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Ayuntamiento de Torre Alháquime y Obispado trabajan en la rehabilitación del templo parroquial de este municipio

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Como medida de seguridad para todos los fieles, la parroquia de esta localidad de la Diócesis permanecerá cerrada por problemas estructurales, trasladándose el culto a los salones parroquiales y a otros lugares alternativos que proporcionará el Consistorio torreño.

El Obispado de Asidonia-Jerez, representado por D. Miguel Ángel Montero, Vicario Episcopal para Asuntos Jurídicos y Relaciones Institucionales, D. Kevyn Hernando Garnica, Director de la Oficina de Obras y Recursos y D. Arturo Fabero Becerra, párroco del templo de Torre Alháquime, mantuvieron un encuentro con el Ayuntamiento de este municipio anteriormente mencionado representado por su alcalde, D. Pedro Barroso. El principal punto de esta reunión fue la grave situación estructural que presenta el templo de esta localidad de la zona de la sierra de Cádiz.

Buscando la seguridad de todos los fieles, y la protección de este monumento, ambas instituciones acordaron el cierre provisional de la parroquia. Siendo una decisión complicada, tanto Ayuntamiento como Diócesis tienen como principal premisa evitar cualquier tipo de situación peligrosa, destacando la apuesta incansable para juntos de la mano poder conseguir los fondos necesarios para anunciar de nuevo la apertura de este templo histórico de Torre Alháquime.

Por otro lado, cabe mencionar que durante este cierre, junto con los salones parroquiales, el Ayuntamiento se ha comprometido a buscar lugares alternativos para la celebración al culto de esta comunidad parroquial. De esta forma todo el Pueblo de Dios que peregrina en este municipio seguirá manteniendo su vida pastoral, la cual es crucial para trabajar en la apertura del templo.

Por último, desde la Diócesis se agradece al Ayuntamiento de Torre Alháquime su pronta respuesta y total ayuda y compromiso con la parroquia del municipio. Asimismo, Ayuntamiento y Obispado instarán a las demás instituciones su colaboración para poder ver de nuevo en su esplendor este templo.

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Fotos: Apertura del Año Jubilar

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El domingo 29 de diciembre se celebró en la S. A. I. Catedral de Granada una Eucaristía con motivo de la apertura del Año Jubilar 2025. 

La celebración coincidió también con la Jornada mundial de la Sagrada Familia.

PUEDES VER LA GALERÍA DE FOTOS AQUÍ.

 

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Una reliquia de san Rafael Arnáiz se venerará en Santomera

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Las fraternidades del hermano Rafael en la Diócesis de Cartagena están de enhorabuena. En el mes de diciembre, estos grupos de oración contemplativa que siguen la espiritualidad de san Rafael Arnáiz han recibido la noticia de la concesión de una reliquia de primer grado para su veneración. Tras la solicitud realizada al abad del monasterio cisterciense de San Isidro de Dueñas en Palencia, lugar donde se encuentra la tumba de este santo y al que estas fraternidades suelen peregrinar anualmente, han recibido una esquirla de la costilla de este monje trapense que fue canonizado por Benedicto XVI en 2009.

«Es una enorme alegría para nosotros obtener esta reliquia tan deseada por todas las fraternidades», expresa Antonio Ballester, párroco de Nuestra Señora del Rosario en Santomera, donde será expuesta esta reliquia para su veneración en la capilla del Sagrario junto a una imagen del hermano Rafael, aunque aún no se conoce la fecha exacta de la entronización.

Desde 2011 que se inició la primera fraternidad del hermano Rafael en la Diócesis de Cartagena, son varios los grupos de oración contemplativa que se reúnen periódicamente en sus parroquias para rezar, recibir formación y ahondar en la vida y escritos de san Rafael Arnáiz, entre otras actividades.

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Intenciones de oración para el año 2025 de la Conferencia Episcopal Española

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Intenciones de oración para el año 2025 de la Conferencia Episcopal Española

La Asamblea Plenaria aprobó en su 124º reunión, que tuvo lugar del 4 al 8 de marzo de 2024, las intenciones de la Conferencia Episcopal Española para la Red Mundial de Oración del Papa en España para el año 2025.

