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La Iglesia universal celebrará el VI Domingo de la Palabra de Dios el 26 de enero

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La Iglesia universal celebrará el VI Domingo de la Palabra de Dios el 26 de enero

Para vivir la VI edición del Domingo de la Palabra de Dios, que se celebrará en toda la Iglesia el domingo 26 de enero, el papa Francisco eligió como lema las palabras del salmista: ‘Espero en tu Palabra’ (Sal 119,74). En palabras de monseñor Rino Fisichella, pro-prefecto del Dicasterio para la Evangelización, «se trata de un grito de esperanza: el hombre, en el momento de angustia, de la tribulación, del sin sentido, grita a Dios y pone toda su esperanza en Él».

La institución de la celebración del Domingo de la Palabra de Dios “responde a un anhelo del papa Francisco al término del Jubileo Extraordinario de la Misericordia celebrado en el año 2013, donde pidió que se pensara en un domingo completamente dedicado a la Palabra de Dios para comprender la riqueza inagotable que proviene de ese diálogo constante de Dios con su pueblo”.

En este sentido, el Papa invita a las comunidades a encontrar el modo de vivir este domingo como un día solemne. “En cualquier caso, nos indica el Santo Padre que será importante que en la celebración eucarística se entronice el texto sagrado, a fin de hacer evidente a la asamblea el valor normativo que tiene la Palabra de Dios”. En este domingo, continúa diciéndonos el Papa, “será útil destacar su proclamación y adaptar la homilía para poner de relieve el servicio que se hace a la Palabra del Señor”.

El Dicasterio para la Evangelización anima a la celebración de este día, con la publicación de algunas propuestas pastorales, disponibles en la web diocesana.

Celebración jubilar de los catequistas en Sevilla

El sábado 25 de enero, desde las once de la mañana a la una y media de la tarde, la iglesia colegial del Divino Salvador (Sevilla), acogerá la celebración jubilar de los catequistas, vísperas del Domingo de la Palabra de Dios. Se celebrará una lectio divina y se impartirá una catequesis sobre las Sagradas Escrituras. El sacerdote Óscar Díaz, vicario episcopal para la Nueva Evangelización ha informado que en este Año Jubilar se ha hecho coincidir este domingo de la Palabra De Dios con la celebración jubilar de los Catequistas en Sevilla. Por ello se convoca a todos los catequistas de la Archidiócesis (primer anuncio, infancia, adolescentes, jóvenes, grupos de adultos, catequesis familiar) y agentes de pastoral que lo deseen a participar en la celebración diocesana que se va a celebrar el próximo 25 de enero.

Jornada de oración y catequesis

La celebración se iniciará a las once de la mañana con la lectio divina compartida, sosegada y acompañada con música en directo. Tras una breve pausa, habrá una catequesis con el título ‘El Fundamento del Jubileo en la Sagrada Escritura’, impartida por fray Alfonso García. Oscar Díaz ha destacado que, si las circunstancias lo permiten, para finalizar peregrinarán a la Catedral de Sevilla.

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Lecturas del III Domingo del Tiempo Ordinario- Ciclo C

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Lecturas del III Domingo del Tiempo Ordinario- Ciclo C

Primera lectura

Nehemías 8, 2-4a. 5-6. 8-10

Leyeron el libro de la Ley, explicando su sentido

En aquellos días, el día primero del mes séptimo, el sacerdote Esdras trajo el libro de la ley ante la comunidad: hombres, mujeres y cuantos tenían uso de razón. Leyó el libro en la plaza que está delante de la Puerta del Agua, desde la mañana hasta el mediodía, ante los hombres, las mujeres y los que tenían uso de razón. Todo el pueblo escuchaba con atención la lectura de la ley.

El escriba Esdras se puso en pie sobre una tribuna de madera levantada para la ocasión.

Esdras abrió el libro en presencia de todo el pueblo, de modo que toda la multitud podía verlo; al abrirlo, el pueblo entero se puso de pie. Esdras bendijo al Señor, el Dios grande, y todo el pueblo respondió con las manos levantadas: «Amén, amén».

