Dentro del Ciclo “La Catedral de Granada. Nuevas visiones”, el jueves día 11 la Curia Metropolitana (Plaza Alonso Cano) acoge la conferencia “La Catedral de Granada y su significación en el paisaje urbano a través del grabado, el dibujo y otras manifestaciones plásticas”.
Organizada por la Comisión del V Centenario de la S.A.I Catedral Metropolitana de la Encarnación de Granada, la ponencia tendrá lugar a las 19:30 horas y estará a cargo de Alfredo Ureña Uceda, del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Almería.
“La Catedral de Granada constituye uno de los hitos más sobresalientes de la arquitectura renacentista en España y un símbolo indiscutible de la ciudad, convirtiéndose en referente visual y espiritual tanto para sus habitantes como para los viajeros que la han contemplado y representado desde los inicios de su construcción. Su presencia monumental ha marcado durante siglos el paisaje urbano granadino, a pesar de contar con el contrapunto del otro gran hito arquitectónico, La Alhambra, con la que dialoga o la que, a veces, se enfrenta, atendiendo al dictado del devenir de los tiempos y a la recepción del signo de la ciudad como Nueva Jerusalem contrarreformista o como meca del Orientalismo decimonónico”.
La conferencia ofrecerá un recorrido por la historia de las imágenes de la Catedral desde el siglo XVI hasta comienzos del siglo XX, a través de grabados, dibujos, litografías, acuarelas y otras manifestaciones gráficas. En ellas se incluirán descripciones de viajeros y otros testimonios escritos, para analizar “cómo el templo metropolitano ha sido interpretado y difundido en diferentes épocas, y cómo esas representaciones han contribuido a fijar su lugar en la memoria colectiva y en la identidad de una Granada, cuyo paisaje urbano, en buena medida, se transforma y se idealiza”, explica el ponente.
Cada 10 de diciembre, Jornada Internacional de los Derechos Humanos, regresamos a una pregunta esencial: ¿de verdad creemos en la dignidad sagrada e inviolable de cada ser humano? No solo como norma jurídica, sino como convicción espiritual que orienta nuestra vida, nuestras decisiones y nuestros compromisos comunitarios. Este año la fecha adquiere un matiz singular: no solo coincide con el tiempo de Adviento, sino también con el Jubileo de la Esperanza. Esa convergencia nos invita a interpretar la defensa de los Derechos Humanos desde una clave bíblica y teológica —la esperanza encarnada, la espera activa.
La esperanza que parece utopía, pero se hace lugar
El Antiguo Testamento y, en particular, los libros proféticos evocan una esperanza mesiánica que suena utópica: paz donde había guerra, justicia donde había opresión, liberación donde había esclavitud, dignidad donde había miseria. Aunque suene como utopía, esa esperanza no era evasiva. Era una promesa de Dios exigente con la historia, una invitación a transformar la vida — no a resignarse.
Del mismo modo, los derechos humanos —como dignidad inherente, inviolable e igual para todas las personas— brotan de una intuición que en su origen puede parecer idealista, casi irrealista, pero se ponen en marcha —se hacen lugar— cuando las comunidades y las instituciones deciden construir estructuras de justicia, solidaridad y respeto. La esperanza bíblica y la dignidad humana convergen: reconocer la dignidad es ya parte del Reino que viene.
Esperar no es ingenuidad: esperanza cristiana, no optimismo
Hoy vivimos tiempos convulsos: guerras, migraciones forzadas, pobreza estructural, desigualdades, crisis ecológica, virulenta polarización, cultura del descarte. Defender los derechos humanos puede parecer una causa perdida. Pero la esperanza cristiana no es optimismo ingenuo. El optimismo apuesta a que “todo saldrá bien”. La esperanza —en su dimensión bíblica y teologal— sabe que el mundo está herido, que el dolor existe, que las injusticias no desaparecerán de la noche a la mañana. Pero confía en que, bajo la acción de Dios, incluso en el desierto y el páramo pueden germinar semillas de vida. Esperar —en Adviento— significa encender una luz en medio de la noche, creer que el Reino de Dios se gesta también en los márgenes, en los rostros más débiles, en los olvidados.
Derechos humanos: una espiritualidad encarnada
Desde la fe los derechos humanos no son un añadido social o político: son fruto del Evangelio encarnado. Cuando creemos que toda persona —sin excepción— tiene dignidad sagrada, reconocemos en cada ser humano un prójimo querido por Dios, un hermano, una hermana. Defender sus derechos no es negociar normas abstractas: es cuidar de cuerpos, rostros, historias, esfuerzos, fatigas.
