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Homilía en el II Domingo del Tiempo Ordinario

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Homilía del arzobispo de Granada, Mons. José María Gil Tamayo, en la Eucaristía celebrada en el II Domingo del Tiempo Ordinario, el 19 de enero de 2025, en la S.A.I Catedral, y Jornada de Infancia Misionera.

Queridos sacerdotes concelebrantes y diácono;
queridos seminaristas;
queridos hermanos y hermanas:

Como os decía al comienzo de esta celebración, estamos ya en el tiempo ordinario en que vamos a ir recorriendo los grandes misterios de Cristo, especialmente su predicación, sus milagros. Hemos dejado atrás, en este año ya comenzado con el Adviento, esas manifestaciones del Señor. Nos preparábamos para la manifestación en la Navidad en la humildad de nuestra carne, en nuestra pequeñez, en nuestra debilidad del Verbo que se ha hecho carne, asumiendo nuestra naturaleza, haciéndose igual a nosotros excepto en el pecado; asumiendo nuestra realidad, para redimirla, para hacernos hijos e hijas de Dios, mediante el Misterio Pascual.

Después, hemos vivido esa manifestación de Dios a los pueblos gentiles en la figura de los magos, de aquellos buscadores de Dios que se encuentran esa paradoja cristiana con un niño en el pesebre, con María, la madre de Jesús, y le adoran y le ofrecen sus dones, y nos muestran así la universalidad de la salvación. Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.

Hemos visto también el pasado domingo la fiesta del bautismo del Señor, en la que hemos escuchado en esa teofanía la presencia, en la presencia del Espíritu, la voz del Padre que nos muestra al Hijo en ese momento de humildad, de conversión en quien no tiene pecado, y hemos escuchado esa voz: “Este es mi Hijo Amado, escuchadLe”.

Y hoy, en estas escenas que nos traen la Palabra de Dios. Por una parte, el texto del profeta Isaías, que se dirige a Jerusalén, a la que considera desposada con Dios. Es el símbolo de Israel. Es el resumen del pueblo escogido, la ciudad de Jerusalén, Sión. Hacia ella confluye toda la plegaria y toda la vida religiosa del pueblo elegido. El pueblo elegido que se considera el pueblo de la alianza, con quien Dios establece una especial relación de amor, y esa relación de amor hoy nos la muestra el profeta. “Ya no te llamarán abandonada ni a tu tierra devastada, te llamarán mi predilecta, y a tu tierra desposada, porque el Señor te prefiere a ti, y tu tierra tendrá un esposo”. Nos muestra así el amor de Dios a su pueblo como el amor de un esposo a su esposa. Pero, hemos visto también en el texto evangélico, con esa presencia santificadora de Jesús en las bodas de Canaán, mostrándose realidad humana y elevándola a la dignidad de sacramento, pero que ya no es imagen del esposo que ama a su esposa, sino del amor de Cristo a su iglesia.

Y ese es el matrimonio cristiano. El desposorio cristiano es el amor de Cristo a su iglesia. La presenta ante Sí sin mancha ni arruga, ni nada semejante, nos dice el apóstol. La Iglesia es la esposa de Cristo. La Iglesia es Misterio. La confesamos también en el Credo. Y exige de nosotros una actitud de fe para interpretar a la Iglesia, para no verla sólo en clave humana, con nuestras debilidades que son innegables y manifiestas, como eran también las debilidades y los defectos de los propios apóstoles de Jesús.

Pero esta Iglesia, el nuevo pueblo de Dios, la nueva Jerusalén, que se encamina hacia la plenitud y que marcha en la historia, y que el apóstol nos dice que está llena de carismas, puestos al servicio de todos, como hemos escuchado en la segunda Lectura, tomada de la primera de Corintios: hay diversidad de dones, pero un único espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un solo servicio, el servicio al bien común. Y eso es la iglesia.

La Iglesia que está compuesta por hombres, que tiene sus defectos, sus pecados, como los vemos y los palpamos también en nosotros mismos. Nuestras debilidades, pero no es un obstáculo para que se manifieste la Gloria del Señor; para que esta iglesia la confesemos también, aparte de universal, católica y apostólica, fundamentada en los apóstoles de Cristo, y al mismo tiempo, la confesamos también que es Iglesia universal, que es santa.  Esa santidad hecha de la gracia de Dios y de la correspondencia humana. Esta Iglesia es la Iglesia de Jesucristo. No es una Iglesia de perfectos. Es una Iglesia de peregrinos y es una Iglesia formada también por hermanos nuestros que ya participan de la Gloria de Cristo, de la visión de Dios. Esa Iglesia triunfante de los santos y de todavía de gente que caminamos en la tierra. Y a nuestro lado también, aparte de los defectos, de las dificultades, de las lacras, de las debilidades manifiestas, hay también mucha santidad, hay mucha gente buena, hay muchos santos de la puerta de al lado, hay mucha gente que sigue a Jesús en todas las situaciones de la vida, incluso hay mártires en nuestro tiempo, que ofrecen su vida y sufren por su fe en Jesucristo.