Luego se inclinaron y adoraron al Señor, rostro en tierra.

Los levitas leyeron el libro de la ley de Dios con claridad y explicando su sentido, de modo que entendieran la lectura.

Entonces, el gobernador Nehemías, el sacerdote y escriba Esdras, y los levitas que instruían al pueblo dijeron a toda la asamblea: «Este día está consagrado al Señor, vuestro Dios: No estéis tristes ni lloréis» (y es que todo el pueblo lloraba al escuchar las palabras de la ley).

Y añadieron: «Andad, comed buenas tajadas, bebed vino dulce y enviad porciones a quien no tiene, pues es un día consagrado a nuestro Dios. No estéis tristes, pues el gozo en el Señor es vuestra fortaleza».

Salmo

Salmo 18, 8. 9. 10. 15

R. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida

– La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma; el precepto del Señor es fiel e instruye al ignorante.

– Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos.

– La voluntad del Señor es pura y eternamente estable; los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos.

– Que te agraden las palabras de mi boca, y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón, Señor, roca mía, redentor mío.

Segunda lectura

1 Corintios 12, 12-30

Vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro

Hermanos:

Lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo.

Pues todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.

Pues el cuerpo no lo forma un solo miembro sino muchos.

Si el pie dijera: «No soy mano, luego no formo parte del cuerpo», ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? Si el oído dijera: «No soy ojo, luego no formo parte del cuerpo», ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? Si el cuerpo entero fuera ojo, ¿cómo oiría? Si el cuerpo entero fuera oído, ¿cómo olería? Pues bien, Dios distribuyó el cuerpo y cada uno de los miembros como él quiso.

Si todos fueran un mismo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?

Los miembros son muchos, es verdad, pero el cuerpo es uno solo.

El ojo no puede decir a la mano: «No te necesito»; y la cabeza no puede decir a los pies: «No os necesito». Más aún, los miembros que parecen más débiles son más necesarios. Los que nos parecen despreciables, los apreciamos más. Los menos decentes, los tratamos con más decoro. Porque los miembros más decentes no lo necesitan.

Ahora bien, Dios organizó los miembros del cuerpo dando mayor honor a los que menos valían.

Así, no hay divisiones en el cuerpo, porque todos los miembros por igual se preocupan unos de otros.

Cuando un miembro sufre, todos sufren con él; cuando un miembro es honrado, todos se felicitan.

Pues bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro.

Y Dios os ha distribuido en la Iglesia: en el primer puesto los apóstoles, en el segundo los profetas, en el tercero los maestros, después vienen los milagros, luego el don de curar, la beneficencia, el gobierno, la diversidad de lenguas.

¿Acaso son todos apóstoles? ¿O todos son profetas? ¿O todos maestros? ¿O hacen todos milagros? ¿Tienen todos don para curar? ¿Hablan todos en lenguas o todos las interpretan?

Evangelio

Lucas 1, 1-4; 4, 14-21

Hoy se ha cumplido esta Escritura

Ilustre Teófilo:

Puesto que muchos han emprendido la tarea de componer un relato de los hechos que se han cumplido entre nosotros, como nos los transmitieron los que fueron desde el principio testigos oculares y servidores de la palabra, también yo he resuelto escribírtelos por su orden, después de investigarlo todo diligentemente desde el principio, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.

En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas, y todos lo alababan.

Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el rollo del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia del Señor».

Y, enrollando el rollo y devolviéndolo al que lo ayudaba, se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos clavados en él.

Y él comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír».

