El Cabildo Catedral, enmarcado en su actividad pastoral, ofrece como cada año una serie de itinerarios pedagógicos para escolares durante el curso.
Se trata de visitas guiadas dirigidas a centros educativos, especialmente de la Archidiócesis de Sevilla, pero también abiertas a colegios provenientes de otras regiones de España.
El objetivo fundamental de esta iniciativa es, según fuentes del Cabildo, “acercar la Catedral a los más jóvenes permitiéndoles conocer el significado de este templo y su patrimonio sagrado, a través de su función catequética y evangelizadora y al tiempo, acercar a Dios y lo sagrado a través del patrimonio religioso”.
Para este curso se han dispuesto tres itinerarios: ‘La Catedral de Sevilla, 775 años de fe’ y ‘Bartolomé Esteban Murillo, pintor de la santidad’, que incluyen la subida a la Giralda; y ‘El Salvador, el legado de la fe’, que se desarrolla en la iglesia del Divino Salvador.
Las visitas se realizarán de lunes a viernes, a las once de la mañana y a las doce y cuarto de la tarde, con un máximo de 100 participantes por turnos. La duración de estos itinerarios es de una hora u hora y media aproximadamente, y conllevan la aportación de un euro por persona.
La ilusión de vivir la fe en la Iglesia y compartirla con jóvenes de todos los rincones de la Diócesis, ha hecho que la peregrinación diocesana a Guadalupe sea una de las citas más esperadas en los últimos treinta años
Miles de jóvenes han participado durante estas tres décadas en la peregrinación diocesana a Guadalupe. Tres días intensos de fe y convivencia en la que muchos jóvenes han descubierto su vocación al matrimonio, al sacerdocio o a la vida consagrada. El obispo de Guadix, Francisco Jesús Orozco, y el sacerdote diocesano, Joaquín Pérez, recuerdan los inicios de esta peregrinación propuesta por monseñor Javier Martínez, obispo en aquel momento de la diócesis de Córdoba.
Esta semana ha tenido lugar la entrega, por parte del Cabildo Catedral, de un reconocimiento a todas las personas e instituciones que participaron en la extinción del incendio de la Mezquita-Catedral el pasado 8 de agosto. Asimismo, el deán presidente del Cabildo Catedral, Joaquín Alberto Nieva, ha explicado que la primera fase del proyecto de restauración de la zona afectada comenzará “muy pronto”.
Estas noticias y toda la actualidad diocesana pueden encontrarla en la última revista Iglesia en Córdoba a través del siguiente enlace.
El próximo martes 18 de noviembre, Radio María realizará una retransmisión en directo para toda España el rezo del Santo Rosario desde la Parroquia de Nuestra Señora del Rosario, situada en Calle Real, Nueva Jarilla.
La emisión comenzará a las 9:25hrs, y desde la parroquia se invita a todos los fieles a participar en este momento de oración. Se recomienda estar en el templo a partir de las 9hrs para facilitar la organización y el desarrollo de la retransmisión.
Esta iniciativa forma parte de la misión evangelizadora de Radio María, acercando la oración y la fe a los hogares de todo el país a través de las ondas.
Este domingo celebramos la IX Jornada Mundial de los Pobres en el contexto del Jubileo Peregrinos de la Esperanza. Ambas iniciativas, puestas en marcha por el papa Francisco, coinciden en la urgencia de la esperanza hoy, en hacerla concreta y posible para toda la Humanidad, y en especial, para una gran parte de la población mundial que vive en situación de pobreza, víctima del hambre, la violencia y el desplazamiento forzoso de sus lugares de origen, así como de la falta de reconocimiento de sus Derechos Humanos.