Luego, este domingo -es un domingo en el que pedimos por la unidad de los cristianos de manera especial- que manifestemos y expresemos nuestra fe en la Iglesia, nuestro amor a la Iglesia, presidida por el Papa Francisco.

Pero, queridos hermanos, también en este día, esta imagen de la Iglesia, Cuerpo de Cristo, Esposa de Cristo, esta Iglesia nuestra también hoy acude a María. Ella, como nos ha mostrado el Evangelio, en esa manifestación de Jesús, que nos dice el evangelista en ese comienzo de la vida pública que se manifestó su Gloria, sus discípulos vieron su Gloria y al mismo tiempo creyeron en Él, aumentó la fe de sus discípulos.

De eso se trata, queridos amigos. Que a lo largo del año litúrgico vayamos pidiendo al Señor que aumente nuestra fe; que siguiendo sus enseñanzas vividas en nuestra vida ordinaria, nosotros aumentemos la fe en el Señor Jesús y la manifestemos con nuestras obras.

Queridos hermanos, nosotros también estamos necesitados como los esposos de Canaán. Y la Virgen es nuestra intercesora. Ella es la omnipotencia suplicante. Ella acude a Jesús porque está sirviendo, porque se percata de que lo iban a pasar mal aquellos esposos, precisamente el día de sus desposorios, cuando faltaba el vino, elemento esencial de la fiesta. “No tienen vino”, le dice Jesús. Y Jesús le contesta, ¿qué nos va a nosotros?, le viene a decir. Pero Jesús hará lo que le dice la Virgen. Y por eso, la Virgen no necesita más que dirigirse a los criados y decirles “haced lo que Él os diga”. Como resuena también en este domingo en nosotros esas palabras de la teofanía del bautismo de Jesús: “Escuchadle, este es mi Hijo Amado”. A nosotros se nos dice hoy por parte de María “haced lo que Él os diga”. Y también nosotros, en el agua incolora e inodora insípida de nuestra vida muchas veces, de nuestros días iguales, de nuestros defectos, de nuestra debilidad.

El Señor puede hacernos cambiar, el Señor puede producir el milagro de hacernos mejores, de hacernos santos, pero tenemos que poner de nuestra parte, aunque sea el agua solo, aunque sean esos pocos panes y esos pocos peces, para que logre el milagro. Pero el Señor ha querido necesitar de la colaboración nuestra para que vivamos lo que San Agustín dice, “Dios que te creó sin contar contigo no te salvará sin contar contigo”. Que al menos pongamos algo de nuestra parte, con la colaboración de nuestro amor, de nuestra voluntad, rendida ante el Señor. Y se producirá ese milagro cada día de ir siguiéndole en su camino, de ir siendo santos. Él no ha venido a llamar a los justos, sino a los pecadores. Y “no tienen necesidad de médicos, los sanos -nos ha dicho-, sino a los enfermos”, o sea nosotros.

Queridos amigos, a iniciar el tiempo ordinario, tomemos el camino cristiano, acudamos a Santa María, como lo hace el pueblo cristiano desde siglos. “Jamás se ha oído decir, dice la vieja oración cristiana, que ninguno de los que han acudido a Vos, implorando vuestro auxilio, reclamando vuestro socorro, haya sido abandonado de Vos. Animado con esta confianza, a Vos también acudo, Madre gloriosa y bendita”. Esa tiene que ser nuestra actitud. Y Ella hará que Cristo obre el milagro continuado, y hacernos que nos parezcamos más a Él.

Que los dones que ha puesto en nosotros, los sepamos vivir en la Iglesia, poniéndolos al servicio de los demás, amando a esta Iglesia esposa de Cristo, que es la nueva Jerusalén, la que aquí ya ha iniciado el camino y que lo completará en la Jerusalén del Cielo, junto al Señor, y a nuestros hermanos que nos preceden en la fe.

Acudamos con esta confianza y pidamos por la paz en el mundo. Hoy la oración colecta, le hemos dicho en ella al Señor, “oh Dios, que gobiernas a una vez tierra y cielo, escucha nuestra oración y concede a nuestros días la paz”.

Estamos necesitados, queridos hermanos, de la paz en el mundo, de la paz en medio de las guerras abiertas, la paz en nuestros corazones, de la paz y la concordia en nuestro país, para que cese la polarización, los enfrentamientos, no físicos, pero sí de desconfianzas, sí de un clima social de enfrentamiento, que hace ver en los adversarios legítimos, en esa pluralidad que hay y necesita la sociedad, los hace ver como enemigos cuando no es así, porque todos formamos un solo pueblo, llamados a vivir en el bien común.

Que así sea.

+ José María Gil Tamayo
Arzobispo de Granada

19 de enero de 2025
S.A.I Catedral de Granada

Homilía en la toma de posesión de dos nuevos capellanes en el cabildo de la Capilla Real

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Homilía del arzobispo, Mons. José María Gil Tamayo, en la Eucaristía de toma de posesión de dos nuevos capellanes en el cabildo de la Capilla Real, celebrada en este templo el 19 de enero de 2025.