Comentario bíblico de Miguel Ángel Garzón

Las lecturas ponen la Palabra de Dios en el centro. El pasaje de Nehemías muestra al pueblo de Israel, en Jerusalén después del exilio, congregado en asamblea en torno al libro de la Ley (Torah): se lee y se explica públicamente mientras la luz del día va llegando a todo su esplendor. El pueblo, que escucha con atención y máxima reverencia, se siente compungido pues reconoce su infidelidad a la Alianza que el texto sagrado va recordando. Pero no es tiempo de mirar al pasado, sino que ese “hoy” se convierte en día de alegría y fiesta para el Señor, el Dios fiel, donde reside su fortaleza. Ciertamente, como afirma el salmo, la ley de Dios es perfecta, descanso del alma, alegría del corazón, luz de los ojos.

El Evangelio comienza con el prólogo del libro, en el que Lucas expone la razón para componer su obra: que Teófilo reconozca la solidez de la enseñanza recibida. Después continúa con el pasaje programático que inicia la vida pública de Jesús en la sinagoga de Nazaret. La cuidada dramatización quiere resaltar la lectura y explicación de la Escritura. Jesús lee el pasaje del profeta Isaías que refiere la misión del ungido enviado a llevar la buena noticia a los pobres (Is 61). Luego, la atención pasa del texto a Jesús. Todas las miradas se dirigen a él, pues según la liturgia sinagogal es momento del comentario, y Jesús sorprende: “hoy” ha llegado el cumplimiento de este pasaje profético.

La ley y los profetas (antigua alianza) se han cumplido en Jesucristo, Palabra viva del Padre que inaugura el “hoy” de la salvación, el hoy perenne de la Nueva Alianza, del tiempo de gracia del Señor. La Iglesia, convocada y unida por el Espíritu en un solo cuerpo (2ª lectura), sigue escuchando y alimentándose de Cristo, cuya Palabra ha de ser el centro en la vida carismática de la comunidad. Unida a Cristo, hoy sigue proclamando su Buena Noticia.

  1. ¿Está la Palabra de Dios en el centro de tu vida? ¿Cuánto tiempo dedicas a su escucha meditada?
  2. ¿Para qué te ha ungido el Espíritu? ¿Cuál es tu misión en la Iglesia?
  3. ¿Reconoces los carismas que tienes? ¿De qué modo los pones al servicio de la Iglesia?

 

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Los periodistas de Sevilla celebraron la festividad de su santo patrón, san Francisco de Sales

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Los periodistas de Sevilla celebraron la festividad de su santo patrón, san Francisco de Sales

El monasterio de la Visitación de Sevilla, de las religiosas salesas, acogió la tarde de este viernes 24 de enero, la Eucaristía en la festividad de san Francisco de Sales, patrón de los periodistas y escritores católicos.  La celebración eucarística ha sido presidida por el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, concelebrada por el delegado diocesano de Medios de Comunicación, Leonardo Sánchez; el capellán de las salesas, Nelson Borges, el párroco de San Bartolomé, Juan José Sauco y los sacerdotes Eulalio Fiestas, Pablo Díez y Manuel Coronado. Del Seminario Metropolitano de Sevilla han participado Pedro Salado y Juan Pablo Castillo.

Durante su homilía, el arzobispo hispalense destacó el poder de la palabra, “concretamente de la Palabra creadora de Dios y de la fuerza del hágase divino. Tras el hágase de Dios se pasa del no-ser al ser”. En esta línea subrayó que, en la cotidianidad, “una palabra humana oportuna puede hacer mucho bien, pero, una palabra desafortunada puede hacer mucho daño”. Lo mismo en el ejercicio del periodismo, por este motivo añadió que “comunicar es una gran responsabilidad, no oponerse sino dialogar, buscando siempre una comunicación constructiva donde prevalezca la verdad y el bien”.

Encuentro con los periodistas

La Delegación Diocesana de Medios organizó un encuentro para los periodistas y colaboradores de la revista Iglesia en Sevilla, en el aula Antonio Domínguez Valverde, del Palacio Arzobispal. En su intervención, el delegado diocesano de Medios, el sacerdote Leonardo Sánchez, destacó la importancia de la misión al servicio de la comunicación “que todos desempeñamos diariamente”. Agradeció a los presentes por “su implicación y compromiso en las distintas tareas que lleva adelante la pastoral de medios”.

