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Francisco invita a rezar por los líderes políticos

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En el videomensaje que acompaña su intención de oración, el Papa asegura que si bien la «política no tiene buena fama, es mucho más noble de lo que aparenta». A ella dedica el mensaje de la iniciativa del Apostolado de la Oración denominada El Video del Papa, que se difunde cada mes a través de la web y redes sociales.

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La intención de oración de Francisco para agosto es por los líderes políticos. En ese sentido, El Video del Papa de este mes acompaña el pedido de Francisco en el que invita a los políticos a que «estén al servicio de su pueblo».

En su videomensaje, que difunde la Red Mundial de Oración del Papa, Francisco admite que si bien «hoy la política no tiene buena fama, es mucho más noble de lo que aparenta». Y agrega que solo será posible «avanzar hacia la fraternidad universal» de la mano de «una buena política».

¿Un mundo sin política?

«Hoy la política no tiene buena fama: corrupción, escándalos, alejada del día a día de las personas». Las primeras palabras del Papa, en el mensaje que introduce su intención de oración para este mes, parecen decir lo que muchos de nosotros pensamos: que la política es un negocio sucio en manos de quienes sólo piensan en enriquecerse o alcanzar el poder. Quienes se dedican a la política, a los ojos de la gente corriente, deben ser vistos con recelo: seguramente tendrán algún interés personal que ocultar.

Sin embargo, a medida que pasan los segundos, queda claro que Francisco está diciendo algo diferente. Nos está recordando a todos que siempre es posible otro tipo de política: una «POLÍTICA con mayúsculas«, como él la llama, al servicio de la gente y, en particular, de los más pobres. Todos necesitamos «buena política», subraya Francisco, si queremos “avanzar hacia la fraternidad universal»: la tentación de prescindir de ella, evocada a menudo por populismos de todo tipo, es un gran engaño. 

Las imágenes que acompañan sus palabras intentan contar precisamente esto, alternando situaciones de vida en dos contextos diferentes: uno en el que las personas van por su cuenta (una mujer refugiada, un adulto desempleado, niños sin agua, una persona en situación de calle), y otro en el que, en cambio, han encontrado una respuesta -a veces de emergencia, a veces duradera- a sus problemas. El mundo sin buena política y el mundo con buena política, en efecto.

Un servicio de caridad para el pueblo

La política puede ser un desafío para el carácter moral de quienes participan de ella. Sin embargo, también puede ser una vocación digna de santidad y virtud. En esa línea, al inicio del video, el Papa retoma las palabras de Pablo VI, quien definió a la política como «una de las formas más altas de la caridad, porque busca el bien común». 

Se trata de un sentido social que supera los individualismos en favor de un todo mayor: el pueblo. Es por eso que los cristianos, especialmente los laicos, están llamados a participar de la vida política, para poder construir una sociedad más justa y solidaria. «Un individuo puede ayudar a una persona necesitada, pero cuando se une a otros para generar procesos sociales de fraternidad y de justicia para todos, entra en el campo de la más amplia caridad, la caridad política», reflexiona Francisco sobre este tema en la encíclica Fratelli Tutti (2020).

Al servicio de los pobres

En su mensaje, Francisco asevera que la buena política no «está encerrada en grandes edificios con largos pasillos», sino que «escucha la realidad, está al servicio de los pobres y se preocupa por los desempleados». 

Cuando un político no deja espacio para el diálogo, la cooperación y el compromiso con la dignidad de las personas -claves que el Papa destaca en Fratelli Tutti-, no se logra el desarrollo integral de la sociedad. Problemas como el hambre y la pobreza, las guerras o las crisis ambientales, por solo citar algunos, se ven exacerbados por un liderazgo político egoísta y ávido de poder. 

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Rafael Contreras: «Con 15 años caí enfermo de gravedad y mi madre me encomendó a la Virgen de la Victoria»

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NoticiaVictoria, Gloria a Ti

Rafael Contreras, junto a Antonio Márquez, en los estudios de la Delegación de Medios de Comunicación de la Diócesis de Málaga // E. LLAMAS

Publicado: 31/07/2024: 199

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Victoria, Gloria a Ti

En plena feria de Málaga, cuando tenía 15 años, Rafael Contreras cayó enfermo de gravedad. Su madre acudió a la Virgen de la Victoria, para encomendar a su hijo, y ahí comenzó la historia de este veterano periodista, divulgador incansable y gran devoto de Santa María de la Victoria, San Ciriaco y Santa Paula. Aquí pueden escuchar el podcast que producen Encarni Llamas y Antonio Márquez.

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La Diócesis y la Ciudad Autónoma ponen en común el estado de las próximas obras de la Catedral de Ceuta

