En la diócesis de Guadix, hay grupos de “Oración de las Madres” en las parroquias del Sagrario, San Miguel, San Luis de Hernán Valle, Benalúa y Santiago de Baza
Una representación del grupo de “Oración de las Madres” de la diócesis de Guadix participó en el III Encuentro Nacional de Oración de Madres, celebrado en Sevilla, en la parroquia Corpus Christi, donde se concentraron más de 600 madres de toda España. El encuentro tuvo lugar el 5 de octubre
El encuentro fue preparado con mucha ilusión por un grupo de madres, que pertenecen a los grupos de Oración de las Madres de Sevilla. Un equipo de trabajo que se desvivió para acoger, del mejor modo posible, a las más de 600 madres que participaron y que provenían, entre otros lugares, de Madrid, Ciudad Real, Toledo, Valencia, Barcelona, Guadalajara, Murcia, Badajoz, Mérida, Alicante, Pamplona etc. Y, por supuesto, Guadix.
Durante la mañana hubo una meditación y, cómo no, una oración de todas las madres asistentes al encuentro. Se contó con la presencia de la responsable general de Oración de las Madres, la francesa Anne Celine, que recientemente sustituyo a la fundadora, Verónica Williams, y que dedicó unas palabras a todas las madres presentes llenas de sabiduría, unción y gratitud.
Por la tarde, hubo visita guiada a la Catedral de Sevilla.
En la diócesis de Guadix, Oración de las Madres está presente en las parroquias del Sagrario, San Miguel, San Luis de Hernán Valle, Benalúa y Santiago de Baza. Durante el presente curso se tiene previsto comenzar en otras parroquias que lo han solicitado.
La intención y el deseo de la delegación de Familia y Vida es ofertar este proyecto a todas las parroquias de la diócesis que lo deseen. Por eso, se ofrecen para ponerse a disposición de todas aquellas personas interesadas en iniciar este proyecto de Oración de las Madre”. Se puede contactar a través del párroco, del vocal de familia y vida de la parroquia o en el correo electrónico familiayvida@diocesisdeguadix.es .
En el día de su patrón, la parroquia de San Francisco de Asís, en Jubrique, entregó a una de sus feligresas, Dolores Ituño Aguilar, la Medalla Pro Ecclesia Malacitana, concedida por el Sr. Obispo, D. Jesús Catalá, «por su gran generosidad y por su entrega dedicada a la parroquia».
Una sorpresa preciosa en un día muy importante para la parroquia, ¿no es así?
Así fue. No me esperaba nada, fue una gran sorpresa que recibí con mucha alegría, muy agradecida, convencida de que no me merezco tanto. Además el día del patrón del pueblo, san Francisco de Asís, después de la celebración de la Eucaristía de ese día. Fue muy emotivo, muy bien organizado por nuestro párroco, Juan Manuel Caracuel, con el que estamos muy contentos en el pueblo.
Sacristana de la parroquia.
Esa soy yo, la sacristana de la parroquia. Mi misión es estar pendiente de todo lo que haga falta, pero nunca sola, sino unida a un grupo de personas de la parroquia que también está siempre disponible.
¿Desde cuándo es usted parte de su parroquia?
Yo le diría que desde toda la vida porque me crié en una familia católica en la que me inculcaron, desde pequeña, el amor a Dios y a la Iglesia. Y desde niña he estado metida en la Iglesia y sigo disponible para lo que sea necesario, desde abrir la puerta de la iglesia y tocar las campanas, hasta preparar el altar para celebrar la Eucaristía cuando llega el párroco, sin olvidar la limpieza del templo y la intendencia necesaria para que no falte lo fundamental.
Muchos curas los que ha conocido en estos años.
Muchos, pero todos han sido maravillosos. A Jubrique han venido curas muy buenos todos.
¿Por qué le da usted gracias a Dios?
Pues por todo, desde que me levanto hasta que me acuesto veo la mano de Dios en todo. Le doy gracias por tener un nuevo día para vivir, por mi familia… por todo.
