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Nuestra Señora de la Esperanza, la Virgen del Jubileo

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El 18 de diciembre celebramos anualmente la fiesta de Nuestra Señora de la Esperanza, advocación a la que también se alude como la Expectación del Parto de la Santísima Virgen María o Virgen de la O.

Ocho días antes de la Navidad, la Iglesia celebra una fiesta dedicada al misterio de la Encarnación del Señor en la que contemplamos a María en los últimos momentos de su estado de “buena esperanza”.

A las puertas del Jubileo de la Esperanza, esta advocación de la Virgen cobra especial relieve puesto que, como señala el propio papa Francisco en su bula de convocatoria, «la esperanza encuentra en la Madre de Dios su testimonio más alto».

En Málaga, el culto a esta advocación mariana es promovida por un total de 11 cofradías, destacando la de la Archicofradía de la Esperanza de Málaga, cuya imagen titular protagonizará este año en Roma el Jubileo de las Hermandades y Cofradías. En la capital contamos, además, con la parroquia de Nuestra Señora de la Esperanza y San Eugenio Mazenod.

Ntra. Sra. de la Esperanza que se venera en la parroquia malagueña de Ntra. Sra. de la Esperanza y San Eugenio Mazenod

Ntra. Sra. de la Esperanza que se venera en la parroquia malagueña de Ntra. Sra. de la Esperanza y San Eugenio Mazenod

INVOCACIONES A MARÍA DE LA O

Oh, Madre de Dios, tráenos la Sabiduría que brotó de los labios del Altísimo, abarcando del uno al otro confín y ordenándolo todo con firmeza y suavidad.

Oh, Señora nuestra, tráenos a Adonai, Pastor de la casa de Israel, que se apareció a Moisés en la zarza ardiente y en el Sinaí le dio su ley.

Oh, Madre de la Iglesia, tráenos el renuevo del tronco de Jesé, que se alza como un signo para los pueblos, ante quien los reyes enmudecen y cuyo auxilio imploran las naciones.

Oh, Reina de los cielos, tráenos la llave de David y Cetro de la casa de Israel, que abre y nadie puede cerrar, cierra y nadie puede abrir.

Oh, Virgen Inmaculada, tráenos el Sol que nace de lo alto, Resplandor de la luz eterna, Sol de justicia.

Oh, Esclava del Señor, tráenos al Rey de las naciones y Deseado de los pueblos, Piedra angular de la Iglesia, que hace de dos pueblos uno solo.

Oh, Esposa del Espíritu Santo, tráenos al Emmanuel, rey y legislador nuestro, esperanza de las naciones y salvador de los pueblos.

Amén

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Mesa redonda sobre el Monasterio de la Cartuja en la Real Academia de San Dionisio

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En la tarde hoy a las 19:30hrs, en la sede de esta institución situada en la ciudad de Jerez, tendrá lugar esta actividad en la que participará D. Roberto Romero, Vicario General de la Diócesis, Manuel Pareja, Gestor del Equipo de Gestión de la Cartuja, Javier E. Jiménez, académico de la institución y Miguel López, arquitecto.

La Diócesis de Asidonia-Jerez será protagonista en la jornada de hoy en la academia de San Dionisio. En concreto hablamos, del Monasterio de la Cartuja, oasis de espiritualidad de la Iglesia Asidonense que será el tema central sobre la mesa redonda que se llevará a cabo.

La sede de esta institución jerezana será el lugar donde a las 19:30hrs, D. Roberto Romero, Vicario General de la Diócesis, Manuel Pareja, Gestor del Equipo de Gestión de la Cartuja, Javier E. Jiménez, académico de la institución y Miguel López, arquitecto serán los encargados de acercarnos al momento actual que vive el Monasterio de la Cartuja.

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El Señor está cerca, homilía en el III Domingo de Adviento

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Homilía de D. José María Gil Tamayo, arzobispo de Granada, en la Eucaristía celebrada en la S.A.I Catedral el 15 de diciembre de 2024.

Queridos sacerdotes concelebrantes y diácono;

queridos hermanos y hermanas:

Estamos ya muy próximos a la Navidad. La tercera vela de la corona de Adviento nos lleva la cuenta atrás de este tiempo privilegiado de preparación para las fiestas de la Navidad del Señor. Y estamos en el Domingo Gaudete que se nota incluso en el color de las vestiduras de los sacerdotes.

