Los cementerios parroquiales de la Diócesis de Cádiz y Ceuta han ampliado los horarios de apertura con motivo del día de Todos los Santos y Fieles Difuntos.
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Los cementerios parroquiales de la Diócesis de Cádiz y Ceuta han ampliado los horarios de apertura con motivo del día de Todos los Santos y Fieles Difuntos.
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Es difícil que haya habido un hombre más libre en la cárcel que Francisco Javier Van Thuan. El Papa Francisco ha recordado que la Pasión de Cristo es completada hoy por los mártires y nunca ha habido tantos como en los últimos cien años. Van Thuan fue uno de ellos; supo ser una fascinante y permanente lámpara encendida no bajo celemín alguno, sino en lo más alto del candelero. La esperanza que brilla en todo lo que escribió ha hecho que sea definido como “el cardenal de la esperanza”. Estas páginas quieren ser la historia de esa esperanza impresionante y la crónica inacabada de un gran amor porque su luz sigue brillando en medio de nuestra oscuridad. A través de estas apasionantes y apasionadas páginas, redactadas por el conocido periodista Miguel Ángel Velasco, podemos descubrir su vida, su mensaje y su legado. Su nacimiento en una familia católica vietnamita, su vocación, los trece terribles años en las cárceles comunistas, que superó impulsado por la fe y la esperanza, así como los rasgos principales de su predicación, que han conmovido al mundo, comenzando por San Juan Pablo II, a quien dirigió unos ejercicios espirituales. Miguel Ángel Velasco (1939) es un periodista católico especializado en información religiosa. Estudió Filosofía y Letras en Salamanca, Ciencias Sociales en Santiago de Compostela y Periodismo en Madrid. Premio “Luca de Tena”, “Manos Unidas” y “Bravo” de información religiosa, fue subdirector de Opinión del diario “La información de Madrid” y subdirector de la revista “Mundo Cristiano”. Ha dirigido el semanario “Alfa y Omega” desde sus comienzos hasta mayo de 2014. Es autor, entre otras obras, de Juan Pablo II, ese desconocido, Los derechos de la verdad, Dios es corazón, Guía del Vaticano y Voluntarios, una revolución imparable así como de biografías de santa Teresa de Calcuta, santa Maravillas de Jesús, el padre Morales, santa María Josefa Sancho de Guerra, santa Josefa Recio y el cardenal Castrillón. Es caballero de la Orden Pontificia de San Gregorio Magno.
Fuente: Editorial Palabra
La entrada 📖 Reseña literaria: ‘La luz brilla en las tinieblas′, de Miguel Ángel Velasco se publicó primero en Diócesis de Huelva.
Monseñor José Ángel Saiz Meneses, arzobispo de Sevilla, ha reflexionado en su carta dominical del próximo domingo, 3 de noviembre, sobre la reciente publicación de la encíclica ‘Dilexit Nos’ del papa Francisco.
Se trata de la primera entrega de tres cartas dedicadas a profundizar en este texto del Magisterio de la Iglesia en el que el Papa nos invita a “descubrir que del amor de Cristo nada podrá separarnos”.
En esta primera carta dedicada a la encíclica, el arzobispo hispalense se refiere a las dos primeras partes del documento. Sobre la primera, anima a “revalorizar el centro íntimo del hombre, el corazón”, mientras que sobre la segunda se detiene en la contemplación del Corazón de Cristo.
Puede leer la carta completa aquí.
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Evangelio del Domingo XXXI del Tiempo Ordinario (ciclo B), en Lengua de Signos Española .
Signado por el director del Departamento de Pastoral del Sordo de la Archidiócesis de Sevilla, el sacerdote Gumersindo Melo.
