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Homilía en la ordenación diaconal de Fernando Ruano Segado

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Querido D. Amadeo, obispo emérito de nuestra Diócesis. Un recuerdo para D. Ramón.

Sr. Rector del Seminario y Formadores.

Profesores del Instituto Teológico San Eufrasio

Sr. Vicario General y Vicarios Episcopales.

Excmo. Cabildo Catedralicio. Sr. Deán.

Saludo al presbiterio diocesano y a los diáconos permanentes

Queridos Seminaristas que vivís este momento especial de un hermano vuestro. Felicidades y os invito a avivar en esta celebración vuestra entrega a la voluntad de Dios y la esperanza que os ayuda a avanzar con fortaleza en vuestro camino de preparación al presbiterio.

Hermanos sacerdotes, religiosos y religiosas.

Queridos feligreses de Arjonilla, amigos de Fernando. Hermanos todos en el Señor, os saludo con gozo y alegría y os manifiesto mi cercanía y mi cariño.

Permitidme que salude de una manera especial a los padres de Fernando, Maricarmen y Fernando. Somos conscientes de que este es un momento de gran emoción y orgullo para vosotros. Habéis acompañado a vuestro hijo desde su nacimiento. Al ofrecerle al Señor lo más valioso para vosotros, habéis dado un ejemplo profundo de entrega y confianza en la voluntad de Dios. Os felicito y os agradezco la gran generosidad de vuestro corazón, que el Señor os la recompense con abundantes bendiciones.

Queridos hermanos, hoy en la fiesta de San Mateo, apóstol y evangelista, celebramos, por tanto, un acontecimiento de gran alegría y trascendencia para nuestra Iglesia de Jienense: la ordenación diaconal de un joven seminarista, nuestro hermano Fernando. En este día, la Iglesia se manifiesta viva y dinámica, llamando a uno de sus hijos a un ministerio particular de “servicio”, conforme al ejemplo de Cristo, que no vino para ser servido, sino para servir.

Fernando, hoy te unes a Cristo en un modo profundo y especial. La vocación diaconal te invita a configurarte con Él, el Siervo de los siervos, quien nos mostró el camino del servicio, la entrega y el sacrificio. A través de tu ministerio, vas a vivir tres compromisos esenciales: el celibato, la obediencia y la oración.

El celibato que prometes hoy es un testimonio de amor radical y exclusivo a Cristo. Al renunciar al matrimonio, eliges amar de manera plena y desinteresada a Dios y a la comunidad que Él te encomienda. Este don te permitirá estar siempre y totalmente disponible para el servicio del Pueblo de Dios. Hoy te vacías de ti para llenarte del Señor, entregando tu vida sin reservas, a imagen del propio Cristo, quien entregó su vida por la salvación del mundo. Que este amor celibatario sea para ti fuente de plenitud y una manifestación visible del Reino de los cielos.

También haces hoy la promesa de obediencia a tu obispo, signo de confianza y apertura a la voluntad de Dios en tu vida. Esta obediencia no es una carga, sino un camino de libertad. A través de la obediencia, te pones al servicio de la Iglesia con total disponibilidad, dejando que el Señor guíe tu vida y tus decisiones a través de sus pastores. Así, serás instrumento de unidad y colaboración en la misión de guiar al Pueblo de Dios.

Querido hijo, la vida de oración será el fundamento de tu ministerio. Sin una relación profunda, íntima y constante con el Señor, todo servicio pierde su sentido. A través de la oración, especialmente del rezo de la liturgia de las horas, te unirás a Cristo y su Iglesia, y llevarás a los pies de Dios las necesidades de la comunidad que te será confiada. Que tu vida de oración sea continua y ferviente, iluminada por el Espíritu Santo, quien te sostendrá en los momentos de alegría y en los momentos de dificultad.

Como diácono, serás llamado a tres áreas principales de servicio: el ministerio de la liturgia, el ministerio de la Palabra y el ministerio de la caridad.

En la liturgia, serás el servidor del altar, asistiendo al obispo y a los sacerdotes en la celebración de los sacramentos, especialmente la Eucaristía, fuente y cumbre de nuestra fe. A través de este servicio, ayudarás a que el pueblo de Dios pueda encontrarse con el Señor en su presencia real. Que tu servicio en el altar sea siempre humilde y reverente, recordando que estás al servicio del sacrificio más grande, el de Cristo.

