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Hoy se celebra el Día del Seminario, bajo el lema “Sembradores de Esperanza”

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Hoy se celebra el Día del Seminario, bajo el lema “Sembradores de Esperanza”

El obispo de Guadix anima a rezar por las vocaciones al sacerdocio en la Iglesia y en la diócesis de Guadix, que cuenta con un Seminario Mayor y un Seminario Menor en Familias

En torno a la fiesta de San José, la iglesia celebra el Día del Seminario, una jornada para pedir por las vocaciones y conocer mejor la vocación al sacerdocio y los seminarios de nuestra diócesis. Este año, como San José cae en miércoles, la celebración del Día del Seminario se adelanta a este domingo 16. También se celebrará el miércoles 19 de marzo, fiesta litúrgica del patrón de los seminarios y de las vocaciones al sacerdocio. El lema de esta jornada es “Sembradores de Esperanza”.

En la diócesis de Guadix, en todas las parroquias se hablará este domingo del Seminario y de las vocaciones al sacerdocio. También se hará la colecta, para ayudar desde las comunidades parroquiales a la formación de los futuros sacerdotes, que el día de mañana atenderán esas mismas comunidades. Necesitamos vocaciones. La Iglesia necesita vocaciones al sacerdocio y el mundo necesita sacerdotes, que siembren la Esperanza, la Palabra, el mensaje de Cristo entre nosotros.

La diócesis de Guadix cuenta con dos seminarios. Hay un Seminario Mayor que tiene 9 seminaristas, que disciernen sobre su vocación al sacerdocio y se preparan ya para tener la mejor formación. También está el Seminario Menor, que ahora se llama Seminario en Familia, que acompaña a los chicos más jóvenes a plantearse su posible vocación, pero sin salir de su entorno familiar y de sus propios colegios. En esta modalidad, los chicos que quieren clarificar si tienen vocación al sacerdocio se reúnen una vez al mes en el Seminario y viven una jornada de convivencia y formación. Aquí hay 11 chicos realizando este proceso.

Con motivo de este Día del Seminario, el obispo de Guadix, D. Francisco Jesús Orozco, ha escrito una Carta Pastoral en la que anima a rezar por las vocaciones, a sentir el Seminario como algo propio y a tomar conciencia de la importancia de los padres, del testimonio de los propios sacerdotes y de los catequistas y profesores de Religión en el proceso vocacional de los jóvenes.

Sembradores de Esperanza

El Día del Seminario se presenta este año bajo el lema “Sembradore de Esperanza”. Sin duda, es un lema que recuerda que estamos en el Año Jubilar de la Esperanza, pero va más allá.

Como indican en la web de la Conferencia Episcopal Española, esta campaña hace referencia a tres realidades que están condicionando el tiempo en que vivimos: la conectividad que facilitan las tecnologías pero que provocan el aislamiento del presente, la soledad que a veces se vive en medio de la multitud y el dolor que provoca el sufrimiento y la injusticia. En medio de todas esas realidades, la campaña invita a descubrir las zonas luminosas de la aventura humana y el papel que tienen los sacerdotes para generar esperanza.

Cuatro rasgos de este tiempo suscitan depresión y desesperanza: la incertidumbre económica; el miedo a la enfermedad; el uso masivo de redes sociales impregnadas de ideologías y bulos; y el envejecimiento progresivo de la población. Las consecuencias se manifiestan en los altos índices de depresión y de suicidio, que se han convertido en problemas importantes de salud pública.

En este contexto social, 15.285 sacerdotes católicos desempeñan su misión en la Iglesia española cumpliendo la misión de anunciar el Evangelio y sanar las heridas de este tiempo. Esta es, también, la motivación que anima a cada uno de los 1.036 seminaristas que se forman en los seminarios de las diócesis españolas en este curso 2024-2025. Su formación está centrada, precisamente, en ir desarrollando progresivamente las actitudes y aptitudes que se necesitan para ser sembradores de esperanza siendo sacerdotes misioneros a lo largo y ancho de la geografía española. Y cada uno de estos seminaristas es una razón para la esperanza en los 82 seminarios que hay en España, reunidos en 57 comunidades formativas. Como seminaristas siguen el plan de formación vigente, un tiempo que se prolonga entre 7 y 9 años, y en el que los seminaristas atraviesan cuatro etapas: propedéutica, discipular, configuradora y de síntesis vocacional, que son indispensables para que se manifieste la idoneidad de su vocación.