Posteriormente, Pablo Enríquez y Alicia Contreras, miembros de la delegación diocesana presentaron las novedades audiovisuales y la incursión de la Archidiócesis en la plataforma de WhatsApp y Spotify, así como las nuevas secciones de la revista Iglesia en Sevilla.

Seguidamente, el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz dirigió un breve saludo a los participantes, instándolos “a ser constructivos y hablar siempre de la esperanza, con mansedumbre”. Advirtió que “la tentación es atrincherarse ideológicamente y alejarse de la verdad, pero, especialmente en este año jubilar, hemos de permitir que la gracia de Dios obre en nuestra vida”.

El encuentro concluyó con unas breves pinceladas del mensaje de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales escrito por el papa Francisco este año, titulado Compartan con mansedumbre la esperanza que hay en sus corazones’, a cargo de Karen Mendoza, miembro del equipo de la Delegación Diocesana de Medios, que también informó sobre la celebración jubilar de los periodistas que se celebrará el próximo mes de mayo y que consistirá en una peregrinación a uno de los templos sagrados jubilares de la provincia, una convivencia y la celebración de la Eucaristía. Sobre esta celebración se ofrecerán detalles más adelante.

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El Secretariado Diocesano de Migraciones organiza el primer ‘Círculo de Silencio’ del año bajo el lema “Las cifras de la vergüenza”

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El Secretariado Diocesano de Migraciones organiza el primer ‘Círculo de Silencio’ del año bajo el lema “Las cifras de la vergüenza”

El próximo miércoles, 29 de enero, el Secretariado Diocesano de Migraciones de la Diócesis de Huelva invita a toda la comunidad a participar en el primer ‘Círculo de Silencio’ de 2025. Este acto, de carácter simbólico y reivindicativo, se celebrará frente a la parroquia de la Purísima Concepción, en Huelva capital, de 19.00 a 19.30 horas.

Bajo el lema “Las cifras de la vergüenza”, el evento busca rendir homenaje y visibilizar la tragedia de las más de 10.400 personas que perdieron la vida en las rutas de acceso a España durante el año 2024. Esta cifra, dolorosamente significativa, pone de manifiesto la necesidad de una reflexión profunda sobre la migración y la urgencia de promover políticas que prioricen la dignidad y los derechos humanos.

Los ‘Círculos de Silencio’, organizados por el Secretariado Diocesano de Migraciones, se celebran los últimos miércoles de cada mes como un espacio de silencio, oración y compromiso por las personas migrantes.

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Espero en tu palabra

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Hoy celebramos el VI Domingo de la Palabra de Dios, una iniciativa del Papa Francisco con la que quiere que comprendamos la importancia de la Palabra de Dios en nuestra vida diaria personal, en la vida de nuestras comunidades, en la vida de la Iglesia y en el mundo. No es una Palabra encerrada en un libro, sino que permanece siempre viva y eficaz, como luz que ilumina nuestros pasos y fuerza que renueva nuestros corazones. El lema que ha elegido para la celebración de este año 2025, Año Jubilar, es un versículo del Salmo 119: “Espero en tu Palabra” (Sal 119,74), un salmo que expresa el consuelo y la fuerza salvadora de la Palabra de Dios, gozo del corazón y puerta de entrada a la bienaventuranza.

Desde los primeros tiempos, los Padres de la Iglesia pusieron gran énfasis en la importancia de las Escrituras como fuente de sabiduría, guía moral y alimento espiritual, como elemento fundamental para quienes desean vivir conforme a los mandamientos de la ley de Dios, para aquellos que buscan cumplir su voluntad. Lo más esencial de la Palabra de Dios es su condición de verdad revelada. Jesucristo mismo afirmó: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad” (Juan 17,17). San Agustín, en sus “Confesiones”, escribió: “Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva… Tú estabas dentro de mí, y yo fuera, y allí te buscaba”. Esta búsqueda de la verdad en la Palabra de Dios es esencial para la vida cristiana, ya que orienta al creyente hacia el conocimiento de Dios y de sí mismo.