Serás también ministro de la Palabra, llamado a proclamar el Evangelio, a enseñar la fe y a ser testigo de la verdad de Cristo en medio del mundo. Tu vida misma deberá ser una proclamación viva del Evangelio, con un testimonio coherente y valiente en todo lugar y momento. Que tu palabra siempre brote de la escucha atenta de la Palabra de Dios y de tu íntima relación con Él.

Por último, el ministerio de la caridad te compromete a servir a los más necesitados, a los pobres, a los enfermos, a los que sufren. En cada uno de ellos, reconocerás el rostro de Cristo. Tu servicio no será simplemente una labor social, sino una manifestación del amor de Dios hacia los más vulnerables. Que tu corazón sea siempre sensible a las necesidades de los demás, y que tu servicio sea signo de la compasión y misericordia divina.

Querido Fernando, Dios te ha buscado durante toda tu vida. Has reconocido esa llamada secreta que el Espíritu Santo te hizo, para responder al plan que Dios pensó para ti cuando pensó en ti y has respondido con todo el entusiasmo de tu corazón. ¡FELICIDADES! No temas por los deberes y las incógnitas del futuro. No temas que te falten las fuerzas o las palabras o incluso que te rechacen. Jesús, el Señor,  vive entre nosotros y de modo invisible nos sostiene, y no nos abandona… Su fuerza te impulsará a “levantarte y seguidle” hasta el final, siendo instrumento fiel de su misericordia.

Manifiesta con orgullo, como luz y sal en medio del mundo, tu pertenencia al Señor, incluso en tu vestir. Sé fiel a su amor que te ha elegido para ser de los suyos y que te urge a servirle (a llevar este amor a) en los hermanos.

Que no te falte la valentía, pues somos portadores de la respuesta que necesita el hombre, de la Verdad que espera. Y no olvides que sólo caminando tras sus huellas vamos en la dirección correcta, y debemos caminar y guiar a los demás en esta dirección.

Aún debes seguir formándote y con gran seriedad, pues vas a ser la mano de Dios tendida a los hombres… obrero que tendrás que abajar montañas, eliminar valles y enderezar caminos para unir el corazón de los hombres al corazón de Dios. Vas a ser “Vía Sacra”, “camillero” de tantos necesitados de la sanación de Jesús.

Y que no te falte la alegría de saberte en esta verdad. Por tanto, anuncia y testimonia la alegría y el gozo de la presencia de Dios entre nosotros. ¡Evangelizar!… es el núcleo central de nuestra misión de cristianos y del ministerio que vas a recibir en unos momentos.

Queridos jóvenes, este momento no solo es significativo para Fernando, sino también para cada uno de vosotros que estáis aquí presentes. Es una invitación directa a reflexionar sobre vuestra propia vida y el plan que Dios tiene para cada uno de vosotros.

Dios sigue llamando hoy a la vida sacerdotal. No tengáis miedo de preguntarle a Dios cuál es su plan para vosotros. Tal vez, entre los que estáis aquí hoy, Dios está llamando a alguien más a seguir este camino sacerdotal o de la vida consagrada. Os animo a que seáis valientes, a que confiéis en Dios, y a que, como Fernando, sigáis el camino que Él os proponga, con el corazón abierto y generoso… “No penséis en darle al Señor las migajas de vuestra vida”, Él no ha escatimado en darnos toda su vida.

El mundo necesita más corazones dispuestos a servir, más jóvenes con valor y fe para responder a la llamada de Dios. Recordad siempre que quien se entrega a Dios nunca queda defraudado; Dios siempre recompensa con abundante amor, alegría y paz.

Querido Fernando, hoy la Iglesia te confía una gran responsabilidad. Con tu sí, te entregas al Señor y a su pueblo con gran generosidad. No caminas solo; el Señor va contigo, te fortalece y te guía. La Virgen María, que siempre estuvo atenta a la voluntad de Dios y al servicio de los demás, te acompañará en este camino, intercediendo por ti en todo momento.

Que el Espíritu Santo te llene de sabiduría, fortaleza y amor para que, siguiendo el ejemplo de San Mateo, puedas responder con fidelidad, todos los días de tu vida, a la llamada del Señor y vivir tu ministerio como verdadero servidor del Evangelio y de la Iglesia.

