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Liturgia del Triduo Pascual 2024 (Ciclo B)

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Liturgia del Triduo Pascual 2024 (Ciclo B)

Jueves Santo. Misa vespertina de la Cena del Señor

Primera lectura

Éx 12, 1-8. 11-14
Prescripciones sobre la cena pascual
En aquellos días, dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto:
«Este mes será para vosotros el principal de los meses; será para vosotros el primer mes del año. Decid a toda la asamblea de los hijos de Israel: “El diez de este mes cada uno procurará un animal para su familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con el vecino más próximo a su casa, hasta completar el número de personas; y cada uno comerá su parte hasta terminarlo.
Será un animal sin defecto, macho, de un año; lo escogeréis entre los corderos o los cabritos.
Lo guardaréis hasta el día catorce del mes y toda la asamblea de los hijos de Israel lo matará al atardecer”. Tomaréis la sangre y rociaréis las dos jambas y el dintel de la casa donde lo comáis. Esa noche comeréis la carne, asada a fuego, y comeréis panes sin fermentar y hierbas amargas.
Y lo comeréis así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y os lo comeréis a toda prisa, porque es la Pascua, el Paso del Señor.
Yo pasaré esta noche por la tierra de Egipto y heriré a todos los primogénitos de la tierra de Egipto, desde los hombres hasta los ganados, y me tomaré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo, el Señor.
La sangre será vuestra señal en las casas donde habitáis. Cuando yo vea la sangre, pasaré de largo ante vosotros, y no habrá entre vosotros plaga exterminadora, cuando yo hiera a la tierra de Egipto.
Este será un día memorable para vosotros; en él celebraréis fiesta en honor del Señor. De generación en generación, como ley perpetua lo festejaréis».

Salmo responsorial

Sal 115, 12-13. 15-16. 17-18 (R/.: cf. 1 Cor 10, 16)
R/.   El cáliz de la bendición es comunión de la sangre de Cristo.
  • ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor.   R/.
  • Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles. Señor, yo soy tu siervo, hijo de tu esclava: rompiste mis cadenas.   R/.
  • Te ofreceré un sacrificio de alabanza, invocando el nombre del Señor. Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo.   R/.

Segunda lectura

 Primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 11, 23-26

Cada vez que coméis y bebéis, proclamáis la muerte del Señor 

Hermanos: Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: que el Señor Jesús, en la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y, pronunciando la Acción de Gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía».
Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: «Este cáliz es la nueva alianza en mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía».
Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.

EVANGELIO

Los amó hasta el extremo

Lectura del santo Evangelio según san Juan 13, 1-15
Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.
Estaban cenando; ya el diablo había suscitado en el corazón de Judas, hijo de Simón Iscariote, la intención de entregarlo; y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido.
Llegó a Simón Pedro, y este le dice: «Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?».
Jesús le replicó: «Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde».
Pedro le dice: «No me lavarás los pies jamás».
Jesús le contestó: «Si no te lavo, no tienes parte conmigo».
Simón Pedro le dice: «Señor, no solo los pies, sino también las manos y la cabeza».
Jesús le dice: «Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos».
Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: «No todos estáis limpios».
Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros: os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis
Viernes Santo, celebración de la Pasión del Señor

Primera lectura 

Él fue traspasado por nuestras rebeliones
Lectura del libro de Isaías 52, 13—53, 12
Mirad, mi siervo tendrá éxito, subirá y crecerá mucho. Como muchos se espantaron de él porque desfigurado no parecía hombre, ni tenía aspecto humano, así asombrará a muchos pueblos, ante él los reyes cerrarán la boca, al ver algo inenarrable y comprender algo inaudito.
¿Quién creyó nuestro anuncio?;  ¿a quién se reveló el brazo del Señor? Creció en su presencia como brote, como raíz en tierra árida, sin figura, sin belleza. Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado de los hombres, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se ocultaban los rostros, despreciado y desestimado.
Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado; pero él fue traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes.
Nuestro castigo saludable cayó sobre él, sus cicatrices nos curaron. Todos errábamos como ovejas, cada uno siguiendo su camino; y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes. Maltratado, voluntariamente se humillaba  y no abría la boca: como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca. Sin defensa, sin justicia, se lo llevaron, ¿quién se preocupará de su estirpe? Lo arrancaron de la tierra de los vivos, por los pecados de mi pueblo lo hirieron. Le dieron sepultura con los malvados y una tumba con los malhechores, aunque no había cometido crímenes ni hubo engaño en su boca. El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento, y entregar su vida como expiación: verá su descendencia, prolongará sus años, lo que el Señor quiere prosperará por su mano. Por los trabajos de su alma verá la luz, el justo se saciará de conocimiento. Mi siervo justificará a muchos, porque cargó con los crímenes de ellos.
Le daré una multitud como parte, y tendrá como despojo una muchedumbre. Porque expuso su vida a la muerte y fue contado entre los pecadores, él tomó el pecado de muchos e intercedió por los pecadores.

Salmo responsorial

Sal 30, 2 y 6. 12-13. 15-16. 17 y 25 (R/.: Lc 23, 46)
R/.   Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.
  • A ti , Señor, me acojo: no quede yo nunca defraudado; tú, que eres justo, ponme a salvo.  A tus manos encomiendo mi espíritu: tú, el Dios leal, me librarás.
  • Soy la burla de todos mis enemigos, la irrisión de mis vecinos, el espanto de mis conocidos: me ven por la calle, y escapan de mí. Me han olvidado como a un muerto, me han desechado como a un cacharro inútil.
  • Pero yo confío en ti, Señor; te digo: «Tú eres mi Dios». En tu mano están mis azares: líbrame de los enemigos que me persiguen.
    Haz brillar tu rostro sobre tu siervo, sálvame por tu misericordia. Sed fuertes y valientes de corazón, los que esperáis en el Señor.

Segunda lectura

Lectura de la carta a los Hebreos 4, 14-16; 5, 7-9

Aprendió a obedecer; y se convirtió, para todos los que lo obedecen, en autor de salvación Hermanos: Ya que tenemos un sumo sacerdote grande que ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo de Dios, mantengamos firme la confesión de fe.
No tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino que ha sido probado en todo, como nosotros, menos en el pecado. Por eso, comparezcamos confiados ante el trono de la gracia, para alcanzar misericordia y encontrar gracia para un auxilio oportuno.
Cristo, en efecto, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, siendo escuchado por su piedad filial. Y, aun siendo Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se convirtió, para todos los que lo obedecen, en autor de salvación eterna.

