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El Obispo participa en el encuentro de la Comisión Episcopal para el Clero y Seminarios en Coria-Cáceres

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La Comisión Episcopal para el Clero y Seminarios, presidida por Mons. Jesús Pulido, obispo de Coria-Cáceres, se reúne entre los días 11 al 13 de julio en la diócesis de Coria-Cáceres, y en la que también está presente el Obispo de Jaén, Monseñor Chico Martínez como miembro de la citada Comisión.

La Comisión, que ofrece apoyo espiritual, formativo y pastoral a los obispos y sacerdotes de España, tiene como objetivo avivar y acrecentar la vida y el ministerio de los presbíteros, además de facilitar la formación en los seminarios mayores y menores. Entre sus actividades, destacan las reuniones y encuentros de vicarios y delegados de clero, así como la organización de Ejercicios Espirituales y Jornadas Nacionales para la formación y oración de los sacerdotes.

Durante el encuentro, los obispos participarán en diversas actividades, comenzando el jueves 11 de julio con una comida en el Seminario Diocesano, seguida de una reflexión sobre los presbiterios hoy. Las sesiones de trabajo y reflexión continuarán a lo largo del día, culminando con las vísperas y una Eucaristía en el Santuario de Nuestra Señora de la Montaña en Cáceres.

El viernes 12 de julio, la jornada comenzará con rezo de Laudes y desayuno, seguido de una visita guiada al Monasterio de El Palancar en Pedroso de Acim y a la Catedral de Coria, donde se celebrará la Eucaristía. Por la tarde, se revisará el curso 2023-2024 y se plantearán los objetivos para el próximo curso 2024-2025. Además, se presentará el calendario de próximos encuentros y se debatirán propuestas de temas y metodologías.

El sábado 13 de julio, tras el rezo de Laudes y Eucaristía, los obispos visitarán durante la mañana el casco histórico de Cáceres y Trujillo, finalizando por la tarde con una visita al casco histórico de Plasencia.

Este encuentro es una oportunidad para fortalecer la comunión y el trabajo conjunto entre los obispos, promoviendo la formación y el acompañamiento espiritual en las diócesis de España.

Diócesis de Coria – Cáceres

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Emilio Martín, responsable de adultos de ACG, en COPE Andalucía

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En El Espejo Andalucía esta semana, la entrevista tiene como protagonista a Emilio Martín, que comienza a formar parte de la Comisión Permanente de Acción Católica General como responsable de adultos.

La periodista cordobesa Nati Gavira, delegada diocesana de Medios de Comunicación Social, entrevista al malagueño con motivo de su nombramiento, y conversa con él sobre la misión encomendada y la función de la Acción Católica General en la vida de la Iglesia y en las parroquias.

Vuelve a escuchar el programa íntegro en este enlace.

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ESPEJO ANDALUCÍA, 12 de julio de 2024

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NoticiaEspejo Andalucía

Publicado: 12/07/2024: 41

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Este mes de julio, el Espejo Andalucía crece y te ofrece contenidos gestados en cada una de las diez diócesis andaluzas. Aquí tienes el podcast del viernes 12 de julio de 2024. Entre sus temas, entrevista al nuevo responsable de adultos de la Acción Católica General en España, el malagueño Emilio Martín.

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La Iglesia de Málaga recuerda al beato Tiburcio Arnaiz SJ

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El 18 de julio se celebra la fiesta del beato Tiburcio Arnaiz S.J., y la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, en el centro de la capital, tiene prevista la Misa solemne a las 19.30 horas, además de las de 9.30, 10.30 y 11.30 horas.

Como cuentan las Misioneras de las Doctrinas Rurales de Málaga, «este año se cumplen 98 de su santa muerte en la residencia de los jesuitas de Málaga. El P. Vicente Luque, postulador de su causa, nos narra en su libro  “El Padre Arnaiz”, como se vivieron estos momentos en la Málaga de 1926:

«Ahora eran ya los últimos instantes. Poco a poco su preciosa vida iba apagándose. Sólo repetía las jaculatorias que le sugerían… y daba señales de agradecimiento cuando con un algodón mojado en agua anaranjada le humedecían los labios para aliviarle el ardor de la fiebre. Era un poco antes de las diez y media se la noche de aquel domingo 18 de julio de 1926. Todos los de la casa se habían reunido a su alrededor. El P. Anselmo le dio la absolución y recitó las últimas frases de la Recomendación del Alma. El Siervo de Dios inclinó la cabeza hacia un lado como para dormir y, sin ningún estertor ni otra señal alguna, entró en la paz del Señor.