Que nuestra Señora, la Virgen de la Cabeza, te cuide y te proteja siempre.

+ Sebastián Chico Martínez
Obispo de Jaén

Homilía en la ordenación de once nuevos diáconos

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Catedral de Sevilla, 21 de septiembre de 2024.

Lecturas: Ef 4, 1-7. 11-13; Sal 18; Mt 9, 9-13.

“Al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme». Él se levantó y lo siguió.” (Mt 9,9).

Queridos hermanos y hermanas que participáis en esta celebración: Rectores y formadores de nuestros Seminarios, Consejo Episcopal, Cabildo de la Catedral, presbíteros, diáconos, seminaristas, miembros de la vida consagrada, miembros del laicado, hermanos todos en el Señor. Queridos Manuel Camacho, Alberto Jesús, Manuel Carrasco, Pedro, Javier, Ángel, Teodomiro, Lukas, Cristian, Andrés y Sujith, que recibiréis la ordenación diaconal. Saludo a vuestras familias, que os acompañan en un día tan señalado, las aquí presentes y las que siguen la celebración a través de los medios de comunicación.

Hoy celebramos la fiesta de san Mateo, Apóstol y Evangelista. Era publicano de profesión cuando recibió la llamada de Jesús, pero se levantó y le siguió, según el relato del evangelio. Jesús acoge en el grupo de sus más íntimos a un hombre que, según la concepción religiosa de Israel en aquel tiempo, era considerado un pecador público, porque Mateo colaboraba con una autoridad extranjera, el imperio romano, cuyos tributos solían establecerse de modo arbitrario y abusivo. Por este motivo, los publicanos eran considerados hombres injustos y ladrones. A pesar de su situación, Jesús no lo excluye ni de su llamada ni de su amistad; más aún, responderá a los que se escandalizaban que no necesitaban médico los sanos sino los enfermos; que no había venido a llamar a los justos, sino a los pecadores (cf. Mc 2, 17). La buena nueva del Evangelio consiste precisamente en que Dios ofrece su gracia a todos.

Es muy significativo el hecho de que Mateo responde inmediatamente a la llamada de Jesús, levantándose y siguiendo al Maestro. La brevedad de la frase refleja la prontitud de Mateo en la respuesta. Esto implicaba para él dejarlo todo, dejar un modo de vida acomodado, una fuente de ingresos de dudosa moralidad pero más que segura y abundante. Comprendió que seguir de cerca a Jesús era incompatible con su modo de vida y con su trabajo. En contraste con lo sucedido en la llamada de Jesús al joven rico, este publicano se levantó, y dejándolo todo, siguió al Maestro.

Vosotros también habéis sido llamados, y habéis seguido al Señor, y hoy recibiréis el diaconado, un don del Espíritu Santo para servir a la Iglesia. Como ministros del altar, proclamaréis el Evangelio, prepararéis la Eucaristía y distribuiréis a los fieles el Cuerpo y la Sangre del Señor; de acuerdo con la misión recibida del obispo, exhortaréis y educaréis en la fe, presidiréis la oración, administraréis el bautismo, asistiréis al matrimonio, llevaréis la comunión a los enfermos y el viático a los moribundos, presidiréis las exequias, y serviréis especialmente a los más pobres y pequeños.

Sois llamados y enviados a servir a todo el pueblo de Dios, con especial predilección por los más necesitados, al igual que el Señor. Habéis venido libremente para recibir el orden del diaconado, deseosos de ejercer este ministerio con sencillez y generosidad. Cumpliréis este ministerio observando el celibato, una relación íntima con Cristo para vivir la entrega total de sí mismos al Señor y al rebaño encomendado. Movidos por un amor sincero a Jesucristo os consagraréis a él de una manera nueva, os uniréis a él sirviendo a Dios y a los hombres, y trabajaréis para que todos vivan plenamente como hijos de Dios. Trabajaréis con empeño para que la Palabra de Dios ilumine la vida de las personas, renueve su corazón, lo llene de esperanza y alegría; porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, transforma la mente y el corazón, y se proyecta para renovar todas las cosas, todos los ámbitos de la vida personal, eclesial y social.