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El comité de seguimiento para las obras de la Catedral de Ceuta se ha reunido hoy en las dependencias del área de Cultura de la Ciudad Autónoma para valorar y explicar el resultado de las catas que se han realizado en el templo de Santa María de la Asunción.
A la reunión han asistido, por parte de la Diócesis, el Vicario de Ceuta, Francisco Jesús Fernández Alcedo; Carmen Lobato como representante de la Diócesis, y los arquitectos, Juan Delgado y Antonio Sánchez, mientras que la Ciudad Autónoma ha estado representada por la directora general de Cultura y Patrimonio, María Teresa Troya, y el arquitecto municipal José Pedro Pedrajas.
Estos trabajos están enmarcados en un convenio de colaboración entre la Ciudad y la Diócesis, por importe de 700.000 euros,  enmarcado en la voluntad y compromiso que mantiene el Gobierno de la Ciudad de potenciar el enriquecimiento del patrimonio histórico cultural y su puesta en valor. Dicho convenio fue aprobado en 2023 y recientemente se ha acordado una ampliación de su plazo de ejecución de nueve meses y medio.
Los trabajos de ejecución de las catas de la Sede Episcopal, que comenzaron en abril, se han realizado con el fin de tener datos imprescindibles para la redacción del proyecto de restauración interior, y paralelamente se continuará con la inspección de las torres y las cubiertas.
El resultado de las catas se ha expuesto entre los reunidos, y tras la puesta en común han visto la necesidad de redactar un Proyecto Básico del interior del templo. Se compondrá de distintas fases, con diferentes proyectos para resolver así, las necesidades más urgentes.
La exposición actual al agua, por la cercanía al mar, ha resultado ser la principal patología, causando filtraciones en el interior. No sólo se trata de una cuestión estética, sino también de seguridad, puesto que se ha perdido estabilidad y adherencia en los revestimientos.
Hay que recordar que la Catedral de Santa María de la Asunción fue declarada Bien de Interés Cultural (BIC) con la categoría de monumento en el año 2008.

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La parroquia del Sagrario, de Guadix, estrena un gran óleo con la imagen del beato Manuel Medina Olmos

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La parroquia del Sagrario, de Guadix, estrena un gran óleo con la imagen del beato Manuel Medina Olmos

El sábado 27 de julio fue un día de fiesta en la parroquia del Sagrario, de Guadix. En la celebración de la Misa se presentó y se bendijo un óleo de grandes dimensiones con la imagen del beato y mártir Manuel Medina Olmos. El cuadro será colocado en la iglesia del Sagrario, junto a unas reliquias del beato mártir, para fomentar la devoción.

Fue el párroco del Sagrario, José Francisco Serrano, quien bendijo el cuadro, que ha sido pintado por el artista cordobés Juan Manuel Ayala Pérez y que se ha sufragado con los donativos de los parroquianos. Del mismo autor, ya hay en la parroquia un cuadro similar, con la imagen de Fray Leopoldo del Alpandeire. Al finalizar la celebración, numerosos feligreses se acercaron para contemplar el cuadro recién bendecido.

Que esta imagen ocupe un lugar importante en la parroquia del Sagrario tiene su razón de ser, dado que el obispo Manuel Medina Olmos fue párroco en esta parroquia de la ciudad de Guadix. Desde ahora ocupará ese lugar destacado que se merece.

Antonio Gómez

Delegado diocesano de MCS. Guadix

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Un camino en compañía de san Juan de la Cruz

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Un grupo formado por 30 personas realiza el Camino de San Juan de la Cruz, en esta edición desde Beas de Segura a Caravaca de la Cruz, del 19 al 25 de agosto.

En 2015, la Orden del Carmelo Descalzo celebró el quinto centenario del nacimiento de santa Teresa de Jesús, un año cargado de actividades y celebraciones que se vivió intensamente en los lugares con presencia carmelita. Fruto de este aniversario surgió al año siguiente, en 2016, el Camino de San Juan de la Cruz que une las localidades de Beas de Segura en Jaén, con una fundación de santa Teresa de Jesús; y Caravaca de la Cruz, en la Región de Murcia, con fundación de santa Teresa de Jesús y san Juan de la Cruz.

A finales de 1579, san Juan de la Cruz realizó este camino de Beas a Caravaca y en febrero de 1580 lo hizo a la inversa. Desde 2016, cada año a finales de agosto, un grupo organizado en el Carmelo caravaqueño recorre este camino, cada ocasión en una dirección, recordando el que hiciera entonces Juan de Yepes. Un camino que une las provincias de Jaén, Albacete y Murcia, que es sobre todo «un camino hacia el interior, en donde el caminante puede hallar reposo y descanso en su alma, a pesar de la dureza del camino», según explica el carmelita descalzo, fray Pascual Gil.

Estos peregrinos se hacen llamar andariegos, rememorando así uno de los aspectos por los que se conocía a la santa de Ávila, «inquieta y andariega», y que recuerda también que el creyente se encuentra en continuo caminar al encuentro con el Amado: «Es una palabra sacada del contexto teresiano. Decían que santa Teresa era esa “mujer inquieta y andariega”, porque iba de un lugar a otro con la clara visión de hacer sus conventos, de cuidarlos, revitalizando así la Iglesia desde dentro. San Juan de la Cruz fue el apoyo que recibió santa Teresa para esa revitalización. Nosotros nos consideramos andariegos, porque quien hace este camino se revitaliza».

El Camino de San Juan de la Cruz es una actividad más vinculada al Carmelo Descalzo que pretende recordar que Caravaca de la Cruz es una de las dos ciudades en el mundo con fundación de santa Teresa de Jesús y san Juan de la Cruz. «Siempre se identifica a santa Teresa de Jesús y san Juan de la Cruz con Castilla o Andalucía, pero creo que nuestra región tiene la suficiente fuerza y vitalidad como para recordar que aquí, en Caravaca, también tenemos la presencia de estos dos místicos».

Es este, un camino que cambia al andariego que verdaderamente se deja acompañar por san Juan de la Cruz: «Es un medio muy eficaz de evangelización; todavía sigue siendo una realidad muy humilde, muy pequeña, pero vemos cómo transforma. Yo he visto a mucha gente volver a la Iglesia».

