Las parroquias de San Isidro, Campohermoso y Níjar vivieron ayer domingo, 30 de noviembre, una jornada de comunión y preparación espiritual con motivo del Retiro de Adviento, celebrado este año en la Parroquia de Abla, designada Sede Jubilar 2025.
El encuentro se enmarcó dentro de las peregrinaciones jubilares que diversas parroquias de la diócesis están llevando a cabo y tuvo como objetivo ayudar a los fieles a iniciar el Adviento mediante un tiempo de oración, silencio y encuentro fraterno. La participación conjunta de las tres comunidades parroquiales subrayó la riqueza espiritual que supone caminar unidos como Iglesia en la comarca de Níjar.
La meditación estuvo a cargo del sacerdote Juan José Muñoz, quien invitó a los asistentes a vivir una “conversión que tenga como base cambiar la mirada”, abierta a descubrir a Dios que se manifiesta en lo pequeño y a preparar su venida con la esperanza de lo definitivo. Siguiendo el ejemplo de San Segundo, recordó que cada cristiano es responsable de traducir la Buena Noticia con la propia vida, encendiendo la llama de la esperanza en quienes le rodean.
Al retiro asistieron unas cuarenta personas. La jornada concluyó con una comida compartida en el centro cultural abulense, que permitió prolongar el ambiente de convivencia generado durante la mañana.
Los equipos de Vida Ascendente de la Archidiócesis celebrarán un retiro en Adviento, el próximo miércoles 10 de diciembre, en la Parroquia de la Santa Cruz, de Sevilla.
El retiro se iniciará sobre las once de la mañana y será impartido por el sacerdote José Blanco. Tras la reflexión, se continuará con una exposición del Santísimo y posterior celebración de la Eucaristía. El encuentro de Adviento finalizará con el almuerzo compartido. En la actualidad, Vida Ascendente está establecido en todas las diócesis de España. En la de Sevilla cuenta con 28 grupos que se reúnen en parroquias de la capital y del resto de la Archidiócesis. El responsable de esta pastoral es el sacerdote Manuel M. Alaminos.
Vida Ascendente enseña a sus miembros «el arte de envejecer, el arte de seguir siendo útiles y el arte de servir». Como ellos mismos manifiestan, «estar jubilados del trabajo no es estar jubilados de la vida».
Los Seises de Guadix celebraron, en la tarde del viernes 28 de noviembre, un acto de homenaje en la iglesia de San Torcuato, en el Hospital Real de la Caridad, como cierre de los actos organizados con motivo del 75 aniversario de su fundación, que se conmemorará el próximo 8 de diciembre. La cita reunió a la gran familia de los Seises, de estos 75 años, en una velada marcada por la gratitud, el recuerdo y el reconocimiento a quienes han hecho posible esta tradición a lo largo de las décadas.
Durante la celebración, más de medio centenar de antiguos Seises recibieron una credencial conmemorativa diseñada para la ocasión, distinción que se hizo extensiva también a antiguos directores y camareras. El acto incluyó igualmente un gesto de reconocimiento hacia los actuales Seises, camareras y colaboradores más cercanos a la organización de este aniversario.
La gala fue conducida por Natalia Ruiz, que fue hilando las diferentes intervenciones y momentos del programa, facilitando la participación y cercanía con los numerosos asistentes que llenaron el templo. La gala estuvo presidida por el obispo de Guadix, D. Francisco Jesús Orozco, que estuvo acompañado por el presidente-deán de la Catedral, Juan Sáez, y el director actual de los Seises, Jesús Galera.
También se contó con la presencia de los concejales del Ayuntamiento de Guadix Ana Martínez y Pablo Aranda, así como de representantes de empresas patrocinadoras y colaboradoras con la celebración de este 75 aniversario de la fundación de los Seises en Guadix. La velada se vivió como una ocasión para agradecer a Dios estos 75 años de presencia de los niños Seises danzantes en Guadix, una expresión de fe y un patrimonio cultural y religioso muy querido por la ciudad.
“Una oportunidad `para reavivar la esperanza”. De esta forma definió el subsecretario del Sínodo, monseñor Luis Marín, el Encuentro Diocesano de la Esperanza, una cita convocada por el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, que se celebró el pasado sábado en la Facultad de Teología San Isidoro con la participación de unas cuatrocientas personas representantes de todos los sectores de la comunidad diocesana.