La Plegaria de Ordenación nos recuerda que en los inicios de la Iglesia los Apóstoles eligieron como colaboradores suyos en el ministerio de cada día, siete hombres bien vistos de todo el mundo y les encargaron el servicio de los pobres, para poder dedicarse ellos más plenamente a la oración y a la predicación de la palabra. Pediremos al Señor que envíe sobre vosotros el Espíritu Santo, para que os fortalezca y podáis cumplir fielmente vuestro ministerio diaconal mediante la vivencia de las virtudes evangélicas: el amor sincero, el celo por los pobres y los enfermos, la autoridad humilde, la pureza de vida y el comportamiento según el Espíritu. Sobre todo, imitando a Nuestro Señor Jesucristo, que no vino a ser servido sino a servir.

El P. Torres, sacerdote de nuestro presbiterio, canónigo de esta Catedral, que será beatificado el próximo nueve de noviembre, pocos días antes de su muerte recomendaba a sor Ángela de la Cruz que las hermanas “a los enfermos los tratasen en todo momento con verdadera veneración, viendo en ellos la imagen de Jesucristo, que les besaran los pies en señal de servicio y que jamás les hablasen de tú, pues ellos eran los señores a quienes servían las Hermanas de la Cruz; que lucharan con ahínco con el “yo” que carcomía a las comunidades: “No ser; no querer ser; pisotear el yo, enterrarlo si posible fuera”.

San Pablo nos exhorta asimismo a la humildad y amabilidad, a la comprensión, a sobrellevarnos mutuamente con amor y mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. “Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todos, que está sobre todos, actúa por medio de todos y está en todos” (vv. 5-6). Mantener la unidad es condición indispensable para ser creíbles en nuestro ministerio. La unidad se vive a través de una mirada a la Trinidad Santísima, su fuente y origen; una mirada a la Iglesia, familia de la que formamos parte; y, en tercer lugar, una mirada a sus personas, estructuras, y a su misión evangelizadora. La unidad se vive desde la conciencia de Iglesia, desde la solidaridad entre los miembros, desde la necesidad de que cada miembro cumpla su misión específica, aporte su cooperación imprescindible buscando siempre el bien común. Señala Romano Guardini que la Iglesia «no es una institución inventada y construida en teoría…, sino una realidad viva… Vive a lo largo del tiempo, en devenir, como todo ser vivo, transformándose… Sin embargo su naturaleza sigue siendo siempre la misma, y su corazón es Cristo» (Meditaciones de La Iglesia del Señor, 1965).

María santísima es la Madre y Maestra que nos conduce por el camino de la unidad. Ella mantuvo unánimes a los apóstoles en la Iglesia naciente y enseña a los discípulos de su Hijo a vivir en comunión con Dios y en comunión fraterna. En María, la sierva del Señor, encontraréis inspiración y ejemplo. Contempladla en el misterio de su Visitación, cuando se pone en camino y va con decisión a la montaña, a la casa de Zacarías e Isabel. Un viaje misionero por el que sale de sí misma, de su casa, de sus seguridades, y va más allá. Ahí está la clave de vuestra vida de diáconos: una existencia en salida, en peregrinación, más allá de la rutina, de la comodidad, del miedo, del egoísmo y del egocentrismo.

En su respuesta al anuncio del ángel se define a sí misma como “la esclava del Señor”. Por eso se dirige con diligencia a la casa de Isabel para ofrecerle toda la ayuda que pueda necesitar. Ahora bien, el mayor servicio de María consiste en llevar y ofrecer a Jesús. Este es el corazón y la culminación del servicio y de la misión evangelizadora. Encomendamos a la protección de nuestra Reina y Madre, la Virgen de los Reyes, a los nuevos diáconos. Pedimos al Señor que Manuel, Alberto Jesús, Manuel, Pedro, Javier, Ángel, Teodomiro, Lukas, Cristian, Andrés y Sujith, vivan estas actitudes de servicio a Dios y a los hermanos, y que proclamen la Buena Nueva del Evangelio con valentía y nuevo ardor. Así sea.

Reunión de inicio de curso del Consejo Diocesano de Familia y Vida

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Reunión de inicio de curso del Consejo Diocesano de Familia y Vida

El domingo 22 de septiembre, se reunió el Consejo Diocesano de Familia y Vida en el Hospital Real de la Caridad, presidido por nuestro obispo, D. Francisco Jesús Orozco. A esta reunión estaban convocados todos los integrantes del consejo, representantes de todos los arciprestazgos de nuestra diócesis.

