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Actividad pastoral de Monseñor José Rico Pavés durante este fin de semana

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Desde el acto académico de Santo Tomás de Aquinio, pasando por la Eucaristía donde una realidad eclesial como una Agrupación parroquial pasaba a ser Hermandad y finalizar con la conferencia ofrecida al Consejo Nacional de la Adoración Nocturna Española.

Todo comenzaba el viernes 21 de febrero, donde Monseñor José Rico Pavés, Obispo de Asidonia-Jerez, presidía en el Seminario Diocesano de «San Juan de Ávila» el acto académico de Santo Tomás de Aquino. Esta actividad comenzó con el rezo de Vísperas, para seguir con la entrega de distinciones y terminar con una conferencia de D. Emiliano Fernández.

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Tras este momento junto con los Institutos Teológicos de la Diócesis, se iniciaba el sábado 22 de febrero con una actividad formativa, hablamos de la conferencia ofrecida al Consejo Nacional de la Adoración Nocturna. Titulada «La Adoración Eucarística, ejercicio de esperanza», Monseñor José Rico Pavés, Consiliario Nacional de la Adoración Nocturna Española, dedicó la mañana para profundizar en la grandeza de la adoración al Santísimo Sacramento.

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Este día seguía por la tarde, donde el prelado se trasladaba hasta Sanlúcar de Barrameda, allí presidía la Eucaristía en la parroquia de San Pedro Apóstol, donde una realidad de esta comunidad parroquial, en concreto la Agrupación de la Tercera Caída, la cual se vivía su erección a Hermandad y bendición de la imagen titular del Señor.

En la homilía, el Sr. Obispo de Asidonia-Jerez recordó que la Palabra de Dios siempre viene a nuestro auxilio, y si estamos atento es luz para nuestra vida, dando así pasos siguiendo su voluntad. Asimismo, destacó la importancia de nuestra tarea de evangelizar, misión fundamental de las Hermandades y Cofradías y así crecer como discípulos de Cristo.

Por otro lado, y centrándose ya en el Evangelio, subrayó que el Señor nos pide lo que Él mismo ya hace. Es decir, el darnos y desgastarnos por el prójimo, incluso cuando parece más complicado porque hablamos de nuestros enemigos. Ahí, en aquellos que nos miran de otra forma, nosotros, mirando a Cristo tenemos que ser capaces de poner su amor con nuestra entrega y perdón.

Siguiendo con el Evangelio destacó 3 ideas:

1 – Amar a nuestros enemigos, mirar a los demás como Él nos mira, un amor incondicional que todo lo perdona. Por este motivo, nos hace recalcar y darnos cuenta de la importancia de cuidar a cada uno de los hermanos de la Hermandad.

2 – Tratar a los demás como a nosotros nos gustaría que nos tratasen, ya que esta es la única forma de poder llevar el amor de Cristo a cada una de las personas que cruza por nuestra vida

3 – Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso, esta tercera idea es la que debemos tener en mente, el ser amor de Cristo para así perdonar incluso a las personas que más dificultad tenemos por ser nuestros enemigos.

Siguiendo con la misma idea, ha recordado que toda esta tarea se puede llevar a cabo si estamos cerca de Cristo, es decir si participamos en los Sacramentos, en el ejercicio de la caridad y escuchamos la Palabra de Dios. De esta forma, seremos capaces de a pesar de nuestras debilidades humanas llevar el amor de Dios a cada rincón y llevar a cabo estas tres ideas fundamentales que el Señor nos pide.

Por último, cabe mencionar que del 24 al 26 de febrero, Monseñor José Rico Pavés como Presidente de la Comisión Episcopal para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado estará presente en Alicante, donde el departamento que preside ha organizado la Jornada de Vicarios tituladas «Reto diocesano: Comunión en la diversidad».

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Los colegios diocesanos, la mejor decisión para el futuro de tus hijos

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Los colegios diocesanos, la mejor decisión para el futuro de tus hijos

Durante el próximo mes de marzo se abre el periodo de escolarización en los centros escolares. Por este motivo, los trece colegios que conforman la Fundación diocesana de Enseñanza ‘Victoria Díez’ han organizado distintas Jornadas de Puertas Abiertas durante las próximas semanas.

Como cada año, este periodo está dirigido especialmente al alumnado que se incorpora por primera vez al sistema educativo (primer Ciclo de Infantil o primero de Primaria) o aquel que cambia de centro. De este modo, se podrá solicitar plaza en los colegios diocesanos hasta el 31 de marzo siguiendo las bases y procedimientos establecidos por la Administración Pública.

Durante estas jornadas, las familias podrán entrevistarse con los directores y conocer a parte del equipo docente y su forma de trabajar. Un profesorado en continua formación “para adaptarse siempre a los cambios sociales, de enseñanza y culturales que estamos viviendo en nuestra sociedad”, apunta el director del colegio Corpus Christi, Jesús Rodríguez.

Las Jornadas de Puertas Abiertas permitirán a los padres recorrer las instalaciones de estos centros, que incluyen aulas equipadas con la última tecnología educativa, laboratorios de ciencias, zonas deportivas y recreativas, huertos, espacios de música o aulas de integración, entre otros.

Asimismo, podrán conocer de primera mano el proyecto educativo de cada centro, basado en una atención personalizada y un ambiente familiar. En palabras de Eduardo Marrón, director del colegio diocesano Sagrado Corazón de Sevilla, “al ser un centro de una única línea todos los profesores conocen a los alumnos y ofrecemos una atención muy personalizada”. A lo que María Granada Herrezuelo, directora de la escuela infantil San José de Cluny, añade que “todos nos conocemos y somos como una gran familia”.

Algunas visitas podrán realizarse en horario escolar, lo que permite que “las familias tengan la oportunidad de preguntar directamente al alumnado por su experiencia en el centro y de ver cómo se trabaja en el aula en el día a día, especialmente haciendo notar la inclusión del alumnado NEAE (Necesidades Específicas de Apoyo Educativo)”, señala Carmen Mª Navarro, directora del centro diocesano de Ntra. Sra. del Valle, en Écija.

Innovación pedagógica

Todos estos centros destacan también por su “innovación pedagógica, con la aplicación de metodologías activas que potencian el aprendizaje significativo”, explica Juan de Dios Álvarez, director del colegio Asunción de Nuestra Señora, en Coria del Río. En este sentido, el profesor adopta en muchas ocasiones un rol dinamizador para que el alumno sea protagonista de su propio aprendizaje. Por su parte Francisco Navas, director de Nuestra Señora de las Nieves, en Los Palacios y Villafranca, asegura que  todos los colegios comparten “un proyecto educativo guiado por los valores cristianos y caracterizado por los altos niveles académicos y competenciales, con especial atención a la diversidad, la innovación educativa y las metodologías activas, dentro de un ambiente cuidado y en constante comunicación con las familias, abierto a su entorno, la parroquia y particular vinculación con los antiguos alumnos”.

El bilingüismo es otra de las bases de la enseñanza en los colegios diocesanos. De esta forma, la mayoría cuenta con auxiliares de conversación, intercambios en el extranjero y diversas actividades “que acercan este idioma a los estudiantes de forma lúdica y participativa”, matiza la directora de la CEI Virgen Milagrosa, en Écija, Nuria Pérez.

Finalmente, estos centros se esfuerzan por acompañar a las familias actuales y cubrir sus demandas a través de diversos y numerosos servicios complementarios que favorecen la conciliación, entre los que se encuentran el aula matinal, el comedor o el aula de permanencia, una vez finalizado el horario lectivo.  De igual forma, la mayoría de estos colegios ofertan clases extraescolares en distintos ámbitos (educativas, artísticas, deportivas…).

