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El IX Informe FOESSA, de Cáritas, advierte sobre un proceso inédito de fragmentación social en España en el que se contrae la clase media

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El IX Informe FOESSA, de Cáritas, advierte sobre un proceso inédito de fragmentación social en España en el que se contrae la clase media

Cáritas aboga por un cambio radical de paradigma civilizatorio que ponga en el centro la interdependencia, la ecodependencia y el cuidado

 España atraviesa un proceso inédito de fragmentación social: la clase media se contrae desplazando a muchas familias hacia estratos inferiores. Tras dos décadas de crisis encadenadas, las fases de recuperación no han cerrado la brecha y han llevado a España a contar con una de las tasas de desigualdad más altas de Europa. La integración social se erosiona y la exclusión grave permanece muy por encima de los niveles de 2007. En 2024, la exclusión severa se sitúa un 52% por encima de 2007, lo que arroja un saldo de 4,3 millones de personas.

Así se desprende del IX Informe FOESSA sobre Exclusión y Desarrollo Social en España, realizado por un equipo de 140 investigadores procedentes de 51 universidades, centros de investigación, fundaciones y entidades del Tercer Sector. El estudio ha sido presentado este miércoles por Natalia Peiro, secretaria general de Cáritas Española, y Raúl Flores, secretario técnico de la Fundación FOESSA y coordinador del informe.

La fuente principal de esta investigación ha sido la sexta Encuesta sobre Integración y Necesidades Sociales (EINSFOESSA), realizada en el primer semestre de 2024 a 12.289 hogares en todo el país y cuyos datos podrán explotarse próximamente a través de la web de la Fundación FOESSA.

Además del estudio general, se han elaborado otros 22 informes territoriales con la colaboración de otras 40 personas investigadoras, que serán presentados entre los meses de noviembre y febrero en las 17 comunidades autónomas y en las ciudades de Ceuta, Melilla, Ibiza y Albacete, además de la Diócesis de Barcelona.

Durante su intervención, la secretaria general de Cáritas señaló que el IX Informe FOESSA “llega en un momento histórico de profunda complejidad”. “Tras décadas de transformaciones aceleradas que han reconfigurado su estructura social, económica y territorial, el país se encuentra en una encrucijada que define no solo su presente, sino el horizonte de posibilidades para las próximas décadas. Aspiramos a que este estudio ayude a comprender esta realidad compleja, ofreciendo un análisis riguroso que permita no solo interpretar los procesos en curso, sino identificar las palancas necesarias para una transformación que sitúe la justicia social y el bien común en el centro de nuestro proyecto colectivo”, añadió.

No fallan las personas, falla el sistema

El IX Informe FOESSA señala que pese a las dificultades que afrontan a diario los hogares en exclusión severa, tres de cada cuatro activan estrategias de inclusión, es decir, buscan empleo, se forman, activan redes y ajustan gastos, pero chocan con barreras estructurales, se topan con dispositivos fragmentados, con recursos escasos y muy poco personalizados. La activación en estos hogares pasó del 68% en 2021 al 77% en 2024.

“El mito de la pasividad de las personas en situación de pobreza y exclusión, esa idea de que viven de prestaciones sociales sin buscar soluciones o emprender acciones para su inclusión, es falsa. Esta realidad demuestra que no fallan las personas, falla el sistema”, aseguró Flores.

Vivienda inaccesible y empleo precario, los grandes motores de la exclusión

Los principales motores de la exclusión social en España son la vivienda y el empleo. “La vivienda es hoy el factor que está activamente reconfigurando nuestra estructura social, expulsando a uno de cuatro hogares de una vida digna, y triturando el difícil equilibrio de las clases medias”, aseguró Flores.

Los datos son claros. El 45% de la población que vive en régimen de alquiler se encuentra en riesgo de pobreza y exclusión social, la cifra más alta de la UE. El alquiler se ha convertido en una trampa de pobreza.

Aunque el empleo mejora macroeconómicamente, ha perdido gran parte de su capacidad protectora e integradora. La precariedad laboral se ha convertido en la nueva normalidad, afectando a casi la mitad (47,5%) de la población activa. Se trata de 11,5 millones de personas atrapadas en diversas formas de inseguridad laboral. De hecho, más de un tercio de la población excluida moderada o severa trabaja.

Bachillerato y FP, el nuevo cortafuego contra la pobreza

A estos dos grandes motores se suman otros cuatro factores multiplicadores de la exclusión: la educación, el origen familiar, la salud y las relaciones sociales. El informe demuestra que la ESO ya no protege. El «cortafuegos» contra la pobreza y la exclusión se ha desplazado al Bachillerato y a la FP. El dato es rotundo: si una persona no consigue completar estudios superiores a la ESO, su riesgo de caer en exclusión severa se multiplica por 2,7.

El segundo factor multiplicador es el origen familiar. Los hijos de personas con bajo nivel educativo tienen más del doble de probabilidades de caer en situaciones de pobreza que los de progenitores altamente formados.

“La conclusión del informe es un golpe a nuestra promesa de igualdad de oportunidades. La exclusión social se hereda, y es necesario actuar para compensar las desigualdades de origen porque el código postal y la mochila familiar pesan más que la capacidad y que el esfuerzo”, indicó el secretario técnico de la Fundación FOESSA.

La desigualdad se mide en años de vida

El informe FOESSA introduce otro factor determinante: la salud. La desigualdad también se mide en años de vida. Además del deterioro de la salud asociado a la malnutrición, el informe detecta cómo las listas de espera y la dificultad para conseguir cita están minando el acceso a la sanidad.

El dato más grave es que el 6% de las familias más vulnerables que tenían una enfermedad grave no recibió atención médica el año pasado. El doble que en el conjunto de la sociedad. La salud mental también se resiente. Los diagnósticos de depresión, ansiedad o trastorno adaptativo alcanzan al 6% de la sociedad, pero superan el 12% entre quienes viven en exclusión severa. “El informe pone sobre la mesa que cuando el sistema público se atasca, y retrasa la detección precoz de enfermedades, o no cubre completamente puntos fundamentales como la salud mental, la única alternativa es el pago, convirtiendo un derecho fundamental en un privilegio”, apostilló.

