El 24 de octubre de 2024, en Casa Diocesana Málaga, se constituyó el nuevo Consejo Presbiteral, que se renueva cada cinco años. Algunos de sus miembros renovaron su cargo y, los que se incorporaban por primera vez, hicieron la jura y profesión de fe. Este Consejo es un órgano de colaboración de los sacerdotes con su Obispo, representativo del presbiterio diocesano.
Según el organigrama de la diócesis, los órganos consultivos del Obispo se sitúan en el primer lugar de la estructura diocesana y son: el Colegio de Consultores, el Consejo Episcopal, el Consejo Presbiteral, el Consejo de Asuntos Económicos (CAE) y el Consejo Pastoral Diocesano (CPD).
El Consejo Presbiteral se constituye de conformidad con lo establecido en la Constitución Dogmática “Lumen Gentium” y en el Decreto “Presbyterorum Ordinis”, en cumplimiento del Motu Proprio “Ecclesia Sanctae”, y a tenor de la Carta de la Sagrada Congregación “pro Clericis” de 11 de abril de 1970. Según lo prevenido en el Derecho Canónico (cc. 4095-501), se renueva cada cinco años. El anterior se constituyó el 24 de octubre de 2019 y justo a los cinco años se constituye de nuevo, bajo la presidencia del Sr. Obispo, D. Jesús Catalá.
Este consejo se reúne tres veces al año, a primeros, mediados y finales de curso. Sus miembros son elegidos por los propios sacerdotes desde los distintos arciprestazgos por lo que es conocido como «el senado» del Obispo. El secretario general, Francisco García Villalobos, explica que «este consejo ayuda al Obispo a la toma de decisiones de calado en el ámbito pastoral y de entre sus miembros es de donde el prelado elige a los que compondrán el Colegio de Consultores. Es decir, que los componentes de este último consejo tienen una doble idoneidad, pues han sido nombrados desde abajo, por sus compañeros presbíteros; y desde arriba, por el Obispo».
El actual Consejo Presbiteral queda formado por los siguientes miembros:
1.- POR RAZÓN DEL OFICIO
Vicario General: Ilmo. Mons. D. Antonio-Jesús Coronado Morón
Deán de la S. I. Catedral: Ilmo. Mons. D. José-Manuel Ferrary Ojeda
Vicario Episcopal: Ilmo. Sr. D. Manuel-Ángel Santiago Gutiérrez, Vicario para el Laicado
Vicario Episcopal: Ilmo. Sr. D. Francisco-Javier Guerrero García, Vicario para la Evangelización
Vicario Episcopal: Ilmo. Sr. D. Juan-Manuel Ortiz Palomo, Vicario para la Acción Caritativa y Social
Vicario Territorial de Melilla: Ilmo. Sr. D. Eduardo Resa Huerta
Delegado de Cáritas Diocesana: Rvdo. D. Antonio Collado Rodríguez
2.- POR ELECCIÓN
De los Arciprestazgos:
Cristo Rey: Rvdo. P. Giovanni Torres Gutiérrez I.M.C.
Los Ángeles: Rvdo. D. José Ruiz Córdoba
San Cayetano: Rvdo. D. José Manuel Bacallado Cabrera
San Patricio: Rvdo. D. Gustavo Mills Escobar
Santa María de la Victoria: Rvdo. D. Rafael-Javier Pérez Pallarés
Virgen del Mar: Rvdo. D. Rafael Quevedo Romero
Álora: Rvdo. D. Francisco José Martínez García
Antequera: Rvdo. D. Daniel Gutiérrez Santiago
Archidona-Campillos: Rvdo. D. Petre Chelaru
Axarquía-Costa: Rvdo. D. José-Mariano Pérez Clavero
Axarquía-Interior: Rvdo. D. Liviu Marian Bulai
Coín: Rvdo. D. Andrés Merino Mateo
Fuengirola-Torremolinos: Rvdo. D. Aurelio-Julián López Sánchez
Marbella-Estepona: Rvdo. D. José-Javier García Pascual
Ronda y Serranía: Rvdo. D. Rafael-Jesús Caro González
De los Religiosos:
Rvdo. P. Felix-Clement Rajendran C.M.F.
De los Consiliarios de los Movimientos Apostólicos:
Rvdo. D. Francisco-Hugo Aurioles de Gorostiza
3.- POR DESIGNACIÓN EPISCOPAL
Rvdo. D. Rafael Navarro Cortés
Rvdo. D. Eduardo Muñoz Centeno
Entre los nuevos miembros que hicieron la jura y profesión de fe, los sacerdotes más jóvenes de la diócesis: Eduardo Muñoz (en la foto) y Daniel Gutiérrez.