¿Qué es para usted su parroquia?
Es la casa de Dios, en la que he recibido y sigo recibiendo los sacramentos. Sin mi parroquia, yo no sería nadie, porque yo necesito la Misa, la oración, ir a visitar al Santísimo. Necesito mi vida espiritual.
Encarni Llamas Fortes es madre de tres hijos. Periodista que desarrolla su labor profesional en la Delegación de Medios de Comunicación de la Diócesis de Málaga. Bachiller en Ciencias Religiosas por el ISCR San Pablo.
El testimonio del seminarista José Francisco a horas de su ordenación como diácono, el de los Misioneros Claretianos malagueños, el del nuevo presidente de Cáritas Andalucía y el de la profesora Mariela, que presenta su libro la semana que viene, entre los protagonistas del Espejo Málaga de esta semana. Aquí tienen el podcast.
El Espejo Málaga de hoy:
da voz al nuevo presidente de Cáritas Regional de Andalucía, Francisco J. Sánchez Heras
invita a leer la entrevista con Alfonso Crespo, en la revista DiócesisMálaga
entrevista a José Francisco Fernández Fuentes, quien será ordenado diácono este sábado 19 de octubre en la Catedral
conoce el testimonio de Juan Antonio Lamarca, Antonio Llamas, Joaquín Béjar, Álvaro Rodríguez y Samuel Abelaira, Misioneros Claretianos malagueños por el mundo
invita a participar en la presentación del libro de Mariela Martínez Higueras
y pone música, con Juan Baena, a los preparativos del X Encuentro de Músicos Católicos Contemporáneos
Nuestra cultura está plagada de referencias religiosas. También en el lenguaje. No las perdamos. Sirva como botón de muestra: demos gracias a Dios, que sea lo que Dios quiera o hasta mañana si Dios quiere. Podrían ser muchas más las expresiones, basta observar a nuestro lado.
Por ejemplo, a la población de origen latinoamericano; aprendo de ellos, me piden la bendición o directamente te bendicen. Cuando hablamos, la referencia explícita a Dios no deberíamos obviarla. La indudable fuerza transformadora del lenguaje es una evidencia; también con su pretendida fuerza ideológica que lleva incluso a inventar palabras o extenderlo, cuando, de hecho, la dinámica propia del lenguaje es a la simplificación. Buscar desplazar del lenguaje hasta su eliminación las expresiones vinculadas a la fe es batalla que se libra a diario. Buscan arrinconar la experiencia creyente. Llamemos a las cosas por su nombre y usemos el vocabulario religioso y sus expresiones mientras hablamos. ¡Con Dios!
Las bodas que se celebran en estos meses del año asumen el riesgo, desgraciadamente poco probable a tenor de la pertinaz sequía, de que se celebre bajo un manto de agua, más o menos generoso. Por eso, continúa la costumbre de llevar huevos a Santa Clara. En la diócesis de Málaga contamos con varios conventos de clarisas, algunos en la capital y otros en localidades como Coín, Antequera, Ronda o Vélez Málaga, a los que llevar los huevos.
La tradición, asociada a que las bodas se celebraban al aire libre, ha llegado a nuestros días. De ahí que se llevase una docena de huevos al monasterio de clarisas franciscanas más cercano para decirles a las religiosas que pidieran expresamente a Santa Clara que hiciese buen tiempo el día de la boda. Según la creencia popular, buen tiempo claro se asegura por medio de la clásica ofrenda de una docena de huevos, con su clara, a algún monasterio vecino de clarisas.
Esta tradición que podría rozar, en algunos casos, la superstición pareciera inofensiva. Pero ¿qué ocurre cuando hacemos depender nuestra vida de otras supersticiones o prácticas canalizadoras?