Crece el aislamiento entre personas en exclusión severa

La herida más profunda de todas es la ausencia de una red de relaciones. Aunque a nivel general, en España, la soledad absoluta (no tener a nadie a quien acudir) es minoritaria e incluso ha bajado -del 6,2% de hogares en 2007 al 4,7% en 2024-, las personas en exclusión severa sufren una fractura aterradora.

El nivel de aislamiento de las personas en exclusión severa se ha quintuplicado, pasando del 3,2% en 2018 al 16,6% en 2024. “El informe nos alerta sobre cómo nuestro ‘escudo comunitario’, se está debilitando justo donde más se necesita. Donde se tejen vínculos, la exclusión se vuelve reversible; donde se rompen, la dependencia se acelera. Reconstruir esos lazos exige reconocer lo relacional como estratégico: las políticas deben medir y fortalecer el capital social (familia, vecindad, asociaciones) con acciones preventivas y comunitarias”, indicó Flores.

La exclusión grave crece en los hogares encabezados por mujeres

El primer grupo que sufre especialmente esta fractura social son las mujeres. La exclusión sigue creciendo y penalizando a los hogares encabezados por mujeres, pasando del 17% de exclusión en 2007 al 21% en 2024, y especialmente en las familias monoparentales que han pasado del 12% en 2007 al 29% en 2024. De hecho, del total de hogares excluidos graves, casi la mitad están encabezados por mujeres (el 42%, más de 15 puntos porcentuales desde 2007).

“En general, las mujeres asumen una doble e invisible carga: la parcialidad, la precariedad laboral y la brecha salarial fuera de casa, así como el trabajo de cuidados dentro. La falta de corresponsabilidad real es un acelerador directo de la pobreza femenina”, señaló.

La situación administrativa irregular, un multiplicador de la exclusión

La exclusión no es un problema que España haya importado. El 69%, la gran mayoría, de las personas en exclusión son españolas. “Lo que vemos no es un problema inherente al origen, sino el resultado de barreras estructurales y políticas fallidas”, apostilló.

Sin embargo, los datos muestran una brecha persistente y preocupante: casi la mitad (47,4%) de la población de origen inmigrante está en exclusión, una tasa que casi triplica la de la población autóctona (15,3%).

De hecho, un multiplicador directo de esta exclusión es la situación administrativa. El 68% de las personas extracomunitarias en situación irregular sufre exclusión, frente al 43% de quienes tienen permiso. Es una evidencia que esta irregularidad está repuntando, agravada por la lentitud de los trámites que deja a miles de personas en un limbo, el 62% de quienes no tienen papeles afirma estar intentando regularizarse.

La discriminación étnica se ha duplicado desde 2018 y alimenta la exclusión, especialmente entre población africana. “Históricamente, nuestras políticas migratorias se han centrado en el control y la gestión laboral, relegando la integración social a un segundo plano. Esta falta de una política pública de integración ambiciosa y transversal desde el primer momento es una asignatura pendiente que genera y perpetúa la exclusión”, señaló.

La infancia y la juventud, los grandes perdedores

Los grandes perdedores del modelo socioeconómico actual son los jóvenes y los niños. Un tercio de toda la exclusión severa en España corresponde a menores de edad, cuya tasa de pobreza se sitúa en el 29%, la más alta de todos los grupos de edad y de las mayores de Europa. A ellos se suma buena parte de la juventud que vive una situación de bloqueo vital: 2,5 millones de jóvenes están atrapados en una precariedad estructural, enfrentando tasas de temporalidad, parcialidad involuntaria y salarios bajos que duplican la media española.

La desigualdad salarial se enquista, golpeando especialmente a la juventud, que accede a su primer empleo en peores condiciones y con salarios entre un 15% y un 30% inferiores a las generaciones anteriores, rompiendo el equilibrio intergeneracional. Este “efecto cicatriz” que persiste sobre los salarios y la trayectoria laboral, genera pérdidas salariales acumuladas significativas a lo largo de la carrera profesional.

“Esta no es una ‘crisis juvenil’, es una crisis de sociedad que nos hipoteca a todos: fractura la cohesión social, amenaza la sostenibilidad del Estado de Bienestar (pensiones, natalidad) y deteriora nuestra salud democrática”, precisó el coordinador del estudio.

Un modelo que genera desigualdad y fractura

El informe señala que todos estos problemas son síntomas de un modelo de sociedad que genera estructuralmente desigualdad, precariedad y fractura. “Llegamos a la paradoja central que define nuestro tiempo como una sociedad del desasosiego. Coexiste esa bonanza económica aparente con malestares estructurales profundos: vidas bloqueadas, soledad, angustia ecológica, desesperanza. Vivimos en una sociedad ecológicamente vulnerable, anímicamente desasosegada y socialmente desgarrada”, apuntó Flores.

Ecológicamente insostenible

El actual modelo socioeconómico vive de espaldas a los límites del planeta. La huella ecológica de España triplica la capacidad de su territorio. Esto quiere decir que si todo el mundo viviera como lo hace la población en España, necesitaríamos el equivalente a 2,5 planetas.  

La crisis social (pobreza, exclusión) y la crisis ecológica (cambio climático, extinción masiva) son dos problemáticas interconectadas en las que emerge la desigualdad como un fenómeno transversal. Los hogares con mayores ingresos consumen hasta 3 veces más energía residencial y hasta 4 veces más en transporte privado que los de menores ingresos, generando emisiones igualmente desproporcionadas. El resultado es una paradoja en la que conviven «élites climáticas» con consumos sobredimensionados, con 1,8 millones de hogares en vulnerabilidad energética que no pueden mantener su vivienda en condiciones térmicas adecuadas.