El mensaje del papa León XIV para esta Jornada pone el foco en reconocer cuál es la fuente de nuestra esperanza: Jesucristo, el único Señor de nuestras vidas. Con el lema «Tú, Señor, eres mi esperanza», expresión tomada del salmo 71, nos invita a reconocer la gracia de Dios y su acción salvadora en medio del dolor y la angustia que nos generan los males de nuestro tiempo. Reconocer a Dios como roca de nuestra esperanza nos lleva a vivir en la confianza de que el amor de Dios nos sostiene y da sentido a nuestras vidas. El salmista así lo expresa cuando dice «Tú eres mi Roca y mi fortaleza» (v.3). El Señor no nos defrauda porque es el Dios de la esperanza (Rm 15, 13) y a Él volvemos una y otra vez para orientar nuestro camino, para recuperar las fuerzas, para renovar nuestra fe que continuamente se agrieta con la desesperanza y la impotencia. Recientemente el Papa ha lanzado la exhortación apostólica Dilexi te (Te he amado), sobre el cuidado de la Iglesia por los pobres y con los pobres, sumándose así al legado de Francisco de poner en el centro de nuestra fe y misión el Evangelio de Jesús y su amor preferencial por los pobres.
La invitación bíblica a la esperanza conlleva el deber de asumir responsabilidades coherentes en la historia, sin dilaciones. En el mensaje anual para esta Jornada, el Santo Padre ha subrayado que “la pobreza tiene causas estructurales que deben ser afrontadas y eliminadas. Mientras esto sucede, todos estamos llamados a crear nuevos signos de esperanza que testimonien la caridad cristiana, como lo hicieron muchos santos y santas de todas las épocas. Los hospitales y las escuelas, por ejemplo, son instituciones creadas para expresar la acogida hacia los más débiles y marginados. Hoy deberían formar parte ya de las políticas públicas de todo país, pero las guerras y desigualdades con frecuencia lo impiden.”. La Jornada Mundial de los Pobres nos recuerda que los pobres están en el centro de toda la acción pastoral, tanto en su dimensión caritativa como en los que la Iglesia celebra y anuncia, y toda forma de pobreza es una llamada a vivir el Evangelio y a ofrecer signos de esperanza.
Algunas propuestas para organizar la Jornada se orientan a dedicar tiempo a intercambiar inquietudes, dudas, experiencias; es una buena oportunidad para tomarle el pulso a nuestra forma de vivir la fe, el servicio y la participación de todas las personas. También, organizar un encuentro de oración en la parroquia, en el centro de acogida, residencia, etc., junto con las personas participantes, facilitando algunas ideas inspiradas en el mensaje de la jornada. Orar juntos para abrir ventanas a Dios, escuchar lo que nos inspira a través de los hermanos, dar gracias y pedir, fortalece la fraternidad y dan sentido a la misión. Finalmente, la celebración de esta jornada en nuestra Archidiócesis tendrá dos momentos el domingo 16 de noviembre, un círculo de Silencio en la plaza Virgen de los Reyes a las cinco y cuarto de la tarde y la celebración de la Eucaristía en la Catedral, a las seis de la tarde. Hagamos de esta celebración una verdadera fiesta de encuentro, un espacio participado, en el que se compartan testimonios de sanación y conversión, de caminos y búsquedas, de proyectos en marcha. Confiemos en María Santísima, Consuelo de los afligidos, y con ella entonemos un canto de esperanza.
A las 11 h llegaba el Obispo de Jaén, Don Sebastián Chico Martínez, en Visita Pastoral al impresionante Polígono Industrial de Martos y, en concreto, a una de sus empresas más innovadoras y señeras: Andaltec. Fundada en 2003 y reconocida internacionalmente por su carácter único, este centro tecnológico es el más grande de Andalucía y está especializado en sistemas de iluminación para automoción, plásticos en contacto con alimentos, prototipado y materiales plásticos sostenibles. Allí, Don Sebastián pudo conocer a más de 120 ingenieros, doctores, ópticos, químicos, físicos y técnicos que trabajan al servicio de empresas de más de veinte países.
Su gerente, Don Daniel Aguilera, recibió al Obispo con gran cordialidad y le expresó la importancia de esta visita, que no tiene precedentes desde la creación de Andaltec. El encuentro comenzó en el despacho de la gerencia y continuó, después, con una amplia visita guiada por las instalaciones, laboratorios, proyectos y departamentos donde, gracias al rigor científico, la creatividad y la innovación, lo que parece imposible se hace realidad para responder a las necesidades de clientes, empresas e incluso del Ministerio de Defensa de España.