Muchas señoras y muchos caballeros llenaban las salas de visitas y el patio de la residencia, inquiriendo las ultimas noticias acerca de la salud de quien tanto amaban y a quien tanto debían; al oír doblar la campana de la comunidad pasaban a la iglesia: unos, a pedir por su eterno descanso; otros, a encomendarse ya a su valiosa intercesión ante el Corazón de Jesús; todos, enjugándose las lágrimas que corrían por sus mejillas.

«Nunca hubiera creído en tatas lágrimas y sentimiento en bastantes caballeros, si no lo hubiese visto con mis ojos; pues más, creo que no cabía», decía el P. Anselmo López.

La noticia de su muerte corrió velozmente, conmoviendo a toda la ciudad. A la mañana siguiente ya era un hervidero de gente el que acudía a venerar los restos mortales del Padre, a dar el pésame a la comunidad o a asistir al funeral.

La misma noche de su muerte fue velado su cadáver por varios caballeros, que fueron sucediéndose, igualmente en las noches siguientes, mientras estuvo expuesto en el mayor de los recibidores de la residencia…Porque no fue solo Málaga la que le lloró: las lágrimas se extendieron por toda la geografía que Arnaiz había palpado con sus pues de apóstol y dulcificado con su bondadosa voz.

El día 19, a las diez de la mañana se inició el funeral en la Iglesia, ante un gran gentío… D. Manuel González, rezó el responso y pronunció fervorosa oración fúnebre que comenzó diciendo: «Cuando supe la muerte del P. Arnaiz, mi primera ida en aquel desconsuelo fue volverme al Señor y quejarme amargamente diciéndole: ‘¿Qué haces, Jesús mío, con este pobre Obispo de Málaga? Le confías una diócesis a su cuidado y viendo que la mies es mucha y los operarios tan pocos le privas de un sacerdote y éste de las virtudes y condiciones del P. Arnaiz’». Y más adelante expresaba: «El estímulo que movía al P. Arnaiz era un amor ardiente al Corazón de Jesús. No era un teórico que en sus discursos hablara muy bien de la teoría del amor al Corazón de Jesús, ni un apologista que expusiera con brillantez los dogmas cristianos (aunque todo esto lo hacía muy bien), sino un persuadido, un enamorado, un loco de Jesús. De este amor estaba prendido su corazón; las veces que le visité durante ésta su última enfermedad al hablarle algo de Jesús, sus ojos se llenaban de lágrimas».

Se había determinado que el entierro fuera el día 21 por la tarde. Los malagueños se echaron a la calle para rendir un merecido homenaje al Siervo de Dios, porque le lloró todo el pueblo, no sólo las clases humildes que habían experimentado el cariño tan grande de su corazón paternal, sino también personas de las más acomodadas a quienes había acercado tan notablemente a Dios y a quienes había enseñado a darse a los pobres de manera cristiana y eficacísima. Cerró el comercio, al menos por el recorrido que había de seguir el cortejo fúnebre… a la siete de la tarde del día 21, fue llevado a hombros de los caballeros más amigos suyos por todo el recorrido por donde él había llevado durante tantos años la Procesión del Sagrado Corazón de Jesús.

Iniciaba el cortejo la Cruz procesional de la residencia, le seguía el féretro y todas las cruces parroquiales que acudieron espontáneamente, y detrás el Sr. Párroco de Los Mártires, en cuya feligresía está enclavada la residencia, acompañado por los PP. Nevado y Anselmo López. La Presidencia eclesiástica la componían el Sr. Obispo, el P. Provincial de los jesuitas, el P. Rector del Palo y todos los padres de la residencia. La presidencia civil la formaron los Gobernadores civil y militar, el Alcalde en nombre del Ayuntamiento, los Sres. Delegados de Hacienda y Comandante de Marina.

