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Homilía en el L aniversario de la bendición de la imagen de Ntra. Sra. de los Desamparados, del Parque Alcosa

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12 de enero de 2025. Fiesta del Bautismo del Señor, Ciclo C.

Un saludo cordial a todos los hermanos y hermanas que participáis en esta celebración: al sr. párroco, P. Gonzalo; sacerdotes concelebrantes; comunidad de Franciscanos Conventuales; miembros de la vida consagrada y del laicado; a todos los presentes y a los que participáis a través de la retransmisión de Canal Sur Televisión. Celebramos la fiesta del Bautismo del Señor. En Sevilla, en Parque Alcosa, en la parroquia de Nuestra Señora de los Desamparados, celebramos el 50 aniversario de la bendición de la imagen de la titular de la Parroquia por don Antonio Montero, Obispo Auxiliar a la sazón. Hoy contemplamos especialmente a María santísima, Señora y Madre de los desamparados, y la invocamos como mediadora de todas las gracias, y nos encomendamos a su intercesión poderosa y maternal.

Hace poco menos de un año celebrábamos el 50 Aniversario de la creación de nuestra parroquia. Recordamos que la parroquia es una comunidad de fieles que se reúne en torno a la Palabra de Dios y la Eucaristía y los otros sacramentos, que vive en comunión, compartiendo sus bienes, y se proyecta ayudando a los necesitados. En la parroquia se enseña la doctrina cristiana y se transmite la fe. Es una comunidad en conversión continua, en comunión y en misión; es comunidad de comunidades y propicia la unidad de todos los carismas que se encuentran en ella y que por ella quedan insertados en la Iglesia universal. La parroquia tiene presente y futuro y está llamada a ser fermento evangelizador y a desempeñar un importante papel de cohesión e integración social como una familia, como una casa abierta a todo el mundo, como una fuente en medio de la plaza que ayuda a todos a calmar la sed de paz, de amor y de infinito.

Celebramos la fiesta del Bautismo del Señor, que cierra el ciclo de Navidad. El relato de san Lucas, que hemos escuchado en la lectura del Evangelio, nos presenta a Jesús que llega para recibir el bautismo de conversión que administraba Juan el Bautista junto al río Jordán. El pueblo estaba expectante y todos pensaban que Juan seguramente sería el Mesías. Pero él tiene clara su misión de precursor: preparar el camino, señalar al Mesías cuando llegue, y después, desaparecer con toda humildad y discreción. Nos podemos preguntar si necesitaba Jesús recibir de Juan un bautismo de penitencia y conversión. Ciertamente no. Sin embargo, quiere recibir el bautismo de Juan, y se coloca entre los pecadores para realizar este gesto de penitencia, y a través de este gesto se hace solidario con los pecadores, aunque él no necesita purificación alguna.

Y durante el bautismo se produce una teofanía, una manifestación de Dios: “se abrieron los cielos, bajó el Espíritu Santo sobre él” (Lc 3, 21-22). Jesús es ungido por el Espíritu Santo y proclamado Hijo de Dios por la voz del Padre desde el cielo. A partir de ahí es acreditado como el Mesías esperado y comienza su vida pública. Se trata de una verdadera manifestación de la Santísima Trinidad, que da testimonio de la divinidad de Jesús, de que él es el Mesías prometido, el Salvador.

La expresión “abrirse el cielo” es una imagen simbólica, una forma de decir que Dios entra en comunicación con el hombre, que se unen el cielo y la tierra; es un signo de intercomunicación con Dios que se realiza en Cristo, porque en su persona se establece la comunicación definitiva entre Dios y el ser humano. El Bautismo del Señor significa que el Hijo eterno de Dios asume la realidad de nuestra carne para manifestársenos, y nosotros estamos llamados a dejarnos transformar internamente en su imagen.

Esta fiesta es una buena ocasión para reflexionar sobre nuestra realidad de bautizados y recordar nuestro compromiso bautismal con todas sus consecuencias. La vida cristiana comienza en el sacramento del Bautismo del Espíritu Santo. Por el Bautismo renacemos como hijos de Dios, partícipes en la relación filial que Jesús tiene con el Padre, capacitados para dirigirnos a Dios con plena confianza de hijos. También sobre todo bautizado el cielo está abierto y para Dios somos sus hijos. Por el Bautismo también somos incorporados al Pueblo de Dios, a la Iglesia y hechos partícipes de la misión del Señor.