Educación en la fe

Los colegios diocesanos ofrecen una formación integral de su alumnado en su triple dimensión académica, humana y cristiana. “La elección de un colegio es quizás una de las decisiones más importantes que se toman como padres en la vida de los hijos”, reconoce Almudena Abaurrea, directora del colegio San Isidoro, en el centro de Sevilla. Por eso, “para nosotros cada alumno es único y nuestra finalidad es formar personas, que con plena libertad en sus capacidades sepan anteponer al prójimo al interés propio”. Esta misma línea comparten el resto de centros, que de forma trasversal incluyen la educación en la fe en el día a día. Esta formación cristiana se completa con el acompañamiento personalizado y espiritual del alumnado y sus familias en cada una de las etapas educativas.

Jornada de Puertas Abiertas

Aunque durante el mes de febrero ya se han ido celebrado algunas jornadas de puertas abiertas en los colegios de la Fundación Diocesana de Enseñanza Victoria Díez, en las próximas semanas aun es posible acercarse a estos centros para conocerlos de cerca.

Las citas más inminentes tendrán lugar el 25 de febrero, por la mañana, en el colegio Ntra. Sra. del Valle; y a las cinco de la tarde, en el centro de educación infantil San José de Cluny y en el colegio Sagrado Corazón de Jesús, que recibirán a aquellas familias interesadas. Este último centro, además, realiza visitas personalizadas en horario de mañana o los martes por la tarde.

Ya en marzo, Ntra. Sra. del Valle repetirá su Jornada de Puertas Abiertas el día 3, en horario vespertino. Más adelante, el colegio diocesano Ntra. Sra. de las Nieves celebra el 11 de marzo a las cinco y media de la tarde una nueva Jornada de Puertas Abiertas. Y el centro Nuestra Señora de las Mercedes hará lo propio el día 13, a las seis de la tarde.

Santa María Nuestra Señora, por su parte, será visitable con cita previa todos los jueves.

Finalmente, hay otros centros como el CEI Concilio, CEI Virgen del Refugio o el colegio San Isidoro que no tienen una fecha cerrada de Puertas Abiertas, sino que reciben de forma personal a cada familia adaptándose a sus horarios y disponibilidad.

Más información tanto en las webs o perfiles en redes sociales de cada centro, como en la web de la Fundación diocesana de Enseñanza Victoria Díez.

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El abastecimiento de agua en la Sevilla de 1600

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El sistema de abastecimiento de agua en Sevilla y su evolución a lo largo de los siglos han sido ampliamente estudiados desde diferentes disciplinas, dando lugar a numerosas investigaciones históricas.

Las fuentes primarias del Archivo de la Catedral de Sevilla y del Archivo General del Arzobispado, que se remontan a la llegada de Fernando III y al restablecimiento del culto cristiano en la ciudad de Sevilla, han apoyado muchos de estos estudios históricos.

El documento que nos ocupa, recientemente descrito e incorporado a la base de datos ARCAS para su consulta, viene a sumar un aporte más al acervo documental existente, ya trabajado por los investigadores. Se trata de un documento notarial, fechado en septiembre de 1608, en el que Diego del Castillo, escribano del rey y de los Alcázares, da fe del acuerdo tomado por los señores veinticuatro de Sevilla relativo a la construcción de un depósito de agua. En él podemos leer que dicho acuerdo se toma “para poder pagar el costo y gasto de materiales y manufacturas de la obra que se está haciendo y esta mandado hacer en el almacén y caja principal y marcos por do se le reparte y reciben el agua de los Caños de Carmona, las iglesias, monasterios, comunidades y demás personas y casas que la tienen y gozan”. Aunque en el documento no se especifique el emplazamiento exacto de la construcción de dicho depósito, podemos inferir que se encontraría en un lugar cercano al acueducto de los Caños de Carmona al que se refiere. Cabe precisar, que el mencionado acueducto, del que parte de sus vestigios son aún visibles en la calle Luis Montoto, fue la principal vía de abastecimiento de agua hasta la mitad del siglo XIX -según apuntan algunos autores-, siendo considerado una joya de la ingeniería hidráulica.

Seguidamente, podemos leer que “por el dicho repartimiento cupo a la Santa Iglesia Mayor de esta ciudad por catorce pajas de agua”. La paja de agua constituyó la medida básica del diámetro del agujero que se realizaba en el depósito donde se almacenaba el agua y la entrada de la cañería por la que se conduciría ésta.

Para poder conjeturar cómo era el depósito cuya obra se estaba realizando, resultan muy ilustrativos también los bocetos que encontramos en el segundo documento que aportamos, de noviembre de 1618, en el que aparece representado un almacén general del que dimanan las pajas de agua que se dirigirían a las diferentes collaciones: la Magdalena, san Lorenzo, san Vicente, duque de Medina, san Francisco y san Salvador.

Finalmente, las cañerías conducirían el agua a su destino tal y como se puede observar en el plano que también presentamos, realizado en 1642. En él se representan con detalle las cañerías que traían el agua hasta la Catedral de Sevilla y el Palacio Arzobispal, por el Alcázar y el Hospital Real, actual Casa de la Cultura de la Diputación de Sevilla. Será en estos momentos, a mediados del siglo XVII, cuando esta red de cañerías va a alcanzar su máxima dimensión.

Estudiar el repartimiento del agua ha contribuido a que hoy conozcamos mejor aspectos demográficos, culturales, sociales y económicos de Sevilla desde la Edad Media.

María Nieto Lozano

Técnico de Archivos y Bibliotecas de la Institución Colombina

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Discurso de ingreso en la Real Academia de Medicina

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Discurso de ingreso en la Real Academia de Medicina

Voluntad de sentido y esperanza: El testimonio antropológico “integral” de Viktor Frankl

Excelentísimo señor presidente de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Sevilla, Ilustrísimos señores académicos, distinguidas autoridades, queridos amigos, señoras y señores.

Me van a permitir que inicie este discurso de ingreso con un recuerdo al Santo Padre Francisco, exhortando a todos a rezar por la comunión con su persona y ministerio, y pidiendo especialmente al Señor por su pronto restablecimiento, porque la Iglesia y el mundo necesitan su palabra profética y su testimonio de vida.

 

Introducción

El libro IV de las Etimologías de san Isidoro de Sevilla está dedicado a la medicina. Según él, “la medicina no puede ser incluida como una más de las artes liberales, porque mientras que cada una de éstas se consagra al estudio de una materia particular, la medicina las abarca todas”[1]; “por esto, se considera a la medicina como una segunda filosofía, dado que una y otra, filosofía y medicina, reclaman para sí al ser humano completo: pues si por una se sana el alma, por la otra se cura el cuerpo”[2]. San Isidoro era consciente de la importancia del conocimiento médico en el cuidado del cuerpo, y lo integró como parte del saber necesario para desarrollar una “vida plena”. La medicina es entendida por él como una manifestación de la auténtica sabiduría para preservar la vida humana. Y, de este modo, el médico, versado en todos los saberes clásicos –gramática, retórica, dialéctica, aritmética, música, geometría y astronomía– es un verdadero humanista[3]. La salud, “integridad del cuerpo y equilibrio de la naturaleza”[4], exige un cierto conocimiento holístico, integral, que debería preservarse en el momento actual, en el que el desarrollo de las especializaciones pone en riesgo la visión del ser humano en la complejidad de una realidad que no podría ser descrita de un modo reduccionista, ni unívoco.

A la medicina le incumbe, junto con los remedios farmacológicos, cuanto sirve de protección al cuerpo frente a ataques y peligros externos –esto es, desde la comida o la bebida, al vestido o el abrigo–[5] y todo lo que procura al ser humano la moderación, pues como indica san Isidoro de Sevilla: “medicina” deriva su nombre de “medida”[6]. Esta visión conduce al reconocimiento de su profundo valor no únicamente como ciencia positiva, sino también como acto de compasión y de servicio.

