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Jueves, 26 de diciembre

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Dossier de prensa diario elaborado por la Delegación diocesana de Medios de Comunicación Social de la diócesis de Córdoba.

20241226 Dossier de prensa

 

La entrada Jueves, 26 de diciembre apareció primero en Diócesis de Córdoba. Ver este artículo en la web de la diócesis

Mensaje del Papa para la LVIII Jornada Mundial de la paz

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1 DE ENERO DE 2025

Perdona nuestras ofensas, concédenos tu paz

  1. Escuchando el grito de la humanidad amenazada
  2. Al inicio de este nuevo año que nos da el Padre celestial, tiempo jubilar dedicado a la esperanza, dirijo mi más sincero deseo de paz a toda mujer y hombre, en particular a quien se siente postrado por su propia condición existencial, condenado por sus propios errores, aplastado por el juicio de los otros, y ya no logra divisar ninguna perspectiva para su propia vida. A todos ustedes, esperanza y paz, porque este es un Año de gracia que proviene del Corazón del Redentor.
  3. En el 2025 la Iglesia católica celebra el Jubileo, evento que colma los corazones de esperanza. El “jubileo” se remonta a una antigua tradición judía, cuando el sonido de un cuerno de carnero —en hebreo yobel— anunciaba, cada cuarenta y nueve años, uno de clemencia y liberación para todo el pueblo (cf. Lv 25,10). Este solemne llamamiento debía resonar idealmente en todo el mundo (cf. Lv 25,9), para restablecer la justicia de Dios en distintos ámbitos de la vida: en el uso de la tierra, en la posesión de los bienes, en la relación con el prójimo, sobre todo respecto a los más pobres y a quienes habían caído en desgracia. El sonido del cuerno recordaba a todo el pueblo —al que era rico y al que se había empobrecido— que ninguna persona viene al mundo para ser oprimida; somos hermanos y hermanas, hijos del mismo Padre, nacidos para ser libres según la voluntad del Señor (cf. Lv 25,17.25.43.46.55).
  4. También hoy, el Jubileo es un evento que nos impulsa a buscar la justicia liberadora de Dios sobre toda la tierra. Al comienzo de este Año de gracia, en lugar del cuerno nosotros quisiéramos ponernos a la escucha del «grito desesperado de auxilio» [1] que, como la voz de la sangre de Abel el justo, se eleva desde muchas partes de la tierra (cf. Gn 4,10), y que Dios nunca deja de escuchar. También nosotros nos sentimos llamados a ser voz de tantas situaciones de explotación de la tierra y de opresión del prójimo [2]. Dichas injusticias asumen a menudo la forma de lo que san Juan Pablo II definió como «estructuras de pecado» [3], porque no se deben sólo a la iniquidad de algunos, sino que se han consolidado —por así decirlo— y se sostienen en una complicidad extendida.
  5. Cada uno de nosotros debe sentirse responsable de algún modo por la devastación a la que está sometida nuestra casa común, empezando por esas acciones que, aunque sólo sea indirectamente, alimentan los conflictos que están azotando la humanidad. Así se fomentan y se entrelazan desafíos sistémicos, distintos pero interconectados, que asolan nuestro planeta [4]. Me refiero, en particular, a las disparidades de todo tipo, al trato deshumano que se da a las personas migrantes, a la degradación ambiental, a la confusión generada culpablemente por la desinformación, al rechazo de toda forma de diálogo, a las grandes inversiones en la industria militar. Son todos factores de una amenaza concreta para la existencia de la humanidad en su conjunto. Por tanto, al comienzo de este año queremos ponernos a la escucha de este grito de la humanidad para que todos, juntos y personalmente, nos sintamos llamados a romper las cadenas de la injusticia y, así, proclamar la justicia de Dios. Hacer algún acto de filantropía esporádico no es suficiente. Se necesitan, por el contrario, cambios culturales y estructurales, de modo que también se efectúe un cambio duradero [5].
  6. Un cambio cultural: todos somos deudores
  7. El evento jubilar nos invita a emprender diversos cambios, para afrontar la actual condición de injusticia y desigualdad, recordándonos que los bienes de la tierra no están destinados sólo a algunos privilegiados, sino a todos [6]. Puede ser útil recordar lo que escribía san Basilio de Cesarea: «¿Qué cosa, dime, te pertenece? ¿De dónde la has tomado para ponerla en tu vida? […] ¿Acaso no saliste desnudo del vientre de tu madre?, ¿no tornarás desnudo nuevamente a la tierra? Los bienes presentes, ¿de dónde te vienen? Si dices del azar, eres impío, porque no reconoces al Creador, ni das gracias al que te ha dado» [7]. Cuando falta la gratitud, el hombre deja de reconocer los dones de Dios. Sin embargo, el Señor, en su misericordia infinita, no abandona a los hombres que pecan contra Él; confirma más bien el don de la vida con el perdón de la salvación, ofrecido a todos mediante Jesucristo. Por eso, enseñándonos el “Padre nuestro”, Jesús nos invita a pedir: «Perdona nuestras ofensas» ( Mt 6,12).
  8. Cuando una persona ignora el propio vínculo con el Padre, comienza a albergar la idea de que las relaciones con los demás puedan ser gobernadas por una lógica de explotación, donde el más fuerte pretende tener el derecho de abusar del más débil [8]. Como las élites en el tiempo de Jesús, que se aprovechaban de los sufrimientos de los más pobres, así hoy en la aldea global interconectada [9], el sistema internacional, si no se alimenta de lógicas de solidaridad y de interdependencia, genera injusticias, exacerbadas por la corrupción, que atrapan a los países más pobres. La lógica de la explotación del deudor también describe sintéticamente la actual “crisis de la deuda” que afecta a diversos países, sobre todo del sur del mundo.
  9. No me canso de repetir que la deuda externa se ha convertido en un instrumento de control, a través del cual algunos gobiernos e instituciones financieras privadas de los países más ricos no tienen escrúpulos de explotar de manera indiscriminada los recursos humanos y naturales de los países más pobres, a fin de satisfacer las exigencias de los propios mercados [10]. A esto se agrega que diversas poblaciones, más abrumadas por la deuda internacional, también se ven obligadas a cargar con el peso de la deuda ecológica de los países más desarrollados [11]. La deuda ecológica y la deuda externa son dos caras de una misma moneda de esta lógica de explotación que culmina en la crisis de la deuda [12]. Pensando en este Año jubilar, invito a la comunidad internacional a emprender acciones de remisión de la deuda externa, reconociendo la existencia de una deuda ecológica entre el norte y el sur del mundo. Es un llamamiento a la solidaridad, pero sobre todo a la justicia [13].
  10. El cambio cultural y estructural para superar esta crisis se realizará cuando finalmente nos reconozcamos todos hijos del Padre y, ante Él, nos confesemos todos deudores, pero también todos necesarios, necesitados unos de otros, según una lógica de responsabilidad compartida y diversificada. Podremos descubrir «definitivamente que nos necesitamos y nos debemos los unos a los otros» [14].