EVANGELIO

Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 18, 1-19, 42.
 ¿A quién buscáis? A Jesús, el Nazareno
Cronista:
En aquel tiempo, salió Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí él y sus discípulos. Judas, el que lo iba a entregar, conocía también el sitio, porque Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos. Judas entonces, tomando una cohorte y unos guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos, entró allá con faroles, antorchas y armas. Jesús, sabiendo todo lo que venía sobre él, se adelantó y les dijo:
+ «¿A quién buscáis?».
C. Le contestaron:
S. «A Jesús, el Nazareno».
C. Les dijo Jesús:
+ «Yo soy».
C. Estaba también con ellos Judas, el que lo iba a entregar. Al decirles: «Yo soy», retrocedieron y cayeron a tierra. Les preguntó otra vez:
+ «¿A quién buscáis?».
C. Ellos dijeron:
S. «A Jesús, el Nazareno».
C. Jesús contestó:
+ «Os he dicho que soy yo. Si me buscáis a mí, dejad marchar a estos».
C. Y así se cumplió lo que había dicho: «No he perdido a ninguno de los que me diste».
Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al criado del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a Pedro:
+ «Mete la espada en la vaina. El cáliz que me ha dado mi Padre, ¿no lo voy a beber?».
Llevaron a Jesús primero ante AnásC. La cohorte, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, lo ataron y lo llevaron primero a Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año; Caifás era el que había dado a los judíos este consejo: «Conviene que muera un solo hombre por el pueblo».
Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote y entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote, mientras Pedro se quedó fuera a la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló a la portera e hizo entrar a Pedro. La criada portera dijo entonces a Pedro:
S. «¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?».
C. Él dijo:
S. «No lo soy».
C. Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie, calentándose.
El sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina.
Jesús le contestó:
+ «Yo he hablado abiertamente al mundo; yo he enseñado continuamente en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas. ¿Por qué me preguntas a mí? Pregunta a los que me han oído de qué les he hablado. Ellos saben lo que yo he dicho».
C. Apenas dijo esto, uno de los guardias que estaba allí le dio una bofetada a Jesús, diciendo:
S. «¿Así contestas al sumo sacerdote?».
C. Jesús respondió:
+ «Si he faltado al hablar, muestra en qué he faltado; pero si he hablado como se debe, ¿por qué me pegas?».
C. Entonces Anás lo envió atado a Caifás, sumo sacerdote.
¿No eres tú también de sus discípulos? No lo soyC. Simón Pedro estaba de pie, calentándose, y le dijeron:
S. «¿No eres tú también de sus discípulos?».
C. Él lo negó, diciendo:
S. «No lo soy».
C. Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le cortó la oreja, le dijo:
S. «¿No te he visto yo en el huerto con él?».
C. Pedro volvió a negar, y enseguida cantó un gallo.
¡Salve, rey de los judíos!
Mi reino no es de este mundoC. Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era el amanecer, y ellos no entraron en el pretorio para no incurrir en impureza y poder así comer la Pascua. Salió Pilato afuera, adonde estaban ellos, y dijo:
S. «¿Qué acusación presentáis contra este hombre?».
C. Le contestaron:
S. «Si este no fuera un malhechor, no te lo entregaríamos».
C. Pilato les dijo:
S. «Lleváoslo vosotros y juzgadlo según vuestra ley».
C. Los judíos le dijeron:
S. «No estamos autorizados para dar muerte a nadie».
C. Y así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué muerte iba a morir.
Entró otra vez Pilato en el pretorio, llamó a Jesús y le dijo:
S. «¿Eres tú el rey de los judíos?».
C. Jesús le contestó:
+ «¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?».
C. Pilato replicó:
S. «¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?».
C. Jesús le contestó:
+ «Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí».
C. Pilato le dijo:
S. «Entonces, ¿tú eres rey?».
C. Jesús le contestó:
+ «Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz».
C. Pilato le dijo:
S. «Y, ¿qué es la verdad?».
C. Dicho esto, salió otra vez adonde estaban los judíos y les dijo:
S. «Yo no encuentro en él ninguna culpa. Es costumbre entre vosotros que por Pascua ponga a uno en libertad. ¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?».
C. Volvieron a gritar:
S. «A ese no, a Barrabás».
C. El tal Barrabás era un bandido.C. Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. Y los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le echaron por encima un manto color púrpura; y, acercándose a él, le decían:
S. «Salve, rey de los judíos!».
C. Y le daban bofetadas.
Pilato salió otra vez afuera y les dijo:
S. «Mirad, os lo saco afuera para que sepáis que no encuentro en él ninguna culpa».
C. Y salió Jesús afuera, llevando la corona de espinas y el manto color púrpura. Pilato les dijo:
S. «He aquí al hombre».
C. Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron:
S. «Crucifícalo, crucifícalo!».
C. Pilato les dijo:
S. «Lleváoslo vosotros y crucificadlo, porque yo no encuentro culpa en él».
C. Los judíos le contestaron:
S. «Nosotros tenemos una ley, y según esa ley tiene que morir, porque se ha hecho Hijo de Dios».
C. Cuando Pilato oyó estas palabras, se asustó aún más. Entró otra vez en el pretorio y dijo a Jesús:
S. «¿De dónde eres tú?».
C. Pero Jesús no le dio respuesta.
Y Pilato le dijo:
S. «¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y autoridad para crucificarte?».
C. Jesús le contestó:
+ «No tendrías ninguna autoridad sobre mí si no te la hubieran dado de lo alto. Por eso el que me ha entregado a ti tiene un pecado mayor».
¡Fuera, fuera; crucifícalo!C. Desde este momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos gritaban:
S. «Si sueltas a ese, no eres amigo del César. Todo el que se hace rey está contra el César».
C. Pilato entonces, al oír estas palabras, sacó afuera a Jesús y se sentó en el tribunal, en el sitio que llaman «el Enlosado» (en hebreo “Gábbata”). Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia el mediodía.
Y dijo Pilato a los judíos:
S. «He aquí a vuestro rey».
C. Ellos gritaron:
S. «¡Fuera, fuera; crucifícalo!».
C. Pilato les dijo:
S. «¿A vuestro rey voy a crucificar?».
C. Contestaron los sumos sacerdotes:
S. «No tenemos más rey que al César».
C. Entonces se lo entregó para que lo crucificaran.
Lo crucificaron; y con él a otros dosC. Tomaron a Jesús, y, cargando él mismo con la cruz, salió al sitio llamado «de la Calavera» (que en hebreo se dice “Gólgota”), donde lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús. Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: «Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos».
Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús, y estaba escrito en hebreo, latín y griego.
Entonces los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato:
S. «No escribas “El rey de los judíos”, sino: “Este ha dicho: soy el rey de los judíos”».
C. Pilato les contestó:
S. «Lo escrito, escrito está».
Se repartieron mis ropasC. Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo. Y se dijeron:
S. «No la rasguemos, sino echémosla a suerte, a ver a quién le toca».
C. Así se cumplió la Escritura: «Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica». Esto hicieron los soldados.
Ahí tienes a tu hijo. Ahí tienes a tu madreC. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a su madre:
+ «Mujer, ahí tienes a tu hijo».
C. Luego, dijo al discípulo:
+ «Ahí tienes a tu madre».
C. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió como algo propio.
Está cumplidoC. Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dijo:
+ «Tengo sed».
C. Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo:
+ «Está cumplido».
C. E inclinando la cabeza, entregó el espíritu.Al punto salió sangre y aguaC. Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día grande, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura:
«No le quebrarán un hueso»;
y en otro lugar la Escritura dice:
«Mirarán al que traspasaron».
Envolvieron el cuerpo de Jesús en los lienzos con los aromasC. Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús aunque oculto por miedo a los judíos, pidió a Pilato que le dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue entonces y se llevó el cuerpo. Llegó también Nicodemo, el que había ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras de una mixtura de mirra y áloe.Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en los lienzos con los aromas, según se acostumbra a enterrar entre los judíos. Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto, un sepulcro nuevo donde nadie había sido enterrado todavía. Y como para los judíos era el día de la Preparación, y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús.
Vigilia Pascual

Misa de la Vigilia Pascual

Gn 1,1-2,2: Vio Dios todo lo que había hecho; y era muy bueno.

Al principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era un caos in­forme; sobre la faz del abismo, la tiniebla. Y el aliento de Dios se cernía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: -«Que exista la luz.» Y la luz existió. Y vio Dios que la luz era buena. Y separó Dios la luz de la tiniebla; llamó Dios a la luz «Día»; a la tiniebla, «Noche». Pasó una tarde, pasó una mañana: el día primero.

Y dijo Dios: -«Que exista una bóveda entre las aguas, que separe aguas de aguas. » E hizo Dios una bóveda y separó las aguas de debajo de la bóveda de las aguas de encima de la bóveda.

