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«Abrazar Su Amor» Mensaje de Mons. Rafael Zornoza a las puertas de la Semana Santa

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Con el Domingo de Ramos entramos en la Semana de Pasión. Acompañamos con nuestras palmas a Jesús que entra en Jerusalén aclamado –lo que prefigura ya su victoria— pero para ser enseguida entregado y padecer y morir por nosotros. Accedemos así de lleno a la “semana grande” de la Iglesia, en lo profundo de la celebración de la Muerte y Resurrección del Señor, algo de lo que nos hemos apropiado desde el Bautismo, recibiendo de este modo el ser hijos de Dios para poder caminar como discípulos de Cristo.

Dice el evangelista San Juan que «de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, sino que tenga vida eterna» (3,16). Esta poderosa verdad nos recuerda que cada uno de nosotros es valioso y amado. Si abrazamos este amor, permitiremos que transforme nuestras acciones y pensamientos liberándonos de la tiranía del pecado y asumiendo la victoria de Dios en nuestra propia carne.

La Semana Santa es para sumergirnos en la profundidad de los misterios que celebramos. Es un tiempo sagrado, un momento para reflexionar sobre el sacrificio de Cristo y la inmensa gracia que nos ofrece. Recordemos que, como cristianos, estamos llamados a vivir con amor, compasión y esperanza, reflejando la luz de Cristo en nuestras vidas. Cuando contemplamos a Dios, el Infinito, el Todopoderoso, sucumbiendo a la flaqueza y temblando en Getsemaní, comprendemos que en vez de haber tomado, al encarnarse, un cuerpo glorioso, tomó un cuerpo mortal como el nuestro para hacer divina en Él a nuestra flaqueza.

Todos los buenos cristianos, y especialmente los santos, han crecido, han progresado y se han hecho mejores, contemplando la Pasión del SeñorSanta Catalina de Emerick, conocida por sus visiones místicas y profundas reflexiones sobre la Pasión de Cristo, se conmovía al meditarla hasta estremecerse con ella, al comprender, sobre todo, el amor inmenso que Él mostró al sacrificarse por la humanidad. Al contemplar su sacrificio, encontraba en él una fuente de fortaleza y esperanza, recordando cómo cada dolor y cada momento de sufrimiento de Cristo estaban llenos de amor y redención. También a nosotros esta contemplación nos lleva siempre a la profundidad del amor divino y la importancia de la compasión en nuestras propias vidas, a una mayor entrega personal, a un deseo de entrega dando la vida por los demás.

Os animo a participar en las celebraciones litúrgicas, especialmente en los oficios del Jueves, Viernes, y Sábado Santo, y Domingo de Resurrección, a meditar la Pasión de Cristo, contemplar al Señor en los pasos de nuestras procesiones. Cuánto mejor si compartimos estos momentos significativos en familia, con nuestros seres queridos o nuestros amigos. Que cada oración, cada acto de bondad y cada reflexión os acerque más a la esencia de nuestra fe. Vivamos esta Semana Santa con el corazón abierto, dispuestos a recibir y a dar amor, tal como Cristo nos enseñó. Acompañar al Señor que da la vida por nosotros nos hará sintonizar mejor con sus sentimientos de servicio, de misericordia y perdón para con el prójimo, de obediencia al Padre haciendo la voluntad de Dios.

San Antonio de Padua decía: «Debemos meditar a menudo la Pasión del Señor. De ello debemos servirnos como de un sudario, para secar el sudor de nuestras fatigas y la sangre de nuestros sufrimientos. En toda prueba debemos recordar los ejemplos de paciencia que nos dio Jesús.«

      ¡Os deseo una Semana Santa llena del consuelo de Cristo, de su paz y renovación espiritual, y llegar, finalmente a resucitar con Él, y gozar de su victoria! Recordad que la Pasión de Cristo desemboca siempre en la alegría de la Resurrección. No olvidéis apoyar a los cristianos de Tierra Santa, que sufren el abandono, la guerra y persecución, y resisten con tantas dificultades, con la colecta del Viernes Santo a favor de los Santos Lugares.

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Restaurada y bendecida: la parroquia de San José de Ceuta vuelve a abrir sus puertas

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El obispo Mons. Rafael Zornoza preside la bendición del nuevo altar en un emotivo acto en Hadú, acompañado por autoridades civiles, militares, el clero de Ceuta y los seminaristas de Cádiz.