 

Esta primera reunión del consejo ha servido para presentar la memoria de actividades del curso 2023-24, así como para presentar dos nuevas realidades presentes en nuestra diócesis: “Proyecto Amor Conyugal” (https://proyectoamorconyugal.es) y “Proyecto Raquel” (https://www.speimater.com/es/taxonomy/term/3).

Nuestro obispo nos marcó las directrices para este nuevo curso, destacando la importancia de la pastoral familiar y la defensa de la vida para nuestra diócesis, la necesidad de formación para todos los integrantes del Consejo Diocesano de Familia y Vida y colaboradores, así como la necesidad de formar grupos de matrimonios en aquellas parroquias en las que no exista otro tipo de grupo, proyecto o equipo que acompañe a los matrimonios.

Los delegados presentaron algunos proyectos y actividades del nuevo curso, destacando la formación para agentes de pastoral prematrimonial que se tiene previsto impartir el próximo 23 de noviembre y la peregrinación a Caravaca de la Cruz para ganar el jubileo, el próximo 17 de noviembre. Así mismo, se insistió en la necesidad de formar una red de agentes de pastoral de la familia y la vida, para llegar a todas las parroquias de nuestra diócesis.

Finalizamos la reunión de consejo celebrando todos la Eucaristía en la Catedral, presidida por nuestro obispo.

 

Jesús Galera Martínez

Mª Inmaculada Triguero García

Delegados de Pastoral de Familia y Vida

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En Alicún de Ortega, Antonio David Pérez tomó posesión de sus nuevas parroquias

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En Alicún de Ortega, Antonio David Pérez tomó posesión de sus nuevas parroquias

 

El pasado domingo 22 de septiembre, tomó posesión de sus parroquias Antonio David Pérez. Fue a partir de las 19,30h y en Alicún de Ortega donde se celebró la Eucaristía de toma de posesión, que estuvo presidida por el arcipreste de la zona, Andrés Galiano, y concelebrada por el sacerdote saliente, Manuel Requena, y otros sacerdotes de la ciudad de Baza.

 

Previamente, Antonio David, se había presentado en las otras parroquias que le han sido encomendadas, Villanueva de las Torres y Dehesas de Guadix. Tomo posesión en Alicún, donde, según se dijo, jamás se había realizado esta ceremonia.

La iglesia estaba llena de fieles de Alicún. También estuvieron la madre y los tíos de Antonio David y algunos feligreses de Baza.

Antonio David Pérez ha estado de vicario parroquial de la iglesia Mayor de Baza durante los tres últimos años, a donde llegó recién ordenado de sacerdote.

Manuel Millán

Baza

 

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Darro dio la bienvenida a su nuevo párroco, Manuel Requena

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Darro dio la bienvenida a su nuevo párroco, Manuel Requena

La parroquia de Darro recibió, con una solemne celebración, a su nuevo párroco, Manuel Requena. Fue el viernes 20 de septiembre, por la tarde, cuando tuvo lugar la toma de posesión de la nueva parroquia, en una celebración en la que Manuel Requena estuvo acompañado por sacerdotes del arciprestazgo del Fardes- Montes. El arcipreste, Andrés Galiano, fue quien presidió la Eucaristía.

 

Acompañaron a Manuel Requena feligreses de sus anteriores parroquias: Villanueva de las Torres, Dehesas de Guadix y Alicún de Ortega. Y le dieron la bienvenida un buen grupo de darreños, entre los que estaba el coro parroquial, que adornó con sus canciones la celebración. Manuel Requena ha sido nombrado párroco de Darro, Belerda y Huélago.

Al final, tras el saludo del nuevo párroco, que manifestó que se siente ya un darreño más y que pone su ministerio bajo la protección de la Virgen del Amparo y de San Tiburcio, patronos de la localidad, el coro cantó una canción de despedida al que ha sido su párroco durante los últimos 11 años, Pablo Rodríguez.

Poco a poco, los sacerdotes que han sido trasladados van tomando posesión de sus nuevas parroquias.