“Esta crisis climática y ecológica no es un problema aparte; es una «metacrisis», una crisis sistémica y universal que atraviesa y agrava todas las demás dimensiones sociales, económicas y políticas que hemos analizado. Abordarlas por separado o con las lógicas actuales resulta contradictorio e ineficaz”, precisó.

Anímicamente desasosegada

Según el IX Informe FOESSA, la mezcla de precariedad vital, desigualdad creciente y la crisis ecológica alimenta una «sociedad del miedo». Paradójicamente, la conciencia cada vez mayor de los riesgos globales (sociales, climáticos) no se está traduciendo en acción colectiva transformadora, sino en un repliegue individualista, en un «sálvese quien pueda» que resulta ineficaz y peligroso. Este repliegue se manifiesta en una baja confianza generalizada hacia las instituciones y la propia democracia, percibida como ineficaz.

Lo más grave es que esta desconfianza y este miedo se instrumentalizan políticamente. Se construyen identidades excluyentes y «enemigos simbólicos» para desviar la atención de las causas estructurales. “A menudo, se señala a la población migrante, proyectando sobre ella miedos e inseguridades, a pesar de que los datos de este informe, como hemos repetido, demuestran que la exclusión no tiene su origen ni causa en la inmigración, aunque sí algunas de sus peores consecuencias”, advirtió el coordinador del estudio.

El auge del individualismo se refleja también en un cambio paulatino de valores: si hace décadas se priorizaba la igualdad, ahora se antepone a menudo la libertad personal a la igualdad social. Y sobre este individualismo imperante cabalga el persistente mito de la meritocracia, la idea del «hombre hecho a sí mismo», a pesar de que la evidencia demuestra que el origen familiar, la herencia y el capital social son decisivos.

Para los autores del IX Informe FOESSA este relato no es inocente, ya que legitima la desigualdad, las individualiza y oculta las barreras estructurales. “Premia el yo y desintegra el nosotros que fragua la cohesión social, lo que obstaculiza la adopción de políticas redistributivas y predistributivas más audaces que realmente compensen las desigualdades de origen”, apuntó Flores.

Socialmente desgarrada

El resultado humano de este modelo socioeconómico son vidas precarizadas y bloqueadas: jóvenes sin poder emanciparse y familias angustiadas por la vivienda y el empleo precario.

“Vivimos una sociedad fragmentada, donde el individualismo rompe la red comunitaria y nos aísla. Una sociedad herida que se manifiesta con desesperanza, especialmente en las nuevas generaciones, como angustia ecológica. Cuando la conciencia del riesgo no genera acción colectiva, sino repliegue, la esperanza se quiebra, dejando una profunda cicatriz emocional”, alertó el coordinador del estudio.

Esta sociedad insatisfecha y advertida se niega a caer en la indigencia material y moral. A pesar del ruido, la polarización y el miedo, el informe también detecta capacidad de resistencia. “Las vemos en los movimientos sociales, en las redes comunitarias que persisten, en la acción cotidiana de miles de personas. Existe una voluntad de transformar la realidad, una negativa a resignarse que necesita expandirse”, explicó Flores.

Hacia un cambio de paradigma

El informe constata que continuar con los modelos y políticas actuales, es decir, seguir haciendo lo mismo de siempre, conduce al colapso social y ecológico. A lo largo de sus más de 700 páginas, el informe reúne más de 85 propuestas concretas con capacidad para traducirse en políticas sociales, planes o programas de intervención diferenciados por ámbitos y procesos de exclusión —empleo, vivienda, garantía de ingresos, educación, salud, alimentación, familia y cuidados, lucha contra la discriminación, igualdad de género, transición energética, entre otros—.

Aunque la puesta en marcha de estas políticas resulta urgente, el informe advierte de que siguen siendo insuficientes para corregir las desigualdades estructurales y prevenir nuevas formas de exclusión, como las de carácter tecnológico o ambiental.

“Necesitamos un cambio radical de paradigma civilizatorio, un nuevo pacto social basado en valores diferentes que ponga en el centro la interdependencia, la ecodependencia y el cuidado. No somos individuos aislados y autosuficientes. Dependemos los unos de los otros y dependemos de la naturaleza”, insistió el coordinador del IX Informe FOESSA.

Esto supone también girar la mirada del mero bienestar, a menudo reducido al consumo material individual, hacia un concepto más profundo y colectivo: el «biencuidar». “Cuidarnos mutuamente y cuidar nuestro entorno, es decir, avanzar hacia “una democracia del cuidado”, apostilló.

“En definitiva, este informe nos sitúa ante una encrucijada. Podemos seguir por el camino actual, el del individualismo, la desigualdad y la insostenibilidad, que nos lleva a una sociedad del miedo. O podemos elegir un cambio de rumbo valiente, construir un nuevo imaginario social basado en el cuidado mutuo, la justicia y la responsabilidad compartida. Ese es el camino que, desde FOESSA y Cáritas, creemos posible y necesario”, concluyó Flores.

Sobre la Fundación FOESSA

La Fundación FOESSA (Fomento de Estudios Sociales y de Sociología Aplicada) fue creada por Cáritas Española en 1965 con el objetivo de servir a la sociedad a través de la realización de estudios de investigación sobre la realidad social, cultural y económica de España. A lo largo de estas seis décadas se han presentado nueve macrodiagnósticos: 1966, 1970, 1975, 1980-83, 1994, 2008, 2014, 2019 y 2025.

Cáritas Española

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DESAFECCIÓN, por Jesús Martín Gómez

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Hace unos días me sorprendía una noticia que se colaba entre los titulares a los que suelo dar un repaso. Un amplio porcentaje de la población juvenil española ha decidido rebelarse contra lo institucional. Curiosamente, esta juventud contestataria, que tradicionalmente se había aliado con lo que se conoce como izquierda política, actualmente, se ha hecho de derechas. En el fondo de este movimiento subyace una desafección generalizada ante todo lo institucional.