El Periódico La Unión Mercantil terminaba su artículo con estas palabras: «Justo es, pues, que la Unión Mercantil, órgano de la vida malagueña, dedique este recuerdo de gratitud hondísima y de admiración excelsa al P. Arnaiz, verdadero gigante del valor social en el orden religioso. Fue la vida del P Arnaiz una inundación de bondad, de verdad cristiana y de gracia divina; inundación que principalmente benefició a Málaga y a su diócesis».

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Comentario en texto al Evangelio de Francisco Jiménez

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El profesor de los Centros Teológicos Diocesanos Francisco J. Jiménez Gómez ayuda a profundizar en el Evangelio de este domingo, XV del Tiempo Ordinario (Mc 6, 7-13).

No hay anuncio sin comunidad, sin testimonio, sin compromiso, sin transformación. Jesús nos plantea una forma de anunciar la Buena Noticia, un estilo dirigido a mostrar la propuesta que nos hace para que seamos felices. Las personas no estamos llamadas a vivir aisladas, sino a compartir nuestra vida en comunidad.

Vivimos en una sociedad cada vez más individualista y fragmentada, en la que se hace necesario superar nuestros egos e intereses y buscar lugares de encuentro, espacios de reconocimiento mutuo desde lo que somos, sin nada material que nos condicione, que nos sitúe en otros intereses, y descubrir que hay encuentro cuando somos capaces de ver la vulnerabilidad de las personas desde la propia vulnerabilidad y, desde ese reconocimiento, tratar de acoger, compartir y transformar. Desde lo que somos, sin nada en nuestras manos, acoger y acompañar la vulnerabilidad y mostrar que Dios es nuestro Padre, que nos ama, que nos quiere por encima de todo. Por eso, desde nuestra propia vulnerabilidad, asumiendo nuestras incoherencias, anunciar es dejar que el rostro del Padre pueda ser motivo de esperanza para una humanidad cansada de dominación, explotación y sufrimiento.

No hay anuncio desde posiciones de poder e intolerancia. Tan solo un bastón y unas sandalias, desde la autenticidad de sabernos hermanas y hermanos, en comunidad, con la mirada en quienes nuestra sociedad expulsa.

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Mons. Saiz Meneses: «Me ha tocado una archidiócesis hermosa, que me encanta servirla»

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Mons. Saiz Meneses: «Me ha tocado una archidiócesis hermosa, que me encanta servirla»

“No puedo más que repetir con gratitud las palabras del Salmo 15, que expresan poéticamente mi actitud más profunda: «El Señor es el lote de mi heredad y mi copa, mi suerte está en tu mano: me ha tocado un lote hermoso, me encanta mi heredad.» De esta forma comenzó monseñor José Ángel Saiz Meneses su homilía en la misa de acción de gracias por el 40º aniversario de su ordenación sacerdotal, un acontecimiento que tuvo lugar el 15 de julio de 1984 en la Catedral Primada de Toledo.

El arzobispo ha subrayado que “la fuerza del ministerio sacerdotal radica en la fidelidad del Señor, que dura por siempre, y en este convencimiento hallamos la fuerza moral para ser fieles a nuestro sacerdocio”. A continuación, a invitado a todos los presentes a dar “gracias al Señor conmigo por el don que de él recibí, y a que recéis por mí, por los sacerdotes y por las vocaciones sacerdotales”. “Os invito también a dar gracias a nuestros sacerdotes por su trabajo pastoral, su entrega generosa, su fidelidad incondicional y la alegría con que viven su ministerio”. En este punto ha recordado que “el Señor nos bendice con la celebración de la beatificación del venerable José Torres Padilla, un gran ejemplo sacerdotal, miembro de nuestro presbiterio, canónigo de esta Catedral”.

Monseñor Saiz Meneses ha destacado la llamada del Señor “para estar con Él, para ser formado en amistad e intimidad con Él, y para ser enviado a predicar, a colaborar en la obra de la salvación, en la construcción de su Reino aquí en la tierra”.

