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La esperanza no defrauda

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La Iglesia celebra la Jornada Mundial del Enfermo el día 11 de febrero, festividad de la Virgen de Lourdes. Este año el Santo Padre nos ha ofrecido mensaje a partir de una cita de la carta de san Pablo a los romanos: «La esperanza no defrauda» (Rm 5,5). La Iglesia en España inicia la Campaña del Enfermo el 11 de febrero, y la clausura el 5 de mayo, con la Pascua del Enfermo. El mensaje nos exhorta a reflexionar sobre la presencia de Dios en nuestra vida, especialmente cerca de las personas que sufren, a partir de tres aspectos que la caracterizan: el encuentro, el don y el compartir.

La enfermedad puede ser ocasión de un encuentro que nos transforma y nos hace más fuertes en la medida en que somos conscientes de que no estamos solos. En el tiempo de la enfermedad experimentamos toda nuestra fragilidad física, psicológica y espiritual, pero, por otra parte, sentimos la cercanía y la compasión de Dios, que en Jesús ha compartido nuestros sufrimientos. Él no nos abandona nunca y nos da la fuerza para sobrellevar el sufrimiento. La enfermedad, por más dolorosa que sea, por más difícil de entender que nos resulte, puede convertirse en una oportunidad de encuentro con el Señor, que nos purifica, que nos transforma, que con su gracia nos hace crecer como personas y como cristianos, y recorrer un camino compartido con los hermanos.

La enfermedad, el dolor y el sufrimiento están presentes en la vida del ser humano. Se trata de una realidad que provoca preguntas profundas y que pide respuestas, sobre todo por parte de los hombres y mujeres de hoy, que, debido a los avances de la ciencia y la técnica, tienden a huir del dolor y a esconderlo. Es cierto que la medicina avanza cada vez más y alivia las dolencias y padecimientos. Pero su ámbito es sólo una de las dimensiones a considerar. El sufrimiento es algo más amplio que la enfermedad, por lo que se distingue, por ejemplo, entre sufrimiento físico y moral.

El sufrimiento humano es muy variado y diverso, más amplio que la enfermedad física. Se sufre en el tercer mundo y se sufre en el primer mundo, aunque por distintos motivos. Se sufre en la infancia, en la juventud, en la madurez y en la vejez. A veces el sufrimiento es llevadero, pero otras veces es tan fuerte que puede llevar a la desesperación. Y en medio del sufrimiento el ser humano se pregunta por qué, y necesita respuesta, necesita sentido. Según Viktor Frankl, el ser humano es capaz de encontrar un sentido independientemente de la edad, la cultura, el ambiente, el temperamento, la religión, etc. Sobre todo, y por encima de todo, el ser humano es capaz de encontrar un sentido más profundo y último en su vida, un sentido anterior a nosotros y que está más allá de nuestras expectativas.

La fe es de gran ayuda para encontrar este sentido, este camino. Por mucho que lo intentemos, nuestras explicaciones para justificar la enfermedad y el dolor acaban siendo insuficientes. Para encontrar una respuesta válida a la pregunta sobre el sufrimiento no hay otro camino que acercarnos a Dios, a su revelación. Es en Dios donde encontramos el último sentido de todo lo que existe. Por eso, para encontrar el sentido profundo del sufrimiento, es necesario acercarse con humildad al misterio y acoger la luz de la revelación. Cristo nos hace entrar en el misterio y nos hace descubrir el porqué del sufrimiento en la medida en que somos capaces de penetrar en el conocimiento de la grandeza del amor de Dios. El amor de Dios es también la respuesta a la pregunta sobre el sentido del sufrimiento. Esta respuesta ha sido dada por Dios al hombre en la cruz de Jesucristo. Que este Año Jubilar sea ocasión para el encuentro con Cristo y con la Iglesia; que nos dejemos llevar de la mano de María Santísima, la Madre de la Iglesia, que nos lleva al encuentro con Cristo.