Actualmente la juventud cuestiona todas las instituciones, algo que se vuelve más sangrante aún, en lo que se refiere a las de corte religioso. Está surgiendo una nueva comprensión de la fe que camina al margen de la institución eclesial. En cierto sentido este hecho nos plantea un desafío profundo que nos interpela tanto a nivel eclesial como social.

Podemos echar balones fuera y achacar a los vicios de la juventud este fenómeno. Inmediatez, hiperconexión digital y la pluralidad de discursos a los que se les concede un mismo valor de verdad, son causantes de esta tendencia. Por otro lado, también influyen los escándalos o la rigidez dentro de las instituciones, la búsqueda de experiencias auténticas y significativas, la influencia de la cultura digital. De hecho, la confianza en la tecnología es el único valor que no deja de crecer.

Pero ¿qué ofrecemos a una juventud que reclama autenticidad, más que normas; cercanía emocional y escucha de su pensamiento? Cuando los jóvenes perciben que la institución no responde a sus inquietudes, su vínculo con la fe, se vuelve privado o desaparece. Los eclesiásticos también se echan las manos a la cabeza cuando ven que el tradicionalismo se lleva a muchos de los jóvenes que sienten inquietudes.

Pero no se preocupen, el problema no son las formas o la estética, sino la ética. Las dudas de los jóvenes son oportunidades de crecimiento. La vivencia del Evangelio de forma creíble y transparente sigue atrayendo. El testimonio de una amistad sincera y honesta que solo busca el bien del otro, al modo de Jesús, arrastra. Por ello, me atrevería a asegurar que la desafección juvenil es un signo de los tiempos que nos exige verdad, cercanía y amor.

Jesús Martín Gómez

Párroco de Vera

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Jueves, 6 de noviembre

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Dossier de prensa diario elaborado por la Delegación diocesana de Medios de Comunicación Social de la diócesis de Córdoba.

20251106 Dossier de prensa

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Reunión de inicio de curso pastoral del Consejo de Presbíteros

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Reunión de inicio de curso pastoral del Consejo de Presbíteros

El Consejo de Presbíteros se reunió el pasado 5 de noviembre, en el Centro Diocesano de Espiritualidad, de Guadix, en la que ha sido su primera reunión del nuevo curso pastoral.. Presidió el Consejo el obispo accitano, que es quien lo convoca. Se trata de un órgano consultivo muy importante en el gobierno de una diócesis, dado que es obligatorio que exista y en el que está representado todo el clero diocesano.

D., Francisco Jesús Orozco abrió el Consejo, tras la oración y la aprobación del acta de la última reunión, con la presentación de su Carta Pastoral para el curso 2025-26. Presentó cada uno de los puntos, animando a que se trabajen también en las parroquias, pues son orientaciones para la vida pastoral en el nuevo curso que acaba de comenzar.

Después, tras una presentación realizada por el delegado diocesano de Medios de Comunicación, Antonio Gómez, los consejeros hablaron sobre la Inteligencia Artificial y sus posibles usos en la gestión parroquial.

La pastoral vocacional fue otro de los temas a los que el Consejo dedicó más tiempo. Se hace necesario impulsar una pastoral vocacional dinámica en todos los ámbitos de la pastoral diocesana, especialmente en las parroquias.

También se habló de la sinodalidad y cómo hacer para que la pastoral diocesana sea permeable a esta dimensión eclesial, tan de moda, pero, sobre todo, tan necesaria.

Como se indica en el canon 495 del Derecho Canónico, en las diócesis “debe constituirse el Consejo Presbiteral, es decir, un grupo de sacerdotes que sea como el senado del obispo, en representación del presbiterio, cuya misión es ayudar al obispo en el gobierno de la diócesis conforme a la norma de derecho”. Es un órgano, por tanto, que asesora al obispo, en temas importantes.

Antonio Gómez

Delegado diocesano de MCS. Guadix

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Manos Unidas de Guadix anima a encender la llama de la solidaridad, en favor de la unidad y de la paz

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Manos Unidas de Guadix anima a encender la llama de la solidaridad, en favor de la unidad y de la paz

Será el sábado 8 de noviembre, en el Parque Municipal, a las 13´00h, en la Feria Anual de las Asociaciones de Guadix

En el marco de la IV FERIA ANUAL DE ASOCIACIONES @GUADIXCOMUNIDAD, que se va a celebrar el próximo sábado 8 de noviembre, en el Parque Municipal de Guadix, Manos Unidas de Guadix realizará su tradicional y sencillo acto de ENCIENDE TU LLAMA. Será a las 13 horas, con la lectura del manifiesto de “24 horas para iluminar el mundo”.

Desde Manos Unidas animan a sumarse y participar en el acto a cuantos quieran sumarse a encender la llama de la solidaridad, como símbolo de unidad y paz.

El acto estará amenizado por una actuación musical clásica.

Manos Unidas. Guadix

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Carta Pastoral con motivo de la beatificación de los 124 mártires del siglo XX

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El Obispo de Jaén, Mons. Sebastián Chico Martínez, ha hecho pública una Carta Pastoral con motivo de la beatificación de los 124 mártires del siglo XX, hijos del Santo Reino, que se celebrará el 13 de diciembre de 2025 en la Santa Iglesia Catedral de Jaén y lo hace, precisamente, este 6 de noviembre, memoria de los mártires del siglo XX en España.

El Prelado expresa su “enorme alegría” ante este reconocimiento de la Iglesia a quienes “sellaron su fe con la sangre” y subraya que esta beatificación llega “como un don en pleno Año Jubilar de la Esperanza”, bajo el lema “Testigos de esperanza”.

“La esperanza, fundada en Cristo resucitado, no defrauda jamás. Su sangre se ha convertido en semilla fecunda que alimenta hoy la fe de nuestras parroquias y comunidades”, afirma el Obispo.

Mons. Chico Martínez recuerda que el martirio “no es desesperación, sino victoria del amor sobre el mal y la muerte”, y que “el mártir no es un héroe humano, sino un testigo de Cristo que muere perdonando”.

