El sacerdote Antonio Gil hace una mirada a los medios de comunicación social en el marco de la 59 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales
El domingo, 1 de junio, solemnidad de la Ascensión del Señor, celebramos la 59 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, con el lema: “Compartan con mansedumbre la esperanza que hay en sus corazones”, que nos dejó el papa Francisco en su Mensaje, publicado el pasado 24 de enero, memoria de san Francisco de Sales, patrón de los periodistas.
Si dejamos caer nuestra mirada sobre los Medios de Comunicación Social, nos encontramos con un paisaje inmenso, como un “campo sin puertas”, en el que la técnica se muestra imparable en la difusión de lo “que ocurre” a todos los niveles: personal, familiar, social, político, abarcando el escenario mundial. Hace unos años hablábamos sólo de tres Medios de comunicación: Prensa, Radio y Televisión. La Radio “daba la noticia”; la Televisión la “mostraba en imágenes” y la Prensa la “analizaba en papel”.
Hoy el panorama es “inabarcable”: “Todo se comunica y se hace de mil maneras y con mil fórmulas”. ¿Qué nos dice el papa Francisco, en su Mensaje de este año? Tomemos nota:
-“Nuestro tiempo está marcado por la desinformación y la polarización.
-“Desarmen” la comunicación, purificándola de la agresividad.
-Sean “comunicadores de esperanza”, con delicadeza y respeto.
-Sean mansos y no olviden nunca el “rostro del otro”.
-Practiquen una comunicación que sepa “sanar heridas”
-No vendan ilusiones o temores, sino “razones para esperar”.
-Sean testigos y promotores de una comunicación del diálogo».
Y el papa León XIV, a los periodistas: “Elijan el camino de la comunicación pacífica”.
La actividad y la presencia de la Iglesia diocesana de Córdoba en cifras es lo que se presenta esta semana en la revista diocesana. Las obras de piedad, las de apostolado, las actividades caritativas o las tareas pastorales son algunas de las acciones realizadas con lo recibido de la aportación y generosidad de los fieles
El ecónomo de la Diócesis, José Luis Vidal, presentó durante el acto de “Ver Iglesia” celebrado el pasado 15 de mayo, en el Patio de los Naranjos, los fines a los que se dedica “lo recibido por la generosidad de los fieles, las obras de piedad, las de apostolado, las actividades de caridad”. “En todas y cada una de ellas hay un marchamo eclesial, pues todas tienen el mismo sustrato, llevar la buena nueva a todos los que están sedientos de la palabra de Dios”, explicó el ecónomo.
Esta semana, “Iglesia en Córdoba” explica que los gastos de la Diócesis de Córdoba en 2024 ascendieron a 11,4 millones de euros, los cuales se destinaron a fines propios de la Iglesia con una inversión principal de 3,7, dedicada a actividades pastorales y asistenciales. En la sustentación del clero, la Diócesis invirtió tres millones y medio de euros más otros 1,2 en gasto de personal. La conservación de templos y gastos de funcionamiento supusieron 1,8 millones de euros.
Este desglose de transparencia económica ocupa las páginas centrales junto a la actualidad diocesana.
In medio virtus, la virtud está en el punto intermedio, así aseveraba el filósofo estagirita. Para Aristóteles la virtud sería el estado de carácter que se sitúa entre los vicios opuestos, en el equilibrio entre el exceso y el defecto. Sin embargo, echando un vistazo a nuestra sociedad parece que hemos olvidado todo lo bueno que puede aportarnos esta verdad que traspasa tiempos y fronteras.
El hecho de que no contemos con la la fuerza de la razón para posicionarnos frente a las ideologías y nos dejemos llevar por las emociones no hace más que agravar el problema, la continua tensión ideológica, se alimenta de la marea socioemocional en la que navegan la mayoría de nuestros coetáneos.
No hay términos medios y es necesario posicionarte, más aún, es necesario clasificarte. Izquierdas o derechas, progre o carca, del Barça o del Madrid… conmigo o contra mi, no hay lugar para el diálogo, la escucha o la comprensión. Se imponen las creencias y el sentido de identidad.