Por eso, cuando nos acercamos a los vulnerables —migrantes, pobres, marginados, explotados, rechazados, ancianos en soledad—lo hacemos como expresión de la más radical caridad (ágape), como reconocimiento de su dignidad sagrada y también como obediencia al mandato del Evangelio: buscar el bien común, defender la justicia, construir fraternidad.
El Jubileo: restauración de la justicia
La tradición bíblica del jubileo es un modelo de esperanza activa: perdón de deudas, restitución de tierras, reinserción de marginados, descanso para la tierra, reconciliación social. No es una mera celebración religiosa: es toda una reordenación de la vida comunitaria según el sueño de Dios, una restauración de la dignidad para quienes habían sido excluidos.
Celebrar este año un Jubileo de la Esperanza no puede ser solo ritual, sino impulso ético y social. Es una llamada a revisar estructuras injustas: económicas, migratorias, laborales, ecológicas, culturales. A repensar nuestros estilos de consumo, nuestras prioridades comunitarias, nuestras políticas de solidaridad y acompañamiento. Restaurar la justicia no es una quimera: es exigencia del Evangelio y compromiso de esperanza.
Fe y compromiso: el magisterio actual de la Iglesia
En este horizonte, la exhortación «Dilexi te» del papa León XIV aporta una brújula clarísima para nuestra reflexión. El documento vuelve a poner en el centro de la misión de la Iglesia a los pobres y desfavorecidos. En sus propias palabras, los pobres —explica el Sumo Pontífice— no son meras categorías sociológicas ni “objetos” de beneficencia: son sujetos, personas con dignidad propia, con cultura, historia, voz y futuro. Además, subraya que “una atención puesta en el otro es el inicio de una verdadera preocupación por su persona; valorar al pobre en su bondad propia, con su cultura, con su modo de vivir la fe” (DT 101). Salir al encuentro del pobre es parte esencial del amor cristiano. Y añade: “cuando la Iglesia se inclina hasta el suelo para cuidar de los pobres, asume su postura más elevada” (DT 79). Por tanto, no se degrada, se dignifica. Este magisterio vuelve a recordarnos que creer en la dignidad humana no puede ser algo de segunda categoría. No es algo opcional. No es un añadido. Es una señal de identidad de la fe cristiana. Defender los derechos humanos es parte esencial de la misión cristiana, no una extra.
Hacer lugar: tarea concreta hoy
Celebrar los derechos humanos no puede quedarse meramente en declaraciones bonitas, en eslóganes llamativos. Debe traducirse en gestos cotidianos, estructuras adecuadas, voluntad política, comunidades que los defiendan. Al respecto, en este tiempo santo de Adviento, esta jornada internacional puede ser una clara invitación para abrir espacios de hospitalidad —para migrantes, refugiados, desplazados: casas, acogida, redes de solidaridad, fraternidad auténtica; garantizar que los pobres accedan a educación, salud, trabajo digno, participación social, oportunidades reales: romper ciclos de exclusión; cuidar de los postergados —ancianos, desempleados, enfermos, personas marginadas— con dignidad, respetando su valor sagrado; denunciar sistemas injustos que mercantilizan la vida, explotan la pobreza, ignoran al prójimo, y abogar por estructuras que respeten la dignidad humana; hacer de la comunidad cristiana un cuerpo entrañable, acompasado con el sufrimiento y la esperanza de los más débiles. Como dice el Obispo de Roma en “Dilexi te”, nuestra atención al pobre —nuestro amor concreto— no es una obra secundaria o epidérmica, sino señal de una Iglesia fiel al Corazón de Cristo.
Una invitación al compromiso esperanzado
Este 10 de diciembre —Día Internacional de los Derechos Humanos—, alentados por la conjunción del Adviento y el Jubileo de la Esperanza, estamos llamados a una doble fidelidad: a Dios que viene y a la humanidad que sufre. No podemos separar Uno de la otra. No hay verdadero Adviento si no hay compromiso con la dignidad humana. No hay auténtica defensa de los derechos fundamentales del ser humano si no se alimenta de una esperanza más grande que nuestras propias fuerzas.
Frente al desaliento, sostengamos una esperanza lúcida. Frente a la indiferencia, cultivemos una compasión activa. Frente al repliegue, abracemos una fe activa por la caridad. La esperanza cristiana no se satisface con mirar al cielo: se compromete con la tierra, con la historia, con los rostros que necesitan justicia, protección, dignidad.
Defender los derechos humanos es elegir, una y otra vez, el lado de la vida. Es afirmar que el Reino de Dios ya está entre nosotros —aunque sea en germen— cuando una persona excluida recupera su dignidad, cuando una comunidad se abre a la solidaridad, cuando un sistema empieza a priorizar al ser humano antes que el lucro. Es confiar en que lo imposible de hoy puede ser el pan cotidiano de mañana.