Produce: Archidiócesis de Sevilla
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El pasado jueves 24 de octubre el Papa Francisco publicó su cuarta encíclica que lleva por título Dilexit Nos, Nos amó, expresión de san Pablo refiriéndose a Cristo (Rm 8,37), para ayudarnos a descubrir que de ese amor nada «podrá separarnos» (Rm 8,39). Nace esta encíclica en las celebraciones por el 350 aniversario de la primera manifestación del Sagrado Corazón de Jesús en 1673, y recuerda un tema central para nuestra vida de creyentes: la primacía de Dios, como se afirma en la exhortación Evangelii gaudium (cf. n.12). Por eso el Papa nos invita a contemplar decididamente el amor humano y divino del Corazón de Jesucristo (nº1): “Su corazón abierto nos precede y nos espera sin condiciones, sin exigir un requisito previo para poder amarnos y proponernos su amistad: «nos amó primero» (1 Jn 4,10). Gracias a Jesús «nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído» en ese amor (1 Jn 4,16). Para el Papa Francisco, en este mundo líquido es necesario hablar nuevamente del corazón, apuntar hacia allí donde cada persona, de toda clase y condición, hace su síntesis.
La encíclica se desarrolla en cinco partes: I. La importancia del corazón (2-31); II. Gestos y palabras de amor (32-47); III. Este es el corazón que tanto amó (48- 91); IV. Amor que da de beber (92-163); V. Amor por amor (164-216) y la conclusión (217-220). Desarrollaré cada apartado y me detendré en esta carta dominical, de las tres que dedicaré, a la primera y segunda partes de la encíclica invitando a su estudio personal y al diálogo en los diferentes equipos de pastoral.
En la primera parte, “La importancia del corazón”, el Papa lanza una pregunta: ¿qué expresamos cuando decimos “corazón”? En la sociedad líquida en que vivimos hay que re-valorizar el centro íntimo del hombre, el corazón. Este rescate del corazón es de vital importancia para la antropología y permite reconocernos en nuestra integridad, ya que, en último término, yo soy mi corazón. Es lo que me distingue, me configura en mi identidad espiritual y me pone en comunión con las demás personas. El corazón hace posible cualquier vínculo auténtico para superar la fragmentación del individualismo. Anti-corazón es una sociedad, afirma el Papa, cada vez más dominada por el narcisismo y la autorreferencia. ¡Ningún algoritmo podrá albergar los recuerdos del corazón! Cuando miramos al Corazón de Cristo (nº29) y se toma en serio el corazón, se producen consecuencias sociales, como enseña el Concilio Vaticano II en la constitución Gaudium et Spes: «los desequilibrios que fatigan al mundo moderno están conectados con ese otro desequilibrio fundamental que hunde sus raíces en el corazón humano».
En la segunda parte se detiene el Santo Padre en la contemplación del Corazón de Cristo, (nº 32) en “su centro personal, desde donde brota su amor por nosotros, es el núcleo viviente del primer anuncio. Allí está el origen de nuestra fe, el manantial que mantiene vivas las convicciones cristianas”. Recordando el pasaje del encuentro con el joven rico nos invita a preguntarnos: ¿Puedes imaginarte ese instante, ese encuentro entre los ojos de este hombre y la mirada de Jesús? Sin duda, aprendemos de Jesús, que la mirada precede al comienzo de la misión como atestigua la llamada personal a los Apóstoles. Jesús presta atención de tal modo que se admira por las cosas buenas que reconoce en nosotros, no se le escapan, y hasta se admira. Recuerda el Papa que Jesús había aprendido esto de María, su madre: “La que contemplaba todo con cuidado y “lo guardaba en su corazón” (cf. Lc 2,19.51), le enseñó desde pequeño, junto con san José, a prestar atención”. El Evangelio no oculta los sentimientos de Jesús. Sus gestos y palabras nos dejan ver de su corazón y están íntimamente unidos a Él. Concluye esta segunda parte con San Pablo en esa expresión (nº 46): «Me amó y se entregó por mí» (Ga 2,20). Aquí concentra su mayor convicción que le maravilla y es la de saberse amado. Coloca el amor como lo más grande y fundamental expresándolo en esta afirmación: «Me amó».
