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Tras casi un año de restauración, este mediodía ha visto la luz el renovado retablo de la iglesia del Santo Cristo de la Misericordia, en Arahal, una joya del patrimonio de la Archidiócesis hispalense que data del siglo XVIII y lugar de veneración del Señor de Arahal, imagen de Jesús atado a la columna que concita la devoción de miles de arahalenses. Ha sido el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, el encargado de bendecir el retablo y las pinturas del presbiterio, al inicio de la misa que ha presidido en la sede de la Hermandad de la Santa Caridad y Misericordia.
Tras la bendición, se ha procedido a devolver al Santo Cristo a su camarín, obra de Aníbal González y del ceramista Vigil-Escalera. Precisamente, monseñor Saiz Meneses ha visitado al Cristo en su camarín al término de la Eucaristía, en compañía del párroco y los miembros de la hermandad. El retablo data del siglo XVIII y es obra de la escuela de González Guisado.
En su alocución al término de la misa, el arzobispo ha ponderado la belleza «tanto exterior como interior» de la iglesia, y ha recomendado a los habitantes de Arahal que la visiten para perseverar en la oración. Desde la hermandad se ha agradecido la visita del arzobispo, en una jornada en la que «todos hemos profundizado en nuestra fe a través de la contemplación del arte y de la escucha atenta de las palabras de nuestro pastor».
Junto al arzobispo han concelebrado los párrocos de las dos parroquias de la localidad de la Campiña sevillana, Alejandro Gordón, titular de la de Santa María Magdalena, y Miguel Ángel García, de la de Nuestra Señora de la Victoria. Se da la circunstancia que este último cumple hoy 74 años. Entre las autoridades asistentes, se encontraban la delegada territorial de Turismo, Cultura y Deportes de la Junta de Andalucía, Carmen Ortiz; la delegada territorial de Agricultura, Ganadería y Pesca, Isabel Solís; el alcalde, Francisco Brenes; el primer teniente de alcalde, Alberto Sanromán; y la portavoz de la oposición, Ana María Barrios.
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Este sábado, el primero de la primavera, la Catedral de Jaén ha acogido la ordenación como diáconos, uno transitorio y otro permanente, de Samuel Valero y Francisco Javier López, respectivamente. Ambos jiennenses, pertenecientes a la parroquia de Santa María de Torreperogil y a la Divina Pastora de Andújar, han estados acompañados de sus familias, amigos y de miembros de sus comunidades parroquiales.
Para Samuel Valero, de 26 años, es un paso más en su recorrido vocacional hacia el sacerdocio. El diaconado permanente de Francisco Javier López, de 57 años, es la respuesta como hombre casado y padre de dos hijos, a servir a la Iglesia a través de este ministerio diaconal.
Medio centenar de sacerdotes diocesanos han querido ser partícipes de la ordenación de los dos diáconos, que comenzaba a las 11:30 de la mañana. Desde el Sagrario, en procesión claustral, salían los sacerdotes, los diáconos permanentes, los seminaristas, los aspirantes a diáconos y el Obispo hasta el presbiterio de la Catedral, mientras el coro de mujeres de las Hermanas de la Cruz interpretaba ‘Alrededor de tu mesa’.
Las lecturas elegidas para la Eucaristía han sido leídas por familiares de los que, durante la celebración, han sido ordenados diáconos. El Evangelio extraído del libro de Lucas, que recoge la parábola del Hijo Pródigo, lo ha proclamado el diácono permanente, Andrés Borrego. Al término, el Obispo ha llamado a los candidatos a recibir la orden del diaconado para ser presentado por el Rector del Seminario y por el Delegado para el Diaconado Permanente ante el Obispo y ante el pueblo de Dios presente en la Catedral.
El Rector del Seminario, D. Juan Francisco Ortiz, ha pedido al Obispo la ordenación del seminarista; y el responsable para el diaconado permanente, D. José Antonio Maroto, ha hecho lo propio para el padre de familia. El Prelado jiennense ha aceptado, todo según el ritual de la ordenación.