¿Qué significa vivir como bautizados? El cristiano recibe en el Bautismo una vocación a la santidad y a la misión, una llamada a vivir plenamente su condición de hijo de Dios y a ser testigo de Jesucristo en el mundo. Es gracia de Dios, don suyo, vida nueva que nos ofrece continuamente para poder llegar a alcanzar este ideal de perfección. La respuesta por nuestra parte debe ser de confianza, deseo, colaboración, correspondencia generosa. Lejos de nosotros instalarnos en la mediocridad o en la rutina, porque el Señor nos llama a la santidad, a la perfección; aunque somos pobres y pequeños, el Señor nos llama a cosas grandes, tengamos confianza. Por otra parte, la misión evangelizadora debe propiciar una profunda renovación, una auténtica transformación de cada persona y de toda la humanidad. Por el Bautismo somos llamados a construir el Reino de Dios en la tierra, un Reino de justicia y de paz, de verdad y de amor.

Vivir como bautizados significa manifestar y testimoniar nuestra fe, la alegría de ser cristianos y pertenecer a la Iglesia. Es la alegría de reconocernos hijos de Dios, de descubrirnos confiados en sus manos, de sentirnos acogidos en un abrazo de amor. Aunque sea difícil, aunque nos toque vivir contra corriente. Ojalá nuestro testimonio llegue a vencer las dificultades y prejuicios, y transmitiendo la alegría y la belleza de la vida cristiana, ayude a los demás a encontrarse con Dios.

En los inicios de un nuevo Año Jubilar, pedimos a Nuestra Señora de los Desamparados que interceda por nosotros, para que nos mantengamos siempre fieles a nuestra fe bautismal. Que nos ayude a vivir siempre confiando en Dios, con la fuerza del Espíritu Santo, bien unidos a Jesucristo. Hagamos también memoria agradecida de todos los hermanos que nos han precedido y que descansan en la presencia de Dios. Que el Señor nos ayude a mantener nuestras raíces cristianas, nuestras tradiciones, el legado que hemos recibido, y ponerlo al servicio de nuestra parroquia, de nuestro barrio, de nuestra ciudad, de nuestra diócesis y del mundo entero, llevando a cabo la misión de transmitir la fe en Jesucristo.

María, tal como hizo en Caná de Galilea, a lo largo de la historia presenta al Hijo las necesidades de los otros hijos y orienta a estos hijos nuevos al encuentro con Cristo y al seguimiento fiel. Así lo vivimos, acudiendo a ella en la oración y confiando en su mediación y amparo. Hoy nos encomendamos a su intercesión para que el Señor nos conceda la gracia de ser una comunidad viva y evangelizadora, de profunda espiritualidad y de una eficaz acción caritativa y social, que cuida también su formación, para poder dar razón de la fe y la esperanza. Damos gracias a Dios por todas las gracias recibidas en estos 50 años, por todos los frutos de amor compartido, por el futuro que se abre caminando siempre como peregrinos de la esperanza, en la compañía de los hermanos, de la mano de Cristo el Señor y de Nuestra Señora de los Desamparados. Así sea.

Monseñor José Ángel Saiz Meneses

Arzobispo de Sevilla

Homilía en la Eucaristía del día del Bautismo del Señor

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Homilía del arzobispo Mons. José María Gil Tamayo en la Eucaristía del día del Bautismo del Señor, el 12 de enero de 2025, celebrada en la S.A.I Catedral.

Muchas gracias Don Juan Manuel, párroco de Órgiva, la comunidad en la que ha estado viviendo este proceso Andrea,

Queridos hermanos concelebrantes,

Queridos seminaristas,

Queridos hermanos y hermanas, también los que habéis venido de Órgiva.

También al coro, os doy las gracias por acompañarnos y ayudarnos a vivir esta liturgia.

