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Los mayores de la residencia San Juan de la Cruz conocen al Obispo

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Monseñor Jesús Fernández presidió la misa y visitó las instalaciones el pasado miércoles, 24 de septiembre

Esta semana se ha celebrado en la Diócesis el Jubileo de los ancianos. El jueves, 25 de septiembre, monseñor Jesús Fernández presidió una eucaristía en la Santa Iglesia a la que acudieron más de 400 mayores de distintas residencias de la ciudad. El día anterior, el Obispo visitó la residencia de la Obra Pía Santísima Trinidad “San Juan de la Cruz”. El prelado presidió la eucaristía, acompañado de los sacerdotes José Juan Jiménez Güeto, Pedro González y Manuel Hinojosa.

Terminada la eucaristía el pastor de la Diócesis conoció las instalaciones de la residencia y compartió con los mayores, sus cuidadores y familiares un ágape fraterno. Tanto residentes como trabajadores mostraron su gratitud a monseñor Jesús Fernández por la visita.










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Evangelio del XXVI Domingo de Tiempo Ordinario en LSE (Ciclo C)

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Evangelio del XXVI Domingo de Tiempo Ordinario en LSE (Ciclo C)

Evangelio del Domingo XXVI del Tiempo Ordinario (ciclo C), en Lengua de Signos Española. [Lc 16, 19-31]

Signado por el director del Departamento de Pastoral del Sordo de la Archidiócesis de Sevilla, el sacerdote Gumersindo Melo.

Produce la Archidiócesis de Sevilla

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‘Migrantes, misioneros de esperanza’

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‘Migrantes, misioneros de esperanza’

Celebramos un año más la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado que viene marcada en esta ocasión por la clave de la esperanza a la que nos convocó el papa Francisco en la apertura del Año Jubilar 2025, que, desde su sensibilidad, gestos y magisterio, reafirmó en el 2017 su deseo de que la respuesta común al fenómeno migratorio se podría articular en torno a cuatro verbos: acoger, proteger, promover e integrar. Su sucesor en el pontificado, el papa León XIV, ha escrito su primer mensaje para la edición 111º de esta Jornada, acentuando el vínculo entre esperanza, migración y misión.

En palabras del Santo Padre “los migrantes y los refugiados recuerdan a la Iglesia su dimensión peregrina, perpetuamente orientada a alcanzar la patria definitiva, sostenida por una esperanza que es virtud teologal”.  A la luz del Jubileo, el tema destaca el coraje y la tenacidad de los migrantes y refugiados, que dan testimonio diario de esperanza en el futuro a pesar de las dificultades. Es la esperanza de alcanzar la felicidad incluso más allá de las fronteras, la que los lleva a confiar totalmente en Dios. Los migrantes y refugiados se convierten en «misioneros de la esperanza» en las comunidades que los acogen, contribuyendo a menudo a revitalizar su fe y promoviendo un diálogo interreligioso basado en valores comunes. Ellos recuerdan a la Iglesia el fin último de la peregrinación terrenal, es decir, alcanzar la patria futura.

Este es el Año Jubilar de la Esperanza. No es un lema más: es una gracia que debe fructificar en obras. La Iglesia nos recuerda que el bien común es el conjunto de condiciones de la vida social que permiten a los grupos y a cada uno de sus miembros alcanzar más plena y fácilmente su propio desarrollo y perfección (cf. Gaudium et spes 26). En ese horizonte, recuerdo algunos acentos de nuestro camino diocesano, en sintonía con el Magníficat: En primer lugar, la atención a los inmigrantes que llegan huyendo de la miseria. No son un número, son rostro e historia. La opción preferencial por los necesitados pertenece a la misión de la Iglesia inseparablemente unida a su tarea evangelizadora, tal como han señalado reiteradamente en su magisterio san Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco.

