eterno, porque Dios-Amor es eterno.

Acojamos este mandamiento del amor como eje de nuestra vida, como criterio de nuestra conducta y como meta de nuestro futuro eterno. Nuestra sociedad cambiaría radicalmente, si a la palabra amor se le designara con lo que es y no con los sucedáneos.

La Cofradía tiene un “Himno agustiniano al Cristo del Amor”, basado en textos de san Agustín (cf. Tratado sobre el evangelio de san Juan, 84, 1-2; Tratado 65,1-3; y Sermones 34, 1-3.5-6).

“Los cielos cantan la gloria de Dios, llamando a contemplar al Cristo del Amor, y su eco se propaga por toda la tierra: “Amaos unos a otros, como Él nos amó”.

“Nadie tiene amor más grande que quien da la vida por sus amigos. Con ese Amor debemos amarnos, dando la vida por los hermanos como Él se entregó por nosotros”.

Fruto de este amor nació en la Cofradía, en 2010, la iniciativa de la “Fundación Corinto”, formalizada al año siguiente, como un compromiso de caridad expresada en el servicio a los más necesitados. Del Santísimo Cristo del amor se desprende el amor al hermano, sobre todo al más necesitado. Y esto también forma parte de vuestra historia; demos gracias a Dios por ello.

Ahora os invito a dirigir nuestra mirada a la imagen del Cristo y repetir esta frase: “Santísimo Cristo del Amor, ten misericordia de nosotros». (Los fieles repiten la frase).

4.- La advocación mariana de Nuestra Señora de la Caridad fue incorporada en 1935, cuya primera imagen fue bendecida en 1936 y destruida durante la contienda civil y la persecución religiosa.  Tras una segunda imagen de la Virgen, en 1939, se obtuvo otra en 1948, obra de Francisco Buiza y bendecida en 1949. La devoción a la Virgen María está presente desde el inicio de la Cofradía, aunque haya tenido dos advocaciones marianas diversas. Esto también forma parte de vuestra historia y debéis dar gracias a Dios por ello.

El papa Juan Pablo II al referirse a la Virgen tiene una bella expresión, que me ha cautivado y deseo compartir con vosotros. Él llama «caridad materna» a la acción con la que la Madre del Redentor cuida de los hermanos de su Hijo, a cuya generación y educación coopera (cf. Redemptoris Mater, 45). Es hermosa esta expresión.

¡Queridos cofrades y fieles todos, dejaos cuidar y educar por la «caridad materna» de Nuestra Señora de la Caridad! Las madres entenderéis muy bien lo que esto significa, porque el amor de madre es muy especial. No se trata solo de ser generosos y caritativos con los demás; se trata también de aceptar el cuidado amoroso de la Virgen María hacia cada uno de nosotros.

Ahora os invito a dirigir la mirada hacia la imagen de la Virgen y repetir esta frase: “Nuestra Señora de la Caridad, ruega por nosotros”. (Los fieles repiten la frase).

A Cristo le hemos pedido que tenga misericordia de nosotros, porque es Dios y dio su vida para perdonarnos y salvarnos; pero a la Virgen le pedimos su intercesión de Madre ante su Hijo y con él ante el Padre celestial. Esto forma parte de vuestra espiritualidad. 

5.- Hoy celebra la Iglesia la fiesta litúrgica del Inmaculado Corazón de María y nos ha propuesto esta oración colecta, que os recuerdo para que la saboreéis: “Oh Dios, tú que has preparado en el Corazón de la Virgen María una digna morada al Espíritu Santo, haz que nosotros, por intercesión de la Virgen, lleguemos a ser templos dignos de tu gloria”.

María acogió al Hijo de Dios en su seno, siendo su maternidad el título mariano más importante y el hecho más significativo en la vida de la Virgen María. Ella es ante todo “Madre”; los demás títulos le vienen por éste. El Señor hizo obras grandes en María; por ella nos dio al autor de la vida, Jesucristo.

Ella nos invita a ser templos del Espíritu Santo y testigos del Evangelio en nuestra sociedad descreída y pagana. San Pablo nos anima a trabajar por el anuncio evangelizador (cf. Tim 4, 5) a tiempo y a destiempo (cf. Tim 4, 2), porque la gente no soporta la sana doctrina, sino que se rodea de maestros a la medida de sus deseos (cf. Tim 4, 3), apartando su oído de la verdad y volviéndose a las fábulas (cf. Tim 4, 4). ¡Cuán certero fue san Pablo en su enseñanza! Hoy ocurre exactamente lo mismo; la gente se aparta de la sana doctrina del Maestro, el Señor, y va buscando fábulas, mitos e ideologías, que van en contra.