En este día del Seminario se hace visible cómo el ministerio sacerdotal hace frente en muchas ocasiones a las raíces de la desesperanza. Así, frente a la incertidumbre económica, los sacerdotes son sembradores de esperanza porque se comprometen en el acompañamiento de las personas que viven en situación de soledad o enfermedad y desarrollan las 4.488 Cáritas parroquiales, que atienden más de 2,5 millones de personas necesitadas y coordinan los equipos de voluntarios en las parroquias.

Frente al miedo a la enfermedad, los sacerdotes acompañan a miles de enfermos en sus parroquias y coordinan equipos de visita y de compañía a los enfermos que viven en el territorio parroquial. Además 870 capellanes, acompañados de voluntarios de Pastoral de la Salud, sirven en los hospitales y centros asistenciales y ofrecen un acompañamiento personal a los pacientes, para confortarles en su enfermedad, independientemente de cuál sea su fe o vivencia espiritual.

Frente a las adicciones digitales y las situaciones que atraviesan los jóvenes, los sacerdotes, sembradores de esperanza, acompañan a los jóvenes en grupos de formación parroquial, en las actividades de tiempo libre y en las escuelas y colegios, en ocasiones como capellanes, profesores o tutores, velando por la educación integral de los alumnos que incluye la dimensión espiritual. Esta labor educativa también se lleva a cabo mediante un acompañamiento de las familias en situaciones de dificultad.

También frente a la despoblación y al envejecimiento demográfico, los sacerdotes son sembradores de esperanza en el mundo rural. La mitad de las parroquias que hay en España (22.921 parroquias) se encuentran en zonas rurales. Al frente de las mismas están sacerdotes que acompañan a las personas que viven allí, las atienden espiritualmente y hacen presente el Evangelio de Jesucristo en zonas muchas veces abandonadas por otras instituciones.

En definitiva, de muchas maneras los sacerdotes en España son sembradores de esperanza, en medio de una sociedad que está amenazada, precisamente, por la desesperanza. El compromiso silencioso de los sacerdotes con cada persona es generador de esperanza en el día a día, ayudando a encontrar soluciones a sus problemas y aportando un sentido a sus experiencias vitales. El motor que mueve a los sacerdotes a emprender este servicio no es otro que la propia experiencia personal de haberse encontrado con Cristo y de descubrirse llamado por él a través de la Iglesia para servir a la humanidad sembrando la esperanza del Evangelio.

Antonio Gómez

Delegado diocesano de MCS. Guadix

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Domingo II de Cuaresma. Ciclo C. 16 de marzo de 2025

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Domingo II de Cuaresma. Ciclo C. 16 de marzo de 2025

Este relato de Lucas corresponde a una de las teofanías en las que directamente Dios Padre, simbolizada su presencia en una nube, revela a Jesús como su Hijo.

Ha transcurrido un tiempo en el que Jesús ha anunciado a sus discípulos su crucifixión, les ha mostrado las exigencias del Reino de Dios y ha hecho una invitación a la conversión en radicalidad. Pero los discípulos no han comprendido la misión de Jesús ni la de ellos, porque lo ven a él como un Mesías político y no como un Mesías espiritual, de ahí la lucha de poder y la aspiración al liderazgo que muestran algunos de ellos.

Jesús, ante este fracaso que siente y ante esta tensión comunitaria, acompañado de tres de sus discípulos principales, sube a la montaña, lugar preferido de oración y encuentro con Dios.

Esta escena de la transfiguración de Jesús pretende confirmarlo a él en su verdadera identidad y en su misión. El camino que él ha elegido, su estilo de vida y sus propuestas para nosotros están aprobadas por el mismo Dios.

Moisés, que representa la Ley, y Elías, que representa a los profetas, o, lo que es lo mismo, representan la Sagrada Escritura, mantienen una conversación con Jesús sobre su final mesiánico de fracaso y muerte en cruz.

Cuando los discípulos contemplan la gloria de Jesús, Pedro quisiera detener el tiempo, porque lo único que le importa a él y a sus compañeros es el triunfo del Mesías. Al terminar esta breve sensación, los discípulos vuelven a la realidad de continuar su camino a Jerusalén, en donde han de asumir la muerte de Jesús y el sufrimiento personal de ellos, algo que también hemos de hacer los discípulos actuales.