+José Ángel Saiz Meneses

Arzobispo de Sevilla

Relevo episcopal en Córdoba

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No es ninguna novedad que el obispo Demetrio cumple 75 años. Y llegado a esta edad,
la Iglesia le recuerda: “Al obispo diocesano que haya cumplido setenta y cinco años de
edad se le ruega que presente la renuncia al Sumo Pontífice, el cual proveerá teniendo
en cuenta todas las circunstancias” (c. 401, § 1). Pues, eso es lo que hago este 15 de
febrero de 2025, presentar al Papa mi renuncia al oficio de obispo de Córdoba. Y él
proveerá cuando y como crea conveniente.
En la historia de la Iglesia, uno tras otro, los obispos suceden a los apóstoles para ser
presencia personal de Cristo en medio de su pueblo por la predicación, por los
sacramentos, por el gobierno de la comunidad cristiana que se le confía. De manera que
no falte en la Iglesia, en cada diócesis, quien presida y sirva en nombre de Cristo y de su
Iglesia. Llegué a esta querida diócesis de Córdoba el 20 de marzo de 2010, nombrado
por el Papa Benedicto XVI, y me retiraré cuando el Papa Francisco disponga aceptar mi
renuncia, que le presento el 15 de febrero de 2025. Aceptada mi renuncia, el Papa
nombrará otro obispo para Córdoba, y yo pasaré a la condición de obispo emérito de
Córdoba. Sigo vinculado a Córdoba, ya de otra manera. Distinto rol, los mismo amores:
Cristo y la Iglesia.
Qué siente Vd, me preguntan unos y otros. Gratitud, satisfacción por el deber cumplido,
petición humilde ante Dios que subsane mis deficiencias y pido perdón a todos los que
haya desedificado o haya hecho daño, aún sin pretenderlo. Termina una etapa de mi
vida, que ha sido muy fecunda y me ha llenado plenamente, y comienza esa última
etapa de la vida, en la que uno se prepara de manera inmediata para el cielo, siguiendo
en la tierra el tiempo que Dios disponga, haciendo el bien.
He pateado la diócesis de Córdoba de arriba abajo, he visitado hasta el último pueblo o
aldea varias veces, he celebrado la Eucaristía en todos los altares de la diócesis, he
predicado continuamente y de múltiples maneras el amor de Dios, la redención de
Cristo, la materna intercesión de María nuestra Madre bendita, el amor fraterno y el
compromiso en la construcción de un mundo nuevo, según el Evangelio. Puedo decir
con satisfacción: me he gastado y desgastado por vosotros.
Llegué con cierta juventud y en plenitud de fuerzas, de manera que he podido recorrer
toda la diócesis varias veces en estos quince años como obispo, como secretario del
obispo y como chófer del obispo en una misma persona. Termino, ya envejecido y
limitado en tantos aspectos. Constatar mis limitaciones, propias de la edad, me llena de
satisfacción, porque puedo decirme y deciros: he gastado mi vida por Jesucristo, el amor
de mi vida. Y si mil vidas tuviera, mil vidas le entregaría, sin reservarme nada.
He podido tender mi mano a miles y miles de personas en la Visita pastoral
ininterrumpida (excepto en los meses de la pandemia, en que tuvimos que estar
recluidos), he constatado la fe y las buenas obras de un pueblo que camina y ama al
Señor y a su Madre bendita. Lo he constatado de tantas maneras… Eso me ha
estimulado muchísimo en mi fe y en mi entrega cotidiana, y me ha llevado a tener
presente en mi oración a tantas personas que viven, que aman y que sufren en esta
diócesis querida de Córdoba. El encuentro con los niños en tantas parroquias y colegios,
los ojos atentos de tantos jóvenes, la alegría de tantas personas, que han hecho fiesta por
la visita del obispo. He disfrutado mucho, muchísimo en mi tarea de obispo por toda la

diócesis. Gracias a tantos religiosos y religiosas, o personas consagradas, que gastan su
vida en el servicio a Dios y a los hermanos.
Pero sobre todo, ha sido para mí un gran consuelo la preciosa colaboración de tantos
sacerdotes, que se dejan la vida en el servicio al Pueblo de Dios. Sin ellos, el Evangelio
no llegaría a tantos lugares de la diócesis. Admiro muchísimo la tarea del sacerdote, que
gasta su vida a tiempo completo por Jesucristo y su Evangelio, sin buscar el estipendio.
He tenido ocasión de agradecérselo a cada uno. Gracias, muchas gracias queridos
sacerdotes. Y en este capítulo, ha sido para mí la mayor satisfacción en Córdoba poder
ordenar a más de sesenta presbíteros, darle a la Iglesia sacerdotes según el Corazón de
Cristo. Qué bonito es ser sacerdote, necesitamos en nuestra diócesis muchos más
sacerdotes, no dejemos de pedirlo constantemente al Señor.
Me quedo en Córdoba con vosotros, es mi pueblo, sois mi familia y habéis sido
conmigo muy acogedores. Gracias a todos. Rezad por mí.
Con todo mi afecto y mi bendición:
+ Demetrio Fernández, obispo de Córdoba