Así pues: que nuestra celebración del 10-D no sea solo conmemoración, sino renovación del compromiso. Que no sea solo memoria del pasado, sino acicate para el futuro. Que no sea solo denuncia, sino también anuncio. Que no sea solo un acto simbólico, sino una decisión concreta de amor.
Que sepamos esperar como se espera en Adviento: velando, preparando el camino, acogiendo en el corazón la Palabra que nos empuja a levantar del polvo al desvalido, a hacerle lugar para que no quede preterido. Porque Aquel que viene —Aquel que ama— se deja encontrar donde un derecho es reconocido, una vida es defendida, una dignidad restablecida.
Fernando Chica Arellano Observador Permanente de la Santa Sede ante la FAO, el FIDA y el PMA
Cáritas Córdoba cifra en más de 250.000 euros su inversión para paliar las necesidades de 1 de cada 4 familias en exclusión
Cáritas Diocesana de Córdoba presentó su campaña de Navidad que tiene como lema “Hagamos que tener una vida digna deje de ser cuestión de suerte” con la que pretender crear conciencia en la sociedad para que entre todos construyamos un mundo mejor donde la dignidad sea una realidad para todos y no un privilegio de unos pocos.
Los donativos que se recauden en esta campaña de Navidad se destinarán íntegramente al proyecto de Atención Primaria para sufragar necesidades básicas a las familias en situación de vulnerabilidad: apoyo en alimentación, suministros, vivienda y acompañamiento social a hogares que atraviesan dificultades económicas. El presupuesto estimado para el año 2026 asciende a 247.000 € que esperamos conseguir gracias a la solidaridad de los cordobeses.
El secretario general de Cáritas Diocesana de Córdoba, Jesús Jurado señaló que “aunque la sensibilización es clave para nosotros, esta Navidad también tenemos que poner el foco en la captación de fondos para sostener la acción social de Cáritas Diocesana”, especialmente en un contexto marcado por “la emergencia social de la vivienda, que afecta a uno de cada cuatro hogares; la precariedad laboral, que convierte el empleo en un refugio cada vez menos seguro y las dificultades de las personas migrantes, esenciales para el presente y futuro demográfico y social, pero aún con enormes barreras para una inclusión plena”.
Miles de familias acompañadas por Cáritas Diocesana de Córdoba viven estas realidades con dureza, sufriendo soledad, inestabilidad residencial, inseguridad económica y falta de oportunidades. “Tener una vida digna no puede depender del azar o del lugar de nacimiento” añadió Jurado.
Una de cada cuatro familia en riesgo de exclusión social
En cuanto a las cifras, que no son definitivas hasta que la entidad de la Iglesia presente su memoria de actividades para el Corpus, el secretario general de Cáritas en Córdoba destacó que “748 personas han sido acogidas por el servicio de empleo y orientación laboral, de las cuales 160 han conseguido un puesto de trabajo, 25 de ellas en nuestra empresa de inserción, Solemccor; 91 personas han sido acompañadas por los diferentes recursos del programa de mayores: Residencia Hogar San Pablo y Tejiendo redes; 606 personas han pasado en lo que llevamos de año por algunos de los recursos del programa de personas en situación de sin hogar en su mayoría son nacionales”, sin olvidarnos que “por el programa de exclusión residencial: vivienda han pasado en lo que va de año 77 personas (personas que se han alojado en viviendas propias de Cáritas), y 58 personas han sido acompañadas en los pisos de Vimpyca y de las 1500 atenciones realizadas en el proyecto necesidades básicas y atención primaria, sin contar las personas acompañadas por las Cáritas Parroquiales”.
Monseñor Jesús Fernández: “Constituir hogares donde la gente se sienta acogida”
Monseñor don Jesús Fernández, obispo de Córdoba, tuvo palabras de agradecimiento a los medios de comunicación “porque son el altavoz que nos hace falta para dar a conocer esta campaña de Navidad”, para asegurar que “el IX Informe Foessa habla de más de 4 millones de personas en grave riesgo de exclusión social y no se nos pasa por la imaginación que a todos ellos les pudiera tocar la lotería” y resaltó que “la vida humana es muy valiosa como para dejarlo en manos de la suerte o del azar, sobre todo porque Dios nos ha dado capacidad para intervenir, por eso creemos que la dignidad humana no debe quedar en manos de la suerte”.
“Mientras haya personas hay esperanza” puntualizó el obispo de Córdoba, quien puso como ejemplo las palabras de Luisa Bustos, voluntaria de Cáritas Diocesana de Córdoba y ha destacado que “mientras haya personas como ella que de forma generosa y con espíritu de servicio se dedican a ayudar a aquellas personas a las que no les acompaña la suerte, ni las medidas estructurales para evitar esas situaciones, habrá esperanza”, al tiempo que ha agradecido “a los 1500 voluntarios de Cáritas su labor”.
