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Mons. Catalá: «El Señor se ha servido de mi hospitalización para potenciar nuestra comunión eclesial»

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El Sr. Obispo presidió el domingo 8 de junio la Misa con motivo de la Solemnidad de Pentecostés en la Catedral de Málaga. Se trataba de su primera celebración en el primer templo malagueño tras su hospitalización, por lo que Mons. Catalá ha comenzado su homilía agradeciendo «todas las muestras de cariño y afecto» hacia su persona. «El Señor se ha servido de esta circunstancia –dijo– para potenciar nuestra comunión eclesial y nuestra fraternidad. ¡Que Dios os bendiga!»

Audio de la homilía:

D. Jesús centró su predicación en la celebración del Día de la Acción Católica y el Apostolado Seglar, y afirmó que: «todos debemos sentirnos llamados, como miembros de la Iglesia, a caminar juntos, sinodalmente, a escuchar y discernir en el Espíritu, reconociendo el valor y la dignidad de cada vocación. Ningún carisma y ninguna vocación es más que otra; nadie debe excluir a otro, porque todos podemos aportar desde el carisma que el Señor nos haya regalado». 

En este sentido, señaló que «la fiesta de hoy nos hace ver con más claridad que la Iglesia no es monocolor ni uniforme, sino una sinfonía de melodías y una armonía de colores, que el Espíritu suscita, anima y coordina. Seamos esa nota musical, armonizada y concordante con otras notas para cantar la melodía del Espíritu. Seamos el color que el Espíritu nos ha querido dar para enriquecer y embellecer la Iglesia». 

Mons. Catalá hizo referencia a la homilía de León XIV en la vigilia de Pentecostés y, siguiendo sus palabras, invitó «a todos los grupos, movimientos, asociaciones, etc., a vivir unidos a la iglesia particular o diócesis, a la que pertenecéis; en nuestro caso a Málaga. Y también a mantener una relación viva con vuestra parroquia. De la misma manera que la Diócesis es expresión y concreción de la Iglesia universal (cf. Concilio Vaticano II, Lumen gentium, 23; 28), la parroquia es la comunidad concreta donde se celebra, se vive y se testimonia la fe», y añádió «una palabra de apoyo a la Acción Católica General, que está integrada en la parroquia; y puede ayudar con su método a otros movimientos, que tal vez se encuentran “fuera”, “al margen” o “por encima” de las parroquias».  

El obispo de Málaga finalizó su homilía dando «gracias a Dios por tantos laicos, por todos vosotros, que, de forma personal o asociados, sois signos de esperanza con vuestro compromiso cristiano y eclesial en los lugares de misión, en los barrios, en las cárceles, en el mundo de la educación, en la política, en la economía, en los medios de comunicación, en el continente digital; y en tantos otros campos». 

Lea aquí la homilía íntegra.

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Los curas malagueños del Jubileo y el Centenario

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Antonio del Río Mena (Pujerra, Ronda, 1984) y José Ignacio Postigo Íñigo (Fuengirola, 1997) recibirán la ordenación sacerdotal, de manos del Sr. Obispo, D. Jesús Catalá, el próximo sábado, 21 de junio, a las 11.00 horas, en la Catedral de Málaga. Son los curas malagueños del Jubileo de la Esperanza y del Centenario del Seminario, los primeros en la etapa del nuevo papa León XIV y semillas de esperanza en nuestra Iglesia de Málaga.

Once jóvenes forman en la actualidad el Seminario Diocesano de Málaga. Dos de ellos, Antonio del Río Mena y José Ignacio Postigo Íñigo, recibieron la ordenación como diáconos el pasado 19 de octubre y, el próximo sábado 21 de junio, recibirán la ordenación como sacerdotes, recibiendo sus primeros destinos. 

Son los curas malagueños del Año Jubilar de la Esperanza y del Centenario del Seminario, los primeros en la era del papa León XIV, semillas de esperanza en la Iglesia de Málaga pues, «cuando está llegando el final de un curso y aparece en la vida diocesana una de sus fiestas grandes, como lo es siempre la ordenación sacerdotal de algunos seminaristas, es cuando tenemos una percepción más clara de cómo el Señor no abandona a su Iglesia, cómo nos sigue regalando ministros que lo hagan presente en medio de su pueblo», afirma Juan Manuel Ortiz Palomo, rector del Seminario.

Y es que, «tras una primavera y una Pascua tan “movidas” como las que nos ha tocado vivir este año, ahora nos toca disfrutar de este acontecimiento eclesial y cuando debemos seguir pidiéndole al Señor que estos nuevos sacerdotes sean “Evangelios vivos con pies de cura”. Él que los ha llamado, los fortalezca cada día de su vida al servicio de la Iglesia y de los hermanos».

Los finales de curso son momentos en los que solemos pensar sobre el futuro, y el rector ve el del Seminario «con la esperanza que el Año Jubilar nos ha hecho poner en primer plano de nuestra vida cristiana. Tras unos cursos no fáciles, debido al bajo número de seminaristas en nuestro Seminario, este año vemos, con ilusión, cómo se ha invertido la tendencia y varios muchachos y hombres han llamado a nuestra puerta llevados por la ilusión de responder a la llamada del Señor en el ministerio sacerdotal. Con ellos comenzaremos en el próximo curso el camino de discernimiento que es el Seminario, esperando que este cambio no sea “flor de un día” sino que, como ha ocurrido este último curso, muchos miembros de la comunidad diocesana sigamos apostando claramente por el trabajo en la pastoral vocacional. El Señor sigue llamando, sigue tocando el corazón de los jóvenes. Y es tarea de todos nosotros el ayudarles a responder en sus vidas con un gran SÍ».