En su primera intervención de la jornada, el arzobispo de Sevilla hizo un balance global del año jubilar, que calificó como “un año de gracia, un momento providencial para renovar la fe, robustecer la esperanza cristiana y promover la unidad en un mundo herido por tensiones, incertidumbres y una creciente polarización”.
La ponencia central del encuentro corrió a cargo de monseñor Marín, que relacionó el proceso sinodal dentro de la Iglesia con la celebración del Año Jubilar. Tras hacer un repaso al contexto social, “marcado por la tristeza y el pesimismo resignado”, afirmó que los cristianos debemos sentirnos llamados a una esperanza “fundamentada en la fuerza del Espíritu, que nos une a Cristo y a la Iglesia en este momento de la historia”.
En esta línea, subrayó que los cristianos “no somos meros espectadores, ni ejecutivos de una empresa, somo profetas de un tiempo nuevo, guiados por los criterios del Evangelio que hemos asumido y hecho vida”, lo que quiere decir que “comunicamos la esperanza que Cristo nos da”.
Comunión, participación y misión
Monseñor Marín se detuvo en el proceso sinodal, del que señaló que es “un momento de esperanza enorme” que nos lleva a asumir la propia vocación. Seguidamente desarrolló tres dimensiones -comunión, participación y misión- y animó a los presentes a “recuperar el sentido de peregrinos de esperanza”, porque “el pueblo de Dios está en camino hasta el fin de los tiempos y hasta los confines de la tierra”.
A la ponencia siguió un debate del conferenciante con Manuel Jiménez, delegado diocesano de Pastoral con Jóvenes; Maribel Merina, de Salesianos Cooperadores; y Rosa María García, religiosa de Nuestra Señora de Consolación; moderado por el director de COPE Sevilla, Joaquín López Sáez. Merina planteó la necesidad de recuperar y reafirmar la identidad bautismal, para que el cristiano sea corresponsable en la vida y misión de la Iglesia, en la parroquia y en la diócesis. Al respecto, monseñor Marín subrayó la conveniencia de “poner en marcha los talentos que Dios nos ha dado”. Por su parte, el delegado de Pastoral con Jóvenes hizo hincapié en que tenemos que caminar juntos como Iglesia diocesana, para dar “respuesta profética” a los desafíos actuales. Aquí, el ponente señaló que debemos trabajar por “una Iglesia que sea hogar”, y ofreció algunas pistas para avanzar, entre ellas “desarmar el corazón”: “ya está bien de la trinchera y el rifle, es necesario ver al otro como un hermano y hermana”, añadió.
Por último, la hermana Rosa García habló de la opción por los pobres para transformar la misión dentro de las comunidades y de la Iglesia local. Monseñor Luis Marín manifestó que “los pobres están en el centro de la Iglesia, no es exclusivismo -matizó- pero sí preferencialidad”.
El encuentro fue seguido desde diversos puntos de la Archidiócesis. Especialmente significativa fue la conexión en directo con la comunidad cisterciense de San Clemente, desde donde se planteó la inserción de la familia en la vida de la comunidad parroquial.
“La Iglesia está llamada a ofrecer un testimonio firme de esperanza”
En la homilía de la misa que cerró la sesión matinal, el arzobispo de Sevilla afirmó que “la Iglesia está llamada a ofrecer un testimonio firme de esperanza sostenida por la gracia”. Agradeció a monseñor Marín que hubiera ayudado a “contemplar la Iglesia en estado de sinodalidad, abierta al Espíritu y dispuesta a servir al mundo con un corazón lleno de esperanza” porque la sinodalidad -añadió- forma parte de la naturaleza y misión de la Iglesia”. Además, reivindicó el testimonio de la Iglesia en un mundo donde muchos corazones viven “cansados, heridos o desorientados”, y apuntó que este encuentro diocesano nos recuerda que “no podemos encerrarnos en una pastoral de mantenimiento ni en una vida cristiana tibia o rutinaria”. En la parte final de su alocución, abordó las tres ideas centrales del encuentro, y concluyó afirmando con rotundidad que “nada reaviva más la esperanza que compartir el Evangelio con alegría”.