Homilía
Después, Don Sebastián ha iniciado sus palabras destacando su alegría por esta ordenación, y tras los saludos ha afirmado: “Siempre que celebramos una ordenación tenemos la impresión de que estamos tocando las raíces y el corazón mismo de la comunidad eclesial. Todo en la Iglesia es carisma y ministerio. Todos los miembros de la Iglesia recibimos de manera irrepetible los dones del Espíritu Santo para prolongar y multiplicar la vida santa del Señor y para servir a la vida y a la salvación de los demás con el Espíritu y el amor del Señor”.
Monseñor Chico Martínez ha querido poner de manifiesto lo que lleva aparejado esta ordenación de diácono, que no es otra que la del servicio a Cristo, a la Iglesia y a los hermanos. En este sentido, dirigiéndose a los dos candidatos les ha dicho: “Queridos Samuel y Francisco Javier, hoy vais a recibir el ministerio del Diaconado. Como diáconos vais a ser llamados y consagrados para ayudar al Obispo y a los Presbíteros en el servicio del Altar, en la proclamación del Evangelio de salvación y en el servicio de la caridad a los pobres y necesitados. Si bien éstas pueden ser tareas comunes a todos los cristianos, vosotros seréis investidos con la facultad y la obligación de realizarlas en el nombre de la Iglesia, con una adecuada preparación y total dedicación de vuestras vidas”.
Del mismo modo, en su predicación ha querido destacar los compromisos que esta ordenación lleva aparejados, como son el servicio a los pobres, a la Palabra y a la Eucaristía, que según el Obispo diocesano los configura más con Cristo. “Seréis ministros que sirven a la reconciliación, puentes entre Dios y los hombres, especialmente para aquellos que han perdido la esperanza, que creen que no hay camino de vuelta. En vuestra misión, tendréis que proclamar la grandeza del amor divino con palabras, pero sobre todo con gestos concretos de cercanía y compasión. Como el Padre de la parábola, tendréis que salir al encuentro, tender la mano, escuchar y abrazar con la ternura de Dios a cada persona necesitada de su gracia”.
Antes de concluir, el Obispo se ha dirigido a cada uno de los aspirantes atendiendo a sus realidades vitales propias y a su camino vocacional. Primero, ha dicho al que sería ordenado como diácono permanente: “Francisco Javier, tu vocación al diaconado permanente se enriquece con tu condición de esposo y padre. Vives en tu hogar la entrega, la paciencia y el servicio. Esa misma disposición de amor generoso se proyecta ahora a la comunidad eclesial. Serás signo de Cristo Servidor en medio de los hombres, un puente entre la vida familiar y la vida de la Iglesia, recordándonos a todos que el amor concreto y cotidiano es el primer terreno donde se vive la fe”.
Para, después, recordarle a Samuel que su “camino en el diaconado transitorio te prepara para recibir, en su momento el presbiterado. Sin embargo, la raíz de tu servicio estará siempre en el diaconado: un servidor que escucha, que acoge, que se entrega. Que tu ministerio diaconal sea una escuela de humildad y de cercanía, donde aprendas a configurarte cada día más con Cristo, el Siervo fiel”.
La homilía ha concluido poniendo a los dos candidatos bajo el manto protector de la Virgen de la Cabeza, patrona de la Iglesia de Jaén.
El rito de la ordenación de diáconos
Después de la homilía, los aspirantes al diaconado han subido al presbiterio para ser interrogados por el Obispo y a la vez prometer sus nuevos compromisos con la Iglesia. Samuel, ha prometido celibato. Ambos, Samuel y Francisco Javier han hecho al unísono el resto de las promesas, entre las que se halla la de la obediencia al obispo y a sus sucesores. Después se han postrado en el suelo, delante de la mesa de altar, mientras el seminarista Antonio Partal ha entonado las letanías en el Templo de Vandelvira, el momento de mayor recogimiento y piedad de la celebración. Después, uno a uno ha recibido, de rodillas, la imposición de manos por parte del Prelado, Monseñor Chico Martínez.