Los ordenandos

¿Con qué ilusión os acercáis a recibir el sacramento del orden? 

José Ignacio: Pues después de varios años de discernimiento y reflexión, y de seis años de formación y seguir reflexionando la vocación en el Seminario, recibo el sacramento del orden sacerdotal con gratitud y con mucha alegría, viendo las maravillas que el Señor ha hecho y sigue haciendo por mí. Además, con el reto apasionante que me toca vivir, pero viviéndolo junto y desde el Señor, que así será todo mas llevadero.

Antonio: Con toda la ilusión. Cuando me preguntan si estoy nervioso porque quedan pocos días, digo que no, sino más bien emocionado, con muchas ganas, muy contento y animado de que llegue el día de la ordenación.

Los curas diocesanos del Año Jubilar, ¿qué significa esto para vosotros?

J.I.: Significa algo especial y la marca que llevaremos en nuestro ministerio sacerdotal. Algo especial, porque el Jubileo es algo especial que la Iglesia universal está celebrando en este año 2025, y que nos invita a todos los cristianos a vivirlo y celebrarlo. Y decía que será como una marca porque siento cómo el Señor nos dice, con este Año Jubilar que, en nuestro ministerio llevemos esa Esperanza a todas las personas que conoceremos y pasarán por nuestras vidas en las parroquias en las que estaremos, grupos, movimientos, cofradías y distintos encargos donde el Señor nos envíe, allí tendremos que llevar esa Esperanza. Una Esperanza que a mí me recordará el sentido de mi ministerio y el año en que fui ordenado.

A: El Año Jubilar nos recuerda que siempre hay esperanza si nos acercamos a Dios. Que Dios es un Padre que siempre nos espera con misericordia para empezar de nuevo. Cuando sea sacerdote puedo llevar esa esperanza a los demás. Comenzar así es muy grande.

¿Ganas de recibir vuestro primer destino? 

J.I.: Sí. Sobre todo por saber dónde serviremos, las personas que nos encontraremos, la comunidad parroquial… Pero, si te soy sincero, tampoco pienso mucho en eso, creo que donde sea, mientras hagamos las cosas bien, estaremos bien y a gusto, disfrutando con la gente y llevando la Buena Noticia, que es de lo que se trata.

A: Con ganas de saberlo para poner cara a la gente que el Señor me encomienda y por la que estoy rezando desde ya. También con ganas de aterrizar y trabajar para lo que he estado preparándome todo este tiempo.

Son varias las firmas y promesas que tenéis que hacer antes de recibir la ordenación, ¿qué significa cada una de ellas en vuestra vida?

J.I.: Fundamentalmente, significan nuestro compromiso a Cristo y a la Iglesia, concretamente a nuestra Iglesia de Málaga.

Con la firma de la incardinación reconocemos que somos sacerdotes de Málaga, que ejerceremos nuestro ministerio y servicio en la Diócesis de Málaga.

Con la obediencia reconocemos nuestro respeto al Obispo y nuestro compromiso de trabajar juntos, en comunión con el resto del presbiterio, siguiendo las mismas líneas y directrices, y haciendo que nuestra Diócesis de Málaga progrese y avance según el Evangelio.

Con el celibato manifestamos que somos del Señor y de su Iglesia, que nuestra entrega es total y que nos debemos a los demás, y por supuesto al Señor.

Y con la pobreza, el compromiso de vivir una vida sencilla, humilde y entregada a los demás, buscando no nuestro beneficio propio, sino el bien común.

¿Cómo están viviendo vuestras familias este momento de la llegada de la ordenación?

A: Mi familia lo está viviendo también con la misma ilusión, o incluso más. Me están ayudando mucho a preparar cosas para ese día. Tienen muchas ganas de celebrarlo y también están rezando mucho.

¿Cuándo celebráis vuestras primeras misas?

J.I.: Celebraré la primera misa el 29 de junio, a las 20.00 horas, en la parroquia de Ntra. Sra. del Carmen de Fuengirola. La verdad que estoy preparando esta primera Misa con mucha alegría y emoción, una Eucaristía en cuya preparación están participando los distintos grupos de la parroquia y las hermandades. Además, contará con la participación musical de los distintos coros de la parroquia y del Coro de la Real Hermandad del Rocío de Fuengirola.

A: Si Dios quiere, la primera Misa que yo presida será el sábado 28 de junio, a las 19.30 horas, en la parroquia del Calvario de Marbella, vísperas de la fiesta de san Pedro y san Pablo. Mi comunidad ya lo está organizando todo, también con muchas ganas y mucha ilusión.

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Pentecostés, los laicos y la ACG Málaga, en Iglesia Noticia

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NoticiaPentecostés

Mariola Palma García

Publicado: 08/06/2025: 425

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COPE Málaga

Qué celebramos en la Solemnidad de Pentecostés, el Encuentro Diocesano de Apostolado Seglar y los nuevos miembros de la Comisión de la ACG en Málaga, protagonistas del programa IGLESIA NOTICIA de este domingo, en COPE Málaga. Aquí puedes escucharlo.