Las intenciones son:

Enero: Por los frutos del Jubileo de la Encarnación y por los fieles de España que peregrinarán a Roma en 2025, para que, por la gracia jubilar, vivan como peregrinos de esperanza y comuniquen a todos la alegría del Evangelio.

Febrero: Por aquellos que viven la riqueza de los distintos carismas en la vida consagrada, para que sean testigos misioneros de los valores del Reino en el mundo.

Marzo: Por los seminaristas, para que, ayudados por sus formadores, respondan a su vocación y se conviertan en apóstoles alegres que susciten, en medio de los jóvenes, la llamada de Dios al ministerio sacerdotal.

Abril: Por los jóvenes y adultos que en esta Pascua recibirán los Sacramentos de la Iniciación Cristiana, para que participen cada vez más plenamente en la vida y la misión de la Iglesia.

Mayo: Por las familias cristianas, para que sean auténticas iglesias domésticas, escuelas de fe y de verdadero humanismo.

Junio: Por el Papa, obispo de Roma y sucesor de Pedro, y por los pastores de las iglesias particulares, para que guíen y confirmen en la fe al Pueblo de Dios que se les ha encomendado.

Julio: Por los migrantes y todos aquellos que sufren la precariedad económica, para que encuentren con la ayuda de Dios y la solidaridad de todos un camino de esperanza.

Agosto: Por los cristianos, para que, con el testimonio de su vida y con su palabra, se conviertan en constructores de un mundo más humano y fraterno.

Septiembre: Por los sacerdotes, consagrados y laicos, que reemprenden las tareas pastorales al comienzo del nuevo curso, para que lo hagan con entrega renovada y espíritu apostólico.

Octubre: Por la Iglesia en España, para que siga viviendo la inquietud misionera y alentando a quienes entregan su vida a la difusión del Evangelio.

Noviembre: Por todos los creyentes, para que descubran y valoren la importancia de pertenecer a la Iglesia diocesana y se sientan corresponsables de sus necesidades.

Diciembre: Por la concordia entre los hombres de todas las naciones, para que la celebración del nacimiento del Hijo de Dios impulse a los fieles cristianos a trabajar por instaurar en el mundo la paz que Cristo trajo con su venida.

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Mons. José Vilaplana recibe la Medalla de Oro de su pueblo natal, Benimarfull

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Mons. José Vilaplana recibe la Medalla de Oro de su pueblo natal, Benimarfull

Este pasado domingo, 29 de diciembre,  Monseñor José Vilaplana Blasco, celebró en su pueblo natal, Benimarfull (Alicante), los cuarenta años de su ordenación episcopal. Con tal motivo se celebró una solemne Misa en la Parroquia de Santa Ana, en la que concelebraron con Don José el Arzobispo de  Valencia, Monseñor Enrique Benavent Vidal, Monseñor Fernando Enrique Ramón Casas, Obispo Auxiliar Electo de  Valencia y antiguo párroco de Benimarfull, así como otros antiguos párrocos y el actual de la población. Al finalizar la Eucaristía el Arzobispo de  Valencia tuvo unas palabras muy cariñosas para Don José, que fue formador suyo en el Seminario. La Parroquia de Benimarfull regaló a Don José una cruz pectoral, que reproduce la imagen del Patrón de la villa, el Santo Cristo de la Buena Muerte.

A la finalización de la celebración eucarística, en el balcón de la Casa Consistorial, en la plaza principal de la población, tuvo lugar la entrega de la Medalla de Oro de Benimarfull, que el Ilmo. Ayuntamiento de su pueblo natal le ha concedido a Don José, que ya es Hijo Predilecto de la villa, por iniciativa de la Corporación municipal, presidida por su Alcalde, D. Manuel Juan Belda Pérez. Nuestro Obispo, Monseñor 
Santiago Gómez Sierra, que en esa mañana abrió el Año Jubilar en nuestra Diócesis, quiso sumarse al acto con una carta de felicitación en nombre de la Iglesia de Huelva por tal distinción al Obispo emérito, que envió previamente al Sr. Alcalde de Benimarfull.