Seguidamente ha señalado que “cada vez que medito el milagro que se realiza cuando por las palabras de la consagración, el pan y el vino se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, y por las palabras de la absolución sacramental quedan perdonados los pecados del penitente, no puedo menos que sentir temor y temblor”. También ha aludido a las estampas de recuerdo de su ordenación, en las que puso dos frases de san Pablo “que reflejaban mi situación interior en aquellos momentos: «Para mí la vida es Cristo” y “Vivo, pero no soy yo el que vive, es Cristo quien vive en mí”.

Agradecimientos

En la parte final de la homilía se ha acordado de todos los que “me han llevado siempre de la mano”, comenzando por “Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, por su amor y su llamada; y a María Santísima”, y siguiendo por “todas las personas que me han acompañado y ayudado en estos 40 años”. Se ha acordado de forma especial de su familia, “por todo el amor y el ejemplo que he recibido de ellos, y que sigo recibiendo; doy gracias a la gran familia de la Iglesia, que me ha acogido y acompañado en Cuenca, en Barcelona, en Terrassa y en Sevilla”.

Ha concluido su alocución con unas palabras dirigidas a los asistentes: “Gracias a todos vosotros, presentes en esta celebración. Soy muy afortunado como padre y pastor de esta familia diocesana de Sevilla. Puedo decir que me ha tocado una archidiócesis hermosa, que me encanta servirla y entregarme lo mejor que se y puedo, con luces y sombras, con aciertos y errores, como es propio de la condición humana, pero siempre con alegría y esperanza, con entusiasmo e intensidad”.

Intervención de mons. Valdivia

La misa ha contado con una especial novedad, la composición de Fernando Aguilá para esta ocasión bajo el lema ‘Duc in altum’, circunstancia que ha sido destacada por monseñor Ramón Valdivia en la intervención que ha tenido antes de la finalización de la misa. El obispo auxiliar ha glosado la significación de la celebración de un XL Aniversario, “lejos de mostrar la clausura de un ciclo supone disponibilidad”. “Esta acción de gracias se ha expresado mediante esta preciosa música”, ha añadido. Mons. Valdivia ha hecho un recorrido ‘histórico-musical’ por la trayectoria vital y de servicio del arzobispo de Sevilla, desde su Cuenca natal hasta su actual responsabilidad en Sevilla.

Monseñor Saiz ha clausurado la misa confesando que no recordaba este aniversario al comenzar el curso, cuestión que quedó resuelta gracias al anuncio de la misa que compondría Fernando Aguilá. “En Sevilla todo es solemne y todo es a lo grande”, ha concluido antes de pedir “que podamos remar mar adentro el tiempo que el Señor nos conceda”.