Esperanza para los enfermos y las familias

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Como peregrinos de esperanza avanzamos con toda la Iglesia en la celebración del Jubileo del Año 2025. El 11 de febrero, festividad de la Virgen de Lourdes, ha comenzado la Campaña del Enfermo que se prolongará hasta el 5 de mayo en el tiempo pascual. El lema de este año recupera las palabras del apóstol san Pablo: En esperanza fuimos salvados (Rom 8, 24) y nos propone permanecer firmes en la tribulación. La propuesta siempre nueva de la Iglesia consiste en volver a descubrir la fuerza del amor de Dios para vivir la enfermedad con esperanza. Pero ¿es esto posible?

En nuestra Diócesis de Asidonia-Jerez vivimos, además, la semana de la familia, una oportunidad para volver a proclamar que, en Cristo, y solo en Él, está la salvación y el futuro de los matrimonios y de las familias. Vivimos tiempos de confusión que generan miedos que parecían ya superados: miedo al compromiso para siempre, miedo a acoger el don de la vida con nuevos hijos, miedo de los esposos a no poder superar los problemas, miedo pavoroso de los hijos a sufrir el desamor y división de los padres. Cuanto más presume la sociedad laicista de sus logros y seguridades, más numerosos y mayores son los miedos que esclavizan a nuestros contemporáneos. Es más necesario que nunca gritar al mundo que del Corazón de Cristo brota el bálsamo de la misericordia que todo lo cura. Pero ¿es esto posible?

Cuando llegamos con la Iglesia a la Semana Sexta del Tiempo Ordinario, Jesús mismo sale a nuestro paso y nos regala la comunión con Él a través de su Palabra, de la Eucaristía y de la fraternidad con los miembros de la Iglesia. En el evangelio proclamado este domingo tenemos la respuesta a los dos interrogantes sobre la enfermedad y la familia. El evangelista san Lucas nos presenta a Jesús proclamando las bienaventuranzas: la alegría es compatible con el sufrimiento, el rechazo y la adversidad. El relato del tercer evangelista es más breve que el de san Mateo y contiene tres acentos propios. En primer lugar, San Lucas presenta las bienaventuranzas después de la elección de los doce, realizada tras pasar Jesús la noche en oración. Este primer acento nos desvela un dato fundamental: para experimentar la alegría de los bienaventurados es necesario primero entrar en trato de comunión con Él. El discípulo se sabe sostenido por una relación de amor que es más fuerte que cualquier adversidad y permite vivir ya ahora, de forma anticipada, la alegría que nos aguarda en el Cielo. El segundo acento es también consolador: San Lucas presenta la proclamación de las bienaventuranzas después de afirmar que Jesús levantó los ojos hacia sus discípulos. La certeza de sabernos mirados, conocidos e infinitamente amados por Jesucristo sostiene siempre la esperanza. Ya lo había anunciado el profeta Isaías: mis elegidos no se cansarán en vano (Is 65, 23). Podemos esperar porque sabemos que el Señor nos espera. El tercer acento contiene una advertencia que no se puede obviar: San Lucas recoge, después de las bienaventuranzas, cuatro lamentos de Jesús dirigidos a los ricos, a los saciados, a los frívolos y a los que solo buscan el aplauso y reconocimiento de los demás. Los que ponen su confianza en este mundo y en los bienes materiales, y los que se desviven por engordar su orgullo y engreimiento, se cierran al amor infinito de Dios que permite vivir esperanzados.

¿Queremos experimentar la esperanza en la enfermedad y recuperar la alegría en el matrimonio y la familia? Acojamos sin condiciones el amor que brota del Corazón de Cristo y procuremos, con su gracia, amar a Dios y a nuestros hermanos como Él nos ama.

 

+ José Rico Pavés

Obispo de Asidonia-Jerez

Fin de semana intenso mirando a la familia y el matrimonio

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Comenzando hoy viernes 14 de febrero con la vigilia de oración para los matrimonios, para seguir mañana con la presentación en el Obispado a las 11hrs de la guía diocesana de preparación del matrimonio a cargo del sacerdote Director del Secretariado de la Subcomisión para la Familia y Defensa de la Vida de la Conferencia Episcopal, D. Miguel Garrigós, y finalizar en la Santa Iglesia Catedral con la Eucaristía de San Valentín.

