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Celebraciones para conmemorar el nacimiento de la Sierva de Dios Isabel La Católica

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El Lunes y Martes de Pascua -21 y 22 de abril- la Capilla Real acoge las celebraciones conmemorativas en el 574 aniversario del nacimiento de la Sierva de Dios Isabel La Católica. Ambas serán a las 19:30 horas, en el propio templo que acoge y custodia los restos del Reyes Católicos.

Habrá una conferencia lunes 21, del Capellán Mayor, D. Manuel Reyes Ruiz, que hablará sobre la espiritualidad de la Sierva de Dios Isabel La Católica, cuyo proceso de beatificación está abierto. También se celebrará la Eucaristía para rezar por la Reina Sierva de Dios en el día de su nacimiento el martes día 22. Pueden asistir todas las personas que lo deseen.

Horarios litúrgicos del Triduo Pascual en Granada y la costa

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Disponible en la web diocesana www.archidiocesisgranada.es

La liturgia de los Oficios del Jueves y Viernes Santo, la vigilia pascual que da paso al día de la Resurrección del Señor el domingo son las celebraciones más importantes en la Semana Santa.

En este Triduo Pascual se concentran los Misterios de Jesús desde la institución de la Eucaristía en la Última Cena hasta la Pasión y su muerte en la cruz, a la espera de la Resurrección.

En estas celebraciones hacemos memoria de esos Misterios del Hijo de Dios y por ello se invita a los fieles a participar en dicho Triduo en las parroquias, iglesias y templos de la provincia.

Para facilitar esta participación, el Arzobispado, con los datos aportados por los párrocos, ha publicado en la web www.archidiocesisgranada.es un listado de estas parroquias, iglesias y templos granadinos de la ciudad de Granada y la costa con los horarios del Triduo Pascual, disponible EN ESTE ENLACE.

En concreto, en la Catedral, los Oficios del Jueves y Viernes Santo serán a las 18 y a las 17 horas, respectivamente; la vigilia pascual, a las 23 horas, y el domingo de Resurrección a las 11 y a las 12:30, ésta última presidida por el arzobispo.

Misa crismal, el Miércoles Santo

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A las 11 horas, en la Catedral, es la única celebración litúrgica que se realiza una vez al año, de manos del arzobispo y sólo en el templo catedralicio.

En las celebraciones litúrgicas de Semana Santa, antes del Triduo Pascual, está la Misa Crismal, que se celebra antes de los Oficios de la Cena del Señor, bien el mismo Jueves Santo o en días cercanos anteriores.

En nuestra Archidiócesis, la Misa Crismal se celebrará mañana Miércoles Santo, 16 de abril, a las 11 horas, en la S.A.I Catedral Metropolitana de la Encarnación. Es una celebración en la que se consagra el Santo Crisma y se bendicen los Santos Óleos que después se utilizarán en distintos Sacramentos, como el Orden Sacerdotal, el Bautismo, la Confirmación y la Unción de enfermos.

Asimismo, es una misa en la que se congrega la mayor parte del clero diocesano con el arzobispo y en la que renovarán sus promesas sacerdotales, con el Pueblo de Dios como testigos. Por ello, los fieles están especialmente invitados a participar como miembros del Cuerpo de Cristo en la celebración de esta Eucaristía.

La Misa Crismal también podrá verse en directo en internet, a través del canal Youtube de Archidiócesis Granada, EN ESTE ENLACE

“Aprended de Cristo”, Homilía del arzobispo de Granada en el Domingo de Ramos

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Homilía del arzobispo de Granada, Mons. José María Gil Tamayo, en el Domingo de Ramos, en la S.A.I Catedral el 13 de abril de 2025.

Queridos sacerdotes concelebrantes,

Querida Cofradía Sacramental del Santísimo Sacramento, del Sagrario de nuestra Catedral,

Queridos hermanos y hermanas,

Muy breve, brevísima la homilía. Hemos seguido con atención, con devoción, el relato de la pasión según San Lucas. Y antes nos ha puesto en antecedentes uno de los cantos del siervo de Yahvé, del libro de Isaías. Pero hemos escuchado esa síntesis de la carta de San Pablo a los Filipenses, que antes del inicio del pasaje que ha sido proclamado, se nos invita a tener los sentimientos propios de Cristo.