Don Sebastián pudo conocer de primera mano todo el proceso que sigue un proyecto desde que un cliente plantea una idea y pide que sea posible llevarla a cabo. Jóvenes altamente cualificados, creativos y con visión de futuro mostraron al Obispo cómo afrontan cada reto no como una dificultad, sino como una oportunidad de crecimiento y avance tecnológico. Fue más de una hora dedicada a la ciencia, la innovación y el desarrollo.
En uno de los salones de reuniones de Andaltec, el Obispo se encontró posteriormente con la directiva de ASEM, la Asociación de Empresarios de Martos, acompañada de varios empresarios más. Allí escuchó la realidad del sector industrial marteño, caracterizado por un notable flujo de importación y exportación a nivel mundial.
Los empresarios compartieron con él sus retos y proyectos, expresando el deseo de una mayor cercanía de la Iglesia al mundo empresarial, especialmente en todo lo que ayude a fortalecer a las familias, transmitir valores cristianos a la sociedad —casi el 90% de los jiennenses se declaran católicos— y fomentar entre los jóvenes virtudes humanas y cristianas como el sacrificio, la entrega y la responsabilidad. También manifestaron su pesar por ser a menudo percibidos como distantes o duros con los trabajadores, cuando su verdadera intención es promover empleo y desarrollo.
Don Sebastián les habló de la esperanza que la Iglesia ofrece al mundo, particularmente a los jóvenes, y de cómo esa esperanza se fundamenta en la entrega total de Cristo en la cruz. Temas como la familia, la conciliación, los jóvenes, las relaciones con las instituciones políticas y el papel de las estructuras empresariales llenaron una hora de diálogo intenso y sereno.
Finalmente, el Obispo se puso a disposición de los empresarios marteños para colaborar en aquello que pueda servirles y acompañarlos. Los miembros de ASEM agradecieron profundamente la cercanía, la claridad y el interés mostrado por Don Sebastián hacia su labor y su realidad cotidiana.
Se trata de una actividad anual organizada por el Movimiento Cultural Cristiano, en colaboración con el Servicio de Asistencia Religiosa de la Universidad de Sevilla (SARUS), y que se desarrolla este año del 18 al 20 de noviembre en distintos campus de la US.
El título de estas jornadas coincide precisamente con el tema del Mensaje del papa León XIV para la Jornada Mundial de la Paz 2026, que se celebrará el próximo 1 de enero. Un mensaje que, según informó el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, invita a «rechazar la lógica de la violencia y de la guerra», promoviendo una reconciliación «desarmante y desarmada», fundada en «el amor y la justicia». Un ideal que ha acompañado las palabras y los gestos de León XIV desde los primeros momentos de su pontificado.
Programa
El Movimiento Cultural Cristiano ha tomado estas palabras del Santo Padre como premisa de las Jornadas Universitarias con los Pobres de la Tierra, en las que profundizará sobre las distintas aristas de los conflictos bélicos.
La primera sesión tendrá lugar el martes, 18 de noviembre, a las siete de la tarde en el Salón de Grados de la Facultad de Educación, cuando Pablo J. Matute, ingeniero industrial y miembro del Movimiento Cultural Cristiano hará una exposición sobre ‘El negocio de la guerra’.
Al día siguiente, a la misma hora, la responsable de la Región Sur de Ayuda a la Iglesia Necesitada, Ana González, ofrecerá una ponencia sobre los cristianos perseguidos, bajo el título ‘Haciendo visible lo invisible’. En esta ocasión, se celebrará en el Aula 109 de la Facultad de Filología.
Las jornadas llegarán a su fin el jueves, día 20, con una reflexión sobre ‘La paz en el centro de la evangelización’ a cargo de los jóvenes del Movimiento Cultural Cristiano, en la capilla de los Estudiantes, en el Rectorado de la Universidad de Sevilla, a las ocho de la tarde.
El acceso es libre.