Emilio J., sacerdote

https://elpozodedios.blogspot.com/

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Caniles peregrinó a Jaén con devoción al Sagrado Corazón de Jesús

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Caniles peregrinó a Jaén con devoción al Sagrado Corazón de Jesús

El sábado 15 de marzo la Hermandad del Sagrado Corazón de Jesús, de la parroquia de Caniles, realizó una peregrinación para visitar la Iglesia de la Merced en Jaén, donde se encuentra la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, venerada en la capital jienense.

Sobre unas 50 personas asistieron a esta peregrinación, que, además, fue una oportunidad para visitar algunos de los lugares emblemáticos de Jaén, como la capilla del Nuestro Padre Jesús, conocido popularmente como el Abuelo; la Catedral, donde se encuentra el relicario más famoso de la cristiandad: el del Santo Rostro; el castillo de Santa Catalina, que lleva el nombre de la patrona de Jaén, junto a la virgen de la Capilla; los baños árabes etc…

Uno de los momentos más importantes de la peregrinación fue el tiempo de oración y la celebración de la Santa Misa en la iglesia donde se venera la imagen del Sagrado Corazón de Jesús. Allí recibió al grupo muy amablemente el sacerdote encargado del lugar. La Eucaristía la presidió el párroco de Caniles, Rafael Tenorio. Al finalizar, rezamos todos, ante la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, de gran valor sentimental y de devoción en la ciudad jienense.

Rafael Tenorio

Párroco de Caniles

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¡Felicidades a nuestro Obispo! Mons. Rafael Zornoza celebra sus 50 años de sacerdocio

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«50 años celebrando la Nueva Alianza y su Sangre y consagrando el Pan de vida en nombre de Jesús tomad, comed esto es mi cuerpo».

El Obispo de Cádiz y Ceuta ha celebrado esta mañana sus Bodas de Oro, 50 años dedicados al ministerio sacerdotal. En una emotiva celebración eucarística, donde varios de sus hermanos Obispos han concelebrado con él; el Arzobispo Emérito de Granada, D. Francisco Javier Martínez Fernández, el Obispo de Asidonia-Jerez, D. José Rico Pavés, y el Obispo Auxiliar de Sevilla, D. Teodoro León Muñoz. Una numerosa representación del clero gaditano, Vicarios episcopales y seminaristas también han acompañado a Mons. Zornoza en este día tan señalado para él, además de autoridades, la curia diocesana, directores y delegados de secretariados y delegaciones episcopales, y muchos fieles laicos amigos del prelado.

Una Catedral llena en este sábado para darle la más cálida de las felicitaciones al Obispo de Cádiz y Ceuta, acompañarlo en sus 50 años dedicados al sacerdocio con la celebración de la Eucaristía.

El prelado en su homilía, agradecido decía: «Todos formáis parte de mi vida, me sostenéis en la Iglesia y sois causa de mi agradecimiento hoy al Señor. También mencionar la felicitación del Santo Padre, el Papa Francisco que me felicitó ayer por la tarde. Doy gracias a Cristo Jesús que me hizo capaz y fio mi y me confió este misterio. La infinita bondad de Dios me ha obsequiado con este regalo inmerecido. Este es el momento para agradecer a Dios nuestro Señor el privilegio que ha sido para mi el sacerdocio, nada menos que durante 50 años».

Antes de la bendición final al pueblo, Mons. Rafael Zornoza recibió las felicitaciones de varios laicos pertenecientes a delegaciones episcopales y movimientos, así como la felicitación del p. Ricardo Jiménez Merlo como representante del clero diocesano, donde le transmitía unas palabras de agradecimiento por estos años pastoreando la Diócesis y haciéndole entrega de una Cruz pectoral.

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Carta Pastoral en el Día del Seminario

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«Sembradores de Esperanza»

Día del Seminario 2024

Queridos hermanos, sacerdotes, consagrados y fieles laicos,

Con este lema, el mes de marzo, dedicado especialmente a San José, nuestra Iglesia diocesana se vuelca en la promoción y acompañamiento de las vocaciones para el ministerio Ordenado. Es un tiempo propicio para dar gracias a Dios por la vida y el ministerio de los sacerdotes y para pedirle que siga bendiciéndonos con abundantes y generosas respuestas. Así mismo, imploramos al Señor que a todos nos guíe y fortalezca en el camino de la santidad, como “sembradores de Esperanza”, en un mundo que vive fracturado y pesimista por las ideologías imperantes, las guerras, la cultura de la muerte y del descarte, por la vivencia subjetiva de una fe a la “carta”.