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“Hallemos en Jesucristo nuestra verdad, nuestra esperanza, para luego llevarla como peregrinos a todas las tinieblas de nuestro mundo”: Mons. Orozco en la apertura del Año Jubilar en la diócesis de Guadix

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“Hallemos en Jesucristo nuestra verdad, nuestra esperanza, para luego llevarla como peregrinos a todas las tinieblas de nuestro mundo”: Mons. Orozco en la apertura del Año Jubilar en la diócesis de Guadix

Todas las parroquias de la diócesis vivieron la apertura del Jubileo de la Esperanza en la Catedral de Guadix

El domingo 29 de diciembre se abrió, como templo jubilar, la Catedral de Guadix, en una celebración que congregó a fieles y sacerdotes de toda la diócesis. Como en el resto de la Iglesia, ese domingo comenzó el Año Jubilar de la Esperanza en nuestra diócesis, a petición del Papa, que ha querido que el Jubileo de Roma 2025 se pueda vivir también en cada una de las diócesis del mundo. Y así se puede hacer, desde ayer, ya en la diócesis de Guadix.

Todas las parroquias de la diócesis estaban convocadas y fueron muchos, muchísimos, los fieles que llegaron desde todos los rincones de la diócesis, acompañados por sus párrocos y con las cruces parroquiales. También las hermandades estaban convocadas y se vieron muchos estandartes de hermandad en la peregrinación. Y, aunque la mañana estaba fría en lo meteorológico, sí que se vivió este inicio del Año Jubilar con mucho calor y con la participación de todos.

Peregrinos

La celebración comenzó con una peregrinación, desde la iglesia de Santiago hasta la Catedral. No podía ser de otra manera, dado que el lema con el que se presenta el Año Jubilar es “peregrinos de esperanza”. Por tanto, había que comenzar peregrinando. Y así se hizo en Guadix.

En Santiago se dieron cita las parroquias, las hermandades, los sacerdotes, el obispo y muchos fieles. Allí tuvo lugar la lectura de un texto de la bula Spes non confundit, con la que el papa Francisco convocaba el Jubileo. Iniciada la peregrinación, todos se dirigieron hacia la Plaza de la Constitución, camino de la Catedral.

La peregrinación contó, también, con la presencia de tres imágenes significativas: la de San Torcuato, de Pozo Iglesias, anejo de Cúllar; la del Niño Jesús de la Divina Misericordia, de la Hermandad de las Lágrimas, de Guadix; y la imagen del Dulce Nombre de Jesús, de la Hermandad de los Favores, también de Guadix. Las imágenes de Jesús Niño se justificaban por los días de Navidad y la fiesta de la Sagrada Familia. La imagen de San Torcuato, de Pozo Iglesias, muy bonita, recordaba que todo este curso pastoral estamos llamados a caminar “con San Torcuato, esperanza que no defrauda”, como se titula la Carta Pastoral de inicio de curso del obispo de Guadix.

En la plaza de la Constitución hubo un acto en torno a la Palabra de Dios, que ya ocupó un lugar principal en el recorrido hacia la Catedral, donde tuvo lugar un acto bautismal de renovación de la fe y bendición de los asistentes. El obispo asperjó con agua bendita a quienes entraban al templo jubilar, que abría sus puertas para acoger a todos.

Misa Pontifical

Ya en la Catedral, la jornada continuó con la celebración de la Eucaristía, presidida por D. Francisco Jesús Orozco, en la que invitó a celebrar el Jubileo, pero también la fiesta de la Sagrada Familia, tal y como marcaba la liturgia del día.

En la homilía, el obispo recordó qué es un Año Jubilar y qué son las indulgencias que se pueden lucrar y cómo conseguirlas. Pero, sobre todo, habló de la esperanza y de cómo necesitamos crecer en esperanza.