Durante estos días, además, habrá una exposición itinerante en los distintos campus universitarios sobre ‘La Guerra y la Paz’, así como un puesto de publicaciones de la editorial sin ánimo de lucro ‘Voz de los Sin Voz’.
Más información en sevillasolidaridad.net@gmail.com o en sarus@us.es
Un poco más tarde de las 10 h llegaba el Obispo de Jaén, Don Sebastián Chico Martínez, en Visita Pastoral a la Parroquia de San Juan de Dios de Martos, la más joven de las cinco comunidades parroquiales de este pueblo grande, industrial, olivarero y multicultural.
San Juan de Dios tiene una comunidad “madre”: La Asunción. De allí nació esta comunidad cuando Martos comenzó a crecer sin parar en un nuevo barrio, conocido por todos como “el Nuevo Martos”, o el barrio de la Noria, o, para los más allegados, el Barrio de San Juan de Dios.
Muchos de los hermanos y hermanas de esta parroquia la vieron siendo aún un solar, hace 39 años, asistieron a la colocación de su primera piedra, a su construcción y a sus inicios, y hoy se sienten piedras vivas de esta joven comunidad marteña.
El único sacerdote que ha surgido de aquí ha sido don Jesús Millán Cubero, quien hace 26 años celebró su Primera Misa en este templo parroquial, todavía sin el suelo que ahora contemplamos.
Esta parroquia ha tenido la suerte de contar con muy buenos sacerdotes, que han sabido formar una preciosa comunidad cristiana que permanece en el tiempo, aunque ahora cueste más crecer.
A pesar de ser un barrio joven, con muchos niños de iniciación cristiana y con dos cofradías también jóvenes e integradas en la parroquia —la Cofradía del Amor y Auxilio y la Cofradía de la Vera Cruz de Martos—, resulta difícil incorporar a familias, matrimonios jóvenes o a los propios jóvenes a la vida eclesial.
El Nuevo Martos es, además, un barrio peculiar, compuesto casi en su totalidad por chalets y viviendas unifamiliares donde se vive mucho la individualidad de cada hogar, con poca relación vecinal. A ello se suma un gran inconveniente característico del entorno marteño: los turnos laborales. Trabajar por turnos de 7 mañanas, 7 tardes, 7 noches, más 3 días combinados y dos libres cuando coincidan, no favorece a las familias, ni a los matrimonios, ni tampoco a la participación eclesial, que muchos no pueden asumir debido a esta exigente realidad laboral que comparten tanto el marido como la esposa.
Aun así, el Nuevo Martos es un lugar precioso para vivir, para servir y para celebrar la fe. Y es una verdadera fortuna pertenecer a esta parroquia, situada junto a uno de los polígonos industriales más grandes y prósperos de la provincia de Jaén, donde siempre hay trabajo para quien desea trabajar.
Durante la mañana, Don Sebastián pudo conocer de cerca todas estas realidades. Comenzó visitando la Casa Cuartel de la Guardia Civil de Martos, que pertenece a nuestra demarcación parroquial y acoge a la Sexta Compañía, con numerosas áreas de intervención como SEPRONA, Policía Judicial, antidroga o tráfico. El joven Teniente Yeray Lapuente, comandante de puesto, lo esperaba junto con sus guardias.
Después recorrió ampliamente la empresa Andaltec, y en su salón de reuniones mantuvo un encuentro con ASEM, la Asociación de Empresarios de Martos, con quienes compartió la ingente realidad del sector industrial marteño, caracterizado por una intensa actividad de importación y exportación a nivel mundial.
La mañana concluyó con la visita a tres enfermos de la parroquia. Primero visitó a Encarnita Martínez, pilar fundamental de esta comunidad, que hoy apenas puede valerse por sí misma, pero sigue amando a San Juan de Dios con la misma pasión y cuidando de su parroquia desde el sillón de su casa. También, compartió un momento de consuelo y fe con Pedro y Ana, un matrimonio marcado por el sufrimiento y el dolor físico, pero que vive su amor con una entrega ejemplar. Finalmente, estuvo con Luisa, una hermana de la comunidad desgastada por los años y por la entrega generosa con la que sacó adelante a su numerosa familia de nueve hijos.