Estamos celebrando el bautismo del Señor, con el que concluyen las fiestas de la Navidad del Señor. Jesús, que veíamos en la Epifanía, se manifiesta a todos los pueblos a través de una estrella, con esa atracción de los Magos que vienen a adorarle.

Hoy vemos ya el inicio de su vida pública que los evangelistas nos ponen, precisamente, en el momento del bautismo del Señor. Entre medio hay un tiempo de ocultamiento del Señor, el tiempo de Nazaret. El tiempo en que el Señor, pues, en ese silencio operativo del trabajo sencillo y de la vida oculta, asumió también nuestra condición humana en el trabajo, en la obediencia, en la sencillez, en la humildad.

Esa lección tan larga de Cristo, la que le ocupa más tiempo y es el tiempo que nos invita a nosotros también, los cristianos, porque su vida es ejemplo para nosotros de que nuestra vida está hecha de las cosas ordinarias de cada día. De que no tenemos que esperar cosas extraordinarias, espectaculares, a las que tan acostumbrados nos tiene nuestro mundo, que vivimos de espectáculo, que vivimos de cosas llamativas.

El Señor nos enseña el valor de la vida ordinaria, del trabajo, de la vida de familia. Nos enseña el valor de esos días, todos iguales, pero que no son iguales a los ojos de Dios. Porque en ellos tenemos que desplegar nuestras virtudes cristianas. Pero volviendo al bautismo del Señor, tenemos una epifanía, que se llama así teológicamente. Una manifestación de Dios en su Trinidad.

El Padre que nos habla del Hijo, el Hijo que acude a ser bautizado, poniéndose en la cola de los pecadores. Él, en quien no hay pecado, para mostrarnos el espíritu de conversión y cómo quiere ser presentado ante el pueblo de Israel. Como ese Mesías soñado, ciertamente, por el profeta, en la primera lectura. De aquel sobre el que viene el Espíritu y que viene a salvar a su pueblo. Aquel que es el siervo sencillo y humilde, pero que es al mismo tiempo el Mesías Salvador, el Mesías liberador, liberador del pecado.

Porque eso es, en definitiva, lo que significa el Mesías, y lleva ese nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de los pecados. Y Él se acerca y se pone en la cola, de tal manera que el Bautista queda extrañado. Soy yo quien tiene que ser bautizado por ti. Pero Jesús le pide que se cumpla lo que está escrito.

Y vemos que aparece esa manifestación de Dios Padre que nos muestra que su Hijo amado, el que ha enviado… Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su propio Hijo. Y este es el gran amor y la misericordia de Dios. Que es cercanía, que es ternura, que es misericordia, en su Hijo Jesucristo. Él carga con nuestros pecados. Él se hace el siervo de Yahvé que llevará la cruz y tomará nuestros pecados sobre sí para expiar por todos nosotros. Ese sacrificio redentor de Cristo que ya se nos muestra desde el momento, ciertamente, del bautismo, de una manera clara.

Y Él viene a bautizarnos con un bautismo mucho más importante. El bautismo que tú vas a recibir, Andrea, ahora, que es el bautismo salvador de Cristo. El bautismo en el nombre de la Trinidad del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. El bautismo del que habla Jesús, que es bautizado. El Espíritu Santo y fuego.

Ese fuego del amor de Dios, de su misericordia. Ese Espíritu que nos transforma y que tú también vas a recibir de manera especial al recibir el Sacramento de la Confirmación. Ese Espíritu que hace de nosotros hijos e hijas de Dios. No hemos recibido un espíritu de esclavitud, nos dice la Sagrada Escritura, para recaer en el temor, sino un espíritu de hijos que nos hace exclamar ¡Abba, Padre!

Luego, queridos hermanos, querida Andrea, esta es nuestra condición de bautizados, de la que este domingo del bautismo del Señor nos invita a tomar conciencia. Somos hijos de Dios. Y como nos dice San Juan en su primera Carta, cuando nos habla y nos dice: “Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios”, dice el evangelista Juan. Y lo somos.

No es un título simplemente. Y aún, dice él, no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que cuando se manifieste seremos semejantes a Él, porque le veremos tal cual es. Ese es el viejo sueño del hombre de querer ser como Dios, de ver a Dios. Pero se cumple por Jesucristo, que se ha convertido en nosotros en el camino por el que transitar, siguiendo sus huellas, siguiendo sus mandatos.