Una de las acciones concretas que contiene nuestro Plan Pastoral Diocesano consiste en “potenciar y promover la acogida, el acompañamiento y la integración de las personas migrantes”. Acogida solidaria, integración leal y una implicación responsable por parte de los gobernantes. Estas son las tres claves imprescindibles. Por nuestra parte, hemos de tener una actitud de acogida solidaria hacia las personas necesitadas que llaman a la puerta; por parte de los migrantes, debe darse una actitud de integración leal en la nueva sociedad que les acoge. Por último, tal como señalaba Benedicto XVI en la carta encíclica Caritas in veritate, un fenómeno de tal magnitud y complejidad sólo se puede afrontar desde una estrecha colaboración entre los países de procedencia y de destino, y ha de ir acompañado de normativas internacionales adecuadas capaces de armonizar los diversos ordenamientos legislativos, con vistas a salvaguardar los derechos de las personas emigrantes, así como los derechos de las personas y sociedades que acogen (cf. n. 62).

Pidamos por nuestros gobernantes, para que, desde la honestidad y el respeto a la dignidad de toda persona humana, contribuyan al bien común, a una sociedad inclusiva y a la cultura de la vida, por la paz en el mundo, para que cese la violencia y se encuentren caminos para el diálogo, la justicia, la reparación y la reconciliación y por las personas migrantes y refugiadas: para que sea respetada en todo momento su dignidad y libertad, y para que los derechos humanos inspiren las políticas que pretendan regular la movilidad humana.

+ José Ángel Saiz Meneses

Arzobispo de Sevilla  

 

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Peregrinación de Apostolado de la Oración

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Un grupo de casi 50 personas ha participado en la peregrinación junto al director del Apostolado, Antonio Gálvez

Un grupo de 47 personas de distintos grupo parroquiales de Córdoba y provincia del Apostolado de la Oración ha peregrinado con su Delegado Diocesano a los Templos Expiatorios del Tibidabo, Sagrada Familia, Montserrat, Monasterio de Poblet y en Manresa la Cueva de San Ignacio de Loyola. El director del Apostolado ha destacado que ha sido “un viaje muy espiritual” y que los peregrinos vienen “muy contentos”. Han tenido tiempos de oración, de compartir y de celebrar cada día la eucaristía.

Han pernoctado en la Casa de Madre Petra de San José, en San José de la Montaña. La malagueña Madre Petra es la fundadora de la Congregación Madres de los Desamparados y San José de la Montaña e impulsora de la construcción del Real Santuario se San José de la Montaña en Barcelona. Fue beatificado por el Papa Juan Pablo II el 16 de octubre de 1994.


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El obispo de Guadix visitó la cárcel de Albolote y administró la Confirmación a un grupo de presos

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El obispo de Guadix visitó la cárcel de Albolote y administró la Confirmación a un grupo de presos

 

La visita ha tenido lugar con motivo de la celebración de la Virgen de la Merced, Patrona de los presos y de quienes trabajan en las cárceles

Con motivo de la celebración de la Virgen de la Merced, el obispo de Guadix ha visitado el Centro Penitenciario de Albolote y ha administrado el sacramento de la Confirmación a varios reclusos y reclusas, en una Misa celebrada en la misma cárcel, el jueves 25 de septiembre. También ha podido saludar a funcionarios del centro, voluntarios y presos de los pueblos de la diócesis de Guadix, que cumplen allí sus condenas.

La Virgen de la Merced es la Patrona de los presos y de quienes trabajan en las cárceles. Su fiesta, que es el 24 de septiembre, se convierte en un día en el que se rinde homenaje a la Madre de Dios y se busca su misericordia y su consuelo para las personas privadas de libertad. Y así se hizo en el centro penitenciario granadino.

El obispo de Guadix fue invitado para administrar el sacramento de la Confirmación a un grupo de presos y presas, que se han preparado para ello. Y es que, en la cárcel, durante todo el año, cuentan con la asistencia religiosa de varios capellanes y de un grupo numeroso de voluntarios que les ayudan en la pastoral penitenciaria. A la celebración asistieron, también, algunos de esos. Así como otros presos y funcionarios. Tras la Misa, el obispo ha saludado a algunos presos que pertenecen a pueblos de la diócesis de Guadix y se ha interesado por su situación.

También, ha tenido oportunidad de saludar el obispo al director del Centro Penitenciario y a su equipo directivo, así como a las demás autoridades del centro y, por supuesto, a los voluntarios, que, junto con los capellanes, ayudan a los presos durante su privación de libertad, llevando el mensaje de liberación del Evangelio.