6.- Agradecemos a todas las personas que, en estos cien años, iniciaron y mantuvieron el espíritu de la Cofradía con su testimonio de fe, su generosidad y su ilusión. A quienes ostentaron cargos de responsabilidad en la Cofradía y a los sacerdotes, de modo especial, a D. José Sánchez Platero y a D. Ignacio Mantilla de los Ríos; ambos están ya gozando de la presencia del Señor.

Ahora sois vosotros, queridos cofrades, quienes tenéis el testigo en vuestras manos para pasar a las generaciones futuras el hermoso legado recibido. ¡No defraudéis a los que vienen detrás!

La Hermandad ha colaborado en este año jubilar en varios campos pastorales de la parroquia (apostolado, catequesis, pastoral de infancia y juventud, caridad).

Providencialmente, gracias a la liturgia de hoy, la advocación de Nuestra Señora de la Caridad se ha unido a la del Inmaculado Corazón de María. Siendo la Virgen Inmaculada, su caridad es la más pura, la más limpia, la más luminosa. Nuestra caridad está tocada por el pecado; pero la caridad de la Virgen no está contaminada.

Terminamos repitiendo las dos invocaciones que hemos dicho antes: “Santísimo Cristo del Amor, ten misericordia de nosotros». (Los fieles repiten la frase).

Pedimos a Nuestra Señora de la Caridad que siga acompañando a sus amados hijos en esta andadura, por el siglo XXI, hasta llegar al segundo centenario. “Nuestra Señora de la Caridad, ruega por nosotros” (Los fieles repiten la frase). Amén.

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Inmaculado Corazón de María, amor de Madre

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Fue san Juan Eudes (1601-1680) quien unió a la devoción al Inmaculado Corazón de Jesús la del Inmaculado Corazón de María, cuyas fiestas se celebran de forma contigua, el viernes y el sábado posterior al segundo domingo después de Pentecostés.

Así pues, el próximo sábado 8 de junio, celebraremos que María, Madre de Dios, es también Madre nuestra y nos lleva a cada uno de forma entrañable en su corazón. Con este amor de madre, intercede por nosotros ante su Hijo y nos acompaña en nuestros dolores y sufrimientos. En 2022, el papa Francisco consagró al Inmaculado Corazón de María a Rusia y Ucrania.

En Málaga, el día de su fiesta, la parroquia de Ntra. Sra. de Fátima acogerá con este motivo un Rosario por la Paz a las 19.30 horas. Comenzarán con la Misa y consagración al Corazón de María y, a las 20.30 horas, Santo Rosario de Antorchas por las calles del barrio. El primer misterio, en la parroquia, y los siguientes en Avenida de Fátima, Cruz del Molinillo, Pasaje Ollerías y en la capillita de la Virgen de Fátima.

Acto de Consagración al Corazón Inmaculado de María (Papa Francisco)

