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Café de la HOAC sobre la mujer trabajadora: una mirada de esperanza

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En el marco del Día de la Mujer Trabajadora la HOAC Jaén organizó un encuentro con una mirada de esperanza sobre el papel de la mujer en la sociedad y la Iglesia. Entre el murmullo de bienvenida, sonaba una melodía: ‘Manos de mujer” que evoca ternura, esfuerzo y lucha. Porque en esas manos está la historia de tantas mujeres que, con su trabajo y su entrega, sostienen la vida.

La reunión empezó, con el aroma del café en el aire, para hablar de ellas, de nosotras, de las que cuidan, de las que trabajan en la sombra, de las que construyen futuro sin que su voz siempre sea escuchada en un día de lucha, de reivindicación, pero, también, de esperanza.

María Luisa Rodríguez entonó su canción: ‘Dios es como una mujer’. Porque si Dios es amor que quiere una comunidad de iguales ¿cómo no reconocerlo en esas manos que sanan, que sostienen, que construyen?

Miramos la realidad de frente en una cultura que nos aleja de los problemas reales pero que contrarrestamos con los testimonios de vida que acompañamos y que se contaron en el café. Reflexionamos sobre cómo el trabajo en condiciones dignas sigue siendo un privilegio, cuando debería ser un derecho. Millones de mujeres trabajan sin contratos, sin protección, en la economía sumergida: empleadas del hogar, jornaleras, cuidadoras, siguen esperando justicia. Y en este 8M Iglesia por el Trabajo Decente insta a renovar el compromiso con la justicia social. Pero también nos hablamos unas a las otras de los signos de esperanza. De pequeñas conquistas, como el reconocimiento de derechos para las empleadas del hogar. De mujeres que, en lo cotidiano, siembran dignidad con su compromiso silencioso como el testimonio de Ramona, una mujer de 66 años de Villargordo, sin estudios pero con inquietudes de aprender que trabajó en la aceituna, en una fábrica de conservas, en una mercería y que  enfrentó desafíos cuando su esposo enfermó cuidando a su familia y a la comunidad y que en la actualidad participa en la directiva del hogar del pensionista, viendo su vida como una misión de esperanza y servicio a los demás, guiada por su fe en Dios.

Se narraron testimonios de acoso laboral y de la precariedad vivida en empresas. Se compartió la historia de vida de una mujer en prisión y cómo en esas duras circunstancias encontró a Dios ayudando a otras mujeres de la cárcel. Dos religiosas de la Sagrada Familia de Burdeos testimoniaron su eclesialidad y compromiso con los más necesitados en nuestra ciudad: Cáritas, prisión, Proyecto Hombre…

Sus historias fueron las de tantas y sus luchas las de todas. Porque cada una de las palabras compartidas recordaron que la desigualdad no es solo una estadística, sino una herida que atraviesa vidas.

En la Iglesia, también, hay caminos por recorrer. María Luisa Rodríguez informó sobre La Revuelta de las Mujeres y la convocatoria del 29 de marzo de 2025 en la que nos visitará una de las teólogas del libro con el mismo nombre, para poder constituir en Jaén ese encuentro que ya se ve necesario. Porque la fe no puede ser un espacio de exclusión, sino de encuentro, de justicia, de dignidad compartida.

Cerramos este café leyendo el manifiesto de ITD con motivo del 8M Por la dignidad de las mujeres. Trabajo decente, no privilegio que denuncia la realidad invisible de la economía sumergida que viven tantas mujeres, con la mirada en el futuro, invitando a pensar en una nueva forma de entender el trabajo. No solo como un medio de producción, sino como un acto de cuidado, de comunidad, de servicio a la vida, recordando así la campaña de la HOAC Cuidar el trabajo, cuidar la vida, porque somos para cuidar, sobre todo, la fragilidad. El cuidado es la regla de oro de la humanidad.

Mientras nos despedimos insistimos en que había que fortalecer espacios de formación cómo éstos en los que cada testimonio ha ido tejiendo una manta para protegerse del frío de la precariedad, de la economía sumergida, de la desigualdad… pero que ha llevado al conjunto de asistentes al convencimiento de que haber compartido experiencias vitales sobre trabajo, sobre familia, manifestando las debilidades, la falta de salud mental, la dificultad en las relaciones familiares…ha vinculado a los participantes porque vida subsiste donde hay  vínculos, comunión y fraternidad. La desvinculación social supone un profundo descuido de la vida.

Se terminó el acto cantando Pan y Rosas, porque las mujeres quieren que el trabajo sea un principio de vida y no un obstáculo para la vida.

Quedó flotando una pregunta en el aire: ¿cómo seguimos caminando juntas? Porque la igualdad no es un destino, sino un camino que seguimos construyendo día a día con nuestras voces, nuestras manos y nuestra esperanza.

                                           HOAC-Jaén

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DOMINGO I DE CUARESMA, por Manuel Pozo Oller

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El miércoles pasado comenzamos el tiempo litúrgico de la Cuaresma con el rito de la imposición de ceniza. En este itinerario cuaresmal, en el primer domingo, el Evangelio de san Lucas nos presenta a Jesús en el desierto como lugar de tentación (4,1-13).