Recurrir al tarot, a la lectura de manos, a las cartas… ¿no deja de ser, en el creyente, una práctica que aleja de la confianza en el buen Dios? Hay quien vive esclavizado, cada vez más, a estas cosas. Preocupa que mientras disminuye la práctica religiosa gratuita aumente la vinculada a la superstición, a cambio de dinero. El ser humano, religioso por naturaleza, necesita vivir con seguridades, por tanto, quizá no estaría de más volver la mirada a la fe en el Dios providente y sobre todo vincular la experiencia trascedente por ‘uebos’, es decir, según la RAE, por necesidad, al encuentro con el Dios de la vida que acompaña también en las bodas.
Artículo publicado en la sección OPINIÓN del DIARIO SUR
“Id e invitad a todos al banquete” (cf. Mt 22,9), es el lema para la jornada del DOMUND de este año 2024. Por un lado, se nos invita a reavivar la vocación cristiana al apostolado, a la misión, porque todos somos discípulos misioneros. Pero, también, nos hace tomar consciencia de la razón por la que existe la Iglesia y es necesaria hoy, para invitar a todos los hombres a participar en el banquete en el que Cristo renueva su sacrificio salvador, en la fiesta para la que todos nosotros fuimos pensados y creados. En definitiva, que todos tengan la oportunidad de descubrir que el Señor nos llama, nos invita y nos ama.
El deber misionero de todo fiel cristiano arranca, fundamentalmente, de su fe, de su inserción en Cristo por el Bautismo y de su participación en la Eucaristía. Por la fe, el Bautismo y la Eucaristía el hombre participa en la misión de Cristo de liberación y reconciliación de todos los hombres.
El Mensaje del papa Francisco para esta Jornada Mundial de las Misiones nos lo vuelve a recordar: “Todo cristiano está llamado a participar en esta misión universal con su propio testimonio evangélico en todos los ambientes, de modo que toda la Iglesia salga continuamente con su Señor y Maestro a los «cruces de los caminos» del mundo de hoy. […] ¡Que todos nosotros, los bautizados, estemos dispuestos a salir de nuevo en misión, cada uno según la propia condición de vida, para iniciar un movimiento misionero, como en los albores del cristianismo!”.
Cristo, por todos y para todos murió en la Cruz, abriendo sus brazos para acoger a todos. La Iglesia, desde su fundación, está destinada a ser madre de todos los redimidos y, tanto más lo será, cuanto más sean los que se incorporen a ella por la fe y la caridad cristiana, y no podrá descansar hasta conseguir que todos los pueblos entren en su seno.
Hoy, más que nunca, el mundo necesita conocer a Cristo. Vivimos en una época de grandes desafíos: guerras, hambre, desigualdad, y una crisis ecológica que afecta a toda la creación. Pero, también, es una época de grandes oportunidades. Los medios de comunicación y tecnológicos, las herramientas de primer anuncio nos permiten llegar a personas y lugares que antes eran inaccesibles. Sin embargo, lo más importante sigue siendo el testimonio personal, nuestra capacidad de amar y perdonar, de servir y escuchar. En definitiva, ser misionero del amor de Dios.
Esta jornada del DOMUND tiene un triple objetivo:
Despertar en cada cristiano un sentido de solidaridad y compromiso misionero, que parte del mandato de Jesucristo de vivir y dar a conocer el evangelio.
Sensibilizar sobre las necesidades espirituales y materiales de los misioneros y sus proyectos.
Valorar y agradecer la entrega de los misioneros enviados a otras Iglesias, para iluminar con su palabra y el testimonio de sus vidas.
Todos hemos de cooperar con generosidad y alegría a la obra de las Misiones. Que nunca falte nuestra oración constante, el ofrecimiento de nuestros sacrificios, la ayuda económica para atender a las múltiples necesidades de las Misiones, la estima y el apoyo a nuestros hermanos misioneros que, dejándolo todo, se han entregado a la misión de llevar el Evangelio hasta los últimos rincones de la tierra.