IGLESIA NOTICIA en esta Solemnidad de Pentecostés:

  • te habla de Pentecostés desde una perspectiva de esperanza
  • te invita a la fiesta de san Bernabé
  • entrevista a Mariola Palma, miembro de la Revuelta de Mujeres y la HOAC, autora del CuadernoDM para esta Solemnidad
  • da voz a los nuevos miembros de la Comisión de la ACG Málaga
  • recuerda la relación entre Murcia y la Virgen de la Victoria
  • invita a participar en el Encuentro Diocesano de Apostolado Seglar (EDAS) el próximo sábado 14 de junio

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Pentecostés. Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar (Catedral-Málaga)

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Homilía de Mons. Jesús Catalá en la Eucaristía con motivo de la Solemnidad de Pentecostés, Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar (Catedral-Málaga)

PENTECOSTÉS.  DÍA DE LA ACCIÓN CATÓLICA Y DEL APOSTOLADO SEGLAR  

(Catedral-Málaga, 8 junio 2025) 

Lecturas: Hch 2, 1-11; Sal 103, 1.24.29-31.34; 1 Co 12, 3b-7.12-13; Jn 20, 19-23.  

Los laicos, testigos de esperanza en el mundo 

1.- En primer lugar, queridos hermanos, deseo agradecer vuestra oración, la de toda la Diócesis y la de otras muchas personas con motivo de mi hospitalización. Gracias por todas las muestras de cariño y afecto hacia mi persona. El Señor se ha servido de esta circunstancia para potenciar nuestra comunión eclesial y nuestra fraternidad. ¡Que Dios os bendiga! 

En la solemnidad de Pentecostés la Iglesia que peregrina en España celebra el Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar. Estos acontecimientos se enmarcan con el final del Sínodo sobre la Sinodalidad, el Congreso de las Vocaciones (Madrid, 7-9 de febrero) y el Jubileo de la Esperanza, en el que estamos todos inmersos. ¡Bienvenidos a la Catedral para celebrar el Jubileo del laicado! 

Estas celebraciones nos impulsan a cultivar la virtud teologal de la esperanza; no se trata de esperanzas a corto plazo y concretas, que terminan con el tiempo. La esperanza teologal se refiere a la participación en la vida eterna, que el Señor nos regala. A través de estas celebraciones podemos reconocer cómo el Espíritu Santo dirige y dinamiza la vida de la Iglesia. 

La Jornada de hoy tiene como lema: «Testigos de esperanza en el mundo», que nos invita a reflexionar sobre la vocación laical y la presencia de los cristianos, ofreciendo esperanza en un mundo necesitado de amor, de acogida, de hacerse próximos (prójimos) del otro.  

Somos enviados a evangelizar nuestras realidades más cercanas, para seguir haciendo presente el evangelio salvador de Jesús, aportando testimonios de fe en todos los ámbitos de la vida cotidiana y transformando nuestra sociedad actual, desde la luz de Jesucristo, quien es la Luz del mundo (cf. Jn 8, 12).  

2.- Jesús ofreció su paz a los discípulos. El saludo del Resucitado era: «Paz a vosotros» (Jn 20, 19); el Señor también nos dice hoy: “Paz a vosotros”; éste es el deseo de Jesús para cada uno de nosotros. Así saludó el papa León a los fieles en el día de su elección.   

El Señor les dio a sus discípulos el mandato misionero: «Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo» (Jn 20, 21), soplando sobre ellos y diciéndoles: «Recibid el Espíritu Santo» (Jn 20, 22).  

El día de Pentecostés se produjo desde el cielo un estruendo, como de viento huracanado, que llenó la casa donde se encontraban los discípulos (cf. Hch 2, 2); y «vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se dividían, posándose encima de cada uno de ellos» (Hch 2, 3). En esta fiesta de Pentecostés el Espíritu Santo también nos ilumina y enardece nuestro corazón con su llama de fuego que purifica. ¡Dejad, queridos fieles, que el Espíritu y su llama quemen en nuestro interior lo malo, lo que no sirve; y hagan resplandecer lo bueno! 

En cada Pentecostés el Espíritu Santo llena los corazones de los fieles cristianos y los envía a proclamar el Evangelio. El Documento final del Sínodo sobre la Sinodalidad nos recuerda que: “Los cristianos, personalmente o en forma asociada, están llamados a hacer fructificar los dones que el Espíritu concede con vistas al testimonio y al anuncio del Evangelio (…). En la comunidad cristiana, todos los bautizados están enriquecidos con dones para compartir, cada uno según su vocación y condición de vida (…). La variedad de carismas, que tiene su origen en la libertad del Espíritu Santo, tiene como finalidad la unidad del cuerpo eclesial de Cristo (cf. Lumen gentium, 32) y la misión en los diversos lugares y culturas (cf. Ibid., 12)” (n. 57). El Espíritu nos confía la evangelización y el testimonio.  

3.- Todos debemos sentirnos llamados, como miembros de la Iglesia, a caminar juntos, sinodalmente, a escuchar y discernir en el Espíritu, reconociendo el valor y la dignidad de cada vocación. Ningún carisma y ninguna vocación es más que otra; nadie debe excluir a otro, porque todos podemos aportar desde el carisma que el Señor nos haya regalado. 

Se nos apremia a llevar adelante la misión, que a cada cual le confía el Señor, asumiendo los compromisos bautismales en la vida concreta, en la familia, en el trabajo, en la cultura, en la política, en la economía. Todo debe quedar impregnado por la luz del evangelio. 