“Soñar la Iglesia que soñó Jesús”
Los participantes dedicaron la sesión vespertina al trabajo en quince grupos en torno a las pautas ofrecidas durante la mañana. Poco antes de las cinco de la tarde, el salón de actos se llenó de nuevo para la puesta en común y la exposición de unas conclusiones, cuya presentación corrió a cargo de Enrique Belloso, delegado diocesano de Apostolado Seglar.
Monseñor Luis Marín clausuró la jornada agradeciendo una experiencia que resumió como “el testimonio de una Iglesia viva”. Advirtió que esto no es un final de camino, ya que “debemos seguir soñando la Iglesia que soñó Jesús”. Anunció que hasta 2028 hay que implementar y llevar a la práctica el Sínodo, “y en este camino -apuntó- seguiremos juntos”. Monseñor Marín reiteró que tenemos que reconocer las maravillas de Dios –“el Señor actúa en cada momento”- huyendo del pesimismo, potenciando la comunión –“donde hay un cristiano hay un hermano”-, discerniendo qué quiere el Señor de nosotros, cuidando la oración y viendo “cómo podemos ser eficaces en la misión”.
El sábado 29 tuvo lugar en la parroquia de Nuestra Señora de los Ángeles el retiro de Adviento organizado por los Equipos de Nuestra Señora, a iniciativa del Equipo 9.
La jornada comenzó con una oración dirigida por el consiliario del equipo y párroco de la parroquia, D. Jesús Tortosa Marín. Posteriormente, Marisa y Miguel, responsables del Equipo 9, presentaron la dinámica prevista: un recorrido simbólico por el “camino de Adviento”, estructurado en cuatro estaciones correspondientes a los cuatro domingos de este tiempo litúrgico.
Para cada estación se formaron grupos con los matrimonios participantes, que trabajaron un breve estudio y reflexión en torno a los textos del Evangelio de san Mateo asignados. Tras el trabajo por equipos, se realizó una puesta en común con las aportaciones de cada grupo. Según afirman los responsables diocesanos Paco y Encarna, esta metodología favoreció una comprensión más profunda del significado espiritual del Adviento.
A continuación, se celebró la Eucaristía correspondiente al primer domingo de Adviento, en la que los Equipos de Nuestra Señora participaron junto a la comunidad parroquial. La celebración fue acompañada por el coro parroquial.
El encuentro concluyó con un momento de convivencia en el que participaron miembros del coro y de la comunidad parroquial.
Los organizadores expresaron su agradecimiento al Equipo 9 por la preparación de la actividad; al consiliario y párroco D. Jesús Tortosa Marín por su acogida y disponibilidad; y a la comunidad parroquial por su colaboración en el desarrollo de la jornada.
El Santuario de Santa María de África en Ceuta acogió este domingo 30 de noviembre, primer domingo de Adviento, la misa de bienvenida al nuevo Administrador Apostólico de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, Mons. Ramón Valdivia Jiménez. La ceremonia, presidida por el propio Mons. Valdivia, fue un acto de comunión y esperanza que reunió a una numerosa representación de la comunidad católica local, así como a autoridades civiles, militares y académicas.
La misa comenzó con la lectura del nombramiento de Mons. Valdivia como Administrador Apostólico, pronunciada por el canciller de la diócesis, el padre Cristóbal Flor. A continuación, el Vicario General de Ceuta, el padre Francisco Fernández Alcedo, ofreció un cálido mensaje de bienvenida al nuevo pastor de la diócesis. En sus palabras, destacó la particularidad histórica de Ceuta, una ciudad «bañada entre el Atlántico y el Mediterráneo», marcada por la convivencia entre diversas culturas y religiones. Fernández Alcedo subrayó que los desafíos que enfrenta la comunidad ceutí, como los flujos migratorios y la situación de los menores no acompañados, requieren una atención pastoral sensible y evangélica.
«Ceuta es una ciudad que vive el desafío y la belleza del encuentro entre culturas. La Iglesia aquí debe ser luz y puente, reflejando la caridad y la firmeza de la fe cristiana», expresó el Vicario General ceutí, quien también confió en que Mons. Valdivia guiará a la diócesis con sabiduría en tiempos de cambio.
Mons. Valdivia, por su parte, durante la homilía, compartió su reflexión sobre el significado de la Luz en el contexto del Adviento. En su discurso, mencionó cómo la Luz de Cristo, «Luz de Luz», es la que ilumina a la humanidad y permite al pueblo cristiano «ver lo que antes no veíamos». Además, hizo una evocación de los mártires franciscanos de Ceuta, quienes ofrecieron sus vidas por la fe, y recordó la importancia de caminar «a la luz del Señor» como una comunidad unida en la esperanza.