La Iglesia no es ajena a este ambiente que se vive en la sociedad. Sin embargo, tiene sus propias herramientas y la jerarquía de verdades podría ser una buena brújula para evitar los vicios. Para eso es necesario discernir con sabiduría: no todo tiene el mismo peso. No hablo de caer en el relativismo, pensar que todo vale, o en la tibieza, sino amar la verdad para no perder de vista lo esencial.
Es necesario recordar que la Verdad no puede ser nunca contraria a la caridad. Poner el acento en lo secundario es un error que nos lleva a valorar más aquello que nos divide. Propongamonos dejar de alimentar debates estériles que solamente nos distancian. Recordemos que, aunque es necesario que todo sea creído, solamente unas cosas son verdaderamente fundamentales.
La evangelización, tarea primordial de la Iglesia, debe estar sujeta a reconocer qué verdad concreta puede iluminar la vida de las personas. La delicadeza debe marcar nuestra labor, sin renunciar a la verdad habrá que comenzar por elevar el nivel de aspiraciones que será la tierra fértil sobre la que sembrar la Palabra.
Entre los pocos ensayos que hay sobre la importancia de la lectura en los procesos de crecimiento personal, uno de los más profundos y lúcidos es el que escribió Clive Stephan Lewis (Belfast, 1898- Oxford, 1963) en 1961, dos años antes de su muerte, con el título “An experiment in criticisme” (“La experiencia de leer”. Alba Editorial. Barcelona, 2000). No me referiré a este ensayo ahora. Ya hablé de él y de su gran influencia en el papa Francisco, como bien dejó ver en su “Carta sobre el papel de la literatura en la formación” del 4 de agosto de 2024. Hablaré ahora aquí de la trayectoria religiosa de este escritor británico, y de su última, pequeña, densa y conmovedora novela, “A Grief Observed”, publicada en 1961 (“Una pena en observación”. Anagrama. Barcelona, 2011; publicada en español en 1994 y traducida por Carmen Martín Gaite). Es, a mi juicio, la mejor de sus novelas, y va más allá de la que más fama le aportó, “Crónicas de Narnia” (1950-1956)
ANGLICANO CONVENCIONAL, ATEO MILITANTE Y APOLOGETA CRISTIANO. El escritor irlandés, que firmaba sus libros como C.S. Lewis, nació y fue bautizado en la Iglesia de Irlanda, y en la Comunión Anglicana. En ella creció y de ella renegó en su juventud, pasando a ser un aguerrido apologeta del ateísmo. Después de obtener la plaza de profesor de Lengua y Literatura Inglesa en la Universidad de Oxford, conoció a Tolkien, a quien admiraba y tanto influyó en su obra, y con quien llegó a trabajar en proyectos literarios comunes. En 1931, y para disgusto de Tolkien que hubiera querido que se uniera a la Iglesia Católica, se unió a la Iglesia de Inglaterra “Entré al cristianismo pateando y gritando”, escribió entonces. Convertido en uno de los más brillantes apologetas del cristianismo, admirador de la obra de Chesterton y de los escritores católicos ingleses conversos al catolicismo, Lewis fue en sus escritos uno de los primeros promotores del ecumenismo; y lo fue tanto desde su pertenencia a la Comunión Anglicana como desde su admiración por el catolicismo.
Influida por sus escritos apologéticos sobre el cristianismo, la escritora norteamericana Joy Gresham, judía y atea, le escribió interesada en sus planteamientos apologéticos. “Todas mis certezas, las murallas de arrogancia, certidumbre y egoísmo que habían ocultado a Dios, se derrumbaron; y entró Dios en mi” les escribió en la primera de sus muchas cartas. Después de dos años de correspondencia, en 1952, se conocieron personalmente. Y más tarde, en 1956, se casaron en secreto por estar ya ella casada. Él tenía 57 años y ella 40. En 1960, Joy murió de cáncer óseo, y tres años después también murió él, dejando la novela referida como testimonio de su dolor por la pérdida del ser amado, confrontándose en ella con Dios por lo que consideraba su aparente ausencia y con la que le parecía ser su verdadera naturaleza. El vacío, la soledad, la impotencia, el recuerdo, el amor, la fe, la esperanza, el sentido del dolor. Un libro descarnado en el que el autor se enfrenta a su tragedia, pero también al sinsentido que gobierna la vida humana, entre la enigmática voluntad divina y la trascendencia y fuerza redentora del amor. El cineasta Richard Attenborough se basó en esta novela para su película “Tierras de penumbra”, protagonizada por Anthony Hopkins y Debra Winger.