Un año más, quisiera destacar nuestro apoyo y agradecimiento a los misioneros que desgastan su vida en territorio de Misión anunciando el Reino de Dios: sacerdotes y laicos, que con una fuerte vocación al anuncio ad gentes y una generosidad y donación de su persona viven entregados a los que aún no conocen al Señor. También, agradezco su trabajo a la Delegación diocesana de Misiones y a sus voluntarios que de manera desinteresada y constante trabajan desde aquí para contagiar a todos ese mandato evangélico de llevar la alegría del Jesucristo a los que aún no han oído hablar de Él.
La parroquia de La Natividad de Jamilena acogía, esta tarde, la despedida del sacerdote de origen congoleño, Padre Leonard, que falleció hace unos días.
El Padre Leonard Djela Ompola llevaba poco más de un año en España, enviado por su diócesis de origen, Kenge (R. D. del Congo), para ampliar sus estudios. Tras su paso por la localidades de Montizón, Chiclana, Beas, Aldea Hermosa y Venta de los Santos, estaba ahora acompañando a los sacerdotes, D. Pedro José Martínez y D. Jöel Nsenkey en las tareas al frente de las parroquias de Torredelcampo y de Jamilena.
Al funeral de entierro, presidido por el Obispo de Jaén, Don Sebastián Chico Martínez, se han dado cita numerosos presbíteros diocesanos, así como otros sacerdotes africanos que residen en nuestra Diócesis, y paisanos del Padre Leonard que se encuentran, también, ampliando su formación académica en distintas diócesis españolas.
El Obispo de Jaén, embargado por la emoción, ha pronunciado una hermosa homilía en la que se ha dirigido a su presbiterio diocesano; al Obispo de la diócesis natal del sacerdote fallecido, así como a su familia.
“Esta tarde nos reunimos en un momento de gran dolor, frente a una pérdida que desgarra nuestros corazones. Estamos aquí para despedir a nuestro hermano sacerdote, Leonard, donde preguntas y emociones se entrelazan con la angustia, la incomprensión y con la esperanza que nos da la fe”, ha comenzado diciendo el Prelado jiennense.
De igual modo, el Prelado jiennense ha querido subrayar el amor misericordioso de Dios para con todas sus criaturas, especialmente en las que sufren: “La misericordia de Dios no tiene límites. Los que nos hemos congregado en esta celebración, lo hacemos para encomendar a nuestro hermano sacerdote a ese amor infinito que todo lo perdona y todo lo comprende. Creemos en un Dios que conoce nuestros corazones más allá de nuestras acciones, un Dios que acoge a sus hijos con compasión y ternura”.
Monseñor Chico Martínez ha puesto de manifiesto que Cristo es la esperanza de todo cristiano, y que, en momentos de dolor, es en comunidad y sabiéndonos parte de la Iglesia donde se puede encontrar el consuelo: “Hoy, en medio de este dolor, nos sentimos llamados a avivar nuestra esperanza. A veces, las cruces que llevamos nos parecen imposibles de sobrellevar. Pero como comunidad cristiana, estamos llamados a caminar juntos, a sostenernos unos a otros, especialmente en momentos de sufrimiento, ante las cruces que la vida nos da. Necesitamos de nuestra familia eclesial para cuidar, fortalecer y acrecentar la fe que nos sostiene. El ejemplo de Jesús, que siempre estuvo al lado de los que sufrían, es nuestro modelo. Estamos llamados a renovar nuestra fe en su presencia constante, en su amor que nunca falla”.