“La esperanza auténtica y verdadera, que da sentido a todas las esperanzas del mundo y del hombre, es Jesucristo” dijo el obispo, al tiempo que recordaba que “esa esperanza nos pide que nos hagamos peregrinos en busca de la verdad, soñadores incansables, mujeres y hombres que se dejan inquietar por el sueño de Dios que es el sueño de un mundo nuevo donde reina la paz y la justicia”. Y que exige de nosotros: “la esperanza que ha nacido en Navidad no tolera la indolencia del sedentario ni la pereza de quien se acomoda a su propio bienestar, y tenemos el peligro de acomodarnos en esa apatía y en esa tibieza; es una esperanza que no admite ni la falsa prudencia de quien no se arriesga por miedo a comprometerse ni el cálculo de quien solo piensa en sí mismo; esperanza que es incompatible con la vida tranquila de quien no alza la voz contra el mal ni contra las injusticias que se cometen, sobre la piel especialmente de los más pobres y desvalidos”.

Recordó el obispo que, con este Jubileo, “se nos pide que hallemos en Jesucristo nuestra verdad, nuestra esperanza, para luego llevarla como peregrinos a todas las tinieblas de nuestro mundo”. Y pidió que “demos testimonio de la alegría del encuentro con el Señor que nos invita a una renovación espiritual desde la conversión y nos compromete en la transformación del mundo; vayamos allí donde parece que todo está perdido, allí donde la vida está herida, allí donde hay expectativas traicionadas, allí donde hay sueños rotos; vayamos a los fracasos que destrozan el corazón, vayamos al cansancio de quien no puede más; vayamos a la soledad amarga de quien se siente derrotado; vayamos a quien siente que el sufrimiento destruye su alma en los días largos y vacíos de tantos hombres que sufren el peso de la injusticia, presos, habitaciones estrechas y frías de los pobres en cualquier parte del mundo; vayamos a los lugares profanados por la guerra, por la violencia, por el aborto, por la eutanasia, por la cultura de la muerte y la dictadura de las ideologías; llevemos esperanza y sembremos esperanza en medio de tanta noche”.

Terminó la homilía recordando la fiesta de la Sagrada Familia. Después hubo un acto de renovación de las promesas matrimoniales de quienes celebraban sus bodas de oro y plata en su matrimonio, y la bendición de todos los matrimonios asistentes.

Face Retama, templo jubilar

El obispo de Guadix recordó que la diócesis accitana cuenta con un segundo templo jubilar, el Santuario de San Torcuato, en Face Retama. Será abierto el Año Jubilar en este templo el sábado 4 de enero, a las 12 de la mañana. Quienes quieran participar, tendrán que peregrinar hasta ese lugar tan especial, vinculado al origen de la fe en estas tierras del sur de España con San Torcuato, como testigo de la fe.

Durante todo el año, tanto en la Catedral como en el Santuario de Face Retama habrá actos jubilares y se podrán ganar las indulgencias, como prescribe la tradición de la Iglesia.

Sin duda, la apertura de este Año Jubilar de la esperanza en la diócesis de Guadix se ha vivido con sentido de fiesta y con una gran participación de las parroquias. Tanto en la marcha hacia la Catedral, como en el mismo templo catedralicio, se mezclaban los fieles de la mayor parte de todas las parroquias de la diócesis. Una convocatoria que, como nos pide el papa, nos tiene que hacer “peregrinos de esperanza2, capaces de llevar al mundo la esperanza que no defrauda, que es Jesucristo.

Antonio Gómez

Delegado diocesano de MCS. Guadix

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SIETE PROPUESTAS PARA SER ¡PEREGRINOS DE ESPERANZA!, por Antonio Gómez Cantero

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 Siete propuestas para ser ¡Peregrinos de Esperanza!