El papa Francisco nos recuerda en la Bula Spes non confundit, con la que convoca el Jubileo Ordinario del año 2025 que “en el corazón de toda persona anida la esperanza como deseo y expectativa del bien, aun ignorando lo que traerá consigo el mañana. Sin embargo, la imprevisibilidad del futuro hace surgir sentimientos a menudo contrapuestos: de la confianza al temor, de la serenidad al desaliento, de la certeza a la duda. Encontramos con frecuencia personas desanimadas, que miran el futuro con escepticismo y pesimismo, como si nada pudiera ofrecerles felicidad”. Cristo es la fuente de Esperanza para todo corazón que se siente herido en lo más profundo y necesita del bálsamo de su Amor misericordioso, que repara y restablece en una vida nueva, la vida de la Gracia.

Los sacerdotes y los seminaristas, junto con todo el Pueblo Santo de Dios, son llamados a testimoniar el valor y el gozo de una “Esperanza que no defrauda”, que no es manipulada por intereses ideológicos o modas pasajeras. Son interpelados en lo más profundo de su corazón a hacer un sincero y permanente ejercicio de configuración con Cristo Sacerdote, Cabeza y Pastor de la Iglesia; ser otro Cristo en medio de la comunidad: alentando, sosteniendo, acompañando en la Esperanza. Y no cualquier esperanza, sino aquella que surge del “Amor y se funda en el amor que brota del Corazón de Jesús traspasado en la cruz”. De ahí, que ser “sembradores de Esperanza”, como nos recuerda la campaña del Día del Seminario, envuelve y dimensiona toda la vida.

La vocación sacerdotal, ciertamente, es un don de Dios para quien escucha la llamada y permanece fiel a ella; a la par que reaviva la esperanza en un florecimiento de nuevas y santas vocaciones. Creemos, esperamos y confiamos en que el dueño de la mies hará surgir generosas respuestas y reafirmará con su gracia el sí de aquellos que ya han respondido o están en proceso de discernimiento vocacional. A la vez, es una llamada a fomentar en los niños, adolescentes, jóvenes o adultos, con palabras y obras, en nuestras comunidades, la alegría de ser sacerdote.

Esta es la Esperanza gestada por el Espíritu como un don para toda la Iglesia y un bien absolutamente necesario para su misión. Por eso, debe ir creciendo entre nosotros la convicción de que todos los miembros de la Iglesia, sin excluir ninguno, tenemos la grave responsabilidad de cuidar las vocaciones, de ir generando una cultura vocacional, como se nos interpelaba en el reciente Congreso de Vocaciones.

Nuestra Iglesia diocesana acoge esta interpelación a ser sensible y audaz en la pastoral vocacional. Somos conscientes de la necesidad de todos los carismas y ministerios en la Iglesia, pero ante la cercanía de la solemnidad de San José, se hace urgente una llamada en favor del necesario ministerio ordenado. Y lo hacemos en clave de “Cultura Vocacional”, que nos ayude a todos a escuchar y a fomentar una palabra de aliento y esperanza, para comprender que adentrarse en la voluntad de Dios no destruye ni aniquila a la persona, sino que permite descubrir y seguir la verdad más profunda sobre sí mismos; viviendo la gratuidad y fraternidad en las relaciones con los otros. Sólo abriéndose al Amor de Dios se encuentra la verdadera alegría, la esperanza más auténtica y la plena realización de las propias aspiraciones.

La pastoral vocacional nos implica a todos.  Implica a los padres para que, en su ambiente familiar, hagan comprender a sus hijos la grandeza del ministerio sacerdotal, por medio del cual Dios viene a nosotros en la Eucaristía, perdona nuestros pecados en el sacramento de la Reconciliación, y vela por nosotros, con amor de Padre, en el seno de la comunidad eclesial.  Os animo a cuidar, con particular esmero, los gérmenes de vocación sacerdotal que podáis descubrir en alguno de vuestros hijos y a estar agradecidos, si el Señor os concede ese magnífico regalo inmerecido.