La verdad que da razón a nuestras aspiraciones, a nuestras preguntas, a nuestro deseo de saber que forma parte inseparable de la vida del hombre, hasta el punto de definir al propio hombre como una pregunta en la historia.

Y la vida, esa Vida con mayúsculas que nos hace trascender nuestra propia muerte. Esa vida que hace que tengamos esa esperanza para siempre, que no queda defraudada porque el Hijo de Dios, el primogénito de entre los muertos. Como nos dice la Escritura, ha abierto para nosotros la esperanza de la vida eterna.

Nuestra condición de bautizados es ser otros Cristos. Y es en Él en el que vas a ser bautizada. Vas a ser hecha hija de Dios, vas a ser transformada en Cristo. Y esa es nuestra condición de cristianos, otros Cristos, revestidos de Cristo, injertados en Cristo. De tal manera que, como San Pablo, nosotros podamos decir: “Ya no soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mí”.

Cada cristiano es otro Cristo. Y por eso tiene mayor sentido desde el punto de vista cristiano y queda elevado aún más la solidaridad entre los hombres, porque queda elevada a la caridad cristiana, que no es dar ropa usada, lo que nos sobra, o solo beneficencia. Que es el amor de Dios con el que amamos a los demás. Les miramos, hermanos nuestros, y esto es más necesario en un mundo como el de hoy, donde vemos tanta fractura, tanta división.

El amor cristiano espera en el otro, otro Cristo. Cualquier cosa que hagáis con uno de estos mis humildes hermanos, nos dice Jesús, lo hacéis conmigo. Luego esta es nuestra vida. Ser cristiano, fundamentalmente, es corresponder a ese amor de Dios. Porque somos hijos de Dios, porque Él nos ha hecho hijos en el Hijo. Él nos ha hecho de esta condición divina y por eso lo hemos pedido en la oración colecta, en la primera oración de la misa, en la que es esta oración, para este día en todas las iglesias del mundo. Quedar transformados, interiormente, a imagen de Aquel que ha compartido nuestra naturaleza, nuestra condición.

Luego, querida Andrea, se trata de que te parezcas a Jesús. Y podrás decir, eso qué difícil es. Cumplir sus mandatos, vivir en amor a Dios y a los demás. Eso que nos cuesta a todos, vivir las bienaventuranzas. Pero el Señor te va a dar su ayuda. Y eso son los sacramentos. Esa participación en la vida divina, en la vida de la gracia.

Porque no se debe solo a nuestras fuerzas, sino es el Señor quien nos ayuda. Nos levanta cuando caemos, nos da fuerza para ser mejores, nos hace amar a los demás con el amor de Cristo. Nos hace, pues, hacer cosas imposibles humanamente de bondad, que por nuestra sola fuerza no podríamos. Y nos hace, en definitiva, caminar hacia una plenitud que ya se inicia en ti hoy, con la recepción del Bautismo. Formando parte de la comunidad cristiana de la Iglesia, de esta Iglesia nuestra que confesamos, como tú lo harás dentro de un momento: una santa, católica y apostólica. Renunciando a la vida interior, la vida de pecado. Y esa es una tarea de toda la existencia renunciar al mal y tratar de vivir como Jesús nos pide. Pues hoy, en la fiesta del bautismo del Señor, al asistir y participar en tu bautismo, le pedimos al Señor que nosotros también tomemos conciencia de nuestra condición de bautizados, llamados a vivir como Jesús en su Iglesia.

A vivir la santidad como hijos hijas de Dios. Que la Virgen, Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, nos haga vivir como Jesús nos pide. Ella, que nos ha acogido como hijos, nos ayude a parecernos al Hijo de Dios y su Hijo por antonomasia, que es Jesucristo. Dios hecho hombre en sus purísimas entrañas y manifestado hoy con esa presencia de la Trinidad. Como aquel que pasó haciendo el bien, como hemos escuchado en la predicación de Pedro, en la segunda lectura, pasó haciendo el bien y curando en los oprimidos por el mal.

Que así sea.