Monseñor Jesús Fernández comentó que la situación actual plantea varios retos importantes como “la situación de la vivienda, 447 personas sin hogar censadas en nuestra Diócesis”, para recordar que “este año jubilar de la Esperanza irá destinado a ampliar nuestra casa de Acogida ‘Madre del Redentor”, tampoco quiso pasar por alto otros retos como “la precariedad laboral, hoy en día tener trabajo no es garantía para tener una vida holgada”, sin querer olvidarse de un tercer reto “constituir hogares donde la gente se sienta acogida y el lugar donde nos encontramos es un ejemplo”. Por último, resaltó que “son retos que nos afectan a todos y que realmente esperamos poder responder adecuadamente gracias a la ayuda de los fieles católicos y de las personas de buena voluntad”.
Voluntariado imprescindible
Para la entidad caritativa y social de la Iglesia, los voluntarios son imprescindibles, ellos son los brazos del Señor que llevan esperanza a las personas que más lo necesitan. Ese es el caso de Luisa Bustos, voluntaria de la Residencia Hogar San Pablo, el centro para mayores en situación de exclusión social que tiene Cáritas en Córdoba, quien ha asegurado que “este lugar que para muchos es la última puerta a la que llaman, para mí se ha convertido en una escuela de humanidad”.
“Cuando llegué como voluntaria, por mediación de D. Antonio Reyes, que me pidió que creara un grupo de voluntarias, mi primer pensamiento fue, que venía a dar y me encontré recibiendo muchísimo más de lo que imaginé” ha resaltado Luisa, quien ha puesto en valor que “aquí descubres, que un gesto sencillo una escucha un café compartido, una palabra de ánimo puede iluminar un día entero para alguien que lo está pasando mal”, para continuar afirmando que “ser voluntaria me ha enseñado que no se necesita ser héroe para cambiar una vida. Basta con estar, con acompañar, escuchar y con mirar a los ojos, cuando uno mira con los ojos De Dios, es totalmente diferente”.
“Ojos que ven, corazón que se conmueve y voluntad que actúa” ha sentenciado la voluntaria de Cáritas Diocesana de Córdoba, para afirmar que “el voluntariado no es tiempo que se pierde, es tiempo que se multiplica”.
Por último, Luisa ha recordado que “todos podemos ser instrumentos de esperanza para muchas personas. Este lugar, como muchos otros, necesita manos, pero sobre todo necesita corazones, generosos dispuestos a dar un ratito de su tiempo”.
Actividades Navidad 2025
Son varias las actividades programadas para esta campaña, entre ellos un Belén viviente a cargo de los residentes de la Residencia “Hogar San Pablo” en el que recrean el nacimiento de Jesús, y que será visitado por colegios, y un camino de oración por diferentes Iglesias del centro de Córdoba el 18 de diciembre por la tarde, “con el que se pretende concienciar a la sociedad de la realidad de las personas en situación de sin hogar, así como poner en valor sus sueños: el acceso a una vivienda digna y un empleo” tal y como ha explicado el delegado diocesano de Cáritas, Antonio Reyes, quien ha recordado que el “próximo 21 de diciembre todas las colectas en las parroquias de la Diócesis irán destinadas a la Casa de Acogida ‘Madre del Redentor’ donde hay previsto llevar a cabo una ampliación para atender la demanda por el elevado número de personas en situación de sin hogar que hay en Córdoba, y para darle más dignidad a este recurso habitacional”. El Belén viviente ha sido bendecido esta mañana por el Obispo de Córdoba.
Reyes informó de otras dos actividades de captación de fondos: La primera de ellas comienza hoy mismo, 10 de diciembre. Se trata de una acción digital en la web (https://caritascordoba.es/): Tu corazón para tener una vida digna. “Con esta acción te invitamos a vivir este tiempo santo con un gesto sencillo, pero lleno de Evangelio: Dona y coloca un corazón en el árbol solidario de nuestra web, ayuda a que una familia recupere luz, calor y esperanza y, además y comparte esta campaña para que otros también puedan sumar su corazón” ha explicado el delegado diocesano de Cáritas en Córdoba.
“Para nosotros cada donativo es una oración hecha acción y cada corazón encendido en nuestro árbol de Navidad es un recordatorio de que el amor de Dios sigue actuando a través de nosotros” ha puntualizado Antonio Reyes, para animar a los cordobeses a que “sean el corazón que permita a otros transformar su vida. Ayúdanos a iluminar muchos árboles… y muchas historias”.