  1. Salir de la psicología de la tumba, que nos habla el Papa Francisco, de aquellos que han perdido el entusiasmo inicial, repitiendo acciones monótonas, que se limitan a elogiar el pasado, convirtiéndose en momias de museo, criticando cualquier iniciativa presente, pero anclados en un mundo que ya no existe. Por eso sufren un desencanto vital y manteniendo su alma en un estado vegetativo.
  2. La esperanza, el gozo, la alegría cristiana sale de la tumba del resucitado que ha roto todas las cadenas, incluso la de la muerte. No somos hijos del Viernes Santo, sino hijos de la Pascua. Somos los que no nos dejamos arrastrar por las estadísticas negativas, ni por los profetas del mal agüero. Los primeros cristianos, impulsados por el Espíritu Santo, no se anclaron en el pesimismo, salieron por todos los caminos y se jugaron la vida por Cristo, nuestros evangelizadores y nuestros mártires, nos empujan a salir de nuestras casas como ellos hicieron.
  3. Por eso la Iglesia Peregrina, es una Iglesia en salida, es obvio, aunque nos cueste entenderlo. Nuestra Iglesia de Almería también está llamada a salir de lo que aún nos quede de una Iglesia encerrada en sí misma, con sabor a invernadero, que sean los otros los que vengan a nosotros … Necesitamos romper con nuestras rutinas, del siempre se ha hecho así, para atrevernos a llegar a todas las personas y periferias que necesitan la luz del Evangelio. Prefiero, nos dice el Papa, una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, que una Iglesia enferma por el encierro en la seguridad de aferrarse a las propias seguridades. Son palabras proféticas de su carta apostólica La Alegría del Evangelio.
  4. Una Iglesia de esperanza, es una iglesia preocupada por el dolor y el sufrimiento humano, que brota de la pobreza extrema, de los abandonos, de las guerras y los terrorismos, de las violencias infringidas, de las masacres, del sinsentido de la vida, de la marginación, de la debilidad, en conclusión, de los pecados, frutos del desamor y del egoísmo, de la falta de fe, de la pérdida de la caridad, entendida como el amor derramado de Dios. Este es nuestro campo de batalla. Y cuánto nos cuesta salir de nuestra comodidad, y cuán duro es entrar en el cuerpo a cuerpo.
  5. Una Iglesia Peregrina de Esperanza, es una Iglesia capaz de vencer la tentación de la posesión. Necesitamos tan poco para vivir la fe con autenticidad, como la vivieron los primeros cristianos. San Pablo VI hace ya muchos años, nada es nuevo, decía que la Iglesia particular debe ser pobre y para los pobres. Que contra el ansia de posesión como elemento de seguridad sea capaz de vivir la generosidad como clave fundamental, siendo Iglesia gratuita dispuesta a ser sierva de la humanidad. Y como dice nuestro Papa Francisco glosando este texto: Que el servicio sea nuestro poder.
  6. Para vivir la fe con autenticidad solo necesitamos una comunidad, en la que los cristianos hablen, oren y compartan. En la Iglesia y en nuestras parroquias, comunidad de comunidades, todos estamos llamados a la conversión, para que todos, laicado, vida consagrada, diáconos y sacerdotes, seamos llamados a ser miembros activos de nuestra comunidad. Conocer la tarea y misión de cada uno de nosotros, que nace de los compromisos bautismales, nos ayudará a desempeñar mejor nuestra labor misionera y evangelizadora.
  7. Pero más que nunca nuestras comunidades necesitan comunión y formación. No somos peregrinos de esperanza por libre, ni nuestras comunidades pueden vivir desgajadas de los demás cristianos. Si fuera así corremos el riesgo de crear pequeñas sectas donde nos creamos superiores o más puros que los demás. Y esto desde el principio es un riesgo en la Iglesia. No somos de Cefas, de Pablo o de Apolo, gritaba san Pablo, ¡somos de Cristo! Y cuidado que nos gusta atomizarnos, separarnos, autentificarnos como los únicos. Necesitamos formarnos también para conocernos y no navegar sólo por los sentimientos.