Con profunda emoción y humildad me dirijo a todos los presentes en esta ocasión tan solemne. Agradezco de todo corazón a la Real Academia de Medicina y Cirugía de Sevilla el honor que me otorga al recibirme como académico. Ser acogido en una institución de tan alto prestigio, comprometida con el saber y el servicio a la humanidad, es un reconocimiento que me llena de responsabilidad. El hecho de que me reciban en este espacio tan relevante del saber científico, dedicado al estudio de la medicina y la salud, tiene para mí un significado especial. Mi labor pastoral a lo largo de los años me ha permitido ser testigo directo del sufrimiento humano, de la fragilidad de la vida y la necesidad de una atención integral al cuerpo y al espíritu. El bienestar físico y espiritual del ser humano están íntimamente ligados, y considero que esta Academia, por su gran compromiso con el saber, la ética y el progreso del conocimiento médico, encarna ese espíritu de servicio a la realidad integral del ser humano.

Al ingresar en esta Real Academia, percibo que la labor pastoral y la consagración médica no son caminos separados, sino necesariamente complementarios. Ambos, desde nuestras respectivas áreas de conocimiento y acción, buscamos aliviar el dolor, proteger la dignidad humana y cuidar de quienes más lo necesitan. La ciencia médica, con sus avances y su constante búsqueda de la verdad, y por otra parte la fe, con su llamada a la compasión y el servicio, son pilares esenciales para construir una humanidad más “sana”. Decía el papa Benedicto XVI que “la Iglesia se dirige siempre con el mismo espíritu de fraterna participación a cuantos viven la experiencia del dolor, animada por el Espíritu de Aquel que, con el poder de su amor, ha devuelto sentido y dignidad al misterio del sufrimiento”[7].

En este contexto, permítanme expresar ante todo mi admiración por el trabajo que desarrollan, por la dedicación que ponen en su vocación de sanar. La investigación, la docencia y la asistencia sanitaria son actos de amor al prójimo, y, en cada uno de ellos, veo una forma de continuar con esa labor de protección y defensa de la vida que, desde tiempos inmemoriales, ha sido parte del mandato de la Iglesia y también de la medicina.

Mi gratitud también se extiende a quienes me han acompañado en este camino: a mis hermanos en la fe, a mis colaboradores, y, de un modo particular, con ocasión de este acto solemne, a los médicos y profesionales de la salud, que son un ejemplo vivo de entrega abnegada, y que me inspiran día a día para seguir promoviendo la cooperación entre las distintas áreas del saber en la búsqueda del bien común. Para todos ellos, siguiendo la máxima de san Isidoro de Sevilla, la medicina nunca se ha limitado a lo puramente físico, sino que ha tenido en cuenta la totalidad del ser humano. De esta manera, el bienestar corporal aparece ligado íntimamente al bienestar psicológico y espiritual. Esta concepción integral de la antropología se establece como condición de posibilidad para una forma humanista de comprensión de la medicina, que tantos autores contemporáneos han puesto de relieve.

Entre estos científicos, quisiera fijar la atención en la figura y en la propuesta de Viktor Frankl, que, como es sabido, emana de la experiencia desgarradora de los campos de concentración nazis y se establece como un verdadero puente hacia esa antigua noción isidoriana de medicina. El valor de su obra en la capacidad para vislumbrar el valor de la vida, hasta en las circunstancias más extremas, en las que el sufrimiento puede convertirse incluso en un potencial de crecimiento y transformación, que deja a las claras el vínculo entre la salud humana y la esperanza que dota de las necesarias “razones para vivir”.

 

Una lectura de juventud

Viktor Frankl nació el 26 de marzo de 1905 en Viena, Austria. Desde joven, mostró interés por la psicología y la filosofía. A los dieciséis años, ya escribía sobre la relación entre psicología y filosofía, y pronto comenzó a estudiar medicina, especializándose en neurología y psiquiatría. Durante la Segunda Guerra Mundial, en 1942, Frankl y su familia fueron deportados a campos de concentración nazis. Pasó tiempo en varios de ellos, incluido el de Auschwitz. Su esposa, sus padres y su hermano fueron asesinados allí, mientras que él sobrevivió. Estas experiencias jugaron un papel crucial en su desarrollo de la logoterapia, ya que en ellas pudo observar cómo la búsqueda de sentido ayudaba a las personas a soportar incluso la barbarie más absoluta. Tras su liberación en 1945, escribió su obra más famosa, El hombre en busca de sentido (1946), en la que relata sus experiencias en los campos de concentración y desarrolla las bases de su teoría psicológica.

Permítanme partir de una experiencia personal que servirá de hilo conductor para la propuesta que presento en este discurso de ingreso como académico. Mi primer contacto con el pensamiento de Viktor Frankl remite a los años de juventud, cuando precisamente la lectura de su obra El hombre en busca de sentido supuso un impacto profundo que me abrió nuevas perspectivas sobre la naturaleza del ser humano y su capacidad para sobreponerse a toda adversidad. Esa lectura orientó mi horizonte de interés hacia la profundidad de una búsqueda del significado existencial que ciertamente no podía separarse de la barbarie de los campos de concentración. La insistencia en la dimensión espiritual tuvo para mí un fuerte eco, haciéndome fijar la mirada en la libertad más recóndita, ésa que reside en la capacidad para hallar el sentido de la vida. Ciertamente existe un propósito que trasciende lo superficial y que no se agota en la satisfacción de las necesidades inmediatas, ni siquiera en los condicionamientos materiales o históricos.

La “logoterapia”, como ciencia que brota de esta experiencia compartida del sufrimiento, pretende mostrar cómo el sentido es una dimensión fundamental de la existencia. El método de Viktor Frankl se centra en la consideración de la búsqueda del significado como la “principal motivación del ser humano”, una forma de comprensión de la esperanza, incluso ante las circunstancias más contrarias. A diferencia de Sigmund Freud, según el cual la búsqueda del placer es la motivación principal del hombre, y de Alfred W. Adler, que la centraba en la búsqueda de poder, Frankl argumenta que la verdadera motivación humana es la búsqueda de significado. Para él, el sentido de la vida no puede ser concebido como algo genérico, sino que es único para cada persona y en cada situación. Así, introduce el principio psicológico de dimensión noética o espiritual en el ser humano, que trasciende lo físico y psicológico y desvela su capacidad para encontrar el sentido. Frankl desarrolló importantes técnicas para la puesta en práctica de los ejes de la logoterapia: como la derreflexión –dirigida a personas que sufren la obsesión de problemas específicos– o la intención paradójica –por medio de la cual pretendía ayudar a las personas a afrontar miedos irracionales–.

El legado de Viktor Frankl, fallecido en Viena el 2 de septiembre de 1997, sigue vivo en la psicología contemporánea y en la filosofía existencial, y su propuesta sobre la importancia del sentido de la vida continúa ejerciendo un influjo sobre muchos, dentro y fuera del ámbito clínico.

 

  1. Principios de la logoterapia

La biografía de Viktor Frankl es un dato indispensable para la comprensión de su pensamiento que por su carácter integrador ofrece un esbozo “holístico” del ser humano, llegando a ser una propuesta antropológica muy significativa. En la realidad del dolor podemos descubrir una verdad tan evidente como oculta en nuestro mundo, tantas veces consumista y superficial y que el propio Frankl rememora: “mientras esperábamos a ducharnos, nuestra desnudez se nos hizo patente: nada teníamos ya salvo nuestros cuerpos mondos y lirondos (incluso sin pelo); literalmente hablando, lo único que poseíamos era nuestra existencia desnuda”[8].

En la breve consideración de los principios de la logoterapia, será posible concluir con unas notas que plasmen esa noción compleja del ser humano, abierto a la trascendencia en su búsqueda de significado. Partiremos, en primer lugar, del “bienestar espiritual” y la noción de autotrascendencia; en segundo lugar, abordaremos el “valor intrínseco de la vida”; a continuación, propondremos la “mentalidad de significado”, para concluir presentando el vínculo entre “sentido y libertad”.