Pero esta no será la única actividad, Cáritas Diocesana de Córdoba también pondrá su árbol de Navidad solidario en el Bulevar del Gran Capitán (al lado de la estatua de Antonio Gala) el próximo 19 de diciembre de 17:00 a 20:00. Cada persona que realice un donativo podrá colgar un corazón de fieltro en el árbol, simbolizando su colaboración con las familias en situación de vulnerabilidad atendidas por Cáritas Diocesana de Córdoba.
“Ver ese árbol cubrirse de rojo corazón a corazón nos recordará que la solidaridad no es de unos pocos: es una construcción comunitaria. Nuestro árbol de Navidad solidario cubierto de corazones rojos será un signo de una Córdoba unida, de la Iglesia que acompaña, y de muchos cristianos aportando su pequeño “sí”, para que la dignidad deje de ser una cuestión de suerte” ha manifestado el delegado diocesano de Cáritas.
El pasado sábado 6 de diciembre, el Movimiento Familiar Cristiano de la Diócesis de Cádiz y Ceuta celebró su tradicional Retiro de Adviento en la Capilla del Seminario Diocesano. Este encuentro, destinado a preparar a los miembros del movimiento para la llegada de la Navidad, contó con la participación de más de veinte personas provenientes de las localidades de Vejer de la Frontera y Cádiz.
La jornada comenzó con el rezo de Laudes, en un ambiente de recogimiento, que marcó el inicio de un día de reflexión y oración. Posteriormente, el Consiliario Diocesano, P. Antonio Jesús López, ofreció una profunda enseñanza sobre el significado del Adviento. En su intervención, el sacerdote destacó que este tiempo litúrgico es una oportunidad para «despertar la esperanza» y para realizar un «camino real de escucha y conversión». Asimismo, invitó a los participantes a reflexionar sobre su situación personal y a buscar los medios para acercarse al Señor, quien se acerca en la Navidad.
El consiliario subrayó la importancia de este tiempo de espera no solo para la conversión individual, sino también para fortalecer los lazos familiares, fomentando «la unidad y el mutuo amor dentro de la familia», que se convierte en el primer escenario donde los miembros del Movimiento Familiar Cristiano deben vivir los valores de la fe. «Buscar lo que podemos dar hoy a Dios», en lugar de centrarse únicamente en lo que podemos recibir.
Tras la reflexión, los asistentes tuvieron la oportunidad de experimentar un momento de oración personal y colectiva, seguido de la bendición con el Santísimo Sacramento. Este acto de adoración preparó los corazones para la celebración de la Eucaristía, que se vivió en un clima de recogimiento, paz y compromiso con la misión cristiana.
La jornada concluyó con un almuerzo compartido, donde los participantes pudieron disfrutar de un rato de convivencia y fraternidad. Durante este tiempo, los miembros del Movimiento Familiar Cristiano intercambiaron buenos deseos para la Navidad, reafirmando su compromiso de vivir la venida del Señor con alegría y esperanza.
El jiennense Chico Pérez protagonizará una actuación cuyos beneficios se destinará a la causa de Cáritas Diocesana de Jaén
La Fundación Caja Rural de Jaén ha presentado una nueva edición de su Concierto de Navidad, que volverá a tener como escenario la Catedral de Jaén. Una actuación con tintes solidarios, cuya recaudación se destinará a Cáritas Diocesana de Jaén, en la que el jiennense Chico Pérez será el protagonista musical de una cita que se celebrará el próximo jueves 18 de diciembre a partir de las 20:00h.
La presentación de esta tradicional cita navideña de Jaén ha contado con la presencia del gerente de la Fundación Caja Rural de Jaén, Luis Jesús García-Lomas, el deán de la Catedral de Jaén, Francisco J. Martínez, el director de Cáritas Diocesana de Jaén, Rafael Ramos, y del pianista jiennense Chico Pérez. Este concierto supone “una manera de contribuir a este momento de la Navidad, para escuchar la música que nos evoca los recuerdos de esta época”, ha señalado García-Lomas, quien además ha incidido en “la implicación con Cáritas para dar la oportunidad a tantos jiennenses y dar esa aportación que ayudará a tantas personas a tener esa esperanza que todos queremos transmitir”.
Por su parte, Francisco Juan Martínez Rojas ha mostrado su agradecimiento a todas las partes implicadas en la celebración de este Concierto de Navidad de la Fundación Caja Rural de Jaén, que “desde hace muchos años ofrece a los jiennenses este concierto en el inmejorable marco de la Catedral de Jaén”.