La Palabra de Dios contiene la fuerza que transforma la vida del fiel: “La palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo; penetra hasta el punto donde se dividen alma y espíritu, coyunturas y tuétanos; juzga los deseos e intenciones del corazón” (Heb 4,12). Esta transformación se manifiesta en la renovación de la mente y el corazón, y requiere nuestra colaboración activa, tal como recuerda san Gregorio Magno, en su obra Regla Pastoral, destacando que la Escritura no solo debe ser escuchada, sino vivida: “Que nuestras obras hablen tanto como nuestras palabras; pues el que predica con palabras pero contradice con su vida, destruye con sus acciones lo que edifica con su lengua”. Esta coherencia entre la palabra y la vida es fundamental para el progreso espiritual y para la acción evangelizadora.

Espero en tu palabra, espero en ti, Señor. Es importante la esperanza en la vida del cristiano. La espera en el Señor no es una actitud pasiva, sino una actividad interior que implica confianza, entrega, y una orientación hacia lo eterno. La esperanza está anclada en la Palabra de Dios; no se trata de una promesa vacía, sino de la seguridad de que lo que Dios ha dicho se cumplirá. Esperar en la palabra del Señor significa creer en la fidelidad de Dios, y vivir con la certeza de que Él no falla. El hecho de que Dios es fiel a sus promesas es una idea constante que atraviesa tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo Testamento, y que produce en nosotros alegría y confianza; porque la esperanza no es una idea abstracta o un optimismo ingenuo, sino una persona, viva y presente en la existencia de cada uno: Cristo crucificado y resucitado, el único que no nos abandona nunca, Él es nuestra esperanza (cf. 1Tim1,1)

Me gustaría acabar estas líneas con aquella cita tan profunda del profeta Isaías: “Como bajan la lluvia y la nieve desde el cielo, y no vuelven allá sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que cumplirá mi deseo y llevará a cabo mi encargo” (55, 10-1). Abramos con determinación y esperanza el entendimiento y el corazón a la Palabra de Dios, para que transforme nuestra vida entera, para que renueve la faz de la tierra.

+José Ángel Saiz Meneses

Arzobispo de Sevilla

El «hoy» de Jesucristo y el tiempo de la Iglesia

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No es frecuente que en el evangelio que se proclama en la Santa Misa la Liturgia nos presente la unión de fragmentos evangélicos tomados de diferentes capítulos. En el Tercer Domingo del Tiempo Ordinario, en que celebramos el Domingo de la Palabra de Dios, nos encontramos con esa situación.

El primer fragmento está tomado de los versículos iniciales del evangelio de san Lucas. El evangelista introduce su relato con un preámbulo destinado a garantizar la autenticidad de su exposición. La solidez de las enseñanzas apostólicas sobre la vida y las obras de Jesús de Nazaret se puede verificar a través del testimonio de quienes han sido, primero, testigos oculares y, luego, predicadores. El evangelista no ofrece recreaciones fantasiosas sobre Jesús, sino que da testimonio de lo históricamente acontecido.

El segundo fragmento se toma del cuarto capítulo del mismo evangelio de san Lucas y refiere el regreso de Jesús a Galilea tras el bautismo en el Jordán. Importa recordar que, entre el bautismo y el episodio de la sinagoga de Nazaret, los evangelistas refieren las tentaciones de Jesús en el desierto. No se trata de un inciso secundario: el que ha sido señalado por la voz del Padre como Hijo amado y predilecto, es el que combate en el desierto contra el demonio tentador. Tras el desierto, Jesús regresa a Nazaret y en la sinagoga realiza la lectura del profeta, como en otras ocasiones. Pero ahora hace algo nuevo: a la palabra proclamada, añade su explicación definitiva: Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír. Las palabras del profeta Isaías sirven a Jesús para desvelar el significado de lo que había ocurrido en el Jordán: allí el Padre le ha ungido con el Espíritu Santo y lo ha enviado para llevar a cabo su misión. La promesa se cumple en un momento preciso de la historia: el “hoy” de Jesús es el tiempo de la salvación.