«Dilexit nos», la cuarta Encíclica de Francisco, retoma la tradición y actualidad del pensamiento «sobre el amor humano y divino del Corazón de Jesucristo», invitándonos a renovar su auténtica devoción para no olvidar la ternura de la fe, la alegría de ponerse al servicio y el fervor de la misión: porque el Corazón de Jesús nos impulsa a amar y nos envía a los hermanos.
«»Nos amó», dice san Pablo refiriéndose a Cristo (Rm 8,37), para hacernos descubrir que de este amor nada «podrá separarnos» (Rm 8,39)». Así comienza la cuarta Encíclica del Papa Francisco, titulada a partir del incipit «Dilexit nos» (TEXTO INTEGRAL) y dedicada al amor humano y divino del Corazón de Jesucristo: «Su corazón abierto va delante de nosotros y nos espera sin condiciones, sin exigir ningún requisito previo para amarnos y ofrecernos su amistad: Él nos amó primero (cf. 1 Jn 4,10). Gracias a Jesús ‘hemos conocido y creído el amor que Dios nos tiene’ (1 Jn 4, 16)» (1).
El amor de Cristo representado en su Corazón santo
En una sociedad -escribe el Papa- que ve multiplicarse «diversas formas de religiosidad sin referencia a una relación personal con un Dios de amor» (87), mientras el cristianismo olvida a menudo «la ternura de la fe, la alegría de la entrega al servicio, el fervor de la misión de persona a persona» (88), el Papa Francisco propone una nueva profundización en el amor de Cristo representado en su santo Corazón y nos invita a renovar nuestra auténtica devoción recordando que en el Corazón de Cristo «podemos encontrar todo el Evangelio» (89): es en su Corazón donde «finalmente nos reconocemos y aprendemos a amar» (30).
El mundo parece haber perdido su corazón
Francisco explica que, encontrando el amor de Cristo, «nos hacemos capaces de tejer lazos fraternos, de reconocer la dignidad de todo ser humano y de cuidar juntos nuestra casa común», como nos invita a hacer en sus encíclicas sociales Laudato si ‘ y Fratelli tutti (217). Y ante el Corazón de Cristo, pide al Señor «que vuelva a tener compasión de esta tierra herida» y derrame sobre ella «los tesoros de su luz y de su amor», para que el mundo, «sobreviviendo entre guerras, desequilibrios socioeconómicos, consumismo y uso antihumano de la tecnología, recupere lo más importante y necesario: el corazón» (31). Al anunciar la preparación del documento al final de la audiencia general del 5 de junio, el Pontífice había dejado claro que ayudaría a meditar sobre los aspectos «del amor del Señor que pueden iluminar el camino de la renovación eclesial; pero también que pueden decir algo significativo a un mundo que parece haber perdido el corazón». Y ello mientras se celebran los 350 años de la primera manifestación del Sagrado Corazón de Jesús a Santa Margarita María Alacoque en 1673, que se clausurarán el 27 de junio de 2025.
La importancia de volver al corazón
Abierta por una breve introducción y dividida en cinco capítulos, la Encíclica sobre el culto al Sagrado Corazón de Jesús recoge, como se anunció en junio, «las preciosas reflexiones de anteriores textos magisteriales y de una larga historia que se remonta a las Sagradas Escrituras, para volver a proponer hoy, a toda la Iglesia, este culto cargado de belleza espiritual».
El primer capítulo, «La importancia del corazón», explica por qué es necesario «volver al corazón» en un mundo en el que estamos tentados de «convertirnos en consumistas insaciables y esclavos de los engranajes de un mercado» (2). Lo hace analizando lo que entendemos por «corazón»: la Biblia habla de él como un núcleo «que está detrás de todas las apariencias» (4), un lugar donde «no importa lo que se muestre por fuera ni lo que se oculte, ahí estamos nosotros mismos» (6). Al corazón conducen las preguntas que importan: qué sentido quiero que tengan mi vida, mis opciones o mis acciones, quién soy yo ante Dios (8). El Papa señala que la actual devaluación del corazón proviene del «racionalismo griego y precristiano, del idealismo postcristiano y del materialismo», de modo que en el gran pensamiento filosófico se han preferido conceptos como «razón, voluntad o libertad». Y al no encontrar lugar para el corazón, «ni siquiera se ha desarrollado ampliamente la idea de un centro personal» que pueda unificarlo todo, a saber, el amor (10). En cambio, para el Pontífice, hay que reconocer que «yo soy mi corazón, porque es lo que me distingue, me configura en mi identidad espiritual y me pone en comunión con los demás» (14).