Cuando ha concluido la plegaria de ordenación, los ya diáconos han sido revestidos con las dalmáticas por sus párrocos. Samuel Valero la ha recibido de manos de D. Facundo López Sanjuán, su párroco en Torreperogil; y Francisco Javier López ha sido revestido, también, por su párroco, D. Manuel Botet CM y por D. Severino Calderón OMF . Para, a continuación y ya revestidos como diáconos, recibir el signo de su ministerio, el Evangeliario mientras el Obispo decía en voz alta: “Recibe el Evangelio de Cristo, del cual has sido constituido mensajero; convierte en fe viva lo que lees, y lo que has hecho fe viva enséñalo, y cumple aquello que has enseñado”. Los neo diáconos han participado en el servicio del altar de la celebración eucarística.
Los familiares de los diáconos han sido los encargados de presentar las ofrendas ante el Obispo. También, han sido los nuevos diáconos los que han dado la Comunión, primero a sus familiares y a continuación a todo el pueblo de Dios congregado en la Catedral.
El Prelado del Santo Reino, antes de dar la bendición solemne, ha querido felicitar a la Iglesia de Jaén por estos nuevos servidores de la mesa y de los pobres y ha pedido que sean muchos los que siga llamando el dueño de la mies para entregar su vida por el Reino de Dios, ya sea como sacerdotes o como diáconos permanentes. “Antes de terminar, quiero dirigirme especialmente a los jóvenes que hoy nos acompañan. En este día de alegría para nuestra Iglesia, en el que Samuel y Francisco Javier responden con generosidad a la llamada del Señor, quiero invitaros a abrir vuestro corazón a la voz de Dios. Quizá alguno de vosotros sienta en su interior la inquietud de una llamada más profunda, el deseo de dar la vida por Cristo y por los hermanos en el sacerdocio o en la vida consagrada”. Para concluir, “¡No tengáis miedo! Seguir a Cristo con radicalidad es un camino de plenitud, una aventura de amor y entrega que transforma la vida y la llena de sentido. Hoy más que nunca, la Iglesia necesita jóvenes valientes, dispuestos a entregar su vida al servicio del Evangelio. Si en vuestro corazón resuena esa voz del Señor que llama, responded con generosidad. No estáis solos: la Iglesia camina con vosotros y el Señor mismo os sostiene con su gracia”.
Familiares y amigos se han acercado, al término de la celebración, para felicitar a los dos nuevos diáconos para la Iglesia del Santo Reino en el Año Jubilar de la Esperanza.
Galería fotográfica: «Ordenación diaconal de Samuel Valero y de Francisco Javier López»
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Antes de nada, quiero saludar a las familias de Samuel y de Francisco Javier, agradeciendo de corazón el amor, la fe y el apoyo con los que han acompañado su camino vocacional. Vosotros habéis sido el primer terreno donde han aprendido a amar y servir, y hoy, en comunión con toda la Iglesia, los acompañamos en este paso fundamental en su vida de fe y de servicio a la Iglesia.
También, quiero dirigir mi saludo agradecido a los equipos formativos que han acompañado a nuestros hermanos en su proceso vocacional: al Seminario diocesano, casa donde Samuel ha crecido en la fe y en el discernimiento de la llamada del Señor; y al Secretariado para la formación de los Aspirantes al Diaconado Permanente, que ha acompañado, con dedicación, a Francisco Javier en su camino hacia este ministerio. Vuestro trabajo callado y constante es una siembra que hoy da fruto en nuestra Iglesia jiennense.