Un camino pastoral de renovación y esperanza activa

En la segunda parte de la carta, el Obispo presenta las líneas pastorales diocesanas para preparar y prolongar la beatificación, con el objetivo de que no se reduzca a “una ceremonia solemne, por muy hermosa que sea”, sino que sea “una oportunidad de gracia para reavivar nuestra fe y alentarnos en el camino de la santidad”.

Propone cuatro ejes de acción: oración, conversión, caridad y formación. Entre ellos destacan:

  • Un Triduo diocesano previo, del 9 al 11 de diciembre, y Rosarios de la Esperanza en familias, parroquias y cofradías.
  • Celebraciones penitenciales y peregrinaciones al templo jubilar de la Catedral como signo de reconciliación y perdón.
  • Colectas y obras caritativas a favor de migrantes y víctimas de la trata, para que “la sangre de los mártires se convierta en vida y esperanza para los pobres de hoy”.
  • Materiales catequéticos, charlas y vigilias juveniles que ayuden a conocer y vivir el testimonio de los nuevos beatos.

Mons. Chico dedica también un espacio a las Cofradías y Hermandades, a las que considera “custodios de la memoria y sembradores de esperanza”, invitándolas a incluir a los mártires en sus cultos y actividades devocionales.

“Un nuevo Pentecostés para Jaén”

El Obispo concluye su carta pastoral con una llamada vibrante:

“Nos acercamos a un acontecimiento único e irrepetible. Los mártires del Santo Reino nos apremian a vivir nuestra fe con radicalidad, a perdonar siempre, a ser constructores de paz y a creer que la santidad es posible para todos”.

Finalmente, invita a que esta beatificación sea “un nuevo Pentecostés para Jaén, un impulso misionero que nos lleve a ser verdaderos testigos de esperanza en el mundo de hoy”, confiando a la Virgen de la Cabeza que “mantenga viva la esperanza que los mártires sembraron con su sangre”.

Descarga aquí la Carta Pastoral completa

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La Iglesia de Jaén reza por sus sacerdotes difuntos

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Como es tradición cada año, el viernes más próximo a la fiesta de Todos los Santos y los Fieles Difuntos, la Iglesia de Jaén ofrecerá una misa por el alma de los sacerdotes difuntos del último año.

Un funeral que este año tendrá lugar mañana viernes, 7 de noviembre, a las 13 horas en el templo de El Sagrario. Presidido por el Obispo, Don Sebastián Chico Martínez, la Iglesia de Jaén, rezará por el sufragio de las almas de: D. Francisco Águila López; D. Jesús Cañones Cañones; D. Manuel Peláez Juárez; D. Manuel Francisco Valenzuela Bruque; D. Juan Herreros Serrano; D. Antonio Barredo Salazar y D. Andrés Santisteban Moreno

Junto con el Prelado jiennense, el clero diocesano y los miembros de la Curia, se hará extensiva la participación en la Eucaristía a los familiares de los sacerdotes fallecidos.

Indulgencia plenaria

Según la Constitución Apostólica de San Pablo VI, Indulgentiarum Doctrina, en su norma 15, “en todas las iglesias, oratorios públicos o –por parte de quienes los empleen legítimamente- semipúblicos, puede ganarse una indulgencia plenaria aplicable y solamente en favor de los difuntos, el día 2 de noviembre».

«Para ganar la indulgencia plenaria se requiere la ejecución de la obra enriquecida con la indulgencia [en este caso, visitar la iglesia entre el 1 y el 8 de noviembre y orar en ella] y el cumplimiento de las tres condiciones siguientes: la confesión sacramental, la comunión eucarística y la oración por las intenciones del Romano Pontífice. Se requiere, además, que se excluya todo afecto al pecado, incluso venial. Si falta esta completa disposición, y no se cumplen las condiciones arriba indicadas, la indulgencia será solamente parcial», añade el texto promulgado en 1967.

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San Severo de Barcelona

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San Severo de Barcelona

San Severo de BarcelonaNo tenemos datos sobre su nacimiento e infancia. También se desconocen testimonios históricos de su acción pastoral, de su muerte y de su sepultura. Algún historiador ha llegado a negar, por estos motivos, incluso la existencia de San Severo.

Se conocen las actas de su martirio redactadas en tiempo posterior y con añadiduras e interpolaciones, habituales en este tipo de relatos de mediados del siglo VI. Es frecuente encontrar mezclas de elementos que bien pueden ser adecuados a la veracidad de los hechos con otros elementos apócrifos provenientes del cariño, respeto y simpatía con que los creyentes adornan con imágenes que, provenientes de la fantasía —por una parte convincentes y por otra parte ejemplarizantes—, acercan al momento presente la personalidad del modelo del que se habla. Se incluyen en este tipo de relato aderezos que pretenden resaltar la Providencia de Dios complacido en la actitud decidida hasta la muerte del mártir o del santo.

Al relator nos atenemos.

La época del acontecimiento está situada durante la persecución de Diocleciano, soliviantado por el césar Galerio, que se propone, para depurar el ejército, eliminar del imperio el nombre cristiano. El presidente Daciano, que centra su atención en quienes hacen cabeza para escarmiento del pueblo, ha tomado muy a pecho la orden de exterminio.

San Severo es obispo de Barcelona por el año 300. Se le conoce como un pastor entregado ejemplar y completamente a su rebaño que ha sabido distinguirse por su celo y fidelidad a la fe. Sabe que las órdenes de Daciano son tajantes en lo que atañe a poner por obra los edictos del emperador. Piensa en un primer momento esconderse para seguir ayudando a los fieles desde la clandestinidad y pasa al Castro Octaviano, al otro lado de la montaña. En su marcha se encuentra con Emeterio, que siembra sus tierras y a quien reconoce como cristiano. El obispo le anima a perseverar en la fe aún en la persecución presente, encargándole de decir la verdad a sus perseguidores, en el caso de que se presenten.