 

  1. Bienestar espiritual y autotrascendencia

En la autotrascendencia, entendida como la capacidad humana de ir más allá de uno mismo, radica la posibilidad de hallar el significado y el bienestar, incluso cuando otros caminos están cerrados. La autotrascendencia es un principio central en la logoterapia, por el que se propone un salto que desborda los intereses personales y orienta la vida hacia algo o alguien fuera de uno mismo. De ahí que esta capacidad sea esencial para descubrir el sentido en la vida, ya que el ser humano se realiza y encuentra plenitud no encerrando la mirada sobre sí mismo, sino en su apertura esencial al mundo exterior, a los demás, y con causas más grandes que su propio ego.

La autotrascendencia implica la posibilidad de superar el egocentrismo y las necesidades inmediatas, es decir, que el ser humano, a través del servicio a los demás, el compromiso con una causa, el amor, o la dedicación a un trabajo significativo, alcanza un grado de bienestar que va más allá de las condiciones materiales que tiene a disposición. De hecho, en la comprensión de Frankl, el ser humano se realiza por medio del amor puesto en práctica en la entrega concreta a los demás. Este amor implica tener presentes a los otros como fines en sí mismos, no como medios para satisfacer las propias necesidades.

En los campos de concentración nazis, observó que sobrevivían aquellos que se proyectaban más allá de su dolor personal hacia una meta más alta, un propósito o una conexión con otros seres humanos. La realidad del dolor comparece entonces en la vida del ser humano como posibilidad de encontrar un sentido más profundo. La autotrascendencia es el corazón de la condición humana y la clave para vivir una vida plena y con sentido, dado que permite establecer un vínculo con un Amor que es más grande que nosotros mismos, que nos da una razón para vivir y que sana el corazón de una manera integral.

 

  1. El valor intrínseco de la vida

El valor intrínseco de la vida es un principio determinante en el pensamiento de Viktor Frankl, que ha de ser considerado en relación con su idea de búsqueda de sentido. La vida, que tiene valor por sí misma, no depende de las circunstancias, las capacidades individuales o los logros; es decir, el valor de la vida no está fundado en los éxitos externos ni en las condiciones en las que pueda desarrollarse, sino que radica en el simple hecho de ser vivida y de ser portadora de significado.

Cada vida está dotada de una dignidad inherente que no puede verse disminuida por las circunstancias externas, de manera que el ser humano es capaz de encontrar sentido también en circunstancias desafiantes. Así, el valor de la vida no se mide únicamente por la productividad o los logros. Una persona que está sufriendo, enferma o incapaz de trabajar o de contribuir visiblemente a la sociedad de una manera convencional, está llamada a encontrar sentido en su vida, porque el sentido de la vida de cada persona es único y no puede ser reemplazado o intercambiado. Cada situación en la vida ofrece una oportunidad para encontrar un propósito y ello otorga valor intrínseco a la vida de cada ser humano.

La afirmación del valor intrínseco de la vida tiene profundas implicaciones éticas. Esta perspectiva implica que cada vida humana debe ser cuidada, valorada y respetada. “Tenemos miedo a la vulnerabilidad y la cultura omnipresente del mercado nos empuja a negarla. No hay lugar para la fragilidad. Y, de este modo, el mal, cuando irrumpe y nos asalta, nos deja aturdidos”. El papa Francisco, señala el acompañamiento a estas situaciones de vulnerabilidad de la vida como vocación de la misma Iglesia, llamada a ser “un hospital de campaña”[9].

 

  1. Mentalidad de significado

Frankl propone la adopción de una mentalidad centrada en el significado, en lugar de estar pendiente del éxito individual, haciendo ver que su propuesta conduce al ser humano a una mayor compasión y a una excelencia moral, y, además, a una auténtica felicidad. De este modo, la mentalidad de significado está referida a una forma de pensar y vivir en la que la persona procura darle sentido a sus experiencias, decisiones y circunstancias cotidianas, propiciando así el descubrimiento de un propósito y dirección en la vida. La búsqueda de significado es la motivación más profunda del ser humano que emerge no únicamente en el propósito de encontrar grandes metas existenciales, sino en la capacidad para integrar el sentido en las pequeñas decisiones y desafíos cotidianos. Esta perspectiva fue clave en su desarrollo de la logoterapia, que se basa en la idea de que las personas pueden soportar cualquier situación si encuentran un propósito que las impulse.

Las personas con una mentalidad de significado no esperan pasivamente que la vida les dé respuestas o sentido, sino que activamente buscan propósito en todo lo que hacen. Esto puede implicar preguntas fundamentales aplicadas a la cotidianidad: ¿para qué estoy haciendo esto? ¿Qué valor tiene esta experiencia en mi vida? ¿Cómo puedo aportar algo positivo en esta situación? Quienes adoptan una mentalidad de significado son ciertamente proactivos, ya que, en lugar de considerarse víctimas de las circunstancias, asumen la responsabilidad de responder ante ellas. Ello les permite mantener la dignidad y el control sobre su vida interna, incluso cuando no pueden controlar las circunstancias externas.

Esta mentalidad de significado no implica que haya un único propósito fijo para la vida; al contrario, el significado puede cambiar y, por ello, puede igualmente adaptarse según las diversas circunstancias. Frankl observó que las personas que eran capaces de llevar a cabo una reevaluación de su sentido en diferentes etapas de la vida, o frente a diferentes situaciones, eran capaces de mantener una actitud positiva y de realizar un trabajo constructivo.

 

  1. Sentido y libertad

Para Viktor Frankl, libertad y responsabilidad están profundamente relacionadas. A través de estos principios, argumenta que el ser humano es ciertamente libre para elegir sus respuestas ante las circunstancias de la vida, pero, sobre todo, que es igualmente responsable de esas elecciones. De esta manera, la conjunción de libertad y responsabilidad da forma a una vida con sentido.

La libertad es la capacidad humana de elegir su actitud y respuesta frente a las circunstancias. Aunque muchas de las condiciones externas no pueden ser controladas, cada persona siempre tiene la libertad de decidir cómo hacerles frente. Frankl destaca la libertad interior como la última y más fundamental de las libertades humanas. Esta forma de libertad permite encontrar sentido incluso cuando todo parece perdido. Deja claro, con todo, que la libertad humana no es absoluta. Todos estamos limitados en su ejercicio y en su realización: el lugar y el tiempo en el que nacemos, nuestras condiciones de salud, la familia, la educación, los avatares de la vida real, la fortuna y la tragedia, etc.; pero, a pesar de esas limitaciones, siempre existe una zona de libertad interior en la que podemos elegir nuestra actitud fundamental.

Al ser libres de elegir nuestra actitud y nuestras acciones, también somos responsables de esas elecciones. En la logoterapia, la libertad y la responsabilidad son los motores que permiten al ser humano discurrir el sentido en la vida. A través de la libertad, se despliega la capacidad de buscar y descubrir un propósito único; a través de la responsabilidad, ese propósito se convierte en una tarea que la persona debe llevar a cabo con compromiso y dedicación. La vida siempre nos plantea preguntas, y la forma en que respondemos a esas preguntas es lo que da forma al sentido de nuestra existencia. Esta “responsabilidad de responder” significa una actitud activa en su búsqueda, asumiendo las consecuencias de las propias decisiones.

 

  1. Una antropología integral: Axiología y logoterapia

Toda psicología se construye sobre una concepción de lo que significa ser persona, dado que no es posible prescindir de una concepción antropológica. Frankl rechaza cualquier visión que pretenda limitar al ser humano por medio del biologicismo, del conductismo, el sociologismo, etc. Todas estas miradas reductivas construyen una imagen incompleta del ser humano. Su mirada aporta una comprensión holística de la antropología, en la que se incluyen aspectos somáticos, psíquicos y noéticos.

 

  1. Dimensiones antropológicas

Viktor Frankl considera la persona como un ente unificado que integra cuerpo, mente y espíritu, haciendo hincapié en la dimensión noética, la cual distingue al ser humano y hace posible considerarlo como un buscador de sentido. La dimensión somática está referida al organismo físico y tiene en cuenta sus aspectos biológicos, de manera que abarca todo lo relacionado con la fisiología, la salud, las necesidades físicas y el bienestar corporal. Es reconocida como una parte fundamental del ser humano, pero no la que define su esencia.

