En una entrevista firmada por el periodista José Vicente Rodríguez en la Opinión de Málaga, Ignacio Núñez de Castro, catedrático emérito de Bioquímica y Biología Molecular, afirma que el pontífice deja «la imagen de una Iglesia actual, preocupada fundamentalmente por los pobres, por los que sufren». Reproducimos el artículo completo por su interés ante el fallecimiento del papa jesuita.
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La muerte del papa Francisco a los 88 años este lunes 21 de abril está suscitando ya innumerables mensajes de condolencia y cariño a lo largo de todo el mundo. También, por supuesto, en la Diócesis de Málaga, donde la comunidad de los jesuitas (orden a la que pertenecía Jorge Mario Bergoglio) ha destacado la «huella imborrable» que deja su pontificado. El jesuita malagueño Ignacio Núñez de Castro (1937), catedrático emérito de Bioquímica y Biología Molecular en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Málaga, ha resaltado a este periódico la «sencillez» de Francisco, su carácter «evangélico» y la importancia de las reformas emprendidas en el seno de la Iglesia y de la propia curia.
«Me sale del alma dar gracias a Dios por el pontificado tan rico y tan valiente del Papa Francisco. Creo que es un momento en que la Iglesia entera tiene que agradecer a Dios esta personalidad tan original, que ha roto muchos moldes, y nos ha dado la imagen de una iglesia actual, preocupada fundamentalmente por los pobres, por los que sufren, por los descartados de este mundo y por la paz. Esa ha sido su gran preocupación», ha comentado Núñez de Castro.
La comunidad jesuita de Málaga está compuesta actualmente por once integrantes (nueve sacerdotes, un diácono y un hermano coadjutor). Su residencia está situada en la calle Compañía, junto a la Iglesia del Sagrado Corazón.
«La huella que deja Francisco es una huella evangélica y, por lo tanto, la Iglesia lo seguirá siendo también. Creo ciertamente que el legado de Francisco será imborrable. Ha sido un gran papa, cuyo magisterio y cuya personalidad trascenderá por mucho tiempo. Un papa querido por muchos, muy querido por la gente, por el pueblo, por su sencillez. Hay gente que desgraciadamente no le ha entendido, como no entendieron a Jesús. Es decir, la sencillez de Jesús es la que él ha querido manifestar desde el primer momento», opina.
Una iglesia de «pastores»
El jesuita malagueño, que este próximo sábado cumplirá 88 años (la misma edad con la que ha fallecido el papa) destaca los «signos públicos» que Francisco dio desde el momento de su elección, allá por 2013, y que marcarían el carácter de su pontificado
«Aquella misma noche de la elección, el primer detalle fue no salir al público con una muceta de armiño, sino solamente con su sotana blanca, y ponerse la estola única y exclusivamente en el momento de la bendición papal. Luego, al salir para volver a la habitación que tenía en Santa Marta lo hizo en autobús, como un cardenal más. Era un papa que como ya dijo, ha venido a servir y no a ser servido. Y así ha sido hasta el final», apunta.
El propio nombre de Francisco, adoptado por Bergoglio en referencia a San Francisco de Asís (llamado el ‘poverello’ de Dios), es otro de los detalles que revelan la personalidad del difunto pontífice.
Para Núñez de Castro, el giro que Francisco ha dado a la Iglesia y al Vaticano será duradero. «Él ha querido cumplir en su pontificado lo que los cardenales y las congregaciones generales expresaron y que luego le encomendaron: la reforma de la Iglesia, de toda la institución, de la reforma de la curia… y es posible que no la haya terminado, pero desde luego la ha comenzado y ha dejado un sello que es imborrable», reitera este jesuita.
¿Quería Francisco, en este sentido, que la Iglesia fuera menos clerical? Para Núñez de Castro la respuesta, evidentemente, es afirmativa. «Sí, por supuesto. Es decir, quería que los clérigos fueran pastores. Él había sido un gran pastor en la diócesis de Buenos Aires. Por eso decía lo del olor a oveja. ¿Qué significaba eso? Que estés cercano al pueblo, para que eres un pastor y no, como ya decía Jesús en el Evangelio, ni padre, ni maestro, ni señor», comenta.
Dos encuentros personales con Francisco
Núñez de Castro recuerda que pudo saludar en dos ocasiones personalmente a Jorge Mario Bergoglio. La primera vez fue en Argentina en 1982, cuando Bergoglio era rector del colegio máximo San Miguel, que es la Facultad de Teología donde estudiaban los jesuitas. La segunda fue en el año 2015 en Paraguay, cuando ya era papa, durante uno de los viajes de su pontificado.
«Lo vi en Asunción, en la parroquia de Cristo Rey, donde hay también un colegio de los jesuitas. Venía a comer con la comunidad aunque estaba muy cansado, porque le habían puesto una jornada que había comenzado a las ocho de la mañana y ya eran las ocho de la tarde. Pero salió a saludarnos a todo el colegio y a las familias», explica.
Comunidad jesuita en Málaga
La comunidad jesuita de Málaga está compuesta actualmente por once integrantes (nueve sacerdotes, un diácono y un hermano coadjutor). El más mayor de ellos tiene 98 años y hay cuatro más con edades comprendidas entre los 78 y los 90. Por debajo de esa edad hay otro sacerdote con 67 años y luego los dos más jóvenes, que tienen 50 y 52 años, y que son los que se encargan de llevar el peso del trabajo en los centros educativos de los jesuitas en Málaga (colegio San José de Carranque, colegio San Estanislao de El Palo y el ICET de El Palo).