Y así fue. Y llamó Dios a la bóveda «Cielo». Pasó una tarde, pasó una mañana: el día segundo. Y dijo Dios: -«Que se junten las aguas de debajo del cielo en un solo sitio, y que aparezcan los continentes.» Y así fue.  Y llamó Dios a los continentes «Tierra», y a la masa de las aguas la llamó «Mar». Y vio Dios que era bueno. Y dijo Dios: -«Verdee la tierra hierba verde que engendre semilla, y árboles frutales que den fruto según su especie y que lleven semilla sobre la tierra. »Y así fue. La tierra brotó hierba verde que engendraba semilla según su especie, y árboles que daban fruto y llevaban semilla según su especie. Y vio Dios que era bueno. Pasó una tarde, pasó una mañana: el día tercero. Y dijo Dios: -«Que existan lumbreras en la bóveda del cielo, para separar el día de la noche, para señalar las fiestas, los días y los años; y sirvan de lumbreras en la bóveda del cielo, para dar luz sobre la tierra. » Y así fue. E hizo Dios dos lumbreras grandes: la lumbrera mayor para regir el día, la lumbrera menor para regir la noche, y las estrellas. Y las puso Dios en la bóveda del cielo, para dar luz sobre la tierra; para regir el día y la noche, para separar la luz de la tiniebla. Y vio Dios que era bueno. Pasó una tarde, pasó una mañana: el día cuarto. Y dijo Dios: -«Pululen las aguas un pulular de vivientes, y pájaros vuelen sobre la tierra frente a la bóveda del cielo.» Y creó Dios los cetáceos y los vivientes que se deslizan y que el agua hizo pulular según sus especies, y las aves aladas según sus especies. Y vio Dios que era bueno. Y Dios los bendijo, diciendo: -«Creced, multiplicaos, llenad las aguas del mar; que las aves se multipliquen en la tierra.» Pasó una tarde, pasó una mañana: el día quinto. Y dijo Dios: -«Produzca la tierra vivientes según sus especies: animales domésticos, reptiles y fieras según sus especies.» Y así fue. E hizo Dios las fieras según sus especies, los animales domésticos según sus especies y los reptiles según sus especies. Y vio Dios que era bueno. Y dijo Dios: -«Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que domine los peces del mar, las aves del cielo, los animales domésticos, los reptiles de la tierra.» Y creó Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; hom­bre y mujer los creó. Y los bendijo Dios y les dijo: -«Creced, multiplicaos, llenad la tierra y sometedla; dominad los peces del mar, las aves del cielo, los vivientes que se mueven sobre la tierra.» Y dijo Dios: -«Mirad, os entrego todas las hierbas que engendran semilla so­bre la faz de la tierra; y todos los árboles frutales que engendran se­milla os servirán de alimento; y a todas las fieras de la tierra, a todas las aves del cielo, a todos los reptiles de la tierra, a todo ser que respi­ra, la hierba verde les servirá de alimento. » Y así fue. Y vio Dios todo lo que había hecho; y era muy bueno. Pasó una tarde, pasó una mañana: el día sexto. Y quedaron concluidos el cielo, la tierra y sus ejércitos. Y concluyó Dios para el día séptimo todo el trabajo que había he­cho; y descansó el día séptimo de todo el trabajo que había hecho.

Salmo Responsorial

103,1-2a.5-6.10.12.13-14.24.35c: Envía tu espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.

  • Bendice, alma mía, al Señor; ¡Dios mío, qué grande eres! Te vistes de belleza y majestad, la luz te envuelve como un manto. Asentaste la tierra sobre sus cimientos, y no vacilará jamás; la cubriste con el manto del océano, y las aguas se posaron sobre las montañas.
  • De los manantiales sacas los ríos, para que fluyan entre los montes; junto a ellos habitan las aves del cielo, y entre las frondas se oye su canto. Desde tu morada riegas los montes, y la tierra se sacia de tu acción fecunda; haces brotar hierba para los ganados, y forraje para los que sirven al hombre.
  • Cuántas son tus obras, Señor, y todas las hiciste con sabiduría; la tierra está llena de tus criaturas. ¡Bendice, alma mía, al Señor!

Segunda Lectura

Gn 22,1-18: El sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe.

En aquellos días, Dios puso a prueba a Abrahán, llamándole: -«¡Abrahán! »

Él respondió: -«Aquí me tienes.»

Dios le dijo: -«Toma a tu hijo único, al que quieres,  Isaac, y vete al país de Moria y ofrécemelo allí en sacrificio en uno de los montes que yo te indicaré. »

Abrahán madrugó, aparejó el asno y se llevó consigo a dos criados y a su hijo Isaac; cortó leña para el sacrificio y se encaminó al lugar que le había indicado Dios.

El tercer día levantó Abrahán los ojos y descubrió el sitio de lejos. Y Abrahán dijo a sus criados: -«Quedaos aquí con el asno; yo con el muchacho iré hasta allá para adorar, y después volveremos con vosotros.»

Abrahán tomó la leña para el sacrificio, se la cargó a su hijo Isaac, y él llevaba el fuego y el cuchillo. Los dos caminaban juntos.

Isaac dijo a Abrahán, su padre: -«Padre.»

El respondió: -«Aquí estoy, hijo mío.»

El muchacho dijo: -«Tenernos fuego y leña, pero, ¿dónde está el cordero para el sacrificio?»

Abrahán contestó: -«Dios proveerá el cordero para el sacrificio, hijo mío.»

Y siguieron caminando juntos.

Cuando llegaron al sitio que le habla dicho Dios, Abrahán levantó allí el altar y apiló la leña, luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña. Entonces Abrahán tomó el cuchillo para degollar a su hijo; pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo: -«¡Abrahán, Abrahán!»

Él contestó: -«Aquí me tienes.»

El ángel le ordenó: -«No alargues la mano contra tu hijo ni le hagas nada. Ahora sé que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, tu único hijo.»

Abrahán levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en la maleza. Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en sacrificio en lugar de su hijo.

Abrahán llamó aquel sitio «El Señor ve», por lo que se dice aún hoy «El monte del Señor ve».

El ángel del Señor volvió a gritar a Abrahán desde el cielo: -«Juro por mí mismo -oráculo del Señor-: Por haber hecho esto, por no haberte reservado tu hijo único, te bendeciré, multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las puertas de las ciudades enemigas. Todos los pueblos del mundo se bendecirán con tu descendencia, porque me has obedecido.»

Salmo Responsorial

Sal 15,5.8.9-10.11: Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.

El Señor es el lote de mi heredad y mi copa; mi suerte está en tu mano. Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré.

Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas, y mi carne descansa serena. Porque no me entregarás a la muerte, ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.

Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha.

Tercera Lectura

Ex 14,15-15,1: Los israelitas en medio del mar a pie enjuto.

En aquellos días, dijo el Señor a Moisés:

-« ¿Por qué sigues clamando a mí? Di a los israelitas que se pon­gan en marcha. Y tú, alza tu cayado, extiende tu mano sobre el mar y divídelo, para que los israelitas entren en medio del mar a pie enju­to. Que yo voy a endurecer el corazón de los egipcios para que los persigan, y me cubriré de gloria a costa del Faraón y de todo su ejér­cito, de sus carros y de los guerreros. Sabrán los egipcios que yo soy el Señor, cuando me haya cubierto de gloria a costa del Faraón, de sus carros y de sus guerreros.»

Se puso en marcha el ángel del Señor, que iba al frente del ejército de Israel, y pasó a retaguardia. También la columna de nube de de­lante se desplazó de allí y se colocó detrás, poniéndose entre el cam­pamento de los egipcios y el campamento de los israelitas. La nube era tenebrosa, y transcurrió toda la noche sin que los ejércitos pudie­ran trabar contacto. Moisés extendió su mano sobre el mar, y el Se­ñor hizo soplar -durante toda la noche un fuerte viento del este, que secó el mar, y se dividieron las aguas. Los israelitas entraron en me­dio del mar a pie enjuto, mientras que las aguas formaban muralla a derecha e izquierda. Los egipcios se lanzaron en su persecución, en­trando tras ellos, en medio del mar, todos los caballos del Faraón y los carros con sus guerreros.

Mientras velaban al amanecer, miró el Señor al campamento egip­cio, desde la columna de fuego y nube, y sembró el pánico en el cam­pamento egipcio. Trabó las ruedas de sus carros y las hizo avanzar pesadamente.

Y dijo Egipto: -«Huyamos de Israel, porque el Señor lucha en su favor contra Egipto. »

Dijo el Señor a Moisés: -«Extiende tu mano sobre el mar, y vuelvan las aguas sobre los egipcios, sus carros y sus jinetes.»

Y extendió Moisés su mano sobre el mar; y al amanecer volvía el mar a su curso de siempre. Los egipcios, huyendo, iban a su encuen­tro, y el Señor derribó a los egipcios en medio del mar.

Y volvieron las aguas y cubrieron los carros, los jinetes y todo el ejército del Faraón, que lo había seguido por el mar. Ni uno solo se salvó.

Pero los hijos de Israel caminaban por lo seco en medio del mar; las aguas les hacían de muralla a derecha e izquierda.

Aquel día salvó el Señor a Israel de las manos de Egipto. Israel vio a los egipcios muertos, en la orilla del mar. Israel vio la mano grande del Señor obrando contra los egipcios, y el pueblo temió al Señor, y creyó en el Señor y en Moisés, su siervo.

Entonces Moisés y los hijos de Israel cantaron este canto al Señor:

Lectura sálmica

Ex 15,1-2.3-4.5-6.17-18: Cantaré al Señor, sublime es su victoria.

  • Cantaré al Señor, sublime es su victoria, caballos y carros ha arrojado en el mar. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación. Él es mi Dios: yo lo alabaré; el Dios de mis padres: yo lo ensalzaré.
  • El Señor es un guerrero, su nombre es «El Señor». Los carros del Faraón los lanzó al mar, ahogó en el mar Rojo a sus mejores capitanes.
  • Las olas los cubrieron, bajaron hasta el fondo como piedras. Tu diestra, Señor, es fuerte y terrible, tu diestra, Señor, tritura al enemigo.
  • Los introduces y los plantas en el monte de tu heredad, lugar del que hiciste tu trono, Señor; santuario, Señor, que fundaron tus manos. El Señor reina por siempre jamás.