Las tentaciones se presentaron a Jesús terreno a lo largo de toda su vida. Los evangelistas las reagruparon en torno al paisaje singular del desierto, lugar bíblico de excelencia para la búsqueda y el discernimiento. El autor sagrado, coloca estratégicamente esta sección después de la confirmación de Jesús como Hijo de Dios en su bautismo (3,22) y, al tiempo, hombre como muestra la genealogía familiar (3,23-38). En el evangelio de este domingo se nos presenta a Jesucristo, Dios y hombre verdadero, a las puertas del comienzo de su vida pública, en el desamparo y aridez del desierto, debatiéndose en la tensión de elegir entre la voluntad del Padre y el cómo y por dónde empezar el anuncio del reinado de Dios, así como qué medios se ha de emplear para llevar a cabo la misión encomendada. El texto se abre con una paradoja. Jesús, “lleno del Espíritu Santo”, fue llevado por el mismo Espíritu “por el desierto, mientras era tentado por el demonio”.

En aquél lugar inhóspito y árido Jesús ha de elegir sobre qué tipo de acciones y medios ha de emplear en el anuncio de la buena nueva. La tentación primera se presenta en el momento de debilidad humana cuando Jesús siente la necesidad primaria del hambre. Es el momento propicio en que Satanás le sugiere sutilmente que emplee el poder recibido para su tarea mesiánica en favor propio y convierta las piedras en panes. La tentación se presenta siempre como invitación a dudar de Dios para, a continuación, amparándonos en la seguridad aparente del bienestar y la prosperidad económica, adorar al becerro de oro. Es una tentación que conduce a la persona idólatra a la evasión de la propia responsabilidad delegando en los dioses mágicos la solución de los problemas.

En la segunda tentación, después del ofrecimiento de Satanás de la salvación por los medios materiales, ahora ofrece a Jesús el camino del mesianismo político y el empleo del poder que tanto alaga la vanidad humana. Una tradición popular esperaba la aparición del mesías descendiendo del cielo y posándose en el alero del templo con gran vistosidad y manifestación de poder. La tentación no consiste propiamente en “arrodillarse ante Satanás”, ¡qué ya es gran disparate!, sino en justificar el recurso al poder y a la gloria como medio para subir y mandar. El poder y la gloria son tentaciones permanentes. Joachim Jeremías, luterano y profesor del Nuevo Testamento, afirma con evidente claridad conceptual que “la adoración a Satanás, en el monte desde el que se contemplaba todo el mundo, tiene indiscutiblemente como objeto la actuación de Jesús como caudillo político” (Teología del Nuevo Testamento, Salamanca 1974, 91). El deseo de poder para oprimir a los débiles ya es idolatría. Estar en posesión de riqueza, y poder al estilo del mundo, equivale, a poco que nos descuidemos, a suplantar a Dios por la idolatría de uno mismo.

La tercera tentación propuesta a Jesús consiste en ofrecer en público una señal absolutamente decisiva para demostrar sensiblemente hasta qué punto estaba Dios con Jesús y hasta qué punto podía Jesús disponer de Dios para garantizar el éxito de su misión. Es frecuente la petición a Jesús que avale su ministerio público con una señal mesiánica aparatosa y mágica (cf. de parte de familiares, discípulos, fariseos, sacerdotes, el pueblo en general). Es, por tanto, una tentación más sutil. Aparentemente no se busca el provecho propio, sino el interés de Dios para que los demás crean gracias a los signos prodigiosos. Todos, antes o después, de una manera u otra, somos o seremos tentados. En consecuencia, las tentaciones que sufrió Jesús son nuestras permanentes tentaciones que, con leves matices, se pueden resumir en el deseo desordenado de construir el Reino de Dios por los caminos equivocados del tener, poder, y subir, a costa del olvido providente de Dios y el uso interesado de su santo nombre.

Manuel Pozo Oller

Párroco de Montserrat

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Los Días de Fátima estrenan su segunda temporada

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La Parroquia Nuestra Señora de Fátima de Murcia inaugura mañana la segunda temporada de los Días de Fátima, un proyecto que busca poner en diálogo la fe y la cultura y que, este año, ofrece un nuevo programa de conciertos, conferencias y otras actividades que se desarrollarán en la parroquia bajo el lema Vivamos la esperanza.

La inauguración será este sábado, a las 20:00 horas, con un concierto a cargo del Orfeón Ciudad de Murcia, y abrirá un programa que se prolongará hasta el mes de junio. En él habrá conferencias que pondrán el foco en distintas realidades y sus perspectivas de esperanza, como son el conflicto de Oriente Medio, la lucha contra la pobreza y la exclusión, o la Pastoral Penitenciaria. Además, habrá una mesa redonda, Hacia una política del encuentro; espacio para el arte, con una master class de modelado; y también para el cine, con el visionado de dos filmes: Love y Madres de luz. En su vertiente musical, los Días de Fátima ofrecerán distintos conciertos y recitales, con una clausura a cargo de Músicos callejeros. Todos los detalles, junto a los distintos días y horarios, pueden consultarse en la programación de los Días de Fátima.

Esta iniciativa, basada en la propuesta que Benedicto XVI llamó el atrio de los gentiles, «quiere, modestamente, servir de aliento en ese difícil diálogo fe y cultura, así como de instrumento concreto para empujarlo», detalla el párroco, Joaquín Ferrando, que da las gracias «por su generosidad e involucración» a quienes participarán en los diferentes actos programados.

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Vía Crucis por la Iglesia Perseguida y Necesitada en la Diócesis de Almería

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La Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada ha organizado una serie de Vía Crucis en distintas parroquias de la Diócesis de Almería con el objetivo de orar por los cristianos perseguidos y por todos aquellos que sufren a causa de la guerra, el terrorismo y la pobreza extrema.

En muchos lugares del mundo, la humanidad vive un auténtico Vía Crucis: comunidades cristianas perseguidas, conflictos armados que destruyen hogares y familias, y situaciones de miseria que afectan a millones de personas. En medio de este sufrimiento, Jesús sigue cargando con la cruz, acompañando y consolando a los oprimidos.