III. Un camino de esperanza: tres acciones posibles

  1. Si nos dejamos tocar el corazón por estos cambios necesarios, el Año de gracia del jubileo podrá reabrir la vía de la esperanza para cada uno de nosotros. La esperanza nace de la experiencia de la misericordia de Dios, que es siempre ilimitada [15].

Dios, que no debe nada a nadie, continúa otorgando sin cesar gracia y misericordia a todos los hombres. Isaac de Nínive, un Padre de la Iglesia oriental del siglo VII, escribía: «Tu amor es más grande que mis ofensas. Insignificantes son las olas del mar respecto al número de mis pecados; pero, si pesamos mis pecados, respecto a tu amor, se esfuman como la nada» [16]. Dios no calcula el mal cometido por el hombre, sino que es inmensamente «rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó» ( Ef 2,4). Al mismo tiempo, escucha el grito de los pobres y de la tierra. Bastaría detenerse un momento, al inicio de este año, y pensar en la gracia con la que cada vez perdona nuestros pecados y condona todas nuestras deudas, para que nuestro corazón se inunde de esperanza y de paz.

  1. Por eso Jesús, en la oración del “Padre nuestro”, establece una afirmación muy exigente: «como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden», después de que hemos pedido al Padre la remisión de nuestras ofensas (cf. Mt 6,12). Para perdonar una ofensa a los demás y darles esperanza es necesario, en efecto, que la propia vida esté llena de esa misma esperanza que llega de la misericordia de Dios. La esperanza es sobreabundante en la generosidad, no calcula, no exige cuentas a los deudores, no se preocupa de la propia ganancia, sino que tiene como punto de mira un sólo fin: levantar al que está caído, vendar los corazones heridos, liberar de toda forma de esclavitud.
  2. Al inicio de este Año de gracia, quisiera, por tanto, sugerir tres acciones que puedan restaurar la dignidad en la vida de poblaciones enteras y volver a ponerlas en camino sobre la vía de la esperanza, para que se supere la crisis de la deuda y todos puedan volver a reconocerse deudores perdonados.