Cuarta Lectura 

Is 54,5-14: Con misericordia eterna te quiere el Señor, tu redentor.

El que te hizo te tomará por esposa; su nombre es Señor de los ejércitos. Tu redentor es el Santo de Israel, se llama Dios de toda la tierra. Como a mujer abandonada y abatida te vuelve a llamar el Señor; como a esposa de juventud, repudiada -dice tu Dios-. Por un instante te abandoné, pero con gran cariño te reuniré.

En un arrebato de ira te escondí un instante mi rostro, pero con misericordia eterna te quiero -dice el Señor, tu redentor-. Me sucede como en tiempo de Noé: juré que las aguas del diluvio no volverían a cubrir la tierra; así juro no airarme contra ti ni amenazarte.

Aunque se retiren los montes y vacilen las colinas, no se retirará de ti mi misericordia, ni mi alianza de paz vacilará -dice el Señor, que te quiere-. ¡Oh afligida, zarandeada, desconsolada! Mira, yo mismo coloco tus piedras sobre azabaches, tus cimientos sobre zafiros; te pondré almenas de rubí, y puertas de esmeralda, y muralla de piedras preciosas. Tus hijos serán discípulos del Señor, tendrán gran paz tus hijos. Tendrás firme asiento en la justicia. Estarás lejos de la opresión, y no tendrás que temer; y lejos del terror, que no se te acercará.

Salmo responsorial

Sal 29,2.4.5-6.11.12a.13b: Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.

  • Te ensalzaré, Señor, porque me has librado y no has dejado que mis enemigos se rían de mí. Señor, sacaste mi vida del abismo, y me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa.
  • Tañed para el Señor, fieles suyos, dad gracias a su nombre santo; su cólera dura un instante; su bondad, de por vida; al atardecer nos visita el llanto; por la mañana, el júbilo.
  • Escucha, Señor, y ten piedad de mí; Señor, socórreme. Cambiaste mi luto en danzas. Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre.

Quinta lectura

Is 55,1-11: Venid a mí, y viviréis; sellaré con vosotros alianza perpetua.

Así dice el Señor: «Oíd, sedientos todos, acudid por agua, también los que no tenéis dinero: venid, comprad trigo, comed sin pagar vino y leche de balde. ¿Por qué gastáis dinero en lo que no alimenta, y el salario en lo que no da hartura?

Escuchadme atentos, y comeréis bien, saborearéis platos sustanciosos. Inclinad el oído, venid a mí: escuchadme, y viviréis. Sellaré con vosotros alianza perpetua, la promesa que aseguré a David: a él lo hice mi testigo para los pueblos, caudillo y soberano de naciones; tú llamarás a un pueblo desconocido, un pueblo que no te conocía correrá hacia ti; por el Señor, tu Dios, por el Santo de Israel, que te honra. Buscad al Señor mientras se le encuentra, invocadlo mientras esté cerca; que el malvado abandone su camino, y el criminal sus planes; que regrese al Señor, y él tendrá piedad, a nuestro Dios, que es rico en perdón. Mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos -oráculo del Señor-. Como el cielo es más alto que la tierra, mis caminos son más altos que los vuestros, mis planes, que vuestros planes.

Como bajan la lluvia y la nieve del cielo, y no vuelven allá sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra, que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará mi voluntad y cumplirá mi encargo.»

Lectura sálmica

Is 12,2-3.4bcd.5-6: Sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación.

  • Él es mi Dios y salvador: confiaré y no temeré; porque mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación. Y sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación.
  • Dad gracias al Señor, invocad su nombre; contad a los pueblos sus hazañas, proclamad que su nombre es excelso. Tañed para el Señor, que hizo proezas, anunciadlas a toda la tierra; gritad jubilosos, habitantes de Sión: «Qué grande es en medio de ti el santo de Israel.»

Sexta lectura

Ba 3,9-15.32-4,4: Caminad a la claridad del resplador del Señor.

Escucha, Israel, mandatos de vida; presta oídos para aprender prudencia. ¿A qué se debe, Israel, que estés aún en país enemigo, que envejezcas en tierra extranjera, que estés contaminado entre los muertos, y te cuenten con los habitantes del abismo? Es que abandonaste la fuente de la sabiduría. Si hubieras seguido el camino de Dios, habitarías en paz para siempre. Aprende dónde se encuentra la prudencia, el valor y la inteligencia; así aprenderás dónde se encuentra la vida larga, la luz de los ojos y la paz. ¿Quién encontró su puesto o entró en sus almacenes?

El que todo lo sabe la conoce, la examina y la penetra. El que creó la tierra para siempre y la llenó de animales cuadrúpedos; el que manda a la luz, y ella va, la llama, y le obedece temblando; a los astros que velan gozosos en sus puestos de guardia, los llama, y responden: «Presentes», y brillan gozosos para su Creador. Él es nuestro Dios, y no hay otro frente a él; investigó el camino de la inteligencia  y se lo enseñó a su hijo, Jacob, a su amado, Israel.

Después apareció en el mundo y vivió entre los hombres. Es el libro de los mandatos de Dios, la ley de validez eterna: los que la guarden vivirán; los que la abandonen morirán. Vuélvete, Jacob, a recibirla, camina a la claridad de su resplandor; no entregues a otros tu gloria, ni tu dignidad a un pueblo extranjero. ¡Dichosos nosotros, Israel, que conocemos lo que agrada al Señor!

Salmo responsorial

Sal 18,8.9.10.11: Señor, tú tienes palabras de vida eterna.

  • La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma; el precepto del Señor es fiel e instruye al ignorante.
  • Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos.
  • La voluntad del Señor es pura y eternamente estable; los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos.
  • Más preciosos que el oro, más que el oro fino; más dulces que la miel de un panal que destila.

Séptima lectura

Ez 36,16-28: Derramaré sobre vosotros un agua pura, y os daré un corazón nuevo.

Me vino esta palabra del Señor: «Hijo de Adán, cuando la casa de Israel habitaba en su tierra, la profanó con su conducta, con sus acciones; como sangre inmunda fue su proceder ante mí.

Entonces derramé mi cólera sobre ellos, por la sangre que habían derramado en el país, por haberlo profanado con sus idolatrías. Los esparcí entre las naciones, anduvieron dispersos por los países; según su proceder, según sus acciones los sentencié. Cuando llegaron a las naciones donde se fueron, profanaron mi santo nombre; decían de ellos: “Éstos son el pueblo del Señor, de su tierra han salido. Sentí lástima de mi santo nombre, profanado por la casa de Israel en las naciones a las que se fue.

Por eso, di a la casa de Israel: Esto dice el Señor: “No lo hago por vosotros, casa de Israel, sino por mi santo nombre, profanado por vosotros, en las naciones a las que habéis ido. Mostraré la santidad de mi nombre grande, profanado entre los gentiles, que vosotros habéis profanado en medio de ellos; y conocerán los gentiles que yo soy el Señor -Oráculo del Señor-, cuando les haga ver mi santidad al castigaros. Os recogeré de entre las naciones, os reuniré de todos los países, y os llevaré a vuestra tierra. Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará: de todas vuestras inmundicias e idolatrías os he de purificar. Y os daré un corazón nuevo, y os infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra,y os daré un corazón de carne. Os infundiré mi espíritu, y haré que caminéis según mis preceptos, y que guardéis y cumpláis mis mandatos. Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres. Vosotros seréis mi pueblo, y yo seré vuestro Dios.”»

Salmo responsorial

Sal 41,3.5bcd;42,3.4: Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío.

Tiene sed de Dios, del Dios vivo: ¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios?

Cómo marchaba a la cabeza del grupo, hacia la casa de Dios, entre cantos de júbilo y alabanza, en el bullicio de la fiesta.

Envía tu luz y tu verdad; que ellas me guíen y me conduzcan hasta tu monte santo, hasta tu morada.

Que yo me acerque al altar de Dios, al Dios de mi alegría; que te dé gracias al son de la cítara, Dios, Dios mío.

Rm 6,3-11: Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más.

Hermanos: Los que por el bautismo nos incorporamos a Cristo fuimos incorporados a su muerte.

Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva.

Porque, si nuestra existencia está unida a él en una muerte como la suya, lo estará también en una resurrección como la suya.

Comprendamos que nuestra vieja condición ha sido crucificada con Cristo, quedando destruida nuestra personalidad de pecadores, y no­sotros libres de la esclavitud al pecado; porque el que muere ha que­dado absuelto del pecado.

Por tanto, si hemos muerto con Cristo, creemos que también vivi­remos con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre él. Porque su morir fue un morir al pecado de una vez para siempre; y su vivir es un vivir para Dios.

Lo mismo vosotros, consideraos muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús.

Sal 117,1-2.l6ab-17.22-23: Aleluya, aleluya, aleluya.

  • Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia.
  • La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa. No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor.
  • La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente.

Mc 16, 1-17: Jesús el Nazareno, el crucificado, ha resucitado

Pasado el sábado, María Magdalena, María la de Santiago y Salomé compraron aromas para ir a embalsamar a Jesús. Y muy temprano, el primer día de la semana, al salir el sol, fueron al sepulcro. Y se decían unas a otras: «¿Quién nos correrá la piedra de la entrada del sepulcro?». Al mirar, vieron que la piedra estaba corrida y eso que era muy grande. 

Entraron en el sepulcro y vieron a un joven sentado a la derecha, vestido de blanco. Y quedaron aterradas. Él les dijo: «No tengáis miedo. ¿Buscáis a Jesús el Nazareno, el crucificado? Ha resucitado. No está aquí. Mirad el sitio donde lo pusieron. Pero id a decir a sus discípulos y a Pedro: “Él va por delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis, como os dijo”». Ellas salieron huyendo del sepulcro, pues estaban temblando y fuera de sí. Y no dijeron nada a nadie, del miedo que tenían.

Resucitado al amanecer del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a anunciárselo a sus compañeros, que estaban de duelo y llorando. Ellos, al oírle decir que estaba vivo y que lo había visto, no la creyeron.

Después se apareció en figura de otro a dos de ellos que iban caminando al campo. También ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero no los creyeron.

Por último, se apareció Jesús a los Once, cuando estaban a la mesa, y les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que lo habían visto resucitado. Y les dijo: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado». 

 

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Triduo pascual, la celebración más importante del año litúrgico

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Triduo pascual, la celebración más importante del año litúrgico

El triduo pascual de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor nos sitúa en los días más importantes del año para el cristiano. Se trata de lo que Luis Rueda, delegado diocesano de Liturgia, señala como “las celebraciones principales del año litúrgico”. Son tres jornadas, Jueves Santo, Viernes Santo, Sábado Santo y, por la noche, la Vigilia Pascual. Son cultos llenos de sentido y una simbología con una fuerte carga catequética.

El Jueves Santo se celebra la institución de la Eucaristía y del sacerdocio. Además, el mandato del amor fraterno. Por eso, es el Día de la Caridad. “Amor manifestado por el Señor en su Pasión, Muerte y Resurrección por nosotros, que nos dejó como memorial la Eucaristía, amor manifestado en la institución del ministerio sacerdotal en la Iglesia -obispos y presbíteros- y amor que Él manifiesta”, afirma Luis Rueda.

La celebración del Jueves Santo es especial. Es una Eucaristía solemne, y de ahí el nombre de oficios. Los elementos principales son el lavatorio de los pies, que es realizar lo que hemos leído en el Evangelio. Así se expresa también el amor que los ministros de la Iglesia tienen hacia la comunidad cristiana. Hay otro elemento principal: la reserva de la Eucaristía para la comunión del día siguiente (que no habrá consagración). Estaremos ante Dios Eucaristía, orando, meditando lo que va a pasar estos días de la Pasión y, sobre todo, adorando su presencia entre nosotros.

Viernes Santo, Cristo crucificado

El Viernes Santo, segundo día del sagrado triduo pascual, la Iglesia se centra en la meditación y contemplación de Cristo, que sube a la cruz. No hay Eucaristía, y la celebración de los oficios es muy especial. Comienza con una liturgia de la Palabra, donde el protagonismo lo tiene la proclamación y meditación de la Pasión según San Juan (el Domingo de Ramos habremos oído la Pasión según San Marcos). Posteriormente la atención se centra en pedir al Señor que la salvación realizada por Cristo en la cruz se extienda a todos los hombres. Por eso, la oración universal se hará de un modo más solemne. Es más larga que nunca, con diez peticiones, y procederán a ello un lector y el sacerdote, o un diácono y el obispo, dependiendo de dónde se celebre. Se pide al Señor que la gracia obtenida por Cristo en su Pasión llegue a todos.

El tercer momento relevante será la entronización y adoración de la cruz. Es el signo que domina esta jornada. Para ello, el sacerdote mostrará la cruz al pueblo, y la adorarán todos los presentes. Este día se hace una colecta especial por los Santos Lugares. El último momento del Viernes Santo es la comunión. Por ella nos unimos a Cristo, que ha dado su cuerpo por todos en la cruz.

La noche más importante del año

El Sábado Santo es un día de silencio y contemplación a Jesús en el sepulcro. “Pero la noche -añade Luis Rueda- será una gran fiesta”. Esa noche comienza el último momento del triduo pascual, se celebrará que Cristo, muerto y sepultado, ha resucitado para nuestra salvación. Es la noche más importante del año y se celebrará la sagrada vigilia pascual, la madre de todas las vigilias, según San Agustín.

La vigilia nos introduce en este misterio para que muramos con Cristo y resucitemos con Él. La celebración comienza con un lucernario y la bendición del cirio pascual (signo de Cristo resucitado) del que todos los presentes tomarán la luz.

La segunda parte de la vigilia pascual es una liturgia de la Palabra, más larga que en cualquier otra misa. Son nueve lecturas, que pueden reducirse dependiendo del lugar de celebración. Es una gran catequesis sobre la Pascua, empezando por la Creación, siguiendo por el Éxodo y las promesas en los profetas, hasta la proclamación del gran anuncio de la Resurrección de Jesucristo.

La tercera parte es la liturgia bautismal. Por el bautismo somos incorporados a la muerte y resurrección de Cristo sacramentalmente. Se bendice el agua bautismal, se bautiza a los candidatos que haya en cada parroquia, y toda la asamblea renueva las promesas del bautismo. “Para ello nos habremos preparado durante toda la Cuaresma”, añade el delegado diocesano de Liturgia.

La vigilia concluirá con la celebración de la Eucaristía, el banquete pascual donde Cristo resucitado alimenta la vida del cristiano, “para que vivamos como resucitados e hijos de la luz”.

 

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Una Semana Santa en misión para los jóvenes de Cabezo de Torres

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En clave misionera. Así es como vivirán la Semana Santa los jóvenes de la Parroquia Nuestra Señora de las Lágrimas de Cabezo de Torres (Murcia) a través de Estoy en misión, un programa de actividades para, en estos días, ayudar a los necesitados, participar de forma activa en los oficios y dedicar tiempo a la oración. Se trata de una experiencia que, por tercer año consecutivo, realizan los catecúmenos que se están preparando para recibir el sacramento de la Confirmación en esta parroquia y aquellos jóvenes que ya se han confirmado, con edades que oscilan entre los 12 y los 16 años.

Las actividades se iniciarán en la tarde de hoy, Miércoles Santo, a las 18:00 horas. Los participantes tendrán una acogida, una celebración penitencial y, a las 19:00 horas, la Misa de envío, para terminar el día con una merienda en los salones parroquiales.

La misión de estos jóvenes comenzará en Jueves Santo. Esa mañana, junto a la Cáritas parroquial, entregarán comida a familias desfavorecidas que residen en su misma localidad; una experiencia que prepararán con una oración previa y también con una charla a cargo del equipo de Cáritas de la parroquia. Esa madrugada, además, participarán en la actividad de evangelización Una luz en la noche. Al día siguiente, Viernes Santo, la misión será distinta: acompañarán en su labor a los visitadores de enfermos de la Pastoral de la Salud de la parroquia, también después de una oración y de una breve charla.

En Jueves y Viernes Santo, los jóvenes se citarán en la parroquia para preparar los oficios y participar juntos en ellos. También acudirán al Vía Crucis que recorrerá el pueblo al terminar los oficios de Viernes Santo. La experiencia finalizará el sábado con la Vigilia Pascual, tras la que habrá una chocolatada en la parroquia.