La parroquia de San José, ubicada en el emblemático barrio de Hadú, ha vuelto a abrir sus puertas este Sábado de Pasión, después de permanecer cerrada durante más de cuatro años. La esperada reapertura tuvo lugar en un acto solemne presidido por el obispo de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, Don Rafael Zornoza Boy, quien se encargó de bendecir el nuevo altar ante la presencia de fieles, autoridades locales y representantes del clero.

Durante la ceremonia, el obispo expresó su profundo agradecimiento al Gobierno de Ceuta, y en particular al presidente Juan Vivas, por su compromiso y apoyo para que este templo pudiera volver a acoger celebraciones religiosas. “Salvar este edificio es también recuperar una parte esencial de nuestro patrimonio espiritual”, señaló Zornoza, destacando el esfuerzo conjunto entre la Iglesia y las instituciones públicas.

El templo, ahora dotado con una moderna iluminación LED que realza su arquitectura y crea un ambiente acogedor, se llenó de feligreses que no quisieron perderse este momento histórico. Incluso la lluvia, presente durante parte del día, no impidió que la jornada se viviera con entusiasmo y emoción.

Una restauración con mucho significado

Previo a la misa, el vicario de Ceuta, Francisco José Fernández Alcedo, dirigió unas palabras en las que subrayó la dimensión simbólica de este proyecto. “A veces, lo que parece una dificultad se convierte en una oportunidad de gracia. Hoy inauguramos la restauración de esta parroquia, consagrada por primera vez en 2002”, recordó.

Fernández Alcedo reconoció que las obras han requerido varios años de trabajo y superación de dificultades, pero aseguró que el resultado ha merecido la pena, aunque aún quedan labores por finalizar. “Todavía hay trabajo pendiente, pero confiamos en que con los recursos adecuados se podrá completar la restauración en su totalidad”, añadió.

En este sentido, el vicario dio las “gracias de corazón” a todas las personas que han colaborado en la obra. “La Diócesis de Cádiz y Ceuta está realizando un importante esfuerzo con la inestimable ayuda de la Ciudad y de las instituciones para restaurar y conservar el patrimonio eclesial”.

Representación institucional y hermandades

El acto contó con la presencia de numerosas personalidades, entre ellas la delegada del Gobierno en Ceuta, Cristina Pérez; el comandante general, Luis Jesús Fernández Herrero; el presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías, Jesús Bollit; así como representantes de distintas hermandades locales. La Hermandad de la Encrucijada, con su Hermano Mayor Pedro Mariscal a la cabeza, estuvo presente con todos los miembros de su Junta.

Tras la Eucaristía, se descubrió una placa conmemorativa a la entrada del templo, como testimonio del esfuerzo realizado y del día en que la parroquia de San José volvió a abrir sus puertas al barrio de Hadú y a toda la ciudad.

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El Obispo se reúne con el vicario general del Ordinariato Católico Oriental

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El pasado 25 de marzo, representantes de la Iglesia Siro-Malabar visitaron al Obispo de Jaén, Monseñor Chico Martínez. El Vicario General para los católicos orientales en España, el Ilmo. Sr. D. Andrés Martínez, junto con el Padre George, coordinador de las comunidades siro-malabares en España, dialogaron con el Prelado sobre la presencia de católicos orientales en España.

El capellán, Padre George, explicó detalladamente la historia y el origen del rito Siro-Malabar fundado por el apóstol Santo Tomás en su evangelización de la región de Kerala, en la India; asimismo informó al Obispo de la realidad de las comunidades de la Iglesia Siro-Malabar en España, especialmente en Jaén, quiénes son, el tiempo que llevan viviendo en la ciudad y en distintos lugares de la provincia, en qué trabajan, etc., y las actividades que están realizando en la parroquia de San Bartolomé de la capital donde la comunidad Siro-Malabar celebra la Misa en su propio rito y mantienen encuentros formativos.

El Obispo se mostró muy interesado en conocer la herencia y la tradición litúrgica de la antigua Iglesia Siro-Malabar. Ofreció toda la ayuda posible a los fieles, y manifestó la importancia de trabajar unidos para responder a los desafíos actuales de la evangelización y brindar un acompañamiento espiritual a los fieles de este rito.

En representación de los fieles de esta comunidad también estuvieron presentes Anu Joji, Bini Agustín y Simon. Fue una visita muy gratificante y bendecida.