El revestimiento también del ambón donde se proclama la Palabra de Dios. Es un morado atenuado. Porque hay un ingrediente en el Adviento, que es la alegría junto con la esperanza. El Señor nos invita a ello. El Papa Francisco dice que nos han robado la alegría a los cristianos. Tenemos un déficit importante de alegría. La alegría, queridos amigos, no está en tener muchas cosas.

La alegría no está en mover los músculos de la cara o provocar un jolgorio interior. No está en una fiesta simplemente. Nuestra alegría no es la de mover unos los músculos de la cara. Nuestra alegría nace de algo mucho más profundo, de que el Señor está cerca, de que el Señor está en medio de nosotros. Gritad jubilosos, el Señor está en medio de ti, está en medio de nosotros.

Y este saludo, con el que en la liturgia se nos saluda por parte del oficiante, “el Señor está con vosotros”, es una realidad. Dios está con nosotros. Y esto ha pasado también a los saludos del pueblo: quedaos con Dios, vaya usted con Dios, Dios os guarde. Este sentido cristiano de la presencia de Dios que hoy recordamos de una manera especial en la Navidad, en su primera venida en medio de nosotros, de la humanidad, de nuestra condición. En la humildad de nuestro ser como hombres débiles.

Él, que no tiene pecado, asumió nuestra naturaleza. Él ha tomado lo nuestro para redimirnos, Él se ha encarnado. Dios se ha hecho hombre para que el hombre se haga a Dios. Ese es el gran misterio de la Navidad y que puede, como oscurecerlo, todo lo que hemos ido añadiendo y que se convierte para mucha gente simplemente en unas fiestas de invierno, o un motivo para el consumo.

Los cristianos tenemos que quitar toda la hojarasca que ha ido ocultando el verdadero sentido de la Navidad y recuperar la alegría profunda que es patrimonio de los cristianos. El Señor está cerca. Vamos a pedirle este don al Señor en esta alegría, porque es lo que hemos rezado en la oración colecta que se repetirá en todo el mundo. Permítenos llegar jubilosos, llenos de alegría, a las fiestas que se acercan y celebrarlas con gozo desbordante.

Celebrarlas cristianamente. Celebrarlas, sí, en familia. Sí, también en lo exterior. Pero que no nos falte la alegría de la celebración litúrgica, de la gloria de Dios, del júbilo que está por dentro. Pero, queridos amigos, a ello nos ha invitado el profeta Sofonías seis siglos antes de Cristo. Invita al pueblo, que está en el destierro, a que tenga alegría y júbilo, porque va a volver a la tierra.

Y hemos escuchado también el texto de la carta a los Filipenses. El Señor escribe a esos primeros cristianos de Filipo que tenían dificultades, muchas más que nosotros, que vivían en un ambiente hostil y pagano. Decid: “Estad alegres en el Señor”. Os lo repito, estad alegres. El Señor está cerca. Es más, les invita a poner sus preocupaciones en manos del Señor.

Y la paz de Cristo, que sobrepasa todo conocimiento, custodiará vuestros corazones. Qué necesidad tenemos de esto, de verdad. ¿Pero cómo invitar a la alegría en medio de cómo está el patio? ¿Cómo invitar a la alegría a los que están sufriendo la DANA? Los que han sufrido esas consecuencias desastrosas, han perdido seres queridos. ¿Cómo invitar a la alegría y a la esperanza a gente que se ha quedado colgada en medio de las dificultades, de las contrariedades, a quien está en medio de una enfermedad incurable?

¿Cómo invitar a la alegría a las personas que viven en las necesidades y en las carencias más absolutas, o viven en nuestro mundo, en medio de guerras, de divisiones? O al mismo tiempo están buscando unas mejores condiciones de vida, atravesando fronteras y siendo marginados. ¿Cómo invitar a la alegría a tantas personas desfavorecidas?

¿Cómo invitar a la alegría a tanta gente que tiene necesidad? Pues este es el anuncio cristiano, porque nuestra alegría no se basa en tener cosas. Se basa en Dios, que está a nuestro lado, que es el Emmanuel, el Dios con nosotros. Cuando ponemos nuestra alegría y nuestra esperanza sólo en las cosas temporales, vemos que las cosas cambian, que a la vuelta de la esquina aparece otro problema. Que nos venimos abajo, que siempre hay un motivo de preocupación propio de nuestra condición humana, de que estamos vivos.