La dimensión psíquica atiende a la psicología y a las emociones. En ella son incluidos los pensamientos, sentimientos, impulsos y procesos mentales. Frankl reconoce la importancia de esta dimensión, pero señala que tampoco puede agotar la naturaleza humana. Es el terreno en el que tienen lugar las tensiones internas, los conflictos emocionales y las luchas psicológicas. Los seres humanos experimentan una amplia gama de pensamientos, que forman parte de su experiencia humana, pero no son el todo.

El fundamento último de la condición humana es la dimensión noética, que permite a las personas superar la inmanencia y que se orienten a su plenitud. Esta dimensión está referida al aspecto más esencial de la persona, que incluye la voluntad de sentido, la libertad interior y la capacidad de encontrar propósito y significado en la vida. Admitir la espiritualidad humana permite comprender la universal dignidad del ser humano, de toda persona, también del enfermo que es incapaz de dar sentido a su sufrimiento. Esta dimensión noética acerca al ser humano a su realidad única e irrepetible, a su singularidad.

La dimensión noética representa la capacidad humana de elegir su actitud ante las circunstancias externas. Esto es lo que Frankl llamó la “última de las libertades humanas”, que no puede ser arrebatada. La logoterapia sostiene que el deseo más profundo del ser humano es encontrar un propósito, más allá de las necesidades físicas o psicológicas. De ahí que esta dimensión sea también el lugar donde reside la conciencia moral del individuo, la fuente de la responsabilidad y la capacidad de tomar decisiones éticas. En esta dimensión el ser humano puede trascender sus propias limitaciones y orientarse hacia valores que van más allá de él mismo, entre los que destacan la capacidad de amar, de sacrificarse por otros o de buscar sentido en el sufrimiento.

 

  1. La cuarta dimensión: la dimensión transcendental. Presencia ignorada de Dios

En su obra La presencia ignorada de Dios, Viktor Frankl desarrolla su tesis sobre la relación entre la espiritualidad y la psicoterapia, analizando cómo la dimensión trascendental de la persona se manifiesta, también en un contexto terapéutico. Sostiene que el encuentro personal con Dios puede surgir como una experiencia existencial en la búsqueda de sentido. Introduce el concepto de “inconsciente espiritual”, un ámbito profundo de la psique humana donde se albergan valores, significados y aspiraciones religiosas, muchas veces ignorados o reprimidos. En este espacio, el propio Dios puede hacerse presente de manera implícita, incluso en aquellos que no profesan una fe religiosa[10]. La logoterapia, como método terapéutico centrado en el sentido, aun sin ser un camino religioso en sí mismo, permanece abierta a la posibilidad de que las personas encuentren sentido a través de una relación con Dios. El mismo autor reconoce que para muchas personas la experiencia de Dios constituye una fuente insustituible de sentido.

Dios, como fundamento último de esta dimensión espiritual, no es un objeto de análisis teológico en la logoterapia, sino una realidad implícita que subyace a la experiencia de sentido. De ahí que, para Frankl, esta presencia ignorada de Dios esté latente en el núcleo espiritual de cada persona, constituyendo un fundamento antropológico esencial para entender la existencia humana. Dios se presenta para muchos como fuente de consuelo, pero además puede ser considerado como el cimiento ontológico que permite a la persona afirmar el sentido de la vida incluso ante el absurdo y la muerte. Sin esta dimensión trascendental, el análisis del ser humano resulta incompleto y reducido a perspectivas mecanicistas o deterministas.

Dios no es una figura abstracta ni un postulado filosófico, sino una realidad que sustenta la dimensión espiritual del ser humano. Señalando que la espiritualidad es inherente a la condición humana, establece un vínculo directo entre la búsqueda de sentido y la experiencia de lo divino. La presencia de Dios, aunque ignorada o implícita, actúa como un horizonte último que da coherencia a la existencia. De este modo, la logoterapia trasciende las barreras entre psicoterapia y religión, al reconocer que la experiencia de Dios puede ser una parte integral de la realización personal y del encuentro con el sentido.

 

  1. Axiología: Los valores que constituyen al ser humano

Nuestro autor señala tres tipos principales de valores que permiten a las personas encontrar sentido: valores creativos, experienciales y actitudinales. Estos valores son fuente de significado, pero al mismo tiempo representan formas prácticas de afrontar la vida y las circunstancias particulares que se despliegan en la existencia. Para la logoterapia, estos valores son caminos a través de los que alcanzar, de formas distintas, la realización personal[11].

Los valores creativos son aquellos que se expresan a través de la contribución o creación de algo significativo en el mundo. Este tipo de valor se pone en práctica cuando alguien actúa en el mundo, al crear realidades dotadas de valor a través de su trabajo, su arte, o cualquier actividad que deje una huella positiva. Los valores creativos se centran precisamente en la capacidad humana de crear, de producir y hacer. En este sentido, el propio Frankl relata cómo ni siquiera el campo de concentración privaba de la capacidad para desplegar valores de este tipo[12].

En segundo lugar, los valores experienciales están basados en la capacidad humana para encontrar significado a través de las experiencias que vive y la apreciación de lo que el mundo le ofrece. Estos valores se centran en la receptividad y en la apertura hacia las experiencias de la vida, como el amor, la belleza, la naturaleza y las relaciones con los demás. Frankl resalta de forma especial la importancia del valor del amor como una experiencia de profundidad fundamental. en su esencia y encontrar significado en esa relación.

Por último, se refiere a los valores actitudinales como aquellos que se manifiestan en la actitud que el ser humano adopta ante las situaciones inevitables de la vida, especialmente ante el sufrimiento, la adversidad o la pérdida. Frankl considera los valores actitudinales como la fuente más profunda de significado. En los campos de concentración observó que quienes lograban encontrar sentido en su sufrimiento a través de una actitud valiente eran los más capaces de mantener su humanidad. A partir de la experiencia de estos valores desarrolló los principios de la logoterapia, de forma que los valores actitudinales conectan con la voluntad de sentido, la motivación interna del ser humano para encontrar un propósito en la vida.

 

  • El sentido de la esperanza

De una manera implícita, la esperanza emerge, en relación con la voluntad de sentido, como un principio central en el análisis de la experiencia humana, especialmente en contextos de sufrimiento extremo. En su encíclica Spe Salvi, el papa Benedicto XVI se refirió también a la esperanza cristiana como fundamento para la vida, proponiendo el lugar del sufrimiento como ámbito de sentido, la noción de juicio como horizonte de la existencia y la espera activa del Otro como fundamento trascendental del significado humano. Esos tres principios, que nos permiten entender la realidad de esta virtud, hacen posible, además, vincular la reflexión de la teología y la propuesta psicoterapéutica de Frankl, desde la convicción de que la esperanza y el sentido son indispensables para la supervivencia espiritual y psicológica, y que encuentran su máxima expresión en la capacidad de trascender el sufrimiento.

 

  1. El sufrimiento, lugar de esperanza

El primer principio sitúa al sufrimiento, no como un obstáculo para la esperanza, sino más bien como un lugar posible para su realización. En el pensamiento teológico, el sufrimiento adquiere un valor redentor al ser integrado en la relación con Cristo, cuya pasión y resurrección transforman el dolor en un camino hacia la vida plena. Esta esperanza no se basa en una solución inmanente o meramente material, sino en una promesa trascendente: la comunión eterna con Dios. Benedicto XVI subraya en la encíclica Spe Salvi que, en un mundo secularizado, la esperanza ha sido reemplazada por el progreso técnico y material, lo cual resulta insuficiente para abordar el problema del sufrimiento humano en su totalidad[13].