Este Año Santo, es de gracia, de conversión y de perdonanza, tanto para cada persona como para cada comunidad, y para nuestra Iglesia de Almería.  Todos peregrinamos hacia Cristo, nuestra Esperanza,

+ Antonio, vuestro obispo

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Comentario en texto al Evangelio del sacerdote Rafael Pérez Pallarés de 30 de diciembre

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Simeón y Ana con el niño Jesús

Publicado: 30/12/2024: 14

El delegado de Medios de Comunicación Social, el sacerdote Rafael Pérez Pallarés, invita a profundizar en el evangelio de hoy, 30 de diciembre (Lucas 2, 36-40).

Los ancianos son sabios. En ellos encontramos sabiduría. Una sabiduría que frecuentemente está unida a la experiencia creyente. Una vida de fe que se abona a diario desde el rezo y las prácticas de piedad. La oración y el ayuno era una constante en la anciana Ana, la profetisa. Su oración  estaba íntimamente unida a la acción de gracias a Dios por el don del niño que había nacido, el Mesías. Qué necesario es que nuestra oración y prácticas religiosas estén asociadas a la acción de gracias, al reconocimiento de  la bendición de Dios sobre su pueblo. Un reconocimiento explícito que genera una corriente de agradecimiento preciosa y necesaria.

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Rafael J. Pérez Pallarés

Rafael J. Pérez Pallarés es sacerdote diocesano y Delegado Diocesano de Medios de Comunicación. Todas las mañanas presenta y dirige el programa de Canal Sur Radio y Radio Andalucía Información “Palabras para la vida”, un programa fruto de los acuerdos entre RTVA y los obispos andaluces.

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El Obispo da comienzo al Año Jubilar de la Esperanza

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Monseñor Demetrio Fernández ha recordado que “Dios cumple siempre lo que promete y alienta nuestros corazones”

La diócesis de Córdoba ha dado comienzo al Año Jubilar de la Esperanza en una ceremonia de apertura este domingo, 29 de diciembre, cumpliendo así con la tradición que la Iglesia celebra cada 25 años, y que permanecerá durante todo el año 2025, bajo el lema “Spes non confundit”, es decir, “la esperanza nunca defrauda”.

La celebración comenzó en el Seminario Mayor “San Pelagio”, donde se llevó a cabo la lectura del Evangelio de San Juan –“creed en Dios y creed también en mi”, para partir seguidamente hacia la Santa Iglesia Catedral en procesión. El obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, presidió la ceremonia acompañado por presbíteros, seminaristas, religiosas y multitud de fieles.

Al llegar a la Puerta de las Palmas del templo principal de la Diócesis, monseñor Demetrio Fernández realizó la solemne apertura de este Jubileo pronunciando las palabras: “Salve, Cruz de Cristo, única esperanza” y la procesión se dirigió hasta la pila bautismal, en la que asperjó con el agua bendita como recuerdo del sacramento con el que se incorporan los fieles a la Iglesia. Culminó en el altar mayor, para celebrar la misa del día, que coincidía con la de la Sagrada Familia.

En la homilía, el prelado recordó que “la esperanza de Dios nunca defrauda y nunca falla”. “Lo que Dios promete lo cumple, y Dios está en el diario vivir, alentando en nuestros corazones la esperanza de cada día, la esperanza de los dones que nos ofrece y la esperanza de la vida eterna”, indicó.

“Si confiamos en alguien o algo que no es Dios, a veces nos sentimos defraudados, igual que si sólo confiamos en nosotros”, recordó el Obispo ante unas naves repletas de fieles y ante la imagen del Cristo del Punto, una imagen de origen mexicano situada en el  altar de la Catedral.

Bodas de oro y de plata matrimoniales

En la misma celebración participaron, como cada año en el día de la Sagrada Familia, los matrimonios que en este tiempo cumplen sus bodas de plata y oro. Para ellos tuvo también palabras el Obispo, que les felicitó por el camino recorrido y les recordó que “en el sacramento Dios ha bendecido vuestro amor humano, y lo ha convertido en un instrumento de santidad”.



