El mundo puede cambiar a partir del corazón
Es el corazón «el que une los fragmentos» y hace posible «cualquier vínculo auténtico, porque una relación que no se construye con el corazón es incapaz de superar la fragmentación del individualismo» (17). La espiritualidad de santos como Ignacio de Loyola (aceptar la amistad del Señor es cosa del corazón) y san John Henry Newman (el Señor nos salva hablándonos al corazón desde su Sagrado Corazón) nos enseña, escribe el Papa Francisco, que «ante el Corazón de Jesús, vivo y presente, nuestra mente, iluminada por el Espíritu, comprende las palabras de Jesús» (27). Y esto tiene consecuencias sociales, porque el mundo puede cambiar «a partir del corazón» (28).
«Gestos y palabras de amor»
El segundo capítulo está dedicado a los gestos y palabras de amor de Cristo. Los gestos con los que nos trata como amigos y muestra que Dios «es cercanía, compasión y ternura» se ven en sus encuentros con la samaritana, con Nicodemo, con la prostituta, con la adúltera y con el ciego del camino (35). Su mirada, que «escruta lo más profundo de tu ser» (39), muestra que Jesús «presta toda su atención a las personas, a sus preocupaciones, a su sufrimiento» (40). De tal manera «que admira las cosas buenas que reconoce en nosotros», como en el centurión, aunque los demás las ignoren (41). Su palabra de amor más elocuente es estar «clavado en la Cruz», después de llorar por su amigo Lázaro y sufrir en el Huerto de los Olivos, consciente de su propia muerte violenta «a manos de aquellos a quienes tanto amaba» (46).
El misterio de un corazón que amó tanto
En el tercer capítulo, «Este es el Corazón que tanto amó», el Pontífice recuerda cómo la Iglesia reflexiona y ha reflexionado en el pasado «sobre el santo misterio del Corazón del Señor». Lo hace refiriéndose a la Encíclica Haurietis aquas, de Pío XII, sobre la devoción al Sagrado Corazón de Jesús (1956). Aclara que «la devoción al Corazón de Cristo no es la adoración de un órgano separado de la Persona de Jesús», porque adoramos «a Jesucristo entero, el Hijo de Dios hecho hombre, representado en una imagen suya en la que destaca su corazón» (48). La imagen del corazón de carne, subraya el Papa, nos ayuda a contemplar, en la devoción, que «el amor del Corazón de Jesucristo, no sólo incluye la caridad divina, sino que se extiende a los sentimientos del afecto humano» (61) Su Corazón, continúa Francisco citando a Benedicto XVI, contiene un «triple amor»: el amor sensible de su corazón físico «y su doble amor espiritual, el humano y el divino» (66), en el que encontramos «lo infinito en lo finito» (64).
El Sagrado Corazón de Jesús es una síntesis del Evangelio
Las visiones de algunos santos particularmente devotos del Corazón de Cristo – precisa Francisco – «son bellos estímulos que pueden motivar y hacer mucho bien», pero «no son algo que los creyentes estén obligados a creer como si fueran la Palabra de Dios». Así, el Papa recuerda a Pío XII que no se puede decir que este culto «deba su origen a revelaciones privadas». Al contrario, «la devoción al Corazón de Cristo es esencial a nuestra vida cristiana, en cuanto significa la plena apertura de la fe y de la adoración al misterio del amor divino y humano del Señor, hasta el punto de que podemos afirmar una vez más que el Sagrado Corazón es una síntesis del Evangelio» (83). A continuación, el Pontífice invita a renovar la devoción al Corazón de Cristo también para contrarrestar «las nuevas manifestaciones de una “espiritualidad sin carne” que se multiplican en la sociedad» (87). Es necesario volver a la «síntesis encarnada del Evangelio» (90) frente a «comunidades y pastores centrados sólo en actividades externas, reformas estructurales desprovistas de Evangelio, organizaciones obsesivas, proyectos mundanos, pensamiento secularizado, en diversas propuestas presentadas como exigencias que a veces se pretende imponer a todos» (88).
La experiencia de un amor «que da de beber»
En los dos últimos capítulos, el Papa Francisco destaca los dos aspectos que «la devoción al Sagrado Corazón debe mantener unidos para seguir alimentándonos y acercándonos al Evangelio: la experiencia espiritual personal y el compromiso comunitario y misionero» (91). En el cuarto, «El amor que da de beber», relee las Sagradas Escrituras y, con los primeros cristianos, reconoce a Cristo y su costado abierto en «aquel a quien traspasaron», al que Dios se refiere a sí mismo en la profecía del libro de Zacarías. Un manantial abierto para el pueblo, para saciar su sed del amor de Dios, «para lavar el pecado y la impureza» (95). Varios Padres de la Iglesia mencionaron «la llaga del costado de Jesús como fuente del agua del Espíritu», sobre todo san Agustín, que «abrió el camino a la devoción al Sagrado Corazón como lugar de encuentro personal con el Señor» (103). Poco a poco, este costado herido, recuerda el Papa, «llegó a asumir la figura del corazón» (109), y enumera varias santas mujeres que «contaron experiencias de su encuentro con Cristo, caracterizadas por el descanso en el Corazón del Señor» (110). Entre los devotos de los tiempos modernos, la Encíclica habla en primer lugar de san Francisco de Sales, que representa su propuesta de vida espiritual con «un corazón atravesado por dos flechas, encerrado en una corona de espinas» (118).