San Miguel Arcángel se convierte en Templo Jubilar

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Palenciana vivió una jornada histórica con la apertura de la Puerta Santa y este nombramiento de su parroquia

El pasado sábado, 11 de enero, Palenciana vivió un acontecimiento histórico, el nombramiento de la parroquia de San Miguel Arcángel como Templo Jubilar por los 250 años de su construcción y por la inminente Coronación Canónica Pontificia de la Santísima Virgen del Carmen, Patrona y Alcaldesa Perpetua de la localidad.

El Vicario General de la Diócesis, Jesús Daniel Alonso, presidió la Eucaristía en la que tuvo lugar la retirada de corona a la Virgen del Carmen y al Niño Jesús del Santo Escapulario, acto simbólico con el que el pueblo de Palenciana se prepara para este gran acontecimiento que marcará  la vida de todos los fieles.









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“San Juan Bautista de la Concepción es el santo de la vida y el pueblo cotidiano”

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“San Juan Bautista de la Concepción es el santo de la vida y el pueblo cotidiano”

La familia trinitaria de Córdoba celebra, a partir del 1 de febrero, un jubileo por el 50 aniversario de la canonización del reformador san Juan Bautista de la Concepción. El obispado de Córdoba ha confirmado a la comunidad y parroquia trinitaria de Córdoba la aprobación de este tiempo especial que se prolongará hasta el 15 de junio

La sede jubilar será la parroquia trinitaria de Córdoba, ubicada en la iglesia de Nuestra Señora de Gracia y San Eulogio, donde se custodian las reliquias del santo. El padre Sergio García, superior de la comunidad trinitaria y capellán de la cárcel junto a Manuel García, párroco de Santa María de Gracia y San Eulogio, están muy implicado en la organización de las actividades jubilares, insertas en el Jubileo de la Esperanza. Propagar el carisma trinitario e impulsar la obra de su reformador son dos acciones preferente en este tiempo de gracia.

-Celebran un jubileo que marca medio siglo desde que el Papa Pablo VI proclamara santo al Reformador, un momento de gracia para la Orden y para vuestra provincia trinitaria. ¿Cómo se está viviendo, cómo se vive y se difunde el eco de aquel día?

Sergio García.-Con mucho gozo, con mucha esperanza, porque fue un momento de gracia muy grande para la Orden. Es un gran Santo y Córdoba es un lugar de referencia para todos los trinitarios del mundo porque es donde se encuentran sus reliquias, es donde él murió y desde aquí se promovió su beatificación y después su canonización. Aquel fue un momento de gracia  más de una década antes, en todo ese movimiento que supuso el Concilio Vaticano II, en cuanto a reforma de la iglesia. También, la canonización fue un momento de gracia donde las reliquias que están aquí en Córdoba viajaron por varios lugares de España significativos para su reforma y se promovió, entre otras cosas, la publicación de sus obras: es un gran místico reconocido por la iglesia durante el siglo de oro, al mismo de Santa Teresa de Jesús o San Juan de la Cruz. Décadas después, se publicó la edición crítica de sus obras en la BAC, en la Biblioteca de Autores Cristianos y se reconoce como un gran santo para la Iglesia.

-Hemos llegado a este momento de gracia y se ha creado una comisión a raíz de esta concesión que ya ha sido presentada al obispo de Córdoba. ¿Existe ya alguna programación de actividades?

Manuel García.- Sí, desde hace ya dos años lo estamos trabajando junto con el obispo y  cuando se nos concedió este tiempo jubilar, desde el 1 de febrero hasta el 15 de junio, solemnidad de la Santísima Trinidad, cinco o seis personas, entre ellas dos hermanos de la comunidad, estamos confeccionando el calendario de estos cuatro meses. Entre ellos tenemos actos religiosos, que son los más importantes, caritativos y también lúdicos para que la imagen del santo sea divulgada no solamente entre los feligreses de Santa María de Gracia y San Eulogio y la diócesis de Córdoba, sino también en el mundo entero.