Como nos recuerda el Sínodo sobre la sinodalidad: “Cada bautizado responde a las exigencias de la misión en los contextos en los que vive y trabaja desde sus propias inclinaciones y capacidades, manifestando así la libertad del Espíritu en la concesión de sus dones. Gracias a este dinamismo en el Espíritu, el pueblo de Dios, escuchando la realidad en la que vive, puede descubrir nuevos ámbitos de compromiso y nuevas formas de realizar su misión” (Documento final del Sínodo, n. 58).  

La fiesta de hoy nos hace ver con más claridad que la Iglesia no es monocolor ni uniforme, sino una sinfonía de melodías y una armonía de colores, que el Espíritu suscita, anima y coordina. Seamos esa nota musical, armonizada y concordante con otras notas para cantar la melodía del Espíritu. Seamos el color que el Espíritu nos ha querido dar para enriquecer y embellecer la Iglesia. 

San Pablo nos recuerda: «Hay diversidad de carismas, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de actuaciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos» (1 Co 12, 4-6).  

Hemos de saber reconocer la presencia y la acción del Espíritu en los variados carismas y respetarlos: «A cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para el bien común» (1 Co 12, 7). Todos tenemos una misión que cumplir para edificar la Iglesia y hacerla cada vez más hermosa. 

El papa León, en la Vigilia de Pentecostés de ayer en el Vaticano, decía que la evangelización no es una conquista humana, sino que es fruto de la acción del Espíritu Santo. ¡Dejemos, pues, que el Espíritu actúe en nosotros y a través de nosotros, como instrumentos suyos! El Papa exhortaba a los fieles a permanecer muy unidos a sus respectivas diócesis y a sus parroquias, cerca de sus obispos y en sinergia con todos los otros miembros del Cuerpo de Cristo. Las parroquias, dicho por los últimos papas, siguen siendo un buen instrumento de sinodalidad.  

Siguiendo las palabras del Papa invito a todos los grupos, movimientos, asociaciones, etc., a vivir unidos a la iglesia particular o diócesis, a la que pertenecéis; en nuestro caso a Málaga. Y también a mantener una relación viva con vuestra parroquia. De la misma manera que la Diócesis es expresión y concreción de la Iglesia universal (cf. Concilio Vaticano II, Lumen gentium, 23; 28), la parroquia es la comunidad concreta donde se celebra, se vive y se testimonia la fe. 

En este sentido quiero decir una palabra de apoyo a la Acción Católica General, que está integrada en la parroquia; y puede ayudar con su método a otros movimientos, que tal vez se encuentran “fuera”, “al margen” o “por encima” de las parroquias.  

4.- En un mundo marcado por el sufrimiento y la falta de paz estamos llamados a ser signos de esperanza, promoviendo la justicia, la paz y la fraternidad. Necesitamos asumir nuestra misión en la recreación de un mundo más justo y esperanzador.  

El Concilio Vaticano II subrayaba el papel de los laicos en el mundo: “Los fieles laicos están llamados por Dios para que, cumpliendo su propio cometido y guiados por el espíritu evangélico, contribuyan desde dentro, a modo de fermento, a la santificación del mundo” (Lumen gentium, 31).  

El Jubileo de la Esperanza es una ocasión propicia para revitalizar la vocación laical desde la fe y la esperanza cristiana: “En este sentido, los signos de los tiempos, que contienen el anhelo del corazón humano, necesitado de la presencia salvífica de Dios, requieren ser transformados en signos de esperanza” (Spes non confundit, 7).  

Cada laico debe aceptar sus compromisos en su propio ambiente. En Pentecostés el Espíritu Santo renueva a la Iglesia y fortalece su misión. Es necesario, pues, que los laicos acojáis con generosidad vuestra vocación y os comprometáis con la evangelización del mundo, con esperanza.  

5.- Deseamos que el laicado lleve a cabo su misión transformadora de las realidades temporales. Los pastores, diáconos, presbíteros y obispos, estamos llamados a acompañar las comunidades, los movimientos y las asociaciones.  

Damos gracias a Dios por tantos laicos, por todos vosotros, que, de forma personal o asociados, sois signos de esperanza con vuestro compromiso cristiano y eclesial en los lugares de misión, en los barrios, en las cárceles, en el mundo de la educación, en la política, en la economía, en los medios de comunicación, en el continente digital; y en tantos otros campos.  

Agradecemos el servicio evangelizador que desempeñan los movimientos y asociaciones, la Acción Católica y el testimonio anónimo de tantos laicos, que sois testigos de la esperanza cristiana en el mundo.  

Pedimos a Santa María de la Victoria, nuestra Patrona, Madre de la Esperanza, que nos ayude a ser testigos convincentes de la resurrección de Cristo y de los dones del Espíritu, ofreciendo esperanza a un mundo alejado de Dios. Amén. 

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Mons. Catalá: «El Señor se ha servido de mi convalecencia para potenciar nuestra comunión eclesial»

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El Sr. Obispo presidió el domingo 8 de junio la Misa con motivo de la Solemnidad de Pentecostés en la Catedral de Málaga. Se trataba de su primera celebración en el primer templo malagueño tras su hospitalización, por lo que Mons. Catalá ha comenzado su homilía agradeciendo «todas las muestras de cariño y afecto» hacia su persona. «El Señor se ha servido de esta circunstancia –dijo– para potenciar nuestra comunión eclesial y nuestra fraternidad. ¡Que Dios os bendiga!»