Los Vía Crucis se celebrarán en las siguientes fechas y parroquias:

Viernes 7 de marzo, 20:00 h – Casa de Espiritualidad Reina y Señora (Aguadulce)

Viernes 14 de marzo, 19:30 h – Parroquia de la Inmaculada Concepción (Adra)

Viernes 21 de marzo, 18:30 h – Parroquia Ntra. Sra. del Carmen (Aguadulce)

Viernes 28 de marzo, 19:30 h – Parroquia Santa María de Ambrox (Dalías)

Viernes 4 de abril, 20:30 h – Parroquia Sagrada Familia (El Ejido)

Viernes 11 de abril, 20:00 h – Parroquia San Indalecio (Pechina)

Viernes 18 de abril, 11:00 h – Parroquia de la Anunciación (Berja)

La delegación de Ayuda a la Iglesia Necesitada en Almería invita a toda la comunidad diocesana a participar en esta iniciativa, ofreciendo su oración y solidaridad por los hermanos que sufren.

Más información:

650 937 299

almeria@ayudaalaiglesianecesitada.org

cristianosperseguidos.com

Descárgate aquí el via crucis si no puedes asistir presencialmente:

VIA CRUCIS IGLESIA NECESITADA 2025

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El proyecto Trama II promueve la inserción laboral de mujeres migrantes a través de la actividad textil

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El proyecto Tejiendo Redes de Apoyo entre Mujeres en Andalucía (TRAMA) II ya trabaja en el desarrollo de su segunda edición, manteniendo el objetivo de ser una plataforma para promover la inserción laboral de mujeres migrantes en situación de gran vulnerabilidad social y económica. Esta iniciativa, respaldada por la Fundación Caja Rural de Jaén, nace del proyecto conjunto que llevan a cabo Cáritas Diocesana de Jaén y Proyecto Rajab.

El responsable del Área Social de la Fundación Caja Rural de Jaén, Javier Rueda, junto al director de Cáritas Diocesana de Jaén, Rafael Ramos, y la coordinadora de Proyecto Rajab, Pilar Poveda, ha presentado las actuaciones de un programa que “es fundamental y estratégica, estamos haciendo varias labores dentro del mismo proyecto. Estamos propiciando que dos entidades trabajen juntas en una misma iniciativa. En segundo lugar, estamos trabajando con una población que están doblemente excluida, son mujeres y migrantes. Por último, estamos buscando dignificar la vida de la persona a través del trabajo”.

A través de Trama II, las mujeres participantes aprenden a realizar arreglos de ropa y a transformar residuos textiles y ropa usada, además de la formación que reciben para diseñar y confeccionar complementos a partir de excedentes de telas y otros materiales. A ello se suma la formación en habilidades para el empleo, con el objetivo de aumentar sus posibilidades de incorporación al mercado laboral o motivar procesos de autoempleo.

“Este proyecto es muy bonito por la colaboración entre entidades y porque estamos poniendo en valor la lucha contra ese consumo excesivo. Intentamos que la ropa pueda tener una segunda vida. Trataremos de luchar por estos proyectos innovadores, para que estas mujeres logren integrarse en nuestra sociedad”, ha remarcado Rafael Ramos. 

El taller, que desarrolla sus sesiones en la casa de acogida Buena Madre, facilita un punto de encuentro social entre las mujeres participantes, tal y como ha señalado Pilar Poveda. “Son 28 mujeres las que participan asiduamente. Vienen con una lacra enorme y aquí encuentran la felicidad. Además, algunas de ellas también están recibiendo clases de español y apoyo para aprender sobre nuevas tecnologías, que llega a ser muy importante para algo tan cotidiano como obtener una cita médica”, ha añadido.

El germen del proyecto surgió de la colaboración de Cáritas y Proyecto Rajab dentro del programa ‘Desafío 2023, Jaén Habitado, Social y Sostenible’, impulsado por la Fundación Botín y la Fundación Caja Rural de Jaén, con el que pretendía identificar proyecto innovadores y viables con entidades del tercer sector implantadas en la provincia de Jaén.

Rural Solidaria 2025

Esta convocatoria está destinada a impulsar proyectos desarrollados por entidades que trabajan en los ámbitos de la discapacidad, enfermedad crónica y adicciones.

Una línea de colaboración dirigida a las personas que pertenecen a asociaciones que trabajan en los ámbitos anteriormente mencionados y que serán los beneficiarios directos de las intervenciones de los profesionales. Además, los profesionales que trabajan con estos colectivos serán otro de los grupos beneficiados, ya que la mayoría de entidades destinan el importe de las ayudas a sufragar todo o parte de las nóminas o seguros sociales de las personas que intervienen en los proyectos.

Cáritas diocesana de Jaén

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El obispo electo, Eloy Santiago, realizó una breve visita de trabajo a algunas realidades eclesiales de la Diócesis

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El obispo electo, Eloy Santiago, acompañado del administrador diocesano, Antonio Pérez, realizó en la mañana del jueves 6 de marzo, una breve visita de trabajo a algunas realidades eclesiales de la Diócesis. Durante la jornada, mantuvo un encuentro con el obispo emérito, Bernardo Álvarez. Posteriormente, visitó la librería diocesana, compartió un desayuno con el personal del obispado, participó en la reunión para preparar su ordenación y se desplazó a la Catedral de La Laguna donde pudo orar frente a la imagen de la patrona de la Diócesis Nivariense, Nuestra Señora de Los Remedios.