GALERÍA fotográfica de la misa

Texto íntegro de la HOMILÍA

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La Virgen del Carmen

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En pleno mes de julio, llega cada año la fiesta de la Virgen del Carmen, precedida
de su novena y acompañada de su correspondiente procesión. Es como una brisa suave en
medio de la canícula. Ella es patrona principal de las gentes del mar.
Precisamente en el Monte Carmelo, junto a la ciudad de Haifa-Israel, el profeta
Elías, padre de todos los contemplativos, tenía su cueva desde la que pidió agua para los
campos de Israel, y llovió abundantemente (1Re 18,41-46). Después de asomarse siete
veces, una nubecilla blanca fue el presagio de aquella bendición del cielo. En esa nube ha
interpretado la tradición posterior como un signo de María, la que precede a la lluvia
abundante de gracia, que nos viene de Cristo. Esa es María Santísima del Monte Carmelo.
Y de este lugar y de esta advocación de María procede toda la familia carmelitana,
extendida por toda la tierra y que ha dado tantos santos a la Iglesia universal.
También hoy continuamos con la necesidad de agua para nuestros campos y
cosechas, para nuestras ciudades y para su consumo. En el contexto laico o incluso ateo, en
el que vivimos, parece fuera de sitio pedir el agua a Dios. Sin embargo, para los creyentes
Dios sigue siendo el mismo, es el Padre que nos concede el pan de cada día, el que nos da la
lluvia en el momento oportuno. La fiesta de la Virgen del Carmen es momento propicio
para invocar la lluvia abundante que riegue nuestros campos, nuestras cosechas y llene las
reservas necesarias para el consumo humano. María santísima del Carmen es una señal
propicia de esa agua que necesitamos.
Cuando le pedimos a Dios una gracia, que bien sabe él que necesitamos,
normalmente no nos la concede a la primera. No porque Dios sea tacaño. Dios es siempre
más generoso que nosotros y quiere siempre nuestro bien. Si él tarda en concederlo es
porque quiere que nos volvamos a él, que nos convirtamos a él y reconozcamos que tales
dones nos vienen de él. También el don de la lluvia, que tanto necesitamos. No nos
cansemos de pedirla, como pedimos continuamente en el Padrenuestro el pan de cada día. Y
puesto que se trata de una necesidad vital, perseveremos en la petición y Dios nos
concederá lo que pedimos.
Acudir a la intercesión de la Virgen es lo propio. También ella sabe lo que
necesitamos. Ella estuvo pendiente en las bodas de Caná para que hubiera un vino mejor,
cuando los novios se vieron en el apuro de que se les acabó el vino que tenían. Incluso antes
de que nadie lo pidiera, ella percibió aquella carencia que podía fastidiar la alegría de los
esposos. Ella se lo pidió a su hijo Jesús, y Jesús hizo el primer milagro de su vida: hubo
vino abundante y de la mejor calidad para todos. Acudamos a la Virgen en esta y en todas
nuestras necesidades. Acudamos a la Virgen del Carmen para pedirle la lluvia abundante
que necesitamos.
La Virgen del Carmen es especialmente protectora de las gentes del mar. A ella se
han dirigido y ella ha estado siempre atenta a sus necesidades. Ella acompaña a los
marineros en sus faenas de trabajo, en los largos viajes de los que navegan hasta que
alcanzan el ansiado puerto. Por eso, en los pueblos de costa, la fiesta de la Virgen del
Carmen es especialmente celebrada y se multiplican por todo el litoral procesiones de la
Virgen en alguna embarcación.
La Virgen del Carmen es especialmente invocada para interceder por las almas del
Purgatorio. Ella se encarga de llevar una a una a las ánimas benditas ante la presencia de

Dios para entrar en el cielo. A ella le pedimos por nuestros difuntos, a los que deseamos
gocen ya de Dios cara a cara.
El signo más visible de la devoción a la Virgen del Carmen es su escapulario. Llevar
el escapulario de la Virgen del Carmen es signo de consagración a María, de confianza en
su protección, como una buena madre.
Virgen del Carmen, protege especialmente a los que atraviesan los mares en busca
de mejor situación, arriesgando sus vidas y perdiéndola muchos de ellos. Virgen del
Carmen, protege a las gentes del mar, que se afanan para traer a casa un sueldo digno.
Virgen del Carmen, saca del Purgatorio a las ánimas benditas que te recomendamos.
Recibid mi afecto y mi bendición:

+ Demetrio Fernández, obispo de Córdoba.

Misa por el 40º aniversario de la ordenación sacerdotal de mons. Saiz Meneses

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Misa por el 40º aniversario de la ordenación sacerdotal de mons. Saiz Meneses

Homilía de Mons. José Ángel Saiz Meneses en la celebración del 40 Aniversario de Ordenación Sacerdotal. Catedral de Sevilla, 11 de julio de 2024. Lecturas: Jeremías 1, 4-9; Salmo 15; 1Corintios 9, 16-19.22-23; Juan 15, 9-17.