Querido D. Manuel;
queridos capellanes reales;
querido Pablo;
querido José Carlos;
queridos hermanos, sacerdotes concelebrantes;
seminaristas;
familiares, amigos y todos los que os habéis dado cita en esta mañana del domingo, en esta celebración eucarística:

Como habéis escuchado al comienzo, estamos ya en el tiempo ordinario, este tiempo que nos hace mirar los grandes Misterios de la vida de Cristo, su predicación, su andar por Palestina, anunciando el Reino de Dios y, como nos dice la propia Sagrada Escritura, Jesucristo pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el mal.

Vamos a ir adentrándonos de manos del tiempo litúrgico. Como decía el Papa Benedicto XVI, nos muestra el año litúrgico la contemporaneidad de Cristo en nuestra vida. Nuestro Dios no es un Dios lejano. Hemos celebrado el Misterio de la Navidad en esa manifestación de Dios en la humildad de nuestra carne, en la que nos ha hecho partícipes por Su Encarnación, pasión, muerte y Resurrección. Hemos visto también esa teofanía del Bautismo del Señor en que el Padre nos invita a escuchar a Su Hijo Amado. Y hemos visto también esa manifestación que nos muestra la universalidad de la fe. Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.

Y ahora, ya con el inicio del tiempo ordinario, se nos dirige la mirada también al Misterio de Cristo y que hoy hemos contemplado por una parte en las lecturas bíblicas el amor de Dios a su pueblo, casi en esa imagen de desposorio en que muestra al pueblo de Israel como el pueblo, y especialmente a Jerusalén, que se convierte así para el modelo -modelo de la Iglesia, modelo también de esa Jerusalén celestial que en la Sagrada Escritura se nos presenta como la cima, como la meta a la que llegamos, en la que Dios lo es todo en todos, su templo es el Cordero.

Queridos amigos, estamos envueltos en el misterio; en el misterio de la Presencia de Dios. Y hemos escuchado también ese pasaje del Evangelio con el que se inicia, Padre Evangelista Juan, la vida pública de Cristo, esa invitación a las bodas de Canaán en la que asiste también la Virgen Santísima. Y hemos visto ese mostrarse como madre de la Virgen, que, seguro, que se percata de la falta de vino, porque está sirviendo, porque está echando una mano, porque está ayudando a aquellas familias que celebran los desposorios de sus hijos. Y la Virgen se percata de la falta. Y acude a su hijo. Y acude con la omnipotencia suplicante de una madre. No tienen vino. Y Jesús, con esas respuestas que en el Evangelio a veces se muestran de Jesús, “¿qué tengo yo que ver? Aún no ha llegado mi hora”, tan importante en el Evangelio de Juan. Pero María, que entiende perfectamente a Cristo, se dirige a aquellos criados y les dice “hacer lo que Él os diga”. Como recordamos también, “este es mi Hijo Amado, escuchadLe, hacen lo que Él os diga”. En definitiva, Jesucristo se ha convertido en el modelo, en la vocación suprema del hombre. Tenemos que ser como Él, tenemos que hacer lo que nos dice, tenemos que vivir como Él nos muestra. Y esa es nuestra vida, la vida del cristiano.

Y al mismo tiempo que se produce ese milagro en que Jesús cambia el agua en vino, hasta el punto de ser ese vino de alta calidad, que el experto presente en la boda les dice que cómo han dejado el vino bueno para el final. Jesús también sabrá cambiar la pequeñez, la debilidad. Nuestra vida muchas veces incolora, inodora, insípida, la sabrá cambiar. En ese vino oloroso de virtudes, en esa coherencia de vida cristiana, no son obstáculos nuestra pequeñez, nuestra debilidad, nuestros defectos, porque con la ayuda de Dios lo podemos.

Luego, comencemos, queridos hermanos, este tiempo ordinario poniendo nuestra vida de cada día en las manos de Dios, sabiéndonos amados, porque Dios nos ama. En esta comunidad cristiana que es la Iglesia, en la que hay diversidad de carismas, como hemos escuchado en el texto de la primera Carta a los corintios de San Pablo, que ha sido proclamada. Cada uno tenemos una función. No somos una clase pasiva en la Iglesia. Cada uno puede aportar en su condición y estado, para el enriquecimiento mutuo de todos, para vivir realmente como pueblo de Dios, amado por Dios y en esta vida ordinaria.