Queridos hermanos todos, hoy vivimos un momento gozoso para nuestra Iglesia diocesana. En este Año Jubilar del aniversario de la Encarnación del Señor, dedicado a la Esperanza con el lema Peregrinos de Esperanza, celebramos la ordenación de Samuel y Francisco Javier como diáconos. Sus familias han sido el primer terreno donde han aprendido a amar y servir, y hoy, en comunión con toda la Iglesia, los acompañamos en este paso fundamental en su camino vocacional de entrega para ser signos de esperanza en medio de nuestro mundo.
Siempre que celebramos una ordenación tenemos la impresión de que estamos tocando las raíces y el corazón mismo de la comunidad eclesial. Todo en la Iglesia es carisma y ministerio. Todos los miembros de la Iglesia recibimos de manera irrepetible los dones del Espíritu Santo para prolongar y multiplicar la vida santa del Señor y para servir a la vida y a la salvación de los demás con el Espíritu y el amor del Señor.
Pero he aquí que la Iglesia, siguiendo los signos de la llamada y de la voluntad del Señor, con la autoridad que el mismo Señor puso en sus gestos y en sus palabras, llama a algunos de sus hijos para desempeñar de manera singular alguno de estos carismas y ministerios.
Esta llamada y la consecuente consagración nos otorgan el derecho y la capacidad de desempeñar este ministerio en el nombre de la Iglesia y del Señor mismo, contando con la asistencia del Espíritu Santo, para desempeñar la función encomendada a favor de la Iglesia, con la exigencia de dedicar nuestra vida entera al servicio y cumplimiento de la encomienda recibida.
Queridos Samuel y Francisco Javier, hoy vais a recibir el ministerio del Diaconado. Como diáconos vais a ser llamados y consagrados para ayudar al Obispo y a los Presbíteros en el servicio del Altar, en la proclamación del Evangelio de salvación y en el servicio de la caridad a los pobres y necesitados. Si bien éstas pueden ser tareas comunes a todos los cristianos, vosotros seréis investidos con la facultad y la obligación de realizarlas en el nombre de la Iglesia, con una adecuada preparación y total dedicación de vuestras vidas.
Las lecturas que acabamos de escuchar iluminan la esencia de vuestro ministerio. Miqueas nos habla de la misericordia inagotable de Dios, que no se complace en la ira sino en el perdón. Esta misma misericordia será el fundamento de vuestro servicio.
El Evangelio de Lucas nos presenta, en la parábola del Hijo Pródigo, una imagen poderosa del amor incondicional del Padre. En ella vemos como el Padre no se cansa de esperar, no deja de anhelar el regreso del hijo que se ha alejado. Y cuando lo ve regresar, corre a su encuentro, lo abraza y lo reintegra, con gozo, a la casa paterna. Este es el modelo del amor que habéis de transmitir en vuestro ministerio: un amor que no juzga, sino que acoge; que no rechaza, sino que levanta; que no se impone, sino que espera con paciencia y ternura.
Queridos hijos que aspiráis hoy al Diaconado, estáis llamados a ser reflejo de este Padre misericordioso. Seréis ministros que sirven a la reconciliación, puentes entre Dios y los hombres, especialmente para aquellos que han perdido la esperanza, que creen que no hay camino de vuelta. En vuestra misión, tendréis que proclamar la grandeza del amor divino con palabras, pero sobre todo con gestos concretos de cercanía y compasión. Como el Padre de la parábola, tendréis que salir al encuentro, tender la mano, escuchar y abrazar con la ternura de Dios a cada persona necesitada de su gracia.
A esta luz del Evangelio se une la enseñanza de San Pablo en la carta a los Romanos. El Apóstol nos recuerda que, como en un cuerpo hay muchos miembros con funciones diversas, así también en la Iglesia, cada uno ha recibido un don particular para el bien común. Entre estos dones, menciona el servicio, la exhortación, la generosidad, la diligencia en el gobierno y la misericordia ejercida con alegría. Vuestro ministerio diaconal se inscribe en esta dinámica eclesial: habéis sido llamados no para serviros a vosotros mismos, sino para servir.
