Angelines Morales Fernández acaba de ser nombrada por el Sr. Obispo como presidenta de la Acción Católica General de Málaga. Es miembro de la parroquia de la Divina Pastora y Santa Teresa de Jesús de Málaga, enfermera de profesión y doctora en Ciencias de la Salud.
¿Cómo has recibido este nombramiento? Además en una fecha tan cercana a la Solemnidad de Pentecostés, el Día de la Acción Católica y el Apostolado Seglar.
Ha sido muy significativo que sea en estas fechas previas a Pentecostés, en las que recordamos el punto de partida de la acción evangelizadora de los laicos, esa Iglesia que empieza a ponerse en camino y esa fecha en la que tomamos conciencia y renovamos nuestro compromiso. Un momento para pedirle al Espíritu que nos dé la fortaleza para continuar con esa tarea que tiene la Acción Católica General en la diócesis de Málaga. Me sumo a un gran equipo que ya lleva una andadura, y a una serie de realidades parroquiales que también tienen un gran camino realizado.
Este nombramiento viene acompañado por otros cambios dentro del equipo, ¿no es así?
Así es. Se incorpora Agustín Ortega, laico de la parroquia de Santa María de la Amargura, y asume la responsabilidad del Sector de Adultos. También se abre una nueva área de Presencia Pública, cuya responsabilidad toma un matrimonio: Juan Gordillo y Carmen María Bosque, que pertenecen a la parroquia del Salvador, en Málaga, y a la de Cuevas Bajas, su pueblo. Y tenemos otra incorporación más al equipo. Se trata de Mario Cabrera, de la parroquia de San Ramón Nonato, que está a la cabeza de la experiencia Cuatro40, el proyecto de primer anuncio que ofrece ACG en las parroquias. Así que me uno a un equipo con gente nueva y gente que continúa pero de aquí nadie se va, cambian las tareas, pero todos sumamos.
Has sido responsable de Adultos de la Comisión Permanente de ACG en España y, con anterioridad, responsable de Jóvenes de ACG en Málaga. ¿Siempre disponible para el servicio?
Bueno, a veces me resisto, no creas (ríe). Pero bueno, una se pone a disposición, en oración, y en discernimiento vas viendo cómo el Señor va poniendo delante de ti un camino y que, a través de la Iglesia te va haciendo llamadas y este servicio va creando historia contigo. Te pones en manos de Dios y dices: “me pongo a disposición y sé que todo esto tiene algo bueno para mí. Eso es muy bonito porque al donarte, creces. Y no podemos olvidar que nunca vamos solos, sino que en estas encomiendas eclesiales caminamos con otros hermanos y vives experiencias preciosas.
De la parroquia de la Divina Pastora, en Málaga, enfermera de profesión, siempre al cuidado de los más necesitados sobre todo en los momentos más difíciles. ¿Son muchas las oportunidades para ver a Dios en tu día a día?
Así es. La Acción Católica General me ha ayudado mucho a tomar conciencia clara de mi vocación laical, que se desarrolla y adquiere plenitud en los entornos donde vivimos y nos desarrollamos. Todos estos lugares son espacios de evangelización, a través de la palabra y del testimonio.
¿Qué retos diría Angelines que tiene la ACG en Málaga, en la actualidad?
Realmente, la Acción Católica General asume los propios retos de la propia Iglesia diocesana de Málaga. ¿Cuáles son? En primer lugar, diría que la evangelización, el cómo llegar a tanta gente que no conoce a Jesucristo y que están sedientos de trascendencia, de vida espiritual, de encontrarse con ese Dios que les quiere y les elige y les hace descubrirse como hijos de Dios. En segundo lugar, el reto de la parroquia como ese espacio natural donde poder madurar y desarrollar el ser discípulo misionero al que todos los bautizados estamos llamados; y que la parroquia pueda ofrecer al laicado las herramientas necesarias para que puedan crecer en la fe. Por último, el reto de la vivencia comunitaria, de que nos reconozcan como un instrumento, una herramienta al servicio de la Iglesia, que quiere crecer en comunión con todos.
La tercera mujer presidenta consecutiva en ACG en Málaga. ¿Un cargo muy femenino?
Eso parece, que las mujeres somos valientes (ríe). También puede ser un signo, es decir, que el Espíritu va hablando y nos va dando espacio para que la voz de la mujer pueda ser escuchada. Las anteriores presidentas: Cristina Vera, de la comunidad de Nuestra Señora de la Amargura; y María Victoria Ramos, de la de la Victoria, son mujeres maravillosas y creyentes de las que he aprendido muchísimo. Nos hemos encontrado en este camino y hemos llegado a ser amigas. Hemos encontrado un espacio en el que reconocernos como mujeres con la mismas intuiciones, con llamadas parecidas, parecidas preocupaciones por nuestra Iglesia y parecidas necesidades para poder desarrollar esa vocación. Son un regalo.
Angelines, ¿si tuvieras que definirte en pocas palabras, cómo lo harías?
Creo que como una persona muy inquieta y muy curiosa que creo en la búsqueda que el Señor ha puesto siempre en mi corazón. Él va poniendo propuestas delante de mí y voy descubriendo que hay mucho más y que hay que continuar. Creo que soy una persona entusiasta que me ilusiono y disfruto trabajando con otros. Una mujer esperanzada y cada vez con más confianza en Dios. Como todos, tengo mis miedos y a veces puedo parecer muy valiente pero tengo mis miedos, mis dudas… pero sin perder la ilusión y la alegría… y así seguimos adelante porque, si de algo puedo servir, en los dos sentidos de la palabra, el de ser útil y el de ponerme al servicio del otro, aquí estoy para lo que pueda construir, aportar y sumar.