Y en esta ceremonia, en esta celebración, en este tiempo ya de tiempo ordinario, van a tomar posesión de esta capellanía dos sacerdotes queridos por nosotros, de nuestra Iglesia de Granada: don José Carlos y don Pablo. Tienen ya una trayectoria sacerdotal, una preparación intelectual, una vida ya de entrega en la vida eclesial, en sus correspondientes funciones a lo largo de sus años de sacerdotes y ahora en su vida actual también. Y vienen a reforzar. Vienen a unirse a este cabildo histórico de nuestra Iglesia particular de Granada. Yo le doy las gracias y lo hago públicamente a don Manuel, porque está al frente de este cabido y está con todas sus fuerzas y con toda su entrega. Y al mismo tiempo, añadiendo y añadiendo un valor añadido, el de su preparación, el de su experiencia, el de su vida, dejándosela por esta capilla, por esta Iglesia tan significativa no sólo para nosotros, para Granada, sino también lo que significa por acoger las reliquias de Isabel la Católica y los restos de los Reyes que dan comienzo a toda una dinastía y a todo un cambio en la historia de España y de América Latina, de Hispanoamérica, como queráis.

Como habéis oído en el inicio, también en la lectura del nombramiento, la significación de la capellanía no es simplemente y no es un honor sin más, sino que es algo mucho más, es un cometido, es una misión. Es una misión en que el Obispo está obligado a salvaguardar la herencia recibida, pero, al mismo tiempo, hacerla presente para los hombres y mujeres de nuestro tiempo, de nuestra Iglesia, conformada, ciertamente, en sus orígenes apostólicos por san Cecilio, en la mirada a esos inicios de la fe cristiana entre nosotros, pero también a esa refundación de nuestra Iglesia tras la toma y la conquista de Granada y en una sucesión ininterrumpida de sus Obispos cuidando la fe de nuestro pueblo. Esa fe que da razón de ser a nuestra impronta, a nuestra historia, a nuestra manera de ser, a nuestras costumbres, pero, al mismo tiempo, nos da la fuerza y la vitalidad para vivirla y actualizarla en el presente y transmitirla a las generaciones futuras.

Queridos Pablo y José Carlos, no vais a ser guardianes de un museo. No vais a ser custodios de unos restos sin más en una dinastía. Vais a ser depositarios de unos valores, que tenéis que custodiar y que manifestar y que transmitir con creatividad a los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Unos valores basados en la fe cristiana. Unos valores que traen unas consecuencias para la vida en concordia, y en paz y en respeto a la dignidad de la persona, como lo supo hacer la Reina Católica.

No se trata de una mirada al pasado para conservar, sino una difusión hecha vida y hecha creatividad para cristianos del siglo XXI, de amor profundo a su patria y a su unidad; de amor profundo a la Iglesia como cuerpo de Cristo, Esposa de Cristo, Pueblo de Dios; un amor a la universalidad de la fe, que no se queda reducida a una casta o a un pueblo, sino que está ofrecida a todos los hombres y mujeres esa salvación que ha traído el Señor Jesucristo y que es, al mismo tiempo, el factor determinante de la grandeza del hombre, el factor determinante de humanidad plena, que es lo que trae consigo la civilización cristiana extendida por la Reina Isabel.

Queridos hermanos, ese depósito lo debéis de transmitir con el aporte personal junto con el cabildo, no sólo conservando un patrimonio histórico excepcional y único, sino explicando su significación y, sobre todo, actualizándola, porque eso se traduce en valores irrenunciables que hemos de vivir como Iglesia en catolicidad, universalidad, en respeto y, al mismo tiempo, en exaltación del valor de la dignidad humana y, a la vez, en el amor a la patria; el amor a la patria que tiene unas consecuencias de concordia y de paz en un mundo complejo como el nuestro. Estamos asistiendo, hoy ya, en estos días, en esta semana, a acontecimientos determinantes, desde la tregua en la guerra de Gaza e Israel hasta la toma de posesión de un nuevo presidente en la nación más importante del mundo.

Y le hemos pedido al Señor (si habéis estado atentos) que Dios que gobierna con su poder cielo y tierra nos conceda la paz en nuestros días. La paz es una consecuencia de la justicia. La paz es consecuencia del respeto y, al mismo tiempo, condición para el respeto de los derechos humanos fundamentales en todo nuestro mundo. Concordia, que hemos de pedir también para nuestra nación, muchas veces convulsa por diferencias políticas, que hace que unos y otros de adversarios sean considerados enemigos y se genere un clima de enfrentamiento.

El legado de esta iglesia, el legado de su historia es el de unidad, concordia, respeto a la persona humana y, al mismo tiempo, propuesta de la universalidad de la fe a todos los hombres y mujeres de nuestro mundo, para llevar el Evangelio, la condición -vuelvo a repetir- de la grandeza del hombre. Y eso también vale para nuestra sociedad de Granada, porque en ella está regado el cristianismo y ella no se entiende a sí misma ni podrá progresar auténticamente sin la vivencia, sin el respeto, sin la implicación en la defensa de esos valores que ha traído la fe cristiana que salvaguardó nuestra Reina.

En esta jornada, en este domingo, nosotros también acudamos a Santa María. Nosotros también tenemos carencias, tenemos debilidad, tenemos pecado, tenemos defectos. Nosotros también muchas veces, Madre Nuestra, nos quedamos faltos del vino que da alegría a nuestra vida.

