Ayer, domingo 20 de octubre de 2024, la diócesis de Almería celebró con una solemne Eucaristía los 50 años de la llegada de las Misioneras de Acción Parroquial a la ciudad. La misa, presidida por el obispo D. Antonio Gómez Cantero, tuvo lugar en la parroquia de San Pío X, la misma comunidad donde las misioneras se asentaron por primera vez en 1974. La Eucaristía estuvo concelebrada por el párroco Francisco Sáez y varios sacerdotes amigos de la congregación, algunos llegados desde Jaén.
En la Acción de Gracias, la superiora de las Misioneras, María José Carrero, recordó las palabras del párroco que las acogió D. Francisco López Moya a su llegada: “La parroquia es la familia grande, y las misioneras no están para descargar trabajo al párroco, sino para realizar una tarea compartida, haciendo comunidad”. Esta reflexión subrayó la misión que han desempeñado durante cinco décadas en Almería, fortaleciendo la vida pastoral y comunitaria en las tres parroquias en las que han estado presentes: San Pio X, San Sebastián y Huércal de Almería.
El actual párroco, Francisco Sáez, destacó la importancia de la fidelidad en el servicio de las Misioneras, afirmando: “¡Qué bonita es la fidelidad! Sois un referente para nosotros de cómo ser fieles en el servicio”. Agradeció también a todos los que hicieron posible la celebración, desde el equipo de liturgia hasta los catequistas y la gente anónima que ha puesto vida y corazón en la preparación de esta fiesta. El párroco recordó un texto de las constituciones de las misioneras: «Que todos tengan vida y la tengan en abundancia”. Un emotivo momento se vivió cuando se señaló un árbol simbólico que adornaba los pies del altar, en el que estaban representadas las hermanas presentes y aquellas que ya gozan de la presencia del Padre desde el cielo.
El obispo, al concluir la misa, expresó su gratitud no solo a las misioneras presentes, sino también a las 25 comunidades de religiosas que siguen estando presentes en la diócesis, reconociendo su invaluable servicio en nuestra Iglesia diocesana.
Un sencillo ágape en los salones parroquiales sirvió para el saludo más informal y el encuentro de todas esas personas que han pertenecido a esta gran familia de las Misioneras de Acción Parroquial.