Queridos hermanos, eso es lo que se espera de nosotros en esta Semana Santa. Tener los sentimientos de Cristo. Decía Santo Tomás de Aquino, el gran doctor de la Iglesia, el gran teólogo, que había aprendido más de un crucifijo que de todos los libros de teología. El sufrimiento, el dolor, nos enseña. Nos enseña en nuestra propia vida, nos enseña en la pandemia si sabemos acoger esa lección.

Nos enseña en el sufrimiento de los seres queridos. Y si tenemos abiertos los ojos del corazón y tenemos compasión, padecer con los otros, nos enseñan quienes más sufren a nuestro alrededor. Por eso la oración colecta de la celebración eucarística de este Domingo de Ramos hemos pedido al Señor aprender la lección de la Pasión y participar de la Resurrección.

No nos quedemos en la muerte de Cristo, no nos quedemos en el Viernes Santo. Aprended de Cristo. Meternos en la Pasión. Aprended de esos personajes que se han ido desgranando delante de nosotros y que de manera maravillosa vamos a ver reflejado en las escenas, esas imágenes de Cristo y de la Santísima Virgen tan preciosas, de nuestras Hermandades y Cofradías.

Pero no nos quedemos sólo en la imagen. Vivamos también la celebración litúrgica, la proclamación de la Palabra de Dios. Acercaros a la celebración de la Eucaristía y de la celebración de la Pasión para vivir en la Vigilia Pascual la resurrección. Que esto sea sean nuestros sentimientos acompañados del cariño y acompañemos a la Virgen Santísima de las Angustias.

Así sea.
+ José María Gil Tamayo

Arzobispo de Granada

S.A.I Catedral de Granada

13 de abril de 2025

La Misa Crismal convocó a los sacerdotes y a muchos fieles en la Catedral

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La Misa Crismal convocó a los sacerdotes y a muchos fieles en la Catedral

La Catedral accitana volvió a acoger, un año más, la Misa Crismal, que, en el pórtico de la Semana Santa, convoca a todos los sacerdotes y a numerosos fieles de diferentes lugares de la diócesis. Y así ha sido este año, el 15 de abril, Martes Santo, a las 11 de la mañana, en una celebración que estuvo presidida por el obispo de Guadix, D. Francisco Jesús Orozco.

La Misa Crismal es una celebración muy especial, cuyo lugar propio es en la mañana del Jueves Santo, pero que se adelanta para que los sacerdotes puedan asistir con tranquilidad, sin los agobios propios de los preparativos de estos días de Semana Santa. En ella se consagran los Óleos y el Crisma, que van a ser utilizados durante todo el año en las parroquias para la administración de los sacramentos y otros actos de culto. También es una celebración en la que los sacerdotes renuevan sus promesas sacerdotales, su sacerdocio, y en la que el pueblo de Dios reza por ellos.

Y todo, con la mirada puesta en estos días de Semana Santa, en los que la Iglesia celebra el gran misterio de la salvación: la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor. Por eso, la Misa Crismal, en medio de estos días santos, se presenta como una celebración que une a toda la Iglesia diocesana en la vivencia de una misma fe, en la conciencia de una misma misión, en la oración por un presbiterio que es entrega, en el compartir unos mismos Óleos y un Crisma que se van a utilizar en sacramentos como el Bautismo, o la Confirmación, o la Unción de Enfermos. Por eso, la Misa Crismal se entiende como una de las celebraciones más genuinamente diocesanas.

En la homilía, D. Francisco Jesús Orozco recordó todo lo que significa la Misa Crismal para la Iglesia local y agradeció a los asistentes, venidos de muchas parroquias de la geografía diocesana, su presencia. También, a todos los sacerdotes que asistieron, que fueron prácticamente la totalidad, y a los seminaristas, que asistieron en la celebración.