Antonio Gómez

Delegado diocesano de MCS. Guadix

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El deán de la Catedral, José Manuel Ferrary, pregonero de la Semana Santa 2025

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La Agrupación de Cofradías de Semana Santa de Málaga ha designado al sacerdote malagueño José Manuel Ferrary Ojeda, deán de la Catedral y vicario judicial, entre otros ministerios pastorales, como pregonero de la Semana Santa del año próximo.

Reproducimos la nota hecha pública por la Agrupación de Cofradías:

El Rvdo. P. D. José Ferrary, pregonero de la Semana Santa de Málaga 2025

El pregón tendrá lugar el próximo 5 de abril de 2025, sábado previo a la semana de Pasión, en el Teatro Cervantes de Málaga

La Agrupación de Cofradías de Semana Santa de Málaga ha acordado designar al Reverendo Padre Don José Manuel Ferrary Ojeda como pregonero de la Semana Santa del próximo año 2025. Esta decisión, a propuesta del presidente José Carlos Garín y tras la pertinente consulta y aprobación del Señor Obispo, se ha trasladado a todos los Hermanos Mayores reunidos en sesión ordinaria de Junta de Gobierno en la Agrupación de Cofradías.

Ferrary, que ha aceptado la designación, pregonará nuestra Semana Santa el 5 de abril de 2025 en el Teatro Cervantes de Málaga.

Nacido en Málaga el 6 de marzo de 1960, fue bautizado en la Parroquia de San Juan Bautista de la misma ciudad y desde temprana edad, manifestó una profunda vocación religiosa, que lo llevó a ser ordenado sacerdote el 2 de septiembre de 1990. Su compromiso con la Iglesia y la comunidad ha quedado reflejado en su extenso recorrido pastoral y diocesano.

A lo largo de su ministerio, ha sido hermano de las Hermandades y Cofradías que ha encontrado en las parroquias donde ha ejercido como párroco, en un gesto de vinculación y servicio con las comunidades locales. Don José Ferrary es hermano de Estudiantes, Mena, Dolores de San Juan, Fusionadas, Piedad, Monte Calvario, Rocío, Descendimiento, Misericordia y Sepulcro, cofradía esta última en la que ostenta el cargo de consejero. Además, Ferrary es hermano de las corporaciones de gloria de la Victoria y de la Real Hermandad del Rocío de Málaga, filial de la Matriz de Almonte.

Su histórico como párroco se escribe desde la Parroquia de Santiago de Antequera, ostentando también el arciprestazgo de la misma localidad; la parroquia de San Juan Bautista de Málaga como administrador parroquial, la parroquia de Santa María de la Victoria y la Merced como vicario parroquial, la de la Virgen Milagrosa y San Dámaso como párroco y la de San Gabriel igualmente como párroco.

Don José Ferrary ha prestado servicio a la Iglesia, con una labor extendida más allá de las parroquias, asumiendo importantes responsabilidades en el ámbito diocesano entre las que destacan las de Juez Diocesano, Defensor del vínculo, Promotor de Justicia en el Tribunal Eclesiástico, Miembro del Consejo de Asuntos Económicos, Miembro del Consejo de Presbiterio, Miembro del Colegio de Consultores, Secretario General y Canciller de la Diócesis, Vicario Episcopal para la Vida Consagrada, Vicario General de la Diócesis y Moderador de Curia y Canónigo Doctoral de la Santa Iglesia Catedral Basílica de Málaga.

Actualmente, continúa su labor como Vicario Judicial del Tribunal Eclesiástico de Málaga y Deán de la Santa Iglesia Catedral Basílica de Málaga.

Además de su labor pastoral y administrativa en la Diócesis, ha dedicado parte de su vida a la enseñanza. Actualmente, ha sido profesor de Derecho Canónico en el Seminario Diocesano y, actualmente, continúa con dicha enseñanza en el Centro Superior de Estudios Eclesiásticos de Málaga.

Actualmente, también imparte clases en la Pontificia Universidad de Salamanca con la materia de Introducción al Código de Cánones de las Iglesias Orientales desde el curso 2021-2022, y está a cargo del Curso sobre Jurisprudencia. Anteriormente ha desarrollado su labor docente impartiendo materias de Derecho Procesal y Derecho Matrimonial en la referida Universidad.