De una manera especial, ha querido dirigirse al Padre Joël, compatriota del sacerdote fallecido y gran apoyo de éste, que de una manera cercana ha vivido su muerte. “Querido Joël, que junto a Pedro José estás compartiendo tu ministerio sacerdotal, y habéis vivido la muerte de este hermano nuestro, quiero decirte que tu dolor y tu angustia no pasan desapercibidos para nosotros ni para Dios. En este momento de prueba, confía en el Señor, que está cerca de los corazones heridos. Sabemos que lo que estás viviendo, como un hermano mayor que has sido, es muy doloroso e incomprensible, pero también sabemos que tu estar junto a él, a lo largo de este tiempo, y especialmente en aquellas horas en las que me uní junto a vosotros, fue parte del amor que Dios sigue derramando sobre Leonard. Tu sufrimiento, vuestro sufrimiento, nuestro sufrimiento, unido al de Cristo, tiene un valor inmenso que estoy convencido dará su fruto”.
Sus últimas palabras, embargadas de consuelo y ánimo han sido para el Obispo de este sacerdote de República democrática del Congo, “Tenemos presente en esta celebración a tu obispo, Mons. Jean Pierre, con el cual nos sentimos muy unidos en estos momentos, donde sienten el vacío de la partida de un hermano sacerdote. Nuestro ministerio sacerdotal, como el de Leonard, es un servicio de amor que, aunque a veces se haga en medio de sufrimientos, es siempre sostenido por la fuerza de Cristo”.
También, Don Sebastián ha querido dirigirse a la madre del sacerdote difunto para que, como María, encuentre en medio del dolor el consuelo y la fortaleza que solo vienen de Dios: “Quisiera hacerle llegar unas palabras a la madre de Leonard, aunque no hay palabras que puedan consolar su corazón roto. Perder a un hijo es uno de los dolores más grandes que un ser humano puede experimentar, y hoy todos nosotros somos conscientes de su sufrimiento y en él nos unimos a ella. Querida Madre, encomienda en este momento a tu hijo a las manos misericordiosas de Dios, confiando en que María, que también vio morir a su Hijo, está a tu lado, dándote consuelo y fuerza”.
Antes de ser incensado y asperjado con agua bendita el cuerpo sin vida del sacerdote, Padre Leonard, su compañero y paisano, ha pronunciado unas hermosas palabras de agradecimiento del Obispo de la Diócesis de Kenge, Mons. Jean Pierre, por la atención de los sacerdotes que llegan a Jaén desde esta diócesis africana, así como por la atención recibida para con el Padre Leonard. Después, el Padre Jöel, visiblemente emocionado, se ha dirigido a Don Sebastián para decirle: “Gracias por este corazón grande que usted tiene para los sacerdotes que venimos de fuera. Gracias por este cariño con el que nos trata. Como no, agradecer al clero diocesano de Jaén que siempre se ha portado como hermano nuestro, nosotros que venimos de fuera. Y rezamos por usted por esta fraternidad sacerdotal que nos une. Gracias a mi párroco que ha acogido a Leonard como otro hermano suyo, gracias a las comunidades parroquiales de San Bartolomé y la de la Natividad de nuestra Señora, gracias a vosotros que habéis tratado a Leonard en los últimos momentos de su vida. Estaba alegre, porque aquí se sentía acogido, como en casa. Así como en las comunidades en las que él mismo ha trabajado como sacerdote”.
Tras la misa exequial, el féretro ha sido llevado hasta la puerta del templo de Jamilena, donde sus compañeros y amigos han emocionado a todos los presentes con los cánticos tradicionales de los funerales africanos, despidiendo así a su hermano en el sacerdocio, con la certeza de que ya goza de la presencia de Dios.
El cuerpo será trasladado hasta su localidad natal, en la República Democrática del Congo, acompañado por el Padre Jöel, para que su familia pueda despedirse de él y le dé cristiana sepultura allá donde nació.
Este jueves, 17 de octubre, a las 19:00 horas, la Santa Iglesia Catedral de Huelva ha acogido la Misa de Apertura del nuevo curso pastoral 2024-2025, presidida por el Obispo de Huelva, Mons. Santiago Gómez Sierra.
Durante la celebración, Mons. Gómez ha recordado la importancia de este nuevo ciclo pastoral como una oportunidad para revitalizar la misión evangelizadora de la Iglesia. En su homilía, ha animado a los fieles y agentes pastorales a seguir los tres eventos claves de su Carta Pastoral, respondiendo a los desafíos actuales con espíritu de comunión y esperanza.