Nosotros también necesitamos Tu intercesión poderosa y recordando la vieja oración cristiana: “Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a Vos implorando vuestro auxilio y reclamando vuestro socorro haya sido abandonado de Vos”.

Pues, con esa confianza, como dice la oración, también acudimos a Ella pidiendo por estos hermanos nuestros y pidiendo por nuestra Iglesia, por el Papa Francisco, por nuestro mundo, para que la paz y la concordia, como le hemos pedido al Señor en la oración colecta, esté presente en nuestros días.

Así sea.

+ José María Gil Tamayo
Arzobispo de Granada

19 de enero de 2025
Capilla Real de Granada

La Santa Misa de Canal Sur alcanzó, el domingo pasado, un nuevo récord de audiencia

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Se retransmitió desde la capilla del Gran Poder, de Dos Hermanas, en Sevilla, y alcanzó nada menos que el 16´8% de cuota de pantalla, el porcentaje más alto de los último 15 meses

 

La retransmisión de la Santa Misa en Canal Sur Televisión sigue ofreciendo unos resultados magníficos de audiencia, como atestiguan los datos ofrecidos por la última emisión, la del domingo 19 enero. Ese domingo, se alcanzó el mejor resultado de audiencia de los últimos 15 meses y fue líder con una cuota de pantalla del 16,8%, una media de 119.000 espectadores y una acumulada de 184.000 espectadores. Esa celebración de la Santa Misa tuvo lugar en la capilla del Gran Poder, de Dos Hermanas, en la provincia de Sevilla. La Hermandad del Gran Poder ha venido celebrando el 125 aniversario de su fundación y la Eucaristía del domingo 19 de enero puso fin a los actos de conmemoración.

Desde que comenzaron las retransmisiones de la Santa Misa en Canal Sur TV, en tiempo de pandemia, los índices de audiencia han puesto de manifiesto siempre la buena acogida de este servicio público que presta Canal Sur, que permite que enfermos e impedidos puedan participar de la celebración de la Eucaristía desde sus casas. Pero, además, son muchos los andaluces que se suman a la retransmisión para seguir la celebración de la Misa, desde todas las diócesis de Andalucía y desde otros lugares de España y del mundo, a través de Canal Sur Más.

Los índices de audiencia lo indican, con cifras que siempre son de dos dígitos en cuota de pantalla y que colocan al programa La Santa Misa normalmente entre los más seguidos, a veces el que más, en esa franja de la mañana del domingo.

En estas retrasmisiones, además de participar en la Misa, se comparten celebraciones importantes que acontecen en parroquias, hermandades o instituciones, con motivo de aniversarios, acontecimientos, fiestas o momentos del calendario litúrgico. Desde que se pusieron en marcha, esa buena acogida de la audiencia se ha mantenido siempre.

En la última reunión de la Asamblea de Obispos del Sur, celebrada en Córdoba en octubre de 2024, los obispos de las diócesis de Andalucía se hicieron eco de la buena acogida de estas retransmisiones, y agradecían “a Canal Sur este servicio público que prestan”, al tiempo que recordaban que es necesario contar con la autorización diocesana para retransmitir la Misa en cualquier medio de comunicación, según las últimas orientaciones de la Conferencia Episcopal.

El próximo domingo, la retrasmisión de la Santa Misa en Canal Sur será desde la parroquia de la Quinta Angustia, de La Puebla de Don Fadrique, en el norte de la provincia de Granada. La Puebla de Don Fadrique es uno de los pueblos más grandes de la diócesis de Guadix y celebran, durante 2025, los 500 años de la imposición de este nombre a la localidad. Desde entonces, La Puebla ha mantenido su fe y sus tradiciones, sobre todo su devoción a las Santas Alodía y Nunilón, como se podrá comprobar el domingo 26 de enero, a las 10 de la mañana, a través de Canal Sur TV.

 

Antonio Gómez

Odisur

Monseñor José Rico Pavés ordena a dos nuevos diáconos de la Congregación de los Sagrados Corazones

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La celebración tuvo lugar este sábado 18 de enero a las 12:30hrs en la parroquia de San Pablo de Jerez de la Frontera, templo cuya labor pastoral tiene encomendada la Congregación de los Sagrados Corazones en la Iglesia Asidonense.

PINCHA AQUÍ PARA VER LA CELEBRACIÓN COMPLETA

En la jornada de este sábado 18 de enero, la Iglesia Asidonense estaba de fiesta, ya que la parroquia de San Pablo de Jerez de la Frontera acogió la ordenación de dos diáconos de la Congregación de los Sagrados Corazones. Presidida por Monseñor José Rico Pavés, Obispo de Asidonia-Jerez, el prelado estuvo acompañado de muchos fieles y familiares que quisieron acompañar en este día tan importante a Benjamín y Remy.