Dios se ha servido siempre del ejemplo de santidad de sacerdotes que vivieron con amor y entusiasmo su sacerdocio, para llamar a muchos niños y jóvenes a la vida sacerdotal. Una vida vivida en fidelidad, con deseos de santidad, ejemplar y feliz, siempre atrae al sacerdocio a los que Dios quiera llamar.  Vosotros, queridos sacerdotes, por propia experiencia sabéis lo importante que es el acompañamiento espiritual y el discernimiento vocacional. Sabéis que, por medio de nosotros, cuando somos testigos de la alegría de ser sacerdotes, Dios suscita, acompaña y fortalece muchas vocaciones.  Quiero agradeceros vuestra dedicación incansable y animaros a continuar en esta preciosa tarea.  También quiero invitaros a estar en contacto con los formadores de nuestro Seminario Conciliar “San Torcuato” y con el equipo diocesano de Pastoral Vocacional y de juventud.  Confiad y colaborad con ellos y no dudéis en ponerles en relación con aquellos niños y jóvenes en los que veáis indicios de vocación sacerdotal.  Os ayudarán al discernimiento para que puedan formar parte del Seminario en familias, si son más jóvenes, o puedan ingresar en el Seminario Mayor, junto a los seminaristas que ya se preparan para recibir el orden sacerdotal. En esta tarea tan delicada todos somos necesarios.

En la pastoral vocacional tienen también un importante papel los catequistas y profesores de religión.  El catequista, como el profesor de religión, ha de ser ante todo un testigo de la fe.  Su misión es conducir a los niños, adolescentes y jóvenes al encuentro con Cristo, animadlos a la amistad con el Señor y preparadlos para que su corazón esté siempre abierto a su llamada.  Que en vuestras catequesis y clases de religión aparezca con claridad el amor a la Iglesia y la gratitud al Señor por el don del sacerdocio, interpelando directamente a discernir una especial consagración.

A todos, sin excepción, nos atañe la necesidad de la oración, del sacrificio, del mantenimiento material y de la implicación personal y comunitaria en los vocacionados al sacerdocio.  Estamos convencidos de que los frutos de la pastoral vocacional se deben, en gran medida, a la oración.  Son muchas las Parroquias y comunidades que dedican un día a la Adoración Eucarística pidiendo al Señor por el don de la vocación al ministerio ordenado. Sigamos orando al dueño de la mies que envíe obreros a su mies.

Aprovecho la ocasión para agradecer de todo corazón al Rector, formadores, sacerdotes, religiosos, catequistas, agentes de pastoral, bienhechores, a todas las comunidades, vuestra entrega generosa y abnegada en esta misión, tan esencial en la Iglesia, como es el fomento y acompañamiento de las vocaciones al sacerdocio. Os animo y agradezco de antemano, vuestra generosa y sacrificada colaboración en esta jornada para el sostenimiento económico de nuestro Seminario Diocesano de San Torcuato y las tareas vocacionales.

Que la Virgen María, Reina de los Apóstoles, cuide con amor a sus sacerdotes y seminaristas, para que sean fiel reflejo de su Hijo, Buen Pastor. Ella nos alcance del Señor, en este Año Jubilar de la Esperanza, la gracia de santas y abundantes vocaciones.

Con mi afecto y bendición.

 

+Francisco Jesús Orozco Mengíbar

Obispo de Guadix

Marzo, mes del Seminario: “Llamados a ser testigos de esperanza”

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Marzo, mes del Seminario: “Llamados a ser testigos de esperanza”

El 19 de marzo es San José y la Iglesia celebra el Día del Seminario. También el domingo 16 de marzo. José Luis Linares, seminarista de la Etapa Configuradora, invita a los jóvenes a responder a la llamada a ser testigos de esperanza en el mundo

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Fallece el sacerdote Francisco Montesinos Pérez-Chirinos

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En la madrugada de hoy ha fallecido en Cartagena, a los 86 años, el sacerdote diocesano y canónigo honorario de la Santa Iglesia Catedral de Santa María de Murcia, Francisco Montesinos Pérez-Chirinos. Sus restos mortales se velan en la capilla de la Casa de Espiritualidad del Coto Dorda de Cartagena y la misa exequial, presidida por el obispo de Cartagena, será celebrada esta tarde en la Real Basílica de la Caridad, a las 18:30 horas.

Francisco Montesinos nació en la ciudad de Lorca el 24 de agosto de 1938 y fue bautizado en la Parroquia Santiago Apóstol el 30 de mayo de 1939. A los 17 años, ingresó en el Seminario Mayor San Fulgencio, donde realizó los estudios de Filosofía y Teología. Al terminar los estudios requeridos para el sacerdocio fue ordenado presbítero el 16 de junio de 1962, por Mons. Ramón Sanahuja y Marcé, obispo de Cartagena, en la Parroquia San Bartolomé-Santa María de Murcia.