Sobre todo, retomo el llamamiento lanzado por san Juan Pablo II con ocasión del Jubileo del año 2000, de pensar «en una notable reducción, si no en una total condonación, de la deuda internacional, que grava sobre el destino de muchas naciones» [17]. Que, reconociendo la deuda ecológica, los países más ricos se sientan llamados a hacer lo posible para condonar las deudas de esos países que no están en condiciones de devolver lo que deben. Ciertamente, para que no se trate de un acto aislado de beneficencia, que lleve a correr el riesgo de desencadenar nuevamente un círculo vicioso de financiación-deuda, es necesario, al mismo tiempo, el desarrollo de una nueva arquitectura financiera, que lleve a la creación de un Documento financiero global, fundado en la solidaridad y la armonía entre los pueblos.

Además, pido un compromiso firme para promover el respeto de la dignidad de la vida humana, desde la concepción hasta la muerte natural, para que toda persona pueda amar la propia vida y mirar al futuro con esperanza, deseando el desarrollo y la felicidad para sí misma y para sus propios hijos. Sin esperanza en la vida, en efecto, es difícil que surja en el corazón de los más jóvenes el deseo de generar otras vidas. Aquí, en particular quisiera invitar una vez más a un gesto concreto que pueda favorecer la cultura de la vida. Me refiero a la eliminación de la pena de muerte en todas las naciones. Esta medida, en efecto, además de comprometer la inviolabilidad de la vida, destruye toda esperanza humana de perdón y de renovación [18].

Me atrevo también a volver a lanzar otro llamamiento, apelándome a san Pablo VI y a Benedicto XVI [19], para las jóvenes generaciones, en este tiempo marcado por las guerras: utilicemos al menos un porcentaje fijo del dinero empleado en los armamentos para la constitución de un Fondo mundial que elimine definitivamente el hambre y facilite en los países más pobres actividades educativas también dirigidas a promover el desarrollo sostenible, contrastando el cambio climático [20]. Debemos buscar que se elimine todo pretexto que pueda impulsar a los jóvenes a imaginar el propio futuro sin esperanza, o bien como una expectativa para vengar la sangre de sus seres queridos. El futuro es un don para superar los errores del pasado, para construir nuevos caminos de paz.

  1. La meta de la paz
  2. Aquellos que emprenderán, por medio de los gestos sugeridos, el camino de la esperanza, podrán ver cada vez más cercana la tan anhelada meta de la paz. El salmista nos confirma en esta promesa: cuando «el Amor y la Verdad se encontrarán, la Justicia y la Paz se abrazarán» ( Sal 85,11). Cuando me despojo del arma del préstamo y restituyo la vía de la esperanza a una hermana o a un hermano, contribuyo al restablecimiento de la justicia de Dios en esta tierra y me encamino con esta persona hacia la meta de la paz. Como decía san Juan XXIII, la verdadera paz sólo podrá nacer de un corazón desarmado de la angustia y el miedo de la guerra [21].
  3. Que el 2025 sea un año en el que crezca la paz. Esa paz real y duradera, que no se detiene en las objeciones de los contratos o en las mesas de compromisos humanos [22]. Busquemos la verdadera paz, que es dada por Dios a un corazón desarmado: un corazón que no se empecina en calcular lo que es mío y lo que es tuyo; un corazón que disipa el egoísmo en la prontitud de ir al encuentro de los demás; un corazón que no duda en reconocerse deudor respecto a Dios y por eso está dispuesto a perdonar las deudas que oprimen al prójimo; un corazón que supera el desaliento por el futuro con la esperanza de que toda persona es un bien para este mundo.
  4. El desarme del corazón es un gesto que involucra a todos, a los primeros y a los últimos, a los pequeños y a los grandes, a los ricos y a los pobres. A veces, es suficiente algo sencillo, como «una sonrisa, un gesto de amistad, una mirada fraterna, una escucha sincera, un servicio gratuito» [23]. Con estos pequeños-grandes gestos, nos acercamos a la meta de la paz y la alcanzaremos más rápido; es más, a lo largo del camino, junto a los hermanos y hermanas reunidos, nos descubriremos ya cambiados respecto a cómo habíamos partido. En efecto, la paz no se alcanza sólo con el final de la guerra, sino con el inicio de un mundo nuevo, un mundo en el que nos descubrimos diferentes, más unidos y más hermanos de lo que habíamos imaginado.
  5. ¡Concédenos tu paz, Señor! Esta es la oración que elevo a Dios, mientras envío mis mejores deseos para el año nuevo a los jefes de estado y de gobierno, a los responsables de las organizaciones internacionales, a los líderes de las diversas religiones, a todas las personas de buena voluntad.