El párroco de Nuestra Señora de las Lágrimas, Antonio José Abellán, destaca que en Estoy en misión «se crea un clima precioso», porque son los mismos jóvenes quienes «se ilusionan y quieren visitar a las personas enfermas, ir a los hogares donde Cáritas está ayudando y colaborar».

Aquellos que deseen participar solo tienen que acudir a la parroquia, donde está disponible la hoja de inscripción con el programa de actividades completo y la autorización que deberá rellenar el padre, madre o tutor.

Vídeo de la actividad

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El centro parroquial de Porcuna, premio “Arquitectura y Empresa” 2023

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Pablo Millán arquitectos, con el Centro Parroquial de Porcuna, ha sido uno de los tres estudios de arquitectura ganadores de la segunda edición de los Premios AyE 2023, que apuestan por la visibilidad de la producción arquitectónica nacional de calidad.

El edificio ha sido galardonado tras pasar un largo proceso de selección. Tras presentarse 224 Estudios de Arquitectura participantes, se seleccionaron un total de 120 Proyectos. Después de un proceso de votaciones (Pública, Arquitectos participantes, Empresas patrocinadoras y Equipo AyE) 18 fueron los proyectos Finalistas. A partir de ese momento, fue un jurado el que dirimió las propuestas ganadoras.

El Jurado de reconocido prestigio, nacional e internacional, estaba compuesto por 7 arquitectos de 6 estudios de primer nivel de arquitectura: José Seguí del despacho Estudio SeguiAlfonso Penela del estudio Alfonso PenelaFrancisco Leiva Iborra del estudio Grupo AraneaCarlos Garmendia del estudio Gramendia Cordero ArquitectosJaime Oliver y Paloma Hernaiz del estudio OHLAB y Borja Ferrater del estudio ELIA An OAB Company.

El edificio del Centro Parroquial de Porcuna, se encuentra inserto dentro de un ámbito de gran valor patrimonial, rodeado por las murallas y con importantes referencias visuales a las torres del recinto medieval. Con estas preexistencias y, aprovechando un vacío urbano ocasionado por una demolición realizada en los años ochenta, el equipo de arquitectura consiguió encajar una pieza contemporánea con importantes referencias a arquitecturas heredadas. Así, de forma sobria, se resuelve un programa complicado de aulas y equipamientos para la comunidad parroquial de Porcuna. Como subraya el prestigioso arquitecto Alberto Campo Baeza en un texto sobre esta obra: “Unas arcadas blanquísimas, de sencillas bóvedas de crucería blancas, en dos plantas, conforman dos lados de un patio bellísimo en Porcuna”.

Más info: https://pablomillan.es/proyectos/2020-2017-centro-parroquial-porcuna/

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Homilía del Obispo de Jaén en la Misa Crismal de 2024: «Queremos ser fieles a nuestro ministerio, para ser los fieles anunciadores y dispensadores de los bienes de la salvación»

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Cada Martes Santo, como es costumbre en nuestra Diócesis, celebramos la Misa Crismal, que adelantada, es para nosotros la Misa Sacerdotal del Jueves Santo, la Misa de la institución del sacramento de la Eucaristía, de nuestro ministerio sacerdotal y en buena parte de la misma Iglesia como comunidad sacramental.

Siempre resulta emocionante esta celebración que nos introduce entrañablemente en la Última Cena, donde contemplamos a Jesús, con la idea inevitable de su muerte inminente. Aquella cena pascual es también para Él cena de despedida, y más profundamente, cena de aceptación y de cumplimiento de la voluntad del Padre.

Es el momento de la revelación máxima del amor de Jesús, manifestado en su muerte prevista y aceptada serenamente, en el amor y en la obediencia, en la fidelidad y en la entrega. En el amor y la entrega de Jesús se manifiesta y se desborda el amor de Dios como realidad absoluta y definitiva.  El amor de Dios, en Cristo y por Cristo, se nos acerca, se constituye fuente de perdón y de vida, de justificación, de fraternidad y de salvación para todos nosotros.

En aquel Cenáculo nació la Iglesia y nació nuestro ministerio como servicio, a la vez hacia Cristo y hacia los hermanos. “Haced esto en memoria mía”: somos memoria viviente de Jesús, instrumentos y cauces de su amor. Hacer “esto” no es sólo repetir materialmente las palabras de Jesús, sino reunir a sus hermanos; buscar a los comensales; hablarles de Jesús; ganarles para la fe y para el amor; invitarles a sentarse a la mesa con el corazón limpio; ayudarles a tomar de la mano del mismo Señor el Pan de vida y el Cáliz de la salvación.

En la Eucaristía está en germen toda nuestra espiritualidad y toda nuestra pastoral. La espiritualidad de la vida sacerdotal consiste en poner nuestra vida entera al servicio de la misión de Jesús, con humildad, autenticidad y diligencia. Nuestra actividad pastoral se resume en preparar los comensales para la mesa del Señor y hacer que el mundo entero viva la nueva Alianza con Dios y lave sus pecados con la sangre, es decir, con la vida y entregada de Cristo.

Por eso, hermanos, nosotros debemos tener un auténtico empeño en vivir la Eucaristía, porque es lo esencial de nuestro día a día.  

Debemos pedir: “Dios mío, que yo pueda ser ministro de la Eucaristía, para vivir yo de ella y que los demás vivan de ella”. Fundamentalmente, para eso nos ordenamos, para ser ministros de la Eucaristía. Todo lo demás, la predicación, la visita a los enfermos, la catequesis, las clases, la oración litúrgica…, todo ello no se entiende sin la Eucaristía. No estoy diciendo que todo lo demás sea secundario, sino que hay que entenderlo en función de la Eucaristía.

Queridos hermanos, Dios ha puesto un hermoso tesoro en nuestras manos. Y cuantas veces hemos dicho “un tesoro en un recipiente de barro” (2 Cor 4,7). Por un lado, porque contemplamos la fragilidad de nuestra vida, pero también, por otro, porque somos conscientes de que nosotros y nuestra Iglesia ya no es valorada por un gran sector de nuestra sociedad, e incluso, algunos tratan de arrinconarla y de apartarla de los espacios públicos. El mensaje de Jesucristo “parece” no interesar a muchos. Y, por si fuera poco, nos encontramos con el vendaval de las críticas, en ocasiones fundadas y en otras muchas infundadas, que, de vez en cuando, nos llegan de fuera o hasta de dentro de la Iglesia, y que los medios de comunicación airean con mucha efectividad.

La situación actual de la Iglesia se asemeja a esa barca frágil que navega en medio del mar, golpeada por la tormenta. La Iglesia, en muchos lugares, vuelve a ser una minoría en medio de la masa de población, una pequeña comunidad vulnerable que vive en condiciones de provisionalidad.

Esta situación es una dura prueba, pero contiene también una oportunidad, la de descubrir que estamos llamados a ser levadura en medio de la masa. Esta situación debe llevarnos a entregarnos con más ardor a la misión que el Señor nos ha encomendado. Siendo conscientes, de que ya no se trata, en esta nueva situación, de ir solamente a buscar a la oveja perdida, sino que se trata de dar respuesta al hambre de las noventa y nueve ovejas que están sin pastor y que, si no las atendemos, pueden perderse y adentrarse en las tinieblas del mundo. Reflexión que estamos haciendo junto a nuestros religiosos y laicos en el Plan Pastoral que nos hemos marcado para estos años.

Es verdad que la Iglesia de Cristo se parece más a una humilde casa en medio de un vendaval en el que los fallos y pecados no esconden su pobreza ni debilidad, pero que demuestran que es Dios quien la sostiene. Mi fuerza se manifiesta en la debilidad, dirá el Señor a san Pablo (cf. 2 Cor 12,9a).

La oración que Jesús hizo aquella bendita noche nos lleva a no olvidar que la fuerza de todo evangelizador, de todo pastor, se halla en su comunión profunda con Cristo y con los hermanos. Solo se evangeliza desde la comunión, desde nuestro estar unidos: “que sean uno para que el mundo crea que tú me has enviado” (cfr. Jn 17,21). Unidos al Papa, al obispo, al presbiterio, al pueblo de Dios. Y es desde ahí, especialmente desde la fraternidad sacramental, sintiéndonos una única familia, unidos en el único Pastor, es donde encontraremos las fuerzas para lanzarnos con humidad, pero con valentía y fortaleza a renovar los caminos de la evangelización y revitalizar, por tanto, la fuerza de nuestro ministerio sacerdotal, en nuestra tierra jienense.