Para Mons. Orozco, esta visita pastoral a la cárcel de Albolote ha estado “llena de emoción y de esperanza”.

Antonio Gómez

Delegado diocesano de MCS. Guadix

Obispo en la cácel de Albolote 25 9 2025 2

 

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XXVI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO, por Manuel Pozo Oller

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En mi imaginación de niño, dándole vueltas en catequesis al “mote” de “epulón”, imaginaba a un hombre grasiento y gordo, con restos de alimentos pegados en sus mofletes y regada su vestimenta ampulosa de hilillos de vino que se escapaban de las comisuras de sus labios recorriendo serpenteando el lujoso vestido de lino de color púrpura. El retrato imaginario, seguramente por la plasticidad dramática del relato, me provocaba “una santa indignación” ante la injusticia evidente que se narraba.

No hay que decir que me identifiqué con el mendigo y reprobé con toda mi alma al rico. En mi niñez entendía el texto como una narración histórica. No era momento para comprender más. Pasado el tiempo, caí en la cuenta que las parábolas encierran una sabiduría que trascienden el tiempo y representan actitudes, a veces retratan vicios gruesos, en los que los discípulos de Jesús podemos instalarnos. En consecuencia, cuando oramos con esta parábola hemos de pensar que no solo va dirigida a los fariseos, que el v. 14 los presenta como “amigos del dinero”, sino que es una enseñanza de vida para todos los que como discípulos de Jesús hemos de elegir constantemente “entre Dios y el dinero” (Lc 16,13).

El teólogo Rudolf Bultman comenta que es doble el mensaje de esta parábola (Lc 16,19-31). Los vv. 19-26 describen la inversión de valores en esta vida y en la otra, en relación al uso o abuso de los bienes materiales. Los versículos 27-31, insisten en la dificultad de conversión de un rico que no vive nada más que para atesorar riquezas.

Llama la atención que el rico se le conozca por sus vicios, pero no se pronuncie su nombre. Los ricos, de ayer y hoy, no tiene nombre porque son instituciones, estados, holdings, multinacionales, banca y otros muchos estamentos que esconden sus nombres bajo el paraguas del consejo de administración y asamblea de socios.

En cambio, el mendigo tiene nombre.  Lázaro, en nuestro caso, significa Dios ayuda, Dios es mi auxilio. Recuerda este personaje al amigo de Jesús de nombre Lázaro de Betania. Ambos vuelven a la vida porque Dios está de su lado y les auxilia en sus situaciones perdidas.

La reflexión teológica explicará y precisará el concepto de retribución. Lo cierto es que la enseñanza de la parábola de Jesús constata esta disparidad de destinos en la vida futura dependiendo del modo de proceder durante nuestra vida terrena. La lejanía de Dios, por desgracia, supone la pérdida eterna de sentido provocada por no “escuchar a Moisés y a los profetas”. La ceguera espiritual provocada por los bienes materiales hará que el rico no se fie, por desgracia, ni del testimonio de “un muerto que resucite” (cf. v. 31).

Manuel Pozo Oller

Párroco de Montserrat

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Oración por la paz, este viernes, en la Catedral

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Oración por la paz, este viernes, en la Catedral

Está promovida por la Hermandad del Santísimo Sacramento de Guadix

La Hermandad del Santísimo de la Catedral de Guadix invita a rezar por la paz, en los cultos que tendrán lugar este viernes 26 de septiembre, a las 20:30 horas, en la Capilla del Santísimo, de la Catedral, conocida como al Capilla de San Torcuato. Por supuesto, esta celebración está abierta a todos los que quieran asistir y rezar.

Como dicen en la convocatoria, “será un momento de oración en el que pediremos al Señor que renueve el corazón de los dirigentes para que cesen las guerras”.

Ni que decir tiene, que vivimos unos tiempos en los que se hace más necesaria que nunca la paz en el mundo. Conflictos como los de Ucrania y Gaza, tan cerca de nosotros, y otros más lejanos, pero no menos cruentos, deben animarnos, cuando menos, a rezar por la paz, para que Dios ablande el corazón de los que tienen responsabilidades sobre las guerras. También, para que convierta nuestro corazón y nos haga sembradores de paz allá donde estemos. Y este viernes hay un momento propicio para ello, ante el Santísimo Sacramento.

