
El final de un curso nos trae, al menos en lo que concierne a los centros educativos, el comienzo de las matriculaciones para el siguiente período docente. Es lo que sucede, por ejemplo, con la Facultad de Teología San Isidoro de Sevilla, en cuyo plazo de matriculaciones ya nos encontramos. Su decano, Manuel Palma, ha sido testigo privilegiado de un recorrido a veces vertiginoso que sitúa la facultad sevillana en la vanguardia de la formación en Teología. Destaca cómo el centro ha adaptado su oferta a unas necesidades y situaciones muy diversas, con la finalidad de dar respuesta a las demandas formativas de un mayor número de personas.
¿La facultad está en el punto que se esperaba cuando la Santa Sede le dio un reconocimiento oficial?
Estamos en un punto muy bueno de esta institución, en el que se han superado las propias expectativas de los que tuvimos ocasión de iniciar este proyecto. Cuando la facultad comenzaba, teníamos en torno a ciento ochenta alumnos. Hoy son más de mil cuatrocientos. Seis años después, se ha multiplicado por mucho este número. Esto es un signo, sólo un signo, pero un signo muy palpable.
¿Cómo mira al futuro la facultad?
El plan estratégico que acabamos de aprobar, y que orienta los cinco próximos años en la vida de la facultad, es un buen instrumento para saber hacia dónde queremos caminar. En primer lugar, y partiendo de la educación como fundamento de nuestra institución, en dos claves fundamentales: la docencia y la investigación. Dos claves que van de la mano y que implican favorecer la excelencia en el campo docente y también los recursos y medios para que nuestra oferta académica llegue cada vez a más gente y a más lugares. Al mismo tiempo, promover que los profesores puedan tener un tiempo de investigación y desarrollar esta tarea también en ámbitos y en revistas especializadas, y a través de la participación en congresos y jornadas nacionales e internacionales. Esto supone una inversión fuerte de tiempo, dedicación y formación.
¿El reto de la interdisciplinariedad es algo consustancial a la razón de ser de la facultad?
La Teología no es una ciencia aislada, se desarrolla en el diálogo con otras materias y saberes, y la facultad tiene que ser un punto de encuentro de todas esas realidades. Una Teología que el papa Francisco llamaba a que fuera como una especie de laboratorio cultural providencial. Pues nuestra facultad está llamada también a ser un foco de difusión de una cultura cristianamente inspirada.
A nadie debe extrañar que surgiera un centro de este tipo precisamente aquí, en Sevilla
Es importante el ámbito de la contextualidad. El hecho de que Sevilla tenga una Facultad de Teología no es ajeno a su propia identidad. Esto le da una identidad propia, que nace del contexto en el que se hace la Teología, y creo que también es un punto de referencia importante.
Mirando al futuro ¿Qué tipo de facultad atisba?
Una facultad que promueva esa educación desde la docencia y la investigación, que promueva una cultura cristianamente inspirada en diálogo con otros saberes, y que se reconozca en su identidad a partir del lugar donde hace Teología.
Para que haya un alumnado interesado, que vea cumplidas sus expectativas, es necesario un claustro de profesores a la altura de esas exigencias
Gracias a Dios tenemos un profesorado joven, un claustro con dieciséis profesores con dedicación exclusiva a la docencia, y son cincuenta los que forman parte de este claustro. Profesores formados, muchos de ellos, en ateneos importantes de Roma y otras ciudades del mundo, y que están a disposición de los alumnos, especialmente en el acompañamiento de los propios ejercicios de investigación, como los TFG, las tesis de licencia, de doctorado, etc.
Recientemente, además, ha incorporado a profesores procedentes de otras diócesis españolas y del extranjero
La facultad invita cada año a profesores que vienen a hacer unas asignaturas intensivas, normalmente para los ciclos de máster y doctorado, con los que de alguna manera se nos permite abrir el horizonte a otro contexto y ámbito de docencia. Son profesores muy interesantes, este año vienen invitados del Boston College, de Italia y de otros lugares.
En seis años se ha conseguido presentar una oferta académica flexible y amplia
Son muchos los ámbitos de la oferta académica en los que seguimos trabajando: ciclos oficiales de grado, máster y doctorado en Teología y Ciencias Religiosas -en esta segunda modalidad, presencial y a distancia-, los títulos propios y también el desarrollo de los programas de DECA y el nuevo programa de cursos plenamente online que se inicia con Doctrina Social de la Iglesia.
¿Por qué merece la pena dedicar parte de nuestro tiempo a estudiar Teología?
La Teología nos acerca al misterio de Dios, y nos permite ponernos frente a Aquel que funda nuestra propia realidad, donde se encuentra la razón de nuestra propia existencia y el sentido de nuestra vida. De ese modo, porque Dios es el origen de todo, nos permite una mirada amplia a la realidad, en un tiempo en el que las ciencias buscan el conocimiento parcial y así se desarrollan y consiguen sus éxitos, la Teología promueve una mirada que desborda ese horizonte particular y nos acerca a contemplar la realidad como Dios la mira. De manera que el ejercicio de la Teología no es un ejercicio sólo teórico, sino que entronca con nuestros deseos con nuestros anhelos más profundos y, de ese modo, con lo que el corazón desea.
¿Estamos en pleno período de matriculaciones?
Sí. Puede hacerse desde el 23 de junio, aunque desde antes estaba la información en la página web (sanisidoro.es), en el teléfono de la facultad (954231313) y a través de la dirección info@sanisidoro.net.
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