Queridos hermanos sacerdotes, las dificultades que encontramos hoy en nuestro ministerio nos están pidiendo a gritos que nos centremos cada vez más claramente en lo que es esencial y lo hagamos con toda la autenticidad de que seamos capaces: tener la Eucaristía como el centro de nuestra vida, unidos íntimamente a Cristo, viviendo la fraternidad como el bastón que da firmeza a nuestro andar.  

Y todo ello para anunciar a todos y a cada uno, de manera sincera y convincente, que Dios nos ama como un padre verdadero, y que este amor es la fuente inagotable y la norma universal de nuestra vida.

Este es el anuncio capaz de purificar y consolidar el amor de las familias haciéndolas felices en la fidelidad y en la fecundidad. Este es el anuncio que nuestros jóvenes necesitan escuchar y recibir para descubrir su propia dignidad y no ser esclavos de este mundo. Este es el único anuncio capaz de cimentar sólidamente una convivencia pacífica en nuestro pueblo, en nuestro país, por encima de todas las diferencias, en la verdad y la libertad, en el respeto mutuo y en el amor sincero. Anuncio desde el que han de nacer todos los demás bienes de orden material, cultural o social que la sociedad tiene derecho a esperar de la Iglesia a la que nosotros queremos servir.

En el acierto de este anuncio y en la sinceridad con que lo desarrollemos está el secreto de la eficacia de nuestro ministerio. Por tanto, os pido que, con nuestra verdadera entrega a la voluntad de Dios, viviendo auténticamente nuestro sacerdocio, ayudemos a la gente a creer de verdad en el amor paternal de Dios y a vivir en consecuencia. Sólo así conseguiremos renovar nuestra Iglesia y transformar en profundidad nuestra sociedad. Y, de este anuncio vital, recibiremos también el mejor consuelo y la más firme alegría en nuestro ministerio.

Recordad siempre que esta misión de presidencia y de servicio la tenemos que desempeñar en el nombre del Señor, sin personalismos, sin conflictos ni divisiones, sin desalientos ni cansancios, manteniendo, como Él, la confianza en el corazón humano, que es obra de Dios, y en la permanente actualidad del Sacerdocio único y universal del Señor, al cual hemos sido incorporados.

Por ello, nuestro principal empeño tiene que centrarse en representar lo más exactamente posible la presencia de Cristo, su estilo de vida, su profunda unión espiritual y amorosa con Dios, su servicio generoso y cercano a todos los necesitados, la fuerza iluminadora y vivificante de su palabra, la sinceridad y apertura de su compasión y su misericordia hacia todos los que se nos han confiado. ¡Vivamos en intimidad con Él, compartiendo su mismo proyecto y su mismo pensar y sentir! Fomentándolo en la oración y en la escucha cotidiana de su Palabra.

En esta ocasión solemne quiero agradeceros, en nombre del Señor y de todo el pueblo de Dios, vuestra fidelidad, vuestro trabajo de cada día, vuestra buena voluntad tantas veces manifestada. Pido para que el Señor os conceda fortaleza en la debilidad, contad con mi oración. Yo os pido la vuestra.

Dediquemos un recuerdo a nuestros hermanos recientemente fallecidos, a los ancianos y enfermos que no han podido venir hoy aquí a pesar de sus deseos, a los que padecen cualquier tribulación.

A pesar de la dificultad y de las grandes exigencias de esta tarea, hoy queremos renovar ante el pueblo de Dios nuestros compromisos y deseos de ser los fieles servidores del Señor y de su pueblo en esta vocación que hemos recibido para el bien de nuestros hermanos.

Delante de vosotros, hermanos queridos (diáconos, religiosos, seminaristas y laicos), manifestamos nuestra voluntad sincera de fidelidad y de servicio. Queremos ser fieles a nuestro ministerio, queremos vivir intensamente unidos a Jesucristo para ser los fieles anunciadores y dispensadores de los bienes de la salvación.

¡Rogad por nosotros, ayudadnos con vuestra oración, con vuestra comprensión y afecto! No somos más que nadie. Somos débiles y pecadores como cualquiera de vosotros. Pero, con la gran responsabilidad de ser testigos fehacientes de santidad.

Os pedimos perdón por nuestras deficiencias, por nuestras rutinas y desalientos, por nuestros personalismos y divisiones, por nuestras infidelidades de todas clases.

Unidos todos en torno a la figura de nuestro Salvador, sostenidos y animados por la intercesión de la Virgen María, Madre de Cristo y Madre nuestra, pedimos al Señor que se haga presente poderosamente en nuestras vidas, que nos llene a todos de los bienes del Espíritu y nos haga verdaderos Apóstoles, auténticos servidores de su Evangelio.

+ Sebastián Chico Martínez
Obispo de Jaén

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Vida. Mi historia a través la Historia

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Llega a la Librería Diocesana una de las historias más esperadas sobre la vida del Papa Francisco

El papa Francisco cuenta por primera vez la historia de su vida a través de los acontecimientos que han marcado a la humanidad en los últimos ochenta años. Unas vivencias inéditas en las que comparte los orígenes de las audaces ideas que han sido testigo de su pontificado: Desde sus valientes declaraciones contra la pobreza, su preocupación por la destrucción del medioambiente hasta la exhortación directa a los líderes mundiales en temas como la lucha contra las desigualdades o la carrera armamentística.

Jorge Mario Bergoglio acompaña al lector en un viaje extraordinario que comienza con el estallido de la Segunda Guerra Mundial en 1939 ?cuando el futuro pontífice tenía casi tres años? hasta nuestros días. En sus páginas la voz del papa se alterna con la de un narrador que en cada capítulo reconstruye el escenario histórico en el que se enmarca.

En palabras del pontífice: «Vida ve la luz para que, sobre todo los más jóvenes, puedan escuchar la voz de un anciano y reflexionar sobre lo que ha vivido nuestro planeta, para no repetir los errores del pasado. Pensemos, por ejemplo, en las guerras que azotaron y que azotan el mundo. ¡Pensemos en los genocidios, en las persecuciones, en el odio entre hermanos y hermanas de diferentes religiones! ¡Cuánto dolor! Al llegar a cierta edad es importante, incluso para nosotros mismos, volver a abrir el libro de los recuerdos y hacer memoria, para aprender mirando atrás en el tiempo, para encontrar lo que no es bueno, aquello tóxico que hemos vivido junto a los pecados cometidos, pero también para revivir lo bueno que Dios nos ha enviado. Es un ejercicio de descernimiento que deberíamos hacer todos, ¡antes de que sea demasiado tarde!».

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Actos en Murcia en honor de la Virgen de la Fuensanta

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Con motivo del aniversario de la coronación canónica de su patrona, y coincidiendo con las Fiestas de Primavera, Murcia celebrará a partir de la próxima semana los actos y cultos habituales en honor de su patrona, la Virgen de la Fuensanta.

Ofrenda floral

El próximo lunes, 1 de abril, será cuando se realice la ofrenda floral a la Morenica en la plaza del Cardenal Belluga, a las 17:30 horas. Estará a cargo de cofradías, hermandades, peñas huertanas, grupos festeros y distintas asociaciones, así como de todos aquellos devotos que lo deseen, que saldrán al encuentro de su patrona desde la plaza Camachos.

Misa Huertana

El 2 de abril, día del Bando de la Huerta, se celebrará la tradicional Misa Huertana que el obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes, presidirá en la plaza del Cardenal Belluga, a las 10:00 horas. La imagen de la Virgen de la Fuensanta procesionará a continuación por las calles del centro de la ciudad, con dos estaciones en su recorrido para orar por la lluvia: una en la plaza Santo Domingo y otra junto a la Catedral, en la plaza de la Cruz.

Novenario

Desde el viernes 5 de abril se celebrará en la Catedral un novenario en honor de la Virgen de la Fuensanta en el 97 aniversario de su coronación canónica. Comenzará todas las tardes, a las 18:45 horas, con la exposición del Santísimo, rezo del Santo Rosario y de la novena; continuará con la Misa de las 19:30 horas, que presidirá cada tarde el sacerdote Juan Carlos García Domene, director de la BAC y del Instituto Teológico San Fulgencio; y terminará con la Salve y el Himno de la Coronación. También se realizará la novena en horario de mañana, a las 11:45 horas, con la celebración de la Eucaristía a las 12:00 horas.