Antonio Gómez

Delegado diocesano de MCS. Guadix

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El aroma de Moisés esta semana en Al Trasluz

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El sacerdote Antonio Gil recuerda el primer retiro de sacerdotes del curso, presidido por el Obispo el jueves, 18 de septiembre

El templo de la parroquia de San Juan Pablo II, en nuestra ciudad, sirvió de escenario para el retiro espiritual de los sacerdotes, el pasado 18 de septiembre, ofrecido por nuestro obispo, don Jesús, con la plática a cargo del delegado de Misiones, Antonio Evans, quien nos habló del mensaje para el Domund, “testamento espiritual misionero del papa Francisco”, con el lema: “Misioneros de esperanza entre los pueblos”. El párroco, David Aguilera, expuso el Santísimo, con la bendición final. El prelado comenzó su meditación evocando el encuentro de Dios con Moisés, para subrayar con fuerza el “protagonismo” de Dios en nuestras vidas, llamándonos y encomendándonos la misión de “liberar al pueblo de la esclavitud del pecado”, próximos y cercanos a la gente, con profundo sentido familiar.

A lo largo de sus palabras, el obispo fue señalando nuestros “campos de acción”, hoy con grandes retos y acosados por las lacras de la “polarización, la violencia, la crisis de la familia, la crisis ecológica, la pérdida del sentido de la vida y la “sobre-saturación” de mensajes”, desafíos que nos obligan a hacer una lectura teológica de la realidad, para descubrir la presencia de Dios”. Asimismo, el obispo nos recordó los “puntos claves” de nuestra labor pastoral: “Acoger, proteger, integrar, ayudar con urgencia y con generosidad, lo que supone un “discernimiento” que nos haga superar la inmovilidad y la pereza”. Fue señalando en su exposición clara y detallada, los “peligros” de posibles “manipulaciones”, centrándonos en la voluntad divina y superando “una fe cansada y un ministerio pesado. Somos presbíteros de Cristo y estamos al servicio de la Iglesia”. Y el aroma penetrante de “inaugurar” un nuevo curso, como Moisés, “con el alma en vilo y los pies descalzos”.

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Echa a andar en Guadix el Foro-ASE de Oración y Reflexión de Empresarios y Directivos Cristianos

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Echa a andar en Guadix el Foro-ASE de Oración y Reflexión de Empresarios y Directivos Cristianos

El pasado miércoles 24 de septiembre, tuvo lugar en el Centro Diocesano de Espiritualidad Beato Manuel Medina Olmos, de Guadix, el acto de presentación del Foro-ASE de Oración y Reflexión de Empresarios y Directivos Cristianos de la diócesis. Un grupo de accitanos se dio cita en esa jornada y decidió que este Foro-ASE de Oración y Reflexión Empresarial eche a andar en la diócesis de Guadix. De hecho, ya se ha concretado una primera reunión para el próximo mes de octubre.

A la presentación del Foro, convocado por la delegada de Apostolado Seglar de la diócesis y consejera de ASE, Maika Fornieles, asistieron el obispo de Guadix, Mons. Francisco Jesús Orozco, y el delegado diocesano de Pastoral del Trabajo, Jesús Osorio.

El acto reunió a empresarios, directivos, profesionales y emprendedores de diferentes sectores de actividad que comparten la aspiración de promover la aplicación práctica del pensamiento social cristiano en la gestión empresarial. La reunión también buscó fomentar el emprendimiento con valores, la innovación sostenible y la responsabilidad social de las empresas, basado todo ello en un liderazgo empresarial ético. La convocatoria sirvió, además, para impulsar el desarrollo de una comunidad empresarial católica en la diócesis.

75 años de historia, un compromiso con el futuro

Fundada en 1951, Acción Social Empresarial-ASE es la Asociación Española De Empresarios y Directivos Cristianos. Sin ánimo de lucro, fue erigida por la Conferencia Episcopal Española (CEE) y está inscrita en el Registro de Entidades Religiosas. ASE forma parte de UNIAPAC, la federación internacional ecuménica de empresarios cristianos con presencia en más de 40 países, que reúne a más de 45.000 ejecutivos de negocios.