Buena parte de la homilía la dedicó a recordar cómo, por el Bautismo, todos hemos sido consagrados para la misión, para hacer presente el Evangelio. Consagrados con los mismos ungüentos que se bendicen en esa celebración. Y, de manera particular, esa consagración se expresa para los sacerdotes en un compromiso de vida y en una dedicación plena. Y les recordó a los sacerdotes presentes las exigencias de su vocación, el compromiso al que dedican su vida, la tarea evangelizadora que la Iglesia les encomienda en un mundo complejo no siempre fácil. Son consagrados para la misión.

Antes de la celebración, los sacerdotes se habían reunido en la iglesia del Sagrario para escuchar una meditación que les sirviera como preparación para la Misa Crismal y para toda la Semana Santa. Este año, la meditación estuvo dirigida por el sacerdote Joaquín Caler, párroco de Benamaurel. Él también habló de la misión que asumen los sacerdotes con su ordenación y de cómo están llamados, como todos, pero aún más por su vocación, a amar a Cristo y a dedicar su vida a Dios.

Tras la celebración de la Misa Crismal, los sacerdotes compartieron la comida en la Casa Sacerdotal, antes de que cada uno volviese a sus parroquias para entrar de lleno en los días frenéticos de la Semana Santa, en los que se multiplican las celebraciones y las procesiones.

Antonio Gómez

Delegado diocesano de MCS. Guadix

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MIÉRCOLES SANTO: «Judas ayer… y Hoy», por Antonio Mª García Martínez

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Hace un tiempo viajé a Zaragoza; en la Seo me encontré con un tapiz que no había visto nunca: Judas Iscariote saliendo del infierno detrás de Adán y Eva. Jesús ayudaba a salir del Sheol a nuestros primeros padres y, tras ellos, al que lo traicionó.

Normalmente condenamos a Judas a lo más profundo del infierno, aunque la Iglesia nunca se ha manifestado oficialmente al respecto. Le atribuimos pecados como la avaricia, la hipocresía y, por supuesto, la negación de la vida.

Disponemos de muy pocos datos sobre la vida del apóstol. En las listas de los evangelios, todos los evangelistas lo apellidan «el traidor» o «el que lo entregó». Nos dice san Juan que era hijo de Simón Iscariote, de ahí su apellido. Sabemos también que «era un ladrón; y como tenía la bolsa, se llevaba de lo que iban echando». Lo último que conocemos es la traición, el beso en el huerto, su arrepentimiento y el trágico desenlace de su vida.

Pensando en la vida de Judas, me cuesta creer que su final fuera solo por la traición a Jesús. Más bien creo que fue una decisión visceral, pero no solo alentada por su animadversión al Maestro o su amor al dinero. Yo creo que el primer amor de Judas se fue enfriando; aquella mirada de Jesús, que había calado en lo más profundo de su ser, había desaparecido. Había llegado el desencanto a su vida espiritual. Si sumamos su amor a lo material y a otras cuestiones que pudieron descentrarlo de su camino, podríamos dar con la clave de su trágica muerte. El suicidio de Judas, como todos, es multifactorial. La gota que colmó el vaso fue vender a su amigo, a su Maestro. Aquello fue el detonante de una vida en la que él mismo se podría haber considerado “una mierda de persona”.

Es cierto que le faltó acordarse de la misericordia que Jesús manifestaba con los pecadores. No recordó que el padre de la parábola estaba esperando al hijo pródigo. Se centró solo en su dolor y en su miseria.

Y me pregunto: ¿en qué nos diferenciamos nosotros de Judas? También nosotros caemos en el pecado, también somos muy materialistas y ponemos nuestro bienestar por encima de Dios y de los pobres, también nosotros podemos desencantarnos y descentrarnos del plan de Dios. No somos tan distintos.

En estos días santos, podríamos animarnos a no desconfiar de Dios, a abandonarnos en su misericordia, a poner en Él toda nuestra esperanza. Cuando en nuestra vida notemos que se enfría el amor, acerquémonos a Jesús, que nos caldee el corazón y nos devuelva al camino. Ahí podemos marcar la diferencia.