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Córdoba, Vía Sacra de Occidente

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Córdoba, Vía Sacra de Occidente

El rezo del Vía Crucis que recrea la Pasión le sirvió al Beato Álvaro de Córdoba y a los otros dominicos del convento a seguir e imitar a Cristo, pobre, casto y obediente. Las ocho estaciones que él concibió han dado paso a las catorce actuales, pero su esencia pervive durante seis siglos, como explica esta semana «Iglesia en Córdoba»

Oración, penitencia y examen interior. La Cuaresma llega para prepararnos el camino hacia la Pascua, para hacernos un llamamiento a la conversión y al cambio.

A través de la oración, seguimos ese camino y el rezo del Vía Crucis nos conduce a la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor, un rezo que fue instituido en Occidente por San Álvaro de Córdoba y que este año cumple 600 años. A pesar de haber pasado todo este tiempo, sigue siendo la fórmula más empleada en este tiempo litúrgico para rememorar la Pasión y Muerte de Cristo, como se relata esta semana en el nuevo número de «Iglesia en Córdoba», donde además se presenta la actualidad diocesana.

Adjuntamos la revista íntegra: iec919

 

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Caminemos juntos en la Esperanza- Carta Pastoral de Cuaresma

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Caminemos juntos en la Esperanza

Cuaresma 2025: camino de conversión y esperanza

 

Queridos hermanos y hermanas de la Diócesis de Guadix:

En el corazón de este Año Santo de la Esperanza, la Iglesia nos regala este tiempo de gracia, que iniciamos el miércoles de ceniza con la invitación a “convertirnos y creer en el evangelio” y nos llevará hasta la celebración de la Pascua de Resurrección. Posteriormente, en la cincuentena pascual, que culminará en la solemnidad de Pentecostés, podremos celebrar que Cristo es el Dios de la Vida que orienta nuestra peregrinación hacia la Vida eterna en el cielo.

 

Con el corazón lleno de esperanza y alegría, os invito a vivir este tiempo de preparación pascual de manera profunda, renovada y auténtica. Como nos dice el Martirologio Romano, “he aquí que vienen días de penitencia para la remisión de los pecados, para la salvación de las almas; he aquí el tiempo favorable, en el que asciende a la montaña santa de la Pascua”.  La Cuaresma es un camino espiritual hacia la conversión del corazón, una oportunidad para poner en el centro de nuestra existencia a Cristo, único Camino, verdadera Verdad y Vida que traspasa la muerte. Caminemos con el Señor a Jerusalén y acompañémosle en los días santos de su muerte y resurrección, descubriendo la profundidad del amor de Dios por la Iglesia y por cada uno de nosotros.

 

Como una buena madre, La Iglesia da a sus hijos las mejores ayudas para poder vivir esta cuarentena penitencial en el combate contra nuestros pecados: la oración el ayuno y la limosna.

 

  1. Oración: Dejarnos encontrar por la misericordia de Dios.

La oración es, en este tiempo, el primer y más importante medio de conversión. Jesús mismo, en su vida pública, nos enseñó a retirarnos al desierto, a buscar el encuentro personal con el Padre. En el evangelio de Mateo, nos dice: “Cuando ores, entra en tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre” (Mt 6,6).

 

Escuchemos la voz de Dios y acojamos su llamada a la conversión y a la reconciliación, a atravesar el desierto inhóspito del pesimismo y de la soberbia de nuestros pecados, para llegar a la tierra prometida de su Amor que da sentido a la dura peregrinación de este mundo. Aprendamos a dominar nuestras pasiones escuchando a Dios en la paz del corazón. El papa Francisco ha expresado en algunas ocasiones que la oración es un medio privilegiado para purificar nuestro corazón y prepararnos a la Pascua.

 

Toda amistad se fortalece en el encuentro y en la escucha. Este es el tiempo para fortalecer nuestra relación con Dios, para abrir nuestro corazón a Él, a través de la oración personal y comunitaria, que abrirá un diálogo sincero con Dios en la transformación de nuestra intimidad con Él.

 

Necesitamos rezar más para que Dios esté mejor en nosotros. La Palabra de Dios, preciosamente escogida cada día en la liturgia, será antídoto contra el cansancio de morir a nosotros mismos y revulsivo para anidar en la Esperanza. En los domingos de cuaresma, las narraciones de las tentaciones de Jesús, de la transfiguración, la samaritana, el ciego del nacimiento y la resurrección de Lázaro, desembocarán en la Pasión y en el gran anuncio de la Resurrección de Cristo. La Palabra de Dios nos fortalecerá en nuestro compromiso bautismal, en la misión y vocación a la santidad en los sacramentos de la iniciación cristiana.

 

Nuestra vida espiritual crece cuando somos amigos de la Palabra de Dios, participando con más fervor y mayor frecuencia en la Eucaristía y en el sacramento de la Reconciliación, así como en los momentos de oración comunitaria en nuestras parroquias y comunidades. Dediquemos un tiempo cada día a la oración personal, meditando el evangelio que la Iglesia nos propone para dar luz a nuestro camino, en este itinerario cuaresmal. Pongamos a trabajar el corazón, verdadero volcán de nuestra fe, abriéndolo a Dios y escuchando su voz en el silencio.

 

  1. Ayuno y Penitencia: La Purificación del Corazón que nos despoja y nos acerca a Dios.

El ayuno y la penitencia son medios para ayudarnos a purificar nuestro corazón y renovar nuestra voluntad de seguir a Cristo. El ayuno y la abstinencia del miércoles de ceniza y el viernes santo, así como la abstinencia de los viernes de cuaresma y los sacrificios que en este tiempo podemos ofrecer al Señor, son signos de la verdadera libertad que ha de regir nuestra existencia, frente a la esclavitud de las pasiones que nos adormecen y dilatan las mentiras en nuestra vida. Se trata de renunciar a los deseos desordenados que no son de Cristo en nosotros para enfocarnos a lo esencial: Dios y el prójimo.