La comida de mediodía supuso un respiro entre la mañana y la tarde. Fue además un momento fraterno, compartido en familia entre los diez sacerdotes del Arciprestazgo de Martos-Torredonjimeno y nuestro Obispo.
Tras un breve y merecido descanso, comenzó la tarde a lo grande, con un encuentro festivo de todos los niños de las cinco parroquias de Martos.
Más tarde, en San Juan de Dios, Don Sebastián se reunió con todos los colaboradores parroquiales: catequistas, voluntarios de Cáritas, responsables de liturgia, miembros del coro, equipo de limpieza, consejeros parroquiales y representantes de las dos cofradías. Ellos son, sin duda, los verdaderos agentes de pastoral y pilares de esta comunidad; lo son en toda parroquia, pero en esta especialmente, porque el párroco debe atender múltiples frentes y ellos sostienen la vida pastoral incluso en su ausencia. También participaron algunos matrimonios de los Equipos de Nuestra Señora y los agentes de pastoral familiar de los Cursillos Prematrimoniales y Prebautismales.
Posteriormente, el Obispo se reunió a solas con el Consejo Parroquial de Pastoral y el Consejo de Asuntos Económicos para valorar juntos la marcha de la parroquia. En ambos consejos descansa gran parte del impulso y la estabilidad de la vida parroquial.
Por último, se celebró la Santa Misa Estacional, presidida por Don Sebastián y concelebrada por el párroco y el secretario, junto con toda la comunidad. No somos muchos, especialmente siendo jueves y a las 19:30 h, pero sí estuvo presente una representación amplia y viva de la parroquia.
Ha sido un día intenso, pero profundamente gozoso, novedoso y lleno de Dios.
Gracias, Don Sebastián, por su presencia y por su entrega a esta Comunidad Cristiana de San Juan de Dios, que le acoge con cariño, reza por usted y se une en el trabajo y en la oración por toda nuestra Iglesia diocesana de Jaén.
Amar no es solo sentir: es atender, cuidar, responder. En latín, el verbo diligĕre no significa simplemente amar, sino amar con diligencia: con premura, con atención, con cuidado responsable. Diligĕre une el corazón y las manos. Nombra un amor que no se conforma con emociones, sino que se convierte en movimiento.
A partir de este verbo se puede leer toda una tradición cristiana del amor: el amor que contempla, que sale al encuentro, que se hace concreto. Es el hilo que atraviesa la figura de María en el Evangelio de Lucas, las exhortaciones de los papas —de Dilexit Nos de Francisco a Dilexi Te de León XIV— y la celebración de la Jornada Mundial de los Pobres. En todas ellas late una misma convicción: lo afectivo es lo efectivo. Solo el amor que se hace diligente transforma la realidad.
María, la que ama con diligencia
Lucas narra que María, apenas escucha la noticia del ángel, “se levantó y fue aprisa a la montaña” (1,39). El texto griego usa metà spoudês, a veces traducido al latín como cum diligentia caritatis. Los Padres de la Iglesia vieron en este movimiento una imagen del amor verdadero: un amor que no se demora, que no calcula, que se pone en marcha con prontitud.
San Gregorio Magno decía: “amor non torpet, sed cum diligentia agit” —el amor no se adormece, sino que actúa con diligencia—; y san Bernardo de Claraval lo expresaba con claridad: “diligere est diligenter agere” —amar es actuar diligentemente. En María, el amor se vuelve ágil, concreto, encarnado. No hay distancia entre el corazón que acoge la palabra y los pies que salen al encuentro. Es la diligencia del amor la que la impulsa: la caridad que no espera, que toma la iniciativa, que se mueve antes de ser llamada.
Su fiat no es pasivo; es disponibilidad activa. La visita de la Virgen a su prima Isabel es el primer gesto de esa caridad diligente que no se queda quieta. Su canto, el Magníficat, proclama que Dios invierte los valores y opta por los pobres: colma de bienes a los hambrientos y despide vacíos a los ricos. El amor diligente, como el de María, combina atención, cuidado y prontitud: escucha, acoge y actúa.