La misión de ASE desde su origen ha sido clara: difundir la Doctrina Social de la Iglesia en el ámbito empresarial y económico.

Antonio Gómez

Delegado diocesano de MCS. Guadix

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Inauguración del curso 2025-2026 en los centros de estudios teológicos de la Diócesis de Málaga

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Homilía de Mons. José Antonio Satué en la Eucaristía con motivo de la inauguración del curso 2025-2026 en los centros de estudios teológicos de la Diócesis de Málaga

INAUGURACIÓN DEL CURSO 2025-2026
en los centros de estudios teológicos de la Diócesis de Málaga

Querido hermano don Jesús, claustro de profesores; Doña Carmen Román en representación del decano de la Facultad de Teología de la Universidad Loyola Andalucía, Ignacio Rojas O.SS.T.; colaboradores y personal no docente del Centro Superior de Estudios Teológicos «San Pablo», del Instituto Superior de Ciencias Religiosas «San Pablo» y de la Escuela Teológica San Manuel González, con sedes en Málaga, Ronda, Antequera, Marbella, Mijas-Costa y Torre del Mar; queridos alumnos y alumnas, antiguos alumnos y amigos todos que nos acompañáis en la inauguración de un nuevo curso. 

En estos primeros días de mi servicio episcopal en nuestra Diócesis, deseo expresar mi gratitud por la cálida acogida que me estáis brindando. Agradezco también el valioso trabajo realizado por tantos hombres y mujeres en esta porción del pueblo de Dios, en las parroquias, en las distintas áreas pastorales y en estos centros de estudios. Gracias al esfuerzo de tanta gente buena, hoy podemos recoger con gratitud sus frutos y continuar construyendo el Reino de Dios en esta bendita tierra.

Este sentimiento de alegría y gratitud se ve, sin embargo, ensombrecido por los acontecimientos dolorosos que nos envuelven y que, desde hace años, oprimen el corazón de tantas personas de buena voluntad: los crueles conflictos en la franja de Gaza y en Ucrania, que se suman a otros menos visibles, pero igualmente dolorosos. En nuestro entorno más cercano, en nuestra patria, vivimos una situación política y social muy polarizada y compleja, que con frecuencia genera sufrimiento. También en el ámbito eclesial atravesamos momentos delicados: dificultades para el primer anuncio y la transmisión de la fe, para vivir y contagiar la esperanza cristiana en este año jubilar; para afrontar el escándalo provocado por los graves errores de algunos representantes eclesiales; para comprender y ubicarnos en este cambio de época, con toda su complejidad, sus resistencias al Evangelio y sus nuevas posibilidades. Aunque la vida nos ofrece aspectos luminosos, estas situaciones dolorosas generan en la buena gente —y también en nosotros— perplejidad, desorientación y desaliento.

La reflexión filosófica y teológica, tarea primordial de nuestros Centros de Estudios, apoyada por las ciencias humanas, debe ayudarnos a todos a comprender mejor la sociedad actual desde la profundidad de la fe, que nos permite intuir entre las sombras de lo cotidiano el designio de Dios. Solo así podremos ofrecer al mundo luz para ver y esperanza para avanzar, en estos momentos de especial dificultad.

El Papa Francisco lanzó un desafío similar a los profesores y alumnos de la Facultad de Teología de la Universidad Católica de Buenos Aires, al decirles: «la teología que desarrollan ha de estar basada en la Revelación, en la Tradición, pero también debe acompañar los procesos culturales y sociales, especialmente las transiciones difíciles. En este tiempo, la teología también debe hacerse cargo de los conflictos: no sólo de los que experimentamos dentro de la Iglesia, sino también de los que afectan a todo el mundo… No se conformen con una teología de despacho. Que el lugar de sus reflexiones sean las fronteras. Y no caigan en la tentación de pintarlas, perfumarlas, acomodarlas un poco y domesticarlas. También los buenos teólogos, como los buenos pastores, huelen a pueblo y a calle y, con su reflexión, derraman ungüento y vino en las heridas de los hombres».