 

Aprendamos a dominarnos desde la voluntad de Dios.  Ayunar no solo consiste en la renuncia de alimentos o bienes materiales, sino en el ejercicio de la moderación y el desapego. Ayunar nos invita a tomar distancia de todo lo que nos aleja de Dios y de los demás, especialmente de las distracciones que nos impiden vivir con plena libertad. En el mismo evangelio de Mateo, Jesús nos recuerda: «Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas» (Mt 6,16), porque el ayuno es ante todo una actitud interna de conversión y humildad. El papa habla de la dimensión interior del ayuno, de una disciplina espiritual que nos permite vivir con humildad y gratitud, que va más allá de la simple abstinencia de alimentos.

 

En esta Cuaresma, os invito a vivir el ayuno no solo como un esfuerzo físico, sino como una oportunidad espiritual para descubrir que solo en Dios encuentra el ser humano la verdadera satisfacción. Renunciar al egoísmo, la ira, la envidia, los chismes, los pensamientos negativos, se convierte en un verdadero ayuno que purifica nuestro corazón.

 

Este tiempo de penitencia también debe llevarnos a reconocer nuestras fragilidades y a experimentar la misericordia de Dios que nos llama siempre a volver a Él. Ayunemos de tantas distracciones en nuestro mundo, como el exceso de tecnología o placeres superficiales que nos roban el tiempo de Dios en nuestra vida. Traigamos a nuestro corazón, frente a la cultura del descarte, a los que no tienen lo más elemental para vivir, ayunando de nuestra comodidad y solidarizándonos con aquellos que carecen de lo más básico. Nos dice el Papa Francisco que este es el camino de la verdadera hermandad y justicia social, acompañado por la caridad y la misericordia, que unen nuestro amor a Dios en el bien de los demás.

 

  1. La limosna: la caridad concreta de nuestro amor a Dios en el bien de los hermanos.

La Cuaresma no es solo un tiempo de introspección personal, de mirarnos solo a nosotros, sino también un tiempo para poner en práctica el amor al prójimo, especialmente a los más necesitados. El papa nos recuerda que la limosna nunca es un gesto aislado, sino una actitud de vida que expresa en los demás, por medio de nosotros, el amor y la misericordia de Dios. Las Bienaventuranzas nos interpelan a ponernos en el lugar del otro, sabiendo que cuando damos a los demás, lo hacemos a Cristo: “porque tuve hambre, y me distéis de comer; tuve sed, y me distéis de beber; estaba de paso, y me alojasteis; desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; preso, y vinisteis a verme» (Mt25, 35-36). La limosna no sólo es un gesto material, sino una actitud interior que nos exilia del egoísmo y nos hace vivir con generosidad, compartiendo lo nuestro con los olvidados de nuestro mundo, reconociendo la dignidad de cada ser humano. La limosna expresa que la cuaresma va por buen camino en nuestro corazón, en la respuesta concreta a las necesidades de los demás.

 

La caridad es el testimonio más visible de nuestra conversión. El Papa Francisco, en su Bula Spes non confundit, nos recuerda que la esperanza cristiana no es un sentimiento pasajero, sino una fuerza transformadora que debe llevarnos a la acción concreta en favor de los más pobres y vulnerables: “La esperanza cristiana tiene una fuerza de transformación que nos impulsa a salir de nosotros mismos y a abrazar la vida de los demás, especialmente la de los que sufren” * (Spes non confundit, 3).

 

Este es el tiempo para renovarnos en nuestro amor y mirada con los más pobres, con aquellos que sufren las consecuencias de la injusticia, la guerra, la pobreza y la indiferencia. Os invito a hacer de la caridad una verdadera prioridad, a acercarse a los hermanos más necesitados, a ser misioneros de la esperanza, como nos exhorta el Papa Francisco, trabajando para que la luz del Evangelio llegue a todos. Reza con las obras de misericordia corporales en tu corazón y llévalas a la vida, visitemos a los enfermos, preocupémonos por las necesidades de Cáritas y contribuyamos en la donación de alimentos, dinero e incluso de nuestro tiempo, en el voluntariado de la caridad. También vivamos la limosna y caridad espiritual, hablando de Dios a los que lo necesitan y quizás no conocen su verdadero rostro de misericordia, gastando tiempo en la escucha y en la asistencia a los que están solos y necesitan la mano de Cristo en ti. Rompamos con tantos diques de egoísmo y de críticas, abriéndonos a los demás con sinceridad.

 

  1. Año Santo 2025: “Caminemos juntos en la Esperanza”.

Este tiempo de Cuaresma, que nos prepara para celebrar la Pascua, también nos fortalece para vivir el Año Santo de la Esperanza 2025, un tiempo especial que nos invita a renovar nuestra fe y esperanza en Cristo, fuente de toda esperanza. El Papa, nos convocaba a este jubileo con palabras de San Pablo: “la esperanza no defrauda” (Rm 5,5). Es esta esperanza la que debe ser el motor de nuestra vida cristiana y de nuestra misión evangelizadora. En Roma y en las Iglesias particulares, el Papa nos invita a vivir “un encuentro vivo y personal con el Señor Jesús, anunciándole siempre a todos y en todas partes, como nuestra esperanza” (1Tim 1,1).