Comunidad Siro Malabar de Jaén

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La escuela de la Pasión

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La Pasión del Señor es escuela de amor verdadero. Al comenzar la Semana Santa, la Iglesia presenta a través de la Liturgia una petición en favor de sus hijos: que las enseñanzas de la pasión nos sirvan de testimonio. El testigo levanta acta de lo sucedido. El testimonio es memoria presente de hechos pasados que permite abrirse al futuro. Jesús padece, muere y resucita de una vez por todas. La Liturgia actualiza en el tiempo lo que sucedió en un momento preciso de la historia. Las enseñanzas de la pasión son testimonio porque mueven a imitación y graban en la memoria lecciones de vida eterna. A la Pasión se entra para aprender; en ella se permanece para crecer; desde ella se vive para amar.

​La Pasión del Señor es escuela porque en ella está el Maestro. Jesús enseña con sus palabras y con sus obras, con lo que hace y con el modo de padecer. En el evangelio de san Lucas las palabras de Jesús disminuyen a medida que se adentra en la Pasión. En el pórtico, la institución de la Eucaristía. Con deseo ardiente, el Maestro se entrega a los discípulos. Pan y vino, por su palabra, serán signo de su Presencia viva. Cuerpo que se entrega, Sangre que se derrama, anuncian el precio de nuestro rescate. Comida y bebida son el cauce para nuestra participación. La entrega de Cristo consumada en el Calvario comienza en la última Cena, convertida así en el aula donde el Maestro imparte lecciones de vida: entre los discípulos, el primero es el servidor; Simón caerá, pero, levantado, dará firmeza a sus hermanos; en adelante, Jesús estará con los suyos de otra manera. Tras la promesa de la Cena llega el cumplimiento de la crucifixión. La palabra eficaz del Maestro se verifica en la contradicción: el que enseña, cerrará la boca; el que trae la alegría soportará la angustia; el que siembra confianza recibe traición; el Hijo recibe el desprecio del esclavo; el justo Juez es ajusticiado; el Rey veraz y soberano comparece vituperado y encadenado; el atormentado regala consuelo a su paso; el Autor eterno de la vida, muere a los ojos del mundo derrotado. En la hora del poder de las tinieblas, la sola voz del Hijo amado anuncia la victoria del amor más grande. Para los que le dan muerte, el Hijo pide al Padre el perdón; para los que desvelan su culpa ante el Inocente, el Hijo promete el Paraíso; para el corazón que carga con el pecado del mundo, el Hijo busca el regazo del único que otorga consuelo: Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.

​En la escuela de la Pasión del Señor aprende quien acoge las palabras del Hijo Maestro; progresa quien camina detrás del que va primero; aprovecha quien reconoce en las heridas sus propias culpas. Lección de amor, corazón requiere. Amor verdadero exige conversióny curación. La escucha, atención y disposición del discípulo son actitudes del corazón. En la escuela de la Pasión es buen alumno el que se deja amar y comunica a otros el amor de Dios recibido. En esta escuela el amor está velado: la belleza cubierta de oprobios; la ternura tapada por la crueldad; la verdad negada desde la mentira y la indiferencia; la vida herida por muerte ignominiosa. Para levantar el velo y descubrir el amor que todo lo puede necesario es devolver Amor a quien de forma extrema nos ha amado.

​En la escuela de la Pasión, resuena la invitación de Cristo: aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón. El estudio en esta escuela se llama oración y descanso en el Corazón. Ante la Pasión, pedir amor para en todo reconocer a Jesucristo, nuestra esperanza.

+José Rico Pavés

Obispo de Asidonia-Jerez

La escuela de la Pasión

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Palabras de Vida

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Monseñor Rico Pavés: “ La Pasión del Señor es escuela de amor verdadero”

La Pasión del Señor es escuela de amor verdadero. Al comenzar la Semana Santa, la Iglesia presenta a través de la Liturgia una petición en favor de sus hijos: que las enseñanzas de la pasión nos sirvan de testimonio. El testigo levanta acta de lo sucedido. El testimonio es memoria presente de hechos pasados que permite abrirse al futuro. Jesús padece, muere y resucita de una vez por todas. La Liturgia actualiza en el tiempo lo que sucedió en un momento preciso de la historia. Las enseñanzas de la pasión son testimonio porque mueven a imitación y graban en la memoria lecciones de vida eterna. A la Pasión se entra para aprender; en ella se permanece para crecer; desde ella se vive para amar.