La recaudación de esta iniciativa, que aún ofrece entradas disponibles en eventos.diocesisdejaen.es, se destinará a Cáritas Diocesana de Jaén. Una acción solidaria que Rafael Ramos ha subrayado “apuntala nuestra actividad y nos hace ser bastante independientes a nivel de actuación”.
Por último, Chico Pérez ha asegurado sentirse un privilegiado por “estar aquí por segundo año haciendo música”. “Es día de dar las gracias a las personas que lo hacen posible, al Cabildo de la Catedral, a la Fundación Caja Rural de Jaén, que desde el primere momento se sumó a esta iniciativa. Es un placer formar parte de este concierto con tanta historia. Y gracias también a Cáritas, por estar siempre presentes y poner todo de si para sacarlo adelante”, ha añadido.
Chico Pérez Desde que Chico Pérez (Jaén, 1994) se subiese al escenario a la temprana edad de seis años, su carrera musical no ha dejado de crecer. El joven jienense es uno de los pianistas y compositores más reconocidos en nuestro país. Con un estilo único y versátil, que emociona y sorprende al público que escucha cada una de sus composiciones dentro y fuera del escenario, continúa con paso firme siendo la sensación de crítica y público.
Ha pisado los escenarios más importantes del continente y ha llevado su música por los festivales de flamenco y jazz de mayor prestigio en nuestro país. El Festival Internacional de Jazz de Madrid, Bienal de Flamenco de Sevilla, Festival Internacional Jazzaldia, Miami Center, Real Alcázar de Sevilla o el Festival de Jazz de Luxemburgo son algunos de los escenarios donde ha colgado el cartel de “no hay billetes”. También fue invitado por la prestigiosa Universidad de Oxford, dentro del festival The World’s Music at Oxford. Ha recibido el encargo de ofrecer el Concierto Inaugural del Festival de Otoño de Jaén junto a la Orquesta filarmónica de España, el Concierto Extraordinario de Navidad en la Biblioteca Nacional de España o el Concierto en el cierre de la Presidencia Española de la UE en Luxemburgo.
Como compositor, ha creado la música original de producciones, películas y documentales con diversos premios y en este 2025 ha sido el elegido para componer la banda sonora de la campaña institucional del Día de Andalucía. Obra que además interpretó en el Teatro de la Maestranza de Sevilla, obteniendo un enorme éxito y repercusión.
La Parroquia Nuestra Señora de Europa, ubicada en la urbanización Novo Sancti Petri, en Chiclana de la Frontera, acogió hoy, miércoles 10 de diciembre, el retiro espiritual de Adviento del clero de la Diócesis de Cádiz y Ceuta. Un momento de recogimiento y reflexión en el que los sacerdotes y diáconos de la diócesis fueron acompañados por el Administrador Apostólico, Mons. Ramón Valdivia, quien dirigió las meditaciones en este tiempo de espera y esperanza que caracteriza el Adviento.
Mons. Valdivia comenzó su intervención agradeciendo la calidez con la que ha sido recibido en la diócesis, a pesar de su reciente llegada, y expresó su profundo compromiso con la misión que la Iglesia le ha confiado. «No quiero perderme ni un solo momento del regalo que me ha dado Dios de estar con vosotros», manifestó, subrayando la importancia de caminar juntos en la fe y el ministerio sacerdotal.
En sus palabras, el Administrador Apostólico recordó el papel fundamental del sacerdote en la vida de la comunidad. «El ministerio del obispo, como el de los sacerdotes, debe estar centrado en la comunión», indicó, haciendo hincapié en la necesidad de acompañar, guiar y sostener a los hermanos sacerdotes, tal como hizo Jesús con sus discípulos. Mons. Valdivia, que estuvo diez años como párroco, destacó las dificultades que enfrentan los sacerdotes en primera línea de servicio pastoral, como la fatiga y el desánimo que a veces pueden surgir al ver la respuesta insuficiente de la comunidad o las tensiones internas. Sin embargo, hizo un llamamiento a centrarse en la belleza de las relaciones fraternas, señalando que el Espíritu Santo invita a todos a vivir una fraternidad sacerdotal esperanzada y alegre.
La reflexión del retiro giró en torno a tres grandes preguntas que Mons. Valdivia propuso a los participantes: «¿Quién nos ha llamado?», «¿Junto a quién nos ha llamado?» y «¿Para qué nos ha movido el corazón?». Estas preguntas, según el Administrador Apostólico, son esenciales para iluminar el camino del sacerdote en este Adviento, un tiempo que no debe ser solo de paso, sino una oportunidad para profundizar en la relación personal con Dios y con los hermanos en el ministerio.