  1. Saludos.
  2. El próximo día 15 de julio se cumplirán 40 años de mi ordenación sacerdotal. A lo largo de cuatro décadas, de tantas vivencias interiores y exteriores, de tantos lugares y experiencias, no puedo más que repetir con gratitud las palabras del Salmo 15, que expresan poéticamente mi actitud más profunda: «El Señor es el lote de mi heredad y mi copa, mi suerte está en tu mano: me ha tocado un lote hermoso, me encanta mi heredad.» ¿Cuál es el sentido de estas bellas palabras? Cuando el pueblo de Israel llega a la tierra prometida y se procede al reparto de tierras entre las distintas tribus, los levitas no obtienen ningún lote, porque el Señor ha de ser su porción y su heredad. Ellos están llamados a una gran intimidad con el Señor, de la que brota una espiritualidad específica, y que entraña, a su vez, una profunda gratitud. De ahí que el salmista continúe diciendo: «Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas, y mi carne descansa esperanzada (…) Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha».
  3. La fuerza del ministerio sacerdotal radica en la fidelidad del Señor, que dura por siempre, y en este convencimiento hallamos la fuerza moral para ser fieles a nuestro sacerdocio. Queridos hermanos: os invito a dar gracias al Señor conmigo por el don que de él recibí, y a que recéis por mí, por los sacerdotes y por las vocaciones sacerdotales; os invito también a dar gracias a nuestros sacerdotes por su trabajo pastoral, su entrega generosa, su fidelidad incondicional y la alegría con que viven su ministerio. En este año el Señor nos bendice con la celebración de la beatificación del Venerable José Torres Padilla, un gran ejemplo sacerdotal, miembro de nuestro presbiterio, canónigo de esta Catedral.
  4. “Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer” (Jn 15, 15). El acontecimiento de la encarnación del Verbo es la prueba máxima de que Dios ha querido establecer relación de amistad con los seres humanos. Dios mismo nos ha enviado a su Hijo para elevarnos al nivel de su amistad, para salvar al mundo, para ofrecer la vida eterna a todo el que crea, para introducir a los creyentes en la amistad con él. Al dar la vida por sus amigos ejerce la forma más grande y perfecta de amistad y la forma suprema de la caridad.
  5. Ya no somos siervos, sino amigos. El Señor me llamó para estar con Él, para ser formado en amistad e intimidad con Él, y para ser enviado a predicar, a colaborar en la obra de la salvación, en la construcción de su Reino aquí en la tierra. Él capacita para anunciar su Palabra, para llevarla a los hombres y mujeres de hoy. La seguridad de no ser ya siervo, sino amigo, me produce una gran alegría interior y, al mismo tiempo, una profunda impresión y responsabilidad, por la grandeza que comporta, porque soy consciente de mi propia debilidad y pecado, y, a la vez, de su infinita misericordia. La llamada del Señor y su amistad, la experiencia de su amor, de su bondad infinita, me llena de sentido y plenitud hasta el punto que no puedo imaginar mi vida de otra manera que no sea el camino sacerdotal.
  6. Jesús es tan buen amigo, que nos asocia a su obra de la redención: “No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca” (Jn 15, 16). La primera misión que encarga a los amigos es ponerse en camino para ir al encuentro de los demás, de todos los pueblos, para anunciar la Buena Nueva, y dar un fruto abundante y duradero. Para ello es preciso vivir una comunión plena con Él tal como expresa la alegoría de la vid y los sarmientos. El Señor por el Bautismo y la Confirmación me había acogido en la familia de la Iglesia, y me había llamado a vivir en amistad con Él, como Lázaro, Marta y María, sus amigos de Betania; pero en el momento de la Ordenación sacerdotal me introdujo en el círculo de aquellos amigos a los que después de instituir la Eucaristía les dijo: “Haced esto en memoria mía” (1Cor 11, 24); a los que después de resucitado les encargó el ministerio del perdón de los pecados (cf. Jn 20, 23).
  7. Os aseguro que cada vez que medito el milagro que se realiza cuando por las palabras de la consagración, el pan y el vino se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, y por las palabras de la absolución sacramental quedan perdonados los pecados del penitente, no puedo menos que sentir temor y temblor, como el profeta Jeremías, debido a la desproporción entre mi pobre persona y el don del Señor. Hace 40 años recibí la ordenación presbiteral de manos del cardenal Marcelo González Martín en la Catedral de Toledo. En las estampas de recuerdo de la ordenación puse dos frases de san Pablo que reflejaban mi situación interior en aquellos momentos: «Para mí la vida es Cristo” (Flp. 1, 21a); “vivo, pero no soy yo el que vive, es Cristo quien vive en mí” (Gal. 2, 20a).
  8. La unión con Cristo, la configuración con Él por la consagración sacramental, define la vida del sacerdote en el deseo de participar de las actitudes de Buen Pastor, en la búsqueda de la voluntad de Dios, en la vivencia de la caridad pastoral. La acción evangelizadora será consecuencia del amor a Dios y al prójimo, de la voluntad de Dios, que “quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (1Tim 2,4), y se incorporen a Él formando la Iglesia. La Iglesia tiene el deber y el derecho de evangelizar, y el apóstol tiende a expresar el amor de Dios, que llena su vida. Por eso con san Pablo, decimos: “El hecho de predicar no es para mí motivo de orgullo. No tengo más remedio y, ¡ay de mí si no anuncio el Evangelio!” (1Co 9, 16).
  9. Doy gracias a Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, por su amor y su llamada; y a María Santísima, que me ha llevado siempre de la mano; a todas las personas que me han acompañado y ayudado en estos 40 años. Doy las gracias a mi familia, mis padres, hermanos y otros familiares, por todo el amor y el ejemplo que he recibido de ellos, y que sigo recibiendo; doy gracias a la gran familia de la Iglesia, que me ha acogido y acompañado en Cuenca, en Barcelona, en Terrassa y en Sevilla. Gracias a todos vosotros, presentes en esta celebración. Soy muy afortunado como padre y pastor de esta familia diocesana de Sevilla. Parafraseando el salmo 15, puedo decir que me ha tocado una archidiócesis hermosa, que me encanta servirla y entregarme lo mejor que se y puedo, con luces y sombras, con aciertos y errores, como es propio de la condición humana, pero siempre con alegría y esperanza, con entusiasmo e intensidad.
  10. Pido al Señor la gracia de continuar viviendo el gozo del ministerio sacerdotal, consciente de que es un don inmerecido, con el convencimiento de que el Señor hace camino a mi lado. Que la certeza de su presencia sea en todo momento fuente de consuelo, paz interior e impulso para seguir remando mar adentro. Que Nuestra Señora de los Reyes me proteja y ayude a mantenerme fiel en mi consagración sacerdotal. Así sea.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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La Virgen del Carmen en “Al Trasluz”