​La Pasión del Señor es escuela porque en ella está el Maestro. Jesús enseña con sus palabras y con sus obras, con lo que hace y con el modo de padecer. En el evangelio de san Lucas las palabras de Jesús disminuyen a medida que se adentra en la Pasión. En el pórtico, la institución de la Eucaristía. Con deseo ardiente, el Maestro se entrega a los discípulos. Pan y vino, por su palabra, serán signo de su Presencia viva. Cuerpo que se entrega, Sangre que se derrama, anuncian el precio de nuestro rescate. Comida y bebida son el cauce para nuestra participación. La entrega de Cristo consumada en el Calvario comienza en la última Cena, convertida así en el aula donde el Maestro imparte lecciones de vida: entre los discípulos, el primero es el servidor; Simón caerá, pero, levantado, dará firmeza a sus hermanos; en adelante, Jesús estará con los suyos de otra manera. Tras la promesa de la Cena llega el cumplimiento de la crucifixión. La palabra eficaz del Maestro se verifica en la contradicción: el que enseña, cerrará la boca; el que trae la alegría soportará la angustia; el que siembra confianza recibe traición; el Hijo recibe el desprecio del esclavo; el justo Juez es ajusticiado; el Rey veraz y soberano comparece vituperado y encadenado; el atormentado regala consuelo a su paso; el Autor eterno de la vida, muere a los ojos del mundo derrotado. En la hora del poder de las tinieblas, la sola voz del Hijo amado anuncia la victoria del amor más grande. Para los que le dan muerte, el Hijo pide al Padre el perdón; para los que desvelan su culpa ante el Inocente, el Hijo promete el Paraíso; para el corazón que carga con el pecado del mundo, el Hijo busca el regazo del único que otorga consuelo: Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.

​En la escuela de la Pasión del Señor aprende quien acoge las palabras del Hijo Maestro; progresa quien camina detrás del que va primero; aprovecha quien reconoce en las heridas sus propias culpas. Lección de amor, corazón requiere. Amor verdadero exige conversióny curación. La escucha, atención y disposición del discípulo son actitudes del corazón. En la escuela de la Pasión es buen alumno el que se deja amar y comunica a otros el amor de Dios recibido. En esta escuela el amor está velado: la belleza cubierta de oprobios; la ternura tapada por la crueldad; la verdad negada desde la mentira y la indiferencia; la vida herida por muerte ignominiosa. Para levantar el velo y descubrir el amor que todo lo puede necesario es devolver Amor a quien de forma extrema nos ha amado.

​En la escuela de la Pasión, resuena la invitación de Cristo: aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón. El estudio en esta escuela se llama oración y descanso en el Corazón. Ante la Pasión, pedir amor para en todo reconocer a Jesucristo, nuestra esperanza.

+José Rico Pavés

Obispo de Asidonia-Jerez

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Pórtico de la Pasión

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Noche del Viernes de Dolores. Mucha gente bordeaba la puerta lateral de la Parroquia de Santiago. En el interior la hermandad, después de celebrar la Eucaristía con toda la solemnidad, los cofrades preparan a la Virgen de la Soledad para subir al Cerro de san Cristóbal. Los Evangelios de los Dolores de María iban marcando las paradas y la oración.  Comienza el Pórtico de la Semana santa.

Una multitud sigue a la Virgen, que es llevada casi a la altura de nuestros ojos y, como una más, recorre las calles cuesta arriba. En los portales y las ventanas la gente se asoma a verla pasar. El barrio se ha volcado decorando las fachadas con velas, con cuadros de la Soledad enmarcados de buganvillas, unos niños han preparado un paso del Crucificado, que sale al encuentro de María: “Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Santo”, habían rotulado en una cartulina. En una bocacalle un altar con san Cristóbal.  Otros niños, en una escalinata, mostraban carteles de colores dibujados por ellos alabando con piropos a la Virgen de la Soledad, “Nuestra madre”.

Un cuarteto de jóvenes músicos acompañaba el silencio de la comitiva, tan solo roto por una hermosa saeta de un joven cantaor. Había jóvenes por todos los lados. Si cuando subías la cuesta mirabas hacia atrás veías la multitud que procesionaba en silencio, también a las Hermanitas de los Pobres Desamparados, a los Franciscanos de la Cruz Blanca, de la Casa de Nazaret, la hermandad, hermanos mayores de otras hermandades, el Presidente de la Agrupación, los sacerdotes… Era emocionante y los niños añadían afecto a la religiosidad que se palpaba. Todo era muy sencillo, centrado en lo esencial. También así podemos comenzar a evangelizar.