Aunque se está realizando desde hace poco tiempo, la implicación de los alcaldes y párrocos de las localidades por las que transcurre este camino ha permitido que ya esté balizado. Además, desde hace un par de años todas estas parroquias poseen una reliquia del santo carmelita, que recuerda que por este camino transitó Juan de Yepes y que el objetivo principal de sus peregrinos no es llegar al final del destino, sino caminar con san Juan de la Cruz.

La entrada Un camino en compañía de san Juan de la Cruz aparece primero en Diócesis de Cartagena.

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La familia esperanza para la humanidad

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La familia esperanza para la humanidad

En la actualidad se impone cada vez una antropología atea que, como afirmaba Benedicto XVI, “presenta un hombre privado de su alma, y por tanto de una relación personal con el Creador, lo que es técnicamente posible se convierte en moralmente lícito, todo experimento resulta aceptable, toda política demográfica consentida, toda manipulación legitimada”[1]. Desde esta perspectiva se comprende la reciente legislación que, como una plaga, se extiende por el mundo actual totalmente contraria a la razón, a la naturaleza y a la vida: aborto, divorcio, matrimonio homosexual, experimentación con embriones humanos, gestación subrogada (y todo lo que surja, ya que estamos “jugando” a ser Dios) [2] y que desde poderosos organismos financieros globales se imponen a los gobiernos mediante la ideología de género y la mirada transhumanista.

Como cristianos, dice el Papa Francisco, la respuesta al reto antropológico que se nos plantea actualmente la encontraremos recorriendo caminos que muestren la verdad de la persona humana. Aclara afirmando que la ideología de género y el transhumanismo no se vence multiplicando los ataques al mundo decadente, sino proponiendo caminos de verdad, coherencia, racionalidad, plenitud y felicidad.

No debemos caer en la trampa de desgastarnos en lamentos autodefensivos, en lugar de despertar una creatividad misionera. Y para ello nada mejor que seguir el espíritu de Amoris Laetitia, donde el Papa Francisco nos invita a dar una respuesta a los desafíos actuales, afirmando que, en todas las situaciones, “la Iglesia siente la necesidad de decir una palabra de verdad y de esperanza […] Los grandes valores del matrimonio y de la familia cristiana corresponden a la búsqueda que impregna la existencia humana[3] .

Es por ello necesario hacer resonar siempre el primer anuncio, que es «lo más bello, lo más grande, lo más atractivo y al mismo tiempo lo más necesario», y «debe ocupar el centro de la actividad evangelizadora».  Y, lógicamente, el mejor kerigma ante la ideología de género sigue siendo la encarnación del amor cristiano en la familia, Iglesia doméstica.

San Juan Pablo II, afirmaba que la familia es “la primera y fundamental estructura a favor de la ecología humana en cuyo seno el hombre recibe las primeras y determinantes nociones sobre la verdad y el bien, aprende qué quiere decir amar y ser amado y, por tanto, qué quiere decir en concreto ser una persona humana”[4].  En este mismo sentido Francisco, teniendo presente la importancia de la familia afirma, en Amoris Laetitia, que  “el bien de la familia es decisivo para el futuro del mundo y de la Iglesia”[5].

Como ya ocurrió en los primeros siglos, hoy es de capital importancia conocer y comprender la primera página del Génesis: existe un Dios personal y bueno, que ha creado al hombre y a la mujer con igual dignidad, pero distintos y complementarios entre sí, y les ha dado la misión de engendrar hijos, mediante la unión indisoluble de ambos en una sola carne (matrimonio).

Por tanto, el matrimonio cristiano es de por sí un antídoto a la cultura relativista dominante. Así, frente a la secularización afirmará que el matrimonio y la familia son obras de Dios. Es una apertura plena a Dios. No es posible construir la familia cristiana en un marco ateo-materialista, sino que es necesario introducir el matrimonio y la familia en el horizonte de Dios.

Por otra parte, frente al individualismo y el subjetivismo en donde el hombre es puro individuo, que se sirve de los demás para satisfacer sus necesidades, afectivas o del tipo que sea, el matrimonio cristiano afirmará la verdad relacional inscrita en la naturaleza humana y su intrínseca dimensión comunitaria.

En efecto, el amor —que es el alma de la familia en todas sus dimensiones— sólo es posible si hay entrega sincera de sí mismo a los demás. Amar significa dar y recibir lo que no se puede comprar ni vender sino sólo regalar libre y recíprocamente. Gracias al amor, cada miembro de la familia es reconocido, aceptado y respetado en su dignidad.

Del amor nacen relaciones vividas como entrega gratuita, y surgen relaciones desinteresadas y de solidaridad profunda. Como demuestra la experiencia, la familia construye cada día una red de relaciones interpersonales y educa para vivir en sociedad en un clima de respeto, justicia y verdadero diálogo. Por tanto, la familia es la mejor escuela para crear relaciones comunitarias y fraternas, frente a las actuales tendencias individualistas que quiere imponer el transhumanismo la familia cristiana es la gran esperanza de la humanidad.

 

+José Mazuelos Pérez

 Obispo de Canarias

 

 


[1] BENEDICTO XVI, Discurso a la plenaria de Cor Unum, Vaticano 19-1-2013.

[2] Cf. MARGUERITE A. PEETERS, Marion-ética. Los expertos de la ONU imponen su ley, Rialp, Madrid 2011.

[3] FRANCISCO, Exhortación Apostólica Amoris Laetitia, n. 54.

[4] JUAN PABLO II, Encíclica Centesimus Annus, n. 39.