Las apariciones a santa Margarita María Alacoque
Bajo la influencia de esta espiritualidad, santa Margarita María Alacoque relata las apariciones de Jesús en Paray-le-Monial, entre finales de diciembre de 1673 y junio de 1675. El núcleo del mensaje que se nos transmite puede resumirse en aquellas palabras que oyó santa Margarita: «He aquí aquel Corazón que tanto amó a los hombres y que no escatimó nada hasta agotarse y consumirse para darles testimonio de su Amor» (121).
Teresa de Lisieux, Ignacio de Loyola y Faustina Kowalska
De Santa Teresa de Lisieux, el documento recuerda haber llamado a Jesús «Aquel cuyo corazón latía al unísono con el mío» (134) y sus cartas a su hermana Sor María, que ayudan a no centrar la devoción al Sagrado Corazón «en un aspecto doloroso», el de quienes entendían la reparación como «primacía de los sacrificios», sino en la confianza «como la mejor ofrenda, agradable al Corazón de Cristo» (138). El Pontífice jesuita dedica también algunos pasajes de la Encíclica al lugar del Sagrado Corazón en la historia de la Compañía de Jesús, subrayando que en sus Ejercicios Espirituales, San Ignacio de Loyola propone al ejercitante «entrar en el Corazón de Cristo» en un diálogo de corazón a corazón. En diciembre de 1871, el padre Beckx consagró la Compañía al Sagrado Corazón de Jesús, y el padre Arrupe volvió a hacerlo en 1972 (146).Las experiencias de santa Faustina Kowalska, se recuerda, vuelven a proponer la devoción «con un fuerte acento en la vida gloriosa del Resucitado y en la misericordia divina» y, motivado por ellas, san Juan Pablo II también «vinculó íntimamente su reflexión sobre la misericordia con la devoción al Corazón de Cristo» (149).Hablando de la «devoción de consolación», la Encíclica explica que ante los signos de la Pasión conservados por el Corazón del Resucitado, es inevitable «que el creyente desee responder» también «al dolor que Cristo aceptó soportar por tanto amor» (151). Y pide «que nadie se burle de las expresiones de fervor creyente del pueblo fiel de Dios, que en su piedad popular busca consolar a Cristo» (160). Para que entonces «deseosos de consolarlo, salgamos consolados» y «también nosotros podamos consolar a los que se encuentran en toda clase de aflicciones» (162).
La devoción al Corazón de Cristo nos envía a los hermanos
El quinto y último capítulo, «Amar por amor», profundiza en la dimensión comunitaria, social y misionera de toda auténtica devoción al Corazón de Cristo, que, al «llevarnos al Padre, nos envía a los hermanos» (163). De hecho, el amor a los hermanos es el «mayor gesto que podemos ofrecerle a Él a cambio de amor» (167). Mirando a la historia de la espiritualidad, el Pontífice recuerda que el compromiso misionero de san Carlos de Foucauld hizo de él un «hermano universal»: «dejándose modelar por el Corazón de Cristo, quiso acoger en su corazón fraterno a toda la humanidad sufriente» (179). Francisco habla luego de «reparación», como explicaba san Juan Pablo II: «ofreciéndonos juntos al Corazón de Cristo, «sobre las ruinas acumuladas por el odio y la violencia, se pueda construir la civilización del amor tan anhelada, el reino del Corazón de Cristo» (182).
La misión de enamorar al mundo
La Encíclica recuerda de nuevo con san Juan Pablo II que «la consagración al Corazón de Cristo «debe asimilarse a la acción misionera de la Iglesia misma, porque responde al deseo del Corazón de Jesús de propagar en el mundo, a través de los miembros de su Cuerpo, su entrega total al Reino». En consecuencia, a través de los cristianos, «se derramará el amor en el corazón de los hombres, para que se edifique el Cuerpo de Cristo que es la Iglesia y se construya también una sociedad de justicia, paz y fraternidad» (206). Para evitar el gran riesgo, subrayado por san Pablo VI, de que en la misión «se digan muchas cosas y se hagan muchas cosas, pero no se pueda provocar el feliz encuentro con el amor de Cristo» (208), necesitamos «misioneros en el amor, que aún se dejen conquistar por Cristo» (209).