Durante esta semana, la Iglesia en España se prepara para vivir intensamente la vocación del matrimonio. Por este motivo, desde la Diócesis de Asidonia-Jerez, en concreto la Delegación de Familia y Defensa de la Vida han preparado una serie de actos para así profundizar en la familia, la Iglesia doméstica.

Comenzando hoy 14 de febrero, donde la oración será el pilar fundamental del día, ya que a las 20hrs se ha preparado una vigilia de oración para matrimonios. Tras terminar, nos iremos al 15 de febrero, donde por la mañana el Obispado de Asidonia-Jerez acogerá a las 11hrs la presentación de la guía diocesana de preparación para el matrimonio, a cargo del Director del Secretariado de la Subcomisión de familia y Defensa de la Vida de la Conferencia Episcopal, D. Miguel Garrigós.

La jornada finalizará con la celebración de la Eucaristía, presidida por Monseñor José Rico Pavés, Obispo de Asidonia-Jerez, la Santa Iglesia Catedral acogerá a las 19hrs la celebración de San Valentín. En esta Santa Misa se vive la renovación de las promesas matrimoniales, además de recibir la bendición los que cumplan bodas de plata u oro.

La entrada Fin de semana intenso mirando a la familia y el matrimonio se publicó primero en Diócesis Asidonia – Jerez.

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Los sacerdotes y el Obispo de la Diócesis comparten unos días de oración y retiro

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Del 9 al 14 de febrero de 2025, sacerdotes y diáconos de la Diócesis participaron en los Ejercicios Espirituales celebrados en la Casa Diocesana de Espiritualidad «San Juan de Ávila» de La Yedra. Bajo la guía de Mons. Jesús Fernández González, Obispo de Astorga, estos días de retiro fueron una oportunidad para el silencio, la oración y el encuentro con Dios, en el marco del Año Jubilar de la Esperanza.

Cerca de 30 presbíteros se sumaron a esta experiencia, a los que se unieron dos candidatos al diaconado permanente y un seminarista que pronto recibirá, también, la ordenación diaconal.

Cada jornada estuvo marcada por la oración comunitaria con Laudes, Vísperas y la Eucaristía, además de momentos de meditación y adoración eucarística. Las reflexiones giraron en torno al ministerio sacerdotal, abordando la llamada, la fidelidad, la misión evangelizadora y la caridad pastoral.

El Obispo diocesano, Mons. Sebastián Chico, vivió junto a su presbiterio estos días de retiro, acompañando a los sacerdotes y a los futuros diáconos en su camino de renovación espiritual.

Para los participantes, han sido días de gracia, un tiempo para detenerse, escuchar y renovar su entrega a Dios y a la Iglesia. Un alto en el camino que fortalece la vocación y reaviva el compromiso pastoral.

Delegación para el Clero

Las Familias de Jaén celebraran su jubileo este sábado, 15 de febrero

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Enmarcado en la Semana del Matrimonio, la Delegación diocesana de Familia y Vida ha organizado una jornada de encuentro que concluirá con la celebración del Jubileo de las Familias.

Este año, la Semana del Matrimonio tiene con el lema; “Llena su corazón, hazlo latir”.

El matrimonio y la familia son pilares fundamentales de nuestra vida cristiana y, en estos tiempos, más que nunca necesitan del aliento y la luz del Señor.

Por ello, desde la Delegación se anima a las familias a ser parte activa de los actos de este año. “Este encuentro será un espacio de oración y convivencia que permitirá a nuestras familias redescubrir nuestra misión evangelizadora y profundizar en el amor. Queremos que cada familia de nuestra diócesis se sienta acogida y convocada a participar”, afirman los delegados de Familia y Vida, Isabel Sánchez y Juan de Dios García.

Para la organización es necesario rellenar el formulario indicando el número de personas de tu parroquia que van a participar. La inscripción se puede realizar en grupo o por familias.

Además, para la celebración de la Semana del Matrimonio existe una gran cantidad de materiales para poder usarlo en las parroquias (vigilia, ruta romántica, escape room, cata_quesis…) actividades de primer anuncio que podéis poner en marcha, están elaboradas por distintas delegaciones de pastoral familiar de España.