Hay que recordar que San Juan Bautista es nuestro padre fundador de la rama descalza y es místico, místico reformador y un hombre con una fortaleza increíble que lucho mucho por la reforma, por eso sufrió penurias, divisiones, discusiones, muchas palizas y gracias a toda esa lucha él pudo ver con sus ojos que, al final, la obra era de Dios. Toda esa obra no solamente es para la gloria de la santísima Trinidad, sino también por los pobres y los cautivos.

-La canonización supuso, sin duda, un impulso para la difusión de la figura, la obra y el mensaje de San Juan Bautista de la Concepción, como se articuló desde la Orden, la propagación de su obra reformadora

Sergio García.- Lo hizo en distintas dimensiones, en el encuentro con Dios, en la oración, en  la formación para que se divulgue su obra a través de sus escritos místicos. Los especialistas dicen que es un poco del estilo de Santa Teresa de Jesús, porque utiliza muchos ejemplos cotidianos e iba narrando cómo Dios lo va llamando y va fundando los conventos, las dificultades que encuentra. Hubo muchísimas vocaciones y de ahí salieron también varios santos como San Miguel de los Santos del que también celebramos el cuarto centenario de su muerte en este año. Fue una ola de santidad y para la orden una bendición por todo lo que ha supuesto también para los más necesitados. Hay que decir también que ha sido un santo muy desconocido en la Iglesia y en muchos sectores de nuestra orden. Él tiene más escritos que San Juan de la Cruz y que Santa Teresa de Jesús y desde la canonización se han explotado mucho las ediciones nuevas de los escritos de nuestro padre. En la actualidad, todos los años hacemos una jornada de estudio de San Juan Bautista sobre temas diversos: sobre los pobres, la caridad, las llagas de amor, etc. Es un santo que siempre que “toca todos los palos”. Habla sobre cosas del campo, con fabulas, con cuentos; es un santo muy de la vida y del pueblo cotidiano. Incluso él habla comparando las cosas divinas con las cosas más humanas y hace referencia a los  juegos de cuando él era niño, a los toros de su pueblo cuando él los corría. Hay un dato poco conocido y es que San Juan Bautista de la Concepción, de ahí que la Orden Trinitaria fuera también la impulsora para la beatificación de San Juan de Ávila, por ser el tío del santo.

-¿Qué mensaje tiene aquella reforma en la iglesia de hoy?

Sergio García.-  Pues que es necesario seguir reformándonos. La orden tiene 825 años y la reforma fue hace 400 años. En esos momentos, donde toda la iglesia se estaba reformando, él convive con San Juan de Ávila, que como hemos dicho son paisanos y familia, los dos nacen en  Almodóvar del Campo.

Su referencia en una de sus citas figura “mi Trinidad, que es Dios, el pobre y yo”, entonces para llegar a Dios también tiene que ser a través de los pobres, a través de los cautivos, a través de la redención de los cautivos, de estas personas con las que trabajamos en la pastoral penitenciaria, en el comedor de Trinitarios, en la Fundación Prolibertas, con todas estas personas sin techo que tenemos en el Centro de Día. A Dios se llega a través del pobre.

-¿Cómo animaríamos a participar al pueblo de Córdoba en esta celebración jubilar?

Manuel García.- Cuando uno cruza una puerta santa tu vida cambia, se borra todo pecado y los sueños del Señor comienzan a florecer en la vida del que cruza esa puerta santa. Y si yo lo llevo a mi vida, puedo ver que en estos tres años que estoy aquí en Córdoba, esa puerta de los trinitarios, que no es santa hasta el día 1, pero es como si ya lo fuera, ha cambiado la vida de muchas personas. He visto mucho sentimiento, muchas historias, he visto mucho sufrimiento en vidas. Y cuando han entrado y se han encontrado con el Señor, he descubierto que por la intercesión de San Juan Bautista, sus vidas han sido distintas, diferentes. Si eso ha sido capaz de hacerse en un día normal y corriente, en este tiempo jubilar, qué es lo que puede hacer Dios con todas nuestras almas.