“Comienzo mi ministerio con la ingenua intención de que el brillo de la luz de Cristo siga resplandeciendo entre vosotros. Presentarme en estos días de adviento, de esperanza, porque esa Luz se acerca a nosotros y nos permite caminar por la verdad, supone todo un signo que la Providencia ha querido manifestar para la Diócesis de Cádiz y Ceuta”, dijo Mons. Valdivia, quien también se comprometió a preparar el camino para su sucesor como Obispo Diocesano, mientras agradecía la labor de su predecesor, Mons. Rafael Zornoza Boy, quien ha conducido la diócesis en los últimos catorce años.
Durante este periodo de transición, el prelado sevillano afirmó que su misión como administrador apostólico será «preparar el camino de quien tenga el inmenso privilegio de conduciros como Obispo Diocesano. Pero, mientras llega ese dichoso día, no podemos perder o malgastar el tiempo que se nos concede. Hay muchos que aún no conocen la Luz, por eso desde este hermoso rincón que sirve de puente para tantas culturas, que vive la experiencia cotidiana de la fraternidad entre tradiciones religiosas diversas, tenemos la misión de anunciar la esperanza».
El nuevo Administrador Apostólico también expresó su disposición para colaborar con las autoridades locales en el bien común de los ceutíes y destacó la generosidad con la que la ciudad le ha recibido, a pesar de la brevedad y la premura del acto de bienvenida. Concluyó su intervención encomendándose a la Virgen de África, patrona de Ceuta, pidiendo su intercesión y protección para su misión pastoral.
La misa fue un momento de gran recogimiento y fervor, reflejando tanto la importancia del inicio de un nuevo capítulo para la Diócesis de Cádiz y Ceuta como la cercanía de la comunidad católica de Ceuta con su nuevo pastor.
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La Diócesis de Almería ha celebrado dos sesiones formativas dedicadas al Sistema de Cumplimiento Normativo, los días 24 y 27 de noviembre de 2025 en el Salón de Actos de la Casa Sacerdotal  se reunió a todos los empleados diocesanos, delegados episcopales y colaboradores, cumpliendo así con el objetivo de asegurar que cada miembro de nuestras instituciones conoce el Código de Conducta, las líneas fundamentales del Sistema de Cumplimiento y las responsabilidades que ayudan a prevenir riesgos y promover un entorno seguro, transparente y coherente con la misión de la Iglesia.
Durante la formación se abordaron, de manera clara y práctica, los principios que deben guiar nuestra actuación diaria, los procedimientos internos, las obligaciones de confidencialidad y protección de datos, así como el funcionamiento del Canal de Comunicaciones, herramienta que refuerza la cultura de responsabilidad y buen gobierno.
El sistema de cumplimiento normativo no pretende ser un elemento burocrático, sino una ayuda real para “hacer bien las cosas, prevenir errores y proteger a los más vulnerables”.
El director de la Oficina de Cumplimiento Normativo, Francisco J. Hernández, animó a todos a integrar estos criterios en su labor diaria, recordando que “el compromiso de cada uno es esencial para fortalecer la confianza que la sociedad deposita en la Iglesia”.
Con esta iniciativa, la Diócesis de Almería reafirma su voluntad de seguir avanzando en transparencia, responsabilidad institucional y cultura de protección, garantizando que todas sus actividades se llevan a cabo con diligencia y conforme a las mejores prácticas de buen gobierno.
Sirvió para conocer el Nuevo Directorio para la Catequesis, descubrir nuevos materiales de formación y compartir experiencias
El sábado 29 de noviembre, la diócesis de Guadix celebró el Primer Encuentro Diocesano de Catequistas, de este curso, que reunió a una treintena de personas venidas de diferentes parroquias para una jornada de formación, intercambio y reflexión.
La mañana comenzó con un momento de oración, que dio paso a las palabras del obispo, quien trasladó el sentir de la Iglesia y destacó la relevancia del ministerio del catequista. En su intervención, abundó en los discursos del Papa León XIV en el marco del Jubileo de los Catequistas celebrado en Roma, resaltando la importancia de la dedicación y el compromiso en la transmisión de la fe.