Perdona nuestras ofensas, Señor,
como nosotros perdonamos a los que nos ofenden,
y en este círculo de perdón concédenos tu paz,
esa paz que sólo Tú puedes dar
a quien se deja desarmar el corazón,
a quien con esperanza quiere remitir las deudas de los propios hermanos,
a quien sin temor confiesa de ser tu deudor,
a quien no permanece sordo al grito de los más pobres.

Vaticano, 8 de diciembre de 2024

                                                                                FRANCISCO

__________________________________

[1] Spes non confundit. Bula de convocación del Jubileo Ordinario del Año 2025 (9 mayo 2024), 8.

[2] Cf. S. Juan Pablo II, Carta ap. Tertio millennio adveniente (10 noviembre 1994), 51.

[3] Carta enc. Sollicitudo rei socialis (30 diciembre 1987), 36.

[4] Cf. Discurso a los participantes en el Encuentro promovido por las Academias Pontificias de las Ciencias y de las Ciencias Sociales (16 mayo 2024).

[5] Cf. Exhort. ap. Laudate Deum (4 octubre 2023), 70.

[6] Cf. Spes non confundit. Bula de convocación del Jubileo Ordinario del Año 2025 (9 mayo 2024), 16.

[7] Homilia de avaritia, 7:  PG 31, 275.

[8] Cf. Carta enc. Laudato si’ (24 mayo 2015), 123.

[9] Cf. Catequesis (2 septiembre 2020): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (4 septiembre 2020), p. 12.

[10] Cf. Discurso a los participantes en el Encuentro “Abordando la crisis de deuda en el Sur Global” (5 junio 2024).

[11] Cf. Discurso a la Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático ― COP 28 (2 diciembre 2023).

[12] Cf. Discurso a los participantes en el Encuentro “Abordando la crisis de deuda en el Sur Global” (5 junio 2024).

[13] Cf. Spes non confundit. Bula de convocación del Jubileo Ordinario del Año 2025 (9 mayo 2024), 16.

[14] Carta enc. Fratelli tutti (3 octubre 2020), 35.

[15] Cf. Spes non confundit. Bula de convocación del Jubileo Ordinario del Año 2025 (9 mayo 2024), 23.

[16] Discurso X (Tercera colección),  Oración, 100-101:  CSCO 638, 115. San Agustín incluso llega a afirmar que Dios no deja de hacerse deudor del hombre: «Porque aunque “tu misericordia es infinita”, tienes a bien hacerte deudor con promesas de aquellos mismos a quienes tú perdonas todas sus deudas» (cf.  Confesiones, 5,9,17:  PL 32, 714).

[17]  Carta ap. Tertio millennio adveniente (10 noviembre 1994), 51.

[18] Cf. Spes non confundit. Bula de convocación del Jubileo Ordinario del Año 2025 (9 mayo 2024), 10.

[19] Cf. S. Pablo VI, Carta enc. Populorum progressio (26 marzo 1967), 51; Benedicto XVI, Discurso al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede (9 enero 2006); Íd., Exhort. ap. postsin. Sacramentum caritatis (22 febrero 2007), 90.

[20] Cf. Carta enc. Fratelli tutti (3 octubre 2020), 262; Discurso al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede (8 enero 2024); Discurso a la Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático ― COP 28 (2 diciembre 2023).

[21] Cf. Carta enc. Pacem in terris (11 abril 1963), 113.

[22] Cf. Conmemoración en el décimo aniversario de la “Invocación a la paz en Tierra Santa” (7 junio 2024).

[23] Spes non confundit. Bula de convocación del Jubileo Ordinario del Año 2025 (9 mayo 2024), 18.

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29 DICIEMBRE: Apertura del Año Jubilar 2025 en la Diócesis de Almería

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La Diócesis de Almería se prepara para dar inicio al Año Jubilar 2025 con una solemne celebración que tendrá lugar el próximo 29 de diciembre. La jornada comenzará a las 11:00 horas en la Parroquia de San Juan Evangelista, donde se llevará a cabo la Estación Jubilar. A continuación, se iniciará una peregrinación hacia la Catedral de Almería, punto central de la celebración diocesana de apertura del Jubileo.