Es decir, los pobres no tienen ningún lugar, pero la casa de la Santísima Trinidad tiene un lugar para esta gente. Y eso es la casa de San Juan Bautista, porque luchó por eso mismo cuando él vino aquí. Nadie quería más fundaciones en Córdoba, porque había muchas órdenes religiosas y temían que se repartiera la comida. Entonces, nuestro santo decidió construir en la muralla, que era la periferia de la ciudad, allí donde no había absolutamente nada, tan solo una capilla con una Virgen, que es la Virgen de Gracia, por eso se llama la iglesia Virgen de Gracia, aunque  en nuestras reglas siempre se dice que todas las iglesias se llaman con el nombre de la Santísima Trinidad, pero aquí se respetó esa circunstancia. No había medios para levantar nada porque no había agua. Y hay una historia real y es que el santo pidió agua y debajo de la Virgen nació un pozo. Y de ese pozo se hizo el convento, la iglesia entera, y hasta el año 1970 ese pozo ha estado visible dentro de la iglesia, donde la gente cordobesa visitaba, un pozo que recogía aguas santas. Si buscamos en los anales de Córdoba, puede descubrirse el Pozo de Gracia de San Juan Bautista.

 








 

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El Seminario Diocesano retoma la Misa de los lunes en Siete Palmas

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El Seminario Diocesano informa que, a partir de este, lunes 13 de enero, se retoman las Misas en la Parroquia Jesús de Nazaret, en Siete Palmas, Las Palmas de Gran Canaria. Las celebraciones se llevarán a cabo todos los lunes a las 20.30 horas. El Seminario invita a todos los diocesanos a participar en la celebracion de cada lunes.

Dos obispos uruguayos visitan la diócesis de Canarias

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Del 10 al 14 de enero, la diócesis de Canarias recibe la visita de dos obispos uruguayos que estarán en Gran Canaria y Lanzarote, Mons. Arturo Fajardo, obispo de la diócesis de Salto, y Mons. Heriberto Bodeant, obispo de la diócesis de Canelones.

Todos los diocesanos están invitados a la celebración de la Misa en honor al beato uruguayo-canario, Mons. Jacinto Vera, que será oficiada por ambos obispos, este lunes 13 de enero a las 19.00 horas en la parroquia San José Obrero, en El Cruce de Arinaga.

Participarán la cónsul general del Consulado de Uruguay en Canarias y la oficial de Cancillería, además de autoridades del ayuntamiento de la Villa de Agüimes e integrantes de la asociación de Uruguayos de Gran Canaria y miembros de la comunidad parroquial.

Espacio de reflexión sobre el Jubileo 2025 en Lanzarote

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Bajo el título ‘La esperanza no defrauda’, se ofrece un espacio de reflexión para vivir el Jubileo 2025, para el arciprestazgo de Lanzarote – La Graciosa, en la parroquia San Ginés, Arrecife, Lanzarote, el lunes 13 de enero, a las 18.00 horas, a cargo del sacerdote y doctor en Teología Jesús Sastre. A continuación, rezo del santo Rosario y Eucaristía.
El jueves 16 la reflexión se ofrecerá en la parroquia Santa Elena, Playa Honda.

Retiran las coronas de la Virgen del Carmen y el Niño hasta la coronación canónica