Francisco Javier, tu vocación al diaconado permanente se enriquece con tu condición de esposo y padre. Vives en tu hogar la entrega, la paciencia y el servicio. Esa misma disposición de amor generoso se proyecta ahora a la comunidad eclesial. Serás signo de Cristo Servidor en medio de los hombres, un puente entre la vida familiar y la vida de la Iglesia, recordándonos a todos que el amor concreto y cotidiano es el primer terreno donde se vive la fe.
Samuel, tu camino en el diaconado transitorio te prepara para recibir, en su momento el presbiterado. Sin embargo, la raíz de tu servicio estará siempre en el diaconado: un servidor que escucha, que acoge, que se entrega. Que tu ministerio diaconal sea una escuela de humildad y de cercanía, donde aprendas a configurarte cada día más con Cristo, el Siervo fiel.
Hoy la Iglesia os confía una misión fundamental: ser testigos de la Verdad de Dios y administradores diligentes de su Amor. Hay muchos hombres y mujeres que sufren: ancianos solitarios, jóvenes desconcertados, personas que han perdido el sentido de su vida, enfermos, presos, familias en crisis. También hay muchas almas sedientas de sentido, de consuelo, de una palabra de esperanza.
La Iglesia os necesita para que, con vuestra vida y vuestro ministerio, hagáis brillar el amor de Dios en el mundo.
Antes de terminar, quiero dirigirme especialmente a los jóvenes que hoy nos acompañan. En este día de alegría para nuestra Iglesia, en el que Samuel y Francisco Javier responden con generosidad a la llamada del Señor, quiero invitaros a abrir vuestro corazón a la voz de Dios. Quizá alguno de vosotros sienta en su interior la inquietud de una llamada más profunda, el deseo de dar la vida por Cristo y por los hermanos en el sacerdocio o en la vida consagrada.
¡No tengáis miedo! Seguir a Cristo con radicalidad es un camino de plenitud, una aventura de amor y entrega que transforma la vida y la llena de sentido. Hoy más que nunca, la Iglesia necesita jóvenes valientes, dispuestos a entregar su vida al servicio del Evangelio. Si en vuestro corazón resuena esa voz del Señor que llama, responded con generosidad. No estáis solos: la Iglesia camina con vosotros y el Señor mismo os sostiene con su gracia.
Que este Año Jubilar de la Encarnación, en el que somos Peregrinos de Esperanza, sea también un tiempo de apertura y discernimiento para muchos jóvenes. Que María, Madre de la Iglesia y modelo de disponibilidad, os acompañe en vuestro camino. Y que el testimonio de estos nuevos diáconos os anime a decir sí al Señor con valentía y confianza. Y a vosotros, queridos Samuel y Francisco Javier, que la Virgen Santísima, modelo de servicio y entrega, la Santísima Virgen de la Cabeza, Patrona de nuestra Diócesis, os acompañe siempre en este camino. Y que el Señor, que ha comenzado en vosotros esta obra buena, él mismo la lleve a término.
+ Sebastián Chico Martínez
Obispo de Jaén
The post Homilía del Obispo de Jaén en la ordenación de dos diáconos: Samuel Valero y Francisco Javier López first appeared on Diócesis de Jaén.
La muestra, que permanecerá en la Catedral hasta el día 1 de abril, se trasladará posteriormente hasta La Orotava, donde quedará instalada en la Sala San Roque (junto a la iglesia de San Agustín) hasta el 20 de abril. La entrada es libre y podrá visitarse en horario de 9.00 a 19.00 horas, de lunes a domingo.
La exposición, que incluye más de una decena de paneles y fotografías sobre los derechos fundamentales y el trabajo de Cáritas, quiere ser lugar de encuentro para sensibilizar a la sociedad sobre la ecología integral; es decir, sobre la íntima relación entre el cuidado del planeta y el de la familia humana, mostrando qué está ocurriendo a nivel socioambiental en el planeta y planteando qué futuro común queremos.