¿Por qué la Liturgia asocia ambos fragmentos? Si el pasaje de Nazaret ayuda a profundizar en el significado del bautismo de Jesús, celebrado el domingo precedente, el comienzo del evangelio de san Lucas nos recuerda algo fundamental para el creyente: la fe en Cristo Salvador tiene su fundamento en el testimonio de hechos que han acontecido en la historia. Los evangelios son testimonios de fe y tienen como objetivo ayudarnos a creer, pero no por ello refieren hechos y acontecimientos fuera de la historia. Ante los relatos evangélicos, quien relativiza la historia, pone en peligro la fe; y quien aparta la fe, deforma la historia. Desde la época apostólica la Iglesia ha transmitido la fe custodiando también la historia de Jesús. El mismo Espíritu que ungió a Jesús en el Jordán inauguró el tiempo de la Iglesia cuando fue derramado sobre los primeros cristianos. En virtud de este Espíritu, participando de la vida de la Iglesia, podemos entrar hoy en los hechos que nos han salvado. El “hoy” de Jesús llega así hasta nosotros: su palabra espera hoy nuestra respuesta. La fe es puerta que nos permite cruzar el umbral de la historia y, en el tiempo de la Iglesia, vivir el hoy de Jesús.

Al celebrar por sexto año el Domingo de la Palabra de Dios, el Papa nos ha propuesto como lema las palabras del salmista: He esperado en tu Palabra (Sal 118, 74). La misma palabra que Jesús declaró cumplida en Él, sostiene nuestra esperanza. Quien guarda la palabra de Cristo, deja a Cristo habitar en él y ve fortalecida su esperanza.

 

+ José Rico Pavés

Obispo de Asidonia-Jerez

Los Seises de Guadix ofrecen este viernes una charla sobre «El patrocinio de la Inmaculada sobre España»

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Este viernes, 24 de enero, a las 20.00 h., tendrá lugar una charla de formación titulada «El patrocinio de la Inmaculada sobre España», organizada por los Seises de la Catedral de Guadix, enmarcada en los actos del LXXV aniversario de su fundación, y en la que colabora la Federación de Hermandades y Cofradías de Semana Santa de Guadix.

Será impartida por el sacerdote. Antonio Fajardo, delegado episcopal de Patrimonio, párroco de San Miguel y canónigo de la Catedral accitana.
Tendrá lugar en el nuevo salón de prensa y conferencias del obispado «Seises de la Catedral de Guadix», con entrada por el patio de la Escolanía, junto al Arco de Palacio.

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Las Hermanas de la Cruz celebran un año jubilar con motivo del 150 aniversario de su fundación

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Las hermanas de la Compañía de la Cruz, congregación nacida en Sevilla y que cuenta con otras fundaciones en España, Roma y Argentina, celebrará un año jubilar con motivo del 150 aniversario de su fundación, desde el 30 de enero de 2025 hasta el mismo día de 2026, fecha del nacimiento de la fundadora santa Ángela de la Cruz.

Así lo notificaba la Penitenciaria Apostólica el pasado 9 de enero. La inauguración del año jubilar tendrá lugar con la celebración de la Eucaristía en la Casa Madre, presidida por monseñor José Ángel Saiz Meneses, arzobispo de Sevilla, mañana sábado, 25 de enero, a las doce y media del mediodía.

Misas jubilares en la Casa Madre

Para celebrar este año, las religiosas han programado la celebración de misas jubilares en torno a fechas destacadas de la vida de los fundadores o de la Compañía.

30 de enero: Nacimiento de santa Ángela de la Cruz. Misa presidida por Jaime Conde, párroco de Ntra. Sra. de la Oliva de Sevilla.

2 de marzo: Muerte de santa Ángela de la Cruz. Misa presidida por Miguel Ángel Núñez, párroco de San Nicolás de Bari y Santa María la Blanca.