Los teólogos —como todos los cristianos— no podemos permanecer “sentados” y “con las puertas cerradas por miedo”, como los discípulos antes de Pentecostés. Jesús Resucitado, tan presente en nuestra Iglesia como en la comunidad apostólica, sopla sobre nosotros y nos regala su Espíritu. Ese Espíritu nos saca de los espacios conocidos y cómodos para que podamos hablar, a cada cual “en su propia lengua”: a los jóvenes, a los niños, a los hombres y mujeres de nuestras comunidades, y también a quienes no frecuentan nuestros templos y salones parroquiales.

Permitidme precisar que no os estoy invitando a abandonar la mesa de estudio para recorrer la Calle Larios o el Paseo Marítimo como una simple diversión. Mi intención es animaros a estudiar con tesón, para conocer, comprender y sanar –con la gracia de Dios– la cultura, o mejor dicho, las culturas en las que estamos inmersos. Porque la sociedad de Huesca, Teruel y, aún más, la de Málaga, es hoy tan multicultural como aquella ciudad santa de Jerusalén, donde convivían “partos, medos, elamitas y habitantes de Mesopotamia, de Judea y Capadocia, de Asia”. Os invito a ir de la mesa de estudio a la vida y llevar la vida a la mesa de estudio: a vivir una teología encarnada.

Os exhorto a profundizar en la Revelación y en la Tradición, como explicaba el Papa Francisco en su respuesta a las dudas de algunos cardenales: «La Revelación es inmutable y siempre vinculante, la Iglesia debe ser humilde y reconocer que ella nunca agota su insondable riqueza y necesita crecer en su comprensión. Por consiguiente, madura también en la comprensión de lo que ella misma ha afirmado en su Magisterio. Los cambios culturales y los nuevos desafíos de la historia no modifican la Revelación, pero sí pueden estimularnos a explicitar mejor algunos aspectos de su desbordante riqueza, que siempre ofrece más».

No se trata, por tanto, de conformarnos con aprender y repetir la doctrina, ni de adaptarnos pasivamente a los tiempos. Se trata de dejar que los desafíos del presente nos impulsen a ahondar en la comprensión del misterio de Dios y de su proyecto salvífico. Solo así, la teología se vuelve viva, dinámica y transformadora; capaz de alimentar nuestra esperanza y la de nuestro pueblo, de abrir nuevos corazones a la belleza de la fe, impulsados por una caridad que promueve una sociedad más humana y justa.

Dejadme compartir una experiencia personal. Cuando era seminarista, el sacerdote de mi pueblo sacaba sus fichas de catequesis y los chavales poníamos caras raras, porque utilizaba un lenguaje y contaba unas historias que no iban con nosotros. Ya como joven sacerdote, hicimos un gran esfuerzo por traducir el catecismo al lenguaje de la juventud de entonces, y yo guardaba los materiales que preparábamos en un viejo archivador gris, convencido de que me servirían para siempre. Pero cuando, años después, saqué alguno de esos papeles en Teruel, las jóvenes del equipo de pastoral juvenil pusieron la misma cara que yo ante las fichas de mi párroco. Ni en la pastoral ni en la teología basta con repetir lo ya dicho. No podemos vivir anclados en la teología de los años 60, ni en la de los 90, ni siquiera en la del 2020. Una tarea primordial de los centros teológicos es la reflexión serena y el contraste creativo para buscar, desde la fe, las respuestas adecuadas a los nuevos desafíos pastorales. 

Somos hombres y mujeres de fe, y la fe en el Dios de Abrahán nos impulsa a caminar, a peregrinar, a avanzar, confiados en su promesa. La tarea es difícil, pero también apasionante. El Espíritu de Dios suscita y aúna en nuestra Iglesia ministerios, carismas y actuaciones, y nos guía hacia la verdad plena (cf. 1Co 12,12-14 y Jn 16,13). Emprendamos, pues, este nuevo curso con plena conciencia de la responsabilidad que Dios pone en nuestras manos y con la certeza del don del Espíritu Santo que nos sostiene y guía.

Hermanos y hermanas: Que Santa María de la Victoria, nuestra Madre y Patrona, aliente vuestro trabajo. Que San Pablo y San Manuel González, bajo cuya tutela viven nuestros centros teológicos, nos contagien su impulso misionero.  

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