En la homilía, el prelado mencionando el Evangelio que se proclamó, ha recordado como el Señor nos llama a cada uno de nosotros, y en este caso a Benjamín y Remy, los cuales dijeron sí al Señor y de esta forma a pesar de las turbaciones que puedan venir, siempre en la Palabra de Dios encontramos la luz, la roca y refugio como también se ha expresado en el Salmo. Igualmente, ha destacado como hacía Cristo, Él todavía sigue llamando, como a estos dos jóvenes que tras su sí Cristo ha transformado y seguirá transformado su vida.

Por otro lado, ha mencionado la misión que tiene los diáconos que no es otra que el servicio, que debe hacerse derramando esperanza. Por ello, el prelado ha recordado a Benjamín y Remy que cuanto más se acerquen al corazón de Cristo serán portadores de su esperanza. Asimismo, ha subrayado la providencia de celebrarse esta ordenación cuando la liturgia nos trae el milagro de las bodas de Caná, momento donde el Señor nos muestra que es el Salvador del mundo y la meta de nuestra felicidad.

En otro orden de ideas, el Sr. Obispo de Asidonia-Jerez ha agradecido a la Congregación su presencia en la Diócesis, ya que sin ella nuestra Iglesia diocesana sería distinta. Asimismo, ha dado gracias por elegir nuestra Diócesis para vivir este momento tan importante para la Congregación como es la ordenación de dos nuevos diáconos. Igualmente, ha mencionado a la Virgen María, la cual es ejemplo para todos los cristianos, madre nuestra.

Por último, Monseñor Rico Pavés, les ha recordado a Benjamín y Remy que su servicio sea puerta para aquellos que piensan que Cristo ya no está presente en nuestro mundo, y de esta forma vayan conformando su corazón como el corazón de Cristo para llegar a la misión a la que el Señor les llama que es el sacerdocio.

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El arciprestazgo de Lucena-Cabra-Rute celebra un encuentro jubilar

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En torno a la Virgen de Gracia de Benamejí, se dieron cita más de quinientas personas

El Santuario de la Virgen de Gracia de Benamejí fue el pasado sábado, 18 de enero, el punto de encuentro jubilar para más de 500 feligreses del Arciprestazgo de Lucena-Cabra–Rute convocados por el Año Jubilar “Peregrinos de la Esperanza», proclamado por el Papa Francisco.

Fieles de todas las parroquias que comprenden esta zona de la Diócesis pudieron compartir una jornada de oración, convivencia y fe, a través de la celebración de la santa misa, el rezo del santo rosario y charlas catequéticas.








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La Ribera de Molina da gracias a Dios por los sacerdotes y religiosos hijos del pueblo

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El obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes, celebró el viernes la Eucaristía en la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús de Ribera de Molina, una misa para dar gracias a Dios por los casi ciento setenta sacerdotes, religiosos y religiosas nacidos en esta pedanía de Molina de Segura a lo largo de la historia, y en la que también participaron algunos párrocos que han servido en esta parroquia en los últimos años. «Este es uno de los pueblos de España con más vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada, siendo hijos de la misma parroquia», asegura el párroco, Brian Palao. En esta celebración se oró especialmente al Señor para que siga enviando trabajadores a su Iglesia.

Al término de la Eucaristía, la asociación de mayores Sagrado Corazón de Ribera de Molina entregó a cada uno de los sacerdotes, religiosas y religiosos ribereños, o un representante de estos, una medalla en recuerdo de este día y gratitud por su labor pastoral, entrega y servicio a la Iglesia. Además, varias religiosas compartieron sus testimonios. Para Mons. José Manuel Lorca Planes fue «muy emocionante» escucharlas y conocer «cómo llegaron a la fe, a conocer a Dios, incluso a consagrar sus vidas, gracias a la vida entregada de una religiosa de esta pedanía», que estuvo junto al pueblo de Timor (Indonesia) durante tres guerras, al servicio de los hermanos.

En el exterior del templo se descubrió una placa conmemorativa en recuerdo y agradecimiento a los sacerdotes y religiosos hijos de este pueblo y de entre los que se destacó al beato Fulgencio Martínez García, cuyas reliquias se encuentran en una capilla de esta iglesia. La vida de este ribereño, sacerdote terciario franciscano, que fue martirizado en 1936, se distinguió por su fidelidad a la fe, apostolado y devoción al Sagrado Corazón de Jesús, y por su entrega a los feligreses.

En este día, también se presentaron ante Mons. José Manuel Lorca Planes los nuevos miembros del Consejo Parroquial de Pastoral.

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“Espero en tu Palabra” – Domingo de la Palabra de Dios 2025

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El Domingo de la Palabra de Dios -que este año se celebra el 26 de enero– es una iniciativa profundamente pastoral con la que el Papa Francisco quiere hacer comprender cuán importante es en la vida cotidiana de la Iglesia y de nuestras comunidades la referencia a la Palabra de Dios, una Palabra no encerrada en un libro, sino que permanece siempre viva y se hace signo concreto y tangible.