Mañana sábado, 15 de febrero, la jornada se desarrollará así:

Dará comienzo con la acogida a las 17:00 h. en la Casa de la Iglesia.

Habrá una reflexión sobre el Jubileo

Después se irá hasta el Camarín de Nuestro Padre Jesús en procesión para dar comienzo el Jubileo que continuará, a continuación, en la Catedral.

A las 19:00 horas se celebrará la Eucaristía en la Catedral

La jornada contará con una cena compartida en la que cada familia aportará algo para compartir. La delegación se encargará de la bebida.

Para terminar concierto presentación del grupo “El sonido de Betania”.

Este Jubileo será un signo de esperanza y una fuente de renovación espiritual para nuestras familias. Es un gran don que la Iglesia nos ofrece.

La Iglesia de Jaén representada en las Jornadas de delegados de Catequesis y Catecumenado en Roma

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Del 11 al 13 de febrero se han celebrado en Roma las jornadas de delegados de Catequesis y responsables de Catecumenado, organizadas por la Conferencia Episcopal con motivo del año Jubilar. Un encuentro anual que reúne a los responsables de la acción catequética en las diócesis de España en las que se fomenta la formación, la oración en comunidad y, también, visitas culturales.

De la Diócesis del Santo Reino estuvo presente el Director del secretariado para el catecumenado de adultos, el sacerdote, D. Jesús Díez del Corral.

Las jornadas versaron sobre el encuentro con Jesucristo en la Catequesis, ponencia marco que fue desarrollada por Monseñor Rino Fisichella, pro prefecto del dicasterio para la Evangelización, así como las claves para vivir este año jubilar desde la Esperanza impartida por los responsables del Jubileo 2025.

El miércoles fue el día central, con la asistencia a la catequesis del Papa Francisco en el aula Pablo VI, en la que muchos no pudimos entrar debido a las grandes colas y horas para pasar, recibiendo el santo Padre oficialmente de parte del responsable de catequesis, Don Francisco Romero, el catecismo de adultos “Buscad al Señor”. Después tuvo lugar la peregrinación hasta la puerta santa de San Pedro para ganar el jubileo con la Eucaristía en la capilla del coro de la basílica romana presidida por Monseñor Fisichella.

Por la tarde, en la penitenciaria apostólica asistimos a la ponencia del Cardenal Angelo de Donatis, sobre la conversión en la catequesis para después dirigirnos a los museos vaticanos para asistir a una preciosa explicación a modo de catequesis visual de la espléndida capilla Sixtina con los impresionantes frescos de Boticelli y Miguel Ángel que concibieron la capilla a modo de historia de Salvación. También pudimos entrar fuera de la visita oficial a la sala Paulina y la capilla correspondiente con frescos de un Miguel Ángel ya longevo pero que mantiene su impresionante genio.

El último día asistieron en la conferencia episcopal italiana a la Eucaristía y compartir con el secretario general la acción evangelizadora que se despliega en la iglesia italiana. Por último, la catequesis para impulsar la santidad fue la última ponencia impartida por monseñor Alberto Royo, de la congregación de la causa de los Santos en la curia vaticana.

Damos gracias a Dios por estas preciosas jornadas dentro de este año tan importante para la Iglesia donde pudimos beber de las fuentes de la esperanza para llevar a la diócesis las razones por las que los catecúmenos han de poner su esperanza.

Secretariado para el catecumenado de adultos

«El pobre es un sacramento de Dios», Mora en su conferencia sobre la esperanza como compromiso

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El que fuera Secretario General de Cáritas española, D. Sebastián Mora, fue el encargado de impartir la segunda de las tres conferencias de la XXXVII edición de las Jornadas Culturales de Santo Tomás, que se desarrollan desde el martes en la Casa de la Iglesia, organizadas por el Instituto Teológico San Eufrasio de la Diócesis.

Mora Rosado, fue presentado por el Vicario de Caridad y Delegado Episcopal de Cáritas, D. Juan Raya Marín. Sobre el ponente explicó su vinculación con la acción social y caritativa de la Iglesia, a través del desempeño de su cargo como Secretario General de Cáritas Española y también como miembro del Comité Ejecutivo de Caritas Internationalisen Roma. D. Sebastián Mora, licenciado en Filosofía y máster en Gestión Directiva de Entidades no Lucrativas, es en la actualidad es profesor de la Universidad Pontificia Comillas. Aunque su trayectoria profesional siempre ha estado vinculada con las personas vulnerables, como drogodependientes, inmigrantes y personas sin hogar.