El último tramo, el del viacrucis, había sido alumbrado, en ambos lados, con antorchas por los habitantes del barrio. Era mucha la dedicación y el fervor que se revelaba en cada detalle. Una familia desde la terraza llenó a la Virgen de una lluvia de pétalos de flores.

Arriba el Sagrado Corazón, abajo la ciudad, y entre ambos nosotros y la Madre. Dos corazones que entregan vida, pues el corazón solo sangra por donde ama. La Soledad estaba habitada de ternura. Gracias. ¡Ánimo y adelante!

+ Antonio Gómez Cantero

PÓRTICO DE LA PASIÓN, por Antonio Gómez Cantero

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Noche del Viernes de Dolores. Mucha gente bordeaba la puerta lateral de la Parroquia de Santiago. En el interior la hermandad, después de celebrar la Eucaristía con toda la solemnidad, los cofrades preparan a la Virgen de la Soledad para subir al Cerro de san Cristóbal. Los Evangelios de los Dolores de María iban marcando las paradas y la oración.  Comienza el Pórtico de la Semana santa.

Una multitud sigue a la Virgen, que es llevada casi a la altura de nuestros ojos y, como una más, recorre las calles cuesta arriba. En los portales y las ventanas la gente se asoma a verla pasar. El barrio se ha volcado decorando las fachadas con velas, con cuadros de la Soledad enmarcados de buganvillas, unos niños han preparado un paso del Crucificado, que sale al encuentro de María: “Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Santo”, habían rotulado en una cartulina. En una bocacalle un altar con san Cristóbal.  Otros niños, en una escalinata, mostraban carteles de colores dibujados por ellos alabando con piropos a la Virgen de la Soledad, “Nuestra madre”.

Un cuarteto de jóvenes músicos acompañaba el silencio de la comitiva, tan solo roto por una hermosa saeta de un joven cantaor. Había jóvenes por todos los lados. Si cuando subías la cuesta mirabas hacia atrás veías la multitud que procesionaba en silencio, también a las Hermanitas de los Pobres Desamparados, a los Franciscanos de la Cruz Blanca, de la Casa de Nazaret, la hermandad, hermanos mayores de otras hermandades, el Presidente de la Agrupación, los sacerdotes… Era emocionante y los niños añadían afecto a la religiosidad que se palpaba. Todo era muy sencillo, centrado en lo esencial. También así podemos comenzar a evangelizar.

El último tramo, el del viacrucis, había sido alumbrado, en ambos lados, con antorchas por los habitantes del barrio. Era mucha la dedicación y el fervor que se revelaba en cada detalle. Una familia desde la terraza llenó a la Virgen de una lluvia de pétalos de flores.

Arriba el Sagrado Corazón, abajo la ciudad, y entre ambos nosotros y la Madre. Dos corazones que entregan vida, pues el corazón solo sangra por donde ama. La Soledad estaba habitada de ternura. Gracias. ¡Ánimo y adelante!

+ Antonio Gómez Cantero

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Concluye, como cada Viernes de Dolores, el Triduo en honor al Santo Rostro

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En el umbral de la Semana Santa, en esta semana de Pasión, se ha desarrollado el triduo en honor al Santo Rostro. Daba comienzo el pasado miércoles, en una celebración presidida por el canónigo D. Andrés Segura; el jueves fue el turno del vicedeán, D. José López Chica y este Viernes de Dolores, el Obispo de Jaén, Don Sebastián Chico Martínez, fue el encargado de cerrar este tradicional culto en la sea jiennense.

En el mismo se dieron cita el Provicario General de la Diócesis y canónigo, D. José Antonio Sánchez Ortiz; el Deán de las Catedrales, D. Francisco Juan Martínez Rojas; el vicedeán; el canónigo emérito, D. Antonio Aranda Calvo; un presbítero de la Diócesis de Toledo y el secretario particular del Prelado, y vice delegado de Liturgia, D. Francisco Javier Cova. El grupo de acólitos de la Catedral ayudó en el servicio del altar, así como el seminarista, Alberto Toledo. Al órgano, D. Alfonso Medina.