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La parroquia de Ntra. Sra. del Carmen vivió un emotivo gesto el sábado, 11 de enero, durante la celebración de la Eucaristía, dentro de los actos de la coronación canónica. Se llevó a cabo el signo de retirar las coronas de la Virgen y el Niño como inicio de la feliz espera hasta el día en que Mons. José Mazuelos corone canónicamente a Ntra. Sra. la Virgen del Carmen de La Isleta. En su homilía, el párroco Agustín Sánchez citó la carta que el obispo ha dedicado como saluda en el programa de los actos previstos para la coronación canónica, destacando que “la coronación supone, en primer lugar, el reconocimiento a todo un barrio y a multitud de personas, hombres y mujeres, que a lo largo del tiempo han alimentado su fe en María, han trabajado día a día para transmitir la devoción a su Patrona y han puesto a los pies de su bella y bendita imagen sus oraciones para interceder por sus familias y allegados […] la celebración de la coronación de nuestra imagen debe ser un estímulo para que la vida de piedad que vivimos en torno a la Santísima Virgen del Carmen, nos ayude a todos a ser testigos de Cristo Resucitado. Que la celebración de este acontecimiento que vamos a celebrar en la Isleta nos de la fuerza para encender, en medio de nuestra sociedad, los cirios del compartir, del amor y de la luz de Dios.” Así mismo en otro momento del acto se recordaron las palabras de Mons. Francisco Cases, obispo emérito de Canarias, pronunciadas con motivo de la de retirada de coronas de Ntra. Sra. de Guía, previo a su coronación canónica en el año 2012 donde explicaba cómo “con este signo se trata de estimular el deseo de que vayas siendo coronada por la piedad, el amor y la sinceridad de corazón de tus hijos y de todos los que por medio de tu Imagen te veneran en el cielo y te tienen como Refugio y Fortaleza” Un día especial entre todos los que puedan recordarse en la expresión del amor, que este barrio de La Isleta le ha profesado a la Santísima Virgen desde su llegada en 1913. Al finalizar la celebración el equipo organizador de la coronación canónica quiso felicitar a la comunidad parroquial, allí presente con la donación de una edición en dos tomos de la versión actualizada de las misas de la bienaventurada Virgen María, Misal y Leccionario con las nuevas traducciones de las oraciones del Misal Romano y las lecturas del Leccionario de la Misa, para la Liturgia en un año tan especial para nuestra diocesis y toda la Iglesia por el Jubileo de la Esperanza. Acompañaron musicalmente la celebración el coro parroquial “Amigos del Carmen” y la soprano Inma Saavedra. Por otra parte el próximo viernes 17 de enero el sacerdote Luis María Guerra impartirá la conferencia: ‘María, Madre, Virgen y Reina’ Dentro del programa de formación y catequesis de la coronación canónica.

Este sábado comienza el octavario de oración por la unidad de los cristianos

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La Iglesia celebra la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos del 18 al 25 de enero de 2025 este año con el lema «¿Crees esto?» (Jn, 11, 26). El Pontificio Consejo para la promoción de la unidad de los cristianos y la Comisión fe y constitución del Consejo Ecuménico de Iglesias elaboran conjuntamente unos materiales para ayudar a la reflexión y para preparar las celebraciones del Octavario.

Materiales para la Semana de Oración por la Unidad

La Subcomisión Episcopal para las Relaciones interconfesionales y Diálogo interreligioso aporta diversos recursos para su celebración como son: el mensaje que firman los obispos de esta Subcomisión; unas reflexiones bíblicas y oraciones para cada uno de los días del octavario; una guía para las celebraciones eucarísticas de la Semana de oración; o un material para reflexionar preparado especialmente para acercar la Semana de Oración a los niños y adolescentes.

Diócesis de Jaén

Este año, además se conmemora el 1700 aniversario del primer Concilio Ecuménico, celebrado en Nicea,
cerca de Constantinopla, en el año 325 d. C. Es una oportunidad para celebrar juntos esta efeméride que nos une en la misma fe en Jesucristo Dios y hombre verdadero.

Este año la oración ecuménica se enmarca en el Jubileo de la esperanza y la celebración será presidida por el Obispo diocesano, Don Sebastián Chico Martínez. Tendrá lugar en el Sagrario de la Catedral. Será el viernes 24 de enero a las 19:30 horas. Como otros años contamos con la colaboración con el Movimiento de los Focolares de Jaén. Desde la Delegación de Ecumenismo anima a participar a esta oración.

Este domingo, Infancia misionera: los niños que ayudan a otros niños

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“Comparto lo que tengo” es el lema de la Jornada de Infancia Misionera que celebramos el domingo 19 de enero de 2025.

Un día muy importante, en el que los niños están invitados a ayudar a los demás niños, especialmente a los que no tienen lo necesario para vivir o no conocen a Dios. Todos somos misioneros, y podemos ayudarles con nuestra oración y nuestro dinero.

Con esta Obra Pontificia, el Santo Padre implica a los niños del mundo para ayudar a otros pequeños como ellos en las misiones. Y cuenta también con adultos comprometidos, para que los misioneros sigan proporcionando educación, salud y formación cristiana a más de 4 millones de niños en 120 países.

“A los débiles, especialmente a los niños, debemos darles lo mejor que tenemos”
Papa Francisco

Materiales de la Jornada de Infancia Misionera 2025

Enlaces de interés

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