[5] FRANCISCO, Amoris Laetitia, n. 37

Eutanasia, una ley contra los más pobres

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Eutanasia, una ley contra los más pobres

Es para mí un honor poder compartir con los hermanos de la Hermandad de la Buena Muerte una reflexión sobre la eutanasia, tan necesaria hoy día en el que el gobierno de España ha decidido acelerar la tramitación de la ley de la eutanasia en el Congreso de los Diputados convirtiéndola en una ley orgánica. Una ley que se tramita por la puerta de atrás evitando el diálogo público y que instaura un cambio en los fines de Estado: pasa de defender la vida a ser responsable de la muerte infringida en determinadas condiciones. Ante esta ley no podemos como cristianos y universitarios quedarnos indiferentes, sino que tenemos que saber dar razón de nuestra esperanza, reivindicando una reflexión racional que no se conforma con una aceptación de la mentalidad eutanásica que quieren imponer y que, como veremos, se fundamenta en  una visión reducida del hombre, al que se le amputa no sólo su dimensión religiosa, sino también su dimensión social.

Dos razones me mueven a esta reflexión. Primero porque pienso que el tema de la eutanasia no es algo que deba ser tratado desde el punto de vista de las emociones y opiniones, sino que hay que tratarlo desde una detenida y seria reflexión racional, algo que es aun más necesario si estamos en una Hermandad universitaria. El segundo, es tener claro que, como veremos, con la eutanasia no está en juego la defensa de una idea más o menos progresista, sino el sufrimiento, la dignidad y la vida de las personas, algo que como hermanos de la Buena Muerte no podemos ignorar.

La mentalidad eutanásica

Benedicto XVI, afirmaba en Caritas in Veritate que “hoy estamos ante graves formas de ceguera de lo humano, bajo el peso de una mentalidad cerrada a la trascendencia que fomentan una concepción materialista de la vida humana y un desprecio a la dignidad humana” (n. 75). Es esta mentalidad la que va abriendo paso a una mens eutanásica, manifestación no menos abusiva del dominio sobre la vida, que en ciertas ocasiones ya no se considera digna de ser vivida y que defiende la eutanasia como salida y solución ante el misterio de la enfermedad y del sufrimiento.

De hecho, cuando nos acercamos a los argumentos a favor de la eutanasia, descubrimos a primera vista sobre todo dos: la libertad y evitar el sufrimiento. Al mismo tiempo, observamos que ambos argumentos se unifican y se afirma que existen condiciones en las cuales continuar viviendo no constituye ningún bien y, por tanto, no tiene ningún sentido vivir; ninguno puede ser obligado a tener una vida in-sensata, sin sentido, ya que esto es inhumano. Por tanto, no existiendo el deber de vivir, tengo el derecho de morir (matándome yo mismo o siendo ayudado por otro). El sufrimiento es la puerta para imponer el criterio de la calidad de vida, y la libertad es la puerta para defender una antropología materialista e individualista. Como nos muestra el Documento Samaritanus Bonus hay  una perspectiva antropológica utilitarista en la que la vida se considera “digna” sólo en presencia de ciertas características psíquicas o físicas. La vida no se valora en sí misma, sino en función de la calidad de vida, algo subjetivo pero sobre todo peligroso, pues pone la vida en manos de un criterio subjetivo que, en principio, es del dueño de esa vida y posteriormente será un criterio en manos de la sociedad o del estado[1].

La mentalidad eutanásica

un reduccionismo antropológico

Como hemos visto la mentalidad eutanásica propone un concepto de libertad según la cual, la libertad es negación de cualquier presupuesto; es inicio absoluto y ya que se piensa que morir es un evento puramente natural, no existe nada más que un modo de desnaturalizarla que atribuyendo al hombre el poder de discernir el momento oportuno. Sólo así morir pertenecerá radicalmente al hombre. Y esta pertenencia se resume en: yo decido cuando debo morir. En el hecho de que sólo la decisión de morir cuando se juzga que es un bien morir, hace humana la muerte, la desnaturaliza, la hace un acto humano. La muerte de esta forma se intenta dominar mediante la decisión libre de provocarla. En definitiva, yo decido cuando morir y yo decido cuando la vida tiene sentido vivirla, elevando a derecho la provocación de la muerte. Y es profundizar sobre ello lo que nos lleva a descubrir la incoherencia racional de la mentalidad  eutanásica.

Es una falacia terminológica argumentar la eutanasia en el “derecho a elegir la muerte”. El hombre no tiene derecho a elegir su muerte, sino que tiene poder para quitarse la vida y quitársela a otros. El hombre tiene “derecho a morir”, pero no siempre cuando él elija, ya que puede adelantarla pero nunca atrasarla. Por tanto, más que argumentar el derecho, creemos más acertado decir “quiero ser libre para ejercer el poder que me da estar vivo”. Pero, ese poder todo hombre es libre de realizarlo cuando quiera, de ahí que no entendamos por qué se tiene que reivindicar como derecho. Otra cosa es, que su formulación como derecho no reivindique el poder, sino la licitud de usarlo, lo que implica que su formulación tiene como objetivo conseguir una valoración ética y legal preestablecida sin más y con capacidad de calar en la opinión pública. Y por otra parte erigirlo como derecho intenta obligar que sea otro, generalmente el profesional sanitario, el que esté obligado a realizarlo.

Por otra parte, no se entiende como defendiendo el individualismo radical para afirmar la propiedad absoluta de la vida se continúe reivindicando una acción social solicitando la intervención de la medicina. Por un lado se niega la dimensión social del ser humano, diciendo “mi vida es mía y sólo mía y me la puedo quitar”, por otro lado pide que sea otro el que se la quite. Y aquí surgen diferentes preguntas y problemas:

1.- ¿Es realmente la vida propiedad de un individuo o es un bien social?