La oración de Francisco
El texto concluye con esta oración de Francisco: «Pido al Señor Jesús que de su santo Corazón broten para todos nosotros ríos de agua viva para curar las heridas que nos infligimos, para fortalecer nuestra capacidad de amar y de servir, para impulsarnos a aprender a caminar juntos hacia un mundo justo, solidario y fraterno. Esto hasta que celebremos juntos con alegría el banquete del reino celestial. Allí estará Cristo resucitado, que armonizará todas nuestras diferencias con la luz que brota sin cesar de su Corazón abierto. Bendito sea siempre!» (220).
El vicario judicial del Arzobispado de Granada ha impartido la lección inaugural.
Esta mañana el obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes, ha presidido la Eucaristía en la capilla de Los Vélez de la Catedral; una celebración enmarcada dentro del acto de apertura del Año Judicial del Tribunal Eclesiástico de la Diócesis de Cartagena y en la que le acompañaban el vicario general de la Diócesis, Juan Tudela García; el vicario judicial, Gil José Sáez Martínez; y el vicario judicial del Arzobispado de Granada, Eduardo García López; junto a otros sacerdotes del Tribunal Eclesiástico.
En su homilía, el obispo ha recordado a los presentes el compromiso misionero de los cristianos y la importancia de poner a Cristo en el centro, como así recomienda en su plan pastoral para este año. También ha querido ensalzar el servicio pastoral que se realiza desde los tribunales eclesiásticos, «ayudando a entender mejor y cuidando el sentido de la vida matrimonial y familiar». Ensalzando las tareas que llevan a cabo cada uno de ellos, les ha pedido que sepan, en el ejercicio de sus funciones, mantenerse «siempre cerca de la verdad, buscando el bien, para poder servir mejor a los que acuden pidiendo ayuda», ya que, como ha reconocido, suelen encontrarse ante casos «poco favorables a la reconciliación, con la ruptura de la comunión, y eso siempre es causa de gran dolor».
Al término de la misa, ya en el Palacio Episcopal, se ha presentado la memoria del curso anterior y el vicario judicial del Arzobispado de Granada ha sido el encargado de impartir la lección inaugural sobre La actualidad del discernimiento en la pastoral y el Derecho de la Iglesia. Ha destacado García López que una de las claves en el pontificado del Papa Francisco, junto con la sinodalidad, es el discernimiento. Algo que –remarcaba– es «una constante en el derecho canónico, ya que forma parte de la actividad jurídica general a la hora de desarrollar los procesos judiciales».
El pasado lunes, 21 de octubre, en la Casa de la Iglesia se llevó a cabo la primera reunión del recién constituido equipo de Pastoral Vocacional de la diócesis, marcando el inicio de un camino lleno de esperanza y compromiso para promover una cultura vocacional sólida en nuestra comunidad. Además, fueron citados otros miembros de Delegaciones para tratar el tema del próximo Congreso Nacional de Vocaciones. Este nuevo equipo nace con la misión de cooperar estrechamente con el Obispo en la programación y ejecución de una pastoral vocacional centrada en sensibilizar, promover, acompañar y organizar diversas actividades y formas de acompañamiento dirigidas a despertar el sentido vocacional en todas sus dimensiones, principalmente desde nuestras parroquias y comunidades.
La reunión comenzó con la acogida del Delegado, Pepe Navarrete, y la presentación formal de los miembros que forman parte de este equipo, representando todas las realidades cuyo ámbito vocacional es significativo. Además, el delegado de vocaciones destacó la importancia de trabajar en conjunto para crear espacios donde los jóvenes y las familias puedan discernir la llamada de Dios. Se hizo especial énfasis en que la pastoral vocacional debe ir de la mano de la pastoral juvenil, reconociendo que ambas están profundamente interconectadas.
Entre los puntos del día se subrayó la necesidad de establecer una cultura vocacional que responda a la pregunta esencial que todo cristiano debería plantearse: “¿Para quién soy?”. Además, se expuso el reto de acompañar a los jóvenes en su discernimiento, ayudándoles a sintonizar con la voluntad de Dios a través de la oración, la meditación y otras herramientas espirituales. El proceso de discernimiento no se puede improvisar, y para ello esta Delegación se propone continuas líneas de trabajo basadas en la perseverancia, el acompañamiento cercano y una evangelización auténtica, creativa y con audacia para proponer el seguimiento de Cristo en un mundo complejo. El equipo también abordó los desafíos que enfrenta la pastoral vocacional, incluyendo la necesidad de una conversión pastoral tanto en el lenguaje como en el estilo de vida, con el objetivo de conectar genuinamente con los jóvenes y sus inquietudes.