El lema elegido por el Santo Padre para la edición de 2025, dentro del Año Jubilar, es un versículo del Salmo 119, “Espero en tu Palabra” (Sal 119,74). Se trata de un grito de esperanza: el hombre, en el momento de angustia, de la tribulación, del sin sentido, grita a Dios y pone toda su esperanza en Él.

El Dicasterio para la Evangelización de la Santa Sede nos propone un Subsidio pastoral como una ayuda que se ofrece a las comunidades parroquiales y a cuantos se reúnen para la celebración de la santa Eucaristía dominical, para que este Domingo sea vivido intensamente.

Este Subsidio, presentado por Mons. Rino Fisichella (Pro-Prefecto del Dicasterio para la Evangelización), incluye la reflexión “La Palabra de Dios: fuente de esperanza”, de Dom Mauro-Giuseppe Lepori (Abad General de la Orden Cisterciense) y la Lectio Divina “Espero en tu Palabra” (Sal 119,74) por la profesora Rosalba Manes (profesora de Teología bíblica en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma)… incluye unas Propuestas pastorales para este día y el resto del año.

Asimismo, incluye una propuesta de adoración bíblica y un esquema para la celebración eucarística.

PREPARAR EL DOMINGO DE LA PALABRA DE DIOS

Para vivir activamente el Domingo de la Palabra de Dios es importante que los preparativos se extiendan del nivel espiritual (oración personal y comunitaria) al material (adecuada programación). De hecho, para favorecer el encuentro con Dios en su Palabra, es necesaria una preparación espiritual, pidiendo la apertura del corazón para aquellos a quienes será proclamada la Palabra. En consecuencia, los preparativos para programar la iniciativa implican que se parta de la oración individual y comunitaria. Sugerencias:

  • Una semana antes del Domingo de la Palabra de Dios, incluir en la oración de los fieles una intención dedicada a este motivo.
  • Prever en la comunidad un momento de Adoración al Santísimo Sacramento que se ofrezca por la celebración del Domingo de la Palabra de Dios.
  • Hacer momentos de Catequesis Bíblica.

PARA VIVIR EL DOMINGO DE LA PALABRA DE DIOS

Celebrar la Santa Misa de este Domingo de modo solemne, según la petición del Papa Francisco. En efecto, el lugar privilegiado del encuentro entre la comunidad cristiana y la Palabra de Dios es la celebración eucarística. La Carta Apostólica Aperuit Illis, en el n. 3, presenta algunas sugerencias:

  • Será importante que en la celebración eucarística se pueda entronizar el texto sagrado, para hacer evidente a la asamblea el valor normativo que tiene la Palabra de Dios.
  • En este domingo, en modo particular, será útil evidenciar su proclamación y adaptar la homilía para resaltar el servicio que se da a la Palabra del Señor.
  • Los Obispos podrían en este Domingo, celebrar el rito de la institución del Ministerio de Catequistas y también de Lectorado, para recordar la importancia de la proclamación de la Palabra de Dios en la liturgia.
  • Los párrocos podrían valorar la posibilidad de entregar la Biblia, o una parte de ella, a toda la asamblea, para hacer ver la importancia de continuar en la vida cotidiana la lectura, la profundización y la oración con la Sagrada Escritura, con una particular referencia a la Lectio divina.
  • Hacer especial mención, en la oración de los fieles, a la unidad de los cristianos, pues celebrar el Domingo de la Palabra de Dios expresa un valor ecuménico.

DURANTE TODO EL AÑO

Conviene recordar que el desarrollo de este programa no es una finalidad en sí misma para este Domingo. Es necesario favorecer, más bien, el encuentro continuo, personal y comunitario con la Palabra de Dios. Sabemos bien que escuchar, compartir, vivir y anunciar la Palabra de Dios no es una tarea de un solo día, sino de toda nuestra vida. Podría ser de ayuda promover diversas iniciativas bíblicas durante el año y ofrecer una oportunidad de formación permanente a los fieles.

Formación de lectores: Es fundamental que las comunidades eclesiales se empeñen en la formación de los fieles que ejercitan el servicio de lectores en las Celebraciones Litúrgicas, para que ellos sean verdaderos anunciadores de la Palabra con una preparación adecuada, así como se realiza usualmente con los acólitos o los ministros extraordinarios de la Comunión.

Llevar la Palabra “en tu bolsillo”: Así sugiere el Papa Francisco: «Tened el hábito de llevar siempre un pequeño Evangelio en el bolsillo, en la bolsa, para poderlo leer durante el día». Existen diversas ediciones del Nuevo Testamento o del Evangelio, en volúmenes ligeros, versiones de bolsillo, que fácilmente se pueden llevar en las bolsas o mochilas y que podemos llevar siempre con nosotros.

Llevar la Palabra en tu teléfono móvil: Se puede tener fácilmente la Biblia en tu teléfono móvil para consultarla en cualquier momento, existen varias aplicaciones y páginas de internet en diferentes idiomas, no solo con la Biblia sino también con las lecturas de la Santa Misa de cada día, páginas donde se puede leer o escuchar la Palabra de Dios, páginas con comentarios y reflexiones de la misma. Se puede activar también un recordatorio en tus notificaciones para tener un momento al día de encuentro con la Palabra de Dios, de tal modo que te acompañe donde quiera que vayas.