Desde el punto de vista racional la vida no es algo de lo que se pueda disponer. La vida es un bien fundamental del hombre que no está a su disposición. La vida humana vale por sí misma, tiene una dignidad y un valor que le acompaña siempre. En términos filosóficos se habla de dignidad de la persona humana que hace la vida indisponible e intangible para los otros y para el sujeto mismo, porque la vida conserva siempre la dignidad y el misterio que deriva de ser humana. Es decir, la vida humana es siempre vida personal y, por tanto, es inadmisible la separación vida-persona que se establece cuando se dice que la persona puede disponer de su vida.

Esta indisponibilidad de la vida toma mayor firmeza a la luz de la Revelación cristiana[2], como afirma la Conferencia Episcopal Española que dice: Quienes creemos en un Dios que es amor, que es comunión de Personas, que no sólo ha creado al ser humano, sino que lo ama personalmente y le espera para un destino eterno de felicidad, estamos convencidos de que la eutanasia y el suicidio asistido implican poner fin deliberadamente a la vida de un ser humano que es querido por Dios, que lo ama infinitamente y que vela por su vida y su muerte. (Sembradores de esperanza, n 57).

Pero no podemos olvidar que la vida humana, además de su vertiente individual y personal, tiene también otra social de innegable trascendencia. Ninguna persona, desde ese punto de vista, es totalmente autónoma. Nadie puede exclamar con total verdad “mi vida es sólo mía” porque todo hombre vive en comunidad y su existencia no se puede comparar con una isla en medio del océano. Es esto lo que estamos defendiendo socialmente ante la pandemia, ya que en nombre del bien común y de la dimensión social de la persona humana es como se justifica la perdida de la libertad y la exigencia de confinamiento.

Ante esto nada mejor que concluir con una reflexión del doctor Martínez-Fornes que escribe: “En la escala de valores humanos, la vida ocupa el lugar prioritario. Nada puede sustituirla, no tiene precio….Para mí, cada hombre, cada mujer es una especie única e irrepetible sobre la Tierra que se extingue con su muerte…La vida es un continuum que no nos pertenece, ni siquiera el fragmento personal…Cuidar y respetar la vida es cultura. Despreciarla, puede coincidir con el Progreso, pero es barbarie…Respetar la vida es una píldora que hay que tragarse entera”[3].

2.-  ¿Es realmente libre un hombre que pide la eutanasia?

La medicina paliativa nos dirá que en multitud de casos cuando se pide la eutanasia lo que se pide es auxilio. De hecho la experiencia de los médicos de cuidados paliativos es que si nos preocupamos de los enfermos y sus necesidades, no piden la eutanasia[4]. Si cambiamos el miedo por seguridad, el abandono por compañía, el dolor por su alivio, la mentira por la esperanza y el encarnizamiento terapéutico por el control de síntomas. Si le ayudamos a resolver sus problemas con Dios, consigo mismo y con los demás, es muy probable que la petición de eutanasia quede olvidada por el enfermo casi en el 100% de los casos[5].

3.- ¿Es un deber de los otros y en concreto del médico atender la petición de acortar su vida por parte de un enfermo?

Es decir, la libertad del enfermo debe limitar la libertad del médico. Para afirmar esto es necesario concebir el acto médico como un mero contrato donde el enfermo consume para satisfacer sus deseos. Como estamos viendo ante el coronavirus una medicina contractual cuyo objetivo es satisfacer los deseos de los enfermos no va a ninguna parte. El médico no puede olvidar el principio de beneficencia o al menos el de no maleficencia, es ello lo que le lleva a tratar a los enfermos aún en riesgo de contagiarse. Una medicina contractual conlleva una medicina consumista e inhumana.

Una ley que abandona la justicia y a los débiles

La legalización de la eutanasia no es cuestión de opinión. El derecho no se debe mover por opiniones, sino por la justicia que conlleva una ley. Es verdad que estamos en un positivismo jurídico y moral y lo que decida la opinión mayoritaria de un tema lo hace moral y legal, pero yo quiero mejor reflexionar racionalmente sobre qué aportará a la verdad y a la justicia la legalización de la eutanasia. Sintetizando vemos que la legalización de la eutanasia conllevaría lo siguiente:

– El estado mismo minaría la ética médica y la confianza de los pacientes en la profesión médica.

– La legalización sería un atentado contra la inviolabilidad e irrenunciable derecho a la vida y la salvaguardia de esto forma parte del “mínimo moral”, entendido como conjunto de valores éticos, que la ley debe, obligatoriamente, salvaguardar para hacer posible una vida social pacífica y ordenada. El hecho de no penar legalmente el poner fin a la vida de un enfermo terminal traería consecuencias negativas para la prohibición general de no matar.

– El estado desprotegería la solidaridad de la familia. La legalización introduciría fácilmente en las familias débiles la tentación de sugerir a algunos miembros la salida del teatro de la vida.

– Tal legislación no podría preservar la confianza recíproca y el respeto hacia los ancianos y los que sufren, lo que implicaría que el estado no estaría al servicio de los débiles. La legalización sería una invitación al suicidio a aquellos que son o parecen ser una carga para la sociedad.

– La muerte de una persona implica, frecuentemente, intereses económicos capaces de turbar el juicio de los familiares y desequilibrar también el del médico. Este peligro viene hoy agravado por el hecho de que en una sociedad cada vez más envejecida, donde el rendimiento y la producción son los valores más considerados, los ancianos son marginados, son considerados inútiles. Sería fácil el paso de la eutanasia expresamente pedida por el enfermo, a la petición sólo supuesta, en los inconscientes, en los locos y así sucesivamente.