La cuaresma es un tiempo de penitencia y de sacrificio interior, pero la meta es renovarnos en la alegría de Cristo resucitado. Morir para vivir, podría ser el lema de nuestra cuaresma. Por eso, La Esperanza es el verdadero corazón del tiempo cuaresmal, que nos ayuda a vivir lo que el Papa desea en este año santo a la Iglesia universal. En la carta que os dirigía a la Diócesis al inicio del curso 24-25, os expresaba que“con palabras de San Pablo a los Romanos, este Año Jubilar nos alienta a que nada ni nadie nos separe del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, porque “esta esperanza no cede ante las dificultades, porque se fundamenta en la fe y se nutre de la caridad, y de este modo hace posible que sigamos adelante en la vida”. Como San Pablo, vivimos la experiencia realista de que la vida se teje de alegrías y dolores, que el amor se pone a prueba cuando aumentan las dificultades y la esperanza parece derrumbarse frente al sufrimiento. Sabemos que “la tribulación produce la constancia; la constancia, la virtud probada; la virtud probada, la esperanza” (Rm 5,3-4). Y todo es un don de la Gracia, de Cristo, que nos invita, en la paciencia peregrina de esta vida, a no perder nunca de vista la Esperanza eterna hacia la que caminamos, como meta definitiva y plena de los anhelos del corazón humano.  Todo lo que experimentamos en el camino de la existencia, se expresa en la peregrinación, como elemento fundamental del año jubilar: buscar el sentido de la vida, redescubriendo el valor del silencio, del esfuerzo, de lo esencial. Todo traspasado por la experiencia de la fuerza del perdón de Dios, que sostiene nuestro camino personal y comunitario”.

 

Nuestra misión es la Esperanza. El Papa Francisco, por quienes elevamos oraciones intensas para sostenerlo en su enfermedad, nos ha regalado un bello mensaje para esta Cuaresma: “Caminemos juntos en Esperanza”.  Nos hace una preciosa reflexión en tres momentos:

 

*Caminar: “una primera llamada a la conversión, porque todos somos peregrinos en la vida. Cada uno puede preguntarse: ¿cómo me dejo interpelar por esta condición? ¿Estoy realmente en camino o un poco paralizado, estático, con miedo y falta de esperanza; o satisfecho en mi zona de confort? ¿Busco caminos de liberación de las situaciones de pecado y falta de dignidad? Sería un buen ejercicio cuaresmal confrontarse con la realidad concreta de algún inmigrante o peregrino, dejando que nos interpele, para descubrir lo que Dios nos pide, para ser mejores caminantes hacia la casa del Padre. Este es un buen “examen” para el viandante”.

 

*Hagamos este viaje juntos: “Los cristianos están llamados a hacer camino juntos, nunca como viajeros solitarios. El Espíritu Santo nos impulsa a salir de nosotros mismos para ir hacia Dios y hacia los hermanos, y nunca a encerrarnos en nosotros mismos. Caminar juntos significa ser artesanos de unidad, partiendo de la dignidad común de hijos de Dios (cf.Ga3,26-28); significa caminar codo a codo, sin pisotear o dominar al otro, sin albergar envidia o hipocresía, sin dejar que nadie se quede atrás o se sienta excluido. Vamos en la misma dirección, hacia la misma meta, escuchándonos los unos a los otros con amor y paciencia”.

*Juntos en la esperanza de una promesa: “La esperanza que no defrauda (cf. Rm5,5), mensaje central del Jubileo, sea para nosotros el horizonte del camino cuaresmal hacia la victoria pascual. Como nos enseñó el Papa Benedicto XVI en la Encíclica Spe salvi, «el ser humano necesita un amor incondicionado. Necesita esa certeza que le hace decir: “Ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni criatura alguna podrá apartarnos del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro” (Rm8,38-39)». Jesús, nuestro amor y nuestra esperanza, ha resucitado, y vive y reina glorioso. La muerte ha sido transformada en victoria y en esto radica la fe y la esperanza de los cristianos, en la resurrección de Cristo.

Esta es, por tanto, la tercera llamada a la conversión: la de la esperanza, la de la confianza en Dios y en su gran promesa, la vida eterna. Debemos preguntarnos: ¿poseo la convicción de que Dios perdona mis pecados, o me comporto como si pudiera salvarme solo? ¿Anhelo la salvación e invoco la ayuda de Dios para recibirla? ¿Vivo concretamente la esperanza que me ayuda a leer los acontecimientos de la historia y me impulsa al compromiso por la justicia, la fraternidad y el cuidado de la casa común, actuando de manera que nadie quede atrás?”

Os animo a vivir esta cuaresma del Año Santo 2025 siendo misioneros de la esperanza, viviéndola no desde el poder y la tristeza del pecado, que es sólo un camino, sino desde la oportunidad para que el Señor nos renueve en su Amor eterno y en nuestra respuesta desde la fe, en la luz de la Esperanza que nunca defrauda. Necesitamos vivir este tiempo con los ojos puestos en la Pascua, recordando que cuando reconocemos nuestro pecado estamos gritando la victoria del Señor sobre la muerte y el pecado, haciendo del itinerario cuaresmal sólo un paso hacia el camino de la gran alegría de la resurrección.

 

  1. Cuaresma de Todos: Sacerdotes, Consagrados, Laicos

La cuaresma nos lleva a una verdadera conversión pastoral a todos, porque la misión evangelizadora de la Iglesia es responsabilidad de todos. El obispo, los sacerdotes, como ministros de la Palabra y los Sacramentos, tienen una misión fundamental en la guía espiritual, en la celebración de los misterios de la fe y en la enseñanza del Evangelio. Que este tiempo de Cuaresma nos ayude a renovar nuestro compromiso pastora en la fidelidad a Cristo en la Iglesia, a ser cercanos a su pueblo y a acompañar a cada uno de los fieles en su camino de conversión.