Fotos: Valerio Merino. ABC Córdoba

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Homilía de la Misa de Inicio del Año Jubilar 2025 (29-12-2024)

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Homilía de la Misa de Inicio del Año Jubilar 2025 (29-12-2024)

Homilía de Mons. José Ángel Saiz Meneses. Santa Misa de Inicio del Año Jubilar 2025. Fiesta de la Sagrada Familia. Catedral de Sevilla. 29 de diciembre de 2024.

El Santo Padre Francisco, a través de la Bula Spes non confundit, ha convocado el Jubileo ordinario del año 2025, y nos ha recordado que este Año Santo orientará el camino hacia otro aniversario fundamental para todos los cristianos: los dos mil años de la Redención realizada por medio de la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, que celebraremos en el año 2033. El Santo Padre abrió la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro el pasado 24 de diciembre, dando inicio así al Jubileo ordinario, y, según él mismo estableció en la Bula de convocación, el domingo 29 de diciembre de 2024 los obispos diocesanos celebran la Eucaristía como apertura solemne del Año jubilar en todas las catedrales del mundo.

Queridos hermanos y hermanas que participáis en esta celebración: Obispos Auxiliares, hermanos en el Episcopado; Consejo Episcopal; Deán Presidente y Cabildo Catedral; sacerdotes, diáconos; miembros de la vida consagrada; miembros del laicado; un saludo también a quienes participáis en la celebración a través del canal YouTube de la Catedral.

Este Año Jubilar será un tiempo de gracia en el que Dios nos concede todos sus bienes para nuestra renovación interior. Tiempo de penitencia, de recibir el perdón de Dios; tiempo de conversión personal, comunitaria y social; tiempo de crecimiento en la vida cristiana, de perdonar a los demás, de recomponer las relaciones personales rotas en la familia, en el trabajo, en el ambiente; tiempo de reflexionar profundamente sobre el sentido de nuestra existencia y sobre la llamada a orientar nuestra vida según los valores del Evangelio; tiempo de adoptar un nuevo estilo de vida. El Año Jubilar es una ocasión excelente para hacer una parada en el camino, reflexionar y discernir, y proyectar el futuro de un modo nuevo, resolviendo los problemas del presente con determinación, y afrontando el futuro desde la esperanza.

El papa Francisco nos invita a vivir el Jubileo como peregrinos de esperanza, y desea que seamos capaces de transformar, con la gracia de Dios, nuestro mundo. Nos recuerda dónde está la auténtica esperanza del cristiano: “La esperanza cristiana consiste precisamente en esto: ante la muerte, donde parece que todo acaba, se recibe la certeza de que, gracias a Cristo, a su gracia, que nos ha sido comunicada en el Bautismo, la vida no termina, sino que se transforma para siempre”. Nuestra esperanza se fundamenta en la fe y se nutre de la caridad, nuestra esperanza está en Jesucristo. Por eso cada uno de nosotros, y todo el Pueblo de Dios, hemos de acoger, con plena participación y compromiso, tanto el anuncio de esperanza de la gracia de Dios como los signos que atestiguan su presencia y eficacia.

Un elemento característico del Jubileo es la peregrinación, que recuerda la condición de la existencia humana como un camino. A lo largo del Año Santo es muy importante peregrinar hasta los templos jubilares y ganar la gracia del Jubileo. También será fundamental vivir con intensidad la dimensión interior de la peregrinación. No podemos olvidar que desde el nacimiento hasta la muerte, la condición del ser humano es la de homo viator, hombre viajero, itinerante. El ser humano puede aferrarse a los bienes materiales, al poder, al placer, a los logros personales y a los honores, pero al final se encontrará vacío porque está creado para algo mucho más grande, está creado para la trascendencia. De ahí que esa búsqueda incesante es la que mueve al homo viator a caminar hasta el encuentro con Cristo, Aquel que puede saciar sus anhelos de trascendencia y de plenitud. El peregrino es consciente de que el camino que recorre le lleva a la Verdad que ilumina todos los caminos, a la Vida que da sentido y plenitud a la vida, que da respuesta a todos sus interrogantes y anhelos.