Además de los miembros de la Cofradía de la Buena Muerte, con sede canónica en el primer Templo diocesano, miembros de la de la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén también quisieron participar de la celebración eucarística y el posterior Vía Crucis.

Homilía

El Obispo, tras los saludos, quiso poner de relevancia la mirada misericordiosa de Cristo hacia cualquier ser humano. Una mirada que persona, que consuela, que transforma y que lleva a la acción. “Es un rostro que, aunque callado, habla. Un rostro que, aunque herido, nos consuela. Un rostro que, aunque oculto tras el velo, revela la ternura de Dios.En este mundo de hoy, muy saturado de imágenes, contemplar el rostro de Cristo se convierte en una escuela de profundidad. No es una imagen cualquiera: es el icono del Amor hecho carne, que ha querido dejar su huella impresa en la historia y en el corazón del hombre. Tended presente que ‘el verdadero rostro de Cristo no se ve solo con los ojos del cuerpo, sino con los del alma’”.

Después, el Prelado reflexionó sobre las lecturas para regresar a la invitación de Dios para encontrarnos con Él a través de su hijo, un encuentro que siempre conduce al amor y a la misericordia: “Contemplar el Santo Rostro es contemplar esta verdad: Dios no es una idea abstracta. Dios tiene un rostro. Y ese rostro es el del que ha llorado con nosotros, el del que ha sufrido por nosotros, el del que ha muerto y resucitado por nosotros. Un rostro que no impone, sino que invita. Un rostro que no juzga desde lo alto, sino que mira desde abajo, desde la cruz, con ojos de misericordia. Recordad que, al contemplar este Rostro, lo que demos buscar y encontrar es la manifestación del amor y la misericordia de Dios hacia todos y cada uno de nosotros”.

Del mismo modo, el Obispo quiso preguntarse en voz alta qué significado venerar al Santo Rostro, para recordar que es un encuentro mismo con el rostro del Señor: “Lo hacemos no solo por tradición, sino por necesidad. Porque necesitamos dejarnos mirar por Cristo. Porque necesitamos que su rostro nos devuelva nuestra dignidad, nos limpie las heridas, nos reconcilie con la verdad de lo que somos, y podamos ya ver en él la esperanza a la que estamos llamados. Porque, como dice el salmista, “Tu rostro buscaré, Señor””.

Por último animó a desde la mirada de Jesús ponerse en clave del otro Sería incoherente contemplarlo y no actuar conforme a él: “Eso significa ser rostro de compasión con el que sufre. Rostro de luz para el que camina en tinieblas. Rostro de perdón para el que ha fallado. Rostro de ternura para el que se siente despreciado. Como la Verónica, estamos llamados a enjugar el rostro del Señor en los más pobres, en los más débiles, en los más olvidados. Y al hacerlo, su rostro se queda grabado en nosotros, en nuestro corazón y en nuestra alma” – y que esa mirada trasforme las vidas de quienes lo contemplan para, “también nosotros comenzamos a reflejarlo”.

Al finalizar la Eucaristía, miembros de la Cofradía de la Buena Muerte portó en andas el relicario por el que se levantó la Catedral de Jaén, el Santo Rostro.

Mientras recorría las naves, se meditó en cada una de las catorce estaciones del ejercicio piadoso del Vía Crucis, con una mirada especial sobre los migrantes, las personas excluidas y los que se encuentran en las periferias existenciales, para que en el rostro de Cristo veamos reflejado a cada uno de los que sufren.

Ya, de regreso al altar, se rezaron las letanías del Santo Rostro, para después, Don Sebastián impartir la bendición con él. Será ya el Viernes Santo, tras la celebración de la pasión y muerte del Señor, que se celebrará a las 5 de la tarde, cuando el Obispo imparta con el paño de la Verónica la bendición por los cuatro puntos cardinales de la Catedral.

Galería fotográfica: «Triduo en honor al Santo Rostro 2025»

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Misa del Alba de la Cofradía del Cautivo 2025 (Parroquia San Pablo-Málaga)

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Homilía de Mons. Jesús Catalá en la Misa del Alba de la Cofradía del Cautivo 2025 (Parroquia San Pablo-Málaga)

MISA DEL ALBA DE LA COFRADÍA DEL CAUTIVO

(Parroquia San Pablo-Málaga, 1 abril 2025)

Lecturas: Ez 37, 21-28; Sal: Jr 31, 10-13; Jn 11, 45-57.