Después de su ordenación sacerdotal ocupó los siguientes cargos pastorales: – 1962-1963: Coadjutor de la Parroquia Santa María Magdalena de Cehegín. – 1963-1966: Coadjutor de la Parroquia Nuestra Señora de la Asunción de Molina de Segura. – 1966-1974: Cura ecónomo de la Parroquia Nuestra Señora de las Maravillas de Los Martínez del Puerto. Durante este tiempo también fue cura encargado de la Parroquia Nuestra Señora del Rosario de Baños y Mendigo. – 1972-1975: Profesor de Religión en el Colegio Santa Joaquina de Vedruna de Cartagena. – 1974-1976: Cooperador de la Parroquia Sagrada Familia de Cartagena (Barrio Peral). – 1974: Consiliario del Movimiento Familiar Cristiano de Cartagena. – 1976-2004: Párroco del Sagrado Corazón de Jesús (San Diego) de Cartagena. – 2004-2024: Rector de la Real Basílica de la Caridad de Cartagena. – Desde 2007: Director de la Casa de Espiritualidad Coto Dorda de Cartagena. – Desde 2019 Canónigo honorario de la Santa Iglesia Catedral de Santa María de Murcia.

Otros cargos diocesanos que ha desempeñado son: – Arcipreste del Arciprestazgo Urbano de Cartagena (1983-2001). – Miembro del Consejo Presbiteral Diocesano (1986-1989; 200-2003; 2015-2018). – Capellán del Hogar de la Milagrosa de Cartagena (1984-1985; 1992-1998). – Director del Centro de Renovación Cristiana San José de Cartagena (2007-2010). – Capellán de la Casa Hogar Betania de Cartagena (2007-2010). – Miembro del Consejo Diocesano de Cáritas Zona de Cartagena (2010).

Ha sido también, desde el año 1996 hasta hoy, miembro de la Junta de Gobierno de la Real Basílica de la Caridad de Cartagena. Ha sido también un sacerdote muy vinculado a la Semana Santa de la ciudad de Cartagena.

Descanse en paz.

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“Sembradores de Esperanza”: Carta Pastoral del obispo de Guadix con motivo del Día del Seminario

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“Sembradores de Esperanza”: Carta Pastoral del obispo de Guadix con motivo del Día del Seminario

 

«Sembradores de Esperanza»

Día del Seminario 2024

Queridos hermanos, sacerdotes, consagrados y fieles laicos,

Con este lema, el mes de marzo, dedicado especialmente a San José, nuestra Iglesia diocesana se vuelca en la promoción y acompañamiento de las vocaciones para el ministerio Ordenado. Es un tiempo propicio para dar gracias a Dios por la vida y el ministerio de los sacerdotes y para pedirle que siga bendiciéndonos con abundantes y generosas respuestas. Así mismo, imploramos al Señor que a todos nos guíe y fortalezca en el camino de la santidad, como “sembradores de Esperanza”, en un mundo que vive fracturado y pesimista por las ideologías imperantes, las guerras, la cultura de la muerte y del descarte, por la vivencia subjetiva de una fe a la “carta”.

El papa Francisco nos recuerda en la Bula Spes non confundit, con la que convoca el Jubileo Ordinario del año 2025 que “en el corazón de toda persona anida la esperanza como deseo y expectativa del bien, aun ignorando lo que traerá consigo el mañana. Sin embargo, la imprevisibilidad del futuro hace surgir sentimientos a menudo contrapuestos: de la confianza al temor, de la serenidad al desaliento, de la certeza a la duda. Encontramos con frecuencia personas desanimadas, que miran el futuro con escepticismo y pesimismo, como si nada pudiera ofrecerles felicidad”. Cristo es la fuente de Esperanza para todo corazón que se siente herido en lo más profundo y necesita del bálsamo de su Amor misericordioso, que repara y restablece en una vida nueva, la vida de la Gracia.

Los sacerdotes y los seminaristas, junto con todo el Pueblo Santo de Dios, son llamados a testimoniar el valor y el gozo de una “Esperanza que no defrauda”, que no es manipulada por intereses ideológicos o modas pasajeras. Son interpelados en lo más profundo de su corazón a hacer un sincero y permanente ejercicio de configuración con Cristo Sacerdote, Cabeza y Pastor de la Iglesia; ser otro Cristo en medio de la comunidad: alentando, sosteniendo, acompañando en la Esperanza. Y no cualquier esperanza, sino aquella que surge del “Amor y se funda en el amor que brota del Corazón de Jesús traspasado en la cruz”. De ahí, que ser “sembradores de Esperanza”, como nos recuerda la campaña del Día del Seminario, envuelve y dimensiona toda la vida.