A lo largo del retiro, Mons. Valdivia recordó la figura de Juan el Bautista como ejemplo de preparación espiritual. Juan, quien anunciaba la llegada del Mesías, se presentaba no solo como un profeta, sino como el que preparaba el camino para recibir al Salvador. En este contexto, el Administrador Apostólico invitó a los sacerdotes a seguir la lógica de la conversión personal, a no conformarse con los ritos vacíos, sino a abrir el corazón a una transformación profunda que permita acoger al Niño Jesús, quien llega no solo como un Salvador, sino como una llamada constante a la conversión y al servicio fraterno.
El retiro también hizo eco de las palabras del Papa Francisco sobre la importancia de la fraternidad sacerdotal, y Mons. Valdivia alentó a los sacerdotes a fortalecer los lazos de comunión en la diócesis. «La fraternidad sacerdotal no es una opción más, es un don y una tarea», afirmó, subrayando que el trabajo conjunto es esencial para enfrentar los retos pastorales y para dar testimonio de la unidad y la misericordia de Dios.
En un momento especialmente emotivo, Mons. Valdivia reflexionó sobre la vocación sacerdotal como una llamada personal que implica sacrificio, pero también una promesa de vida eterna. La figura de Simeón, el sacerdote que esperó la llegada del Mesías en el Templo, fue citada como modelo de paciencia, esperanza y fidelidad en medio de la espera. «Nuestro ministerio es como el de Simeón», explicó el Administrador Apostólico, «estamos llamados a reconocer la presencia de Cristo en el día a día y a ser luz para los demás, a través de la oración, la fraternidad y la entrega».
El retiro de Adviento concluyó con un tiempo de oración y meditación personal, durante el cual los sacerdotes tuvieron la oportunidad de reflexionar sobre su misión y renovar su compromiso con el servicio a la comunidad. Mons. Valdivia invitó a todos a vivir este tiempo litúrgico no solo como un periodo de espera, sino como un tiempo activo de preparación espiritual que lleve a una mayor profundidad en la vida sacerdotal y en la relación con Dios. En palabras del Administrador Apostólico, «el Adviento nos llama a preparar el camino del Señor, a hacer espacio para que Él crezca en nosotros y en los demás».
Los sevillanos han aportado a la Iglesia 17.549.328 euros a través de la declaración de la renta del ejercicio correspondiente al año 2024. Este es uno de los datos que ha dado a conocer esta mañana la Conferencia Episcopal Española y que revelan un aumento del 12 % a nivel nacional. Además, el número de declaraciones a favor de la Iglesia en España ha aumentado en 106.363. Según detalla la Oficina de Información de la CEE, se han mantenidos las 208.841 nuevas declaraciones del año anterior y se han obtenido nuevos declarantes.
En cifras globales, los españoles han aportado 429.335.080 euros a la Iglesia por esta vía, 46.897.082 más que en el ejercicio fiscal anterior. El porcentaje de declaraciones favorables a la Iglesia se mantiene en torno al 30 % y el número de declaraciones ha subido en algo más cien mil, situando la confianza en la Iglesia en 7.946.347 declaraciones de la renta con la famosa equis consignada.
Los 17 millones y medio aportados por los sevillanos a través del IRPF sitúan a la Archidiócesis hispalense en cuarto lugar en el ranking de diócesis con mayor importe asignado a la Iglesia, solo detrás de Madrid, Barcelona y Valencia.
Andalucía al frente
Por comunidades autónomas, Andalucía lidera la tabla de declaraciones con la equis a favor de la Iglesia (1.645.482), seguida de Madrid, Valencia, Cataluña y Castilla-León. También es Andalucía la comunidad autónoma donde más aumenta el número de declaraciones a favor de la Iglesia (32.442 más que el año anterior), y sólo está detrás de la comunidad de Madrid en importe asignado, con un total de 64.280.253 euros.
El ecónomo diocesano, Alberto Benito, ha valorado muy positivamente “esta excelente noticia”, que posiciona a Sevilla “a la estela de años anteriores”. Estas cifras se corresponden, a juicio del ecónomo, “con la valoración que la ciudadanía tiene de la aportación social, pastoral y de todo tipo que hace la Iglesia en la diócesis”. Los datos referidos a Sevilla se mantienen en cifras y porcentajes similares a ejercicios anteriores, una situación que Benito explica usando una terminología futbolística: “vivimos en zona Champions, con una estabilidad que se mantiene a lo largo de los años, y que se explica porque alrededor de la mitad de los sevillanos ponen la crucecita en su declaración de la renta a favor de la Iglesia”.