Durante la ceremonia, el Obispo de Almería presidirá la liturgia y procederá a la bendición y entrega de las cruces jubilares a los lugares designados para ganar el jubileo en nuestra diócesis. Estos lugares son:

ABLA

BERJA

PECHINA

HUÉRCAL-OVERA

La celebración contará con un acompañamiento musical especial. En la Catedral, los cantos estarán a cargo de la Coral Provincial, mientras que un coro compuesto por integrantes de diversas parroquias de la capital animará la peregrinación.

Este evento marca el comienzo de un tiempo de gracia y renovación espiritual para todos los fieles, invitándolos a la reflexión, la oración y la comunión.

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Oración emotiva y misa cantada

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Con el Coro Nuestra Señora del Carmen, procedente de Crevillent (Alicante).

El Coro Nuestra Señora del Carmen, formado por niños y niñas desde 3º de Educación Primaria hasta 4º de la ESO, llega desde la localidad de Crevillent, en Alicante, para cantar en Granada.

Se trata de una oración el 26 de diciembre, a las 19 horas, en la parroquial imperial de San Matías. A continuación, la misa cantada, a las 19:30 horas. También intervendrán con sus voces infantiles y juveniles en la misa cantada que se celebra el 27 de diciembre, a las 9 horas, en la S.A.I Catedral Metropolitana de la Encarnación en Granada.

Ambas convocatorias están abiertas a la asistencia de todo el mundo, “para compartir juntos estos momentos de fe”, señalan en el Coro.

Este Coro pertenece al Colegio Colegio Nuestra Señora del Carmen de Crevillent. La actividad musical que en él realizan forma parte de las actividades que desarrolla dicho Colegio en el ámbito educativo y “es sello de identidad de nuestro centro”, explican. El Coro está formado por niños y niñas con edades comprendidas entre los 9 y 14 años y suelen comenzar en 3º de Educación Primaria hasta 4º de ESO.

También es nexo de unión entre antiguos alumnos que continúan al finalizar su etapa educativa en el centro. A través de él, han participado centenares de alumnos a lo largo de más de 40 años desde su fundación”, explican.

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El Congreso al alcance de un clic

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El Congreso al alcance de un clic

El II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular sigue generando reacciones, al margen de la cronología oficial que marcó su clausura con la procesión que se celebró el pasado día 8. Como indicó el arzobispo, monseñor José Ángel Saiz Meneses, los cofrades en particular y los fieles en general tienen un programa de cara al presente más inmediato que se concreta en siete conclusiones prácticas. Tanto la crónica de unos días para el recuerdo como la reseña de lo que vaya generando este ámbito de la pastoral, está recogido en el sitio web oficial de un congreso que debe suponer un punto de inflexión en el día a día de las corporaciones cofrades.

Antes incluso de la celebración del congreso se insistió en una máxima: este evento dejará un corpus doctrinal para el futuro de las hermandades. La base está en las ponencias e intervenciones en mesas redondas, pero también en las entrevistas a ponentes, crónicas de las jornadas y el prolijo material audiovisual que generó este evento. Todo ello puede consultarse en el sitio web www.hermandadesypiedadpopular.org.

La página seguirá activa, como un referente de obligada consulta para quienes deseen profundizar en un campo que, como afirmó el arzobispo en la jornada de clausura, nos traslada a un nuevo escenario, que comporta “una audaz renovación de la mirada”. En este sentido, cobra relevancia la declaración del prelado sevillano en alusión a las enseñanzas que se derivan de las distintas ponencias dictadas en la Catedral: “Ha ido poniéndose de relieve, muchas veces de forma implícita, la llamada fundamental a una audaz renovación de la mirada, como el modo concreto de las hermandades y cofradías para llegar a ser fermento en el mundo contemporáneo”.

El futuro se tendrá que escribir, pero deberá tener en cuenta cuanto se ha dicho en unos días en los que Sevilla se convirtió en capital mundial de la piedad popular. Todo ello, lo que nos dejó el congreso y la estela que genere la vida de las hermandades, tendrá cabida en la web oficial.