Y fue precisamente su trabajo y su experiencia vital para la dignificación de tantas personas lo que centró su conferencia en las jornadas: “Construir esperanza sobre la vida dañada”.

El ponente quiso diferenciar el optimismo de la esperanza. “Estoy harto de optimistas, necesito gente esperanzada”– afirmó. Mora subrayó que, “para vivir la esperanza cristiana, es necesario comprometerse con los que están en situaciones de sufrimiento extremo”, a lo que añadió que este compromiso implica «bajar a los infiernos del mundo», es decir, “estar presentes en los lugares más dolorosos y abandonados de la sociedad. En el cristianismo, el contacto directo con el sufrimiento es un lugar clave desde el cual surge la esperanza”. «Un pobre nunca es un medio, es un sacramento de Dios», explicó.

Según el que fuera Secretario General de Cáritas Española, la verdadera esperanza no puede ser individual, sino que siempre se genera en comunidad. “En el cristianismo, la salvación no es un proceso aislado, sino uno que se vive en común, en la comunión con otros. La esperanza, por tanto, se construye colectivamente, en el contexto de las relaciones humanas y el cuidado mutuo”.

Haciendo referencia a la encíclica Fratelli Tutti, Mora Rosado resaltó en su ponencia que no hay esperanza cristiana sin los pobres. “Los pobres y los descartados de la sociedad deben ocupar un lugar central en la construcción de esa esperanza. La caridad y la política deben orientarse a ellos, entendiendo que son ellos los que, al estar más cerca del sufrimiento, pueden ser los verdaderos agentes de transformación y esperanza para la sociedad”. En definitiva, esperanza se construye en comunidad, con los pobres y excluidos como protagonistas fundamentales.

Al concluir su intervención se abrió una rica tertulia con los asistentes a las jornadas.

Este jueves y con la intervención de filósofo y miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas de España, D. Miguel García- Baró, concluirán estas Jornadas que aúnan fe y cultura y que se consolidan desde hace casi cuatro décadas en la Diócesis de Jaén.

El amor esponsal y el Cristo de la Misericordia, en “El Espejo”

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Entrevistas sobre ambos temas en el programa emitido hoy 14 de febrero en COPE Granada y COPE Motril.

En el programa emitido hoy 14 de febrero en COPE Granada y COPE Motril, hablamos en sendas entrevistas, por un lado sobre el amor esponsal y la herida de la infidelidad; y por otro, sobre el proceso de restauración del Santísimo Cristo de la Misericordia, imagen que preside el Año jubilar en la Archidiócesis en la Catedral.

Para ello, entrevistamos al psicólogo D. José Antonio Gutiérrez Rojas y al Jefe del Centro de Intervención del Instituto Andaluz de Patrimonio Históricos, D. José Luis Gómez Villa, respectivamente.

D. José Antonio Gutiérrez Rojas hablará sobre “Las cicatrices del corazón”, ante los casos de infidelidad, en la ponencia que se celebrará el 15 de febrero, en la Casa de la Iglesia (C/ Gracia, 48), a las 10 horas, dentro de los actos organizados con motivo de la Semana del matrimonio, con la Pastoral Familiar.

Con el Jefe del Centro de Intervención del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, D. José Luis Gómez Villa, conocemos el trabajo realizado en estos cinco meses de la restauración del Cristo de la Misericordia, que mañana sábado se presenta en la Catedral, desde cuyo presbiterio será la Imagen que presida este Año Jubilar en la Archidiócesis.

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Ana Gutiérrez, misionera de Manos Unidas, en El Espejo de la Iglesia

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Ana Gutiérrez, misionera de Manos Unidas, en El Espejo de la Iglesia

Manos Unidas ha desplegado su campaña contra el hambre en el mundo. En Córdoba esta llamada a la colaboración tiene el rostro de centenares de voluntarias en toda la Diócesis capaces de movilizar recursos para que piedra a piedra puedan construirse escuelas, hospitales o sencillos pozos para abastecer poblaciones dispersas de África o Asia. En las vicarias de Córdoba se han hecho cargo de proyectos concretos. El trabajo ha comenzado y hoy con la Ana Gutiérrez, Esclava del Sagrado Corazón, titulada en medicina nos acercamos a uno de esos proyectos educativos que representan la esperanza para los niños africanos, un 44% sin escolarizar

Puedes escucharlo en este enlace

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