+ José Ángel Saiz Meneses
Arzobispo de Sevilla
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El Evangelio que escucharemos en este domingo XXXI del tiempo ordinario sitúa a los oyentes en la ciudad de Jerusalén, en pleno corazón del judaísmo (Mc 12,28b-34). Estamos al final del camino.
El relato se ha detenido anteriormente en las discusiones de Jesús con los jefes de Israel. Los fariseos y herodianos, por una parte, obsesionados con el cumplimiento o no de la ley del pago de impuestos al César; por otra, los saduceos, preocupados por aspectos concretos del cómo de la resurrección.
Ahora la cuestión que se plantea al Maestro brota de labios de un escriba. Él es el último de los representantes del Sanedrín que cuestionan a Jesús. La verdad que la pregunta de este hombre, maestro de la Torá o Ley, tiene otro tono y otro estilo cuando pregunta a Jesús. En su ánimo no estaba buscar polémica a la manera de los que han preguntado antes que él. San Marcos hace notar que el escriba “se acercó para preguntar” cuando de los otros litigantes ha comentado “que querían cazarlo con una pregunta” (12,13).
La pregunta del escriba no es una cuestión baladí y sin importancia porque la cuestión sobre cuál es el mayor de los mandamientos era, en aquel momento, un asunto muy debatido en las escuelas rabínicas. Ahora diríamos, que era una cuestión de rabiosa actualidad y debate público. La pregunta del entendido en leyes, por tanto, pretendía clarificar una cuestión fundamental de la fe y la praxis judía en un momento que había respuestas diversas y de todos los gustos. Algunas corrientes de pensamiento, por poner un ejemplo, defendían que la observancia del sábado estaba por encima de cualquier otra ley. Los defensores del sábado ponían en el cumplimiento de los preceptos el culmen de la perfección y en sus planteamientos se soslayaba la rectitud de intención y el amor en todo lo que se hace, la ley y su cumplimiento estaban primero.
Estando así las cosas el escriba pregunta por cuál es el primero de los 613 preceptos del Antiguo Testamento. Jesús le responde con la citación de la chemá, Escucha Israel: el Señor nuestro Dios es solamente uno. La chemá contenía la confesión de fe recitada con devoción diariamente por el pueblo judío (Dt 6,4-5) pero Jesús recuerda lo prevenido en la ley en el libro del Levítico y añade indisolublemente al primer mandamiento el precepto de “amar al prójimo como a uno mismo” (Lv 19,18). “No hay mandamiento mayor que éstos”.
El escriba asiente a la contestación de Jesús. No están uno y otro, Jesús y el escriba, lejos en su manera de pensar. No obstante, el escriba en su réplica, añade un comentario profético y revolucionario sobre la superioridad del amor frente a los sacrificios. ¡Esto sí que es una novedad en el contexto que se pronuncia! La afirmación es un aldabonazo a las conciencias cumplidoras al detalle de la Ley, pero incapaces de amar: “amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios”. En consecuencia, la ley nueva que anuncia Jesús está al servicio del amor que, si es verdadero, no tiene medida, tal y como escribe san Agustín: “la medida del amor es el amor sin medida”.
La afirmación “no hay ningún mandamiento mayor que éstos”, indica que cuando se ama todo lo demás es prescindible y secundario, incluido el culto religioso que, para que tenga sentido, debe estar supeditado y alimentado por el amor que “no pasa nunca” (1 Cor 13,8).
El letrado, en verdad, es hombre inteligente porque busca la verdad. No le duele prendas llamar con valentía a Jesús Maestro en un lugar público. Este escriba es un ejemplo tipo, de ayer y de hoy, de tantas personas que reconocen a Jesús como Maestro, como un hombre extraordinario, pero les falta la valentía de reconocer a Jesús como el Mesías, el Señor de sus vidas. Esta es la realidad, gentes con muchos dones y conocimientos, se convierten en seres mediocres porque se quedan en una fe teórica o en una práctica religiosa rutinaria y no dan el paso que les lleve a simplemente amar.