La alegría es mucho más profunda. La alegría la puede tener el enfermo en medio de sus dificultades cuando tiene fe y esperanza. La alegría la puede tener esa persona cuando pone su confianza en Dios, a pesar de que le llega el agua al cuello y que todo le dice que está en contrario. Queridos hermanos, recuperemos la esperanza y la esperanza en un Dios que nos salva.

La esperanza en un Dios que nos invita a unirnos a su cruz. La esperanza en un Dios que tiene otra lógica, la lógica de las bienaventuranzas. La lógica de la confianza infinita en la providencia de Dios. Y eso nos dará esa paz que anuncia el apóstol Pablo en la carta a los Filipenses. Esa paz que nace de vivir conforme a lo que Dios quiere.

Y hemos escuchado en el Evangelio los consejos que da uno de los protagonistas principales del Adviento, Juan el Bautista. Cuando llega él y la gente le dice: ¿Qué tenemos que hacer? ¿Qué tenemos que hacer nosotros, Señor? ¿En qué tengo yo que cambiar para recobrar la alegría y la esperanza cristiana? Que se basa en ti, que se basa en la confianza en los demás, que se basa en dejar de darme vueltas a mí mismo, en mi egoísmo, a mis cosas y pensar más en los demás. Pensar más en Ti, vivir la vida en gracia, tener al Señor dentro por la vida en gracia. Con una conversión, qué buena manera de prepararnos para la Navidad con una buena confesión. Para que el Señor sí encuentre lugar en nosotros, para que no le echemos.

Queridos amigos, tenemos esta oportunidad de preparar la Navidad de verdad, de manera más profunda, para que esa paz, esa caridad que aflora en nosotros, no termine el día 7 de enero. Sino que nazca realmente de su fuente, que es Dios mismo, y la repartamos en la vida de familia, en nuestras relaciones con los demás. En la Navidad en que parece que recobramos un poco la inocencia de cuando éramos niños.

Vamos a pedirle al Señor esto y vamos a pedirle hacer lo que Él nos pide, vivir como Dios manda. Que es lo que le va diciendo Juan el Bautista a cada uno. Les dice a todos que sean justos. Les dice, después a los publicanos, encargados de cobrar los impuestos para los romanos, les dice que no extorsionen a la gente. Les dice después a aquellos soldados que tenían entre su obligación el orden público, les dice que no sean corruptos, que no sobrecarguen a la gente. Di cosas concretas. ¿En qué puedo yo cambiar? ¿Qué tengo yo que hacer en mi vida para que esta Navidad sea realmente una Navidad donde el Señor esté con nosotros? Y a través de cada uno de nosotros, con nuestra familia, con nuestros amigos.

Es lo que le vamos a pedir al Señor, celebrar las fiestas de la Navidad del Señor con alegría desbordante, y veréis como esa alegría no pasa.

Vamos a pedirle ayuda a la Virgen. El Señor la saluda por medio del ángel, precisamente diciéndole: “Alégrate, María, el Señor está contigo”. Claro que está con ella, va a estar en sus purísimas entrañas.

Llevar a Cristo es una responsabilidad, pero es también una alegría. A la Virgen acudimos diciéndole que es causa de nuestra alegría. Nos ha dado la mayor alegría del mundo, nos ha dado a Cristo. Pues vamos a ser unos cristianos más alegres. No vayamos por la vida como pidiendo perdón de que lo somos. No vayamos por la vida taciturnos, sino que se muestre con esa alegría verdadera, no falsa. Con esa alegría compatible con el dolor y con el sufrimiento, pero que trata de remediarlo y de superarse, con esa alegría que es contagiosa, de hijos e hijas de Dios, que se saben las manos de su Padre. Que tienen a Dios consigo y que al mismo tiempo lo dan a los demás.

Así sea.

+ José María Gil Tamayo

Arzobispo de Granada

15 de diciembre de 2024

S.A.I Catedral de Granada

Te explico el Jubileo

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Cada 50 años, salía el sacerdote tocando el yobel, (de ahí la palabra jubileo) una especie de trompeta hecha con un cuerno de cabra, y anunciaba un año de gracia, de alegría y de perdón a su pueblo. Era el Jubileo, que la Biblia lo narra el Levítico, en el capítulo 25, 8-55. ¡Qué alegría cuando me dijeron, vamos a la casa del Señor!