Conocer a Cristo y vivir en Él

1.- Esta plaza, frente a la fachada de la parroquia de San Pablo, nos acoge un año más para celebrar con fe y devoción la Misa del Alba, a la que nos convoca Jesús-Cautivo, nuestro Salvador y Redentor, a quien queremos conocer mejor, amarlo más y vivir como él, siendo buenos discípulos suyos.

La Misa del Alba de este año está enmarcada en el Jubileo 2025, al que hemos sido convocados por el Papa para recibir el perdón de Dios y sentirnos “Peregrinos de Esperanza”, como reza el lema jubilar.

2.- El profeta Ezequiel advierte a sus oyentes que «no volverán a contaminarse con sus ídolos, sus acciones detestables y todas sus transgresiones» (Ez 37, 23), porque su vida estaba alejada de Dios y del buen obrar.

Nuestra sociedad vive también adorando sus ídolos, que la alejan de su propio destino y de la verdadera felicidad; porque el ser humano está llamado a la transcendencia y a la vida eterna.

Y por boca del profeta nos dice Dios: «Los purificaré, ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios» (Ez 37, 23). Queridos hermanos, nosotros somos pueblo del Señor, familia de los hijos de Dios, hermanos en Jesucristo, que nos congrega en torno a la eucaristía.

3.- Jesús-Cautivo nos invita hoy a conocerlo mejor, a vivir con él y a seguir sus pasos, puesto que él es el camino, la verdad y la vida (cf. Jn 14, 6). Cristo es el Señor, el Salvador de la humanidad, el único y verdadero Dios.

Él es nuestro Maestro, que nos enseña a vivir según sus preceptos, y a cumplir sus mandatos (cf. Ez 37, 24). Le damos gracias porque nos guía por el camino de la verdad y de la santidad.

Como dice san Pablo a los Filipenses: «Todo lo considero pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor» (Flp 3, 8).

4.- Una manera fácil de conocer mejor a Jesús es leer los evangelios, que nos narran su vida y su obra. Al inicio de la cuaresma, en el Viacrucis de las Cofradías en la Catedral, os animé a leer, desde el comienzo hasta el final, el evangelio de san Lucas, que se proclama en el “Ciclo litúrgico C” en el que nos encontramos. Ahora os recuerdo esta tarea, para que la terminemos antes de la Pascua.

Pedimos al Cautivo que nos conceda su misma mirada para ver con sus ojos, su corazón para amar como él, sus manos para ayudar al necesitado, para cuidar al enfermo, para vestir al desnudo, para apoyar al caído, para dar una palabra de aliento a quien se encuentra deprimido (cf. Mt 25, 35-40).

5.- Al terminar esta Misa del Alba, Jesús-Cautivo inicia su recorrido hacia la Casa Hermandad pasando por el Hospital Civil, si el tiempo lo permite.

Hoy tal vez no pueda hacerlo como otros años; pero lo vamos a acompañar espiritualmente.

Jesucristo nos trae la salvación integral y cura nuestras heridas y enfermedades espirituales y corporales. Como estamos celebrando el Jubileo 2025, os recuerdo que el día 25 de mayo tendremos el “Jubileo de los Enfermos” en la Catedral. Naturalmente, los enfermos e impedidos pueden ganar la indulgencia jubilar en sus lugares de permanencia (casa, hospital, residencias), cumpliendo los requisitos propios.

Pedimos por todos los enfermos, para que Jesús-Cautivo les traiga la salud corporal, si les conviene; y, sobre todo, la salud espiritual. Pedimos también por el personal médico y sus colaboradores, para que sean instrumentos dóciles del amor de Dios e instrumentos de su misericordia, como aquel buen samaritano que curó las heridas del que encontró tirado en el camino (cf. Lc 10, 33-35).

¡Que todos seamos signos vivientes del amor misericordioso de Jesús!

6.- Durante el traslado del Cautivo los fieles devotos van echando con amor claveles rojos, como una lluvia de peticiones y de oraciones. Si hoy no podéis realizar este gesto de manera física a causa de la lluvia, os invito a todos a expresarle nuestro amor al Cautivo presentando nuestras oraciones como si fueran claveles. Que cada uno le entregue uno o varios claveles al Cautivo. Que cada oración sea como un clavel. Que Cristo no se quede hoy sin claveles.