EL DESDÉN Y OLVIDO DE SU OBRA. El drama de este escritor sigue siendo que, denostado, por heterodoxo, por la Iglesia Anglicana; y silenciado por los escritores católicos contemporáneos por sus planteamientos de apologética del cristianismo, C.S. Lewis, ocupa un lugar discreto, y la “prosa miscelánea”, en la literatura inglesa, como prueba la escueta entrada que le dedica el Diccionario Oxford de Literatura Inglesa. En los manuales de literatura afines al catolicismo, se le menciona de pasada por su relación con Tolkien y su admiración por Chesterton. En el necesario revisionismo de la literatura religiosa europea del siglo XX, su nombre y su obra, como el de tantos otros que anduvieron en las lindes de las distintas confesiones cristianas, debieran ser recuperados y puestos en valor; principalmente de cara a una visión más abierta de la influencia de la literatura en los procesos religiosos en un continente, como Europa, tan necesitado de restablecer sus fecundas y productivas raíces cristianas.
Juan Rubio Fernández Sacerdote, escritor y periodista
La solemnidad de la Ascensión del Señor nos invita a contemplar uno de los misterios más profundos de nuestra fe: Jesús, tras cumplir su misión en la tierra, regresa al Padre, llevando consigo nuestra humanidad redimida. No es un adiós definitivo, sino la culminación de su obra y el comienzo de una nueva etapa en la historia de la salvación.
El relato de los Hechos de los Apóstoles nos muestra cómo, a la vista de los discípulos, Jesús es elevado al cielo. Ellos permanecen mirando fijamente al cielo, quizá con asombro y nostalgia, pero reciben un mensaje claro: no deben quedarse inmóviles, sino ser testigos de todo lo que han visto y oído. La Ascensión no es una llamada a quedarse mirando al cielo, sino a ponerse en camino, a anunciar la Buena Nueva hasta los confines de la tierra.
El Evangelio de Lucas nos recuerda la promesa de Jesús: enviará sobre los discípulos la fuerza que viene de lo alto. No estamos solos en esta tarea; el Espíritu Santo es quien nos capacita para la misión. Antes de partir, Jesús los bendice, gesto que encierra ternura, protección y envío. Esa bendición sigue resonando hoy en la vida de la Iglesia: somos enviados al mundo para anunciar la conversión y el perdón de los pecados, con la certeza de que Cristo, glorificado, intercede por nosotros.
San Pablo, en la carta a los Efesios, nos ayuda a mirar más allá: Cristo está sentado a la derecha del Padre, por encima de todo principado, potestad y dominación. Su señorío es universal y eterno. Pero no se aleja de nosotros: es cabeza de la Iglesia, que es su cuerpo. Unidos a Él, participamos de su victoria y de su misión.
Por tanto, la Ascensión nos recuerda que nuestra vida no está cerrada en este mundo: estamos llamados a mirar al cielo, pero con los pies firmes en la tierra, siendo testigos valientes de la esperanza que nos sostiene. Que, como los discípulos, sepamos acoger la bendición de Cristo y llevarla a todos los rincones de nuestra vida.
Delegación Diocesana para los Medios de Comunicación Sociales
A pocos días de que reciban la administración del sacramento, el grupo de niños de Confirmación visitó a la Patrona de Baza, Nuestra Señora de la Piedad. La recepción corrió a cargo del rector del templo, el sacerdote Pablo Rodríguez, la hermana mayor y vicehermana mayor de la hermandad, María Piedad Checa y Carmen Montoya, respectivamente.
Una vez en la iglesia, los pequeños rezaron las oraciones del Padre Nuestro y el Ave María. Divididos en dos grupos, los niños y niñas de la parroquia realizaron la ofrenda floral dentro del mes de María, tradición muy marcada en la devoción a la Virgen de la Piedad, de baza, y en toda la Iglesia. En el camarín depositaron las flores y volvieron a rezar a sus pies.