“Dilexit Nos”: el corazón que ama primero
Cuando el 24 de octubre de 2024 el Papa Francisco rubricó su encíclica Dilexit Nos (“Nos amó”), lo hizo situando el Corazón de Jesús en el centro de la vida cristiana. No como símbolo piadoso, sino como síntesis del Evangelio: Dios tiene corazón, y ese corazón ama primero.
La encíclica insiste en que el cristianismo no es ante todo una doctrina, sino un acontecimiento de amor: “Nos amó” significa que toda iniciativa parte de Dios. Pero ese corazón no se queda en la intimidad; se abre a la historia. Para Francisco, el corazón de Cristo sigue palpitando en los corazones que se conmueven ante el dolor de los hermanos. Así, lo afectivo se vuelve efectivo. El amor verdadero no se repliega: crea vínculos, sana heridas, construye comunidad.
Dilexit Nos recupera el lenguaje del afecto como categoría teológica: ternura y misericordia que se traducen en acción. Amar con el corazón de Cristo es aprender su ritmo: sentir con Él, sufrir con Él, actuar con Él. Es un amor que se mueve con diligencia, aunque esa palabra no aparezca literalmente en el texto.
“Dilexi Te”: amar diligentemente
Un año después, la exhortación Dilexi Te de León XIV (“Te he amado”) prolonga ese itinerario. Si Dilexit Nos expresaba el amor recibido, Dilexi Te habla del amor ofrecido: la respuesta activa del discípulo. Del “nos amó” pasamos al “te he amado”. La lógica del don engendra reciprocidad.
En sus páginas —y especialmente en el capítulo III— el Papa León recorre una verdadera “diligencia de testigos”: santos, comunidades, hombres y mujeres que amaron a los pobres con inteligencia, creatividad y constancia. Una caridad sin prisa pero sin pausa, que combina compasión y competencia, ternura y eficacia. El documento insiste en que el servicio a los pobres no puede quedar reducido a asistencialismo. Amar diligentemente significa reconocer la dignidad del otro, implicarse en su promoción, trabajar por las causas de la justicia. Es un amor que ve, que escucha, que actúa.
León XIV retoma la intuición de Francisco: “la cuestión de los pobres conduce a lo esencial de nuestra fe” (DT 110). “La Iglesia, en cuanto Cuerpo de Cristo, siente como su propia ‘carne’ la vida de los pobres, que son parte privilegiada del pueblo que va en camino” (DT 103). Esa carne concreta es la que reclama diligencia: atención, cuidado, presencia. No se ama a los pobres en general, sino al pobre concreto, con nombre y rostro, con su historia y sus heridas.
El verbo diligĕre recobra toda su fuerza: amar con esmero, con solicitud, con arte. No basta buena voluntad; se necesita dedicación. La caridad es también una forma de inteligencia: comprender al otro, organizar recursos, sostener procesos, perseverar en medio de la dificultad.
La Jornada Mundial de los Pobres: un tiempo para ejercitar el amor
Desde 2017 la Jornada Mundial de los Pobres se celebra anualmente como una oportunidad para que la comunidad cristiana viva este amor diligente de forma visible. El Papa Francisco la instituyó convencido de que “es el momento de dejar paso a la fantasía de la misericordia para dar vida a tantas iniciativas nuevas” y de que la misericordia encarnada “nos impulsa a ponernos manos a la obra para restituir la dignidad a millones de personas que son nuestros hermanos y hermanas”.
Cada Jornada tiene un lema tomado de la Escritura (la primera fue, precisamente, “No amemos de palabra sino con obras” [1 Jn 3,18]) y propone un camino de conversión pastoral. No se trata solo de colectas o campañas, sino de un estilo de vida: mirar de frente al pobre, reconocerlo como hermano, dejar que su presencia transforme nuestras seguridades. Este año se celebra bajo la óptica de la esperanza, de modo que en cada comunidad, en cada alma, el Evangelio engendre signos eficaces de esperanza que se concreten en un amor que no se canse de salir al encuentro del necesitado.
