ORDENACIÓN EPISCOPAL Y TOMA DE POSESIÓN DEL NUEVO OBISPO DE SAN CRISTÓBAL DE LA LAGUNA (TENERIFE), MONS. BERNARDO ÁLVAREZ AFONSO
Homilía de Mons. Manuel Monteiro de Castro, Nuncio del Santo Padre en España.
Eminentísimos Señores Cardenales,
Excelentísimos Señores Arzobispos y Obispos,
Queridos sacerdotes concelebrantes y diáconos,
Excelentísimas Autoridades Civiles y Militares,
Estimados Seminaristas y miembros de los institutos de vida consagrada,
Representantes de distintas confesiones cristianas,
Queridos hermanos y hermanas en Cristo:
1. A todos vosotros, aquí presentes y a cuantos siguen esta celebración eucarística por radio o televisión, un saludo afectuoso de parte de Su Santidad Benedicto XVI, a quien tengo el honor de representar en España.
En este momento deseo manifestar mis sentimientos de viva gratitud a las Excelentísimas Autoridades que nos honran con su participación en esta solemne celebración.
Al Excelentísimo y Reverendísimo Señor Don Felipe Fernández García, celoso obispo, una palabra de profundo reconocimiento y felicitación por la valiosa labor apostólica realizada durante 14 años en esta diócesis.
2. Queridos hermanos y hermanas:
Muchos de los sacerdotes, religiosos, religiosas y feligreses de San Cristóbal de la Laguna me han expresado el deseo de que el Santo Padre les diera un buen Pastor, cercano, que les guiara en el camino a la felicidad eterna.
Aquí lo tenéis en la persona de Monseñor Bernardo Álvarez Afonso.
Su currículum personal y sacerdotal nos muestra una rica experiencia para la misión que el Señor le confía.
Nació hace 56 años en la isla de La Palma y más concretamente en Breña Alta. Tras cumplir sus estudios en el Seminario Diocesano de Tenerife, recibió la ordenación sacerdotal el 16 de julio de 1976, continuando posteriormente su formación en la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma, donde obtuvo la licenciatura en Teología Dogmática.
En esta diócesis nivariense ha ejercido distintas e importantes tareas pastorales, hasta ser nombrado en 1999, Vicario General. Además, a nivel de la Conferencia Episcopal Española, es miembro del Consejo asesor de la Subcomisión Episcopal de Catequesis y asiduo colaborador de la Comisión Episcopal del Clero.
3. Querido Bernardo, el Santo Padre te ha nombrado obispo.
3.1. Figura del obispo
3.2. Misión en la Iglesia
3.2.1. Universal
3.2.2. San Cristóbal de La Laguna
3.1. La figura del obispo
Los Obispos son los sucesores de los Apóstoles.
En Galilea, sobre todo en las orillas del lago de Genesaret, el Señor Jesús habló a las gentes sobre el Reino de Dios, les explicó las Escrituras, les mostró la importancia de seguir la Ley de Moisés y les manifestó la insignificancia de ciertas prescripciones; curó enfermos, expulsó demonios, operó prodigios.
Muchos le seguían. Han sido los primeros discípulos de Jesús de Nazaret. De estos escogió Doce, tal y como hemos escuchado en el texto de San Marcos.
En los Evangelios, en los Hechos de los Apóstoles y en las Cartas Apostólicas aparece muchas veces el conjunto de los Apóstoles con el nombre “los Doce”. El mismo Señor Jesús habla de “los Doce”. Aparecen como una persona moral, una persona jurídica. Así tenemos la Iglesia incipiente. A uno de ellos le dio la misión de mantener la familia unida. Rezó por él para que su fe no desfalleciera. Le dijo: “apacienta mis ovejas”. Más aún, le dio el poder de las llaves. Le ha dicho: “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” (Mt 16,18).
El Señor Jesús ha querido fundar una Iglesia y la fundó con sus discípulos y con los Doce Apóstoles.
Después de su misión en la tierra, el Señor Jesús les ha dicho a los Apóstoles: “Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado” (Mt 28, 19).
Más aún. Les dijo que no tuvieran miedo: “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin de los tiempos”.
Los Apóstoles así lo hicieron. En diversas regiones han fundado iglesias dejando al frente de ellas a sus sucesores, a los que llamamos obispos.
3.2. ¿Cuál es la misión del Obispo? ¿Cuál es tu misión como Obispo?
Es la misma de la de los Apóstoles: transmitir fielmente lo que has recibido del Señor: su Palabra y su modo de vivir. Los Apóstoles han recibido el mensaje del Señor, lo han vivido y han compartido la vida de Jesús. Excepto San Juan, todos los demás Apóstoles han dado su vida por Jesús, han sido martirizados.