Una vez ya en el altar mayor, rezaron un responso por el sacerdote José Díaz, recientemente fallecido, que fue párroco del Sagrario-La Mayor, de Baza. Y termino la ofrenda y la visita con el rezo de la Salve.
Desde la parroquia del Santo Ángel, de Baza, agradecen al rector del templo y a la Hermandad de Ntra. Sra. de la Piedad la acogida al grupo.
Juan Manuel Román Domene
Catequista de Confirmación de la Parroquia del Santo Ángel. Baza
El curso pastoral 2024-2025 entra en su recta final y con él muchas de las actividades que se desarrollan de manera continua en las parroquias.
La catequesis, que forma parte central de la vida de las parroquias por todo lo que supone desde un punto de vista formativo y por la propia vinculación a la actividad parroquial, está llegando ya a su fin. Es habitual que los más pequeños la despidan con algún tipo de fiesta o celebración y en el caso de la parroquia de Santa María de Huéscar, ya llevamos años terminando con una ofrenda floral a la imagen de la Santísima Virgen María que cada tarde los recibía nada más entrar a la catequesis. Y como los niños nunca defraudan, y menos a su madre, allí estaban el lunes 19, martes 20 y miércoles 21, con sus ramos de flores y su alegría para dar gracias a Dios por el curso de catequesis que termina. Los más pequeños tuvieron la oportunidad de dar las gracias a la Virgen y a todas las catequistas por su trabajo. La fiesta de fin de curso terminó con los más pequeños compartiendo chucherías. José Antonio Martínez Párroco de Santa María. Huéscar
La Ermita del Señor del Huerto, «uno de los rincones más bonitos de Álora», según sus habitantes, acogió una de las celebraciones más bonitas de este tiempo de Pascua, el Via Lucis protagonizado por los jóvenes de pos-comunión de la parroquia.
Tuvo lugar el 24 de mayo, «un día con buena temperatura y un sol radiante que nos saludaba desde primera hora. Los jóvenes de pos-comunión de la parroquia, acompañados por sus catequistas y familiares (algunos padres y madres y abuelos), nos dimos cita en el interior de la Ermita, junto a las sagradas imágenes de Jesús Orando en el Huerto y María Santísima de la Paz. En ambiente de oración rezamos las estaciones del Via Lucis, Camino de la Luz, y entonamos alegres canciones de Pascua», explican quienes asistieron.
Antes del almuerzo se informó sobre la convivencia-campamento con la que cerrarán el presente curso, que celebrarán del 24 al 27 de junio en Priego de Córdoba.
Y después llegaba el momento del almuerzo, en el que compartieron un rico «Chori-Burguer pan» todos los participantes en el Via Lucis, y los miembros de la Junta de Gobierno de la Cofradía del Huerto.
Antes de regresar a casa hicieron una oración de acción de gracias y agradecieron «de corazón a las personas que pusieron los ingredientes para que todo saliera a pedir de boca, mención especial a Cofradía del Huerto, a la familia que donó los chorizos y a la Cofradía de San Juan», añaden los participantes.
Misa Flamenca en la parroquia de la Divina Pastora · Autor: J. DURÁN
Publicado: 29/05/2025: 72
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Entrevista
La IX Bienal de Arte Flamenco de Málaga arrancó con la celebración de la Misa Flamenca en la parroquia de la Divina Pastora. Antonia Contreras, al cante, acompañada a la guitarra por Juan Ramón Caro, interpretaron las letras de toda la vida en distintos palos flamencos. Así de emocionada se mostraba Antonia unos minutos antes de comenzar la celebración litúrgica.
La Casa Trayamar ofrece una tanda de Ejercicios Espirituales para religiosas, religiosos y seglares.
Los Ejercicios tendrán lugar del 3 al 9 de agosto, en la Casa de Espiritualidad Trayamar, situada en Algarrobo-Costa, y estarán dirigidos por el padre franciscano Salvador Jiménez Durán, del Convento Franciscano de Vélez-Málaga.
están dirigidos a religiosas, religiosos y seglares.
Para más información e inscripciones, pueden llamar al 689 241 208 o enviar un correo electrónico a trayamar@diocesismalaga.es