23 de abril: Memoria del beato padre José Torres Padilla. Misa presidida por monseñor Teodoro León, obispo auxiliar de Sevilla.

4 de mayo: Canonización de santa Ángela de la Cruz. Misa presidida por Francisco Moreno, párroco de la Anunciación.

2 de agosto: 150 aniversario de la fundación del Instituto. Misa presidida por Antonio Alcayde, canónigo emérito de la Catedral de Sevilla.

18 de septiembre: Solemnidad de Santa Mª de la Purísima. Misa presidida por monseñor Teodoro León, obispo auxiliar de Sevilla.

Todas las celebraciones eucarísticas citadas tendrán lugar a las siete de la tarde en la casa madre, salvo la del 2 de agosto que será a las diez y media de la mañana.

Además, se ha previsto la celebración de un triduo a Santa Ángela de la Cruz del 3 al 5 de noviembre, también a las siete de la tarde, presidido el primer día por el obispo auxiliar de Sevilla, monseñor Ramón Valdivia; el segundo por monseñor León; y finalmente por el arzobispo hispalense, monseñor José Ángel Saiz Meneses.

El año jubilar llegará a su fin el 30 de enero de 2026, con una Eucaristía de clausura presidida también por el arzobispo de Sevilla a las siete de la tarde.

Indulgencia plenaria

Como describe el decreto de la Penitenciaría Apostólica, las hermanas de la cruz y todos los fieles podrán lucrar indulgencia plenaria para sí mismos y, a modo de sufragio por las almas de los fieles que aún se encuentran en el Purgatorio, en las condiciones habituales (confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Sumo Pontífice), si visitan como peregrinos la capilla de la Casa Madre o cualquier templo perteneciente a la referida Compañía, y «participan devotamente en ceremonias jubilares que se celebren allí o, al menos, dediquen un tiempo conveniente a la meditación piadosa ante la imagen de la fundadora, que se haya preparado allí, concluyendo con el rezo del Padrenuestro, el Credo y las invocaciones a la Virgen María y santa Ángela de la Cruz».

Por su parte, los ancianos, enfermos y los que por un motivo grave no puedan salir de casa, también podrán ganar la indulgencia plenaria, «manteniendo aversión al pecado y con la intención de cumplir cuanto antes las tres condiciones habituales, si espiritualmente se unen a las celebraciones jubilares y ofrecen a Dios sus oraciones, los dolores y las incomodidades de su propia vida».

El «hoy» de Jesucristo y el tiempo de la Iglesia

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Palabra de Vida de Monseñor Rico Pavés

PINCHA AQUÍ PARA ESCUCHAR LAS PALABRAS DE MONS. RICO PAVÉS

Monseñor José Rico Pavés : «La fe es puerta que nos permite cruzar el umbral de la historia y, en el tiempo de la Iglesia, vivir el hoy de Jesús».

No es frecuente que en el evangelio que se proclama en la Santa Misa la Liturgia nos presente la unión de fragmentos evangélicos tomados de diferentes capítulos. En el Tercer Domingo del Tiempo Ordinario, en que celebramos el Domingo de la Palabra de Dios, nos encontramos con esa situación.

El primer fragmento está tomado de los versículos iniciales del evangelio de san Lucas. El evangelista introduce su relato con un preámbulo destinado a garantizar la autenticidad de su exposición. La solidez de las enseñanzas apostólicas sobre la vida y las obras de Jesús de Nazaret se puede verificar a través del testimonio de quienes han sido, primero, testigos oculares y, luego, predicadores. El evangelista no ofrece recreaciones fantasiosas sobre Jesús, sino que da testimonio de lo históricamente acontecido.