– La ley traerá grandes consecuencias negativas para la relación médico enfermo y para los mayores y discapacitados, como está demostrado en los pocos países que la tienen aprobada, Holanda y Bélgica entre otros. La introducción de la eutanasia en el panorama de acciones que puede realizar un médico socava la relación entre médico y paciente, fundamento de todo acto médico y que se basa siempre en la confianza. Cuando no existe posibilidad de eutanasia, el paciente tiene confianza en que el médico está intentando ayudarle en su problema de salud, y hará todo lo razonablemente posible en ese sentido, y aceptará con gusto sus consejos. Sin embargo, cuando aparece la posibilidad de que el médico provoque la muerte, y de que, como muestra la experiencia en otros países, suceda sin autorización del paciente, el recelo es lo normal. (Sembradores de Esperanza, n. 37-43)

En definitiva, allí donde la ley permite matar, otorga a los seres humanos un poder absoluto sobre otros, los más débiles e indefensos. El hecho de que lo haga un equipo en un hospital, con especialistas incluidos, no cambia nada. La medicina está hecha para curar y los que curan no pueden convertirse en verdugos. Como afirma Samaritanus Bonus “el valor inviolable de la vida es una verdad básica de la ley moral natural y un fundamento esencial del ordenamiento jurídico”. Por ende, “no se puede elegir directamente atentar contra la vida de un ser humano, aunque este lo pida”..

Humanizar la muerte

Por último quisiera terminar reivindicando una autentica legislación para humanizar el momento de morir y poder hablar de buena muerte, que no se logra imponiendo una ideología eutanásica, sino fomentando un humanización de la muerte. Es eso lo que recoge el documento de la Santa Sede Samaritanus Bonus, que afirma La verdadera compasión humana “no consiste en provocar la muerte, sino en acoger al enfermo, en sostenerlo”, ofreciéndole afecto y medios para aliviar su sufrimiento. Incurable nunca es sinónimo de “in-cuidable”. Y el documento de la conferencia episcopal Española Sembradores de esperanzas Acoger, proteger y acompañar en la etapa final de esta vidaque afirma: “Quien sufre y se encuentra ante el final de esta vida necesita ser acompañado, protegido y ayudado, recibir los cuidados con competencia técnica y calidad humana, ser acompañado por su familia y seres queridos y recibir consuelo espiritual y la ayuda de Dios, fuente de amor y misericordia”.

El suicidio asistido y la eutanasia, que consiste en la acción u omisión que por su naturaleza e intencionadamente causa la muerte con el fin de eliminar cualquier dolor, no aportan soluciones a la persona que sufre. Hay que promover y legislar la ejecución de unos buenos cuidados paliativos al alcance de todos y es entonces cuando podemos hablar de muerte digna y cuando los defensores de la eutanasia se encontraran que sus pretensiones tienen poco éxito.

Es necesario crear programas de asistencia integral al enfermo terminal en su domicilio. Cuando hablamos de la asistencia a domicilio nos referimos a ofrecer la posibilidad a los enfermos terminales de pasar los últimos días de su vida en su casa, junto a sus familiares. Como modelo de programa de asistencia a domicilio pensamos que puede ser útil la denominada Unidad de terapia continuada cuyas características esenciales, podemos sintetizarlas en las siguientes: la atención asistencial del enfermo terminal y su familia. Debe ser realizada bajo la dirección de un médico que forma parte de un equipo multidisciplinar (médico, enfermera, psicólogo, asistente espiritual, asistente social, etc.) particularmente preparado para controlar la sintomatología dolorosa y del stress psico-físico-espiritual. La asistencia psíquica y espiritual debe abarcar a los familiares del paciente durante la fase terminal de la enfermedad y en el periodo sucesivo a la muerte.

Igualmente hay que crear buenos centros de terapias paliativas que tengan presente que todo enfermo tiene derecho a no sufrir inútilmente lo que implica el deber del equipo terapéutico de luchar contra los síntomas y malestar que acompañan a la enfermedad incurable. Que rechace la obstinación terapéutica. Que se preocupe de la atención integral al enfermo que implica atender sus necesidades espirituales y que tenga claro que el enfermo y la familia son una unidad a tratar, ya que la tranquilidad de la familia repercute directamente sobre el bienestar del enfermo.

Conclusión

Podemos concluir diciendo que nuestra sociedad tiende a rechazar acompañar al enfermo grave y ve en el rostro del incurable sólo la terrible máscara de la muerte; difícilmente reconoce que el incurable no está todavía muerto, sino que vive, y que esta última fase de la vida, en la que muchas máscaras caen, puede ser el momento de una experiencia completamente nueva de encuentro con los otros cuando éstos son capaces de estar cerca, de escuchar, de comprender y de manifestar a través del silencio, la palabra o por simples gestos, que quien se va no es rechazado por la sociedad de los vivos.

Lógicamente todos tenemos el poder de quitarnos la vida pero no tenemos el derecho ni el deber de atentar contra ninguna vida humana. No se debe usar el sufrimiento, la obnubilación y el suicidio de uno para reivindicar la implantación de la eutanasia, que supone la obligación de la sociedad de participar en el acortamiento de la vida de un ser humano, con todo lo que ello supondría para tantos pobres enfermos indefensos. Por consiguiente, el “derecho a morir” no puede significar que otro tiene el derecho a matar. No es pensable que una simple autorización pueda conferir el derecho a matar.