Seguidamente se trató otro tema central, como es la participación de la diócesis en el próximo Congreso Nacional de Vocaciones los días 7 al 9 de febrero en Madrid. Organizado por el servicio de pastoral vocacional de la CEE, el Congreso tiene previsto congregar cerca de 3500 personas de todo el país, de nuestra diócesis participarán 42 congresistas. Este punto fue tratado especialmente por el Vicario General y Vicario de Evangelización D. Juan Ignacio Damas, quien animó a la preparación del mismo con la etapa previa de trabajo en nuestra diócesis en sintonía con el Congreso de Laicos celebrado en 2020.
La reunión concluyó con el compromiso de todos los presentes para trabajar con entusiasmo y dedicación en las iniciativas planificadas, confiando en que, con el acompañamiento adecuado, muchos jóvenes descubrirán y responderán generosamente a la llamada que Dios les hace.
A continuación, en la siguiente imagen se puede ver cómo queda formado el equipo diocesano de pastoral vocacional de nuestra Diócesis.
La lección inaugural corrió a cargo del arzobispo de Oviedo, que habló de los retos de la Iglesia en Europa.
El Instituto Teológico de Murcia (ITM), OFM, celebró la apertura del curso el pasado martes. A las 18:00 horas comenzó la celebración de la Eucaristía en la iglesia de La Merced, presidida por el arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz Montes, OFM; acompañado por el ministro provincial, Joaquín Zurera Ribó, OFM; y el director del ITM, Miguel Ángel Escribano, OFM; junto a otros sacerdotes profesores del centro.
Después tuvo lugar el acto académico en el salón de actos del ITM, cuya lección inaugural corrió a cargo de Mons. Sanz, que se centró en los desafíos y esperanzas de ser cristiano en esta «Europa neopagana». Una Europa –recordó en palabas de Joseph Ratzinger– «apóstata de sí misma». El arzobispo contextualizó la situación actual identificando que la ruptura entre la identidad cristiana y Europa ha provocado también la ruptura de los valores, porque «una Europa que reniega de su propia identidad está abocaba a la derrota, está indefensa».
Mons. Sanz incidió en que en la cultura, política y demás realidades actuales en Europa se ha relegado a la Iglesia, a los cristianos, al «mutismo y la invisibilidad»: «Sobre las cosas públicas nos dicen señalando: «No son objeto de vuestra reflexión, porque en las cosas públicas vosotros estáis de más». Y así nos empujan al ostracismo hasta sellar nuestros labios censurando la palabra o emparedando nuestra presencia en el rincón de lo sacral». Sin embargo, «la cultura cristiana ha llegado a ser subversiva por defender esa cosmovisión de la realidad que respeta la vida en todas sus circunstancias, que cuida la libertad, que ama la belleza, que no traiciona la verdad, que ejerce la bondad y que está abierta a la trascendencia».
En esta contienda cultural contra el cristianismo, el arzobispo de Oviedo señaló algunos retos o desafíos frente a los que no cabe «la tibieza mediocre ni la irresponsable cobardía»: la batalla demográfica y la penetración islámica; el cambio de paradigma o la secularización de la sociedad; el nuevo orden mundial establecido por las nuevas corrientes ideológicas; y los núcleos que pretenden «deconstruir la cosmovisión cristiana en Europa» presentando a la Iglesia como algo obsoleto, destruyendo la familia como espacio de transmisión de la fe, adueñándose de la educación «para manipular a las generaciones futuras», y apostando por la ideología de género y la desprotección de la vida, «en aras de destruir la cosmovisión cristiana de la misma, jugando a ser Dios».
Ante este panorama hostil, Mons. Sanz ofreció algunas alternativas: el nacimiento de una cultura propia, desde el diálogo abierto a todos, desde la filosofía y la antropología cristiana; visibilizar a los «maestros de la certeza en la tradición cristiana», mostrando el mensaje del Evangelio pero contado de una manera nueva; recordar a través del arte (escultura, pintura, escultura, música o literatura) lo que Europa ha heredado de la Iglesia; y ofrecer «el rostro de la misericordia como pedagogía en un mundo violento».
Como es tradición, antes de finalizar el acto se entregaron los títulos a quienes han obtenido el grado en Bachiller en Teología, la Licencia en Teología Fundamental o el doctorado.
Este encuentro quiere ser una “gran fiesta” de la Iglesia para avivar el deseo y la necesidad de las vocaciones. Como anticipo, el Día de la Iglesia Diocesana invita a buscar “en tu interior” para descubrir “el plan que Dios tiene para ti”. Porque “todos queremos encontrar la felicidad en nuestra vida, pero a veces buscamos en el lugar equivocado”. Responder a la “llamada” resulta «transformador e invita a vivir con autenticidad, compromiso y plenitud”.
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Una ‘llamada’ que cambia vidas
Pilar, Montse, Litus, Pedro, Diego, Carmen y Alberto respondieron con un sí al plan que Dios tenía para ellos. Para cada uno tenía prevista una vocación. Los siete son los protagonistas de esta Campaña. Con sus testimonios certifican que una “llamada” cambia vidas porque la suyas cambiaron al descubrir que el “final feliz” está cuando dejas de ir por delante de Dios y te dejas guiar por Él.