Audio de la homilía:

D. Jesús centró su predicación en la celebración del Día de la Acción Católica y el Apostolado Seglar, y afirmó que: «todos debemos sentirnos llamados, como miembros de la Iglesia, a caminar juntos, sinodalmente, a escuchar y discernir en el Espíritu, reconociendo el valor y la dignidad de cada vocación. Ningún carisma y ninguna vocación es más que otra; nadie debe excluir a otro, porque todos podemos aportar desde el carisma que el Señor nos haya regalado». 

En este sentido, señaló que «la fiesta de hoy nos hace ver con más claridad que la Iglesia no es monocolor ni uniforme, sino una sinfonía de melodías y una armonía de colores, que el Espíritu suscita, anima y coordina. Seamos esa nota musical, armonizada y concordante con otras notas para cantar la melodía del Espíritu. Seamos el color que el Espíritu nos ha querido dar para enriquecer y embellecer la Iglesia». 

Mons. Catalá hizo referencia a la homilía de León XIV en la vigilia de Pentecostés y, siguiendo sus palabras, invitó «a todos los grupos, movimientos, asociaciones, etc., a vivir unidos a la iglesia particular o diócesis, a la que pertenecéis; en nuestro caso a Málaga. Y también a mantener una relación viva con vuestra parroquia. De la misma manera que la Diócesis es expresión y concreción de la Iglesia universal (cf. Concilio Vaticano II, Lumen gentium, 23; 28), la parroquia es la comunidad concreta donde se celebra, se vive y se testimonia la fe», y añádió «una palabra de apoyo a la Acción Católica General, que está integrada en la parroquia; y puede ayudar con su método a otros movimientos, que tal vez se encuentran “fuera”, “al margen” o “por encima” de las parroquias».  

El obispo de Málaga finalizó su homilía dando «gracias a Dios por tantos laicos, por todos vosotros, que, de forma personal o asociados, sois signos de esperanza con vuestro compromiso cristiano y eclesial en los lugares de misión, en los barrios, en las cárceles, en el mundo de la educación, en la política, en la economía, en los medios de comunicación, en el continente digital; y en tantos otros campos». 

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Decreto de creación de la Delegación Diocesana de Evangelización del Turismo

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Decreto de creación de la Delegación Diocesana de Evangelización del Turismo

Prot. 03/38/25

La Iglesia recuerda a todos que la cultura debe de estar referida a la perfección integra de la persona humana, al bien de la comunidad y de toda la sociedad. Por lo cual, es necesario cultivar el ánimo de tal manera que se promueva la capacidad de admiración, de comprensión interna, de contemplación y de formarse un juicio personal, así como de cultivar el sentido religioso, moral y social. (Vaticano II. GS, 59).

Atendiendo al creciente desarrollo turístico en el que nuestra Diócesis se ve inmerso, es necesario que esta realidad sea atendida peculiar y particularmente, para que esa búsqueda de cultura esté también al servicio de la Evangelización.

Por ello, y en uso de mi jurisdicción ordinaria, Decreto la creación de la Delegación Diocesana de Evangelización del Turismo, escindida de la Delegación Diocesana de Liturgia, Arte Sacro y Patrimonio, ya erigida a través del Decreto Cor lesu, para que la nueva Delegación, siguiendo las directrices del Dicasterio para la Evangelización:

  1. – Impregne el turismo con criterios evangélicos, buscando que se convierta en una oportunidad de encuentro con Dios a través de la belleza de la Creación y del arte cristiano
  2. – Ofrezca atención pastoral adaptada a las necesidades de los turistas y los trabajadores del sector, considerando sus horarios y condiciones de trabajo.
  3. – Forme, a través del curso para Guía diocesano, agentes pastorales específicos para este sector.
  4. – Adapte los servicios religiosos en los lugares de intensa presencia turistica para facilitar el contacto personal, la celebración de la fe, la oración individual y el testimonio de la caridad.

Para que alcance los efectos oportunos, lo firmo y sello con el refrendo del Secretario General-Canciller de este Obispado, en Jerez de la Frontera, a 3 de junio de 2025, Solemnidad de San Juan Grande, Patrono de la Diócesis.

+José Rico Pavés

Obispo de Asidonia-Jerez

Luis Salado de la Riva, pbro.

Secretario General-Canciller

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Decreto sobre el proceso catecumenal de iniciación cristiana y etapas del catecumenado

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Decreto sobre el proceso catecumenal de iniciación cristiana y etapas del catecumenado

Prot. 03/40/25

La celebración del XVIIº centenario del primer concilio ecuménico de la Iglesia, el Concilio de Nicea (325), nos trae de nuevo a la memoria la preocupación de nuestra Madre la Iglesia por la formación y el cuidado de sus hijos. El canon 2° de este concilio afirma, en efecto, que «el catecumenado necesita de tiempo». ¿Cuánto tiempo se requiere para formarse como cristianos?

La respuesta a esta pregunta se suele reducir equivocadamente a los años de catequesis, entendidos estos como el tiempo exigido para recibir alguno de los sacramentos de la Iniciación Cristiana (Bautismo, Confirmación y Eucaristía), junto con el sacramento de la Penitencia. La gran mayoría de los niños y jóvenes que «se apuntan a catequesis» lo hacen para recibir un sacramento y no -al menos conscientemente- para llegar a ser plenamente discípulos de Jesucristo y miembros activos de la Iglesia. Así, sin querer, los sacramentos se han convertido en «celebraciones de despedida», hitos que cierran etapas de formación sin que se alcance una verdadera maduración cristiana.