Oh María, Madre de Dios y Madre nuestra, nosotros, en esta hora de tribulación, recurrimos a ti. Tú eres nuestra Madre, nos amas y nos conoces, nada de lo que nos preocupa se te oculta. Madre de misericordia, muchas veces hemos experimentado tu ternura providente, tu presencia que nos devuelve la paz, porque tú siempre nos llevas a Jesús, Príncipe de la paz.
Nosotros hemos perdido la senda de la paz. Hemos olvidado la lección de las tragedias del siglo pasado, el sacrificio de millones de caídos en las guerras mundiales. Hemos desatendido los compromisos asumidos como Comunidad de Naciones y estamos traicionando los sueños de paz de los pueblos y las esperanzas de los jóvenes. Nos hemos enfermado de avidez, nos hemos encerrado en intereses nacionalistas, nos hemos dejado endurecer por la indiferencia y paralizar por el egoísmo. Hemos preferido ignorar a Dios, convivir con nuestras falsedades, alimentar la agresividad, suprimir vidas y acumular armas, olvidándonos de que somos custodios de nuestro prójimo y de nuestra casa común. Hemos destrozado con la guerra el jardín de la tierra, hemos herido con el pecado el corazón de nuestro Padre, que nos quiere hermanos y hermanas. Nos hemos vuelto indiferentes a todos y a todo, menos a nosotros mismos. Y con vergüenza decimos: perdónanos, Señor.
En la miseria del pecado, en nuestros cansancios y fragilidades, en el misterio de la iniquidad del mal y de la guerra, tú, Madre Santa, nos recuerdas que Dios no nos abandona, sino que continúa mirándonos con amor, deseoso de perdonarnos y levantarnos de nuevo. Es Él quien te ha entregado a nosotros y ha puesto en tu Corazón inmaculado un refugio para la Iglesia y para la humanidad. Por su bondad divina estás con nosotros, e incluso en las vicisitudes más adversas de la historia nos conduces con ternura.
Por eso recurrimos a ti, llamamos a la puerta de tu Corazón, nosotros, tus hijos queridos que no te cansas jamás de visitar e invitar a la conversión. En esta hora oscura, ven a socorrernos y consolarnos. Repite a cada uno de nosotros: “¿Acaso no estoy yo aquí, que soy tu Madre?”. Tú sabes cómo desatar los enredos de nuestro corazón y los nudos de nuestro tiempo. Ponemos nuestra confianza en ti. Estamos seguros de que tú, sobre todo en estos momentos de prueba, no desprecias nuestras súplicas y acudes en nuestro auxilio.
Así lo hiciste en Caná de Galilea, cuando apresuraste la hora de la intervención de Jesús e introdujiste su primer signo en el mundo. Cuando la fiesta se había convertido en tristeza le dijiste: «No tienen vino» (Jn 2,3). Repíteselo otra vez a Dios, oh Madre, porque hoy hemos terminado el vino de la esperanza, se ha desvanecido la alegría, se ha aguado la fraternidad. Hemos perdido la humanidad, hemos estropeado la paz. Nos hemos vuelto capaces de todo tipo de violencia y destrucción. Necesitamos urgentemente tu ayuda materna.
Acoge, oh Madre, nuestra súplica.
Tú, estrella del mar, no nos dejes naufragar en la tormenta de la guerra.
Tú, arca de la nueva alianza, inspira proyectos y caminos de reconciliación.
Tú, “tierra del Cielo”, vuelve a traer la armonía de Dios al mundo.
Extingue el odio, aplaca la venganza, enséñanos a perdonar.
Líbranos de la guerra, preserva al mundo de la amenaza nuclear.
Reina del Rosario, despierta en nosotros la necesidad de orar y de amar.
Reina de la familia humana, muestra a los pueblos la senda de la fraternidad.
Reina de la paz, obtén para el mundo la paz.
Que tu llanto, oh Madre, conmueva nuestros corazones endurecidos. Que las lágrimas que has derramado por nosotros hagan florecer este valle que nuestro odio ha secado. Y mientras el ruido de las armas no enmudece, que tu oración nos disponga a la paz. Que tus manos maternas acaricien a los que sufren y huyen bajo el peso de las bombas. Que tu abrazo materno consuele a los que se ven obligados a dejar sus hogares y su país. Que tu Corazón afligido nos mueva a la compasión, nos impulse a abrir puertas y a hacernos cargo de la humanidad herida y descartada.
Santa Madre de Dios, mientras estabas al pie de la cruz, Jesús, viendo al discípulo junto a ti, te dijo: «Ahí tienes a tu hijo» (Jn 19,26), y así nos encomendó a ti. Después dijo al discípulo, a cada uno de nosotros: «Ahí tienes a tu madre» (v. 27). Madre, queremos acogerte ahora en nuestra vida y en nuestra historia. En esta hora la humanidad, agotada y abrumada, está contigo al pie de la cruz. Y necesita encomendarse a ti, consagrarse a Cristo a través de ti. El pueblo ucraniano y el pueblo ruso, que te veneran con amor, recurren a ti, mientras tu Corazón palpita por ellos y por todos los pueblos diezmados a causa de la guerra, el hambre, las injusticias y la miseria.
Por eso, Madre de Dios y nuestra, nosotros solemnemente encomendamos y consagramos a tu Corazón inmaculado nuestras personas, la Iglesia y la humanidad entera, de manera especial Rusia y Ucrania. Acoge este acto nuestro que realizamos con confianza y amor, haz que cese la guerra, provee al mundo de paz. El “sí” que brotó de tu Corazón abrió las puertas de la historia al Príncipe de la paz; confiamos que, por medio de tu Corazón, la paz llegará. A ti, pues, te consagramos el futuro de toda la familia humana, las necesidades y las aspiraciones de los pueblos, las angustias y las esperanzas del mundo.
Que a través de ti la divina Misericordia se derrame sobre la tierra, y el dulce latido de la paz vuelva a marcar nuestras jornadas. Mujer del sí, sobre la que descendió el Espíritu Santo, vuelve a traernos la armonía de Dios. Tú que eres “fuente viva de esperanza”, disipa la sequedad de nuestros corazones. Tú que has tejido la humanidad de Jesús, haz de nosotros constructores de comunión. Tú que has recorrido nuestros caminos, guíanos por sendas de paz. Amén. 
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