“Caminemos juntos”. Este es el lema de la campaña de Cáritas con motivo de la celebración, el próximo domingo, del Día de las Personas sin Hogar. Alrededor de dos centenares de personas han participado este mediodía en un acto público en el centro de la capital jiennense para “insistir en la necesidad de poner a las personas en situación de sin hogar en el centro de nuestra mirada política y social, defendiendo una perspectiva global de derechos que facilite un proceso integral de inclusión”, afirma Sonia Quirós, responsable del Programa de Personas sin Hogar de Cáritas y directora del Hogar Santa Clara. “Toda persona y familia tiene derecho a disfrutar de un hogar digno y adecuado, permanente y en paz”, apostilla.
Según concreta, en el contexto actual las situaciones de exclusión son mucho más severas, especialmente en el plano psicoemocional; el problema de la vivienda se agudiza, con alquileres insostenibles, falta de vivienda pública y de protección social; la precariedad laboral dificulta a muchas personas vivir con estabilidad, y la exclusión se agrava con situaciones de irregularidad administrativa. La grave situación de exclusión, invisibilidad y sufrimiento que sufren las personas sin hogar hace que el trabajo de Cáritas tenga un eje preferencial con este colectivo. “Para nosotros es prioritario responder de manera integral a las necesidades que estas personas presentan, siempre desde el objetivo de establecer un acercamiento e iniciar procesos encaminados a la recuperación de la autonomía y la inclusión social”, apunta Quirós.
Perfil de las personas sin hogar
Durante el pasado año, el número de personas atendidas por este programa de Cáritas en Jaén fue de 365, de las que 9 de 10 fueron hombres, mayoritariamente entre los 25 y los 55 años y, en cuanto a la procedencia, la mitad son españoles. La mayoría están solteros, tienen una baja formación y escaso o ningún apoyo familiar.
Como apunta la campaña de Cáritas, el camino de las personas sin hogar es largo y a menudo está lleno de dificultades que limitan el acceso a derechos y servicios imprescindibles para la recuperación de la autonomía y la inclusión. Así, la situación del sistema de atención a la salud mental es grave. “El acompañamiento a personas con trastorno mental y con circunstancias sociales desfavorables está recayendo en entidades sociales por falta de seguimiento de los servicios de salud”, denuncia Quirós. En cuanto a la cuestión de la garantía de ingresos mínimos, supone un laberinto burocrático, lo que se añade a la importante brecha digital y la falta de medios para superarla, entre otras cuestiones.
Invitación a caminar juntos
“Caminemos juntos”, destaca Quirós, es una llamada al encuentro, una oportunidad “para acercarnos, conocer y dejar que sean las propias personas en situación de sin hogar las que puedan expresar quiénes son, qué viven, qué buscan y qué esperan”. “Las personas sin hogar necesitan ser oídas, tenidas en cuenta en nuestra comunidad, en nuestras políticas, para cuestionarnos cómo podemos mejorar sus condiciones y no contribuir desde nuestra indiferencia a perpetuar su situación”, propone la responsable del Programa de Personas sin Hogar.
Por todo ello, Cáritas reclama políticas públicas que favorezcan soluciones habitacionales adecuadas; que faciliten el acceso a un servicio de salud y apoyo psicológico completos; que promuevan oportunidades de empleo específicas para este colectivo; que promocionen una cultura de respeto y solidaridad, y que protejan a los perfiles más vulnerables, como mayores y mujeres. “Erradicar el sinhogarismo en nuestras ciudades y luchar por la dignidad de los derechos de todas las personas es un camino que solo se puede transitar si lo hacemos juntos y unidos”, concluye Quirós.
El Obispo hace entrega de la moneda conmemorativa del 40 Aniversario de la declaración de Patrimonio Mundial de la Humanidad de la Mezquita Catedral de Córdoba a la Policía Local y a la Hermandad de San Rafael
El Obispo de Córdoba ha presidido la Eucaristía en la solemnidad de San Rafael en la Iglesia del Juramento, un templo concurrido desde primeras horas con la presencia de fieles y devotos del Arcángel, en “esta ciudad que tiene ángel que la protege”, exclamó Monseñor Demetrio Fernández al iniciar su homilía, en la que también hizo presente a todos los cordobeses que hoy disfrutan de un día de campo y convivencia.