La vocación sacerdotal, ciertamente, es un don de Dios para quien escucha la llamada y permanece fiel a ella; a la par que reaviva la esperanza en un florecimiento de nuevas y santas vocaciones. Creemos, esperamos y confiamos en que el dueño de la mies hará surgir generosas respuestas y reafirmará con su gracia el sí de aquellos que ya han respondido o están en proceso de discernimiento vocacional. A la vez, es una llamada a fomentar en los niños, adolescentes, jóvenes o adultos, con palabras y obras, en nuestras comunidades, la alegría de ser sacerdote.

Esta es la Esperanza gestada por el Espíritu como un don para toda la Iglesia y un bien absolutamente necesario para su misión. Por eso, debe ir creciendo entre nosotros la convicción de que todos los miembros de la Iglesia, sin excluir ninguno, tenemos la grave responsabilidad de cuidar las vocaciones, de ir generando una cultura vocacional, como se nos interpelaba en el reciente Congreso de Vocaciones.

Nuestra Iglesia diocesana acoge esta interpelación a ser sensible y audaz en la pastoral vocacional. Somos conscientes de la necesidad de todos los carismas y ministerios en la Iglesia, pero ante la cercanía de la solemnidad de San José, se hace urgente una llamada en favor del necesario ministerio ordenado. Y lo hacemos en clave de “Cultura Vocacional”, que nos ayude a todos a escuchar y a fomentar una palabra de aliento y esperanza, para comprender que adentrarse en la voluntad de Dios no destruye ni aniquila a la persona, sino que permite descubrir y seguir la verdad más profunda sobre sí mismos; viviendo la gratuidad y fraternidad en las relaciones con los otros. Sólo abriéndose al Amor de Dios se encuentra la verdadera alegría, la esperanza más auténtica y la plena realización de las propias aspiraciones.

La pastoral vocacional nos implica a todos. Implica a los padres para que, en su ambiente familiar, hagan comprender a sus hijos la grandeza del ministerio sacerdotal, por medio del cual Dios viene a nosotros en la Eucaristía, perdona nuestros pecados en el sacramento de la Reconciliación, y vela por nosotros, con amor de Padre, en el seno de la comunidad eclesial. Os animo a cuidar, con particular esmero, los gérmenes de vocación sacerdotal que podáis descubrir en alguno de vuestros hijos y a estar agradecidos, si el Señor os concede ese magnífico regalo inmerecido.

Dios se ha servido siempre del ejemplo de santidad de sacerdotes que vivieron con amor y entusiasmo su sacerdocio, para llamar a muchos niños y jóvenes a la vida sacerdotal. Una vida vivida en fidelidad, con deseos de santidad, ejemplar y feliz, siempre atrae al sacerdocio a los que Dios quiera llamar. Vosotros, queridos sacerdotes, por propia experiencia sabéis lo importante que es el acompañamiento espiritual y el discernimiento vocacional. Sabéis que, por medio de nosotros, cuando somos testigos de la alegría de ser sacerdotes, Dios suscita, acompaña y fortalece muchas vocaciones. Quiero agradeceros vuestra dedicación incansable y animaros a continuar en esta preciosa tarea. También quiero invitaros a estar en contacto con los formadores de nuestro Seminario Conciliar “San Torcuato” y con el equipo diocesano de Pastoral Vocacional y de juventud. Confiad y colaborad con ellos y no dudéis en ponerles en relación con aquellos niños y jóvenes en los que veáis indicios de vocación sacerdotal. Os ayudarán al discernimiento para que puedan formar parte del Seminario en familias, si son más jóvenes, o puedan ingresar en el Seminario Mayor, junto a los seminaristas que ya se preparan para recibir el orden sacerdotal. En esta tarea tan delicada todos somos necesarios.

En la pastoral vocacional tienen también un importante papel los catequistas y profesores de religión. El catequista, como el profesor de religión, ha de ser ante todo un testigo de la fe. Su misión es conducir a los niños, adolescentes y jóvenes al encuentro con Cristo, animadlos a la amistad con el Señor y preparadlos para que su corazón esté siempre abierto a su llamada. Que en vuestras catequesis y clases de religión aparezca con claridad el amor a la Iglesia y la gratitud al Señor por el don del sacerdocio, interpelando directamente a discernir una especial consagración.