Manuel Pozo Oller
Párroco de Montserrat
La imagen de la Virgen de Gracia, del barrio de las Cuevas, de Guadix, recibió, el miércoles 30 de octubre, la Medalla de Oro de la ciudad. Fue en el trascurso de una Misa de acción de gracias, que estuvo presidida por el obispo, D. Francisco Jesús Orozco, y concelebrada por sacerdotes de Guadix y otros venidos de fuera, algunos de los cuales han sido párrocos de dicha parroquia. Asistieron numerosos representantes de diversas instituciones de Guadix y la corporación municipal, encabezada por el alcalde, Jesús Lorente, que fue quien impuso la Medalla de Oro en nombre de la ciudad accitana.
La celebración de la Misa, que fue a las 8 de la tarde en la parroquia-santuario, se preparó con gran solemnidad. Sin embargo, también estuvo marcada por el dolor que se estaba viviendo ante las trágicas noticias que llegaban de las inundaciones acaecidas en Valencia y en otros lugares de España. Un crespón negro estuvo presente en toda la celebración, en recuero de las víctimas. Pero también se reiteraron las oraciones por los damnificados y por las víctimas, siempre desde la esperanza que aporta la fe y la confianza en Dios. Por supuestos, todas esas oraciones se pusieron, en un día tan especial, a los pies de la Virgen de Gracia y se presentaron bajo su intercesión.
En la homilía, el obispo ensalzó la grandeza de la Virgen, al hilo de las lecturas proclamadas en la celebración. Con palabras del libro de Judit, Mons. Orozco proclamó que la María es “la gloria de Guadix”, felicitada por todas las generaciones, también Guadix y en barrio de las Cuevas, al hilo del Magníficat escuchado en el Evangelio. Y recordó algunos de los momentos más significativos de este barrio, que siempre han girado en torno a la devoción de la Virgen, venerada primero en su ermita, convertida en parroquia en 1947 y, desde el año 2021, en santuario de Virgen de Gracia y San Pedro Poveda. La presencia de San Pedro Poveda, y después de la Institución Teresiana, también ha ayudado a acrecentar la devoción a la Virgen de Gracia, tanto que sobrepasa al barrio y se extiende por toda la ciudad.
Al finalizar la Eucaristía, se leyó el acuerdo municipal por el que se otorga la Medalla de Oro de la ciudad de Guadix a la imagen de la Virgen de Gracia. Después, el alcalde Jesús Lorente habló de cómo la Virgen de Gracia aglutina la identidad de un barrio y su esfuerzo de superación. Finalmente, fue el alcalde quien impuso la Medalla de Oro de la ciudad a la imagen de la Virgen de Gracia, colocándola en uno de los ángeles que sostienen el cuadro de la Virgen.
Antes de terminar, el hermano mayor de la Hermandad de Virgen de Gracia agradeció, en nombre de todos, esta distinción, así como el párroco, Manuel Amezcua.
Sin duda, fue una celebración muy solemne, cantada por el Coro Carlos Ros, y participada por muchos fieles del barrio y de la ciudad. Una celebración que recordó, una vez más, la devoción que siente Guadix por la Virgen María y que se expresa fuertemente en esta de Virgen de Gracia o en la de la Virgen de las Angustias, cuya fiesta comienza en una semana.
Antonio Gómez
Delegado diocesano de MCS. Guadix
En la diócesis de Guadix hay dos comunidades, una en Baza y otra en Purullena
El obispo de Guadix ha recibido, el jueves 31 de octubre, al equipo itinerante de la Comunidades Neocatecumenales de Granada. Se trata de un encuentro habitual, en el que se revisa la situación de las comunidades que hay en la diócesis de Guadix, que son solo dos: una en Baza y otra en Purullena.
En el encuentro, el obispo les ha manifestado que “la Iglesia de Guadix está abierta para que estén presentes estas Comunidades Neocatecumenales y para que puedan evangelizar”. Y se ha dialogado sobre caminos de futuro.