 

Los consagrados también tienen una misión única en este tiempo de Cuaresma, viviendo su vida de oración, sacrificio y servicio, testimoniando el amor radical a Dios y al prójimo. En este tiempo de gracia, os invito a profundizar en vuestra vocación y a ser signos vivos de esperanza y luz en medio de un mundo que vive en la oscuridad.

 

A los laicos, que son el corazón de nuestras parroquias y comunidades, os animo a vivir este tiempo de Cuaresma como una ocasión de compromiso personal y comunitario, ayudando a hacer visible la esperanza de Cristo a través de su testimonio en el trabajo, la familia, y en la sociedad. Que este tiempo os impulse a ser misioneros de la esperanza en vuestros lugares de vida y trabajo.

 

  1. Hermandades y Cofradías: La Estación de Penitencia como testimonio.

 

Especialmente en este tiempo, deseo dirigirme con cariño y aliento a todas las hermandades y cofradías de nuestra diócesis. La cuaresma es tiempo fuerte para vosotros, expresando con intensidad lo que hemos de vivir durante todo el año. La Semana Santa es una ocasión especial, ya que, a través de las estaciones de penitencia, lleváis el mensaje de la Pascua a las calles, testificando, ante la sociedad, la muerte y resurrección de Cristo. No perdáis nunca vuestra identidad eclesial, amad a Cristo y a su Santísima Madre en la Iglesia, insertaros en el servicio pastoral y en la vida de las parroquias en las que tenéis vuestras sedes canónicas, sed amigos asiduos de la Eucaristía y del sacramento de la penitencia, no dejéis de celebrar el Triduo sacro de la muerte y resurrección del Señor, mirada esencial a la que nos llevan las estaciones de penitencia; formaros continuamente en la fe que sustenta la vida de los bautizados en nuestras Cofradías, vivid interiormente vuestro camino de hermandad para uniros más firmemente a Cristo y estad siempre atentos a las necesidades de los más pobres por medio de Cáritas. Sólo así podremos mostrar el rostro más auténtico de la vida cofrade a nuestro mundo; sólo así podemos ser testigos de la esperanza en un mundo que necesita el consuelo y la salvación de Cristo.

 

Agradezco vuestro trabajo intenso en este tiempo y vuestro servicio en la Iglesia para los hombres, por medio de la vía de la belleza.

 

Queridos hermanos y hermanas, que esta Cuaresma sea un tiempo de renovación personal y comunitaria, de conversión y de compromiso con nuestra misión evangelizadora. Caminemos juntos hacia la Pascua, que nos llena de la alegría de la resurrección, busquemos siempre la cercanía con Dios, la caridad con los demás y la misericordia de Cristo, la única Esperanza que nunca nos abandona.

 

Con afecto y bendición.

 

+Francisco Jesús Orozco Mengíbar

Obispo de Guadix

“Creer en Dios es los razonable” fue el tema de als VI Jornadas Católicos y Vida Pública celebradas en Guadix

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“Creer en Dios es los razonable” fue el tema de als VI Jornadas Católicos y Vida Pública celebradas en Guadix

A pesar de la lluvia, se celebraron las VI Jornadas Católicos y Vida Pública, que organiza la ACdP en la diócesis de Guadix, en colaboración con la delegación diocesana de Apostolado Seglar. Fue en la tarde del jueves 6 de marzo, en el Hospital Real de Guadix, con el atractivo tema “Creer en Dios es lo razonable”.

Abrieron las Jornadas el obispo de Guadix, D. Francisco Jesús Orozco, y la secretaria de la ACdP en Guadix y delegada de Apostolado Seglar en la diócesis, Maika Fornieles.

Sí, la lluvia no impidió que se llenase el salón de actos del Hospital Real y que algunos tuviesen que escuchar las intervenciones desde el patio. Porque fue una jornada enriquecedora, sugerente e interpelante, que contó con grandes testimonios y favoreció el diálogo.

Para tratar este tema de la existencia de Dios como algo razonable -como lo razonable- se contó con tres personas de nivel: José Carlos González Hurtado, que es presidente de EWTN en España y escritor; José Antonio Méndez, que es periodista y secretariado de Comunicación de la ACdP; y Álvaro Trigo Puig, que es deportista y sufrió un grave accidente con 23 años que le quemó parte del cuerpo e hizo de su vida todo un reto.

José Carlos González Hurtado, es presidente de EWTN en España, el canal norteamericano Eternal Word Television Network, que emite para todo el mundo. También es escritor. Habló de las “evidencias científicas de la existencia de Dios”. Este es también el título del último libro que ha publicado –“Nuevas evidencias científicas de la existencia de Dios”-, en el que, evocando las Cinco Vías de Santo Tomás de Aquino para la existencia de Dios, presenta las nuevas cinco vías científicas que hablan hoy de la existencia de Dios: la química, la biología, las matemáticas, la física y la cosmología.

José Antonio Méndez, es periodista y secretariado de Comunicación de la ACdP. Habló de que “creer es lo razonable” o, dicho con otras palabras, que creer en Dios es mucho más razonable que no hacerlo.

Álvaro Trigo Puig, deportista que sufrió un grave accidente de joven y tuvo que reinventar su vida, habló de “cuando la vida es un reto”. En declaraciones al Diario de Sevilla, comentó que “considero que en parte estoy vivo y sano de milagro gracias a Dios, y desde entonces trato de dedicar parte de mi vida en proyectos constructivos y solidarios, a través de retos deportivos, con los que mi vida sirva de herramienta para aportar algo a la de los demás”. Ofreció su testimonio de vida.