 

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POBREZAS, por Jesús Martín Gómez

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Solemos hacer hincapié en la pobreza en que Jesús, el Hijo de Dios, comenzó su vida entre nosotros. Pero resaltamos esta indigencia más desde el punto de vista de los bienes materiales, porque es la visión imperante hoy, el materialismo y el hedonismo. Sin embargo, hay una pobreza mayor que es señalada por los evangelistas y que normalmente pasamos por alto. Se trata de una carencia que también hoy sufrimos en nuestras sociedades y que nos debe llevar a considerar hasta qué punto nos vamos deshumanizando. Se trata de la falta de amor, de un amor auténtico, desinteresado. Esta falta de afecto de la que todos adolecemos es aquello que verdaderamente empobrece nuestras vidas y nos vuelve inhumanos.

El Mesías nació en medio de los que no eran amados, su redención consistió en vivir su vida mostrando a todos el amor del Padre hacia quienes no tenían quién les amase, Él mismo fue rechazado a pesar de entregar su vida por amor. Asumiendo la naturaleza humana, para darnos el ser hijos de Dios, nos ha mostrado hasta qué punto el Padre nos ama. Por ello, la Encarnación es el signo distintivo de la fe cristiana, el más incomprensible prodigio, Dios que se hace hombre para poder llamarnos hijos suyos y darse a conocer por el amor. Un amor que es el desinterés absoluto y que nos debe llevar a poner los ojos totalmente en Cristo, palabra definitiva de Dios.

En la señal del “niño envuelto en pañales”, una señal extraña para ser la de un Dios todopoderoso, reconocemos su inmenso amor por nosotros. Un amor que reclama nuestro amor. Nuestro corazón, endurecido por la indiferencia ante los demás, se rinde ante la presencia del “Dios Niño” que nos recuerda nuestra necesidad de amar. Esta indigencia nos conduce a la adoración en silencio de la presencia de Dios en medio de nosotros que siempre nos supera, incluso en humanidad. Contemplar estos días a Jesús en el pesebre nos llena de humildad, nos inunda de alegría por la vida nueva que nos trae y nos da la seguridad de que nuestras súplicas siempre son escuchadas.

Jesús Martín Gómez

Párroco de Vera

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El vicario general repasó el año que termina en su felicitación al obispo en nombre de la curia

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El vicario general repasó el año que termina en su felicitación al obispo en nombre de la curia

 

En la mañana del 24 de diciembre, el obispo de Guadix, D. Francisco Jesús Orozco, felicitó a los que componen la curia diocesana, los delegados y directores de secretariado, así como al personal del obispado. Pero también recibió el obispo la felicitación de parte de todos los que asistieron. En nombre de todos, el vicario general, José Francisco Serrano, tomó la palabra y felicitó al obispo con un discurso en el que hizo un recorrido por los momentos más importantes de la vida diocesana a lo largo de todo el 2024.

Este es el discurso completo de felicitación del vicario general, José Francisco Serrano, al obispo de Guadix:

 

Querido Sr. Obispo:

Con ocasión de la Navidad, en nombre de toda la Curia Diocesana, le hago llegar nuestras más sinceras felicitaciones y nuestro agradecimiento por su entrega al servicio del pueblo de Dios en nuestra querida diócesis de Guadix.

La Navidad nos invita a mirar con esperanza y entusiasmo hacia el misterio del nacimiento de Cristo, quien se hace carne para habitar entre nosotros. En este tiempo de gracia, es también una ocasión para recordar y reflexionar sobre el camino que hemos recorrido juntos como Iglesia diocesana durante este año, marcado por el compromiso, la fe y la esperanza.

Primer Anuncio y Misión Diocesana

Uno de los aspectos más significativos de nuestra labor pastoral ha sido el impulso al Primer Anuncio, como eje central de la evangelización. En las parroquias, comunidades y grupos hemos buscado sembrar las semillas del Evangelio, acercando a Cristo a aquellos que están alejados o buscan una renovación en su fe.

Esto se ha complementado con la Misión Diocesana, que nos ha llevado a consolidar nuestra identidad como una Iglesia en salida, atenta a las necesidades de quienes se encuentran en los márgenes y deseosa de ser testimonio vivo del amor de Dios.

Causa de los Mártires de la Persecución Religiosa

Es también motivo de acción de gracias el avance en la Causa de los mártires de la persecución religiosa durante la Guerra Civil Española. De los 44 inicialmente propuestos, hemos visto con alegría que ahora son 51 los que caminan hacia los altares, encabezados por Avelino Huertas, sacerdote que fue de Benalúa. Este reconocimiento es un testimonio claro de la fidelidad y entrega de quienes dieron su vida por Cristo y un ejemplo para todos nosotros. Es mucho el trabajo de la comisión histórica y más el que queda por realizar. Que con la apertura de su causa pronto los veamos en los altares por la virtud del martirio, testigos preclaros del amor de Dios.