Viktor Frankl sostiene que el sufrimiento, aunque inevitable, puede convertirse en una fuente de sentido si es abordado desde una perspectiva existencial. En su obra El hombre en busca de sentido, observa cómo aquellos que encontraban un propósito trascendente en su dolor eran más capaces de soportarlo. La logoterapia propone que el hombre puede elegir su actitud ante el sufrimiento, convirtiéndolo en una oportunidad para el crecimiento espiritual y personal. Frankl escribe: “Si hay un propósito en la vida, también lo hay en el sufrimiento”[14]. El sufrimiento es así un medio para descubrir el significado, que no puede ser impuesto desde fuera, sino que ha de ser encontrado de manera personal y única por cada persona.

 

  1. La noción de juicio

Un segundo principio central en la consideración de la esperanza es la noción del juicio final como horizonte de justicia. En Spe Salvi, el juicio es descrito como la consumación del amor de Dios, donde el mal es purificado y la verdad es revelada. Este juicio es, a la vez, un acto de justicia para las víctimas y una promesa de redención para los pecadores. Benedicto XVI afirma: “la gracia no excluye la justicia”[15], señalando que el juicio es esencial para restablecer el orden moral y dar sentido a la historia. El juicio, en este contexto, no es sólo un evento futuro, sino una realidad que da forma a la vida presente. Saber que la existencia será juzgada desde una perspectiva trascendente infunde en el ser humano un sentido de responsabilidad y esperanza, pues garantiza que todo sufrimiento injusto tendrá un propósito y será redimido.

Aunque Frankl no habla explícitamente de un juicio trascendental, introduce una noción implícita de evaluación existencial a través de su noción de responsabilidad. Según él, el hombre es responsable de responder a la llamada de la vida con autenticidad y significado. Esta responsabilidad implica un juicio continuo de las propias acciones y decisiones, no desde un tribunal externo, sino desde la conciencia individual y la búsqueda del sentido. La logoterapia pone de relieve que cada situación plantea una pregunta al individuo, y este responde a través de su forma concreta de vivir.

  1. La espera del Otro como fundamento del sentido

La virtud cristiana de la esperanza no es sólo un estado psicológico, sino que implica una relación personal con el Dios vivo, el “gran Otro” que da sentido y plenitud a la existencia. La verdadera esperanza puede encontrarse en el encuentro con este Otro, que no es una idea abstracta, sino la persona concreta de Jesucristo. Este encuentro transforma la vida, ya que el hombre deja de depender exclusivamente de sus propias fuerzas y encuentra su plenitud en la comunión con Dios. La espera activa del Otro implica una apertura radical a la trascendencia y una confianza en que Dios actúa en la historia humana para redimirla. Esta esperanza cristiana no es individualista, sino profundamente comunitaria, ya que se vive en relación con los demás y con el Cuerpo de Cristo.

Frankl introduce una dimensión relacional en su teoría del sentido, destacando que el significado se encuentra en el amor y en la relación con los demás. En los campos de concentración, Frankl descubrió que pensar en sus seres queridos le daba fuerza para soportar el sufrimiento. En este contexto, el Otro adquiere un papel central como fuente de sentido. “El amor es la única forma de captar a otro ser humano en el núcleo más profundo de su personalidad”[16].

 

Conclusión: Actualidad de una “antropología integral”

La obra de Viktor Frankl ha dejado una profunda huella en el pensamiento contemporáneo, especialmente en la comprensión de la naturaleza humana desde una perspectiva integral. Fundador de la logoterapia, propone una antropología tridimensional que trasciende los planteamientos reduccionistas de su tiempo, integrando las dimensiones somática, psíquica y noética del ser humano. De hecho, a diferencia de otras corrientes psicológicas, señala que la esencia de la humanidad no puede reducirse a impulsos inconscientes del ello o a mecanismos de poder y adaptación. Para Frankl, la dimensión noética es el núcleo más profundo de la persona, desde donde surge la libertad, la responsabilidad y la capacidad de trascendencia. En esta dimensión espiritual, caracterizada por la capacidad del individuo para buscar y encontrar sentido en la vida, se abre al ser humano la posibilidad del encuentro, en el “inconsciente espiritual”, con la misma fuente divina de la trascendencia.

En el núcleo de la logoterapia está la convicción de que el ser humano está orientado hacia el sentido. Esta orientación no es un sobreañadido antropológico, sino una necesidad fundamental. Frankl afirma que el sufrimiento, la muerte y las adversidades, lejos de eliminar la posibilidad de sentido, pueden convertirse en las circunstancias donde se descubra de manera más profunda. El “vacío existencial” del que habla Frankl se manifiesta hoy en fenómenos como el materialismo extremo, la crisis de identidad, el hedonismo y la desesperanza. Frente a esto, propone una actitud de búsqueda activa del sentido, que se revela en tres grandes vías axiológicas: por un lado, la creación o acción, a través del trabajo y las obras personales; en segundo lugar, la experiencia del amor y la belleza, como acceso a valores trascendentes y, por último, de un modo fundamental, en la aceptación del sufrimiento inevitable, con dignidad y valentía. En cada uno de estos caminos, la dimensión espiritual juega un papel esencial, pues es en este ámbito donde se manifiesta la capacidad del ser humano para trascenderse a sí mismo, respondiendo a las exigencias de la vida desde la libertad y la responsabilidad.

En esta visión de Frankl se pueden hallar ecos profundos de la doctrina y de la espiritualidad cristianas, especialmente en su concepción de la persona como un ser creado a imagen y semejanza de Dios. Esta imagen divina se refleja en la libertad, la capacidad de amor y la orientación hacia el sentido que define al ser humano. En el pensamiento cristiano, el sentido último de la vida no se encuentra únicamente en los valores intramundanos, sino en la relación personal con Dios. La fe cristiana ofrece una respuesta definitiva a la búsqueda del sentido existencial al proclamar que el fin del ser humano radica en el amor de Dios manifestado en Cristo. Así lo expresa san Agustín: “Nos hiciste, Señor, para Ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti”[17].

El sufrimiento, que para Viktor Frankl es una oportunidad de sentido, adquiere una dimensión redentora en la Cruz de Cristo. Desde esta perspectiva, la actitud frente al sufrimiento no es únicamente una afirmación de la dignidad humana, sino, ante todo, una participación en el misterio pascual, en el que el dolor es transformado en fuente de vida nueva. En la actualidad, la visión de Frankl permanece vigente. Somos testigos de un progreso tecnológico sin precedentes, y a la vez nuestro tiempo ha sufrido el debilitamiento de los valores trascendentes. La “voluntad de sentido” de la que habla Frankl se pone en juego hoy en contextos únicos, como la fragmentación cultural, el auge del relativismo o la superficialidad. Así, la logoterapia ofrece una perspectiva que apunta a la dimensión más profunda del ser humano.

La síntesis entre la antropología noética de Frankl y la doctrina cristiana enriquece nuestra comprensión del ser humano y ofrece además una respuesta esperanzadora a los desafíos contemporáneos, recordándonos que, incluso en las circunstancias más adversas, la vida siempre tiene sentido; de ahí las palabras que dirige a todos los profesionales de la salud, con las que me van a permitir finalizar este discurso: “el médico debe consolar las almas. En ningún caso es esto misión exclusiva del psiquiatra. Es simplemente tarea de todo médico en ejercicio. Personalmente estoy convencido de que las milenarias palabras de Isaías: ‘Consolad, consolad a mi pueblo’ (Is 40, 1), no sólo siguen siendo actuales en nuestros tiempos, sino que van también dirigidas al médico”[18]. Muchas gracias.

[1] ISIDORO DE SEVILLA, Etimologías, IV, 13.1.

[2] Ibidem, IV, 13.5.

[3] Cf. Ibidem, IV, 13.1-4.

[4] ISIDORO DE SEVILLA, Etimologías IV, 5,1.

[5] Cf. Ibidem, IV, 1.

[6] Ibidem IV, 2.

[7] BENEDICTO XVI, Discurso a los participantes en la conferencia internacional del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud, 17 de noviembre de 2012.

[8] VIKTOR FRANKL, El hombre en busca de sentido, 25.