Paso bajo el manto

El tradicional paso de los niños bajo el manto de la Virgen de la Fuensanta será el lunes 8 de abril, en la solemnidad de la Anunciación, día en que la Iglesia celebra el misterio de la Encarnación. En esta tradición, se invita a que las familias que tengan niños menores de tres años acudan a la Catedral para presentarlos a la patrona «pasándolos bajo su manto maternal». Será a partir de las 17:00 horas.

Misa por el aniversario de su coronación y romería

El domingo 14 de abril, una vez terminado el novenario, el obispo de Cartagena presidirá en la Catedral, a las 11:45 horas, la Misa del 97 aniversario de la coronación canónica de la patrona de Murcia, previo rezo de Sexta.

La Morenica regresará en romería a su santuario el 16 de abril, el martes siguiente a la celebración de su coronación.

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TREINTA MONEDAS DE PLATA, por Jesús Martín Gómez

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Todo tiene un precio. Se trata de un pensamiento muy extendido en nuestra cultura. El intercambio de bienes ha traspasado incluso la barrera de lo moralmente aceptable. Todo es susceptible de convertirse en un negocio. Dónde haya un producto, una tendencia o un deseo humano nos encontramos con alguien que ya ha visto la oportunidad para lucrarse con ello. La cuestión no es lo que nos ofertan, sino que hemos caído en la red que nos lleva a pensar que la plenitud de la vida consiste en consumir. Consumimos experiencias, viajes, ideas, tendencias, imágenes, información, personas… todo es objeto de nuestro deseo y todo podemos cosificarlo a nuestro antojo convirtiéndolo en un producto comercial. La voracidad y el ritmo al que lo hacemos no nos ayuda a detenernos para pensar en la conveniencia que tiene para nosotros. La mentalidad de consumidor es tal vez más peligrosa que la de comerciante pues nos hace ver con mirada de utilidad incluso a los que nos rodean.

Quizá en esto consistió el desengaño de Judas. Él se había sentido defraudado con aquel producto que compró cuando el Maestro lo llamó.  Como quien se cansa del trasto que tiene en casa y publica un anuncio en Wallapop, lo puso a la venta poniéndole un precio, treinta monedas de plata. Este precio era conocido en la tradición del pueblo de Israel. Treinta monedas de plata era una cantidad bastante considerable. Se trata del precio de un esclavo según nos señala el libro del Éxodo. Treinta monedas de plata fue lo que el profeta Zacarías recibió por su salario cuando decidió dejar de apacentar al rebaño que era un símbolo del pueblo de Israel. Aunque el evangelista Mateo señala el cumplimiento de la profecía de Jeremías, la realidad es que este profeta no dice nada a cerca de ese dinero, sin embargo, como Zacarías y Jesús, sufrió el rechazo del pueblo cuando intentaba reconducirlo a Dios. Todos los profetas, de hecho, habían sufrido ese desprecio cuando el pueblo entendía que Dios sobraba, que no lo necesitaban.

Existe una diferencia entre poner precio y valorar, esta semana santa puede ser la ocasión para hacer lo segundo. Valorar es una reflexión que se debe hacer al margen de la utilidad que las acciones o las cosas tienen para nosotros. Hay cosas que, aunque carecen de precio tienen un gran valor, podríamos decir, un valor eterno. ¿Quién puede ponerle precio al esfuerzo que nuestras familias han hecho para sacarnos adelante? Se trata del valor del amor que nos ayuda a contemplar la Pasión de Jesús si estamos dispuestos a comprender algo. El mismo hecho de que existamos, pudiendo no haber existido, es una demostración del amor de Dios. Sin embargo, en ningún sitio como en la Cruz, podemos entender no solo su amor sino también el valor que él nos da, la sangre de su Hijo. No le basta con habernos creado y dado la vida también nos está llamando a que compartamos con él la vida eterna. La Semana Santa nos puede ayudar a detenernos y recapacitar si nuestra mentalidad de consumistas, en el fondo una mentalidad reduccionista que nos hace creer que todo está bajo nuestro control, no estará impidiendo que sepamos valorar este amor que nos sobrepasa.

Jesús Martín Gómez

Párroco de Vera

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Los sacerdotes renovaron sus promesas sacerdotales en la Misa Crismal del Martes Santo, en la Catedral de Guadix

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Los sacerdotes renovaron sus promesas sacerdotales en la Misa Crismal del Martes Santo, en la Catedral de Guadix

El Martes Santo comienza en la ciudad accitana con la celebración de la Misa Crismal, a la que asisten todos los sacerdotes de la diócesis para renovar sus promesas sacerdotales. Se trata de una celebración cuyo lugar litúrgico es en la mañana del Jueves Santo, pero que se adelanta al martes para facilitar la asistencia. Preside la celebración, en la que se bendicen los Óleos y el Crisma, el obispo.

 

Y así fue en el día de ayer. Presidio D. Francisco Jesús Orozco y asistieron los sacerdotes y los seminaristas y, por supuesto, muchos fieles, que no quisieron perderse esta Misa tan especial y tan distinta. Antes, los sacerdotes participaron de una meditación, en la iglesia del sagrario, en la que el deán de la Catedral, Juan Sáez, habló de la liturgia en torno a la Misa Crismal.

Tras la meditación, comenzó la Misa, en la que los sacerdotes pudieron renovar sus promesas sacerdotales y todos pudieron participar de una celebración en la que se bendijeron los Óleos de Catecúmenos y de Enfermos, así como el Santo Crisma, con el que se ungirá a los que se confirmen a partir de ahora y con el que se consagrará al diácono cuando sea ordenado sacerdote, como recordó el obispo en la homilía.

En esa homilía, D. Francisco Jesús recordó también todo lo que se celebra en la Misa Crismal, que toma el nombre de esa bendición del Crisma. Habló de los Óleos que se bendicen y para qué los utiliza la Iglesia, tanto en el Bautismo como en los momentos de dolor y enfermedad, así como para los sacramentos de la Confirmación y el Orden Sacerdotal. También habló del Misterio Pascual que la Iglesia se dispone a celebrar en esta Semana Santa y de la vocación al sacerdocio, que disciernen los seminaristas y que ya viven los sacerdotes en su día a día.

Y haciendo referencia al Orden Sacerdotal, Mons. Orozco se dirigió a los presbíteros asistentes recordando que “somos hombres consagrados a Dios, como sacerdotes y en plenitud y totalidad”. También habló de las dificultades de los sacerdotes en el día a día y de la necesidad de vocaciones: “en este invierno vocacional, rezad para que no nos falten sacerdotes, porque sin ellos no hay Iglesia, no hay Eucaristía, no hay perdón de los pecados”.

Y terminó recordando que “los sacerdotes son necesarios en la Iglesia como colaboradores del ministerio episcopal” y, con palabras del papa Francisco, dando gracias a los sacerdotes “por vuestro testimonio, sois realmente los amigos valientes de Dios”.

A finalizar la Eucaristía, los sacerdotes recogieron los Óleos y Crisma para llevarlos a sus pueblos y poder administrar, así, los sacramentos. Terminó la mañana con una comida en fraternidad en la Residencia Sacerdotal.

Antonio Gómez

Delegado diocesano de MCS. Guadix

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La Hermandad del santísimo de la Catedral organiza turnos de vela para la adoración ante el Monumento

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La Hermandad del santísimo de la Catedral organiza turnos de vela para la adoración ante el Monumento

La Hermandad del Santísimo Sacramento de la Catedral de Guadix organiza la jornada de adoración ante el Santísimo Sacramento del Jueves Santo. Será en la Catedral, y comenzará al terminar la Misa de la Cena del Señor hasta el Viernes Santo.

 

El Monumento, lugar para la adoración donde se reserva la Eucaristía que será distribuida el Viernes Santo, se ha instalado en la iglesia del Sagrario, de Guadix. Se pretende crear turnos de vela, para lo que la Hermandad ha creado un formulario para poder inscribirse y seleccionar la hora en la que se puede asistir: https://forms.gle/UCzcvBE6kPf4RLdV9

Desde la Hermandad del Santísimo se anima a todos a participar, en algún momento de la jornada, de un rato de oración ante el Santísimo. De manera particular, se invita a los miembros de la propia Hermandad y de las demás Hermandades y Cofradías de Semana Santa, así como las sacramentales y las de gloria, a participar en estos turnos de vela y adoración del Santísimo. Y, por supuesto, se anima a todos los creyentes a vivir la noche del Jueves Santo desde la contemplación del misterio y la adoración del Santísimo Sacramento.

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