En la Iglesia Católica lo celebramos a partir del año 1300, pues muchos cristianos iban a Roma durante los centenarios del nacimiento de Cristo. Fue el Papa Bonifacio VIII quien instituyó el Jubileo cada 100 años, concediendo el perdón de los pecados a aquellos que se acercaran a Roma. En el año 1342 el Papa Clemente VI, redujo el periodo a 50 años, y San Juan Pablo II lo dejó en 25 años, para que todo el mundo, al menos una vez en la vida, pudiera participar en un Jubileo.

El Jubileo comienza con la apertura de la Puerta Santa. La primera fue abierta en San Juan de Letrán en el año 1425 por el Papa Martín V. La puerta abierta significa que se inicia un tiempo nuevo de acogida y de regreso a Dios Padre, a través de su Hijo. Cristo es la Puerta, es un tiempo de conversión, es un tiempo para volver a casa, a la Iglesia y para entregarse a los demás.

Este año nos ponemos en camino el domingo 29 de diciembre, que peregrinaremos desde la Iglesia de San Juan Evangelista a las 11:00 h. a nuestra Catedral con la “estación”, las cruces que se llevarán a las Iglesias jubilares de nuestra diócesis: Pechina, por San Indalecio, Abla, por San Segundo, Berja, por San Tesifón y Huércal-Overa, por el venerable Cura Valera.  Durante todo el año, aquellas comunidades que no puedan asistir a Roma podéis peregrinar a una de estas cuatro iglesias para ganar el jubileo. ¡Hacedlo en comunidad!

Visitando una de estas cuatro Iglesias Jubilares podremos obtener el don de la Indulgencia, el perdón de nuestros pecados. A los niños se les explica que cada vez que pecamos es como si clavamos un clavo en nuestro corazón. El sacramento del perdón, la confesión, nos quita el clavo, pero queda la marca en donde estuvo clavado. La indulgencia borra también el agujero. Para recibir la gracia de la Indulgencia debemos de cruzar la Puerta Santa en Roma o visitar una de nuestras cuatro iglesias, unirnos de corazón a toda la Iglesia recitando la profesión de fe (el Credo), acercarnos al Sacramento de la Reconciliación y compartir nuestros bienes y nuestra vida con los más necesitados. Son gestos de Fe, Esperanza y Caridad, que nacen del Corazón de Cristo.

La Bendición Papal con Indulgencia plenaria la impartiré al final de las Misas que presida en los Templos Jubilares: 10 de mayo en Abla; 15 de junio en Pechina; 13 de septiembre en Berja; 11 de octubre en Huércal-Overa.

Este año es un año de gracia, por tanto, de júbilo, pues somos ¡Peregrinos de Esperanza! Esto significa que el mal no vence, que debemos testimoniar la alegría del Evangelio, que debemos construir comunidad, que debemos ser miembros activos de la Iglesia. Peregrinar unidos, es ya un signo de esperanza para la Iglesia y para el mundo.

+ Antonio, vuestro obispo

Nuevo azulejo de la Virgen de Araceli y el Nazareno

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Ambos están ubicados en el patio de la parroquia lucentina de Santo Domingo de Guzmán

La parroquia de Santo Domingo de Guzmán de Lucena cuenta desde el pasado domingo, 15 de diciembre, con unos nuevos azulejos de María Santísima de Araceli y Nuestro Padre Jesús Nazareno, que fueron bendecidos por el párroco, Vicente Castander.

Emplazados en el patio contiguo a la Sacristía de la parroquia de Santo Domingo de Guzmán, estos azulejos son un testimonio de la fe y el amor que todos los lucentinos sienten hacia estas dos grandes devociones.

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José Pradilla recibe la Medalla ‘Pro Ecclesia Hispalense’ tras 35 años de servicio a la Archidiócesis

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José Pradilla recibe la Medalla ‘Pro Ecclesia Hispalense’ tras 35 años de servicio a la Archidiócesis

José Pradilla Ibáñez, miembro del Consejo Diocesano de Asuntos Económicos (CDAE) durante los últimos 35 años ha recibido esta mañana la Cruz Pro Ecclesia Hispalense de manos del arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, en un acto que se ha celebrado en el salón del Trono del Arzobispado hispalense.