[9] FRANCISCO, Mensaje para la XXXI jornada mundial del enfermo, 11 de febrero de 2023.

[10] Cf. VIKTOR FRANKL, La presencia ignorada de Dios. Psicoterapia y religión, 71.

[11] Cf. VIKTOR FRANKL, El hombre en busca de sentido, 70.

[12] Ibidem, 49.

[13] Cf. BENEDICTO XVI, Carta encíclica Spe Salvi, 22-23.

[14] VIKTOR FRANKL, El hombre en busca de sentido, 69.

[15] BENEDICTO XVI, Carta encíclica Spe Salvi, 44.

[16] VIKTOR FRANKL, El hombre en busca de sentido, 110.

[17] SAN AGUSTÍN, Las Confesiones, I, 1.

[18] VIKTOR FRANKL, La presencia ignorada de Dios. Psicoterapia y religión, 97.

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Monseñor Saiz Meneses ingresa en la Real Academia de Medicina

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Monseñor Saiz Meneses ingresa en la Real Academia de Medicina

El arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, es desde el pasado domingo académico de erudición de la Real Academia de Medicina de Sevilla. Se convierte así en el décimo miembro que ingresa por esta vía, y en el tercer arzobispo hispalense después de que lo hicieran sus dos predecesores en la sede de San Isidoro. En su discurso expuso el testimonio antropológico “integral” de Viktor Frankl, con el título ‘Voluntad de sentido y esperanza’.

La sede de la Real Academia de Medicina, presidida por Carlos A. Infantes, se vistió de gala para recibir al arzobispo de Sevilla, que comenzó su discurso con un recuerdo al Santo Padre, exhortando a todos a “rezar por la comunión con su persona y ministerio, y pidiendo especialmente al Señor por su pronto restablecimiento, porque la Iglesia y el mundo necesitan su palabra profética y su testimonio de vida”.

Al inicio de su alocución, señaló hasta qué punto su labor pastoral a lo largo de los años le ha permitido ser “testigo directo del sufrimiento humano, de la fragilidad de la vida y la necesidad de una atención integral al cuerpo y al espíritu”. Añadió que el bienestar físico y espiritual del ser humano están íntimamente ligados, y consideró que la Academia de Medicina, “por su gran compromiso con el saber, la ética y el progreso del conocimiento médico, encarna ese espíritu de servicio a la realidad integral del ser humano”. “Percibo que la labor pastoral y la consagración médica no son caminos separados, sino necesariamente complementarios”, añadió.

El hombre en busca de sentido’

Seguidamente, monseñor Saiz Meneses reconoció el impacto que le produjo en su juventud la lectura de una obra de Viktor Frankl, ‘El hombre en busca de sentido’, y presentó al autor como alguien que “emana de la experiencia desgarradora de los campos de concentración nazis y se establece como un verdadero puente hacia esa antigua noción isidoriana de medicina”.

En su exposición, afirmó que existe “un propósito que trasciende lo superficial y que no se agota en la satisfacción de las necesidades inmediatas”. Citó la “logoterapia”, como ciencia que pretende mostrar cómo “el sentido es una dimensión fundamental de la existencia. El método de Viktor Frankl -apuntó- se centra en la consideración de la búsqueda del significado como la principal motivación del ser humano, una forma de comprensión de la esperanza, incluso ante las circunstancias más contrarias.

Valor intrínseco de la vida

Subrayó “el valor intrínseco de la vida” como un principio determinante en el pensamiento de Viktor Frankl, “que ha de ser considerado en relación con su idea de búsqueda de sentido”. De esta forma, “la vida, que tiene valor por sí misma, no depende de las circunstancias, las capacidades individuales o los logros”.

Para Frankl, libertad y responsabilidad están profundamente relacionadas. A través de estos principios, argumenta que “el ser humano es ciertamente libre para elegir sus respuestas ante las circunstancias de la vida, pero, sobre todo, que es igualmente responsable de esas elecciones”.

En alusión a otra obra de Viktor Frankl, ‘La presencia ignorada de Dios’, monseñor Saiz Meneses sostuvo que “el encuentro personal con Dios puede surgir como una experiencia existencial en la búsqueda de sentido. Introduce el concepto de ‘inconsciente espiritual’, un ámbito profundo de la psique humana donde se albergan valores, significados y aspiraciones religiosas, muchas veces ignorados o reprimidos”. “Dios no es una figura abstracta ni un postulado filosófico, sino una realidad que sustenta la dimensión espiritual del ser humano”, añadió.

El sufrimiento, lugar de esperanza

El arzobispo concluyó su volviendo a la esperanza. Situó el sufrimiento como lugar de esperanza, planteó la noción del juicio final como horizonte de justicia y afirmó que la verdadera esperanza puede hallarse en el encuentro con el “gran Otro”, el Dios vivo. Como conclusión, el nuevo académico de Medicina destacó que en el núcleo de la logoterapia está la convicción de que “el ser humano está orientado hacia el sentido”. “Esta orientación -añadió- no es un sobreañadido antropológico, sino una necesidad fundamental”.

 

TEXTO ÍNTEGRO del discurso de ingreso

 

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I Encuentro Infantil del Arciprestazgo Huércal-Overa-Los Vélez: Un paso más hacia la Primera Comunión

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Niños de varias parroquias del Arciprestazgo los Vélez-Huércal-Overa se reunieron el pasado sábado para participar en el I Encuentro Infantil de niños que hacen la Primera Comunión este año. La actividad tuvo lugar en la Ermita del Carmen, ubicada en San Juan de los Terreros, y contó con la participación de más de un centenar de pequeños, padres y catequistas.

Durante el encuentro, los niños disfrutaron de un día lleno de actividades religiosas y formativas. A través de juegos, dinámicas y momentos de oración, los participantes profundizaron en el significado de la Eucaristía, preparándose espiritualmente para el sacramento que recibirán en las próximas semanas. Además, este encuentro les brindó la oportunidad de compartir con otros niños que están en la misma etapa de preparación, fortaleciendo su sentido de comunidad y fe.

El momento más importante del encuentro fue la celebración de la Santa Misa, centro y culmen se la vida cristiana. Este encuentro fue una ocasión para que los niños vivieran una experiencia de alegría y fraternidad, rodeados de sus amigos y de toda la comunidad parroquial que los acompaña en este importante momento de sus vidas.

Con la esperanza de seguir consolidando este tipo de encuentros en los próximos años, el I Encuentro Infantil ha sido un hermoso paso hacia la preparación de los niños para recibir el sacramento de la Primera Comunión.

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Comunicado del Secretariado diocesano para las Migraciones ante el desalojo del Cortijo El Uno (San Isidro de Níjar)

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El próximo martes 25 de febrero está prevista la demolición, por orden judicial, del cortijo El Uno (San Isidro de Níjar), un asentamiento de infraviviendas en el que residen más de medio centenar de personas, incluidas nueve niñas y niños.