Partiendo de la predicación del Evangelio de Jesucristo, tu cometido principal, querido D. Bernardo, es el de “anunciar al mundo la esperanza […]: la esperanza no solamente en lo que se refiere a las realidades penúltimas, sino también, y sobre todo, la esperanza escatológica, la que espera la riqueza de la gloria de Dios (…) La perspectiva de la esperanza teologal, junto con la de la fe y la caridad – leemos en la Exhortación Apostólica Postsinodal Pastores gregis –, ha de moldear por completo el ministerio pastoral del Obispo (n. 3)”. “… La figura ideal del Obispo con que la Iglesia sigue contando es la del pastor que, configurado con Cristo en la santidad de vida, se entrega generosamente por la Iglesia que se le ha encomendado, llevando al mismo tiempo en el corazón la solicitud por las iglesias del mundo (cfr. 2 Co 11, 28)” (ibid. n. 1).
3.2.1 Los Obispos, sucesores de los Apóstoles, tienen una misión en la Iglesia universal
“Así como, por disposición del Señor – leemos en la Constitución Lumen gentium –, San Pedro y los demás apóstoles forman un sólo colegio apostólico, de igual modo se unen entre sí el Romano Pontífice, sucesor de Pedro, y los obispos sucesores de los apóstoles” (LG, 21). Desde los tiempos apostólicos, los obispos se reunían para tratar los asuntos más importantes, como lo demuestra la celebración de concilios. “Esto mismo lo indica también el uso, introducido desde antiguo, de llamar a varios obispos a tomar parte en el rito de consagración cuando un nuevo elegido ha de ser elevado al ministerio de sumo sacerdocio. Uno es constituido miembro del cuerpo episcopal en virtud de la consagración sacramental y por la comunión jerárquica con la Cabeza y miembros del colegio” (LG, 22). Los obispos son miembros del colegio episcopal y, por eso, tienen derecho a participar en los concilios ecuménicos.
3.2.2 Los Obispos tienen una misión especial en la diócesis que les ha sido confiada.
Tu misión consiste esencialmente en transmitir, con fidelidad, al mundo y particularmente a las gentes de la diócesis de San Cristóbal de La Laguna, el mensaje y el modelo de vida que el Señor Jesús nos ha dejado.
“Los obispos, como sucesores de los apóstoles – leemos en los documentos del Concilio Vaticano II – tienen por sí en las diócesis que se les ha confiado toda la potestad ordinaria, propia e inmediata, que se requiere para el desarrollo de su oficio pastoral” (Christus Dominus, 8).
Como obispo estás llamado a reflejar, con tu palabra y con tu vida, el tesoro de enseñanza que el Señor Jesús nos legó.
Una de las principales enseñanzas que contiene ese tesoro es la acogida y entrega sin límites por los hermanos. San Pablo lo explica maravillosamente en el texto de la Iª Carta a los Corintios que hemos leído y que coincide con el lema episcopal que has elegido para tu ministerio:“Porque, siendo libre como soy, me he hecho esclavo de todos para ganar a los más posibles. Me he hecho débil con los débiles, para ganar a los débiles; me he hecho todo a todos, para ganar, sea como sea, a algunos. Y hago todo esto por el Evangelio, para participar también de sus bienes”.
La tuya no es una misión fácil, pero sí hermosa, sublime. El mundo de hoy la necesita. Los aires que respiramos son de subjetivismo, de relativismo, de permisividad, de “haz lo que quieras”, de todo vale lo mismo. Más aún: algunos se califican de “auténticos” al decir que hacen lo que les apetece, sin tener ningún punto de referencia, sin la indispensable atención a valores fundamentales. Vivimos en una época “en cierto modo desconcertante. Tantos hombres y mujeres parecen desorientados, inseguros, sin esperanza, y muchos cristianos están sumidos en este estado de ánimo” (Juan Pablo II, Exhortación Postsinodal Ecclesia in Europa, 7).
Tantos hombres y mujeres de hoy esperan el ministerio de quien les ofrezca los valores contenidos en el tesoro que nos legó el Señor Jesús.
4. Deseo concluir esta breve reflexión recordando las palabras que hemos cantado en el salmo de la liturgia de hoy:
“Envía, Señor tu Espíritu
que renueve nuestros corazones”
Pedimos la asistencia especial del Espíritu Santo para esta nueva etapa de tu vida, en la que el Señor te confía particularmente el cuidado de los fieles de la Diócesis Nivariense, al tiempo que te aseguramos nuestras humildes oraciones.
En las manos de la Santísima Virgen María, Madre de la Iglesia y Reina de los Apóstoles —invocada por nosotros como Ntra. Sra. de Candelaria, patrona de las Islas Canarias, y las patronas insulares Ntra. Sra. de las Nieves, Ntra. Sra. de Guadalupe y Ntra. Sra. de los Reyes— ponemos esta intención, para que, con la ayuda eficaz de la misma Madre de Dios y de la intercesión de San Cristóbal, del Santo Hermano Pedro, del Beato José de Anchieta y de los Beatos Mártires de Tazacorte, pueda recorrer el itinerario de su tarea pastoral dando abundantes frutos para el bien de las almas y la gloria de Dios.
¡Que el Señor os bendiga hoy y siempre!
San Cristóbal de La Laguna (Tenerife), 4 de septiembre de 2005
Mons. Manuel Monteiro de Castro
Arzobispo Titular de Benevento
Nuncio Apostólico