El Camino Neocatecumenal
El Camino Neocatecumenal nace en el año 1964 en las chabolas de Palomeras Altas, en Madrid (España). El ambiente de las barracas estaba formado por los más degradados de la sociedad. En ese ambiente germinó la semilla del Camino Neocatecumenal, entre los pobres y marginados, que, al recibir el anuncio de Cristo muerto y resucitado, ven cómo el Espíritu Santo suscita un proceso de iniciación cristiana a imagen del catecumenado de la Iglesia primitiva.
El Camino –cuyo itinerario se vive en las parroquias, en pequeñas comunidades constituidas por personas de diversa edad y condición social– lleva gradualmente a los fieles a la intimidad con Jesucristo y los transforma en sujetos activos en la Iglesia y testigos creíbles de la Buena Noticia. Es un instrumento para la iniciación cristiana de los adultos que se preparan para recibir el bautismo. Está al servicio de los obispos y de los párrocos como itinerario de redescubrimiento del bautismo y de formación permanente en la fe, y es propuesto a los fieles que deseen reavivar en su vida la riqueza de la iniciación cristiana.
Antonio Gómez
Delegado diocesano de MCS. Guadix
La Diócesis de Asidonia-Jerez pone a disposición de las autoridades civiles y la ciudad de Jerez este Monasterio situado junto al río Guadalete.
Situado junto a la explanada del Monasterio de la Cartuja, las autoridades civiles han sido acogidas en este complejo. De esta forma han ubicado el puesto de mando avanzado con motivo de la situación que se vive por el posible desbordamiento del Guadalete.
Desde la Iglesia Asidonense se ha puesto a disposición de la ciudad Jerez este lugar, no solo para ser el centro de mando donde las distintas administraciones públicas sigan la situación que vivimos, sino para acoger a todas las familias que han tenido que desalojar sus casas.
Asimismo, el Pueblo de Dios que peregrina en Asidonia-Jerez se encomienda a la patrona de la Diócesis, la Inmaculada Concepción de María para que nos sostenga y proteja ante la situación que estamos viviendo tras las grandes lluvias torrenciales caídas en distintas zonas de la Diócesis.
La entrada El Monasterio de la Cartuja se convierte en puesto de mando avanzado y lugar de acogida para las familias desalojadas se publicó primero en Diocesis de Jerez.
Homilía de Mons. Jesús Catalá en la Eucaristía con motivo de la bendición del columbario de la parroquia Virgen del Carmen y Santa Fe de Fuengirola.
BENDICIÓN DEL COLUMBARIO
Parroquia de Virgen del Carmen y Santa Fe
(Fuengirola, 1 noviembre 2024)
Lecturas: Ap 7, 2-4.9-14; Sal 23, 1-6; 1 Jn 3, 1-3; Mt 5, 1-12a.
(Fiesta de Todos los Santos)
1.- Un saludo fraterno al nuevo párroco, D. Carlos. Esta es la primera vez que celebro estando él, aunque ya he venido en otras ocasiones como la Visita pastoral. Un saludo a toda la comunidad. Y hoy nos acompañan los pastores de las iglesias cristianas, luterana, evangélica y ortodoxa. Saludo también al representante de la comunidad judía.
Bienvenidos a esta celebración, que es una gran fiesta. Y felicidades a todos, porque hoy celebramos hoy la fiesta de “Todos los Santos”, que ya están gozando en el cielo de la presencia de Dios. Este es el destino final de nuestra vida: estamos llamados a compartir la felicidad eterna con quien es la Luz inmortal, el Amor infinito, la Misericordia eterna.
Sabemos de dónde venimos y a dónde vamos. Venimos de Dios, por ser hijos de Dios; y vamos a Dios, a vivir con él. Éste es el sentido de la vida humana; y quien no tiene este sentido, vive desorientado, despistado; es decir, fuera de pista, porque no tiene un camino y no sabe a dónde va. Nosotros nos felicitamos porque sabemos de dónde venimos, como hijos de Dios, amados en Jesucristo; y estamos llamados a participar en su vida divina. Es muy importante no olvidar este norte, que la fiesta de hoy nos recuerda. ¡Celebrémosla con alegría, porque estamos llamados a la Fiesta eterna del Banquete de Bodas del Cordero!