60 Aniversario de Cáritas Diocesana

Este año también hemos celebrado con gozo el 60 aniversario de Cáritas Diocesana, una institución que ha sido y sigue siendo un pilar fundamental en la labor social de nuestra Iglesia. Su trabajo incansable por los más necesitados refleja el amor de Cristo y nos desafía a vivir con más compromiso nuestra misión de caridad y justicia. Nos llena de gratitud ver cómo, a lo largo de las décadas, ha sido una mano amiga para tantos, testimonio de la cercanía de Dios con los pobres y vulnerables.

La Magna Mariana

Otro hito que quedó grabado en el corazón de nuestra diócesis fue la Magna Mariana con motivo del año jubilar del centenario de la coronación canónica de nuestra patrona la Virgen de las Angustias, una manifestación de devoción extraordinaria y un fervor popular. Unificó a nuestra comunidad diocesana en torno a la figura de la Virgen María, y demostró ser signo de unidad y fraternidad en la fe, recordándonos que María es siempre camino hacia Cristo.

Experiencia de Honduras y Ordenación de Guillermo

Este año también ha estado marcado por su experiencia misionera vivida en Honduras, un testimonio de iglesia en comunión y de servicio a los más pobres por medio de nuestros sacerdotes: Patricio y Andrés.

De manera especial, celebramos con gozo la ordenación de Guillermo, quien ha respondido con generosidad a la llamada de Cristo. Su sí es una alegría para toda la diócesis y un signo de esperanza en el camino de renovación vocacional. Sabemos que ocupa un hueco en el corazón del pastor que lo ordenó, para siempre.

Visita Pastoral a La Peza y Fátima

Ha concluido la visita pastoral, en las comunidades de La Peza y Fátima. Ha terminado un recorrido de encuentro, escucha y acompañamiento. Visita que le da un conocimiento profundo de la zona norte de la diócesis de Guadix.

Memoria de los que nos han precedido

No podemos dejar de recordar con profunda emoción a quienes han partido de este mundo y ahora gozan de la presencia del Padre: su querido padre Fernando, la Madre María, D. Pascual Cabrera y el Hermano Rafael. Nuestra fe nos inspira a seguir adelante con esperanza, confiados en la promesa de la vida eterna y del encuentro misericordioso de Dios, nuestro Padre.

Sostenibilidad y Nuevos Proyectos

Mirando al futuro, nos llena de entusiasmo constatar que la Iglesia en Guadix sigue avanzando en sostenibilidad y responsabilidad. Es tarea de todos arrimar el hombro y sacar adelante proyectos de futuro que sirvan para el trabajo del anuncio del Reino de Dios. Los nuevos proyectos pastorales, sociales y estructurales nos desafían a ser una comunidad más comprometida con el cuidado de la Creación y con la atención a los más vulnerables.

Jubileo de la Esperanza 2025

Con gran alegría miramos hacia el Jubileo de la Esperanza que celebraremos en 2025 y que esta noche, el Papa abrirá la única puerta Santa para este jubileo. Nosotros, coovocado por Vd, estaremos el 29 en nuestra Catedral. Este evento será un tiempo de gracia extraordinaria para toda la diócesis, un momento para fortalecer la fe, renovar el compromiso comunitario y vivir con más intensidad nuestra vocación cristiana. Desde ya, nos preparamos espiritualmente para acoger este don.

Querido Sr. Obispo, en esta Navidad celebramos la cercanía de Dios que se hace hombre para redimirnos. Agradecemos profundamente su servicio y oramos para que el Niño Jesús renueve sus fuerzas y le colme de bendiciones. Que María, nuestra Madre, y San Torcuato, nuestro patrón, le acompañen siempre en su misión pastoral.

Con afecto y gratitud, le deseamos una Santa y Feliz Navidad. En Cristo,

José Fco. Serrano Granados, Vicario General de la diócesis de Guadix

 

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El obispo de Guadix felicitó la Navidad a la curia, el día de Nochebuena

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El obispo de Guadix felicitó la Navidad a la curia, el día de Nochebuena

El obispo de Guadix felicitó la Navidad a la curia diocesana, a los delegados y directores de secretariado, y al personal del obispado. Fue en el Hospital Real, en la mañana del 24 de diciembre, el día de Nochebuena.