La Jornada es, por tanto, una cordial invitación a frecuentar la escuela de la diligencia que vence la fatiga y el desánimo, actitudes en las que a menudo nos sumerge la desidia. La Jornada nos alienta a pasar del gesto ocasional al compromiso constante; del ver al acompañar. Amar diligentemente es celebrar la Eucaristía y después compartir la mesa con los que carecen de ella. Cada año, parroquias, movimientos y comunidades descubren que el amor al pobre no es un tema social, sino una cuestión de fe. En el pobre palpita el corazón de la Iglesia.
Conclusión: el latido de la diligencia
Entre Dilexit Nos y Dilexi Te se dibuja un movimiento continuo: de Dios que ama primero al discípulo que responde, del corazón que recibe al corazón que se entrega. María, los santos, las comunidades pobres, la Iglesia entera forman una sola corriente de amor diligente.
La palabra diligĕre nos devuelve el sentido más hondo del mandamiento nuevo: “Amaos unos a otros como yo os he amado” (Jn 13,34). No basta amar “mucho”; se trata de amar bien: con atención, con prontitud, con fidelidad.
El amor diligente no tiende al espectáculo. Es el amor que ve y actúa, que cura y acompaña humildemente, que sostiene sin ruido. Es el amor que, como María, se levanta; que, como Cristo, se entrega; que, como tantos testigos, no se cansa de recomenzar. Amar con diligencia: ahí reside el secreto de la fecundidad del Evangelio. Porque solo lo que se ama con cuidado permanece, abre ventanas a la esperanza; solo lo que se ama diligentemente transforma la vida y la realidad, acaba con la rutina, disipa la indolencia.
Fernando Chica Arellano Observador Permanente de la Santa Sede ante la FAO, el FIDA y el PMA
En este Año Jubilar de la Esperanza, la Iglesia de Jaén se une a la voz de quienes claman por justicia y dignidad. La vivencia personal y comunitaria del Jubileo también trae consigo el compromiso social. Un compromiso que el secretariado para el Jubileo de la Conferencia Episcopal Española ha querido concretar en un proyecto social. Desde la Diócesis de Jaén, nos hemos unimos a este proyecto y queremos alzar la voz contra una de las formas más crueles de esclavitud moderna: la trata de personas.
Esta realidad no es lejana ni invisible. Está aquí, entre nosotros. Mujeres, niños, migrantes y personas vulnerables son víctimas de explotación, abuso y engaño. Cada vida herida por esta lacra clama al cielo, y también a nuestra conciencia cristiana. En nuestra Diócesis, Cáritas lleva décadas trabajando con recursos y los medios que tenemos a nuestro alcance para luchar contra esta lacra social, y que sigue siendo noticia porque es una realidad callada. Ahora nos alegra que se visibilice como proyecto Jubilar para concienciar a los cristianos sobre esta realidad que está entre nosotros.
La Palabra de Dios proclama que todo hombre y toda mujer han sido creados “a imagen y semejanza de Dios” (Gn 1,27). Nadie puede apropiarse de la vida de otro ni someterla a intereses económicos, sexuales o de poder.
La trata de personas hiere la dignidad inviolable del ser humano, profana el cuerpo que es templo del Espíritu Santo (cf. 1 Co 6,19) y desfigura el rostro de Cristo en los más pequeños y vulnerables (cf. Mt 25,40).
No podemos permanecer indiferentes. Como discípulos de Cristo, estamos llamados a defender la libertad de los hijos de Dios. Por eso, este proyecto quiere ser un gesto profético: una llamada a acoger, proteger, promover e integrara quienes han sido víctimas de la trata y cualquier situación de vulnerabilidad por razón de movilidad humana.
Invito a nuestras parroquias, comunidades, centros educativos y movimientos a ser espacios de esperanza, acogida y denuncia profética. Que la compasión se traduzca en gestos concretos: informarnos, sensibilizar, colaborar con quienes trabajan en la defensa de los derechos humanos y apoyar a las víctimas.