Se ha logrado alcanzar un acuerdo, después de tantos meses, para la reforma del artículo 35 de la Ley de Extranjería. Este trato permitiráel reparto puntual de menores migrantes que llegan a territorios tensionados, como es el caso de Canarias, a otras comunidades autónomas. Para hacer este reparto se tendrán en cuenta varios criterios: la población, la tasa de paro y el esfuerzo previo para atender a otros menores extranjeros no acompañados, entre otras variables.
En mitad del debate político, también hay que reflexionar sobre la opinión de los propios menores. ¿Están a favor con que se les trasladen a otras comunidades? Sobre este asunto hemos hablando en Herrera en COPE Tenerife con Jesús Alberto González, que es delegado de Migraciones en la Diócesis Nivariense y responsable del programa de Cooperación Internacional de Cáritas en Tenerife. Admite que se sienten «esperanzados» por este nuevo paso, pero que no dejan de sentirse «expectantes» por ver cómo se concreta.
González cuenta que los migrantes que vienen a Canarias vienen buscando una mayor calidad de vida: «Algunos su planteamiento sí lo encuentran aquí, en poderse quedar, pero otros también tienen esa perspectiva del conteniente, de la relación que tienen con familia allá», explica. Piensa que los chicos están más interesados en las dinámicas del día a día, no tanto en el debate político. «A lo que aspiran es a que la sociedad les acoja, que sea una sociedad que les tenga en cuenta».
El presidente de la Conferencia Episcopal Española ha reclamado un pacto de Estado para que el reparto sea equitativo, recordando que “la dignidad humana pide que abordemos la situación»
Un resumen de la actualidad semanal en la Archidiócesis de Sevilla. Edición del viernes 21 de marzo de 2025.
La Buena Noticia de la Iglesia en imágenes.
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Lectura del Libro del Éxodo 3, 1-8a. 13-15
“Yo soy” me envía a vosotros
En aquellos días, Moisés pastoreaba el rebaño de su suegro Jetró, sacerdote de Madián. Llevó el rebaño trashumando por el desierto hasta llegar a Horeb, la montaña de Dios.
El ángel del Señor se le apareció en una llamarada entre las zarzas. Moisés se fijó: la zarza ardía sin consumirse.
Moisés se dijo: «Voy a acercarme a mirar este espectáculo admirable, a ver por qué no se quema la zarza».
Viendo el Señor que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza: «Moisés, Moisés».
Respondió él: «Aquí estoy».
Dijo Dios: «No te acerques; quítate las sandalias de los pies, pues el sitio que pisas es terreno sagrado».
Y añadió: «Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob».
Moisés se tapó la cara, porque temía ver a Dios.
El Señor le dijo: «He visto la opresión de mi pueblo en Egipto y he oído sus quejas contra los opresores; conozco sus sufrimientos. He bajado a librarlo de los egipcios, a sacarlo de esta tierra, para llevarlo a una tierra fértil y espaciosa, tierra que mana leche y miel».
Moisés replicó a Dios: «Mira, yo iré a los hijos de Israel y les diré: “El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros”. Si ellos me preguntan: “¿Cuál es su nombre?”, ¿qué les respondo?».
Dios dijo a Moisés: «“Yo soy el que Soy”; esto dirás a los hijos de Israel: “Yo soy” me envía a vosotros».
Dios añadió: «Esto dirás a los hijos de Israel: “El Señor, Dios de vuestros padres, el Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob, me envía a vosotros. Este es mi nombre para siempre: así me llamaréis de generación en generación”».
Salmo 102, 1-2. 3-4. 6-7. 8 y 11
R/. El Señor es compasivo y misericordioso.
– Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios.
– Él perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades; él rescata tu vida de la fosa, y te colma de gracia y de ternura.