Constatamos con dolor que, aunque siguen todavía «pasando» por la catequesis un número considerable de niños y jóvenes, cada vez son menos las personas que ven madurar su fe durante los años de catequesis, de modo que ni descubren su vocación ni terminan de integrarse activamente en la Iglesia.

El Directorio para la catequesis (2020) [=DC], del Pontificio Consejo para la Educación Promoción de la Nueva Evangelización (integrado desde 2022 en el Dicasterio para la Evangelización), ha vuelto a recordar la importancia de la restauración del catecumenado, propiciada por el Concilio Vaticano II, y la necesidad de que la catequesis tenga, precisamente, como fuente de inspiración el catecumenado. La catequesis forma parte de un proceso que se despliega en el tiempo mediante el cual se llega a ser cristiano. Ese proceso se llama Iniciación Cristiana y la disposición ordenada del mismo catecumenado. La catequesis de Iniciación Cristiana cumple su fin sólo cuando se integra en un catecumenado.

El Concilio definió el catecumenado como «verdadera escuela de formación para la vida cristiana» (AG 14). Se trata, en efecto, de un proceso estructurado en cuatro etapas, destinado a guiar al catecúmeno hacia el encuentro pleno con Jesucristo en la Iglesia.

Las cuatro etapas son: Precatecumenado, Catecumenado, Iluminación (recepción de los sacramentos) y Mistagogia.

Sabiendo que el obispo es «el primer responsable de la catequesis en la diócesis» (DC 114), y que «observadas las prescripciones de la Sede Apostólica, corresponde al Obispo diocesano dictar normas sobre la catequesis» (CIC 775 §1), en virtud de mis facultades ordinarias (cf. CIC 835, 837, 863, 882), a fin de seguir recibiendo las indicaciones más recientes de la Iglesia sobre la catequesis, de modo que se integre en un verdadero proceso catecumenal de iniciación cristiana y se acomode a las etapas de catecumenado,

DECRETO

  1. La recepción de los sacramentos integrada en un itinerario completo de Iniciación Cristiana, recordando que la sola recepción de los sacramentos, sin una catequesis anterior y posterior, dificilmente formará discípulos de Jesucristo que descubran su vocación y se incorporen activamente a la misión evangelizadora de la Iglesia;
  2. La recepción de los sacramentos de la Iniciación Cristiana, en el caso de los niños que han alcanzado el uso de razón (en torno a los 7 años, Cf. CIC 97§2), después de haber completado, al menos, 3 años litúrgicos de catequesis (de los 7 a los 10 años), y, en el caso de los que han alcanzado la mayoría de edad o están próximos a ella (mayores de 16 años), después de haber completado, al menos, 2 años litúrgicos de catequesis;
  3. El establecimiento de los tiempos de la catequesis, según la inspiración catecumenal indicada por el Directorio para la catequesis (2020) (n. 63), de la siguiente manera:
  • Etapa del precatecumenado. En el caso de los niños que han alcanzado el uso de razón y de los adultos, consiste en la primera evangelización tras el encuentro con Jesucristo que lleva a la conversión. En el caso de los niños que recibieron el Bautismo antes del uso de razón (infantes, Cf. CIC 97 §2), consiste en la primera evangelización destinada a despertar la fe y vivir el encuentro con Cristo. En los niños (bautizados o no) esta etapa se inicia con la catequesis familiar (de 0 a 6 años) y se culmina con el primer año de catequesis parroquial o colegial, siempre en coordinación con la Parroquia (con 7 años). En ese primer año de catequesis parroquial se seguirá la pedagogía del oratorio (enseñar a orar, como fundamento de la catequesis).Etapa del catecumenado propiamente dicho, destinado a la catequesis integral. Se accede a él con el Rito de entrada, que incluye la entrega de la Sagrada Biblia. En el caso de los niños (bautizados y no bautizados), este rito se celebrará al finalizar el primer año de catequesis y se desarrollará según las indicaciones del cap. V del Ritual de la Iniciación Cristiana de Adultos FRICA]). Los niños ya bautizados acompañarán a los no bautizados en la celebración, pero a ellos sólo se les hará entrega de la Sagrada Biblia, no teniendo que realizar los ritos propios de los no bautizados. El catecumenado de los niños se desarrollará, al menos, durante 2 años de catequesis parroquial, mientras tienen 8 y 9 años.
  • Etapa de la purificación e iluminación, que coincide con el tiempo cuaresmal. En el caso de los adultos, comienza el primer Domingo de cuaresma con el Rito de la elección o de la inscripción del nombre y se desarrolla según las indicaciones del RICA (cap. I, segundo grado) hasta la Vigilia pascual de ese mismo año.
    • En el caso de los niños, comienza también en la cuaresma del segundo año de catequesis. Para los no bautizados se desarrolla con los escrutinios penitenciales previstos en el RICA (cap.V, segundo grado), y para los ya bautizados consiste en la preparación y celebración por primera vez del Sacramento de la Reconciliación o Penitencia. La preparación y celebración de la Penitencia se podrá anticipar a la etapa del catecumenado cuando el sacramento de la Confirmación se reciba el año anterior a la Primera Comunión.
    • La etapa de purificación e iluminación concluye con la celebración sacramentos de la Iniciación Cristiana. En el caso de los adultos, la celebración tendrá lugar en la Vigilia pascual, según las indicaciones del RICA (cap. I, tercer grado).
    • En el caso de los niños ya bautizados, al concluir el segundo año o al comienzo del tercer año de catequesis, se recibirá el Sacramento de la Confirmación, y al finalizar ese tercer año se recibirá por primera vez la Sagrada Comunión (con 10 años), teniendo en cuenta que, previamente se habrá recibido de nuevo el perdón en el Sacramento de la Reconciliación. Importa recordar que «el sacramento de la Confirmación se ha de administrar a los fieles en torno a la edad de la discreción» (CIC 891) y que, a propósito de la Confirmación, la Iglesia enseña que «es preciso no confundir la edad adulta de la fe con la edad adulta del crecimiento natural, ni olvidar que la gracia bautismal es una gracia de elección gratuita e inmerecida que no necesita una «ratificación» para hacerse efectiva» (CCE 1308).
    • En el caso de los niños no bautizados, al finalizar el tercer curso de catequesis (con 10 años), durante el tiempo pascual, se recibirán los tres sacramentos de la iniciación cristiana (Bautismo, Confirmación y Eucaristía) en la misma celebración. «Los sacramentos del Bautismo, de la Confirmación y de la Santísima Eucaristía están tan íntimamente unidos entre sí, que todos son necesarios para la plena Iniciación Cristiana» (CIC 842 §2).
  • Etapa de la mistagogia, caracterizada por la creciente experiencia de los misterios de la fe y por la inserción en la vida de la comunidad eclesial. En el caso de los adultos, esta etapa se ha de prolongar, al menos, hasta el final del tiempo pascual con la Solemnidad de Pentecostés, para gustar interiormente los misterios celebrados en la Vigilia Pascual. A partir de ese momento, se inicia para los adultos la integración creciente en la vida y misión de la Iglesia, y la formación para el apostolado.
    • En el caso de los niños, es fundamental recordar que haber recibido los sacramentos del Bautismo, Confirmación y Eucaristía no significa haber terminado la formación para llegar a ser cristiano. De los 10 a los 16 años se desarrolla la etapa mistagógica. Cuando los sacramentos de la Iniciación Cristiana, junto con la Penitencia, se han recibido en la infancia, la catequesis posterior se ha de adecuar a las condiciones propias de la adolescencia y juventud, de modo que la mistagogia permita alcanzar tres objetivos: i) crecer en el propio conocimiento educando los afectos a la luz de la fe (de los 10 a los 12 años); ii) conocer y amar a la Iglesia mediante la inserción creciente en su misión evangelizadora (de los 12 a los 14 años); y, iii) descubrir la propia vocación, respondiendo a la misma pregunta formulada de dos maneras: «Señor, ¿qué quieres de mí? ¿qué lugar quieres que ocupe en tu Iglesia?» (de los 14 a los 16 años). Se reconoce, en efecto, que una persona ha completado la formación que le ha hecho cristiana cuando, en el encuentro con el Señor -regalado en la Palabra (catequesis), en los Sacramentos y en la caridad fraterna (vida eclesial)- ha hallado la respuesta a la pregunta vocacional.