En concreto, queremos invitaros a participar en algunas actividades que se van a organizar, en este sentido, en el ámbito diocesano con la promoción y participación de Cáritas y Delegación de Migraciones de la diócesis de Jaén:
14 de noviembre de 2025, a las 19:30 horas en la Catedral de Jaén se organizará una Vigilia diocesana, con centralidad de este proyecto Jubilar sobre la Trata.
En la semana del 10 al 16 de noviembre de 2025, se celebra la semana de los pobres en nuestra diócesis, donde realizaremos algunas actividades más de visibilidad del proyecto Jubilar sobre la Trata, y que tendrá como cierre el Jubileo de Cáritas, la mañana del 16 de noviembre.
Igualmente, el 16 de diciembre celebraremos el Jubileo de los Migrantes en la Catedral .
Que el Espíritu Santo nos haga valientes para visibilizar y luchar por estos hermanos y hermanas que tan cerca tenemos. Solo el amor libera. Solo la justicia construye paz. Caminemos juntos, como Iglesia, hacia una sociedad donde todos seamos realmente libres para amar.
Queridos diocesanos, hermanas y hermanos de Málaga y Melilla:
León XIV, en su Mensaje para la Jornada Mundial de los Pobres, ha afirmado: «Tú, Señor, eres mi esperanza (Sal 71,5). Estas palabras brotan de un corazón oprimido por graves dificultades: Me hiciste pasar por muchas angustias (v. 20), dice el salmista. A pesar de ello, su alma está abierta y confiada, porque permanece firme en la fe, que reconoce el apoyo de Dios».
Nos invita, por tanto, a mirar al pobre no sólo como destinatario de nuestra caridad, sino como portador de un mensaje evangelizador: «El pobre no confía en las seguridades del poder o del tener; al contrario, las sufre y con frecuencia es víctima de ellas. Su esperanza sólo puede reposar en otro lugar. Reconociendo que Dios es nuestra primera y única esperanza, nosotros también realizamos el paso de las esperanzas efímeras a la esperanza duradera».
Acojamos la fuerza evangelizadora de las personas empobrecidas y compartamos con ellas nuestros bienes materiales y espirituales, porque, como advertía el papa Francisco, «la peor discriminación que sufren los pobres es la falta de atención espiritual. La inmensa mayoría de los pobres tiene una especial apertura a la fe; necesitan a Dios y no podemos dejar de brindarles su amistad, su bendición, su Palabra, la celebración de los sacramentos y la propuesta de un camino de crecimiento y de maduración en la fe» (EG n. 200).
Estas palabras cobran vida en la Casa del Sagrado Corazón, nuestro querido Cotolengo, fundado en 1965 en una de las zonas más desfavorecidas de Málaga gracias al impulso del P. Jacobo y las hermanas de la Institución Benéfica del Sagrado Corazón. Hoy, el trabajo incansable de las hermanas franciscanas clarisas de Kerala (India), así como el compromiso generoso de un reducido grupo de trabajadores y de un numeroso voluntariado, dan calor a este hogar sencillo, donde la caridad se encarna, la esperanza se respira y la fe resuena en el eco del salmo: “Tú, Señor, eres mi esperanza”. No es casual que esta casa, que acoge a familias desahuciadas con niños, personas sin hogar, con discapacidad grave, enfermas o sin derechos sociales reconocidos, haya sido designada como lugar jubilar en este 2025, año de gracia dedicado a fortalecer y contagiar la esperanza.
La celebración de la IX Jornada Mundial de los Pobres, las últimas jornadas del Jubileo y el 60 aniversario del Cotolengo nos invitan a crear nuevos signos de esperanza, activando nuestra responsabilidad social en aras del bien común, impulsando políticas sociales que cambien estructuras injustas, fomentando las distintas formas de voluntariado y colaboración, también económica, y poniendo a los pobres «en el centro de toda la acción pastoral, no sólo de la dimensión caritativa, sino también de lo que la Iglesia celebra y anuncia».