Seguidamente, el director del secretariado de Catequesis, José Antonio Robles, presentó el Nuevo Directorio para la Catequesis, que será la base de la formación de los catequistas durante este curso. Además, se dieron a conocer los distintos documentos y materiales de catequesis disponibles para acompañar la labor evangelizadora en las parroquias.
La jornada concluyó con un espacio de reflexión en grupos, en el que los participantes analizaron la actividad catequética de la diócesis de Guadix, compartiendo experiencias y propuestas para fortalecer la acción pastoral en sus comunidades.
Este encuentro reafirma el compromiso de la diócesis con la formación continua de sus catequistas y la importancia de renovar la catequesis para responder a los desafíos de la evangelización en la actualidad.
El encuentro estuvo guiado por Fr. Miguel J. Vallecillo Martín, OFM, quien abrió su reflexión enlazando la esperanza cristiana con la gran tradición bíblica del Antiguo Testamento, que culmina en la Encarnación y el Nacimiento del Señor. Desde esta clave, invitó a los participantes a contemplar la historia como un proceso donde Dios renueva todas las cosas.
El predicador dedicó parte de su exposición a analizar la esperanza y la desesperanza de nuestro tiempo, realidades que —señaló— se perciben como climas espirituales capaces de contagiarse. Recordó la experiencia del pueblo de Israel y animó a descubrir las sorpresas que Dios hace en la propia vida, permitiendo realizar lo que ni siquiera se había soñado.
En este sentido, subrayó que Adviento es tiempo de esperanza para Dios y para los pobres, un tiempo en el que la Palabra profética anuncia un mundo nuevo que se encarna en Jesús. “Dios se hace camino hacia nosotros y nosotros hacia Él”, afirmó, señalando que este tiempo litúrgico enseña a esperar el Reino, a buscar sendas nuevas y a reconocer la presencia de Dios en la historia cotidiana.
A la luz del Evangelio de Mt 8, 5-10, Fr. Miguel destacó el compromiso de Jesús: “Voy yo a curarlo”. Una expresión que —dijo— revela la misión del Señor hacia la humanidad herida del siglo XXI. Frente a la tentación de pensar que poco se puede hacer ante tanto mal y desesperanza, recordó que Adviento es tiempo de servicio y de vigilia activa.
Desde esta perspectiva, insistió en que la vocación del laico es ser signo y profecía de servicio, compromiso, cercanía y fraternidad, compartiendo vida y misión en comunidad y en estilo sinodal. Así, el Reino adquiere contenido real y la esperanza del Adviento se convierte en camino de salvación.
El retiro también recogió las palabras del Papa Francisco en la bula jubilar Spes non confundit, donde invita a sembrar esperanza en ámbitos especialmente heridos: presos, enfermos, migrantes, ancianos y pobres. Asimismo, se evocó la exhortación Dilexit te, de León XIV, que recuerda que la mayor pobreza es no tener a Dios y que la falta de atención espiritual es una de las peores formas de exclusión.
Con este horizonte, la Delegación animó a vivir el Adviento como un camino de búsqueda, encuentro y salvación, dejándose acompañar por la luz que anuncia la cercanía del Señor.
El sábado 29 de noviembre se inició el curso cofrade en la ciudad de Baza, con una Eucaristía celebrada en la parroquia del Sagrario. Asistieron los los miembros de la Federación de Hermandades y Cofradías y algunas de las cofradías de la ciudad, así como numerosos cofrades.
La celebración de la Eucaristía estuvo presidida por el párroco de la iglesia Mayor y consiliario de la Federación de Hermandades y Cofradías, Manuel Millán. En la homilía, los animó a que “sus hermandades fueran auténticos lugares de catequesis en la fe y a que aprovecharan todos los momentos posibles para hablarles a los cofrades de este Dios hecho hombre, que nació en Belén para morir y resucitar por nosotros”.
Fue también una celebración que se enmarcó en la fiesta de San Máximo, Patrón de Baza, y en el inicio del Tiempo de Adviento y del nuevo Año Litúrgico, que ha tenido lugar el domingo 30 de noviembre. Un nuevo Año Litúrgico en el que las hermandade y cofradías de Baza tendrán mucho que hacer, tanto en la transmisión de la fe como en la celebración de la salvación que Dios nos ofrece, y que se vive de manera singular en torno a la Semana Santa.