Su sólida formación académica incluye la Licenciatura en Derecho Canónico por la Pontificia Universidad Gregoriana en Roma y el Doctorado en Derecho Canónico por la Universidad Pontificia de Comillas en Madrid.

En el plano de la divulgación, Ferrary ha realizado diversas contribuciones al ámbito académico y canónico con publicaciones entre las que destacan “Incapacidades y anomalías en el consentimiento matrimonial. Aportaciones de la canonística española (1917-1983)”, “Cinco años de la instrucción Dignitas Connubii. Experiencias de su aplicación”, “La Reforma Procesal Mitis Iudex Dominus Iesus. Aportaciones más relevantes y puesta en marcha de la misma” o su colaboración en el “Diccionario General de Derecho Canónico”.

Como conferenciante, ha impartido numerosas conferencias y charlas sobre temas relacionados con el derecho canónico y la vida eclesial, tales como “Principios básicos contenidos en el M.P. Mitis Iudex Dominus Iesus. Reflexión y comentario”, “Hermandades y Cofradías. Consideraciones en torno a su naturaleza y régimen jurídico de sus bienes”, “Las Asociaciones de fieles y recursos administrativos”, “Cofradías, Hermandad, Comunión, Caridad, Tradición” o “El derecho de asociación del fiel y la relación con la autoridad eclesiástica”.

La trayectoria de Don José Ferrary Ojeda, pregonero de la Semana Santa de Málaga de 2025, se caracteriza por un firme compromiso con la formación, el servicio pastoral y la administración diocesana, siempre buscando guiar a sus feligreses y compañeros en la fe hacia un camino de reflexión y crecimiento espiritual.

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Comentario en texto al Evangelio de Sor Mª Belén Marín

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Sor Mª Belén Marín López, OP, del Monasterio Santa Ana, Murcia, ayuda a profundizar en el Evangelio de hoy.

Hoy, Lucas nos presenta en pocas líneas cuál es la misión principal de la Iglesia, y por ende la misión de todo cristiano, que no es otra que la de anunciar el Evangelio a todas las criaturas. Para llevar a cabo esta misión es necesario, primeramente, ser elegido por Dios, ser instruido, ser enviado y, finalmente ponerse en camino.

Pero, para poder anunciar el Evangelio, es fundamental haber tenido experiencia de la misericordia y del amor de Dios en nuestra vida. Hay que vaciarse de uno mismo y llenarse del Espíritu de Cristo para poder ser otros cristos en medio de esta sociedad, cada vez más alejada de la Verdad, para poder anunciar la salvación a todas las criaturas.

Los cristianos debemos estar disponibles para ser las manos y los pies de Jesucristo y ayudarle a salvar almas, “lo que gratis habéis recibido, dadlo gratis”. Pero para ser creíbles no sólo hay que anunciar la Buena Noticia de palabra, sino con obras. Por eso, es necesario que vayamos ligeros de equipaje, sin comida ni dinero, como los apóstoles, dando testimonio de que sólo Dios basta, de que Él es nuestro sustento y nuestra seguridad, los cristianos tenemos plenamente puesta nuestra confianza en el Señor, Él es nuestra fuerza y nuestro motor cada día.

Qué Dios nos conceda la gracia de vivir siempre apoyados en su amor y nos ayude a anunciar el Evangelio no sólo con las palabras, sino también con las obras.

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Visita pastoral a la Parroquia Santa María de la Cabeza

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Monseñor Teodoro León, obispo auxiliar de Sevilla, ha finalizado las visitas pastorales a la Parroquia Santa María de la Cabeza, de Sevilla. La visita a esta parroquia del arciprestazgo La Corza – Pino Montano se desarrollaron del 15 al 19 de septiembre.

Su párroco, Francisco Javier Ojeda, ha podido presentar a monseñor León Muñoz las distintas realidades parroquiales y las personas que integran las agrupaciones pastorales.

Las visitas pastorales son una de las formas con la que el obispo mantiene contacto personal con el clero y con todos los miembros del pueblo de Dios. Es una oportunidad para reanimar a los agentes evangelizadores, felicitarlos, animarlos y consolarlos; es también la ocasión para invitar a todos los fieles a la renovación de la propia vida cristiana y a una acción apostólica más intensa.