Al separarse —cándida narración—, Dios interviene haciendo que las habas del campo recién sembrado crezcan y se pongan en flor. Al acercarse los soldados pidiendo información a Emeterio, él les dirá: «ha pasado por aquí» y, cuando le pregunten por el tiempo contestará enfáticamente: «cuando sembraba estas habas». El buen cristiano no ha querido ofender a Dios con la mentira, ha obedecido a su obispo, y, al mismo tiempo, ha puesto los recursos humanos para salvar la vida del fugitivo. Pero nada de esto impide que los soldados, furiosos, se sientan burlados, lo apresen y lleven ante el tribunal del presidente.

El obispo Severo, acompañado de otros sacerdotes, ha tomado la decisión de presentarse voluntariamente a los romanos.

Donde hoy es San Cugat, son decapitados los sacerdotes acompañantes del obispo y Emeterio; se espera la claudicación de Severo obispo a la vista de tanta atrocidad. Ante su pertinaz resistencia en la tortura y en los azotes con látigos emplomados, un verdugo coloca un clavo en su cabeza y otro sayón la atraviesa de un mazazo.

Bien hacen los barceloneses en honrar hoy la memoria de este obispo santo en la conocidísima y barroca Iglesia de San Severo, cercana a la catedral. Antes que ellos, ya le tuvo devoción el rey Fernando el Católico y, antes aún, el rey Martín de Aragón fue curado de gangrena en una pierna próxima a la amputación.

http://www.santopedia.com/santos/san-severo-de-barcelona

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El sacerdote Rafael Vázquez junto a representantes de las Iglesias cristianas en Europa presentan al Papa la nueva Carta Ecuménica

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El Papa ha recibido este jueves 6 de noviembre a los miembros del Comité Conjunto del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa, de la Conferencia de Iglesias Europeas y a representantes de las Iglesias Cristianas de Europa, reunidos en Roma para la firma de la nueva Carta Ecuménica. En una audiencia en la que ha estado presente el delegado de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso de Málaga, el Papa subrayó la urgencia de un discernimiento común ante los desafíos actuales y reafirmó que «Jesucristo es nuestra esperanza».

El Papa León XIV dirigió este jueves un saludo a los miembros del Comité Conjunto del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa (CCEE), de la Conferencia de las Iglesias Europeas (CEC) y a representantes de las Iglesias Cristianas de Europa, a quienes recibió en audiencia el 6 de noviembre por la mañana. En este encuentro ha estado presente D. Ramón Valdivia, obispo auxiliar de Sevilla y presidente de la Subcomisión para Relaciones Interconfesionales, así como Rafael Vázquez, director del secretariado de dicha subcomisión. 

La delegación se encuentra en Roma para la firma de la versión actualizada de la Carta Ecuménica, un documento que, desde hace veinticinco años, orienta el compromiso de las Iglesias europeas hacia la unidad, el diálogo y la cooperación. La Carta Ecuménica, promulgada por primera vez en 2001, representa, según sus firmantes, «el hito de la cooperación ecuménica europea desde hace más de dos décadas. Y la versión revisada trata de abordar los retos contemporáneos y reflejar las realidades cambiantes de la sociedad y del cristianismo europeo». La firma de la Carta Ecuménica actualizada tuvo lugar este miércoles 5 de noviembre por la tarde en la iglesia del martirio de San Pablo, en la Abadía de las Tres Fuentes de Roma, y confirma el camino de las Iglesias europeas hacia la unidad, el diálogo y la cooperación. El largo y meticuloso proceso de revisión comenzó en 2022 y ha sido dirigido en todas sus fases por un grupo de trabajo conjunto.

En palabras de Rafael Vázquez, que acompañaba la comitiva española, explica que «la firma de la Carta Ecuménica, que renueva la ya firmada en 2001 por todas las Iglesias de Europa, es una aliciente para seguir revitalizando el alma espiritual de Europa, y colaborar en el servicio al bien común de la sociedad europea en un clima de diálogo y fraternidad. Este ha de ser un tiempo de reconciliación, en el que el testimonio de la unidad se convierte en un gran signo de esperanza para una Europa que vuelve a sufrir el dolor de la guerra».

El Santo Padre retomó el saludo paulino de la Primera Carta a Timoteo —»Gracia, misericordia y paz de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús, nuestro Señor»— para darles la bienvenida. En su encuentro, recordó que la firma del documento tuvo lugar cerca del sitio del martirio de san Pablo, una ubicación elegida para subrayar la centralidad de su testimonio y la invitación a “mirar la historia con los ojos de Cristo”.

El Papa manifestó que «los desafíos que los cristianos enfrentan en el camino ecuménico están en constante evolución». Por ello, consideró necesario releer el contexto del documento original, evaluar la realidad europea actual y atender las preocupaciones comunes sobre la misión de anunciar el Evangelio. Si bien «hay signos positivos y alentadores de crecimiento en algunas partes de Europa», reconoció que «muchas comunidades cristianas se sienten cada vez más en minoría». A esta realidad se suman nuevas generaciones y pueblos recién llegados, con historias y culturas diversas que exigen escucha, acogida y cercanía. También advirtió sobre «el estruendo de la violencia y de la guerra, cuyos ecos se escuchan en todo el continente», y afirmó que en estos escenarios «la gracia, la misericordia y la paz del Señor son verdaderamente vitales».

En uno de los pasajes centrales del discurso, León XIV afirmó con claridad: «Solo la ayuda divina nos mostrará el modo más convincente de proclamar a Cristo en estos contextos cambiantes». Explicó que el nuevo texto de la Charta Oecumenica es un testimonio del compromiso de las Iglesias de Europa por examinar su historia a la luz de Cristo y discernir, con la guía del Espíritu Santo, “dónde hemos tenido éxito, dónde hemos fallado y hacia dónde debemos ir para anunciar nuevamente el Evangelio”.

A la vez, destacó que la Charta «no solo propone métodos», sino que «insiste en la importancia de compañeros de camino y de posibles senderos que recorrer». En consecuencia, exhortó a mantenerse «abiertos a las sugerencias y a las sorpresas del Espíritu Santo».