No sé si Judas salió del Sheol después de la Resurrección de Jesús, como me encontré en Zaragoza, pero sí sé que «la misericordia del Señor no se acaba».

Antonio María García Martínez, párroco de Cantoria

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Mensaje de Mons. Chico Martínez, obispo de Jaén, en esta Semana Santa

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El Obispo de Jaén anima a vivir la Semana Santa en clave de esperanza.

Misa Crismal 2025 (Catedral-Málaga)

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Homilía de Mons. Jesús Catalá en la Misa Crismal celebrada en la Catedral de Málaga el Miércoles Santo de 2025.

MISA CRISMAL

(Catedral-Málaga, 16 abril 2025)

Lecturas: Is 61, 1-3.6-9; Sal 88, 21-27; Ap 1, 5-8; Lc 4, 16-21.

1.- El Señor nos ha convocado un año más para celebrar la Misa Crismal, tan significativa para el presbiterio. Queridos sacerdotes, hemos sido llamados a un ministerio sacramental especial. Jesucristo, Sumo y Eterno sacerdote, nos envía a perpetuar su sacerdocio y su obra salvadora. 

Y, aunque llevar a cabo esta misión es una tarea que sobrepasa nuestras fuerzas, confiamos en el Dueño de la mies, que nos sostiene y hace fecunda nuestra misión.

La teología del ministerio sacerdotal, recogida en el magisterio eclesial, expresa muy bien lo que significa este sacramento para todas las épocas. Pero se hace a veces complicado cómo vivir la espiritualidad sacerdotal y cómo ejercer el ministerio en cada momento de la historia. 

Por ello es necesario adaptar la configuración pastoral y la realización existencial del ministerio a las situaciones concretas, tanto eclesiales como personales. Esta tarea genera permanentemente tensión y crisis, que no debemos temer ni rehuir, sino afrontar con paz interior. 

2.- El Concilio Vaticano II ya nos advertía en «Presbyterorum ordinis» de la doble dimensión del presbítero: su ministerio y su vida; el ejercicio de su misión en su triple función o «munus» (sacerdotal, profética y real) y la necesidad de una vida humana y espiritual, buscando la santidad personal en la vida cotidiana. 

No importa la edad ni el tiempo de ordenación; aunque haya estudios sociológicos, psicológicos o espirituales de las distintas etapas vitales y de edad. Todo sacerdote debe asumir, además, la misión que Dios le encomienda sea quien sea el pastor de la Iglesia universal o de la particular, y por supuesto debe hacerlo en plena comunión con ambos. 

El Concilio prevenía de las dificultades en que los presbíteros están inmersos en su vida diaria, en medio de las transformaciones sociales y eclesiales. Pero no hemos de olvidar que es el Espíritu Santo quien impulsa a la Iglesia a abrir nuevos caminos, para que la salvación llegue al hombre de cada época (cf. Presbyterorum ordinis, 22).

3.- El papa Juan Pablo II nos dejó en su exhortación apostólica «Pastores dabo vobis», que todos conocéis bien, la clave de la unidad del ministerio sacerdotal frente a tantas tareas que debemos asumir. Personificando a Cristo, Cabeza y Pastor, el ministro ordenado participa en su único sacerdocio; y el Espíritu Santo, mediante la unción sacramental, lo configura, lo conforma y lo anima con su caridad pastoral, poniéndolo en la Iglesia como servidor (cf. Ibid., 15). Hemos de dejar que el Espíritu nos configure con Cristo.

Esta caridad pastoral es el principio interior, la virtud que anima y guía la vida espiritual del presbítero en cuanto configurado con Cristo, porque participa de su misma caridad pastoral, que es don del Espíritu Santo; y, al mismo tiempo, es también llamada a responder libre y responsablemente.

El contenido de la caridad pastoral es la donación total de sí a la Iglesia, compartiendo el don de Cristo; y determina el modo de pensar y de actuar del sacerdote (cf. Ibid., 23). Tenemos una tarea muy hermosa, cuidando internamente nuestra vida espiritual y nuestro ministerio.

