El pasado fin de semana se celebró, en la Casa de Espiritualidad “San Juan de Ávila” de La Yedra, un nuevo Encuentro “cuatro40”, el quinto que se organiza en nuestra diócesis.
Con la mirada puesta en las palabras de Isaías, hemos visto cómo se han hecho realidad gracias al Espíritu: “No penséis en lo antiguo, mirad que realizo algo nuevo” (Is 43,18).
En la tarde del viernes día 24, antes de que llegaran los participantes a este V Encuentro, se reunió en oración y discernimiento el equipo diocesano, poniéndose en manos del Señor y su Espíritu para no perder el sentido del cuatro40, para no perder nunca de vista el por qué, el para qué y, el para quién.
En esta ocasión, los miembros del equipo provenían de las comunidades parroquiales de Cristo Rey y S. Félix de Valois de Jaén, de La Encarnación de Bailén, y de la Inmaculada de Arroyo del Ojanco, estando a su cabeza el Vicario General de la Diócesis D. Juan Ignacio Damas.
Un equipo de nuevo renovado en algunos de sus miembros, al haberse incorporado participantes del Encuentro anterior, que han querido vivirlo desde el servicio como acompañantes, como instrumentos humildes del Señor, sintiéndose bendecidos y elegidos por Él.
A la hora prevista, llegaron a La Yedra miembros de diversas comunidades parroquiales de la diócesis, resaltando de algún modo la de S. Bartolomé de Jaén, la más numerosa, a la que se sumaron las de Cristo Rey y S. Félix de Valois de Jaén, y las de La Encarnación y El Salvador de Bailén. Aunque las edades eran muy diferentes, ha sido una bendición la asistencia de jóvenes deseando que el Señor los lleve a la comunidad y así vivirla de manera distinta.
Con ilusión unos y con expectación otros, los participantes han vivido unos días intensos, llenos de la fuerza del Espíritu Santo, llenos de la gracia del Señor, que los ha conducido por el proceso gradual que está en la base de todo cuatro40 y que se desarrolla a lo largo del fin de semana, de modo que cada minuto es distinto del anterior, y diferente del siguiente.
Fuerza y gracia que se ha ido reflejando en el rostro de los participantes, en sus actitudes, en su mirada, en el sentimiento de sentirse confiados entre hermanos, aunque al principio fueran desconocidos, y todo ello hace que uno acabe abriendo su corazón a Jesús, y así recibir todo lo que Él te va enviando a través de los hermanos que te acompañan.
En todo el proceso, no podemos olvidar las oraciones de intercesión que se han promovido en las comunidades de los participantes, así como en otras muchas parroquias españolas que ya han vivido un cuatro40.
En la tarde del domingo día 26, como no puede ser de otro modo sino reunidos en torno a la Mesa del Altar, alimentándonos de Jesús Eucaristía, concluyó el encuentro, Misa a la que asistieron algunos familiares tanto de los participantes como del equipo.
Al igual que pasara con el encuentro del pasado mes de marzo, en esta ocasión ha coincidido en el tiempo con el primero que se realizaba en la diócesis de Zaragoza, de modo que hemos tenido ocasión de orar unos por otros.
Como cuatro40 está pensado para iniciar un proceso que nos lleve a la inserción y/o a la transformación parroquial, algo que desean los participantes (es decir, no queremos que se quede en un hermoso evento), una vez acabado el fin de semana, se iniciarán los siete encuentros posteriores con los que finaliza. En esta ocasión se realizarán en Jaén y Bailén.
Siempre hay que recordar que la herramienta del cuatro40, se destina tanto a los que necesitan encontrarse con Jesús o, reencontrarse con Él, porque si uno no se encuentra con Jesús difícilmente podrá adentrarse en un serio proceso de discipulado, tal y como promueve Acción Católica General con sus Grupos de Vida.
Cuatro40 sigue creciendo en la Iglesia española. Desde el anterior Encuentro en nuestra diócesis del mes de marzo, se han incorporado más diócesis españolas, mientras en las que ya se ha vivido la experiencia, siguen repitiéndola.
Cuánta generosidad hay en el Espíritu cuando se derrama en abundancia, provocando un “reseteo” no sólo en los corazones de los participantes, sino también en los corazones de los miembros del equipo (a pesar de no llegar en su mejor momento muchos de ellos). Todos salimos con el corazón encendido, expresiones como “una experiencia intensa del Señor”, “me ha penetrado el corazón”, “he vivido otras experiencias anteriormente pero esta me ha hecho sentir algo especial, me ha hecho sentirme parroquia”, “me siento conectada a la parroquia a través de Dios”, “el Espíritu Santo ha hecho de las suyas con nosotros”, “el Señor ha pasado por nuestras vidas y nos hemos sentido acogidos y amados”, “un encuentro con el Señor y me siento lleno de amor”, “he experimentado al Señor a través de todos los sentidos”… son respuestas espontáneas a lo vivido en el interior de cada uno.
Como ocurre con cada Encuentro, éste ha sido renovador en la fe, en el compromiso con la parroquia y la misión a la que estamos todos llamados, reavivando la tarea de ser discípulos misioneros, respondiendo con generosidad a la invitación del Señor de llevar su Evangelio a todos. ¡El mundo nos espera!
El Espíritu Santo sopló con fuerza durante el fin de semana en La Yedra. Que el fuego del Espíritu impulse a todos y, con ellos, a sus comunidades parroquiales, a ser luz en el mundo y sembradores de esperanza.
Pepe Ibáñez Muñoz
Miembro del Equipo nacional de cuatro40
Presidente de ACG Jaén
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