La visita les permite, además, examinar la eficiencia de las estructuras y de los instrumentos destinados al servicio pastoral, dándose cuenta de las circunstancias y dificultades del trabajo evangelizador, para poder determinar mejor las prioridades y los medios de la pastoral orgánica.

En las visitas a las parroquias, el obispo tratará de realizar, según las posibilidades de tiempo y de lugar, la celebración de la Eucaristía y predicar la Palabra de Dios, encontrarse con el párroco y con los otros sacerdotes que ayudan en las parroquias, reunirse con el consejo pastoral y económico con los fieles que colaboran en los distintos apostolados y con las asociaciones de fieles. También, organizar encuentros con los niños y los jóvenes que realizan el camino de catequesis, visitar las escuelas y otras obras e instituciones católicas dependientes de la parroquia y visitar algunos enfermos de la comunidad.

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Objetivo: Llevar la Palabra de Dios a los privados de libertad

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Objetivo: Llevar la Palabra de Dios a los privados de libertad

El pasado mes de marzo, el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, designó a Félix Quijada como nuevo delegado diocesano de la Pastoral Penitenciaria. Esta área pastoral cuenta con ochenta voluntarios, tanto dentro como fuera de los centros penitenciarios, cuyo cometido se resume en llevar la Palabra de Dios a los privados de libertad, ayudándoles y atendiéndoles de la mejor manera posible.

La provincia de Sevilla tiene cuatro centros penitenciarios con una población reclusa cifrada entre 2500 y 3000 personas. El perfil de los reclusos es variado, aunque predominan los que deben sus condenas a delitos relacionados con el consumo de drogas o estupefacientes.

La labor de los capellanes en los Centros Penitenciarios

La Pastoral Penitenciaria cuenta con un contingente humano formado por unos 80 voluntarios y siete capellanes, repartidos por los diversos centros penitenciarios (tres en la cárcel de Morón y cuatro en la de Sevilla 1). Tienen clara su misión: Se encargan de ayudar a los reclusos, “llevando la Palabra de Cristo resucitado, la Palabra de Dios, la presencia de Cristo, la compañía, los sacramentos y la ayuda social con aquellos que lo necesitan”, explica Félix Quiijada.

Una parte de esta ayuda puntual se realiza a través del ‘peculio’, que consiste en un dinero que se da a los presos a través de una tarjeta, con la finalidad de costear sus necesidades más elementales: “Con él pueden llamar a las familias -sobre todo los extranjeros-, comprar lo básico, unas gafas o la realización de una prótesis dental”.

José Pablo Hoyos, capellán del Centro Sevilla 1, lleva un año y medio de servicio en este flanco pastoral. Subraya que “los presos te reciben con los brazos abiertos”, y esto redunda en beneficio de una tarea muchas veces desconocida. “Si es cierto -reconoce- que debemos ir con un mínimo de medidas preventivas, pero ellos tienen la seguridad de que pueden confiar en nosotros”.

Características básicas de los voluntarios

Por lo específico de su tarea, los voluntarios de Pastoral Penitenciaria tienen cualidades diferentes respecto a los de otras áreas pastorales, pero todos tienen en común “rogar por las personas presas, ayudarlas, estar con ellos”. Estos principios son fundamentales para intentar reintegrar a los reclusos en la sociedad, y para presentarles el mensaje de salvación de la Iglesia, objetivos últimos de toda la acción.

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El Obispo celebra la fiesta de la Merced en la prisión

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Nuestra Señora de la Merced es la patrona de las personas privadas de libertad y funcionarios de prisiones

El día 24 de septiembre es un día para sensibilizar el trabajo que realiza la diócesis de Córdoba a través de Pastoral Penitenciaria, en la prisión.

Un grupo de voluntarios junto al capellán visitan a los internos de la prisión continuamente para llevarles la Palabra de Dios y el consuelo de la fe en medio de la dificultad que atraviesan. Una pastoral que en el presente curso 2024-2025 ha sido renovada tras el nombramiento de Sergio García Pérez, perteneciente a la Orden Trinitaria, como capellán del centro por el Obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, quien una vez más, ha cumplido con su cita anual visitando a los internos de la prisión el día de la fiesta de Nuestra Señora de la Merced.

El prelado ha acudido al centro para celebrar la eucaristía en honor a la Virgen invitando a los allí presentes a mantener viva su fe.

 

Foto: Archivo. 

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