Recordando el Sínodo sobre la sinodalidad, el Sucesor de Pedro reiteró que «el camino sinodal es ecuménico, del mismo modo que el camino ecuménico es sinodal». La nueva Charta, afirmó, pone de relieve un recorrido compartido por cristianos de diversas tradiciones, capaces de escucharse mutuamente y discernir juntos “para predicar el Evangelio con mayor eficacia”.

Uno de los frutos más significativos del proceso de revisión ha sido la capacidad de «adoptar una visión compartida sobre los desafíos contemporáneos y establecer prioridades para el futuro del continente», sostuvo el Pontífice, siempre desde la convicción de que «la relevancia del Evangelio no tiene fin».

León XIV compartió además su inminente viaje al lugar donde se celebró el Concilio de Nicea, donde se encontrará y rezará con jefes de Iglesias y líderes de Comuniones cristianas. Será una ocasión especial para proclamar juntos la fe en Jesucristo “como nuestro Señor y Salvador”.

En el marco del Año Jubilar, Prevost expresó su deseo de anunciar con fuerza a todo el continente europeo que «Jesucristo es nuestra esperanza», pues Él es “el camino que debemos seguir y el destino último de nuestro viaje espiritual”.

Una bendición para seguir caminando juntos

Al finalizar su alocución, invitó a todos a orar juntos el Padre Nuestro e impartió una bendición especial para los presentes y sus familias. «Renuevo mis cordiales buenos deseos para sus esfuerzos», dijo, invitando a todos a seguir avanzando “con unidad, paz y esperanza”, impulsados por la gracia divina.

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Mensaje del papa León XIV para la IX Jornada Mundial de los Pobres

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«Tú, Señor, eres mi esperanza» es el lema de la IX Jornada Mundial de los Pobres. Reproducimos el mensaje publicado por el papa León XIV para dicha jornada, que se celebra el domingo 16 de noviembre.

MENSAJE DEL SANTO PADRE LEÓN XIV PARA LA IX JORNADA MUNDIAL DE LOS POBRES

16 de noviembre de 2025, XXXIII Domingo del T.O.

Tú, Señor, eres mi esperanza (cfr Sal 71,5)

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1. «Tú, Señor, eres mi esperanza» (Sal 71,5). Estas palabras brotan de un corazón oprimido por graves dificultades: «Me hiciste pasar por muchas angustias» (v. 20), dice el salmista. A pesar de ello, su alma está abierta y confiada, porque permanece firme en la fe, que reconoce el apoyo de Dios y lo proclama: «Tú eres mi Roca y mi fortaleza» (v. 3). De ahí nace la confianza indefectible de que la esperanza en Él no defrauda: «Yo me refugio en ti, Señor, ¡que nunca tenga que avergonzarme!» (v. 1).

En medio de las pruebas de la vida, la esperanza se anima con la certeza firme y alentadora del amor de Dios, derramado en los corazones por el Espíritu Santo. Por eso no defrauda (cf. Rm 5,5), y san Pablo puede escribir a Timoteo: «Nosotros nos fatigamos y luchamos porque hemos puesto nuestra esperanza en el Dios viviente» (1Tm 4,10). El Dios viviente es, de hecho, el «Dios de la esperanza» (Rm 15,13), que, en Cristo, mediante su muerte y resurrección, se ha convertido en «nuestra esperanza» (1Tm 1,1). No podemos olvidar que hemos sido salvados en esta esperanza, en la que necesitamos permanecer enraizados.

2. El pobre puede convertirse en testigo de una esperanza fuerte y fiable, precisamente porque la profesa en una condición de vida precaria, marcada por privaciones, fragilidad y marginación. No confía en las seguridades del poder o del tener; al contrario, las sufre y con frecuencia es víctima de ellas. Su esperanza sólo puede reposar en otro lugar. Reconociendo que Dios es nuestra primera y única esperanza, nosotros también realizamos el paso de las esperanzas efímeras a la esperanza duradera. Frente al deseo de tener a Dios como compañero de camino, las riquezas se relativizan, porque se descubre el verdadero tesoro del que realmente tenemos necesidad. Resuenan claras y fuertes las palabras con las que el Señor Jesús exhortaba a sus discípulos: «No acumulen tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre los consumen, y los ladrones perforan las paredes y los roban. Acumulen, en cambio, tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que los consuma, ni ladrones que perforen y roben» (Mt 6,19-20).

3. La pobreza más grave es no conocer a Dios. Así nos lo recordaba el Papa Francisco cuando en Evangelii gaudium escribía: «La peor discriminación que sufren los pobres es la falta de atención espiritual. La inmensa mayoría de los pobres tiene una especial apertura a la fe; necesitan a Dios y no podemos dejar de ofrecerles su amistad, su bendición, su Palabra, la celebración de los Sacramentos y la propuesta de un camino de crecimiento y de maduración en la fe» (n. 200). Aquí se manifiesta una conciencia fundamental y totalmente original sobre cómo encontrar en Dios el propio tesoro. Insiste, en efecto, el apóstol Juan: «El que dice: “Amo a Dios”, y no ama a su hermano, es un mentiroso. ¿Cómo puede amar a Dios, a quien no ve, el que no ama a su hermano, a quien ve?» (1 Jn 4,20).

Es una regla de la fe y un secreto de la esperanza que todos los bienes de esta tierra, las realidades materiales, los placeres del mundo, el bienestar económico, aunque importantes, no bastan para hacer feliz al corazón. Las riquezas muchas veces engañan y conducen a situaciones dramáticas de pobreza, la más grave de todas es pensar que no necesitamos a Dios y que podemos llevar adelante la propia vida independientemente de Él. Vuelven a la mente las palabras de san Agustín: «Sea Dios toda tu presunción: siéntete indigente de Él, y así serás de Él colmado. Todo lo que poseas sin Él, te causará un mayor vacío.» (Enarr. in Ps. 85,3).

