
El sábado Mons. Lorca bendijo e inauguró la Casa Museo San Juan de la Cruz en Caravaca.
El prepósito general de los Carmelitas Descalzos estuvo presente en la bendición y presidió la celebración de la Eucaristía.
El obispo de la Diócesis de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes, bendijo el pasado sábado la Casa Museo San Juan de la Cruz en Caravaca, que abre sus puertas como espacio museístico y lugar de contemplación. «Un sueño hecho realidad» según destacaron las autoridades presentes esa mañana y también las personas que asistieron.
La jornada comenzaba a las 11:30 horas en la iglesia conventual de Nuestra Señora del Carmen, de los Carmelitas Descalzos, fundación de san Juan de la Cruz, con la celebración de la Eucaristía, presidida por el prepósito general de los Carmelitas Descalzos, Miguel Márquez Calle. La celebración tenía lugar en el día en el que se conmemoraba el 300 aniversario de la canonización de san Juan de la Cruz. Miguel Márquez agradecía al pueblo de Caravaca la devoción al santo carmelitano: «Mi acción de gracias para todos vosotros que madrugáis y corréis, cuidando la huella de Juan de la Cruz en este lugar emblemático. La primera casita donde vivieron unos meses. No es una añoranza, ni solo un edificio histórico, es una muestra de vuestro cariño y compromiso con el espíritu y la llama de fray Juan, que sigue viva hoy más que nunca».
Tras la celebración eucarística tenía lugar, junto al Templete, el acto de inauguración y bendición de la Casa Museo San Juan de la Cruz. El anterior propietario del inmueble y presidente de la Fundación Conde Santa Ana de las Torres (encargada de la rehabilitación y gestión de la casa), Alfonso de Zulueta Sanchiz, se mostraba satisfecho por la restauración y musealización del edificio: «Sé que en Caravaca surgía una idea cada vez la gente pasaba por delante de esta casa: que les gustaría que en ella se hiciese algo de san Juan de la Cruz. Y lo han hecho posible una serie de personas que han trabajado tremendamente en esta casa y también quienes han colaborado económicamente».
El general de los Carmelitas Descalzos remarcó tres ideas. La primera que, en sus viajes a distintos países, visitando las diferentes comunidades había comprobado cómo las personas se emocionaban al oír hablar de los lugares en los que vivieron Teresa de Jesús y Juan de la Cruz: «Donde quiera que uno va por el mundo y pronuncia esos nombres de ciudades, de lugares, se ve que es algo que está vivo en el corazón. Los místicos, los santos que han pisado nuestros lugares y cuya huella está caliente, son personas que siguen vivas en la memoria, en el corazón». También destacó dos ideas claves en el desarrollo de este proyecto: la humildad y la colaboración: «Me parece precioso esta unión entre vosotros; la casa es una realidad material de algo que es mucho más hermoso, cómo se ha hecho entre todos». Y, por último, señaló que «una casa es un hogar, que tiene calor y tiene vida cuando hay alguien que madruga y que se preocupa de los demás; una casa no son piedras, una casa es un espíritu que la habita».
El alcalde de Caravaca de la Cruz, José Francisco García Fernández, recordaba en su intervención la «determinada determinación» de Teresa de Jesús: «Estos días he recordado esta faceta de la santa, porque también con la determinación de muchas personas, entidades e instituciones, superando obstáculos y problemas, ha sido rehabilitada íntegramente esta casa emblemática del patrimonio caravaqueño. Una casa que recuerda como piedra viva, testigo de la historia, una página crucial de nuestro pasado. Como alcalde, subrayo la fuerza de una sociedad que se marca una meta y no ceja hasta conseguirla. Y es que algo de esa determinación de santa Teresa también tenemos los caravaqueños».
Por su parte, Mons. José Manuel Lorca Planes invitó a los presentes a dejarse transformar por Dios, al igual que hizo san Juan de la Cruz: «Fue tocado por el corazón de Dios en lo más hondo del ser. La mística de san Juan de la Cruz, de alguna manera, exige la noche oscura del alma que llega no solamente a los sentimientos externos de cada uno, sino también hasta la inteligencia de nuestro ser, haciéndonos pequeños. Todo cambia, todo se transforma, todo se modifica, pero en el fondo tiene una explicación: es la transformación de nuestro ser en el Ser de Dios. Porque hay una vía que nos lleva precisamente a esto y no es otra sino el amor».
Con la celebración de este acto, Mons. Lorca abrió el Año Jubilar Sanjuanista en la Diócesis de Cartagena, un tiempo jubilar que celebrará desde diciembre de 2025 a diciembre de 2026 por el 300 aniversario de la canonización del santo y el centenario de su proclamación como Doctor de la Iglesia.
Tras la bendición tuvo lugar la comida en la que participaron unas doscientas personas y en la que se firmó el acuerdo de colaboración entre la Fundación Conde Santa Ana de las Torres y la Asociación de Familias de Personas con Discapacidad Intelectual APCOM, para que sus usuarios participen como guías en la casa. Durante la comida, también se entregó un diploma como agradecimiento a todos los colaboradores que han ayudado en la rehabilitación y musealización del inmueble.
La jornada finalizó de nuevo en la iglesia del Convento Nuestra Señora del Carmen con el recital-oración Música callada, a cargo de un grupo de la Pastoral Universitaria de la Diócesis de Cartagena.
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