4.- Hemos escuchado el pasaje de Isaías, citado por el evangelista Lucas: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido» (Lc 4,18). El Espíritu de Dios es el principio de la consagración y de la misión del Mesías. En virtud del Espíritu, Jesús de Nazaret pertenece totalmente a Dios y participa de la infinita santidad de Dios. El Espíritu del Señor se manifiesta como fuente de santidad y llamada a la santificación.

Los sacerdotes somos «representantes» de Cristo; pero quien cura, perdona, libera, consuela y salva es Jesucristo. Por ello damos gracias a Dios en esta Misa Crismal, como se nos ha invitado en la respuesta sálmica: «Cantaré eternamente tus misericordias, Señor» (cf. Sal 88). ¡Demos gracias a Dios, queridos sacerdotes y diáconos, que hemos sido llamados a ejercer este ministerio, tan excelso, como dice san Juan de Ávila! 

Jesús proclamó en la sinagoga de Nazaret: «El Espíritu del Señor (…) me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos, a proclamar el año de gracia del Señor» (Lc 4, 18-19). 

En este Año Jubilar 2025 hemos sido llamados por Jesús a realizar las maravillas que él realizó: evangelizar, curar los corazones desgarrados, pregonar la amnistía a los cautivos, anunciar la libertad a los prisioneros, proclamar un año de gracia del Señor y consolar a los afligidos (cf. Is 61,1-2). Ésta es la hermosa misión que Dios nos confía, sembrando esperanza en los corazones de los fieles.

5.- Hoy estamos celebrando el Jubileo de los sacerdotes. Hemos venido en peregrinación desde la Curia diocesana hasta la Catedral. Os he dicho antes de entrar en la Catedral que veníamos esta vez como «penitentes», porque los sacerdotes estamos también necesitados del perdón y de la misericordia de Dios. 

Necesitamos pedir perdón en el sacramento de la penitencia. Y en este Jubileo queremos remarcar que somos «pecadores perdonados», como dice el papa Francisco; somos sacerdotes «perdonados». 

Celebremos hoy el perdón del Señor; y que nuestros fieles sepan que pedimos perdón de nuestros pecados en el sacramento de la confesión.  

6.- Queridos sacerdotes y diáconos, sigamos trabajando con ilusión y esperanza, promoviendo la fraternidad, ofreciendo nuestra entrega generosa a todos los fieles, aceptando con amor las fatigas por el Reino y asumiendo los fracasos y las desilusiones en el trabajo pastoral, que a veces pueden dejarnos «fuera de combate». Su presencia no debe hundirnos, porque nos sostiene Cristo, Pastor y Sacerdote.

Hoy renovaréis las promesas que hicisteis en vuestra ordenación, reafirmando vuestra respuesta a la llamada del Señor. Nos unimos espiritualmente a los sacerdotes impedidos en sus domicilios y a los de la Residencia El Buen Samaritano, que renuevan también hoy sus promesas con nuestro querido D. Ramón Buxarrais.

Deseo agradecer vuestra entrega en el ministerio y vuestra generosidad y fidelidad a la misión encomendada. Damos muchas gracias a Dios por vosotros; por lo que sois y por vuestro ministerio. Y quiero daros a vosotros muchas gracias por asumir el encargo del Señor. Quiero manifestaros también mi afecto entrañable y aseguraros mi oración; sabed que pido siempre al Señor por vosotros y os deseo lo mejor.

Quiero también dar las gracias a los fieles que hoy nos acompañan. Gracias por ayudar y querer a vuestros sacerdotes; y ayudarles en su ministerio. Gracias por participar en esta celebración, que cada año está más concurrida de fieles; recuerdo la primera Misa Crismal que celebré en esta Catedral con una presencia muy pequeña de fieles laicos; y ahora está casi llena. ¡Estad cerca de vuestros sacerdotes y queredlos!

Que Santa María de la Victoria, Patrona de nuestra Diócesis, nos proteja con su amor maternal y nos acompañe siempre. Amén.