A todos, sin excepción, nos atañe la necesidad de la oración, del sacrificio, del mantenimiento material y de la implicación personal y comunitaria en los vocacionados al sacerdocio. Estamos convencidos de que los frutos de la pastoral vocacional se deben, en gran medida, a la oración. Son muchas las Parroquias y comunidades que dedican un día a la Adoración Eucarística pidiendo al Señor por el don de la vocación al ministerio ordenado. Sigamos orando al dueño de la mies que envíe obreros a su mies.

Aprovecho la ocasión para agradecer de todo corazón al Rector, formadores, sacerdotes, religiosos, catequistas, agentes de pastoral, bienhechores, a todas las comunidades, vuestra entrega generosa y abnegada en esta misión, tan esencial en la Iglesia, como es el fomento y acompañamiento de las vocaciones al sacerdocio. Os animo y agradezco de antemano, vuestra generosa y sacrificada colaboración en esta jornada para el sostenimiento económico de nuestro Seminario Diocesano de San Torcuato y las tareas vocacionales.

  Que la Virgen María, Reina de los Apóstoles, cuide con amor a sus sacerdotes y seminaristas, para que sean fiel reflejo de su Hijo, Buen Pastor. Ella nos alcance del Señor, en este Año Jubilar de la Esperanza, la gracia de santas y abundantes vocaciones.

Con mi afecto y bendición.

+Francisco Jesús Orozco Mengíbar

Obispo de Guadix

 

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La iglesia de San Andrés Apóstol avanza en su esplendor

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Publicación diocesana de Granada y Guadix, del 16 de marzo de 2025.

En el número de la revista de esta semana, nuestro tema central es la presentación e inauguración de la iglesia de san Andrés tras las obras de restauración en su tercera fase que han estado a cargo del Plan Alhambra. También ofrecemos la actualidad diocesana de Granada y Guadix, y otros contenidos de interés.

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La Comisión del V centenario catedralicio visitan las obras en la torre

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Continúan con los trabajos para dar a conocer y festejar esta efeméride que se celebrará hasta 2028.

La Comisión para los actos celebrativos con motivo del V Centenario de la Catedral de Granada se han reunido esta semana para seguir diseñando los contenidos y propuestas que van presentando progresivamente en este aniversario, dirigidos no sólo al público en general, sino también a instituciones.

Con motivo de esta reunión, y dados los avances que se están llevando a cabo en las obras de rehabilitación de la torre de la catedral, donde se retirará próximamente el andamio del cuerpo que da acceso al futuro mirador, los miembros de la Comisión han conocido estas obras y la situación actual.

El deán de la catedral, D. Eduardo López, ha destacado “la buenísima disposición que tienen todos los miembros de la Comisión y el deseo verdaderamente sincero de implicarse en llevar adelante todo lo que se refiere al quinto centenario, a la catedral y a las reparaciones que tenemos que ir asumiendo”.

“No sólo han quedado impresionados con la vista del mirador, sino también maravillados con las posibilidades que va a tener la visita a la catedral en su conjunto, no sólo el mirador, sino los espacios que alberga la catedral, como la casa del campanero, el que fue estudio de Alonso Cano, y el cuerpo de campanas. Así que la visita de la catedral va a ser un gran efecto de visita”, señala D. Eduardo, deán catedralicio.

COMISIÓN DEL V CENTENARIO

Mientras, la Comisión programa nuevas actividades para dar a conocer y festejar hasta 2028 el V centenario catedralicio. La más inminente son sendos conciertos los días 28 y 29 de marzo en el Auditorio Manuel de Falla, dentro del programa de la Orquesta Ciudad de Granada, que serán dedicados a esta efeméride centenaria.

Además, la Universidad de Granada se une al aniversario y “ha querido dedicar todos sus programas este año al V centenario de la catedral”, explica D. Eduardo López.

La Comisión comenzó sus sesiones periódicas de reunión desde el mes de septiembre de 2024, una vez que a principios del verano se anunció el V centenario en rueda de prensa y se presentó el logo oficial. Está formada por el Cabildo catedralicio y arzobispado, con representantes de instituciones como la Universidad de Granada, el Patronato de la Alhambra, la Diputación de Granada, la Federación de Empresarios, la Junta de Andalucía y el ayuntamiento de la ciudad. Desde el Arzobispado, forman parte de la Comisión el Vicario General, el Vicario de Pastoral y el deán catedralicio. El comisario de este V centenario es Policarpo Cruz-Cabrera, catedrático en Historia del Arte de la UGR.

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