Queridos hermanos, cofrades y fieles todos, Jesús-Cautivo desea ser cubierto en este día de claveles rojos. Cada acto de adoración a Jesús-Cautivo, cada acción de gracias o de petición sea como un clavel rojo que le ofrecemos hasta cubrirlo con un manto de afecto, de agradecimiento y de petición.

7.- Todos somos pecadores, necesitados del perdón y de la misericordia de Dios. Pero él limpia nuestro pecado, purifica nuestro corazón y quema lo superfluo. Por eso somos “pecadores perdonados” y personas “reconciliadas”.

Os animo, en palabras de san Pablo, a la reconciliación: «En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios» (2 Co 5, 20). ¡Dejaos limpiar por la sangre de Jesús-Cautivo, derramada para nuestra salvación!

Y, una vez reconciliados, seremos capaces de reconciliar y de ayudar a otros, para que reciban con gozo el perdón de Dios y gocen de su infinita misericordia. Según el evangelio de san Juan, Jesús obraba grandes signos y prodigios y muchos judíos, al ver lo que hacía, creyeron en él (cf. Jn 11, 45). ¡Seamos también nosotros testigos de las maravillas que Dios obra en nosotros, contemos todo lo que el Señor ha hecho por nosotros, para que muchos otros crean en Jesús!

8.- En esta celebración pedimos a Jesús-Cautivo que nos conceda su perdón y su salvación; que nos ayude a conocerlo mejor, a vivir con él y a seguir sus pasos.

Cristo es el Señor, el Hijo único de Dios verdadero, el redentor de la humanidad. A él clamamos desde nuestra pequeñez y desde nuestra miseria, para que nos libre del mal, del pecado y de la muerte eterna.

Queridos cofrades y fieles todos, somos discípulos del Cautivo y queremos dar testimonio de su obra salvadora.

Y pedimos a María Santísima de la Trinidad que nos proteja con su manto maternal y nos acompañe en nuestro camino hacia la Pascua. Amén.

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Mons. Catalá: «Que el Cautivo nos conceda su misma mirada para ver con sus ojos»

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En su homilía en la Misa del Alba de la Cofradía del Cautivo, el Sr. Obispo le ha pedido al Señor de Málaga «que nos conceda su misma mirada para ver con sus ojos, para ayudar al necesitado, para cuidar al enfermo, para vestir al desnudo, para apoyar al caído, para dar una palabra de aliento a quien se encuentra deprimido».

A pesar de la lluvia, numerosos fieles han asistido esta mañana de lunes santo a la tradicional Misa del Alba previa al traslado de los titulares de la cofradía hasta su casa hermandad. 

El prelado se ha referido a la costumbre de lanzar claveles al paso de las imágenes como una metáfora de la oración insistente a la que nos invita Jesús «os invito a todos a expresarle nuestro amor al Cautivo ofreciéndole unas oraciones en forma de claveles. Cada acto de adoración a Jesús-Cautivo, cada acción de gracias o de petición sea como un clavel rojo que le ofrecemos hasta cubrirlo con un manto de cariño, de agradecimiento y de petición. Contemplemos su divinidad haciendo de la oración parte fundamental de nuestra vida. Como decía el papa Francisco, la oración nos libera del lastre de la mundanidad, nos enseña a vivir de manera gozosa, a alejarnos de la superficialidad, a ejercer la verdadera libertad».

Mons. Catalá ha recordado que «la Misa del Alba de este año está enmarcada en el Jubileo 2025, al que hemos sido convocados por el Papa para recibir el perdón de Dios y sentirnos “Peregrinos de Esperanza”, como reza el lema jubilar» por lo que pidió «a Jesús-Cautivo que nos conceda su perdón y su salvación; que nos ayude a conocerlo mejor, a vivir con él y a seguir sus pasos. Cristo es el Señor, el Hijo único de Dios verdadero, el redentor de la humanidad. A él clamamos desde nuestra pequeñez y desde nuestra miseria, para que nos libre del mal, del pecado y de la muerte eterna».

Aunque los motivos meteorológicos impidieron la tradicional visita de Ntro. Padre Jesús Cautivo y María Santísima de la Trinidad a los enfermos y el personal médico del Hospital Civil. D. Jesús tuvo un recuerdo para ellos pidiendo «por todos los enfermos, para que Jesús-Cautivo les traiga la salud corporal, si les conviene; y, sobre todo, la salud espiritual. Pedimos también por el personal médico y sus colaboradores, para que sean instrumentos dóciles del amor de Dios y signos vivientes».

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