Grupo bíblico: Se podría organizar un grupo en la comunidad eclesial, con reuniones semanales o mensuales, que tenga momentos formativos o culturales de profundización de la Sagrada Escritura, y momentos de Lectio divina comunitaria. Los encuentros conviene que sean adaptados según las características del grupo (edades, madurez espiritual, etc.).

Rosario meditado: Otra fuente para orar con las Escrituras es la variedad de oraciones católicas tradicionales, como el Rosario. Este es una oración evangélica con marcada orientación cristológica, definida por San Juan Pablo II como «compendio del Evangelio». De hecho, tiene un carácter esencialmente contemplativo, pues nos hace entrar en la meditación de los misterios de la vida del Señor, acompañados de Aquella que fue más cercana al Señor. Para dar fundamento bíblico y mayor profundidad a la meditación, es útil que la enunciación del misterio vaya acompañada por la proclamación de un pasaje bíblico correspondiente. Es oportuno además que, después de esto, hagan una pausa por un momento para fijar la mirada en el misterio meditado, antes de iniciar la oración vocal (cfr. Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae, n. 30-31).

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Semana Arciprestal de Formación en Santa Cruz de La Palma dedicada al «acompañamiento»

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Del 29 al 31 de enero, la parroquia de San Francisco de Asís, en Santa Cruz de La Palma, acogerá la Semana Arciprestal de Formación bajo el título: “Testigos del camino. Introducción al ministerio del acompañamiento”.

En esta ocasión, las jornadas contarán con la presencia del jesuita Javier Castillo Rodríguez, quien abordará diferentes aspectos del “acompañamiento”, uno de los objetivos del presente Plan Diocesano de Pastoral.

Javier Castillo Rodríguez, sj, es natural de Bogotá, en Colombia y su ministerio pastoral ha estado orientado al servicio de los más desfavorecidos.

Desde 2003 reside en España, colaborando con ALBOAN, con el Centro Ellacuría de Bilbao y con los Centros Fe-Cultura-Justicia en Pamplona y en Las Palmas de Gran Canaria.

También ejerce de Asistente Eclesiástico nacional de las Comunidades de Vida Cristiana (CVX).

Las diferentes sesiones se realizarán de 19.00 h a 21.00 h. Asimismo, cada día habrá celebración de la Eucaristía a las 18.15 h., en San Francisco.

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Aplazada la toma de posesión del templo parroquial de El Gastor

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Este 24 de enero a las 19hrs tendrá lugar la toma de posesión del nuevo párroco de El Gastor, el sacerdote D. Jorge Ignacio Pérez Olarte.

Tras el inicio del curso, Monseñor José Rico Pavés, Obispo de Asidonia-Jerez, comenzaba a visitar las distintas parroquias de la Diócesis donde se llevaba a cabo una celebración de toma de posesión. Una Eucaristía especial, ya que la feligresía de cada lugar despedía a su párroco y daba bienvenida a otro.

Este viernes 24 de enero, el prelado visitará otra de estas parroquias que celebrará una toma de posesión. Hablamos de El Gastor, donde a las 19hrs el Sr. Obispo de Asidonia-Jerez presidirá la Eucaristía donde se despedirá la comunidad parroquial de D. Javier Ramírez, dará la bienvenida a D. Jorge Ignacio Pérez.

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Presentada la Santa Misión de los enfermos del Señor de la Salud de Cabra

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Después de tres años, el Señor de la Salud volverá a recorrer las calles para visitar a los enfermos

La Hermandad penitencial del Rocío de Cabra presentó el pasado fin de semana, la Santa Misión del Señor de la Salud, en el salón de actos del Centro Filarmónico Egabrense. El objetivo principal de esta santa misión es llevar al Señor de la Salud a todos los hogares que precisen de su presencia, principalmente aquellos donde sus miembros estén sufriendo alguna enfermedad, como ya hicieron en el año 2022, aunque en esta ocasión, los recorridos serán diferentes para dar la oportunidad a más familias de que el Señor pase por su casa y por otras calles de la ciudad.

La hermandad tiene previsto visitar todos los centros sanitarios de la ciudad, desde el centro de salud Antonia Mesa, Faisem, Fundación Promi, Hospital Infanta Margarita y Residencia de las Hermanas de los Ancianos Desamparados.

Todas las parroquias de Cabra y la colaboración de las hermanas franciscanas, servirán para recibir todas aquellas peticiones de familias que soliciten la presencia del Señor de la Salud y la visita a sus hogares.

La santa misión se iniciará el domingo 9 de febrero, cuando la cruz de guía de la hermandad abra las puertas de San Juan Bautista, finalizando la misma el domingo 16 partiendo desde la Parroquia de San Francisco y San Rodrigo hasta su sede canónica en el barrio del Cerro.

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