El Obispo aseguró en su alocución en presencia del alcalde de Córdoba, el presidente de la Diputación, el Delegado territorial del Gobierno de Andalucía el Consejero de Justicia que todos debemos ser conscientes de que nuestra lucha no es contra las fuerzas contrapuestas de este mundo “sino contra los espíritus del mal; no hemos de pensar que las fuerzas contrapuestas son aquellas que se analizan sociológicamente” sino que la Palabra de Dios nos abre a otro horizonte y por tanto ”nuestra lucha diaria es contra los espíritus del mal que son más poderosos que el hombre”; y a favor del hombre luchan los santos ángeles y arcángeles para “salir vencedores” porque tal como dice el Apocalipsis “la victoria es de una mujer, la Virgen María, que tiene de su parte al Hijo y a todos los ángeles ”.
La devoción de Córdoba hacia el Arcángel San Rafael debe orientarse a pedir su protección porque muchas de las luchas que hemos de librar en nuestra vida cotidiana no solo se enfrentan a fuerzas contrarias “sino que en nuestro combate nos enfrentamos a diario a dificultades que nos superar y necesitamos la ayuda de Dios y de sus santos ángeles”, prosiguió el Obispo, que animó a invocar su protección para llevar adelante el combate de la vida “y salir victorioso”.
Reconocimiento al Cabildo Catedral de Córdoba
En el 40 Aniversario de la declaración de Patrimonio Mundial de la Humanidad de la Mezquita Catedral de Córdoba, el obispo de Córdoba ha querido hacer un reconocimiento público al Cabildo Catedral por su labor de servicio, conservación y uso litúrgico del principal templo de la Diócesis. La gestión del Cabildo, abundó don Demetrio, es “una fuerza potente desde el punto de vista religioso por la difusión de las celebraciones litúrgicas por todo el mundo, lo que contribuye a que la ciudad sea valorada. Muestra de ello, son los galardones y premios que tiene el órgano capitular, fruto de “la acogida y servicio que se dispensa al visitante desde el Cabildo”, refirió el Obispo.
Entrega de la moneda conmemorativa a la Policía Local y la Hermandad de San Rafael
El Obispo ha hecho entrega de la moneda conmemorativa del 40 Aniversario de la declaración de Patrimonio Mundial de la Humanidad de la Mezquita Catedral de Córdoba a la Policía Local y a la Hermandad de San Rafael. Al finalizar el acto, ante los pies del altar el Intendente Jefe del Cuerpo de la Policía Local, Antonio Serrano, firmó en el libro en el que el Cabildo Catedral de Córdoba recoge el reconocimiento de distintos colectivos, entidades y grupos profesionales. Igualmente, miembros de la Junta de Gobierno de la Hermandad de San Rafael recibieron la moneda conmemorativa del aniversario en presencia del rector+ de la Basílica del Juramento, Fernando Cruz Conde y el Deán Presidente de la Catedral, Joaquín Alberto Nieva
El evangelio de hoy nos narra la historia de Bartimeo. Cuántas veces nos hemos encontrado en la situación de Bartimeo, cuántas veces nuestra fe y nuestra constancia nos ha salvado, consolado, reconfortado… Cuántas veces el ruido que nos rodea no ha podido con nuestra fe y hemos continuado buscando a Jesús. Bartimeo a pesar de no ver a Jesús continuaba llamándolo y buscándolo, confiando en Él, y, a pesar de las voces que pretendían silenciarlo y que cesara en su afán, siguió llamando a Jesús y confiando en su misericordia. Sigamos en nuestra búsqueda, seamos constantes y persistentes, porque nuestra fe nos salvará.
Delegación Diocesana para las Hermandades, Cofradías, Santuarios y Piedad Popular.
Durante el mes de marzo, la Diócesis preparó una jornada de especial como homenaje por los años de entrega y oración de las Hermanas de Belén en Asidonia-Jerez, la cual recoge este título que se podrá adquirir en el Obispado.
Tras vivir el pasado mes de marzo la marcha de las Hermanas de Belén de la Iglesia Asidonense, desde la Diócesis se preparó una jornada de conferencias, experiencias, testimonios, terminando con una Eucaristía para agradecer a esta realidad eclesial su presencia. Todo comenzó el 13 de marzo, donde se inició poniendo la mirada en el Monasterio de la Cartuja, conociendo en profundidad toda la vida de este oasis de espiritualidad.
14 y 15 de marzo sería días testimoniales donde sacerdotes, laicos y las propias Hermanas de Belén contaban todo lo vivido durante 22 años en la Diócesis de Asidonia-Jerez. Todo esto nos llevo hasta la Eucaristía de despedida que se celebró en el Monasterio presidida por Monseñor José Rico Pavés, Obispo de Asidonia-Jerez.
Tras finalizar esta jornada, la Revista Asidonense ha hecho público un número extraordinario para recoger todo lo vivido durante este mes de marzo. Este título, se podrá recoger en el Obispado de forma gratuita, de esta forma poder tener en vuestros hogares esta información tan valiosa.
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