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«Los sacerdotes estamos también necesitados del perdón y de la misericordia de Dios»

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En la mañana del Miércoles Santo, la Catedral de Málaga acogió la celebración de la Misa Crismal, presidida por el Sr. Obispo, D. Jesús Catalá, y concelebrada por el arzobispo emérito de Pamplona Tudela, Francisco Pérez, y numerosos sacerdotes y religiosos llegados de todos los puntos de la diócesis de Málaga. Dicha celebración fue también el momento en el que el clero diocesano celebró su Jubileo, en este Año Santo de la Esperanza.

 

Los sacerdotes, religiosos y diáconos comenzaron la celebración en el patio central del Obispado, desde donde partieron hacia la Catedral para entonar juntos la oración del Jubileo, entrar por la puerta de la Catedral y celebrar juntos la Eucaristía, en la que renovaron sus promesas sacerdotales. Los diáconos permanentes también renovaron sus promesas diaconales. 

 

En su homilía, el Sr. Obispo, D. Jesús Catalá, recordó al clero malacitano que «es una hermosísima tarea la que tenemos» y, «aunque a cabo esta misión sobrepasa nuestras fuerzas, confiamos en el dueño de la Mies que nos sostiene y hace fecunda nuestra misión».

Y es que, proseguía D. Jesús, «los sacerdotes somos representantes de Cristo, pero quien cura, perdona, libera, consuela y salva es Jesucristo. Demos gracias a Dios, queridos sacerdotes y diáconos, porque hemos sido llamados a ejercer este ministerio tan excelso, como dice san Juan de Ávila».

Haciendo mención del Año Jubilar de la Esperanza que está viviendo la Iglesia universal, el prelado recordó al clero que «en este Año Santo, hemos sido llamados por Jesús a realizar las maravillas que Él realizó: evangelizar, curar los corazones desgarrados, pregonar la amnistía a los cautivos, anunciar la libertad a los prisioneros, proclamar un año de gracia del Señor y consolar a los afligidos. Esta es la hermosa misión que Dios nos confía, queridos sacerdotes, sembrando esperanza en los corazones de los fieles», sin olvidar que «los sacerdotes estamos también necesitados del perdón y de la misericordia de Dios».

 

Monseñor Catalá dio gracias a Dios «por vuestras personas, por lo que sois y por vuestro ministerio; y también por asumir el encargo que el Señor que os ha confiado. Quiero manifestaros también mi afecto entrañable y mi oración»; y añadió: «Queridos sacerdotes y diáconos, sigamos trabajando con ilusión y esperanza, promoviendo la fraternidad y ofreciendo nuestra entrega generosa a todos los fieles».

D. Jesús recordó a los sacerdotes mayores e impedidos «a quienes nos unimos espiritualmente, desde sus domicilios y desde la residencia El Buen Samaritano, en la que renuevan también hoy sus promesas con nuestro querido D. Ramón Buxarrais».

También tuvo palabras para los cientos de seglares que acompañaban a sus sacerdotes en la celebración a quienes dijo: «Gracias queridos fieles por acompañar a vuestros sacerdotes, por quererlos, por ayudarles, por apoyarles en su ministerio».

Tras la homilía, los sacerdotes renovaron sus promesas sacerdotales, y los diáconos también renovaron las suyas. Después, el Sr. Obispo bendijo los Santos Óleos y consagró el Santo Crisma, cuyas ánforas portaron varios diáconos y sacerdotes.  

 

El óleo de los catecúmenos se usa para ungir a los que están preparándose para el bautismo; el óleo de los enfermos, en el sacramento de la unción de los enfermos; y el santo crisma, en ordenaciones, confirmaciones, bautizos y consagraciones de altares e iglesias.

Para preparar el Santo Crisma, el Obispo mezcla una porción de perfume con el aceite, con lo que se expresa que el aceite es fecundado por la gracia del Espíritu Santo simbolizado en el perfume; también recuerda el buen olor a Cristo que deben propagar los que son ungidos con él.