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El 16 de julio celebramos la fiesta de Nuestra Señora del Carmen, precedida en nuestra ciudad y en los pueblos de la provincia, con solemnes novenas, viniéndome a la memoria la de Hinojosa del Duque, en el convento de los PP. Carmelitas, de la Antigüa Observancia

Tanto en la iglesia de san Cayetano, como en la parroquia del Carmen, de Puerta Nueva, las imágenes de la Virgen del Carmen saldrán en procesión por las calles adyacentes de los templos. La religiosa carmelita María Dolores Domínguez, presidenta de la Federación Madre del Carmelo, nos ha hablado del “carisma carmelita” en su sección “Desde el claustro”, publicada en la revista “Escapulario del Carmen”: “Creo firmemente que esta es la clave fundamental de nuestro carisma carmelita: “Respirar la santidad de María y José en la vida sencilla de un pequeño pueblo, sin notoriedades, fuera de los ambientes mundanos de los poderosos, reflejando en sus relaciones con los parientes y vecinos la ternura y la misericordia de Dios Padre. Y así nosotros, carmelitas, haciendo nuestros los sentimientos de la Madre y del Hijo, como otra “María”, amarlo y entregarnos totalmente a Él como lo hizo Nuestra Madre”.

Recordamos estos días los cantos populares a la Virgen del Carmen: “Salve, Virgen amada / del Carmelo Madre. / Tu tierna mirada / vuelve a tus cofrades. / Salve, Reina y Virgen pura / hoy te elevan con fervor / los que por tu vestidura / somos hijos de tu amor”.

El Papa Francisco nos dice cómo se imagina a la Virgen María: “Me la imagino como una chica normal, una chica de hoy, educada normalmente. Me imagino que amaba las Escrituras, había hecho catequesis familiar, del corazón. Después de haber concebido a Jesús, sigue siendo una mujer normal: Trabajaba, hacía la compra, ayudaba al Hijo, ayudaba al marido: normal”.

La entrada La Virgen del Carmen en “Al Trasluz” apareció primero en Diócesis de Córdoba. Ver este artículo en la web de la diócesis

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