La misa ha contado con la participación de numerosos sacerdotes, diáconos, religiosos, delegados y laicos comprometidos en diversas áreas de la pastoral diocesana. Al concluir la eucaristía, se ha realizado una oración especial por las actividades y proyectos que marcarán el ritmo de la vida diocesana en los próximos meses, con un especial énfasis en la sinodalidad, el Año Santo Jubilar y el Directorio de Iniciación Cristiana.
Este acto solemne subraya el compromiso de la Diócesis de Huelva de seguir sirviendo a la comunidad y trabajando en la promoción de los valores del Evangelio.
El 16 y 17 de octubre se conmemoran, respectivamente, los Días de la Alimentación y de la Erradicación de la Pobreza, jornadas en las que parte del mundo vuelve sus ojos hacia los más desfavorecidos y vulnerables y en las que Manos Unidas denuncia un drama que no solo es una cuestión de carencia, sino el fruto “de un injusticia arraigada y aceptada que afecta a las vidas de millones de personas en el mundo”.
Concretamente, Manuel Gordillo, delegado de Manos Unidas Sevilla, ha declarado que «comer es un privilegio que muchos no tienen» y ha denunciado que «millones de personas en el mundo sufren malnutrición crónica». Al respecto, ha informado de que Manos Unidas Sevilla apoya anualmente 24 proyectos de desarrollo, de los cuales este año el 25 % va destinado a alimentación y medios de vida. «Con la colaboración de todas las personas que forman parte de la Delegación de Sevilla, Manos Unidas puede desarrollar proyectos que buscan frenar la malnutrición. Este es nuestro granito de arena en la lucha contra el hambre», ha añadido.
Por su parte, desde Manos Unidas Nacional, explican que las consecuencias del maltrato al planeta afectan en mayor medida a la población rural empobrecida. Además, “el acaparamiento de tierras, la producción intensiva de biocombustibles, la cría industrial de ganado, la pérdida y el desperdicio de alimentos, y la especulación con el precio de los alimentos, son algunos de esos factores que tienen como resultado que casi 733 millones de personas pasen hambre en el mundo; es decir: una de cada once personas no tiene suficientes alimentos para llevar una vida saludable y activa. Una cifra ante la que nadie puede quedar indiferente”, ha señalado Marco Gordillo, coordinador del Departamento de Incidencia y Alianzas de Manos Unidas.
Con estas cifras “urge actuar y asegurar que el acceso a alimentos nutritivos y suficientes sea una realidad para todos”, declaran desde Manos Unidas. Según Fidèle Podga, coordinador del Departamento de Estudios y Documentación de la ONG de la Iglesia Católica “son sobre todo las poblaciones rurales las que encuentran mayores dificultades para alimentarse. Sabemos que dependen todavía de una agricultura muy vulnerable al cambio climático cuyos fenómenos, por desgracia, suelen ser recurrentes. Así, cuando las lluvias no son suficientes o cuando hay inundaciones, no hay cosechas, y si no hay cosechas, hay hambre. Sabemos dónde esos fenómenos meteorológicos adversos se dan con cierta regularidad: Corredor Seco Centroamericano: Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua o Sahel y el Cuerno de África. Por desgracia, poco se hace para garantizar el derecho a la alimentación en esos lugares”.
El trabajo de Manos Unidas contra el hambre
Manos Unidas ha aprobado más de 500 proyectos en los últimos cinco años, invirtiendo casi 50 millones de euros en iniciativas que buscan frenar la desnutrición y erradicar la pobreza en los países del Sur. Estos proyectos se concentran en Asia, África y América Latina y tienen como objetivo maximizar la producción alimentaria para erradicar la pobreza y el hambre en el mundo, minimizando el alto coste ambiental al contaminar el aire, el suelo y el agua.
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