2.- El libro del Apocalipsis presenta «una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de todas las naciones, razas, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos» (Ap 7, 9); una escena preciosa.
¿Habéis llevado alguna vez una vestidura blanca? Ciertamente, el día de nuestro bautismo recibimos la vestidura blanca que simboliza la vida nueva en Cristo. El ministro dice cuando nos la impone: “Eres ya nueva creatura y has sido revestido de Cristo. Esta vestidura blanca sea signo de tu dignidad de cristiano. Ayudado por la palabra y el ejemplo de los tuyos, consérvala sin mancha hasta la vida eterna”.
3.- Los que van vestidos de blanco son las almas de todos los fieles que, a lo largo de la historia, fueron regenerados en el bautismo y salvados con la sangre redentora de Jesucristo.
Llevan vestiduras blancas, porque «son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero» (Ap 7, 14). La sangre de Cristo ha lavado nuestro pecado, nuestras manchas, los egoísmos.
Ahora son comensales en el banquete de Bodas del Cordero «y gritan con voz potente: «¡La victoria es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero!» (Ap 7, 10).
Ellos cantan las alabanzas al Dios-Trinidad, a quien adoran y dicen: «La alabanza y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y el honor y el poder y la fuerza son de nuestro Dios, por los siglos de los siglos. Amén» (Ap 7, 12). (Los fieles responden Amén). Nos hemos de unir a este canto. La Eucaristía nos une al canto de los bienaventurados del cielo; es un anticipo del banquete eterno.
4.- Esta hermosa fiesta católica de Todos los Santos es incomparable mejor con lo que mucha gente de nuestra sociedad celebra como “Halloween”, que en su origen es la misma fiesta de todos los santos, como indica su nombre; pero que ha perdido su sentido inicial y se ha convertido en una fiesta consumista más. No perdamos nuestra fiesta para ir a otra, que no tiene sentido.
Esta fiesta nuestra nos llena de alegría y de esperanza al contemplar a quienes nos precedieron y que ahora viven eternamente felices. Con el ejemplo de su vida nos animan a seguir el camino que Dios nos indica para llegar a nuestro destino final: vivir eternamente junto a Dios, sus ángeles y sus santos.
Somos hijos de Dios y estamos llamados a compartir su vida divina, porque nos ha creado a imagen y semejanza suya (cf. Gn 1, 26) y nos ha destinado a contemplarle en la eternidad: «Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es» (1 Jn 3, 2).
5.- Ahora solo lo podemos vislumbrar por la fe, porque nuestra naturaleza no lo permite; es decir, no llevamos el “traje adecuado”. Para ver a Dios en el cielo hemos de cambiar de “traje”. Jesús puso el ejemplo de grano de trigo, que, si no muere, no produce fruto; es decir, si no se pudre previamente en tierra, no puede germinar y convertirse en planta (cf. Jn 12, 24). Por tanto, no pasa nada que nos pudramos, sabiendo que nos convertimos en planta para el cielo; es decir, cambiamos de traje.
Somos testigos ante nuestros contemporáneos no creyentes de esta maravillosa realidad, a la que somos convocados; porque la vida del ser humano está llamada a trascender el tiempo y el espacio. En el cielo no existen estas coordenadas; por eso Dios lo ve todo, porque toda la historia es un presente para Él.
6.- El evangelio de hoy nos presenta las Bienaventuranzas que el Señor predicó en el monte. Llama “bienaventurados” a quienes trabajan por el reino de los cielos y buscan la justicia y la paz (cf. Mt 5, 3-6.9); a quienes son misericordiosos y limpios de corazón (Mt 5, 7-8).