Tras una oración, D. Francisco Jesús Orozco agradeció a los asistentes su trabajo durante todo el año y los animó a seguir con decisión en los trabajos pastorales encomendados. También con esperanza, recordando que el próximo domingo 29 de diciembre se abre el Año Jubilar de la Esperanza en la diócesis de Guadix, al igual que en las demás diócesis del mundo.

El vicario general, José Francisco Serrano tomó la palabra en nombre de todos los asistentes y felicitó al obispo, recordando algunos de los momentos más importantes vividos en la diócesis durante todo el 2024, y en los que el obispo ha tenido un papel importante.

Terminó este momento de felicitación compartiendo un aguinaldo en el comedor de la Residencia Sacerdotal, atendido por las religiosas de la Congregación Marta Y María, a las que también felicitó el obispo de Guadix.

Antonio Gómez

Delegado diocesano de MCS. Guadix

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Asidonia-Jerez vive la apertura del Jubileo del 2025 “Peregrinos de Esperanza”

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Tras la apertura desde Roma, todas las Iglesias locales se unirán el próximo 29 de diciembre para vivir este momento tan importante que marca el año 2025.

El próximo 29 de diciembre, como se ha pedido desde Roma, las Iglesias locales de todo el mundo se unirán para vivir la apertura a nivel diocesano del Jubileo del 2025. Este momento se vivirá en nuestra Diócesis con una Santa Misa estacional que comenzará a las 11hrs desde la Parroquia de San Dionisio Areopagita. Desde este templo iremos en procesión hasta la Santa Iglesia Catedral, donde una vez abiertas las puertas entraremos juntos como familia diocesana para vivir y poner todo el año 2025 ante el Santísimo Sacramento del Altar.

Presidida por Monseñor José Rico Pavés, Obispo de Asidonia-Jerez, esta Eucaristía reunirá a todas las realidades de la Diócesis, para así comenzar este peregrinaje del Año Jubilar siendo testigos de la esperanza de Cristo. Asimismo, sin olvidar que tres templos jubilares tendremos en nuestra Diócesis:

1 – Santa Iglesia Catedral

2 – Santuario de San Juan Grande

3 – Capilla de la Fundación del Hogar San Juan Apóstol

Por último, desde la Diócesis se invita a participar de este momento tan importante para toda la Iglesia universal, y por ende nuestra Iglesia diocesana. Una familia, que tiene como centro a Cristo y María, y así iniciar un camino que nos llevará a vivir intensamente este Año Santo.

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Monseñor Rico Pavés preside la Solemnidad de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo

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El Sr. Obispo de Asidonia-Jerez presidió en el primer templo de la Diócesis la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo comenzando con la Misa del Gallo a las 00hrs y siguiendo por la mañana a las 11hrs.

La Santa Iglesia Catedral acogió en la jornada de ayer la Solemnidad de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo, comenzando a las 00hrs con la tradicional Misa del Gallo, para seguir por la mañana a las 11hrs. Ambas celebraciones fueron presididas por Monseñor José Rico Pavés, Obispo de Asidonia-Jerez, quien estuvo acompañado de fieles que quisieron vivir esta celebración en el primer templo de la Diócesis.

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En la homilía, el prelado ha recordado la apertura del Año Santo que ha tenido lugar en Roma, momento que debe hacernos poner la mirada en el corazón del Salvador que acaba de nacer para así llenarnos de su esperanza. Asimismo, ha destacado que para ser testigos de la esperanza debemos renovar el encuentro con Cristo.

Por otro lado mencionando las lecturas que la liturgia nos trae, ha subrayado todos los problemas que San José y la Virgen María tuvieron que superar y entre esas dificultades llegó al mundo el Salvador. Igualmente, ha recordado las señales que vemos en la Navidad hasta en la liturgia, donde se nos invita a entrar en la comunión invisible de Dios que nos llena de amor y misericordia.

En otro orden de ideas, ha recordado que para llegar hasta la Puerta Santa, llegar preparados al Año Santo, debemos dejarnos guiar por Cristo, por su Palabra y dejar el egoísmo fuera para así vivir la comunión con todos. Asimismo, ha subrayado que ponerse delante del Salvador que acaba de nacer, es llenarse de su gracia que lo puede todo.

Por último, ha destacado que para vivir con provecho la Navidad debemos mirar la importancia de la oración y la confesión en nuestra vida. Alimentar nuestra fe, teniendo de ejemplo a San José y la Virgen María.

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