4. La esperanza cristiana, a la que remite la Palabra de Dios, es certeza en el camino de la vida, porque no depende de la fuerza humana sino de la promesa de Dios, que es siempre fiel. Por eso, los cristianos desde los orígenes quisieron identificar la esperanza con el símbolo del ancla, que da estabilidad y seguridad. La esperanza cristiana es como un ancla que fija nuestro corazón en la promesa del Señor Jesús, quien nos ha salvado con su muerte y resurrección y que volverá de nuevo en medio de nosotros. Esta esperanza sigue señalando como verdadero horizonte de vida el «cielo nuevo» y la «tierra nueva» (2 P 3,13) donde la existencia de todas las criaturas encontrará su sentido auténtico, pues nuestra verdadera patria está en el cielo (cf. Flp 3,20).

La ciudad de Dios, en consecuencia, nos compromete con las ciudades de los hombres. Estas deben, desde ahora, comenzar a parecerse a ella. La esperanza, sostenida por el amor de Dios derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo (cf. Rm 5,5 transforma el corazón humano en tierra fértil, donde puede brotar la caridad para la vida del mundo. La Tradición de la Iglesia reafirma constantemente esta circularidad entre las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad. La esperanza nace de la fe, que la alimenta y sostiene, sobre el fundamento de la caridad, que es madre de todas las virtudes. Y de la caridad tenemos necesidad hoy, ahora. No es una promesa, sino una realidad a la que miramos con alegría y responsabilidad: nos compromete, orientando nuestras decisiones al bien común. Quien carece de caridad no solo carece de fe y esperanza, sino que quita esperanza a su prójimo.

5. La invitación bíblica a la esperanza conlleva, por tanto, el deber de asumir responsabilidades coherentes en la historia, sin dilaciones. La caridad, en efecto, «representa el mayor mandamiento social» (Catecismo de la Iglesia Católica, 1889). La pobreza tiene causas estructurales que deben ser afrontadas y eliminadas. Mientras esto sucede, todos estamos llamados a crear nuevos signos de esperanza que testimonien la caridad cristiana, como lo hicieron muchos santos y santas de todas las épocas. Los hospitales y las escuelas, por ejemplo, son instituciones creadas para expresar la acogida hacia los más débiles y marginados. Hoy deberían formar parte ya de las políticas públicas de todo país, pero las guerras y desigualdades con frecuencia lo impiden. Cada vez más, los signos de esperanza son hoy las casas-familia, las comunidades para menores, los centros de escucha y acogida, los comedores para los pobres, los albergues, las escuelas populares: cuántos signos, a menudo escondidos, a los que quizás no prestamos atención y, sin embargo, tan importantes para sacudirnos de la indiferencia y motivar el compromiso en las distintas formas de voluntariado.

Los pobres no son una distracción para la Iglesia, sino los hermanos y hermanas más amados, porque cada uno de ellos, con su existencia, e incluso con sus palabras y la sabiduría que poseen, nos provoca a tocar con las manos la verdad del Evangelio. Por eso, la Jornada Mundial de los Pobres quiere recordar a nuestras comunidades que los pobres están en el centro de toda la acción pastoral. No solo de su dimensión caritativa, sino también de lo que la Iglesia celebra y anuncia. Dios ha asumido su pobreza para enriquecernos a través de sus voces, sus historias, sus rostros. Toda forma de pobreza, sin excluir ninguna, es un llamado a vivir concretamente el Evangelio y a ofrecer signos eficaces de esperanza.

6. Esta es la invitación que nos llega de la celebración del Jubileo. No es casualidad que la Jornada Mundial de los Pobres se celebre hacia el final de este año de gracia. Cuando se cierre la Puerta Santa, tendremos que custodiar y transmitir los dones divinos que han sido derramados en nuestras manos a lo largo de todo un año de oración, conversión y testimonio. Los pobres no son objetos de nuestra pastoral, sino sujetos creativos que nos estimulan a encontrar siempre formas nuevas de vivir el Evangelio hoy. Ante la sucesión de nuevas oleadas de empobrecimiento, existe el riesgo de acostumbrarse y resignarse. Todos los días nos encontramos con personas pobres o empobrecidas y, a veces, puede suceder que seamos nosotros mismos los que tengamos menos, los que perdamos lo que antes nos parecía seguro: una vivienda, comida adecuada para el día, acceso a la atención médica, un buen nivel de educación e información, libertad religiosa y de expresión.

Al promover el bien común, nuestra responsabilidad social se basa en el gesto creador de Dios, que a todos da los bienes de la tierra; y al igual que estos, también los frutos del trabajo del hombre deben ser accesibles de manera equitativa. Ayudar al pobre es, en efecto, una cuestión de justicia, antes que de caridad. Como observa San Agustín: «Das pan al hambriento, pero sería mejor que nadie sintiese hambre y no tuvieses a nadie a quien dar. Vistes al desnudo, pero ¡ojalá todos estuviesen vestidos y no hubiese necesidad de vestir a nadie!» (Homilías sobre la primera carta de san Juan a los partos, VIII, 5).

Espero, por tanto, que este Año Jubilar pueda impulsar el desarrollo de políticas para combatir antiguas y nuevas formas de pobreza, además de nuevas iniciativas de apoyo y ayuda a los más pobres entre los pobres. El trabajo, la educación, la vivienda y la salud son las condiciones para una seguridad que nunca se logrará con las armas. Estoy contento por las iniciativas ya existentes y por el compromiso que cada día asumen a nivel internacional un gran número de hombres y mujeres de buena voluntad.

Confiemos en María Santísima, Consuelo de los afligidos, y con ella entonemos un canto de esperanza haciendo nuestras las palabras del Te Deum: «In Te, Domine, speravi, non confundar in aeternum —En ti, Señor, confié, no me veré defraudado para siempre».

Vaticano, 13 de junio de 2025, memoria de San Antonio de Padua, Patrono de los Pobres

LEÓN PP. XIV

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