4. La personalización creciente de los itinerarios de Iniciación Cristiana, salvaguardando las cualidades y necesidades de cada persona («una persona, un itinerario»). En el caso de los adultos, esa personalización pasa por acomodar, en tiempos y formas, el acompañamiento siempre necesario de catequistas, padrinos o madrinas, etc. Los adultos no confirmados que recibieron en la infancia el Bautismo y la Primera Comunión, también han de recibir una catequesis adecuada para recibir la Confirmación, cuya prolongación en el tiempo dependerá de tres factores. La participación en los sacramentos, la inserción en la comunidad eclesial y el compromiso apostólico. Cuanto menor sea el nivel de esos factores, mayor será la preparación requerida.

En el caso de los niños, esa personalización podrá traducirse en un adelantamiento de la recepción de los sacramentos, siempre que se verifique preparación adecuada y haya garantía de continuidad en la formación catequética, o un retraso en la recepción de los mismos, si se verifica lo contrario. El mismo criterio se tendrá en cuenta a la hora de valorar la petición de que hermanos, con diferencia de edad no superior a los 18 meses, puedan recibir juntos los sacramentos de iniciación.

5. El uso obligatorio de la Sagrada Biblia. Versión oficial de la Conferencia Episcopal española, junto con los catecismos oficiales de la Conferencia episcopal Española para cada etapa. En la infancia, adolescencia y juventud: Mi primer encuentro con el Señor (2019) para el despertar religioso en el Precatecumenado, de 0 a 6 años. Jesús es el Señor (2008) para el catecumenado y la Iluminación, como catecismo de infancia, de 7 a 10 años: Testigos del Señor (2011) para la Mistagogia, como catecismo de adolescentes y jóvenes, de 11 a 16 años. En la edad adulta, el Catecismo Buscad al Señor (2023) para las 4 etapas, tanto para los no bautizados como para los bautizados que no completaron su Iniciación Cristiana. El uso de otros textos o recursos catequéticos tendrá únicamente carácter complementario, pero no suplirá nunca el uso de los catecismos oficiales

6. La aplicación de este Decreto en el curso pastoral 2025/2026 con aquellos que comiencen su Iniciación Cristiana en este curso. Los que hayan comenzado su iniciación en los años anteriores, han de completarla según el plan con el que comenzaron. Las adaptaciones de los que ya han iniciado su iniciación al plan propuesto en este decreto deberán ser expresamente autorizadas desde el Obispado.