Solidaridad entre diócesis
El total de lo que los ciudadanos aportan a la Iglesia por medio del IRPF es gestionado por la CEE, que distribuye esa cantidad entre todas las diócesis con arreglo a unas reglas de compensación. Alberto Benito confirma que de esta forma se ayuda a las diócesis de la España deshabitada, que no tiene recursos para subsistir”. “En Sevilla, gracias a Dios, tenemos una vitalidad tan grande que “como diócesis aportamos dinero a ese fondo común”.
Este domingo, III de Adviento, recibirán el Sacramento del Orden en el primer grado del diaconado tres seminaristas de la Diócesis de Cartagena: Jesús López Huéscar, de la Parroquia Santa María Magdalena de Ceutí, y Antonio David Gil Pereira, de la Parroquia Nuestra Señora de la Esperanza de Cartagena, ambos del Seminario San Fulgencio; y José Martínez Marín, de la Parroquia San Francisco de Asís de Caravaca de la Cruz, del Seminario Redemptoris Mater.
La celebración, presidida por el obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes, tendrá lugar en la Catedral de Murcia, a las 17:30 horas.
La iniciativa busca recaudar fondos para sostener dos proyectos esenciales de la Obra Social del Jubileo, orientados al acompañamiento, la acogida y el apoyo a personas en situación de vulnerabilidad.
El programa musical correrá a cargo de la Coral Polifónica La Merced y de la Orquesta de la Catedral de Huelva, que ofrecerán una selección de piezas tradicionales y contemporáneas propias de este tiempo litúrgico. La combinación de ambos conjuntos permitirá disfrutar de un repertorio cuidadosamente preparado para esta ocasión.
La Catedral de La Merced se convertirá así en un espacio de encuentro, donde la belleza de la música se unirá al compromiso pastoral con quienes más lo necesitan. Desde la organización se subraya que la participación en este concierto representa una forma concreta de colaborar con la labor caritativa que la Iglesia diocesana impulsa a lo largo de todo el año.
Los donativos estarán destinados íntegramente al sostenimiento de la Casa Oasis y del Proyecto Acompañar, iniciativas que continúan ampliando su atención gracias a la colaboración de numerosos voluntarios y bienhechores.
El Obispado de Asidonia-Jerez con la Delegación Diocesana de Evangelización del Turismo que recae en Javier Jiménez López de Eguileta, a través del Instituto Superior de Ciencias Religiosas Asidonense San Dionisio Areopagita, cuyo Director es el sacerdote D. Juan Azcárate Casanova, ha presentado el nuevo Curso de Historia, Arte y Patrimonio de la Diócesis de Asidonia-Jerez. La iniciativa nace con el objetivo de dar a conocer, desde una perspectiva académica y rigurosa, el legado histórico y patrimonial de la Iglesia en nuestro territorio, desde los inicios del Cristianismo hasta la actualidad.
Este curso reunirá a un equipo multidisciplinar de profesionales de la historia, el arte, la archivística, la restauración y la museología sacra, aplicando criterios y metodologías propias del ámbito universitario y científico.
La propuesta se enmarca dentro del compromiso creciente del Obispado con la conservación y puesta en valor del patrimonio cultural eclesiástico. En los últimos años, la Diócesis ha mostrado una sensibilidad constante hacia el cuidado de su rico caudal artístico, promoviendo e incluso liderando intervenciones de gran valor en templos y espacios singulares.
La programación del curso recorrerá la historia de fe del territorio asidonense, mostrando a los alumnos personajes clave, episodios fundamentales, hallazgos arqueológicos y manifestaciones de devoción que reflejan la sinodalidad vivida como comunidad cristiana. De esta forma, el alumno una vez finalizado satisfactoriamente el curso quedará habilitado para el ejercicio como Gestor y Guía Cultural en la Diócesis.
Características del curso:
Lugar: Aulario del Instituto Superior de Ciencias Religiosas Asidonense San Dionisio Areopagita (Plaza del Arroyo, 50. Jerez de la Frontera).
Fechas: Segundo cuatrimestre del curso 2025/2026.
Horario: Martes y jueves de 17:00 a 19:00 h y de 19:30 a 21:30 h.
Créditos: 9 ECTS, avalados por la Facultad de Teología San Isidoro de Sevilla.
Precio : 1790 euros
Título expedido por: Instituto Superior de Ciencias Religiosas Asidonense San Dionisio Areopagita.
Plazas: 15 disponibles.
Titulación mínima requerida: Bachiller o equivalente.
Proceso de inscripción:
Prematriculación: del 1 de diciembre de 2025 al 11 de enero de 2026.
Matrícula oficial: del 14 al 25 de enero de 2026.
Información y contacto: turismo@diocesisdejerez.org
Con este curso, la Diócesis de Asidonia-Jerez abre una nueva vía de formación especializada, invitando a profundizar en la riqueza espiritual y cultural que atesora nuestro pasado común.