Ante esta situación, el Secretariado diocesano para las Migraciones de Almería, y las demás entidades de Iglesia abajo firmantes, MANIFESTAMOS:

  1. Nuestra solidaridad con las personas residentes en el cortijo El Uno, afectadas por esta medida que pisotea su dignidad y vulnera sus derechos.
  2. Nuestra repulsa ante el atropello de derechos que supone esta actuación.
  3. Nuestra sorpresa ante la falta de sensibilidad y nuestra indignación ante la ausencia de respuesta mostrada por las Administraciones Públicas.
  4. Nuestro reconocimiento al papel del Defensor del Pueblo Andaluz para defender los derechos humanos, para fiscalizar la labor de las Administraciones y para invitar a “no aceptar como normal lo inaceptable”.
  5. Nuestro recordatorio de que “todos los ciudadanos tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada” (artículo 8.a de la Ley 12/2023, de 24 de mayo, por el derecho a la vivienda).
  6. Nuestro compromiso para acompañar, servir y defender a las personas vulneradas en sus derechos, en este caso apoyando la labor realizada por el equipo del Servicio Jesuita a Migrantes (SJM)-Almería y otras entidades que no forman parte del Secretariado.
  7. Nuestra opción por el trabajo en red, junto con las demás entidades sociales (especialmente la Mesa del Tercer Sector de Níjar), con la iniciativa privada empresarial y con las administraciones públicas, exigiendo que siempre y de forma prioritaria se ponga en el centro la persona, su dignidad y sus derechos.
  8. Nuestra exigencia de que no haya más desalojos sin realojo; sólo se puede pretender la erradicación del chabolismo si se facilita el acceso real a una vivienda digna y adecuada.
  9. Nuestra fe en el Señor Jesús de Nazaret, que “no tuvo donde reclinar la cabeza” (Lc 9,58), que se identifica personalmente con quienes son despojados de su vivienda (“lo que no hicisteis a uno de estos más pequeños, no me lo hicisteis a mí”: Mt 25,45) y que convierte la solidaridad en esperanza (“en la casa de mi Padre hay muchas estancias”: Jn 14,2).
  10. Nuestro deseo de ser una Iglesia cercana y samaritana; pobre, con los pobres y para los pobres. Como dice el querido, frágil y sabio papa Francisco, una Iglesia que, “con el poder del Resucitado, quiere parir un mundo nuevo, donde todos seamos hermanos, donde haya lugar para cada descartado de nuestras sociedades, donde resplandezcan la justicia y la paz” (Fratelli Tutti, 278).

Almería, a 23 de febrero de 2025

Secretariado diocesano para las Migraciones

Cáritas diocesana de Almería / Hermanas Mercedarias de la Caridad (San Isidro de Níjar) / Servicio Jesuita a Migrantes (SJM)-Almería / Confer de Almería / Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC)-Almería

Foto de G. Yacuzzi para la Voz de Almería

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El domingo 2 de marzo se celebra el Jubileo para las hermandades y cofradías de la diócesis de Guadix

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El domingo 2 de marzo se celebra el Jubileo para las hermandades y cofradías de la diócesis de Guadix

El próximo. Será en la Catedral, que es templo jubilar, a las 12 de la mañana, en una Misa que estará presidida por el obispo D. Francisco Jesús Orozco. Antes, a las 10:30h, en el Hospital Real, habrá un encuentro de las hermandes y cofradías de la diócesis, que contará con diferentes intervenciones.

Todas las hermandades y cofradías de la diócesis accitana están invitadas a participar en este Jubileo de la Esperanza. Cuando se acerca el Miércoles de Ceniza, que marcará el inicio de la Cuaresma, este acto jubilar animará a ir al unísono, a compartir con otros que viven y sienten lo mismo y, sobre todo, a celebrar la fe y la esperanza en el Señor.

Este año 2025 es Año Jubilar en la Iglesia. En todo el mundo se multiplican los actos jubilares, porque en todas las diócesis hay templos para ganar el jubileo, aunque el centro y la Puerta Santa están en Roma, en la Basílica de San Pedro. Se presenta este Año Jubilar con el lema “Peregrinos de esperanza”.

En la diócesis de Guadix hay dos templos jubilares: el santuario de Face Retama y la Catedral, que acoge durante todo el año los actos jubilares de quienes quieran lucrar las indulgencias. Y este domingo 2 de marzo será el día de las Hermandes y Cofradías.

Antonio Gómez

Delegado diocesano de MCS. Guadix

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Sigue aquí, en directo, cada tarde, el rezo del Rosario por la salud del Papa desde Roma

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Recogiendo el sentir del Pueblo de Dios los cardenales residentes en Roma, colaboradores de la Curia Romana y de la diócesis de Roma rezarán cada tarde el Rosario en la Plaza de San Pedro a las 21:00 por la salud del Papa Francisco.

Es «una manera de manifestar la cercanía de la Iglesia al Papa y a los enfermos», subrayó el director de la oficina de prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni. En su boletín vespertino, la Oficina de Prensa de la Santa Sede actualizó este lunes el estado de salud del Pontífice: «no hay nuevas crisis respiratorias, el flujo de oxígeno se ha reducido ligeramente, los exámenes han mejorado. La ligera insuficiencia renal no es motivo de preocupación. Francisco reanudó su trabajo y por la tarde llamó a la parroquia de Gaza».

La oración podrá seguirse, cada día, a través del canal en Youtube del Vaticano en este reproductor:

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La Expiración edita un curso básico de formación cofrade obra de Alfonso Crespo

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«Ser cristiano, ser cofrade» es el título del curso básico de formación cofrade obra del párroco de San Pedro y director espiritual de la Archicofradía de la Expiración, Alfonso Crespo, que acaba de editar dicha entidad. Partiendo de la riqueza de la religiosidad popular, a lo largo de sus más de 100 páginas se abordan temas esenciales vinculados con la manera de vivir la fe bajo el prisma cofrade. 

Como señala la archicofradía en su nota de prensa, «la publicación “SER CRISTIANO, SER COFRADE. Curso básico de formación cofrade” tiene como objetivo servir de soporte a nivel espiritual para los hermanos de la Archicofradía de la Expiración, así como para todos aquellos que quieran incorporarse a la misma. Se estructura esta publicación en torno a siete capítulos en los que se analizan el valor de la hermandad como comunidad cristiana, pasando por el análisis de Jesucristo como fundamento de la Iglesia y María como modelo de referencia en nuestras vidas. La vida litúrgica en el culto y la obra social tienen también su espacio. Se completa el texto con la visión del cofrade en medio del mundo. 

Cada una de estas catequesis se configura bajo un esquema común. Se inicia con una oración de acogida y diálogo previo, para seguir con la exposición del tema central. Se continua con una mirada a la Archicofradía con la que se relaciona el contenido que se aborda con la intención de implementarlo en el seno de la propia hermandad. Para concluir se analiza un texto que toma como referencia cartas de los Santos Padres, otros relativos a la piedad popular o extraídos del Catecismo de la Iglesia Católica. Se cierra cada uno de los temas abordados con una serie de compromisos para los hermanos y una oración de acción de gracias». 

La presentación, que tuvo lugar en el salón de actos del CESET, contó con la participación de Salvador Guerrero, Delegado de Hermandades y Cofradías, que además de hacer una semblanza de Alfonso Crespo, destacó “su espíritu de pastor”. Guerrero señaló que “los cofrades estamos llamados a vivir y profundizar en lo que somos y creemos”, para lo cual la formación es una herramienta fundamental. 

El autor de este material pedagógico que se ofrece al conjunto de las hermandades de nuestra Diócesis, explicó que la inquietud por escribir este material de formación surgió «al profundizar en la vida e historia de la hermandad durante la celebración del centenario de su reorganización, descubriendo que el encuentro entre las devociones del Cristo de la Expiración y la Virgen de los Dolores eran fundamentales para entender la memoria espiritual de muchas personas”. Alfonso Crespo realizó un alegato del «valor de la belleza como camino de encuentro con Dios». 

Cerró el turno de intervenciones el vicario episcopal para el Laicado, Manuel Ángel Santiago, para quien esta publicación llega «en un momento en el que la Iglesia sigue encontrando en las hermandades y cofradías, como elementos vertebradores de la religiosidad popular, un firme aliado para continuar con la misión evangelizadora a la que estamos llamados como cristianos».

La primera edición de esta obra cuenta con una tirada de 2.000 ejemplares. Aquellos hermanos y cofrades en general que estén interesados por tenerla puedan conseguirla en la casa hermandad de la Expiración a cambio de un donativo que será destinado a la obra social que la Archicofradía desarrolla junto a Cáritas de la Parroquia de San Pedro . 

Durante la próxima Cuaresma se va a programar una sesión con Alfonso Crespo como Director Espiritual y Párroco de la sede canónica de la Archicofradía de la Expiración para dar a conocer esta obra a los hermanos. Del mismo modo se va a establecer un calendario durante el año litúrgico para abordar cada uno de los temas que recoge este curso de formación cofrade.  

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