Pero hay muchas más bienaventuranzas que no están dichas en el evangelio. ¿Podéis alguna más, que Jesús no dijo? Bienaventurados los que son hijos de Dios; los que están llamados a vivir en el cielo; los que son amados por Dios; los que han sido redimidos con la sangre de Cristo; los que viven el amor al prójimo; los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen; los que participan de la Eucaristía. Os animo a añadir más bienaventuranzas.
7.- Seguir a Jesucristo no suele ser un camino de rosas, porque implica muchas veces ser perseguido e insultado (cf. Mt 5, 10-11); pero ello debe ser motivo de alegría, porque la recompensa será grande en el cielo (cf. Mt 5, 12). A los que son perseguidos por causa de Cristo, les llama bienaventurados.
Estamos llamados a ser santos sin alardeos ni jactancias; simplemente realizando cada día la misión a la que nos llama el Señor, viviendo con sinceridad y coherencia la fe, la esperanza y el amor cristianos. Es importante ser coherentes, porque no vale decir que tengo fe y participo en las celebraciones, pero después no lo vivo en la vida diaria.
A pesar de que todo ser humano cae en el pecado muchas veces, lo importante es levantarse y seguir de nuevo al Maestro. No se trata de hacer grandes obras para la historia, ni realizar milagros. Algunos santos han dejado una huella profunda; otros, en cambio, han pasado desapercibidos; como dice el papa Francisco, son los “santos de la puerta de al lado”; podríamos decir aquel que ahora está sentado a vuestro lado, el vecino de casa, el compañero de trabajo, el transeúnte. Somos ya santos, porque Jesús nos ha perdonado, santificado y hecho santos en el bautismo.
8.- En el marco de la hermosa fiesta litúrgica de Todos los Santos vamos a bendecir el Columbario de la parroquia, donde reposan los restos mortales de nuestros seres queridos. Ahí se realiza la operación del grano en planta.
Es un lugar sacro, porque contiene los despojos mortales de quieres recibieron el bautismo y fueron hechos “hijos de Dios” y los llamó a participar de su gloria eterna.
Nuestra sociedad pretende esconder la muerte temporal, impidiendo a veces que los niños vean al familiar fallecido; porque la muerte temporal se opone al deseo de felicidad terrena. Quien solo piensa en ser feliz en este mundo, no quiere ver la muerte y hace desaparecer el vestigio de los difuntos, porque no cree en la eternidad. Pero los cristianos no debemos tener miedo a la muerte, porque es el paso a la otra vida. Y no es malo que los niños, vuestros hijos, sean conscientes de que morimos. Me han llegado protestas de padres de niños de catequesis, porque el párroco ha hablado a sus hijos de la muerte.
9.- Los cristianos estamos llamados a dar testimonio de la vida eterna, de la existencia de Dios, de su amor, del juicio final por el que todos pasaremos. A dar testimonio de las “Bienaventuranzas” que el Señor nos exhorta a vivir con alegría.
Rezar por los difuntos es costumbre cristiana, heredada de nuestros hermanos mayores, los judíos, pertenecientes al antiguo pueblo de Israel. La existencia del Columbario en la parroquia es signo de nuestra fe en la otra vida y de nuestra oración por ellos. Es el mejor lugar sacro donde puedan estar los restos mortales de nuestros seres queridos.
La comunidad cristiana ora a Dios para que sus seres queridos vivan gozando de su presencia en el cielo. ¡Felicidades, pues, por este Columbario!
10.- Como hemos dicho al inicio de la celebración, nos acompañan algunos Pastores de otras iglesias cristianas: luteranos, anglicanos y ortodoxos, que también profesan la fe en la resurrección del Señor Jesucristo. Agradecemos su presencia y su oración, que unimos para elevarla al Señor nuestro Dios. (En atención a estos hermanos, este párrafo lo dice ahora en inglés).
Pedimos a la Virgen María, que vivió la fe con obediencia filial y ahora goza de la resurrección con todos los ángeles y santos del cielo. Amén.