Lo cual, para que alcance los efectos oportunos, lo firmo y sello con el refrendo del Secretario General-Canciller de esta Diócesis, en Jerez de la Frontera, a 8 de junio, Solemnidad de Pentecostés, en este Año Jubilar Ordinario de la Esperanza 2025.

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Decreto de imposición de medallas Pro Ecclesia Asidonense y entrega de la medalla de la Pontificia Orden de Caballería de San Gregorio Magno

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Decreto de imposición de medallas Pro Ecclesia Asidonense y entrega de la medalla de la Pontificia Orden de Caballería de San Gregorio Magno

Prot. 03/32/25

La Diócesis de Asidonia-Jerez se nutre de la desinteresada ayuda y colaboración de muchos fieles, que, como buenos hijos de la Iglesia, dedican su vida y su tiempo a ayudar en sus necesidades a la misma, para que la tarea y misión de la Iglesia pueda desarrollarse con fe, esperanza y caridad en medio del mundo.

En señal de reconocimiento a esta entrega y de agradecimiento a la dedicación prestada, DECRETO la imposición de las medallas PRO ECLESIA ASIDONENSE, a los siguientes fieles:

  • Sr. D. José María Orgue Ramírez.
  • Sra. Dª. Mercedes González Bernal.
  • Sra. Da. María José Moreno Román.
  • Sr. D. Francisco Mateos González.
  • Sr. D. José Arenas Pulido.

La entrega de estas medallas se realizará en el Transcurso de la Eucaristía que tendrá lugar, D.M, el próximo 15 de junio a las 11. 00 hs. En la S. I. Catedral. En dicha Celebración se entregará LA CONDECORACIÓN PONTIFICIA DE LA MEDALLA DE CABALLERO DE LA ORDEN DE SAN GREGORIO MAGNO al Sr. D. Juan María Vaca Sánchez del Álamo.

Para que así conste, lo firmo y sello con el refrendo del Secretario General-Canciller de este Obispado en Jerez de la Frontera a 8 de Junio de 2025.

+José Rico Pavés

Obispo de Asidonia-Jerez

Luis Salado de la Riva, pbro.

Secretario General-Canciller

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La imagen de Jesús Rescatado preside una misa en el Centro Penitenciario

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Monseñor Jesús Fernández ha celebrado una eucaristía en la cárcel la mañana de este sábado, 7 de junio

El pasado 27 de enero, en cabildo extraordinario de hermanos, la Hermandad del Rescatado propuso el traslado de la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno Rescatado a la prisión provincial de Alcolea, a petición de la Comunidad Trinitaria. La propuesta fue aprobada por mayoría absoluta. Desde ese día la Hermandad y los Trinitarios comenzaron los trámites pertinentes para hacer realidad esta propuesta, integrada en los actos celebrados por la Comunidad Trinitaria en Córdoba con motivo del cincuenta aniversario de la canonización de San Juan Bautista de la Concepción, reformador de la Orden Trinitaria y fundador de la Orden de los Trinitarios Descalzos.

La visita del Rescatado a la cárcel ha tenido lugar este sábado de Pentecostés, 7 de junio. El obispo de Córdoba, monseñor Jesús Fernández, ha presidido la eucaristía y ha tenido lugar un besapié extraordinario para los internos, quienes han podido participar del Jubileo del que goza la parroquia Ntra. Sra. de Gracia y la Comunidad Trinitaria este año y ganar la indulgencia plenaria.

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Cerca de 80 peregrinos sevillanos cruzaron esta mañana la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro

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Cerca de 80 peregrinos sevillanos cruzaron esta mañana la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro

Provenientes de Sevilla capital y provincia, pertenecientes a distintas realidades parroquiales, movimientos y asociaciones, cerca de 80 peregrinos  se congregaron la mañana de este sábado, 7 de junio,  en la Piazza Pia de Roma para iniciar la peregrinación y cruzar la Puerta Santa de la Basílica San Pedro, tras el recorrido por la Via della Conciliazione.  Sobre las once de la mañana, el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, dirigió la oración inicial.

Con la cruz jubilar presidiendo la peregrinación, los convocados recitaron distintos salmos, las letanías de los santos y entonaron cantos mientras caminaban hacia la Plaza de San Pedro para cruzar la puerta santa de esta basílica romana.  La cruz jubilar, símbolo central de la peregrinación, realizada por el maestro carpintero y artesano Riccardo Izzi, fue portada por los peregrinos durante el recorrido. Tras cruzar la Puerta Santa los diocesanos se dirigieron a la tumba de San Pedro para rezar el Credo Apostólico.

La peregrinación fue acompañada también por los sacerdotes Manuel Soria, delegado diocesano de Peregrinaciones y responsable del Jubileo de la Archidiócesis de Sevilla; Adrián Sanabria, consiliario del movimiento Cursillos de Cristiandad; Adrián Ríos, párroco de San Juan Pablo II y Carlos Romero, presbítero diocesano que cursa estudios en Roma.

Este esperado acto de piedad ha sido descrito por los peregrinos “como un regalo de Dios que nos enriquece de manera personal y comunitaria”. De esta manera, los participantes viven “profundos momentos de oración y encuentro con el Señor y la Iglesia”. La próxima convocatoria es la Vigilia de Pentecostés que se celebrará esta tarde en la Plaza de San Pedro, y la Eucaristía presidida por el papa León XIV mañana domingo, a las diez y media de la mañana.

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