El sufrimiento no es un germen externo frente al cual el hombre sólo puede responder huyendo de la vida. Una sociedad humana y verdadera no puede partir de la eliminación total del sufrimiento y proponer salir del escenario de la vida cuando se sufre, sino que hay que ayudar a todos a superar y a vivir con sentido el sufrimiento.

En definitiva, ante el dolor tenemos que afirmar que la medicina paliativa es el complemento de la medicina curativa. Constituye la atmósfera o ambiente que debe enmarcar cualquier actividad sanitaria. El verdadero fracaso es tener que admitir la eutanasia como solución alternativa al alivio de los síntomas y a la comunicación. El fracaso se produce cuando nos planteamos quitar la vida a un enfermo porque no sabemos cómo mejorarle sus síntomas ni cómo modificar las circunstancias personales en las que está viviendo. Y sobre todo es una aberración plantear una ley de legalización de la eutanasia, cimentada en la libertad, cuando no se tiene una asistencia de cuidados paliativos disponibles para todas las personas.

 

 

+José Mazuelos Pérez

Obispo de Canarias

 


[1]Para abordar desde nuestro ser católicos toda esta temática es necesario tener muy presente el último documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe Cf. CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Samaritanus BonusSobre el cuidado de las personas en las fases críticas y terminales de la vida, 22-9-2020. Y el de la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida de la Conferencia Episcopal Española, Sembradores de esperanzas Acoger, proteger y acompañar en la etapa final de esta vida, Diciembre de 2019.

[2] Aunque nos referimos a la Revelación cristiana, creo interesante señalar que la mayoría de las religiones (Islam, Budismo, Hinduismo y Judaísmo) rechazan las prácticas eutanásicas. El 28 de octubre de 2019 se publicaba la Declaración conjunta de las religiones monoteístas abrahámicas sobre las cuestiones del final de la vida. En ella se afirma que «el cuidado de los moribundos representa, por una parte, una forma de asumir con responsabilidad el don divino de la vida cuando ya no es posible tratamiento alguno y, por otra, nuestra responsabilidad humana y ética con la persona que (a menudo) sufre ante la muerte inminente.

[3] S. MARTINEZ-FORNES, Enfermo terminal y eutanasia, en Rev. Esp. Oncología, 31 (1984) 106.

[4] B. POLLARD, Eutanasia, Madrid 1991, 69-71.

[5] J. SANZ ORTIZ, Eutanasia sí, eutanasia no, en Medicina Clínica 100-1 (1993) 17.

Nuevo taller sobre fertilidad natural en el COF de Triana-Los Remedios

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Nuevo taller sobre fertilidad natural en el COF de Triana-Los Remedios

El Centro diocesano de Orientación Familiar (COF) de Triana-Los Remedios ha organizado un año más un taller de aprendizaje de la fertilidad natural para parejas o mujeres que quieran conocerse mejor. Concretamente, el curso se centra en el método natural de diagnóstico de la fertilidad Billings.

Las sesiones comenzarán el viernes 23 de septiembre y se celebrarán cada quince días hasta el 2 de diciembre, a las siete de la tarde, en la sede de la Avenida de Coria, número 10.

Estos talleres resultan útiles tanto para el conocimiento de la salud de la mujer, como para la búsqueda o aplazamiento del embarazo, ya que el método -impartido por personal cualificado y certificado- permite identificar los signos de fertilidad a partir de pautas científicas, fáciles y eficaces.

Por este motivo, se recomienda esta formación a todas las mujeres, ya sean solteras o estén en noviazgos con proyecto de familia y, especialmente a matrimonios. Asimismo, es recomendable para agentes de la Pastoral Familiar de parroquias, movimientos o colegios, monitores de cursillos prematrimoniales o acompañantes de grupos de novios.

Más información en el centro de Orientación Familiar Triana-Los Remedios, a través del correo cofdiocesano.triana@archisevilla.org o el teléfono 600.361.132.

El método Billings

El Método de Ovulación Billings (MOB) se basa en los síntomas de fertilidad e infertilidad de la mujer, teniendo “un gran éxito ayudando a los matrimonios a lograr un embarazo cuando su fertilidad ha sido puesta en duda”. Igualmente, desde la organización, apuntan que el uso del MOB “libera de las preocupaciones sobre los efectos en la salud de los anticonceptivos químicos” y permite ejercer una paternidad responsable.

El método Billings ha demostrado su eficacia, siendo más fiable que algunos anticonceptivos actuales. Asimismo, se presenta como una opción gratuita y ecológica de planificación familiar y ejercicio de la paternidad responsable, ya que no requiere la ingesta de ningún tipo de medicación o químicos, sino la observación de los signos de fertilidad por parte de la mujer, y tampoco genera deshechos.

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La mitad de las inscripciones al Congreso Internacional de Hermandades procede de fuera de Sevilla

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La mitad de las inscripciones al Congreso Internacional de Hermandades procede de fuera de Sevilla

A poco más de cuatro meses de la celebración del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular, el número de personas inscritas supera el millar, una cifra que cuadra con las previsiones de la organización de un evento que pondrá a la Archidiócesis hispalense en el centro de los debates sobre religiosidad popular a nivel mundial.

En declaraciones ofrecidas al programa ‘Iglesia Noticia’ de COPE Sevilla, el secretario general del congreso, Joaquín de la Peña, subrayó que el 50 % de los inscritos proceden de fuera de Sevilla. En el apartado extranjero encontramos congresistas procedentes de México, Italia, Chile, Paisas Bajos, Francia o Portugal. “No nos preocupa demasiado el tema de las inscripciones”, añade de la Peña, que apunta que los delegados episcopales de todas las diócesis españolas estarán presentes en Sevilla el próximo mes de diciembre.