Al concluir la celebración, con las palabras de agradecimiento del Sr. Obispo a todo el clero por su labor pastoral, los arciprestes se acercaron al trascoro de la Catedral para recoger los óleos y entregarlos en los próximos días a los sacerdotes de su zona. 

Santo Crisma y Santos Óleos no son lo mismo

El Santo Crisma proviene de la palabra latina “chrisma”, que significa “unción”. El Crisma es el aceite con el cual son ungidos los nuevos bautizados, son signados los que reciben la confirmación y son ordenados los obispos y sacerdotes. También se emplea en la dedicación de las nuevas iglesias, la consagración de los nuevos altares o la consagración de campanas.

El Santo Crisma representa la gracia del Espíritu Santo, y está compuesto por una mezcla de aceite de oliva y de perfumes, por lo que, como dice san Pablo en su Segunda Carta a los Corintios, nos ayuda a “desprender el buen olor de Cristo”. El Santo Crisma no se bendice, sino que se consagra, por lo que lleva el sello del don del Espíritu Santo.

Los Santos Óleos son dos: el de los catecúmenos y el de los enfermos. Ambos se bendicen, no se consagran como ocurre con el Santo Crisma. El de los catecúmenos se impone justo antes del bautismo y el de los enfermos, en la Unción.

 

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Pizarra celebra su Festival de la Solidaridad con el que colaboran con las personas refugiadas de Angola

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La parroquia de San Pedro Apóstol, en Pizarra celebra el domingo 27 de abril, Domingo de la Divina Misericordia, el XXVII Festival de la Solidaridad, cuyos beneficios se destinarán a un proyecto de Manos Unidas con refugiados, migrantes y personas vulnerables en Angola, a través de los proyectos de desarrollo de la ONG católica Manos Unidas. 

Tendrá lugar el domingo 27 de abril en la plaza del Ayuntamiento, a partir de las 13.00 horas, con diversas actuaciones hasta las 19.00 horas: Vito Morales, Antonio Fernández, Miguel Romero, un taller de castañuelas y hasta una actuación de circo, entre otras muchas. 

Además de las actuaciones habrá un mercadillo en el que se podrán comprar productos y camisetas con las que colaborar con Manos Unidas, una tómbola con premios donados por comerciantes del pueblo, y un servicio de barra para el almuerzo y la merienda, con tortillas de masa, café y chocolate, ademas de muchos productos preparados por los vecinos. 

Los inicios

Hace ya 27 años años que, en la parroquia de Pizarra, siendo párroco Agustín Zambrana, «decidimos en reuniones después de la misa dominical, ser una parroquia sinodal, que camina junta, como dice el papa Francisco», explican desde el equipo organizador, quienes también recuerdan que «en la génesis del proyecto estuvo la hermana Cecilia Collado, Hija de la Caridad, que nos habló sobre la importancia de tener en cuenta a todos para que participara más gente. En ese momento era importante realizar un gesto solidario entre todos, como pueblo unido. Nos pareció que Manos Unidas nos presentaba los mejores proyectos y garantías de ayuda contra el hambre y las mejores herramientas para el desarrollo de los pueblos. Ha sido asombrosa la cantidad de gente que ha participado durante todos estos años. Muchos de ellos, ahora, lo siguen haciendo desde el Cielo».

Y así nació lo que se ha convertido en un Proyecto Parroquial que se pudiera hacer como pueblo unido, es decir un proyecto abierto a los grupos de la parroquia y a todos los colectivos del pueblo. 

«Desde entonces, todos los grupos de la parroquia, del pueblo y de las barriadas cercanas, aportando cada cual lo mejor de sí mismo. Es de agradecer, de parte de la parroquia, del pueblo y de mi parte, que una actividad de Iglesia sea reconocida hoy día por un ente público como la Diputación de Málaga», expresaba María Gálvez al recoger el reconocimiento en la Semana del Cooperante organizada por ellos. 

En el 25 aniversario de dicho Festival, la Diputación de Málaga le concedió un reconocimiento con motivo de la Semana de Cooperante, por la labor de solidaridad realizada con tanta fidelidad y cariño. 

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