Nacido en la localidad oscense de Hecho hace 101 años, llegó a Sevilla a los diez años. Durante la Guerra Civil estuvo exiliado en Frontón, un pueblo de las cercanías de Toulouse (Francia), regresando a la capital hispalense a los quince años de edad. Director de banco, toda su vida profesional estuvo dedicada a este ámbito hasta su jubilación en 1989. Ese año, el cardenal Amigo Vallejo le invitó a formar parte del CDAE. Como ha destacado el secretario general, Isacio Siguero, «ha venido desempeñando este apreciado servicio a la Archidiócesis, asesorando a los arzobispos que han servido a la misma durante este dilatado período de la historia de nuestra Archidiócesis». «Todos hemos sido testigos de su sabiduría, entrega y generosidad, además de su sinceridad a la hora de abordar las cuestiones económicas y de su trato siempre afable y cariñoso hacia todos», ha añadido el secretario general.

Hermano de la Esperanza de Triana y de la Candelaria, de la que es el hermano más antiguo, reconoce que los Cursillos de Cristiandad han supuesto un punto de inflexión en su vida. Con su esposa, Consuelo Gordillo, formó una familia que se completa con sus cinco hijos y nietos. En su haber destaca también la participación en numerosos proyectos de acción social. En 2002, el papa San Juan Pablo II le concedió la condecoración de Comendador de la Orden de San Gregorio Magno.

Junto a Juan Bautista Esteban, que próximamente recibirá la Medalla Pro Ecclesia Hispalense, es el miembro decano del Consejo Diocesano de Asuntos Económicos.

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Movimiento Cultural Cristiano celebra la XXIX Marcha Solidaria por la Justicia

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Un acto de denuncia  y la celebración de la Eucaristía marcaron la Jornada el pasado sábado

Movimiento Cultural Cristianos convocó a los fieles el sábado, 14 de diciembre, a una  Marcha Solidaria por la Justicia Norte-Sur, en el Bulevar de Gran Capitán tras la celebración de la Eucaristía por la Justicia en la parroquia de San Nicolás.

La marcha se llevó a cabo en silencio para denunciar de ese modo los distintos atentados a la vida, la situación del mundo actual con guerras, hambre, esclavitud infantil, aborto, eutanasia y conflictos armados. De este modo, se invitó a las personas “a construir la paz en un mundo herido”.




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Música solidaria que pasa fronteras

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La Parroquia Santa Rosa de Lima de El Palmar (Murcia) organiza cada año en torno a la Navidad un concierto de villancicos. Este año será el 21 de diciembre, a las 20:00 horas. Desde hace un tiempo decidieron que este evento sería en solidaridad con la Diócesis de Gurué en Mozambique, de donde fue obispo el murciano Mons. Francisco Lerma Martínez. «Los donativos que se realizan en este concierto solidario se envían para las necesidades que tengan allí», explica el párroco Antonio Jesús Gallego.

En esta edición, en la primera parte de este concierto sonarán piezas del siglo XIX, de compositores ingleses y de Centroeuropa, con la colaboración de un grupo instrumental de flautas de pico del Conservatorio de Música de Murcia junto a algunos fieles de la parroquia. La segunda parte será «más festiva», invitando a la participación de todos los asistentes.

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Villancicos para anunciar el nacimiento de Jesús

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Hornachuelos y sus poblados organizaron un encuentro para preparar la Navidad

Las parroquias de Hornachuelos y sus poblados de Colonización, Mesas, Céspedes y Bembézar se reunieron en un encuentro para celebrar el próximo nacimiento de Jesús cantando villancicos.

Comenzó con la Eucaristía presidida por el párroco, Fidel Nkanza, y a continuación intervinieron el Coro San Isidro de Mesas del Guadalora, el Coro Romero de Céspedes y la Banda de Música de Hornachuelos, que terminaron con un villancico conjunto cantado también por los fieles asistentes.

La jornada finalizó con un chocolate con dulces en el atrio de la iglesia en un ambiente de convivencia y alegría propio de estas fechas previas a la Navidad.





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Concierto solidario de Navidad en la Parroquia Mayor de San Pedro

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Concierto solidario de Navidad en la Parroquia Mayor de San Pedro

Los beneficios serán destinados a la Casa Oasis, de titularidad diocesana, para la acogida y formación de mujeres marginadas, jóvenes embarazadas o con su hijo, en grave riesgo de exclusión familiar y social. Quienes quieran asistir están invitados a colaborar llevando productos infantiles.

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