Acogida “fraternal y afectuosa” en España

Una vez finalizada la gira de presentaciones del congreso por diócesis españolas, la valoración no puede ser más positiva: “Ha habido una acogida verdaderamente fraternal y afectuosa, y estamos un poco abrumados por cómo se nos ha recibido”. “Hay un verdadero entusiasmo por el congreso”, reitera Joaquín de la Peña.

Trece exposiciones, conciertos… La programación cultural del congreso está prácticamente definida, y “la gran sede de ese programa cultural será la ciudad”, según afirma el secretario general del Congreso. Como pasó hace veinticinco años, los organizadores están encontrando “puertas abiertas, afán de colaboración y de integrarse en este proyecto”. Joaquín de la Peña también se refirió a la obra social –“que quizás sea lo más desconocido del proyecto del congreso”-, un proyecto que “también progresa adecuadamente”.

Procesión de clausura

Finalmente, el secretario general se refirió a la procesión de clausura, y a los cambios que ha habido que hacer en el itinerario inicialmente previsto para adaptarlo a los requisitos del consistorio sevillano. La pasada semana se llegó a una solución de consenso que cuadra con una de las indicaciones que puso sobre la mesa el arzobispo, monseñor José Ángel Saiz Meneses: “que nadie que venga a Sevilla se vaya sin haber podido ver la procesión”. De la Peña zanjó el asunto afirmando que “tenemos una ciudad que está más que acostumbrada a celebrar eventos de este tipo”.

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Las vidrieras de la fachada de la Catedral, a pie de calle

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Las vidrieras de san Pedro y san Pablo se expondrán en el patio del Palacio Episcopal para que sean admiradas antes de su colocación en el imafronte, y la de la Virgen de la Fuensanta se colocará mañana.

Las tres vidrieras de la fachada de la Catedral regresan hoy a la ciudad de Murcia totalmente restauradas. La vidriera central, de 5,20 metros de altura por 2,50 de ancho y dedicada a la Virgen de la Fuensanta, se colocará mañana en su lugar original. Mientras que las de san Pedro y san Pablo se expondrán en el patio del Palacio Episcopal antes de regresar al imafronte catedralicio en el mes de septiembre.

Las vidrieras viajaron el pasado mes de octubre a Segovia para restaurarse en el taller Vetraria Muñoz de Pablos SL. «Es el mejor taller que existe en España y uno de los mejores del mundo», asegura el arquitecto responsable de la restauración de la fachada de la Catedral de Murcia, Juan de Dios de la Hoz. Durante estos ocho meses de trabajo se han llevado a cabo labores de limpieza y restauración de los calibres de vidrio; la revisión y restauración de los tinglados de plomo; se ha elaborado un marco perimetral de latón para cada panel que garantice la estabilidad vertical; además, se ha realizado una nueva protección isotérmica exterior para defender la vidriera histórica frente a los agentes externos y evitar así la entrada de humedades hacia el interior; y se ha ventilado la carpintería de la vidriera emplomada que corrige los efectos de condensación que genera la cámara intermedia.

«De esta forma –explica el arquitecto–, una vez restauradas, además de añadir una protección por el exterior que reducirá los depósitos de las palomas que tanto les afectan, se conseguirá aumentar la cantidad de luz que llega hasta ellas, haciéndolas más luminosas».

Expuestas para admirar cada detalle

Hasta su colocación en la fachada en el mes de septiembre, quienes visiten el patio del Palacio Episcopal tendrán la oportunidad de admirar las vidrieras de san Pedro y san Pablo (de 2,15 metros de altura por 1,45 de ancho) a unos centímetros de distancia.

«Sin duda, será una oportunidad de mostrar a todo el mundo la calidad de los trabajos que se están llevando a cabo en el imafronte catedralicio y la excepcionalidad de las obras de arte que alberga», subraya Juan de Dios de la Hoz.

Durante el mes de agosto el patio del Palacio Episcopal abrirá tan solo de lunes a viernes de 9:00 a 14:00 horas; retomando su horario habitual, también de 17:00 a 20:00 horas, en el mes de septiembre.

La belleza de las vidrieras de Maumejean

Las tres vidrieras de la fachada de la Catedral fueron realizadas por José Maumejean (su firma puede verse al pie de cada una de ellas) a finales del siglo XIX. «Su taller trabajó en el Hospital del Niño Jesús, la Academia de la Lengua, el Congreso de los Diputados o el Banco de España en Madrid; así como en multitud de edificios religiosos como las catedrales de Burgos, Madrid, Vitoria, Jaén o Segovia. El centro nacional del vidrio de la Granja en Segovia tiene depositados más de treinta mil metros cuadrados de dibujos y cartones realizados por la Casa Maumejean durante su actividad», explica de la Hoz.

Las tres vidrieras de la fachada de la Catedral de Murcia están ejecutadas con la técnica de la vidriera emplomada, con vidrios soplados de color en masa, pintados con grisalla, carnaciones y amarillos de plata de gran calidad, y vidrios plaqué grabados al ácido. «Antes de su restauración presentaban diferentes problemas, como el pandeo de los paneles por falta de fijación, la rotura de soldaduras, fracturas y roturas de algunos calibres de vidrio, pérdida puntual de masillas perimetrales, suciedad por su cara interior y exterior, etc.».

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