El segundo fragmento se toma del cuarto capítulo del mismo evangelio de san Lucas y refiere el regreso de Jesús a Galilea tras el bautismo en el Jordán. Importa recordar que, entre el bautismo y el episodio de la sinagoga de Nazaret, los evangelistas refieren las tentaciones de Jesús en el desierto. No se trata de un inciso secundario: el que ha sido señalado por la voz del Padre como Hijo amado y predilecto, es el que combate en el desierto contra el demonio tentador. Tras el desierto, Jesús regresa a Nazaret y en la sinagoga realiza la lectura del profeta, como en otras ocasiones. Pero ahora hace algo nuevo: a la palabra proclamada, añade su explicación definitiva: Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír. Las palabras del profeta Isaías sirven a Jesús para desvelar el significado de lo que había ocurrido en el Jordán: allí el Padre le ha ungido con el Espíritu Santo y lo ha enviado para llevar a cabo su misión. La promesa se cumple en un momento preciso de la historia: el “hoy” de Jesús es el tiempo de la salvación.

¿Por qué la Liturgia asocia ambos fragmentos? Si el pasaje de Nazaret ayuda a profundizar en el significado del bautismo de Jesús, celebrado el domingo precedente, el comienzo del evangelio de san Lucas nos recuerda algo fundamental para el creyente: la fe en Cristo Salvador tiene su fundamento en el testimonio de hechos que han acontecido en la historia. Los evangelios son testimonios de fe y tienen como objetivo ayudarnos a creer, pero no por ello refieren hechos y acontecimientos fuera de la historia. Ante los relatos evangélicos, quien relativiza la historia, pone en peligro la fe; y quien aparta la fe, deforma la historia. Desde la época apostólica la Iglesia ha transmitido la fe custodiando también la historia de Jesús. El mismo Espíritu que ungió a Jesús en el Jordán inauguró el tiempo de la Iglesia cuando fue derramado sobre los primeros cristianos. En virtud de este Espíritu, participando de la vida de la Iglesia, podemos entrar hoy en los hechos que nos han salvado. El “hoy” de Jesús llega así hasta nosotros: su palabra espera hoy nuestra respuesta. La fe es puerta que nos permite cruzar el umbral de la historia y, en el tiempo de la Iglesia, vivir el hoy de Jesús.

Al celebrar por sexto año el Domingo de la Palabra de Dios, el Papa nos ha propuesto como lema las palabras del salmista: He esperado en tu Palabra (Sal 118, 74). La misma palabra que Jesús declaró cumplida en Él, sostiene nuestra esperanza. Quien guarda la palabra de Cristo, deja a Cristo habitar en él y ve fortalecida su esperanza.

+ José Rico Pavés

Obispo de Asidonia-Jerez

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‘Espero en tu palabra’, carta dominical del arzobispo de Sevilla del 26 de enero

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‘Espero en tu palabra’, carta dominical del arzobispo de Sevilla del 26 de enero

Monseñor José Ángel Saiz Meneses, arzobispo de Sevilla, dedica su carta del próximo 26 de enero, al IV Domingo de la Palabra de Dios, una iniciativa del papa Francisco “con la que quiere que comprendamos la importancia de la Palabra de Dios en nuestra vida diaria personal, en la vida de nuestras comunidades, en la vida de la Iglesia y en el mundo. No es una Palabra encerrada en un libro, sino que permanece siempre viva y eficaz, como luz que ilumina nuestros pasos y fuerza que renueva nuestros corazones”, apunta en su misiva.

El lema para la celebración de este año 2025, Año Jubilar, es un versículo del Salmo 119: “Espero en tu Palabra” (Sal 119,74), “un salmo que expresa el consuelo y la fuerza salvadora de la Palabra de Dios, gozo del corazón y puerta de entrada a la bienaventuranza”, explica el arzobispo.

Además, insiste en que “es importante la esperanza en la vida del cristiano. La espera en el Señor no es una actitud pasiva, sino una actividad interior que implica confianza, entrega, y una orientación hacia lo eterno. La esperanza está anclada en la Palabra de Dios; no se trata de una promesa vacía, sino de la seguridad de que lo que Dios ha dicho se cumplirá”.

Puede leer la carta completa aquí.

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