Estas son ya las sextas Jornadas de Católicos y Vida Pública que se realizan en Guadix. Están organizadas por la Asociación Católica de Propagandistas, a través de la Universidad San Pablo CEU. Y cuentan con la colaboración de la delegación de Apostolado Seglar de la diócesis accitana.

Antonio Gómez

Delegado diocesano de MCS. Guadix

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Anclados en (la) esperanza: carta del administrador dicoesano

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CARTA DEL ADMINISTRADOR DIOCESANO

Querida familia diocesana.  El primer día de la semana después de la crucifixión, cuando todavía no había llegado a ellos la noticia de la resurrección, dos discípulos deciden alejarse de Jerusalén, lugar de la derrota, y se ponen camino de Emaús. La presencia velada de un caminante anónimo que les interroga sobre lo sucedido arranca de uno de ellos la protesta: «¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabe lo que ha sucedido aquí estos días?». A la protesta sigue un lamento: «Nosotros esperábamos…, pero he aquí que ya estamos en el tercer día». Reconocen que un tenue anuncio les había llegado de las mujeres que fueron temprano al sepulcro, pero para ellos no ha sido suficiente, porque a Jesús nadie lo ha visto.

Ese «esperábamos» le pone nombre a un estado de ánimo que se ha contagiado en los discípulos tras la experiencia del Calvario. Quizás sea también el estado de ánimo de muchos de los que, aunque nos sabemos testigos de la resurrección, nos vemos abrumados por las situaciones complejas y oscuras de la historia.

Los días que próximamente celebraremos en Semana Santa van a acercarnos a la pascua dolorosa de un hombre inocente, que nos entrega su vida como signo del amor que es capaz de transparentar la misericordiosa ternura de Dios. Pero, ¿cómo vivir esos días que nos colocan ante el sufrimiento sin que se desgaste nuestra esperanza? ¿Cómo lograr que el «esperábamos» del desencanto se convierta en la profesión de fe confiada de un «esperamos»?

A las puertas de estos días santos, desearía ofrecerles tres caminos sencillos, inspirados en las palabras pronunciadas por Pedro en casa de Cornelio (Hch 10, 34‒43), que nos permitan anclarnos en la esperanza.

  1. Volver a Jesús. «Ustedes ya saben qué ha ocurrido en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicaba Juan: cómo Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo, llenándolo de poder. Él pasó haciendo el bien y curando a todos los que habían caído en poder del demonio, porque Dios estaba con él» (Hch 10,37‒38). En las encrucijadas vitales, la esperanza se afianza si somos capaces de volver a Jesús. La Historia de la Iglesia y nuestras Semanas Santas son la prueba de que nuestra fe ha generado símbolos, tradiciones… Pero la esperanza sólo encuentra su cimiento en la aproximación nítida y cercana al Señor, a su modo de vivir, a su manera de amar, a su estilo de servir. La resurrección, no lo olvidemos, certifica que la única vida con futuro eterno es la inaugurada por Jesucristo. Volver a él y a su vida asegura la salida favorable de la historia.
  2. Leer nuestra historia como salvación. «Él envió su Palabra al pueblo de Israel» (Hch 10,36). El segundo camino para fortalecer nuestra esperanza es aprender a leer nuestra historia en clave de salvación. Nuestra propia historia personal se inserta en los gestos de salvación con los que Dios acompañó las vicisitudes de Abrahán, los acontecimientos del éxodo, el regalo de una tierra, la guía de su pueblo. Esa certeza de la intervención de Dios es la que nos permite aventurar que el Señor seguirá actuando. Se puede decir que el acontecimiento de la resurrección de Jesús no concluyó con el sepulcro vacío; se repite en cada vida, en cada persona. Cuando Dios encuentra un lugar en nosotros, todo cambia y adquiere el color de la salvación. Vivimos esperanzados porque podemos esperar lo que ya se ha adelantado en los tiempos que nos preceden.
  3. Aprender el lenguaje tenue de Dios. «Nos envió a predicar al pueblo, y a atestiguar que él fue constituido por Dios Juez de vivos y muertos» (Hch 10,42)Con todo, conviene tener en cuenta que en la resurrección Dios no se aleja de su modo habitual de actuar. Él eligió a Moisés en el crepitar silencioso de una zarza, él acompañó como un aliento de vida a Israel en los desiertos de su historia, él fue un susurro en el corazón de los profetas, él nos visitó como presencia escondida en un pesebre en Belén. Ahora, tras la resurrección, continúa hablándonos en el lenguaje tenue que lo caracteriza. El anuncio del Resucitado se hace frágil en la palabra de los testigos. El Resucitado se acuna ahora en el débil pesebre del testimonio de los que comieron y bebieron con él. La esperanza no se apoya en acontecimientos extraordinarios que convulsionan el universo; más bien encuentra su fortaleza en la vida de unos discípulos atemorizados ante la sombra de la cruz, a los que la experiencia de encontrar vivo a su maestro les ha transformado el corazón. Pido a Dios que cuantos habitamos estas peñas atlánticas podamos seguir aprendiendo de Cristo y con Cristo al contemplarlo en tantas imágenes que recorrerán las calles de nuestra diócesis.

«Nosotros esperábamos», se lamentaban los discípulos de Emaús. A la luz de la Pascua, «nosotros esperamos». Hemos anclado nuestra esperanza. Una esperanza que vuelve su mirada a Jesús; una esperanza que agradece la acción salvadora de Dios en nuestra historia; una esperanza familiarizada con el susurro tenue de Dios, que nos anuncia la vida.

Feliz Semana Santa.

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