– El Señor hace justicia y defiende a todos los oprimidos; enseñó sus caminos a Moisés y sus hazañas a los hijos de Israel.
– El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia. Como se levanta el cielo sobre la tierra, se levanta su bondad sobre los que lo temen.
Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 10, 1-6. 10-12
La vida del pueblo con Moisés en el desierto fue escrita para escarmiento nuestro.
No quiero que ignoréis, hermanos, que nuestros padres estuvieron todos bajo la nube y todos atravesaron el mar y todos fueron bautizados en Moisés por la nube y por el mar; y todos comieron el mismo alimento espiritual; y todos bebieron la misma bebida espiritual, pues bebían de la roca espiritual que los seguía; y la roca era Cristo. Pero la mayoría de ellos no agradaron a Dios, pues sus cuerpos quedaron tendidos en el desierto.
Estas cosas sucedieron en figura para nosotros, para que no codiciemos el mal como lo codiciaron ellos. Y para que no murmuréis, como murmuraron algunos de ellos, y perecieron a manos del Exterminador.
Todo esto les sucedía alegóricamente y fue escrito para escarmiento nuestro, a quienes nos ha tocado vivir en la última de las edades. Por lo tanto, el que se crea seguro, cuídese de no caer.
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 13, 1-9
Si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera
En aquel tiempo se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de los sacrificios que ofrecían.
Jesús respondió: «Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos porque han padecido todo esto? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. O aquellos dieciocho sobre los que cayó la torre en Siloé y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera».
Y les dijo esta parábola: «Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: “Ya ves, tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a perjudicar el terreno?”. Pero el viñador respondió: “Señor, déjala todavía este año y mientras tanto yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto en adelante. Si no, la puedes cortar”».
Comentario bíblico de Miguel Ángel Garzón
Las lecturas aúnan rasgos esenciales de la identidad de Dios y la invitación a la conversión. La primera lectura toma parte del relato de la vocación de Moisés. Cuando pastoreaba el rebaño, Dios se le manifiesta desde el misterio de la zarza que no se consume. Se presenta como el Dios de su pueblo Israel, que ve y se compadece de su sufrimiento, y ha escogido a Moisés para liberarlo. Pero Moisés le pide que se dé a conocer para que pueda explicarles a sus hermanos quién es y cuál es su nombre. Dios responde: “Soy el que soy”. Por un lado, se define como el Dios de la vida. Pero, por otro, se queda en la indefinición puesto que ningún ser humano puede alcanzar a comprender en su totalidad el misterio de Dios. El salmista invita a bendecir este nombre santo de Dios, acentuando dos de sus atributos más determinantes: compasivo y misericordioso.
El apóstol Pablo recuerda a los corintios que aquel pueblo liberado fue alimentado por Dios con el maná y el agua de la roca, pero sucumbieron a causa de sus pecados. Pablo identifica la roca con Jesucristo. Esta historia ha de servir de ejemplo (figura-tipo) para que los cristianos liberados por Jesús no se aparten de su palabra.
El evangelio nos pone ante este rostro de Dios que exige fidelidad y, a la vez, es paciente con el pecador. Jesús rememora unos trágicos episodios para exhortar al pueblo a la conversión y así no perezcan a causa del pecado. A continuación, narra la parábola de la higuera que no da fruto para subrayar la actitud del viñador que pide al amo esperar aún más tiempo antes de cortarla, mientras él sigue dándole todos los cuidados. Jesús muestra así la paciencia misericordiosa de Dios Padre.
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Programa emitido el 21 de marzo de 2025.
Disponible el programa El Espejo emitido hoy viernes 21 de marzo, dedicado, entre otros temas, al Proyecto Expedición 4.0 al Medievo, cuya reunión ha tenido lugar en Granada, en el que participan 8 diócesis españolas, para impulsar las visitas culturales con innovación técnica y tecnológica. En este proyecto la diócesis granadina participa con el monasterio de la Cartuja.
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