El Santo Padre nos invita a recibir la esperanza teologal, don de Dios, y también a redescubrir la esperanza en los signos de los tiempos que el Señor nos ofrece y que debemos interpretar a la luz del Evangelio. Misión nuestra será transformar los signos de los tiempos en signos de esperanza, empezando por la paz en el mundo. Pide a los responsables de las Naciones que pongan fin a los numerosos conflictos que hay en la tierra. Exhorta a vivir la vida con entusiasmo, a compartir los bienes con los demás; anima a una existencia abierta a engendrar nuevas vidas a través de una maternidad y paternidad responsables. Por otra parte, nos exhorta a convertirnos en signos de esperanza para tantos hermanos que viven en condiciones de penuria y necesidad. El Año Jubilar debe llevar la esperanza a los presos, a los enfermos, a los jóvenes, a los migrantes, a las personas mayores que están solas, y a los pobres.

Nuestro mundo está más falto de esperanza en la medida que se aleja de la fuente de la verdadera esperanza. Cuantas dificultades que se van sucediendo una tras otra en la vida, cuantas expectativas que no llegan a cumplirse y acaban generando frustración, cuantas decepciones acumuladas. No faltan motivos para el desaliento. Pero el ser humano necesita esperanza, una esperanza duradera y creíble, que lo sostenga, que le dé sentido, que le ayude a vencer los problemas. El Papa Benedicto XVI también subrayó que la gran esperanza es mucho más que una idea, o un sentimiento, o un valor. La gran esperanza es una persona viva, es Jesucristo, que tiene rostro y corazón humano, que comparte con nosotros la historia humana, por eso podemos acudir a Él en cualquier situación, en cualquier necesidad, seguros de que nos comprende y nos ayuda para seguir caminando.

Hoy celebramos la fiesta de la Sagrada Familia. Contemplemos esta familia singular, única e irrepetible, que a la vez es el modelo principal para toda familia cristiana. El Hijo eterno de Dios se ha hecho hombre, ha nacido en una familia humana y, al hacerlo así, ha bendecido y ha consagrado institución familiar. Hoy encomendamos a todas las familias a la protección y amparo de María santísima y san José, especialmente a las que estén pasando por crisis o tengan problemas graves, para que no se desalienten ante las pruebas y dificultades de la vida, para que no pierdan nunca la esperanza, para que crezcan día a día en el amor y en el servicio de la vida. Que el Señor les conceda crecer en la virtud teologal de la esperanza, que no se identifica con el optimismo de carácter ni con las ilusiones efímeras. Es mucho más que eso, es un don de Dios que se compone del gozo en el Señor, la certeza serena de su providencia, la constancia en las pruebas y la paciencia en las dificultades, así como la perseverancia en el trabajo y la fidelidad en medio de los contratiempos. La esperanza no es una realidad pasiva, sino que se manifiesta en la fortaleza ante las adversidades y, sobre todo, en la confianza en Dios.María santísima es modelo de esperanza confiada en Dios, que nunca abandona y que da las fuerzas para superar las pruebas de la vida y para construir un mundo mejor, más acorde a su voluntad. María es la estrella de la esperanza. Conoce bien nuestro interior, los miedos y ansiedades, las alegrías e ilusiones, las necesidades y aspiraciones de cada uno de nosotros y de la humanidad. Ella avanzó en la peregrinación de la fe y mantuvo con total fidelidad la unión con su Hijo hasta la cruz. Ella nos precede, nos acompaña y alienta, para que seamos peregrinos de esperanza y mensajeros de esperanza en medio del mundo, constructores de paz y fraternidad, generadores de solidaridad. Que ella nos ayude a vivir con intensidad este Año Jubilar y a recibir toda la gracia, todo el perdón, todo el amor que el Señor nos quiere conceder. Que así sea.

 

 

 

 

 

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